jueves, 9 de agosto de 2012

Indicadores de Abuso Sexual en Niños

La incidencia de abuso sexual en los menores es mucho más elevada de lo que uno se puede llegar a imaginar. Es por esto que ante esta realidad y ante el riesgo que supone, es necesario que las personas que tengan niños a su cargo conozcan una serie de síntomas que pueden ayudar a detectar un posible abuso sexual.
En primer lugar es importante señalar que según los estudios se calcula que sólo un 2% de los abusos sexuales (dentro de la familia) se detectan en el momento en que éstos se producen. La víctima puede esconder la existencia de los abusos por diferentes razones: obtener regalos adicionales, miedo a no ser creída, o temor a destrozar la familia o a represalias del agresor.

Existen diferentes indicadores que pueden hacer sospechar de la existencia de un abuso sexual. En lo que respecta al comportamiento de los menores, estos indicadores pueden ser: pérdida de apetito, llantos frecuentes sobre todo relacionados con situaciones afectivas o eróticas, miedo a estar solo, con hombres o con un determinado miembro de la familia, rechazo al padre o a la madre de forma repentina, cambios bruscos de conducta, resistencia a desnudarse o a bañarse, aislamiento y rechazo de las situaciones sociales, problemas escolares o rechazo a la escuela, fantasías o conductas regresivas (volver a chuparse el dedo o a orinarse en la cama, etc.) Tendencia al secretismo, agresividad, fugas o acciones delictivas y auto lesiones o intentos de suicidio.

Otros indicadores están relacionados con la esfera sexual y pueden: rechazo de las caricias, de los besos y del contacto físico, conducta seductora. Conducta precoz o conocimientos sexuales inadecuados para su edad,  interés exagerado por los comportamientos sexuales de los adultos y agresión sexual de un menor hacia otros menores.

Si bien es cierto que estos indicadores pueden encontrarse en los casos de abuso sexual, la existencia de alguno de ellos de forma aislada no tiene que indicar necesariamente la presencia del abuso. Es importante señalar que estos indicadores deben valorarse de una forma global, es decir, serán más significativos en la medida en que aparezcan un conjunto amplio de estos indicadores. Los indicadores sexuales son los que están más relacionados con la existencia de un abuso sexual, pero quizás lo más significativo puede ser cuando un menor presenta un cambio brusco con respecto a una situación o a alguna persona en particular (no querer ir al colegio, no querer que se le bañe, no querer estar con una persona que antes aceptaba, etc).

Además de estos indicadores pueden existir otros de tipo físico que quizás puedan ser más evidentes (dolor en zona genital, dificultad para sentarse, ropa interior manchada de sangre, etc.).

Cuando se tiene la sospecha de un abuso sexual lo primero es acudir a los profesionales adecuados para que evalúen al menor (pediatra, psicólogo, etc.) y si se tiene sospecha de quién puede ser el agresor, proteger al menor de éste. Además, por supuesto es necesario denunciar los casos para que así pueda evitarse que el agresor o agresores puedan seguir cometiendo los abusos, aunque lamentablemente, en este tipo de casos y sobre todo cuando se descubre el abuso pasado ya un tiempo, el conseguir demostrar en los tribunales la existencia del mismo puede ser una tarea muy difícil. Un dato a tener en cuenta es que si se denuncian los hechos y el menor va a ser evaluado por psicólogos forenses, es importante intentar no preguntar al menor sobre los hechos denunciados para así no interferir en el recuerdo del niño y que el testimonio de éste pueda considerarse válido.

Si se confirma la existencia del abuso es necesario que tras haber realizado las evaluaciones pertinentes (sobre todo cuando son necesarias para una denuncia), el niño reciba un tratamiento psicológico adecuado para evitar posibles secuelas a largo plazo.

martes, 7 de agosto de 2012

El Sindrome de Asperger

El síndrome de Asperger a menudo se considera una forma de autismo de alto funcionamiento. Esto puede llevar a dificultad para interactuar socialmente, repetir comportamientos y torpeza.
Causas

En 1944, Hans Asperger denominó este trastorno "psicopatía autista". La causa exacta se desconoce, pero es muy probable que una anomalía en el cerebro sea la causa del síndrome de Asperger.

Los factores genéticos pueden jugar un papel, ya que el trastorno tiende a ser hereditario, pero no se ha identificado un gen específico.

El síndrome de Asperger es un trastorno generalizado del desarrollo (TGD) o un trastorno del espectro autista. La principal diferencia entre el síndrome de Asperger y el trastorno autista es que los niños con el síndrome no tienen retrasos cognitivos o del habla.

La afección parece ser más común en los niños que en las niñas.

Aunque las personas con síndrome de Asperger con frecuencia tienen dificultad a nivel social, muchas tienen una inteligencia por encima del promedio y pueden sobresalir en campos como la programación informática y la ciencia. No presentan retraso en el desarrollo cognitivo, las habilidades para cuidar de sí mismos ni la curiosidad acerca del entorno.

Síntomas

Las personas con síndrome de Asperger se tornan demasiado concentradas u obsesionadas con un solo objeto o tema, ignorando todos los demás. Quieren saber todo sobre este tema y, con frecuencia, hablan poco de otra cosa.

•Los niños con síndrome de Asperger presentan muchos hechos acerca del asunto de su interés, pero parecerá que no hay ningún punto o conclusión.
•Con frecuencia, no reconocen que la otra persona ha perdido interés en el tema.
•Las áreas de interés pueden ser bastante limitadas, como una obsesión con los horarios de los trenes, los directorios telefónicos, una aspiradora o colecciones de objetos.

Las personas con síndrome de Asperger no se aíslan del mundo de la manera en que lo hacen las personas con un trastorno autista. Con frecuencia se acercarán a otras personas. Sin embargo, sus problemas con el habla y el lenguaje en un escenario social a menudo llevan al aislamiento.

•Su lenguaje corporal puede ser inusual.
•Pueden hablar en un tono monótono y pueden no reaccionar a los comentarios o emociones de otras personas.
•Pueden no entender el sarcasmo o el humor, o pueden tomar una metáfora literalmente.
•No reconocen la necesidad de cambiar el volumen de su voz en situaciones diferentes.
•Tienen problemas con el contacto visual, las expresiones faciales, las posturas del cuerpo o los gestos (comunicación no verbal).
•Pueden ser estigmatizados por otros niños como "raros" o "extraños".

Las personas con síndrome de Asperger tienen problemas para formar relaciones con niños de su misma edad u otros adultos, debido a que:

•Son incapaces de responder emocionalmente en interacciones sociales normales.
•No son flexibles respecto a rutinas o rituales.
•Tienen dificultad para mostrar, traer o señalar objetos de interés a otras personas.
•No expresan placer por la felicidad de otras personas.

Los niños con síndrome de Asperger pueden mostrar retrasos en el desarrollo motor y comportamientos físicos inusuales, como:

•Retardo en ser capaces de montar en bicicleta, agarrar una pelota o trepar a un juego
•Torpeza al caminar o realizar otras actividades
•Aleteo de los dedos, contorsiones o movimientos con todo el cuerpo que son repetitivos

Muchos niños con síndrome de Asperger son muy activos y también se les puede diagnosticar trastorno de hiperactividad y déficit de atención (THDA). Se puede desarrollar ansiedad o depresión durante la adolescencia y comienzo de la adultez. Igualmente, se pueden observar síntomas del trastorno obsesivo-compulsivo y un trastorno de tic como el síndrome de Tourette.

Pruebas y exámenes

Generalmente se necesita un médico experimentado en el diagnóstico y tratamiento del autismo para hacer el diagnóstico real. Debido a que no hay ningún examen físico para el síndrome de Asperger, el diagnóstico a menudo se basará en criterios muy específicos, a partir de un determinado manual médico.

La mayoría de los médicos busca un grupo básico de comportamientos que les ayude a diagnosticar el síndrome de Asperger. Estos comportamientos abarcan:

•Contacto ocular anormal
•Retraimiento
•No voltearse al ser llamado por el nombre
•Incapacidad para usar gestos para apuntar o mostrar
•Falta de juego interactivo
•Falta de interés en los compañeros

Los síntomas pueden ser notorios en los primeros meses de vida. Los problemas deben ser obvios hacia la edad de 3 años.

Se hacen exámenes físicos, emocionales y cognitivos para descartar otras causas y buscar signos de este síndrome con mayor cuidado. El equipo que verá a su hijo puede incluir a un psicólogo, un neurólogo, un psiquiatra, un logopeda y otros profesionales expertos en el diagnóstico de niños con síndrome de Asperger.

Tratamiento

No existe ningún tratamiento único que sea el mejor para todos los niños con síndrome de Asperger. La mayoría de los expertos piensa que cuanto más temprano se inicie el tratamiento, mejor.

Los programas para niños con síndrome de Asperger enseñan habilidades basándose en una serie de pasos simples y empleando actividades altamente estructuradas. Las tareas o puntos importantes se repiten con el tiempo para ayudar a reforzar ciertos comportamientos.

Los tipos de programas pueden abarcar:
                                                                 
•Terapia cognitiva o psicoterapia para ayudar a los niños a manejar sus emociones, comportamientos repetitivos y obsesiones
•Capacitación para los padres con el fin de enseñarles técnicas que pueden usarse en casa
•Fisioterapia y terapia ocupacional para ayudar con las destrezas motoras y los problemas sensoriales
•Entrenamiento en contactos sociales, que con frecuencia se enseñan en un grupo
•Logopedia y terapia del lenguaje para ayudar con la habilidad de la conversación cotidiana

Los medicamentos como los inhibidores selectivos de la re-captación de la serotonina (ISRS), los antipsicóticos y los estimulantes se pueden usar para tratar problemas como ansiedad, depresión, problemas para prestar atención y agresión.

Pronóstico

Con tratamiento, muchos niños y sus familias pueden aprender a enfrentar los problemas del síndrome de Asperger. La interacción social y las relaciones personales todavía pueden ser un problema. Sin embargo, muchos adultos con este síndrome se desempeñan con éxito en trabajos tradicionales y pueden llevar una vida independiente si tienen el tipo de apoyo apropiado disponible.

Cuándo contactar a un profesional médico

 Solicite una cita médica si su hijo:

•No reacciona ante las personas
•Tiene un lenguaje extraño o peculiar
•Muestra comportamientos que pueden llevarlo a auto-agredirse.

El Manejo y Control del Enojo

Todos sabemos lo que es el enojo y todos lo hemos sentido, ya sea como algo fugaz o como furia total.

El enojo es una emoción humana totalmente normal, es un sentimiento universal, lo malo que si nos enganchamos en el enojo nos nubla la vista para ver las posibilidades de sentirnos bien. No obstante, cuando perdemos el control de esta emoción y se vuelve destructiva, puede ocasionar muchos problemas en el trabajo, en las relaciones personales y en la calidad general de vida. Puede hacerlo sentir como si estuviera a merced de una emoción impredecible y poderosa.

¿Qué es el enojo?

El enojo es un estado emocional que varía en intensidad. Varía desde una irritación leve hasta una furia e ira intensa. Como otras emociones, está acompañada de cambios psicológicos y biológicos. Cuando usted se enoja, su frecuencia cardíaca y presión arterial se elevan y lo mismo sucede con su nivel de hormonas de energía, adrenalina y noradrenalina.

El enojo puede ser causado por sucesos externos o internos. Usted puede enojarse con una persona específica (como un compañero de trabajo o supervisor) o por algo ocurrido (embotellamiento de tránsito, un vuelo cancelado), o su enojo puede ser causado por estar preocupado o taciturno debido a sus problemas personales. Los recuerdos de hechos traumáticos o enfurecedores también pueden despertar sentimientos de enojo.

Cómo expresar el enojo

La forma natural e instintiva de expresar el enojo es responder de manera agresiva. El enojo es una respuesta natural que se adapta a las amenazas, e inspira sentimientos intensos, con frecuencia agresivos, y conductas que nos permiten luchar y defendernos cuando nos sentimos atacados. Por lo tanto, para sobrevivir es necesario un determinado grado de enojo.

Por otro lado, no podemos atacar físicamente a cada persona u objeto que nos irrita o molesta. Las leyes, las normas sociales y el sentido común imponen límites respecto de cuán lejos podemos permitir que nos lleve nuestro enojo.

Las personas utilizan una diversidad de procesos conscientes e inconscientes para lidiar con sus sentimientos de enojo. Las tres reacciones principales son expresar, reprimir y calmarse.

Expresar sus sentimientos de enojo con firmeza pero sin agresividad es la manera más sana de expresar el enojo. Para hacerlo, debe aprender cómo dejar en claro cuáles son sus necesidades y cómo realizarlas sin lastimar a otros. Ser firme no significa ser prepotente ni exigente; significa respetarse a sí mismo y a los demás.

Otra manera de abordar esta reacción consiste en reprimir el enojo y después convertirlo o redirigirlo. Esto sucede cuando usted contiene su enojo, deja de pensar en ello y en cambio se concentra en hacer algo positivo. El objetivo es inhibir o reprimir su enojo y convertirlo en una conducta mucho más constructiva. El peligro en este tipo de respuesta es que no le permite exteriorizar su enojo, pudiendo quedarse en su fuero interno. El enojo que queda en su fuero interno puede causar hipertensión, presión arterial elevada o depresión.

El enojo no expresado puede generar otros problemas. Puede conducir a expresiones de ira patológica como por ejemplo, conducta pasiva-agresiva (desquitarse con las personas indirectamente, sin decirles el motivo, en lugar de hacerlo de frente) o una actitud cínica y hostil duradera. Las personas que están constantemente menospreciando a los demás, criticando todo y haciendo comentarios cínicos, no han aprendido a expresar su enojo de manera constructiva. No es sorprendente entonces, encontrar que éstas no tienen la probabilidad de establecer relaciones exitosas.

Por último, puede calmarse interiormente. Esto significa no sólo controlar su conducta externa sino también controlar sus respuestas internas, siguiendo los pasos para reducir su ritmo cardíaco, calmarse y dejar que los sentimientos pasen.

Manejo de la ira

El objetivo del manejo de la ira es reducir sus sentimientos emocionales y el despertar fisiológico que provoca. Si usted no puede deshacerse de las cosas o personas que le provocan enojo, ni evitarlas, ni tampoco cambiarlas, usted puede aprender a controlar sus reacciones.

¿Está demasiado enojado?

Hay pruebas psicológicas que miden la intensidad de los sentimientos de enojo, cuán propenso a la ira es usted y cuán bien puede manejarla. Existen muchas posibilidades de que si tiene un problema con la ira, usted ya lo sepa. Si siente que actúa de manera que parece fuera de control y que es alarmante, tal vez necesite ayuda para encontrar mejores maneras para de lidiar con esta emoción.

¿Por qué se enojan algunas personas más que otras?

Algunas personas realmente se exaltan más que otras enojándose con mayor facilidad y más intensamente que el promedio. También, hay quienes no demuestran su ira gritando pero son crónicamente irritables y malhumorados. Las personas que se enojan con facilidad no siempre insultan y lanzan cosas; a veces se retraen socialmente, se amargan o se enferman.

Las personas que se enojan con facilidad, por lo general, tienen lo que los psicólogos denominan baja tolerancia a la frustración, que significa que éstas sienten que no deberían estar sujetos a la frustración, irritación o a los inconvenientes. No pueden tomar las cosas con calma y se enfurecen, sobre todo si la situación parece de alguna manera injusta, por ejemplo, cuando se las corrige por un error de poca importancia.

¿Qué hace que estas personas sean así? Hay varios factores. Un factor puede ser de origen genético o fisiológico. Existen pruebas de que algunos niños nacen irritables, sensibles y que se enojan con facilidad, y estos signos están presentes desde una edad muy temprana. Otro factor puede estar asociado a la manera como se les enseña a lidiar con el enojo. El enojo se considera a menudo como algo negativo; a muchos nos enseñan que está bien expresar la ansiedad, la depresión y otras emociones pero que no está bien expresar el enojo. Como resultado, no aprendemos cómo manejarlo o canalizarlo constructivamente.

Las investigaciones también hallaron que los antecedentes familiares desempeñan un papel importante. Generalmente, las personas que se enojan con facilidad vienen de familias problemáticas, caóticas y sin capacidad para la comunicación emocional.

¿Es bueno dar rienda suelta a la ira?

Algunos colegas psicólogos dicen ahora que este es un mito peligroso. Algunas personas usan esta teoría como una licencia para lastimar a otros. Las investigaciones han mostrado que darle rienda suelta realmente aumenta la ira y la agresión y no lo ayuda en absoluto ni a usted (ni a la persona con la que usted está enojada) a resolver la situación.

Estar enojado es lo habitual en las personas de carácter colérico, que son hipersensibles a la crítica y que están en permanente oposición al curso natural de los hechos.

Estas personas tienen dificultades para adaptarse, no pueden renunciar a que las situaciones y las personas sean como son y pretenden cambiarlo todo.

Su actitud es de permanente lucha y siempre están dispuestas al ataque, están tensas, amargadas, tristes, pueden sufrir de distintas dolencias crónicas y por lo general viven frustradas por defender utopías inalcanzables.

El enojo también es una forma de manipular, cuando las personas que las rodean no hacen lo que ellas dicen o las contrarían en algo.

Estar enojado produce alteraciones en el funcionamiento del cuerpo; eleva la tensión arterial, el índice de cortisol en sangre y los radicales libres, que son los responsables del deterioro de los órganos y del envejecimiento.

El que se enoja está manifestando su desagrado, su incomodidad y su intención de dominar a las personas y a las situaciones.

Cada estallido de cólera desencadena un proceso en el cuerpo que puede producir serios trastornos de salud, inclusive ataques cerebro vasculares e infartos.

El carácter colérico es típico de la personalidad tipo A, que son las competitivas, las que desean destacarse, las hiperactivas, las que viven en forma acelerada, atropellan y no pueden disfrutar de cada momento.

Sus relaciones están basadas en el temor no en el afecto, o sea en el miedo a que se enojen y hagan un escándalo.

Existen técnicas psicológicas para revertir el hábito de tener reacciones iracundas y aprender a ser más tolerante, accesible y paciente; pero también hay que tener en cuenta que la base de la personalidad iracunda es orgánica, o sea forma parte del temperamento básico que por lo general se caracteriza por tener un nivel demasiado bajo de percepción de los estímulos y por un alto grado de irritabilidad y de sensibilidad.

Son personas que no pueden controlar sus emociones y descargan el cien por ciento de su bronca cuando sienten que las situaciones o las conductas de las personas los superan, cuando no se ajustan a sus expectativas.

Enojarse es posible y también saludable, cuando se puede controlar y no se convierte en una catarata de reacciones con el objetivo de hacer justicia.

La clave es el control, hasta qué punto me tengo que enojar sin que mi cuerpo sufra perturbación alguna y la situación se adueñe de mí y pueda malograr mi equilibrio.

Cuando nos enojamos la sangre fluye al rostro, el corazón late más aprisa, nos agitamos, la respiración se acelera y podemos sentir taquicardia o arritmias cardiacas. Todas estas manifestaciones físicas las podemos detectar sin mayor esfuerzo desde el primer momento, de modo que ni bien comenzamos a sentir los efectos del enojo hay que intentar detener este proceso, reflexionar y darse cuenta hasta qué punto ese gran enojo, que puede llegar a matar a una persona, realmente vale la pena.

De esa forma podremos comprobar que la mayoría de las veces, enojarse no es ninguna solución, al contrario, el enojo complejiza los problemas y crea otros aún peores.

Tomar las cosas con serenidad y tener la fortaleza de pensar antes de actuar para poder darle el valor que merece cada experiencia, es una actitud que se puede aprender rápidamente, siendo capaz de responder una sola vez en forma diferente y tener la oportunidad de ver los resultados.

¿Necesita ayuda?

Si siente que su ira está realmente fuera de control, si está afectando sus relaciones y partes importantes de su vida, puede considerar la asesoría para aprender a manejarla mejor. Un psicólogo u otro profesional de la salud mental autorizado para ejercer puede trabajar con usted en el desarrollo de varias técnicas para cambiar su pensamiento y su conducta.

Cuando hable con un terapeuta, dígale que tiene problemas con la ira sobre los que desea trabajar y pregúntele sobre su método para manejar la ira. Asegúrese de que esto no sea sólo un curso de acción diseñado para ayudarlo a conectarse con sus sentimientos y expresarlos. Ese puede ser precisamente su problema.

domingo, 5 de agosto de 2012

Del Amor y otros Demonios

Este blog no tiene  nada que ver con la obra literaria de  Gabriel G. Márquez pero prometo hacer un artículo referente al libro.
¿Qué es el amor desde un el punto de vista de un psicólogo? Bueno, hay tantas teorías como escuelas, lo cual quiere decir que no sabemos muy bien que es, ni porque se produce. Lo que sí tenemos claro es como se mantiene y todo lo que provoca, que ya es mucho.

Triángulo del amor

Según un colega psicólogo llamado Stemberg, el amor tiene tres componentes fundamentales: la intimidad, la pasión y el compromiso.

La intimidad es compartir ratos agradables, contarse confidencias, hacer regalos….es más bien una amistad. La pasión, es, bueno, todos sabemos lo que es pasión ¿no? Y el compromiso, la firmeza de la relación, la hipoteca, esas cosas. El amor completo, el de las películas, participa de los tres elementos, si usted lo conoce, felicidades, el común de los mortales se conforma con ir tirando. Si unimos intimidad y pasión, obtenemos amor romántico, que es lo que sucede normalmente cuando uno está enamorado, pero apenas conoce a la otra persona, porque la relación, no ha hecho más que empezar. Intimidad, más compromiso, nos da un amor compañero, propio de parejas de larga duración, que se llevan bien y son más amigos que amantes. Si tenemos pasión y compromiso, obtenemos amor fatuo, que se llama así porque no suele funcionar, son esas parejas que se casan en dos semanas en las Vegas. Solo intimidad, es gustar, aún no hay relación de pareja. Solo pasión, es un encaprichamiento, lo que vulgarmente se llama “estar enculado” (pido disculpas por la expresión, pero es muy adecuada) y solo compromiso, es un amor vacío, es decir es una pareja de conveniencia, les unen solo las circunstancias.

Fases del amor

Otros autores, por ejemplo Carlos Yela, hablan de fases del amor, más que tipos de amor. El amor, como todos sabemos, puede llegar en forma de flechazo, este sería el amor romántico, que luego puede evolucionar hacia el amor compañero, o como sucede con frecuencia, desaparecer. También puede empezar en forma de amistad y acabar como pareja establecida, pasando o no, por una fase de enamoramiento. Como dice el  poeta y cantante Joaquín Sabina “la pasión, por definición, no puede durar”. Una pareja que se conozcan bien y hayan establecido un compromiso, ya ha pasado la fase de enamoramiento y la pasión, ha disminuido. El amor puede luego evolucionar (o no) en un amor vacío, cuando ya no queda nada. Estamos hablando de una pareja que se unió por amor, no por puro interés, naturalmente. Sin embargo, con el curso de los años, las desavenencias, la indiferencia, se ha instalado en la relación y ya no queda nada.

Enamorarse

El enamoramiento, es lo que sale en las comedias románticas, dos que apenas se conocen, se aman para toda la vida. Es difícil describir que es estar enamorado, es una exaltación de los sentidos comparable a un orgasmo. Quien no lo haya sentido, no lo puede comprender. Sin embargo, es engañosa, porque idealizamos al otro y lo que sentimos por él, no es verdadero amor, por eso se dice que “el amor es ciego”. Viene como se va. No sabemos aún porque se produce  pero es evidente que tiene una base fisiológica clara. Como decía Ortega y Gasset, “el amor es física y química”. También sabemos que los opuestos no se atraen. Normalmente, uno se siente atraído por sus iguales en raza, clase social, gustos, ideologías y casi siempre del que tiene cerca. Por supuesto, hay sonadas excepciones a esta regla, nunca se sabe quien se va a enamorar de quien, ni cuando.

La pareja

Si bien podemos decir poco del amor, sí podemos decir mucho sobre las relaciones de pareja. Tenemos bastante claro como funcionan y como se descuidan y mueren.

En una pareja sana debe haber respeto además de amor, pero además tienen que existir  los siguientes elementos y otras cosas más:
  • Comunicación. Es imprescindible hablar las cosas.
  • Ser capaces de ceder y de pactar acuerdos con el otro miembro de la pareja.
  • Estar de acuerdo en el marco de referencia de lo que es una pareja y como debe funcionar.
  • Intercambiar refuerzos, es decir dar al otro de vez en cuando algo que le satisfaga.
Fácil ¿no? Pues no, en absoluto, es la cosa más complicada del mundo, si descontamos criar a los hijos, claro está. Lo que hacemos los psicólogos en consulta, es enseñar estas habilidades para que la pareja pueda resolver sus diferencias y cuando la pareja es insalvable, que la separación sea lo menos traumática posible, en especial, si hay niños de por medio.

Si bien es cierto, el concepto de amor, en cualquiera de sus expresiones, resulta un tanto abstracto, porque depende de la cultura, el medio, la gente que te rodea, por la que te debas formar dicho principio, sin embargo el resultado es el mismo toda felicidad y sufrimiento va de la mano con el amor. En cuanto a la relación de pareja, concepcionar la palabra amor, es un complejo de emociones, creencias, etc., la persona evoluciona y eso conlleva que, por alguna razón, la pareja del momento crezca a la par, lo importante es no caer en esa clase de novela rosa que se refleja en las películas y no llegar a ser tan realistas como para no disfrutar los momentos más simples que sólo se dan con aquél (aquella) que se atreve a vivir una relación incondicional, permitiendo la individualidad y respeto a quien deseamos tener a nuestro lado por el tiempo que se permita dar esa relación, basta decir, no todo es “y vivieron felices para siempre”.