lunes, 24 de junio de 2013

Heridas que Impiden ser uno Mismo

Reflexión 

Nuestra alma elige los padres y las circunstancias de nacimiento por razones muy precisas. Venimos a experimentar una serie de vivencias para sanar una serie de heridas, y así integrar la personalidad con el alma. Venimos a aprender a aceptar y amar incondicionalmente partes de nosotros que hasta ahora han vivido ignoradas y con miedo. Somos atraídos hacia padres con heridas como las nuestras para recordarnos qué hemos venido a amar.

Aprender a aceptar nuestras heridas es aprender a ser responsables y a amarnos incondicionalmente y esa es la llave para la transformación y la sanación del alma.

¿Te has dado cuenta que cuando acusas a alguien de algo, esa persona te acusa a ti de lo mismo? 

Verifícalo con la otra persona y aparte de sorprenderte, verás cómo te liberas de juicios.

No aceptar nuestra herida, sentirnos culpables, con vergüenza o juzgarnos, es atraer circunstancias y personas que nos harán sentir esa herida no aceptada. Aceptar la herida no significa que sea nuestra preferencia tenerla; significa que, como seres espirituales que elegimos vivir la experiencia humana para espiritualizar la materia, nos permitimos experimentar esa herida sin juzgarnos y aprender de la experiencia. Mientras haya miedo, hay herida y hay un juicio o creencia que bloquea su sanación. Cuando aprendemos a aceptar nuestras heridas estamos desarrollando el amor y estamos espiritualizando la materia.

La sanación se produce totalmente cuando nos aceptamos a nosotros. El perdón hacia uno mismo es lo que finalmente nos sana, y para eso hay que aceptar que uno mismo es responsable de todo lo que le ocurre, y aceptar que ha acusado a otros de hacer lo que uno mismo hace a los demás. En el fondo, todos somos humanos, y aceptar nuestras limitaciones es lo que nos hace humildes y nos permite descubrir nuestra herencia divina.

Las cinco heridas del alma más comunes son:

- El rechazo
- El abandono
- La humillación
- La traición
- La injusticia


No necesariamente tenemos las cinco heridas. Con humildad y sinceridad cada cual puede reconocer sus heridas. Reconocer nuestra limitación humana es el primer paso en el proceso de sanación. Si nos cuesta identificar nuestras heridas es porque nos ocultamos tras una máscara, que se construyó para no ver ni sentir esa herida.

domingo, 23 de junio de 2013

Trastorno de Identidad de la Integridad Corporal

¿Qué pensarías si alguien te comenta que le molesta un miembro de su cuerpo, por ejemplo un brazo o pierna y siente deseos de amputárselo?
El trastorno de identidad de la integridad corporal o BIID (Body Integrity Identity Disorder) es una enfermedad psiquiátrica que provoca en el individuo afectado un irresistible deseo por amputarse una o más extremidades sanas del cuerpo.

En el individuo afectado hay un irresistible deseo por amputarse una o más extremidades sanas del cuerpo la principal motivación de estos pacientes es tener alguna discapacidad, este trastorno podría considerarse como una forma del síndrome de Munchausen, este trastorno se conoce también como "Apotemnophilia" o el trastorno de identidad Amputado. El BIID es una enfermedad poco común y muchas personas que lo padecen tienden a mantenerlo en secreto por miedo a ser estigmatizados.

Se caracteriza por la sensación que tiene un individuo de percibir una parte de su cuerpo como si no formara parte de él, se manifiesta desde su niñez y lo acompaña toda la vida. Una persona que sufre de BIID desea tener amputadas una o más de sus extremidades.

Las causas exactas del desorden de identidad de la integridad corporal son desconocidas. Una teoría plantea que un niño, luego de ver a un amputado, puede quedar con su psique marcada y adopta aquella imagen corporal como un «ideal». Otra popular teoría sugiere que un infante que no se siente querido puede creer que convirtiéndose en un amputado atraerá la simpatía y el cariño que necesita. La teoría biológica propone que el desorden es una condición neuropsicológica, la cual presenta una anomalía en la corteza cerebral relacionada con las extremidades. Si esta condición fuera neurológica, podría ser conceptualizada como una clase congénita de somatoparafrenia, una condición que a menudo se origina luego de una apoplejía en el lóbulo parietal superior contralateral a la extremidad no deseada no recoge información de dicho miembro. Es como si el cerebro no reconociera un miembro debido a un problema congénito.

Los enfermos con BIID se sienten incompletos con sus cuatro extremidades y se alivian después de la amputación. Saben exactamente qué parte de qué miembro debe ser cercenada para calmar su sufrimiento. Las personas con este trastorno sienten que un trozo de alguna de sus extremidades no es suyo, no forma parte de su imagen interna. Los pacientes narran que sienten envidia cuando ven una persona amputada, incluso se han documentado casos de individuos que se han dejado atropellar por un tren, se disparan con un arma de fuego o utilizan sierras eléctricas para amputarse brazos y piernas totalmente sanos, se han auto lesionado provocándose heridas tan graves en sus extremidades que los médicos han tenido que amputarlas. El pedido más común es la amputación sobre la rodilla de la pierna izquierda o una de las manos del brazo.

Estas personas sienten una profunda envidia hacia la gente amputada y perciben los síntomas antes mencionados como extraños y anormales. Se sienten solos con estos pensamientos y creen que nadie podría entender sus impulsos. Por lo general sienten vergüenza de sus ideas e intentan ocultarse del resto, incluso de los terapeutas y profesionales de la salud. Desde el psicoanálisis, una compulsión a dañarse el cuerpo o cercenarse una parte remite necesariamente a lo que se denomina como «castración», una operación fundamental por la que atraviesa todo sujeto y que se efectúa a nivel simbólico. La denegación de la castración simbólica es lo que marca el salto a lo real del cuerpo, por eso se trata en general de estructuras ligadas a la psicosis, en ocasiones a la perversión.

Cuando logran su objetivo, no se sienten inválidos, como habitualmente se sentiría la gran mayoría de la gente en esas circunstancias; sino satisfechos y con la sensación de haberse liberado de una pesada carga. Así tras la amputación de miembro la sensación de ansiedad que sienten desaparece repentinamente, se sienten felices y por sobre todo se comienzan a ver como personas completamente normales.

Estudios recientes confirman que el BIID está asociado al estado psicológico o psicofísico comparado al de las personas transgénero, ambos trastornos producen un problema de identidad, porque se perciben partes del cuerpo como si no fueran propias.

A pesar de que la gente con BIID es comúnmente considerada psicópata, un diagnóstico de psicosis excluye un diagnóstico de trastorno de identidad de la integridad corporal.

Ética e implicaciones legales

Las siguientes declaraciones representan las opiniones de ambos lados de la cuestión:

SÍ: El deseo de amputación viene desde hace mucho tiempo. El paciente no es un psicótico y él es muy consciente de los riesgos y las consecuencias, la cirugía es éticamente permisible, ya que evitará que muchos pacientes BIID se hieran o mueran en el intento de obtener la amputación.

NO: La amputación de las extremidades saludables es una violación del juramento hipocrático, que indica a los médicos a hacer ningún daño. Desde el punto de vista psiquiátrico, el deseo de un paciente BIID de amputar una extremidad es tan delirante como el deseo de una anoréxica a seguir perdiendo peso. En tales casos, la persona debe ser protegida por el médico de su o sus propios deseos irracionales. Los costos significativos para la sociedad podrían producirse si, por ejemplo, la persona que reclama el derecho a la rehabilitación médica y la jubilación anticipada.

DSM-V se conoce ya como Body Integrity Identity Disorder (BIID)