martes, 3 de enero de 2017

Prevención de la Anorexia y Bulimia Nerviosa

Se caracterizan por presentar alteraciones graves en la conducta alimentaria. Los más frecuentes son la anorexia y la bulimia nerviosas.
La detección precoz y ponerse en manos de especialistas para seguir un tratamiento adecuado son las mejores armas para combatir la anorexia, una vez establecida la enfermedad. Sin embargo, es mejor prevenir su aparición con la difusión de programas de prevención y promoción de la Salud en los ámbitos familiares, educativos y sociales, que permitirían reducir el número de personas que desarrollan trastornos alimentarios cuyas consecuencias pueden repercutir sobre su salud de forma irreversible.

Prevenir la anorexia desde la infancia

Estas son algunas claves que te ayudarán a prevenir la anorexia en tus hijos o familiares de corta edad:
  • Enseñar a los niños desde pequeños, tanto en casa como en la escuela, la importancia de unos correctos hábitos alimenticios.
  • Comer en familia siempre que sea posible, convirtiendo el momento de la comida en una reunión agradable en la que se intercambian las vivencias del día.
  • Los menús deben ser variados e incluir todos los tipos de alimentos necesarios para una correcta nutrición.
  • Salvo que existan razones de salud, no se deben excluir alimentos de la dieta del niño, pues todos son necesarios en su justa medida, aunque sí se debe limitar el consumo de dulces y postres industriales, sustituyéndolos, en la medida de lo posible, por otros hechos en casa.
  • Probar con distintas verduras y frutas hasta encontrar las que más le agraden. Aunque no le guste la coliflor, puede que le encanten las espinacas.
  • Establecer horarios de comida regulares. Mejor si la comida se reparte en cuatro o cinco tomas a lo largo del día (desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena).
  • Fomentar su autoestima. Es importante que conozca sus capacidades y limitaciones, y aprenda a sentirse a gusto consigo mismo. Esto evitará futuros complejos.
  • Reforzar su autonomía y estimularle para que tenga sus propias opiniones y resulte menos vulnerable a los mensajes de los medios de comunicación y la publicidad que transmiten la idea de que tener un cuerpo perfecto es sinónimo de éxito y felicidad, olvidando los valores de las personas.
  • Comentar con el niño estos mensajes sobre estética y alimentación que difunden los medios de comunicación, razonando lo que es cierto y lo que no, y enseñándole a valorar la salud por encima de los condicionamientos estéticos.
  • No proponerle metas, ni académicas ni deportivas, que superen sus capacidades, para evitar frustraciones.
  • Animarle a practicar ejercicio con regularidad. Es bueno para su salud y le ayudará a mantenerse en forma.
  • Facilitar sus relaciones sociales y su participación en actividades extraescolares, excursiones, visitas culturales programadas por el colegio, etc. Si se siente integrado socialmente, es difícil que al crecer piense que le van a rechazar por no cumplir unos cánones de belleza concretos.
  • Establecer una buena comunicación dentro del ámbito familiar, para que el niño se sienta seguro, y sea capaz de buscar el consejo y la ayuda de su propia familia cuando se enfrente a situaciones que le resulten difíciles o estresantes.
Prevención de la anorexia con jóvenes

La mayoría de los casos de anorexia se dan en mujeres con edades comprendidas entre los 14 y los 18 años. Jóvenes que han recibido  un falso mensaje que ensalza la delgadez como la representación del éxito, la felicidad, lo correcto y lo natural. El deseo de cambiar el aspecto físico no implica que se padezca una enfermedad mental, pero sí incrementa las posibilidades de desarrollar un trastorno alimentario cuando se convierte en una obsesión y se adoptan conductas inapropiadas. La adolescencia es una etapa especialmente vulnerable porque la personalidad no está suficientemente formada, de ahí la importancia de establecer programas de prevención de la anorexia, para evitar el desarrollo de este y otros trastornos alimentarios.
  • Los educadores en contacto con adolescentes juegan un papel muy importante en la detección precoz de los trastornos alimentarios, y deben avisar a los familiares si observan alteraciones emocionales o cambios en el comportamiento o el aspecto físico de los jóvenes.
  • Si el joven necesita perder peso por motivos de salud, debe hacerlo siempre bajo control médico y con el conocimiento de los padres. Si estos observan que el deseo de perder peso está injustificado, o que el joven empieza a reducir sin motivo la cantidad de comida, deben consultar inmediatamente con un especialista.
  • Los familiares deben evitar hacer comentarios despectivos sobre el aspecto físico de otras personas. Se puede criticar una mala acción o el mal carácter de alguien, pero no burlarse de su fealdad o gordura.
  • En esta misma línea, se debe enseñar al adolescente a valorar las virtudes de los otros en vez de juzgarlos por su aspecto físico.
  • Favorecer la integración y convivencia entre personas procedentes de distintos ámbitos sociales y culturales, ayuda al adolescente a comprender que ser diferente no significa ser peor ni mejor.
  • Potenciar su autoestima para que valore sus cualidades y capacidades y no se avergüence de sus limitaciones.
  • Un ambiente familiar positivo, sin caer en la sobreprotección, proporcionará al adolescente la seguridad y el apoyo necesarios para superar sus problemas.
Se sugiere
  • Enseñar y educar desde la infancia, en la familia y en los centros escolares, a llevar una vida saludable inculcándoles hábitos de alimentación sana y de actividad física adecuadas a sus facultades.
  • Ayudarles con comprensión y confianza a conocer su propia realidad biológica y psíquica, sus capacidades y limitaciones infundiéndoles seguridad en sus propios valores, de forma que puedan sentirse a gusto consigo misma y se acepten como realmente son.
  • Fomentar la autonomía y criterios capaces de evitar que los excesivos mensajes de los medios de comunicación y la publicidad sobre una imagen corporal falsamente perfecta, se convierta en una meta a conseguir y en un modelo que se olvida de los valores integrales de la persona.
  • Es muy conveniente realizar las comidas en familia, a ser posible nunca en solitario, aprovechándolas para una verdadera comunicación y contacto.
  • Evitar proponerles metas académicas, deportivas, o estéticas inalcanzables con arreglo a su capacidad mental o constitución física, ya que ello les podría producir una disminución de su autoestima.
  • Si precisan perder peso por razones de salud, hacerlo siempre con un estricto control médico. Si manifiestan su deseo de perder peso innecesariamente o comienzan a reducir su alimentación y ante la más mínima sospecha de pérdida excesiva o reducción anómala de su alimentación, consultar con especialistas de atención primaria.
  • Es preciso saber que la preocupación continua por la comida en este tipo de trastornos alimentarios se convierte en algo obsesivo, que la persona no puede dejar de hacerlo con el consiguiente sentimiento de confusión y estados de ansiedad y depresión.
  • Es conveniente agruparse en asociaciones de familiares con personas afectadas o grupos de ayuda mutua para intentar mejorar la atención a estos problemas, y sensibilizar a la sociedad sobre este tipo de enfermedades. Estas asociaciones realizan acciones reivindicativas para conseguir una mejor asistencia médica y psicológica denunciando a los medios de comunicación por la utilización de mensajes negativos.
  • Todas las personas relacionadas con la educación también tienen un papel importante en la detección precoz de estos trastornos, observando los comportamientos, cambios emocionales y de aspecto físico que pueden hacer pensar en este tipo de trastornos alimentarios. La prevención en la escuela va a consistir fundamentalmente en desarrollar habilidades personales y sociales, potenciar hábitos y actitudes saludables, así como promover una acción responsable y solidaria con la comunidad.
  • Cuidado: Las personas con trastornos de alimentación han adquirido unos conocimientos a veces exhaustivos de la buena alimentación. Conocen perfectamente las dietas saludables, saben más de calorías, grasas, proteínas, que el resto del alumnado.
  • Es fundamental potenciar la autoestima, ofrecer modelos humanos no estereotipados y favorecer positivamente las diferencias estableciendo medidas de acción positiva para compensar posibles situaciones de menosprecio en el ámbito escolar. “Entrenarse” desde pequeño en retrasar en algún grado la búsqueda del placer, ayudará a que este tipo de problemas no estén presentes en el futuro.
  • Es preciso que los programas que se desarrollen para esta prevención contengan mensajes positivos y no excesivamente dramáticos
  • En el manejo de la anorexia es necesario que el paciente sea intervenido por un equipo de salud conformado por profesionales en psicología, medicina, enfermería, trabajo social, nutrición, y otros según sea el caso.
  • Además, se debe contar con el apoyo de la familia, siempre y cuando esta no encubra o soporte las prácticas inadecuadas del paciente, lo cual debe ser estudiado al inicio del tratamiento.
  • Educar partiendo de la aceptación incondicional del cuerpo. Es necesario aprender a vivir con las imperfecciones dándoles importancia pero dentro de unos límites no destructivos para la persona. Además tener una dieta variada que incluya verduras, carnes, pescados, dulces, etcétera ayudará a no evitar los alimentos por el aporte calórico, al fin y al cabo un bombón no engorda… lo que engorda es comer gran cantidad de ellos.
Apreciable lector, puedes evitar la anorexia y bulimia si:
  • Acepta y valorate y a la persona como es, tanto en lo relativo al físico, como a su personalidad.
  • Comprende que lo más importante no es el aspecto físico.
  • Practica hábitos alimenticios saludables.
  • Aprende a elegir los alimentos frescos y naturales, en lugar de aquellos ricos en grasas saturadas.
  • No estés pendiente de tu peso.
  • Si necesitas hacer dieta, primero recurre a tus padres o alguien de tu confianza para que te acompañe a un médico que te ayudará a perder peso en forma sana.
  • No te dejes llevar por lo que ves en las publicidades, internet, etc, muchas de las modelos que desfilan o realizan fotos, padecen de trastornos de la alimentación. La delgadez extrema no es sinónimo de perfección y salud.
  • Si alguna amiga o amigo te da o recomienda laxantes o diuréticos, no los aceptes, estos pueden producirte problemas de salud. Sólo el médico es el autorizado a recetártelos.
  • Habla con un adulto sobre tus miedos y preocupaciones.
  • Visita a tu medico de confianza o apóyate en el hospital más cercano.