miércoles, 10 de noviembre de 2021

Distimia: el Trastorno Invisible

La distimia, llamada también trastorno distímico y trastorno depresivo persistente, es un trastorno del estado de ánimo crónico con características similares pero menos severas que las del trastorno depresivo mayor. En ella, y al contrario de lo que ocurre con los pacientes depresivos, la persona afectada sigue con sus actividades cotidianas de una forma más o menos regular.

Su origen puede estar relacionado con factores orgánicos, genéticos o ambientales, es fundamental conocerlo para saber en qué punto se halla el paciente y establecer un plan de acción.

Es importante diferenciar si es de origen endógeno o exógeno. Y es que, si yo tengo una debilidad en la producción de los neurotransmisores esenciales del equilibrio emocional, la distimia será para toda la vida debido a una alteración bioquímica de nuestro cuerpo.

¿Cuáles son los síntomas principales?

Las personas que sufren distimia suelen presentar distintos signos de abatimiento. Sin embargo, en su conducta o en su actitud no tiene por qué haber nada concreto que haga sospechar que existe un trastorno psicológico, y en gran cantidad de ocasiones puede llegar a confundirse con un tipo de personalidad más pesimista. Por ello, es importante prestar atención: este ‘periodo’ de melancolía puede ser una de las señales más claras de alerta si se muestra durante un mínimo de dos años con frecuencia casi diaria. No es el único síntoma.

Lo primero que experimentan es un estado de tristeza mantenido en el tiempo durante mucho tiempo, con una bajada importante en aquellas cosas que les suelen gustar. A veces hacen hasta una autoaceptación de su propia realidad y ese sentimiento se llama desesperanza, es decir, la sensación que tiene el paciente de que nunca será capaz de ser feliz.

La rumiación, que es la repetición de una serie de pensamientos obsesivos que llevan a elementos de agotamiento y de tristeza, es otro de los elementos que se da en los pacientes distímico y que puede hacer saltar las alarmas.

Esto es un rasgo muy típico que aparece en los distímicos, que es un rasgo obsesivo con altísimos niveles de ansiedad mantenidos a lo largo del tiempo y que, al pasar un tiempo muy elevado con ansiedad constante, suele derivar a procesos depresivos. Además de estos aspectos, los afectados por este trastorno pueden llegar a sufrir tanto episodios de insomnio como de somnolencia, así como falta de apetito o ingesta desmedida de alimentos.

¿Cómo se trata la distimia? ¿Llega a superarse?

 La herramienta clave en el tratamiento de este trastorno es la psicoterapia. La elaboración plena de los conflictos subyacentes puede proporcionar mejorías duraderas. Según han revelado diferentes estudios acerca de esta materia, y la tasa de eficacia de los tratamientos psicológicos, cuyo objetivo es que la persona pueda lograr gestionar sus emociones, es alta.

Además de acudir a un especialista y contar con apoyo farmacológico cuando este lo considere, es importante la realización de actividades deportivas, la meditación, el cuidado de la alimentación y que el paciente confíe en que, con un abordaje adecuado, podrá verse libre de sus síntomas.

No hay nada que venga mejor al ser humano que el hacer, hacer y hacer. Yo siempre digo: contra la depresión, acción. Aquí también puede aplicarse.

Por último, pero no menos importante en el proceso, la importancia del acompañamiento de familiares y amigos. Comprender, apoyar empáticamente, no juzgar, no criticar, estimular a ponerse en acción y retomar el control de su vida y de sus autocuidados son buenas medidas para los pacientes.

Es una enfermedad muy desgastante y poco visible. Por ello, hay que tratar a estas personas con un cuidado íntimo. Los distímicos son una población inmensa porque determina un nivel de estado de ánimo a nivel social, y la sociedad está pasándolo muy mal en estos momentos.


ABC bienestar - Psic. Alex