martes, 17 de mayo de 2016

Trastorno Dismorfia Corporal

Los pacientes con dismorfia corporal (TDC) se preocupan por que algo está mal en la forma o en su aspecto de alguna parte de su cuerpo, las más de las veces senos, genitales, nariz, pelo o alguna estructura de la cara. La idea que estos individuos tiene en torno a su cuerpo no son delirantes, al igual que el trastorno de ansiedad por enfermedad, se trata de ideas sobreevaluadas.
Este trastorno puede ser devastador. Aunque  con frecuencia solicitan procedimientos médicos como la dermoabrasión  o cirugía estética para corregir sus defectos imaginarios, y que comúnmente los enfermos no se sienten satisfechos con sus resultados. Por esta razón la cirugía puede ser contraindicada en ellos. También pueden buscan apoyo que tan sólo les ayude durante periodos leves, tratan de ocultar sus deformidades percibidas con ropa o vello corporal, o evitar las actividades sociales, algunos incluso se cierran en casa. La preocupación genera tensión relevante de otros tipos: Estados de ánimo deprimido e incluso ideación y tentativa suicida. La introspección es variable, aunque es su mayoría es pobre.

Las causas del TDC difieren de una persona a otra. Sin embargo, la mayoría de los investigadores creen que podría ser una combinación de factores biológicos, psicológicos y ambientales de su pasado o presente. Malos tratos, abuso o abandono pueden ser también factores contribuyentes.

En la población general, la incidencia del TDC quizás sea de 2%. Pudiera identificarse hasta el 10% de los pacientes que consultan a un dermatólogo  y una tercera parte de quienes solicitan  rinoplastia. A pesar de que la mayoría con TDC son jóvenes (tiende a iniciar en la adolescencia) su incidencia puede incrementarse de nuevo tras  la menopausia. Si bien la cuestión no está bien definida, es posible es posible que afecte por igual a varones como a mujeres. Sin embargo los varones se preocupan por sus genitales y el pelo.

El trastorno dismórfico corporal suele ser de curso crónico, y los síntomas tienden a persistir o empeorar con el tiempo si no se tratan. Los afectados por TDC padecen durante muchos años antes de decidirse a buscar ayuda psicológica o psiquiátrica.

Características esenciales

En respuesta a un defecto físico minúsculo y en ocasiones invisible, el paciente de manera repetida se observa a un espejo, pide apoyo o frota regiones de la piel. (o hace comparaciones mentales  con otros individuos).

Letra D: Discapacidad o malestar (disfunción/laboral, educativa, social o personal)

Diagnóstico diferencial
  • Tras. Por consumo de sustancia y físicos.
  • Tras. Del estado del ánimo y psicóticos.
  • Anorexia nerviosa u otros trastornos de la alimentación.
  • TOC, tras. De ansiedad por enfermedad
  • Insatisfacción ordinaria con el aspecto personal.
Notas para codificación

Con dismorfia muscular: Estas personas considera que sus cuerpos son demasiado pequeños o carecen de una musculatura suficiente.

Especificar el grado de introspección:
  • Con introspección buena o aceptable: El paciente se da cuenta de que los pensamientos y los compartimientos del TDC en definitiva carecen de una base real (o que eso es probable).
  • Con introspección deficiente: El paciente considera que las inquietudes del TDC tenga una base real.
  • Con introspección nula/creencias delirantes: El individuo cree con firmeza que las inquietudes del TDC tienen una base real.
Especificador de dismorfia muscular

Se identifica casi de manera exclusiva en el varón. El individuo con estas características piensa que es demasiado pequeño o su constitución muy delgada. Como consecuencia muchas veces recurre a los extremos de las dietas o levantamiento de pesas y puede utilizar de forma inapropiada esteroides anabólicos u otras drogas (también pueden sentir inquietudes en torno a otras características corporales).

Tratamiento psicológico

 Los pacientes con este trastorno suelen estar motivados para el cambio físico de su apariencia externa. De este modo, inician con frecuencia tratamientos capilares, dermatológicos, quirúrgicos, de reducción de peso, etc., como forma de eliminar su defecto. El problema, sin embargo, no está tanto en la apariencia exterior como en la vivencia subjetiva del cuerpo. A pesar de ello, los pacientes se muestran muy reacios al tratamiento psicológico, porque, al no ser conscientes del problema real, la única alternativa planteada es la modificación de la fachada externa.

Objetivos terapéuticos

Las metas prioritarias de la terapia son las siguientes: la modificación de las auto-verbalizaciones negativas sobre el cuerpo, el cambio de los supuestos irracionales sobre la apariencia física y la desaparición (cuando menos reducción) de las conductas rituales y de evitación. Sólo así es posible sentirse mejor con la propia imagen sin cambiar el aspecto externo. En último término, se trata de modificar los hábitos que interfieren negativamente con el funcionamiento cotidiano, de aprender a tolerar la apariencia propia y de afrontar las situaciones (mirarse al espejo, relacionarse con los demás, etc.) que habitualmente se evitan.

Técnicas terapéuticas: Los procedimientos terapéuticos utilizados son similares a los empleados en el tratamiento cognitivo-conductual de las fobias y del trastorno obsesivo-compulsivo

Nota: Recuerden que Los tres componentes de la imagen corporal están íntimamente relacionados entre sí. De este modo, los pensamientos negativos inciden sobre las emociones y sentimientos hacia el cuerpo, así como sobre su percepción y las conductas hacia el mismo. De la misma manera, las conductas de evitación y los rituales impiden la habituación y el normal desarrollo de la imagen corporal y están implicadas en el mantenimiento y agravación del trastorno.

Se recomienda
  • Psicoterapia individual y/o terapia grupal.
  • Exposición con prevención de respuesta.
  • Técnicas de reestructuración cognitiva.
  • Psicoeducación.
  • Se han utilizado también las auto-instrucción positivo y el rol-playing racional.
La terapia de la imagen corporal utilizada en la dismorfofobia también puede ser aplicada, a modo de ayuda complementaria, en los trastornos de la conducta alimentaria (anorexia, bulimia y obesidad).

Otra línea de interés son los tratamientos psicofarmacológicos, en concreto los antidepresivos inhibidores de la recaptación de la serotonina, que se han mostrado eficaces en estudios de casos realizados tanto en la dismorfofobia delirante como en la no delirante

El objetivo del trabajo realizado con los pensamientos es enseñar al paciente a aceptar su cuerpo y a sentir satisfacción con el mismo. Normalmente se solicita al paciente que identifique y registrar pensamientos que aparecen durante las exposiciones o durante la realización de las conductas de evitación o rituales, así como las actitudes personales hacia el cuerpo, para que luego puedan ser debatidas en las sesiones terapéuticas.  Checar las distorsiones cognitivas.  

El tratamiento  va dirigido a la modificación de los pensamientos intrusivos sobre la insatisfacción corporal y sobre las creencias sobrevaloradas acerca de la apariencia física, así como al afrontamiento de las conductas evitadas y a la eliminación de las conductas rituales.

Conclusión

El trastorno dismórfico corporal es un cuadro clínico común, pero poco estudiado. Los criterios diagnósticos del DSM-IV   al DSM-5 han mejorado respecto a los sistemas de clasificación anteriores, pero siguen siendo aún poco específicos. En concreto, no se precisa la duración de los síntomas, no se hace una distinción (que, sin embargo, resulta clínicamente significativa) entre una dismorfofobia global y una dismorfia más específica (referida a una parte concreta del cuerpo) y por último, no se hace referencia a las conductas de evitación y/o rituales, que, sin embargo, están presentes en el 90% de los pacientes. Por otra parte, resulta difícil ubicar, por tratarse de un problema distinto, los casos que han sufrido mutilaciones o claras deformaciones y que sufren de malestar intenso.

De hecho, los pacientes, aun con niveles muy mejorados de adaptación, se siguen sintiendo con frecuencia feos o poco atractivos. En concreto, las variables predictoras de fracaso son el incumplimiento de las prescripciones terapéuticas por parte del paciente o de los familiares, la comorbilidad de este cuadro clínico con la depresión o el trastorno de personalidad esquizotípico y un insight muy pobre. Los tratamientos psicofarmacológicos parecen de interés sólo cuando el paciente está muy deprimido, muestra ideas dismórficas de carácter delirante o presenta tentativas de suicidio.

Se requiere  la delimitación psicopatológica y el diagnóstico diferencial del trastorno, el desarrollo de instrumentos de evaluación más adecuados y el estudio del formato más apropiado de tratamiento, así como las variantes de la terapia en función del sexo de los pacientes, de la intensidad y del tipo de quejas (globales o específicas) y del carácter delirante o no de las mismas.


Fuentes: aepcp.net/arc/03.2000(1).Salaberria-Borda-Amor-Echeburua.pdf