lunes, 20 de octubre de 2014

El Estrés Académico

Entre los profesores, como entre los estudiantes, se considera como algo normal que el alumno esté algo nervioso, estresado o ansioso antes de iniciar un examen, esta situación, consideran la mayoría, puede ayudar a que el alumno esté más alerta y despliegue mayor esfuerzo de concentración y acción, lo cual le ayudaría a mantener un rendimiento alto mientras hace su prueba. Sin embargo, en algunos casos el estrés es muy intenso, a tal grado que interfiere en la concentración, el rendimiento y por consiguiente el resultado.
El estrés académico puede definirse como una activación fisiológica, emocional y cognitiva, ante estímulos y eventos académicos.

“el estrés está presente en todos los medios y ambientes, incluido el educativo, en donde se centra el objetivo de esta discusión, de ahí que los psicólogos, los docentes y los padres de familia, hayan identificado la necesidad de conocer las implicaciones que tiene sobre el rendimiento de los estudiantes”.

El estrés académico  es un gran problema, para los estudiantes universitarios de hoy en día, y especialmente los que están en carreras que requieren un alto conocimiento en varias áreas y por ende, resulta realmente intensivo estudiarlas. Es por esto que los estudiantes manifiestan sentir, depresión, ansiedad y baja autoestima.

Estudios de colegas de algunas universidades, dicen que los estudiantes suelen padecer un cuadro de estrés en las fechas de febrero, junio y septiembre, que curiosamente, coinciden con las épocas de exámenes. Y es que por mucho tiempo que lleves estudiando, pocos son los que se resisten a los nervios y al mal trago que provocan los exámenes. Sin embargo, mientras que todo se reduzca a los típicos nervios no pasa nada, el problema es cuando la ansiedad nos vence y afecta a nuestro rendimiento y a la calificación. En el fondo, en la mayoría de casos de los estudiantes que están tan sumamente estresados, es porque no se han preparado lo suficiente y no se sienten seguros.

De forma contraria a lo esperable, no son las situaciones de evaluación las que generan más estrés, sino que éste aparece de forma más intensa en relación con el "agobio" que provoca la relación cantidad de trabajo/tiempo. Los estudiantes tienen muchas cosas que hacer y poco tiempo, lo cual genera más estrés que la propia realización del examen. “el terror se manifiesta en forma de pensamientos destructivos, ya que el estudiante está convencido de que no será capaz de aprobar, lo que le genera ansiedad y una baja autoestima. Y a su vez, las emociones negativas, como el miedo, la ansiedad, la tristeza y la irritabilidad, hacen que todos los esfuerzos sean vanos”. Por otro lado, la sensación de fracaso y de inseguridad es tan grande, que en muchos casos, los estudiantes evitan estudiar o incluso presentarse a las pruebas, aun habiendo estudiado, porque están convencidos de que van a suspender. “los jóvenes afectados por este trastorno, paradójicamente, no es que sean malos estudiantes, sino todo lo contrario y es que son demasiado perfeccionistas, autocríticos y autoexigentes, a quienes les importan sobremanera los resultados”. Un ambiente muy competitivo en clase y padres muy exigentes, que les piden a sus hijos más de lo que estos son capaces de conseguir, también son factores que pueden llevar a los alumnos a estar angustiados.

Algunos casos de alumnos que sacan notas muy por debajo de lo que realmente saben, habitualmente el examen no es el problema, sino su autoestima. Se observa últimamente a jóvenes sobre-protegidos que no han tenido que tomar decisiones, que han sido otros quienes lo han hecho por ellos a lo largo de su proceso de maduración. Y estos tienen una tolerancia cero a la frustración, miedo a equivocarse, pánico a no saber escoger la mejor de entre todas las respuestas.

Las consecuencias de altos niveles de estrés “van desde los estados depresivos, ansiedad, irritabilidad, descenso de la autoestima, insomnio, hasta asma, hipertensión, úlceras, etcétera” afectando de modo perjudicial tanto la salud, como el rendimiento académico de los alumnos.

La preocupación también es un factor de estrés en la vida estudiantil como también la ansiedad, estas dos pueden llevar al estudiante a una depresión inmensa. El estrés no solo aparece de un día al otro, es un proceso continuo donde poco a poco se va deteriorando la capacidad mental para retener información y es cuando la mente se cansa y pierde toda capacidad para ayudar al estudiante seguir una vida académica eficaz. Muchas veces los propios estudiantes son los que crean estas preocupaciones en sus vidas por su modo de vida. Los padres también pueden contribuir al estrés de sus adolescentes al no entender cómo lidiar con su propio estrés.

El porcentaje de estudiantes afectados por el estrés se halla entre el 15% y el 25%. Nervios, estrés y ansiedad que en dos de cada diez estudiantes puede desembocar en fracaso escolar. Por otro lado, cuánto más ansioso estés, más te costará concentrarte y retener los contenidos nuevos. Por eso, tanto nosotros los psicólogos como neurólogos recomendamos hacer un corte de 5 o 10 minutos por cada hora de estudio y aprovechar para distender el cuerpo y la mente.

Existen algunos trucos para relajarse, el ejercicio físico es un buen aliado, también hacer ejercicios de estiramiento para relajar espalda y hombros, control de la respiración. Te pueden ayudar a mejorar tus niveles de concentración e imaginación aumentando tu memoria y controlando tus nervios. La “escritura expresiva” para el estudiante, reduce la cantidad de pensamientos obsesivos, ejemplo: hacerle escribir acerca de cómo se sienten/sentían justo antes de hacer sus exámenes, probablemente mejore sus resultados sustancialmente. El afrontamiento “es el proceso a través del cual el individuo maneja las demandas de la relación individuo-ambiente que evalúa como estresantes y las emociones que ello genera” modificación de pensamientos y conducta.

Síntomas de Estrés
  • Trastorno en el sueño
  • Problemas digestivos.
  • Migraña o dolor de cabeza
  • Fatiga o cansancio crónico
  • Dolor en el cuello o en la parte baja de la espalda
Recuerda que el estar relajado favorecerá la asimilación de conocimientos y el poder recordarlos luego mucho mejor.

Actualmente los adolescentes sienten la presión de un plan de estudios más exigente, períodos de tiempo más largos para hacer tareas, pruebas importantes y admisiones más competitivas para ingresar a la universidad, según una nueva encuesta.

Recientes investigaciones sobre ciencias cognitivas y psicología están proporcionando una mejor comprensión sobre el binomio estrés y rendimiento. Se sabe que una ansiedad moderada puede mejorar nuestra productividad, pero que, en cambio, cuando es elevada y sostenida en el tiempo, puede abocar al fracaso. Conocer mejor esa relación permite a los neurocientíficos, docentes y psicólogos desarrollar estrategias que ayuden a afrontar esos miedos.

Cuando sentimos estrés, aumenta la frecuencia cardíaca para bombear más sangre al cerebro, a los pulmones y a los músculos, lo que a su vez aumenta la capacidad de concentración y la velocidad de reacción. Una activación del sistema nervioso es beneficiosa, puesto que nos hace estar más alerta, atentos, preparados, y se ha visto que es capaz de mejorar nuestro rendimiento en una tarea.

Para afrontar un examen:

1. Adoptar unos hábitos de vida saludables, sobre todo en época de exámenes.
2. Tener una técnica eficaz en el estudio.
3. Tener la motivación suficiente.
4. Realizar una preparación mental.  (Respiración y relajación)
6. Estudiar más y prepararse mejor: En general, la ansiedad y el nerviosismo nos atacan cuando sentimos que no nos hemos preparado bien y que, por tanto, no nos sentimos seguros. Cuanto más hayamos estudiado antes de un examen, menos estresados iremos a la prueba.
7. Ser positivo: También hay gente tóxica, compañeros que tienen la habilidad de contagiarnos sus miedos y negatividad. Antes de los exámenes, es preciso huir de ellos.
8. También el tener una buena organización del tiempo, el poder compartir las emociones ayuda a aliviar la carga y tener un tiempo para un espacio personal donde nadie nos interrumpa, en el cual podamos relajarnos y recargar la capacidad mental para no caer en estrés.

Recuerda que la estrategia mental para lograr el éxito es la “la práctica, repetición y el ensayo”.

Sugerencias

Es necesario diseñar programas para reducir los efectos adversos que puede tener el estrés sobre el desempeño académico en general y atender oportunamente a los estudiantes en riesgo.

Quizás sería más importante priorizar la media de toda la escolarización y por qué no, el trabajo proactivo. Como ocurre en la universidad, se podría trabajar en proyectos, realizados a lo largo de tres o cuatro meses y no en un solo examen intensivo. Si los exámenes son o no la mejor forma para evaluar los conocimientos de un alumno es un tema candente de forma recurrente en educación.

Se recomienda analizar con mayor profundidad la etiología, prevalencia, manifestaciones clínicas y tratamiento, en las diversas poblaciones susceptibles de padecer el estrés académico. 

Finalmente se sugiere que las instituciones deben realizar un balance de los programas que ofrecen y el grado de dificultad que representan; realizar un diagnóstico para detectar si los docentes, la institución, el ambiente, etc., pueden ser causales de generador de estrés.

domingo, 19 de octubre de 2014

Los Bebes No son lo que nos Contaron

He leído este articulo por casualidad que desde hace meses circula en la red y me ha encantado. Por ello, lo comparto con ustedes.
No. Los bebés no son como nos lo contaron. A los bebés no les gusta dormir en cuna. Rodeados de barrotes. Presos en una jaula. No. Los bebés quieren dormir junto al cuerpo de su mami, calentito, seguro, amparados, amados, tocados. No. Los recién nacidos no quieren siquiera estar en posición horizontal. Quieren dormir en tu pecho, en vertical, meciéndose al arrullo de tu corazón. En horizontal su digestión se ralentiza, vomitan, buchean, cogen cólicos, se asustan, se sienten vulnerables. No. Los bebés no se acostumbran a los brazos: ya nacen acostumbrados. Desde el principio saben bien lo que es bueno. No. Los bebés no duermen toda la noche. Se despiertan a cada rato. Para comer y para no comer. Para comprobar que estás a su lado y que los estás cuidando. Para cerciorarse de tu presencia, que es su seguridad. Para tocarte y olerte. No. Los bebés no quieren estar solos. No quieren perderte de vista ni un minuto, quieren estar junto a ti, en el centro de la vida. No. Los bebés no quieren jugar solos en un corral. Quieren jugar contigo, sonreír, ser atendidos, treparte por encima, gatear por el salón. No. Los bebés no quieren tomar leche de otra especie. Quieren leche de la suya, de la que sabe a mamá. No. Los bebés no quieren chupar todo el día un trozo de plástico. Quieren chupar tus pechos, sus manitos, tus dedos, piel humana. No, los bebés no quieren que los vistas, ni que les pongas tejidos picones, pendientes en las orejas, ropas apretadas, cintas, encajes y otras cosas molestas. Quieren estar desnudos, correr sin zapatos, disfrutar del tacto de la naturaleza en su piel, de piel con piel contigo. No. Los bebés no quieren estar quietos. Quieren que te muevas, que los mezas, los arrulles, que andes y pasees, y los lleves contigo. En cuanto pueden, quieren gatear, correr, saltar, explorar, llegar a todas partes... Sí. Los bebés son curiosos por naturaleza. Quieren y deben tocarlo todo. Incluidas esas cosas que más tú tocas: los mandos, los relojes, los teléfonos, los equipos informáticos. Su riqueza sensorial se desarrolla a partir de ahí. No. Los bebés aprenden lo que viven. Si siempre oyen "no", pronto a todo te dirán no. Si a todo tienes miedo, pronto a todo tendrán miedo. No. Los bebés no son alto-demandantes. Somos nosotros los bajo-tolerantes, los bajo-pacientes, los bajo-disponibles, los bajo-respondedores. No. Los bebés no quieren que los dejes. Quieren ir contigo a todas partes, eres su ejemplo, su seguridad, su referente, su único universo.

Te guste o no te guste, así son los bebés humanos, primates, mamíferos. Si quieres comprobarlo, tan solo ten uno. Ninguna otra especie desconoce y maltrata tanto a sus propias crías. Si queremos un mundo un poquito más humano, bien haríamos en comprenderlo. 

No son como nos lo contaron. Son infinitamente mejores y más inteligentes. Cualquiera que ve a estas crías diría: ¡qué especie tan avanzada! ¿Y cómo se convirtieron en lo que hay?