lunes, 15 de julio de 2019

Ecoismo

El ecoísmo es un sindrome que puede surgir como resultado del abuso continúo por parte de una persona narcisista. Ahora está cobrando protagonismo gracias al esfuerzo de las víctimas por que se reconozca su problema.
El ecoísmo se popularizó gracias al psicólogo Craig Malkin, cuya obra Rethinking Narcissism dio a conocer este rasgo de la personalidad.«Redefinir el narcisismo: el secreto para reconocer y hacer frente a los narcisistas». Tras esta publicación tanto el público como la comunidad científica se interesó significativamente con ese nuevo rasgo de personalidad que acababa de definir.

Las personas con trastorno de personalidad narcisista (TPN) son explotadoras, se creen legitimadas y carecen de empatía, señala Malkin. “Son tan adictas a sentirse especiales que mentirán, robarán o engañarán con tal de satisfacer sus necesidades, sin importar lo que les cueste a los demás”. Como consecuencia de ello, las personas sensibles y empáticas pueden acabar siendo víctimas de esa explotación emocional durante la infancia y desarrollar un trastorno ecoísta. Malkin sitúa el ecoísmo en el extremo del espectro narcisista que ha desarrollado: los ecoístas temen sentirse necesitados, especiales o egoístas.

El concepto de ecoísmo tiene su origen en el mito griego de Narciso y Eco. Muchos ya conocerán la historia del dios que quedó embelesado al contemplar su propia imagen, pero quizá no tan conocida sea la historia de Eco, una ninfa del bosque que había sido castigada con la imposibilidad de hablar por completo, pudiendo solo repetir las últimas palabras que oyera.

“Eco se enamoró de Narciso, pero lo único que pudo hacer fue repetir lo que él decía”, señala Malkin. “Al igual que Eco, los ecoístas se ven sumidos en este tipo de relaciones con amigos y parejas narcisistas y tienen dificultades para expresar su propia voz. Acaban acostumbrándose a hacerse eco de las necesidades y los sentimientos de esas personas narcisistas”.

Fue entonces cuando se sumió en la más profunda tristeza. Ese rechazo, esa humillación fue más dolorosa que perder la voz. El ecoísmo integra esa misma esencia. Todos pudimos ser en el pasado personas hábiles, relucientes y fuertes en cuanto a valías psicológicas. Sin embargo, la presencia de un narcisista puede anularnos por completo en un momento dado, llevarnos a esa cueva del monte Helicón donde se refugió Eco.

Ecoismo: Son personas afectuosas y  emocionalmente sensibles pero que sienten una gran incomodidad cuando son el centro de atención. Temen expresar sus necesidades y priorizan las de los demás, son perfiles pasivos y poco asertivos debido a la presión de una pareja, unos padres o un entorno habitado por el narcisismo. Un tipo de dependencia emocional patológica ligada al entorno de las adicciones, conocida como codependencia. Este extremo se caracterizaría por la imposibilidad de destacar, por una entrega amorosa casi masoquista, un sentimiento de no ser lo suficientemente buena y baja autoestima. «… se trata de una prohibición de la afirmación de una identidad singular».

Las personas con padres narcisistas muchas veces acaban buscando de forma inconsciente parejas con ese mismo patrón de comportamiento cuando son adultas. Cuando has tenido que anular por completo tu propia identidad, la única forma de sentirte viva es seguir recibiendo ese mismo trato.

El abuso narcisista incluye tácticas de manipulación psicológica como la humillación, el aislamiento, el gaslighting y un comportamiento de negación y rechazo a comunicarse. “El aspecto más corrosivo para la autoestima de un ecoísta es que deja de sentirse una persona”. Es posible que las mujeres tengan una mayor tendencia a buscar inconscientemente parejas con rasgos narcisistas y a asumir el papel de Eco en otras relaciones. Las mujeres ecoístas pueden sufrir marginación en el trabajo o en grupos de amigos, lo cual puede llevar a un bajo rendimiento y provocar ansiedad. Las personas ecoístas viven para complacer.

El síndrome de Eco no es un trastorno psicológico. Este es un aspecto que conviene dejar claro. El ecoísmo es solo un rasgo, un rasgo que conforma un tipo de mecanismo de supervivencia poco hábil y que puede resumirse del siguiente modo: «si yo quiero estar seguro y recibir afecto, debo pedir lo menos posible y dar todo lo que pueda».

Todas las personas coinciden en que en el sector de la salud mental todavía no hay suficiente concienciación sobre el ecoísmo. No hay ningún servicio de asistencia. Las personas ecoístas recurren a psicólogos, a la policía, los tribunales…y por lo general se sienten incomprendidos. Esto resulta muy doloroso, ya que no solo han sufrido anulación emocional en sus relaciones, sino que tienen la agravante de la angustia emocional causada por la anulación crónica a la que los somete el resto de la sociedad.

La clave para ofrecer un buen tratamiento a una persona ecoísta es ayudarle a encontrar su propia voz. “La gente no lo entiende; te silencia continuamente”. Se sugiere a mis colegas psicólogos que ayuden a estos pacientes a recuperar la confianza en sí mismos, “a que vuelvan a sentirse con derecho a ser cuidados y entendidos”. Trabajar aspectos como la autoestima, la asertividad y el que aprendan a sentirse cómodos diciendo 'no', y nutrirlos de afecto y dignidad en si mismos. También cosas sencillas, como el cuidado personal; ya que estas personas lo han abandonado por dedicarse a cuidar de la persona narcisista. Acudir a terapia es la mejor opción: “Es totalmente posible recuperarse de este maltrato. Solo hace falta gente buena que te escuche y te valide”.


Fuente: Red