miércoles, 8 de mayo de 2013

Hijos de Enfermos Mentales


La depresión, la esquizofrenia o el trastorno bipolar son enfermedades mentales que dificultan la vida de los afectados y también la de sus hijos.

Los hijos cuyos progenitores padecen una enfermedad mental pueden sufrir una infancia marcada por problemas emocionales. Por este motivo, si la familia no recibe la atención profesional necesaria, estos niños tienen mayor riesgo de desarrollar algún tipo de problema psicológico durante la vida adulta.

La enfermedad mental de los padres durante la infancia y niñez temprana puede conducir al desarrollo de desajustes emocionales y conductuales en periodos posteriores de la vida si no existe una adecuada atención a la familia.Una de cada cuatro personas sufre una enfermedad mental a lo largo de su vida y muchas tienen hijos. 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define enfermedad mental como conjunto de síntomas y conductas clínicamente reconocibles, asociado en la mayoría de los casos con el malestar y con la interferencia en el funcionamiento personal. Hay distintas patologías psiquiátricas, así como distintos niveles de gravedad. La depresión, la esquizofrenia, el trastorno bipolar o el obsesivo-compulsivo, los trastornos de la personalidad...son diferentes dolencias que tienen en común que dificultan en mayor o menor medida la vida de las personas que las sufren. Y también las de sus descendientes.

Debido al elevado número de personas que sufren una enfermedad mental a lo largo de su vida y que, además, tienen hijos, muchos centros de salud cuentan con programas de psiquiatría perinatal. Estos servicios están especializados en el diagnóstico y el tratamiento de los trastornos psiquiátricos asociados a la maternidad. Una persona que padece una depresión grave o esquizofrenia, por ejemplo, puede tener serias dificultades para proporcionar el marco necesario de seguridad, atención y afectividad para que un niño se desarrolle psicológicamente de forma adecuada.

Muchos niños crecerán con un padre que, en algún momento, sufrirá una enfermedad mental. La mayoría de estos padres tendrán una enfermedad leve o de corta duración y generalmente será tratado por su médico de familia. Sólo unos pocos niños viven con un padre que tiene un trastorno mental severo como puede ser la esquizofrenia o el trastorno bipolar. Bastantes más niños viven con un padre que tiene problemas crónicos como puede ser la dependencia de alcohol o drogas, un trastorno de personalidad o depresión crónica.

Durante mucho tiempo, se ha creído que el embarazo garantizaba una época de bienestar para las futuras madres. Pero numerosas investigaciones muestran que no ejerce un factor protector en la salud psíquica de las mujeres, ya que el 20% de las embarazadas sufre algún problema psicológico. Los más frecuentes son los trastornos depresivos o de ansiedad. Y pueden perjudicar el vínculo materno-filial, fundamental durante los primeros meses de vida para el futuro del niño, como señalan la mayoría de los expertos.

El 20% de las embarazadas sufre algún problema psicológico que puede perjudicar el vínculo entre madre e hijo.

Las dificultades del niño

Los niños a menudo se adaptan bien a la situación de tener un padre enfermo por un período breve de tiempo. Se hace más fácil para ellos si pueden entender por qué su padre o madre se ha puesto enfermo. Aun así, cualquier niño tendrá dificultades si.

  • Están separados una y otra vez de un padre que necesita ingresar en un hospital para tratamiento.
  • Se sienten inseguros en su relación con el padre enfermo.
  • No son cuidados de forma adecuada.
  • Son maltratados más frecuentes cuando los padres sufren de dependencia a alcohol u otras drogas o de trastornos de personalidad-.
  • Tienen que cuidar de un padre enfermo.
  • Tienen que cuidar de hermanos.
  • Tienen que acudir a la escuela de forma regular y hacer los deberes.
  • Están tristes, preocupados o avergonzados de la enfermedad del padre o de su conducta.
  • La gente hace comentarios o bromas desagradables sobre la enfermedad del padre.


¿Qué puede ayudar?

A)
  • Tener a uno de sus padres o familiares adultos que ofrezca seguridad, consistencia y cariño.
  • Recibir información o explicaciones sobre la enfermedad de sus padres.
  • Que los padres y los maestros sean conscientes del estrés que puede sufrir un niño con un padre enfermo.
  • Reconocer que una conducta difícil de un niño puede ser una petición de ayuda.
  • Apoyo y ayuda práctica para la familia en los cuidados del niño.
  • Apoyo de los servicios sociales si hay problemas que pueden estar dañando la salud del niño o su desarrollo. 
  • Cuando un niño o un adolescente tiene problemas de conducta que interfieren con su vida, puede que se necesiten de la ayuda de un especialista. El médico de familia podrá aconsejar sobre los recursos locales y derivar al joven, si es necesario, al Centro de Salud Mental de zona.
  • Un niño puede beneficiarse de tener la posibilidad de hablar sobre la enfermedad de sus padres y de sus preocupaciones con un profesional familiarizado con estos temas. Puede necesitar también ayuda para manejar sus propios problemas emocionales y conductuales.


B)

Según el Real Colegio de Psiquiatras (Reino Unido), los siguientes factores pueden ayudar a mitigar los posibles efectos negativos de crecer con unos progenitores que sufren una enfermedad mental:

  • Tener a uno de sus padres o familiares adultos que ofrezca seguridad, consistencia y cariño.
  • Recibir información o explicaciones sobre la enfermedad de sus padres.
  • Que progenitores y maestros sean conscientes del estrés que puede sufrir un niño con un padre enfermo.
  • Reconocer que una conducta difícil de un niño puede ser una petición de ayuda.
  • Apoyo y ayuda práctica para la familia en los cuidados del niño.
  • Apoyo de los servicios sociales ante problemas que pueden dañar la salud del niño o su desarrollo.
  • Cuando un niño o un adolescente tienen problemas de conducta que interfieren en su vida diaria, puede que necesite la ayuda de un especialista. El médico de familia podrá aconsejar sobre los recursos locales y derivar al joven, si precisa, al centro de salud mental infanto-juvenil de la zona.
  • Un niño puede beneficiarse de tener la posibilidad de hablar sobre la enfermedad de sus padres y de sus preocupaciones con un profesional especializado con estos temas. Puede necesitar también ayuda para manejar sus propios problemas emocionales y conductuales.


Conclusión

Los profesionales médicos, de salud mental o de servicios sociales que trabajan con los adultos enfermos deben de preguntar acerca de los niños y adolescentes, especialmente acerca de su salud mental y desarrollo emocional. Si se está seriamente preocupado o se tienen preguntas acerca del niño, puede ser muy conveniente el referirlos a una institución especializada o un profesional de la salud mental para una evaluación.

El tratamiento psicológico y o psiquiátrico individual o para la familia puede ayudar a que el niño se desarrolle normalmente a pesar de la enfermedad mental de sus padres. 

Por desgracia suele pasar si no se tiene la preparación adecuada, las familias, los profesionales y la sociedad se ocupan más del padre o madre  e ignoran a los niños de la familia. Proveerle más atención y apoyo a los hijos de padres con enfermedades mentales es una consideración importante cuando se trata al padre/madre incluso en su intervención, tratamiento y posible recuperación.

Estos niños/niñas corren un mayor riesgo de desarrollar enfermedades mentales que otros niños. Cuando ambos padres están mentalmente enfermos, la probabilidad de que el niño pueda enfermarse mentalmente es aún mayor.