lunes, 14 de octubre de 2013

Factores de Riesgo en la Depresión

En la antigüedad la depresión era tratada por brujos, magos, por sacerdotes, por medio de conjuros, brebajes, pócimas, limpias y cambios de ambientes, ya que se consideraba que las personas que padecían de la “locura melancólica” (entre sus tantos nombres) era provocada por algún hechizo de alguien que le tenía odio al afectado. Se le llamó de muchas formas, pero Galeno atinó ponerle el nombre de melancolía, atribuyéndole este término apoyándose en la filosofía e inclinándose por los tipos de fluidos que expedía cada persona de acuerdo a su personalidad, como si fuera una condición natural estar deprimido todo el tiempo o la mayor parte de él.
Un factor de riesgo es aquello que incrementa su probabilidad de contraer una enfermedad o condición.

Es posible desarrollar depresión con o sin los factores de riesgo, sin embargo, mientras más factores de riesgo tengan, será mayor su probabilidad de desarrollar depresión. Si usted tiene numerosos factores de riesgo, pregunte a su profesional en el cuidado de la salud lo que puede hacer para reducir su riesgo. Su riesgo de depresión podría estar relacionado con una combinación de factores genéticos, físicos, psicológicos y del entorno. Éstos incluyen:

Historial Familiar de Enfermedad Mental: Las personas con un historial familiar de trastornos depresivos tienden a estar en mayor riesgo de desarrollar depresión. A veces la depresión es hereditaria, lo que significa que se transmite de padres a hijos. Si uno de sus padres o un hermano tienen depresión, es posible que usted tenga mayor riesgo de tener depresión.

Trastornos Físicos o Mentales Crónicos: Antecedentes  psiquiátricos en la familia, sobre todo  depresiones y alcoholismo, constituye un factor de  vulnerabilidad para  padecer depresiones. En años recientes, investigadores han encontrado que los cambios físicos en el cuerpo pueden estar acompañados por cambios mentales. Enfermedades médicas como apoplejía, ataque cardíaco  cáncer, VIH/SIDA, mal de parkinson, y trastornos hormonales pueden incrementar el riesgo de depresión. Se sabe que el dolor crónico está asociado con la depresión.

Un historial de uno o más episodios previos de depresión incrementa considerablemente el riesgo de un episodio posterior.

Cambios Mayores en la Vida y Estrés: Un cambio estresante en la vida puede desencadenar un episodio depresivo. Tales eventos estresantes pueden incluir una pérdida grave, una relación difícil, trauma, o problemas financieros. Personas rodeadas de unas condiciones ambientales desfavorables y situaciones estresantes.

Poco o Nulo Apoyo Social: La familia y los amigos juegan un papel importante en el desarrollo del niño y adolescente. El colegio les supone un tercer mundo social diferente, que puede influir de manera positiva o negativa en los problemas emocionales y conductuales.

Tener pocas relaciones o que éstas no sean de apoyo puede incrementar el riesgo de depresión tanto en hombres como en mujeres. Sin embargo, se ha encontrado que los índices de depresión son más altos en mujeres que están en casa con niños pequeños, y aquellas personas que se describen a sí mismas como aisladas, en comparación con mujeres que trabajan o que tienen una red social de apoyo. En muchos casos, se ha descubierto que las redes sociales restringidas preceden el inicio de la depresión. Comúnmente son personas con escasos recursos para relacionarse con los demás, especialmente con su pareja (mal pronóstico).

Factores PsicológicosDiferentes factores psicológicos, entre ellos atributos personales, neurosis y distorsiones cognitivas, han sido propuestos como posibles causas o contribuyentes de un estado depresivo. 

Una amplia variedad de factores de estrés social colaboran con el desarrollo de trastornos depresivos. Entre ellos, eventos de estrés a lo largo de la vida, duelo por perdida de un familiar, estrés crónico y bajo estatus  socioeconómico. El estado marital se encuentra íntimamente asociado al inicio y prevalencia de la depresión, aunque no influye en el éxito del tratamiento de la misma. Individuos casados o solteros presentan un riesgo de depresión disminuido en comparación de divorciados, separados o viudos. La separación y el divorcio incrementan la probabilidad de aparición del primer episodio depresivo. La existencia de un trauma temprano también predice un mayor riesgo de trastornos depresivos en la adultez. Varios estudios demostraron que niños abusados física o sexualmente presentan mayor probabilidad de aparición de aflicciones psiquiátricas, entre ellas depresión. Eventos adversos ocurridos en la niñez se asocian, además, con depresión de inicio temprano.

Las personas con baja auto-estima, quienes constantemente se ven a sí mismas y al mundo con pesimismo, o que se agobian fácilmente por el estrés, podrían ser propensas a la depresión.

Otros factores psicológicos, como el perfeccionismo y la sensibilidad a la pérdida o rechazo, podrían incrementar el riesgo de una persona para depresión. La depresión también es más común en personas con trastornos de ansiedad crónica y trastornos de personalidad limítrofe y evitante. Ej. Desordenes de personalidad, neocriticismo, distorsiones cognitivas, abuso físico o sexual en la niñez.

Rasgos de la personalidad: mala capacidad de adaptación, baja tolerancia a la frustración, el pesimismo, la falta de confianza (autoestima baja), la actitud  hipercrítica y la pasividad. Los rasgos neuróticos de la personalidad se asocian con una mayor incidencia de casos y recaídas de depresión mayor.

Los medicamentos, las drogas o el alcohol. Tomar determinados medicamentos, abusar de las drogas o del alcohol, o tener otras enfermedades también pueden provocar depresión.

Bajo Estatus Socioeconómico: Estar en un grupo socioeconómico bajo es un factor de riesgo para depresión. Esto puede ser a causa de factores como bajo estatus social percibido, factores culturales, problemas financieros, entornos estresantes, aislamiento social, y mayor estrés diario.

Sexo Femenino: Por cada  hombre deprimido hay 3 mujeres con depresión. Las mujeres experimentan depresión con una frecuencia aproximadamente dos veces mayor a la de los hombres. Los factores hormonales podrían contribuir al índice incrementado de depresión en mujeres, particularmente factores como cambios premenstruales, embarazo, aborto espontáneo, periodo postparto, premenopausia, y menopausia. Muchas mujeres se enfrentan a estresantes adicionales, como responsabilidades en el trabajo y en el hogar, maternidad sola, y cuidar hijos y padres que envejecen.  El posparto y el periodo premenstrual son épocas de más alto riesgos.

Edad: Cualquier edad. Desde bebés de meses a la denominada 4º edad (muy ancianos). El riesgo de padecer depresión aumenta con la edad, hay dos periodos críticos: entre 35 y los 45 años, y a partir de los 60. Los ancianos tienen riesgo particularmente más alto de depresión. Además, a ellos notablemente no se les trata adecuadamente para la depresión. La depresión es un trastorno a cualquier edad y merece tratamiento serio.

Nutrición: deficitaria y  abuso de alimentos  procesados.

Conclusión

Ahora cualquier momento de tristeza se considera estar en depresión, cuántas veces hemos escuchado a nuestros amigos, familiares o hasta a personas desconocidas comentar que están deprimidos o que se encuentran en “la depre”, siendo los adolescentes los que utilizan más esta frase, sin considerar que para diagnosticar una depresión se necesita que el individuo cumpla con varios puntos, la tristeza es una emoción que no es de gran intensidad como la depresión y no cumple con todas estas las características, sin embargo, de no ser tratada sí puede pasar al siguiente nivel.

Así que sabemos que a lo largo de la vida existen situaciones donde parece que el cielo se cierra con nubes oscuras y no permiten ver más allá, la tristeza recurrente que llena la sociedad se está viendo como algo natural, “déjalo está deprimido… ya se le pasará”, sin tomar en consideración que las personas que están en esta situación están en un proceso donde su calidad de vida se va deteriorando, al principio solo se aíslan de vez en cuando, comen menos o pueden comer más, la diferencia en su peso es evidente, la pérdida de interés en cosas que antes no podía dejar de hacer es visible, la tristeza profunda, el pesimismo, aumento de cansancio, dormir menos o más, ahora la situación va más en decaída de cómo estaba en un principio, no sale, no se baña, no contesta, pensamientos suicidas pueden aquejar su mente, darse cuenta que no solo es un momento de tristeza sino una depresión profunda y pedir ayuda va más allá de sus posibilidades y de sus fuerzas que ha ido perdiendo a lo largo de varios meses.

Además de tener unos efectos devastadores sobre nuestra vida emocional, sobre nuestros pensamientos y sobre la capacidad para disfrutar la vida, la depresión puede afectar numerosas funciones de nuestro organismo. La depresión no es meramente un estado de ánimo sino que en las personas deprimidas se producen cambios hormonales e inmunológicos que pueden resultar sumamente dañinos. En realidad podemos decir que la depresión es una enfermedad que afecta a la totalidad de nuestro ser.

La mujer deprimida percibe a menudo fuertes sentimientos de aversión hacia sí misma; se siente inútil y culpable de sus insuficiencias. Pueden comenzar a producirse ataques de llanto, pérdida de peso e insomnio. La comida no sabe bien, el sexo no resulta excitante y se pierde todo el interés por la gente afectivamente ligada a ella. Esta mujer deprimida puede empezar a tener deseos suicidas. A medida que sus intenciones se hacen más serias, las ideas esporádicas se convierten en deseos; preparará incluso un plan y lo pondrá en práctica. Hay pocos trastornos psicológicos que sean tan debilitadores y ninguno que produzca tanto sufrimiento como la depresión grave.

Los adolescentes que sufren depresión leve tienen un alto riesgo de desarrollar problemas mentales más tarde en su vida, la ansiedad, la depresión severa y los trastornos alimenticios eran mucho más comunes entre los adultos que habían tenido una depresión leve durante la adolescencia.

Existen diferentes tipos de depresiones pero concuerdan en las características principales, no todas las depresiones son iguales, puede diferir en tiempos, presentaciones y combinaciones con otros trastornos. Se presenta tanto en niños caracterizado con una irritabilidad evidente, en adolescentes, hombres, mujeres en un mayor porcentaje, en los adultos mayores, en fin, cualquiera que sea la presentación, ésta representa un foco rojo en la vida de la persona, que no dimensiona en ocasiones la decaída, las que se encuentran alrededor son las que pueden colaborar en la recuperación o simplemente  ayudarlo a pedir ayuda a un profesional.

Si tenemos la sospecha de que alguno de los nuestros familiares, amigos, personas  cercanas a nosotros está pasando por un momento difícil, mantener los ojos abiertos y la escucha activa puede salvar vidas. Nadie ve desde el problema la magnitud de él, por lo tanto, nosotros como sociedad tenemos, más que la obligación,  y como profesionista el deber ético-moral de velar por la salud mental de los pacientes.