martes, 30 de agosto de 2016

Neurosis Fóbica

Esta neurosis pertenece al grupo de las “psiconeurosis de transferencia” y fue llamada por Freud histeria de angustia. Se caracteriza por la aparición de miedo en relación a determinadas personas, cosas, situaciones o actos. Únicamente cuando el temor que se tiene por un objeto es desproporcionado es que podemos hablar de una fobia.
Y este temor injustificado lleva a la persona a asumir conductas de evitación. El fóbico, básicamente, diferencia lo que hay en el mundo en términos de lo que implica peligro y de lo que implica seguridad. El mecanismo defensivo por excelencia en esta neurosis es el desplazamiento, de ahí que la fobia se desplaza de un objeto a otro con el cual se relaciona el primero y luego de este a otro más y así sucesivamente.

Específicamente en la neurosis fóbica la carga afectiva, que nunca puede ser reprimida, se liga a un objeto, el que actúa como formación sustitutiva. Y esta angustia puesta ahora en un objeto, hace de ese objeto el “objeto fobígeno”. Y el síntoma será justamente la fobia hacia ese objeto, síntoma que actuará como contra-investidura de aquella representación intolerable que se reprimió.

Sintomatología

La sintomatología de la neurosis fóbica se trata siempre de un miedo intenso ligado a una situación, cosa o animal. Dicho miedo está ligado por la misma persona que lo sufre, como absurdo y en desproporción con cualquier peligro real. No debe confundirse fobia con temor. Al hablar de fobia, hablamos de un temor desproporcionado respecto del objeto, y donde alcanza tal intensidad que sólo la huida le permite a la persona controlarlo y como medio de escapar al sufrimiento que comporta la presencia del estímulo fóbico, el sujeto utilizando comportamientos de evitación. Estos comportamientos de evitación forman parte del cuadro clínico, o sea que para poder hablar de la existencia de una neurosis fóbica es necesario que además de un temor irracional al estímulo fóbico, se presenten los comportamientos de tipo defensivo para escapar a la ansiedad que provoca el enfrentamiento.

La necesidad de evitación puede conducir a importantes restricciones de la actividad cotidiana, familia, social, profesional, y demás.

Caracteropatía
  • Estado de alerta
  • Conductas de evitación
  • Actitudes de huida
  1. Pasivas: ciertas inhibiciones sexuales, timidez con el otro sexo, rechazo del contacto con los otros en general.
  2. Activas o contrafóbicas: En lugar de evitar las situaciones temidas, en una actitud de huída activa o contrafóbica lo que se hace es justamente lo contrario, es decir que se confronta la persona una y otra vez con aquello que teme. Es una huida hacia delante que se expresa mediante un desafío.
Para disminuir la angustia, las personas con este padecimiento gobiernan su vida estableciendo conductas contra fóbicas. En efecto, los fóbicos organizan su vida en función de sus fobias, evitando situaciones fobógenas. Por ejemplo, el agorafóbico renuncia a salir de casa. Una segunda solución para disminuir la angustia es la de adoptar una conducta que de seguridad: por ejemplo, utilizando un objeto o a una persona (contra fóbica), e implicarla de manera positiva, para luego conducirla a ciertos lugares angustiosos.

Para el diagnostico de una personalidad fóbica. Se caracteriza por dos elementos distintivos: en primer lugar, el estado-conciencia de alerta –la persona no soporta las situaciones imprevistas en las que percibe que un peligro puede llegar a ocurrir–. Además, se alarma con todo aquello que emerge de su mundo interior. En segundo lugar, la huida: el paciente, a pesar de la vigilancia que le caracteriza, huye ante el menor peligro. La huida se puede acompañar de un comportamiento pasivo (actitud de inhibición social), o de un comportamiento de desafío (huida hacia adelante, hacia el activismo).

En la personalidad fóbica existe un estilo de relación con un objeto en particular (atracción repulsión), hay una oscilación entre una falta de confianza en uno mismo, un sentimiento de plenitud y de momentos de ambición desmedidos.

La aparición de la neurosis fóbica ocurre normalmente en la adolescencia. Normalmente, se declara tras una angustia demasiado importante o una descompensación depresiva causada por un cambio brusco en la vida de la persona.

Diagnósticos diferenciales (entre neurosis fóbica y otros cuadros clínicos):

En diversos cuadros clínicos pueden aparecer síntomas fobígenos sin que se trate realmente de una neurosis fóbica, por eso es necesario poder hacer siempre un correcto diagnóstico diferencial. A tales efectos, a continuación se enumeran una serie de diferencias importantes a tener en cuenta:
  1. Diferencia con la neurosis de angustia: La neurosis de angustia corresponde al grupo de las neurosis actuales. Y si bien en este caso pueden aparecer temores, estos son de tipo pasajero, variables, imprecisos (no es así en la neurosis fóbica, donde se tiene claridad de cuál es el objeto fobígeno). En la neurosis de angustia, la angustia está libre, sin ligar (no así en la fobia, donde la angustia recae sobre un objeto).
  2. Diferencia con la neurosis histérica: En ésta, tras la represión del suceso intolerable, la carga afectiva desligada, previa tramitación psíquica, inerva un órgano o una parte del cuerpo. Se trata siempre de una conversión somática. (En las fobias, la libido no es convertida en inervación corporal). En la neurosis histérica también pueden aparecer transitoriamente fobias (de tal sitio, de tal encuentro, etc). Y el diagnóstico diferencial se hace reparando en las características de la personalidad histérica (teatralidad, ingenuidad, juegos de seducción, etc).
  3. Diferencia con la neurosis obsesiva: Ambas (obsesiva y fóbica) comparten el miedo social, el miedo hipocondríaco, el miedo a la tentación, y los temores sobrenaturales que podrían asimilarse al temor religioso. En las fóbicas, la defensa que predomina es el desplazamiento, mientras que en las obsesivas predomina más la anulación y el aislamiento.En el obsesivo lo temido son las ideas o actos (compulsivos), se puede temer a la idea relacionada con un objeto, pero en el fóbico el temor recae directamente sobre ese objeto concreto. Y el obsesivo siempre denota una carga afectiva menor que el fóbico.
  4.  Diferencia con las ideas delirantes hipocondríacas: El hipocondríaco, a diferencia del fóbico, no se calma con las conductas tranquilizante que pudieran provenir de otros.
  5. Diferencia con la esquizofrenia: Algunos de los cuadros que devendrán en psicosis esquizofrénica, inician su curso presentando temores similares a los fóbicos. Esto ocurre antes del brote y son intentos defensivos contra la des-estructuración psicótica. El esquizofrénico se muestra desafectivo, con tendencia a la introversión, y en cambio el fóbico mantiene intacta su afectividad.
  6. Diferencia con la melancolía: Se puede confundir con la fobia por las manifestaciones de preocupación, de depresión, de caída de la voluntad. La diferencia está en que el neurótico interroga constantemente, necesita saber la causa de lo que le ocurre. El melancólico en cambio no habla ni interroga sino que desea aislarse.
Compilador de la Red