sábado, 13 de abril de 2013

¿Tener Pareja como Objetivo?

En la vida, los objetivos son metas que funcionan de orientación o de guía en el camino vital. Sin embargo, existen objetivos que se ponen como tales y en realidad, no lo son. Nadie debería hacer un plan previo sobre su vida sentimental, sencillamente, porque es imprevisible, incierta y además, porque no depende de la voluntad sino también de factores externos, como la suerte, el azar, el entorno y la correspondencia.
¿Cuál es la naturaleza de nuestro objetivo? Puede ser una fuente de sufrimiento si está orientado a querer tener una pareja, a cubrir nuestro sentimiento de soledad, o a la necesidad urgente de dinero.

Compartir el camino con otra persona, el abrirse a la relación con otros, y que el dinero sea el medio que el que exploramos la vida y nuestra realización, son procesos naturales que pierden su sentido y se convierten en objeto de deseo, casi en una cuestión de supervivencia, cuando dejamos de indagar en la verdadera naturaleza de nuestro objetivo.

¿Hay en nosotros la disposición a compartir con otra persona? Y compartir se aleja de la expectativa de que alguien aparezca para cubrir la inseguridad; que nos resuelva las carencias afectivas o que garantice una supervivencia que no manejamos.

Se produce un efecto que llamada “seudoamor”. El convencimiento profundo de que se ama con la esperanza de que se convierta en el salvador, que esa persona calme nuestra insatisfacción y la incapacidad para sentirnos felices con nosotros mismos.

Las relaciones de “seudoamor” son cómodas o torturantes y se basan en la supuesta garantía de permanencia. Un contrato fijo para estar juntos que aporte la seguridad, que permita cierta estabilidad en la compensación y el automatismo de hábitos que no se cuestionan.

Sin embargo, compartir con otra persona en ningún momento da por cerrada la pertenencia del otro. Es un acuerdo que se renueva día a día. Estoy contigo porque hoy no te necesito y estoy feliz de vivir, de aprender, de ser quien soy. Caminamos juntos cuando libremente nos encontramos, para compartir la vida que cada uno tiene, y que se construye momento a momento. Algo que tiene mucho más valor y vigencia si estamos casados, o hemos firmado una acuerdo de convivencia.

Para romper o evitar la codependencia es bueno desde el principio decir: "Te amo pero no te pertenezco".

Sin embargo, la verdadera naturaleza de nuestro objetivo es la de cubrir algo que nos falta. Tengamos o no esa persona a nuestro lado. A qui hay una gama de respuestas en el porque necesitamos una pareja.

Cuando queremos realmente compartir ocurre en el instante que nos sintonizamos para ello. Sea que acabemos de conocer a una persona, o llevemos toda la vida con ella. Se dará en el momento que así lo deseemos, con el nivel de compromiso y de entrega que estemos dispuestos a dar.

Un propósito compartido revitaliza el amor cuando dos personas se reconocen completas y felices con ellas mismas. Cuando dejan de buscar que el otro resuelva algún nivel de insatisfacción. Convierte cada momento en un nuevo comienzo.

No te irás de la relación porque el otro no te satisface. Tendrás la consciencia para saber cuándo el aprendizaje te pide descubrir nuevos caminos, o conocer otras personas.

El desconocimiento de la verdadera naturaleza del objetivo convierte el deseo de pareja en un empeño que debilita a quien lo busca infructuosamente, o el irse decepcionando paso a paso, hasta convertir en precaria cualquier relación. Vivir de esta forma, sólo produce frustración.

Conocer la naturaleza de nuestros objetivos nos evita el sufrimiento que provoca querer que otros nos resuelvan el desamor o la infelicidad en la que vivimos. Y sobre todo, evita que caigamos en la obsesión como estrategia inconsciente para distraer el aprendizaje.

Tener una pareja no resuelve el que nos amemos y nos aceptemos plenamente. Tan sólo lo potencia, o confirma nuestra infelicidad. Tener pareja no es un objetivo, en tener objetivos alcanzables en común en pareja sí.

Relájate, disfruta y sigue con tu camino aceptando aquello que tenga que ser, y abriéndote a la prosperidad de vivir de una forma tranquila y serena. A nivel interno, claro que puedes desear tener pareja y hacer todo lo posible por encontrarla, sin embargo, si tu objetivo vital es tener a alguien al lado, entonces, esa carga puede volverse muy difícil de soportar porque no sabes cuándo va a aparecer esa persona y ni siquiera sabes, si va a aparecer. Los términos del enamoramiento dicen “No se busca, se encuentra”.

miércoles, 10 de abril de 2013

Deja que los Niños se Aburran

"A los niños se les debe permitir que se aburran para que puedan desarrollar su capacidad innata de ser creativos”
Las expectativas culturales de que los niños deben estar siempre activos podrían obstaculizar el desarrollo de su imaginación. El aburrimiento puede ser una "sensación incómoda" y que por ello la sociedad ha "desarrollado la expectativa de estar constantemente ocupado y estimulado".

Advierto que ser creativo "implica ser capaz de desarrollar un estímulo interno”. La naturaleza aborrece el vacío y nosotros lo tratamos de llenar.

"Ahora, cuando los niños no tienen nada que hacer, de inmediato encienden el televisor, la computadora, el teléfono o algún tipo de pantalla. El tiempo que pasan frente a estas cosas se ha incrementado".  Pero los niños necesitan tener tiempo para 'no hacer nada', tiempo para imaginar y perseguir sus propios procesos de pensamiento o asimilar sus experiencias a través del juego o simplemente observar el mundo que les rodea. Ese es el tipo de cosa que estimula la imaginación, agrega, mientras que la pantalla "tiende a hacer un cortocircuito en ese proceso y el desarrollo de la capacidad creativa".

Cuando no tenemos nada que hacer es cuando más fácilmente hemos echado mano de nuestra creatividad para imaginar y para buscarnos un entretenimiento digno de nuestras inquietudes.

Los padres tienen que saber que la mente de su hijo no le dejara aburrirse, “los vacíos” no existen en la mente de los pequeños, siempre consiguen llenarlos de pensamientos, ocurrencias, juegos e invenciones. Así que en cualquier época del año (pero especialmente en verano) no deben  agobiarse por programar y ocupar todas las horas del día de su hijo con múltiples actividades, sino dejarles esa parcela íntima para el aburrimiento en el que ellos puedan cultivar y recoger los frutos de su imaginación.

Cuando un niño se acostumbra a tener todas las horas de su vida programadas y a los padres pendientes de sus más mínimos deseos, no sabe qué hacer con el poco tiempo que le queda libre y desconoce los mecanismos y formas de entretenerse solo, por lo que llama constantemente la atención de sus padres o de otros adultos para que jueguen con él.

 Aburrirse es sinónimo de cansancio, fastidio y tedio. Son momentos en los que el tiempo pasa lento y nada consigue distraerlos, entretenerles o divertirles. Es una sensación que han sufrido niños de todas las épocas, pero quizá en esta es más frecuente. Pero contrariamente a lo que pueda parecer, el aburrimiento puede ser bueno y muy positivo para los menores.

A pesar de todo, la mayoría de familias no deja a los niños tiempo libre, no se les ofrecen horas para no hacer nada, o al menos nada que no esté planificado por un adulto. Nos preocupa que no hagan nada y buscamos rápidamente actividades para llenar todo su tiempo. Antes bastaba la calle y un amigo para pasar toda la tarde y una tarde en el circo o ir al cine era todo un acontecimiento. Los niños podían jugar horas y horas con un simple palo o un balón.

Hoy en día los juegos son tan completos que sólo les falta jugar solos y dejan poco espacio para la imaginación. En muchas ocasiones el menor es un simple espectador del juego, lo que provoca que, pasada la novedad, se olvide del juguete, ya que no le divierte.

Además, acostumbrados a que les ofrezcan un sinfín de actividades, ahora la mayoría de niños se levanta y preguntan a los padres ¿Qué hacemos hoy? ¿y yo qué hago ahora? Y se molestan cuando se les contesta que nada o se les dice que sean ellos los que imaginen cómo distraerse.

Pero no es culpa suya, simplemente no están acostumbrados a entretenerse solos. Además, la estructura familiar de hoy en día potencia que los niños se aburran, ya que se tienen pocos hermanos o primos con los que jugar.

Para contrarrestar esta situación, es necesario dejar que ellos mismos ideen sus propios juegos. Dejarles que se aburran un poco es una fórmula muy efectiva para ayudarles a aprenden a buscar sus propias diversiones.

El aburrimiento es creativo y puede servir de estímulo, les proporciona la ocasión para improvisar, buscar, explorar, ensayar y finalmente idear sus propios juegos. El vacío les obliga a innovar y eso será muy importante y útil en su vida adulta.

Si el niño está acostumbrado a que todo se lo den hecho y no experimenta la necesidad de actuar, no aprenderá a gestionar su tiempo, a buscar en su interior, en lugar de estar siempre pendiente de estímulos externos o bajo la dirección de los adultos.

Pero si le damos espacio y tiempo para desarrollar su imaginación nos daremos cuenta que son más creativos de lo que pensamos y al poco tiempo toman iniciativas.

Por eso, es tan importante potenciar la creatividad de los más pequeños desde que son bebés y seguirla estimulando cuando van creciendo.

 Por eso, la solución cuando los niños se quejan por esta causa es dejar que ellos mismos busquen una alternativa. Y es que sólo si se aburren son capaces de encontrar con sus propios recursos algo con lo que motivarse. Aburrirse es una ocasión perfecta para que los pequeños...
  • Piensen por sí mismos, en lugar de esperar a que lo hagamos por ellos.
  • Abran su mente a nuevas ideas.
  • Desarrollen su creatividad y su imaginación
  • Se hagan más autónomos e independientes.
No hay duda de que un niño aburrido es un niño con muchas posibilidades de descubrir un entretenimiento nuevo o una faceta de su propia personalidad que hasta ahora desconocía, algo que le distraerá, le satisfará y mejorará su autoestima notablemente.

"La soledad forzada acompañada de una página en blanco es un estímulo maravilloso".