jueves, 25 de abril de 2024

Ausentismo en Pacientes en Consulta Psicológica

Todos los psicólogos nos hemos encontrado que, aún delante de nuestras muchas sugerencias de las posibles consecuencias, una cierta parte de nuestros pacientes abandonan la psicoterapia antes de que esta haya llegado, efectivamente a término. Es aquello que, en otras ramas de las ciencias de la salud, llamarían una “alta voluntaria”. Y aunque es bien cierto que, muchos de ellos, acaban retomando de nuevo la terapia, también lo es que se han dado pasos hacia atrás en el camino avanzado.
Entre estos últimos se encuentran los adolescentes, falta de adherencia al tratamiento, los pacientes con bajo nivel educativo, por mecanismo de defensa y los que dicen “las pastillas” les funcionan muy bien o no les funcionan para nada. Por tanto, cargan de “poder” al tratamiento psiquiátrico y desnudan a la psicoterapia del mismo ya que se habrán visto abocados a hacerla por orden psiquiátrica o por insistencia familiar.

En contra de lo que se pueda pensar muchas veces, abandonan el tratamiento pacientes que presentan psicopatologías severas o incluso, sintomatología severa de una psicopatología que, en principio, tendría fácil solución. El abandono supone el agravamiento de dichas patologías y no somos conscientes del daño que nos estamos infringiendo pero la familia tampoco es especialmente insistente.

Nota: No necesariamente se acude a consulta por una patología, sino como una forma de desarrollo personal. En el diván pueden tratarse "pequeños dolores" que a pesar de no ser "devastadores" merecen un lugar. Para evitar procesos a medias, aprenda a elegir un psicólogo, cómo funciona la terapia, el tiempo que dura y lo que debe y no debe ocurrir durante la psicoterapia.

Algunas consideraciones sobre los motivos más comunes de abandono de la terapia psicológica por parte de los pacientes
  1. La demanda ya no les preocupa. Cuando hablamos de demanda, en psicología, nos referimos al motivo que lleva a un paciente a la consulta de un psicólogo. Puede ocurrir que dicho motivo, al llegar a la consulta, ocupe una posición central en la vida del paciente pero al transcurrir el tiempo se adopta una nueva percepción que permite minimizar o relativizar el problema, dejando de ser central y por tanto, de preocuparnos. Sin embargo, ello no significa que este absolutamente resuelto.
  2. El paciente se ha desmotivado. En psicoterapia, existen distintas corrientes. Normalmente, cada uno de nosotros estamos adscritos a una de ellas. Sin embargo, diseñar un tratamiento significa tener en cuenta las peculiaridades de cada paciente, su carácter, el objeto de su demanda, si ya venía motivado de casa o no…”lo que no se puede es aplicar un mismo traje para todos los pacientes que entren en nuestra consulta porque a unos les quedará corto, a otros largo, otros lo romperán, a otros les irá holgado” y estos acabarán sintiendo que la  terapia “no sirve para nada” o “no me hace nada” o “no noto nada diferente”, se desmotivarán y acabarán abandonando.
  3. Expectativas demasiado elevadas respecto a resultados inmediatos. Otras veces, se abandona porque el paciente, al inicio del tratamiento, tiene unas expectativas demasiado altas respecto a la resolución casi inmediata de su problema. Aunque a estos pacientes se les avisa, al inicio, de que la psicoterapia es un proceso muy eficaz, por otra parte, depende de lo que presente el paciente, podría ser lenta ya que necesita su tiempo para poner en orden el revuelto armario emocional que lleva a consulta, de hecho, esta es una de las funciones más importantes del psicoterapeuta durante las primeras sesiones: nivelar las expectativas hasta un nivel razonable para no acabar provocándose el abandono por no haber satisfecho la idea con que el paciente llegaba a consulta y que forman parte de ese “pensamiento mágico” del que ya hemos hablado, el simple hecho de sentarse en el sofá del terapeuta o de traspasar su puerta ya remedia su problema.
  4. Desconocer el número de sesiones que precisará el paciente durante la terapia. Se ha observado que se consigue una mejor alianza terapéutica cuando desde el inicio el paciente tiene una idea aproximada de cuántas sesiones necesitará para cumplimentar su tratamiento. También es cierto que, a excepción de en determinados casos, en pacientes de corte psiquiátricos o en las terapias de parejas, es difícil dar un número exacto de sesiones ya que pueden producirse muchos factores inesperados a lo largo del tratamiento, tanto por parte del paciente como del psicólogo, o puede ocurrir que el paciente no responda al tratamiento, con lo cual volveríamos a encontrarnos que el paciente abandonaría, no por incumplimiento, sino por desmotivación o, especialmente, por expectativas no cumplidas. Por tanto, mantener un objetivo en el tiempo, aunque aproximado, ayuda a que el paciente sea fiel a la psicoterapia y también, con las tareas de casa.
  5. Falta de rapport con el psicólogo. En psicoterapia, la calidad de la relación que se establece entre el paciente y el psicoterapeuta es básica, ya que si el paciente percibe que no existe una conexión con el psicólogo, que no le comprende o que minimiza sus problemas, el tratamiento fracasará por abandono del paciente.
  6. Incumplimiento de las tareas para casa. La psicoterapia cognitivo-conductual, en el espacio intersesiones se basa en “tareas para casa”  que los pacientes deben realizar fuera de la consulta. Sin embargo, muchos de ellos creen que el tratamiento, acaba cuando finaliza la sesión y no vuelven a pensar en él hasta la siguiente sesión ya sea por pereza, por considerar que los ejercicios no son necesarios o que “no servirán para nada”. Esto implica que el tratamiento se retrasará, las expectativas de las que antes hablábamos no se cumplirán, y como resultado, aparecerá la frustración y la desmotivación que produce el abandono.
  7. Actitudes inadecuadas del psicólogo. Frecuentemente, los pacientes que interrumpen su tratamiento repentinamente hacen responsable al psicólogo del abandono, lo cual no significa que siempre sea así pero sí que es cierto que,  en algunos casos, determinadas actitudes sí pueden acabar intencionadamente con la psicoterapia. La mayoría de dichos pacientes afirman que han existido problemas como falta de competencia profesional, la personalidad del terapeuta  o la contradicción entre su discurso y los valores del paciente.
  8. Negación a profundizar en algunos temas. (cuando la negación es prolongada) Cuando un paciente acude a la consulta de un  psicólogo, normalmente lo hace con una demanda, es decir, con un problema que pretende solucionar. Pero, generalmente, este problema es sólo un síntoma de un conflicto más profundo. Por ello, y a pesar de que el paciente piensa en tratar su tema de demanda e, incluso, muchas veces, dice “pero eso ya lo tengo superado, y no quiero hablar de ello”, lo que nos está diciendo el síntoma es que, en realidad, no está tan superado como cree y por tanto, es necesario hablar de ello. Y aquí empieza uno de los puntos de conflicto, tenemos un paciente que se niega a hablar de algo necesario, un psicólogo que necesita que el paciente exprese sus emociones y se libere, para poder continuar y la psicoterapia que queda frenada, no avanza, generando frustración, tanto en el psicólogo como en el paciente, quien prefiere abandonar la psicoterapia.
  9. Negación al cambio. En contra de lo que pueda parecer, muchos pacientes abandonan la terapia justo cuando empiezan a mejorar porque creen que ya no la necesitan con lo cual hay una elevadísima probabilidad de recaída. Esto se debe a que suele existir una cierta negación al cambio, de la misma manera que existe negación a profundizar en el síntoma. No podemos olvidar que cualquier tipo de patología que se ha arrastrado durante un cierto tiempo, la llegamos a interiorizar y es entonces cuando el cambio puede asustar de la misma manera que asusta todo aquello que no controlamos, que sea novedoso, aunque este es un proceso que se da a nivel inconsciente.
  10. Consejo de otro profesional de una corriente teórica distinta. Algunos pacientes no se contentan con el criterio de un profesional sino que busca opiniones de diferentes profesionales. Es el caso de los pacientes que abandonan la terapia para iniciar otra pero ¡sorpresa! De una corriente teórica distinta, de hecho, son pacientes que van de un psicólogo a otro en la búsqueda de que confirmen sus creencias o sus opiniones y que el psicólogo puede ya intuir, más o menos, que se producirá un abandono cuando una de sus primeras frases es “eres la tercera psicóloga que tengo. A las otras dos, las dejé… ya te contaré”
Conclusión

Una de las desventajas de la práctica privada, es la necesidad de atender y cumplir con los tiempos. Nos lamentamos por los espacios vacíos en nuestros horarios cuando los pacientes no se presentan o no llaman con antelación para notificarnos que no va a venir. Hacen perder una cita que otro paciente habría ocupado felizmente o por atención urgencia. Por supuesto, pasan cosas en la vida y una cita se pierde o se olvida. Como miembro de la especie humana, me puede pasar alguna vez. Sin embargo, muchos de los pacientes que se ausentan se habían puesto en contacto directamente un día antes o con nuestro personal para solicitar, confirmar su turno de atención, y siempre en la primera cita se hace un contrato verbal para prevenir estas situaciones adonde la ausencia es inexcusable. Como también es una obligación del profesional no retener "en vano" al paciente. Evitar el riesgo de la iatrogenia y malas praxis “ante todo, no hacer daño” en el ejercicio profesional del psicólogo.

El mayor riesgo del abandono terapéutico y/o la inasistencia, es el fortalecimiento del síntoma.

En mi actual mundo profesional, no asistir a su cita, es un vacío, qué significa inevitablemente tiempo e ingresos perdidos y la imposibilidad de atender a alguien más. Cuando un paciente pierde su cita psicológica programada, afecta algo más que su salud, afecta a la rentabilidad de un especialista. 

"Nuestra ética está en no hacer uso de ese poder nada más que para ayudarle y no permitir que nos entrone en un lugar del cual no nos pueda mover nunca y nos necesite para siempre".


miércoles, 24 de abril de 2024

Depresión de Alto Funcionamiento

Quizás nunca hayas oído hablar de la depresión de alto funcionamiento. Este tipo de depresión está muy presente entre nosotros. Y es que de entre todos los tipos de depresión, es justo esta la que se sale de los estándares esperados de dicha enfermedad mental.

T D P

Se puede tener una vida perfecta en apariencia, pero no plena. Porque se puede disfrutar de muchas actividades y aficiones, pero que no te acaben de llenar. A pesar de esa apariencia externa, hay algo dentro de ti que no te permite ilusionarte, motivarte y, en definitiva, ser feliz.

Es por ello que me gustaría explicarte qué es la depresión de alto funcionamiento para que, si te sientes identificado con sus síntomas, ofrecerte la mejor ayuda posible para poder superarla.

¿Qué es y qué síntomas presenta la depresión de alto funcionamiento? ¿Crees que padeces depresión de alto funcionamiento? Permite que te ayude:

¿Qué es y qué síntomas presenta la depresión de alto funcionamiento?

También conocida como depresión de alta funcionalidad o distimia, te permite vivir tus rutinas diarias, tu trabajo, eventos familiares y aficiones con total normalidad, pero en el fondo te sientes desmotivado, desilusionado y cada vez te cuesta más disfrutar de los placeres de la vida.

Pero a diferencia de otro tipo de depresiones, no te deja postrado en la cama entre tristeza y lágrimas, sino que eres capaz de levantarte de ella cada mañana y cumplir tus obligaciones. Es decir, sigues con normalidad tu vida cuando tienes depresión de alto funcionamiento.

Ahora bien, pese a ser bastante difícil de diagnosticar, hay algunos síntomas que ayudan a tratar de comprender los procesos mentales en cada persona y saber si es posible que esté sufriendo dicho trastorno. Conoce algunos de ellos:

Dificultad para experimentar alegría, ilusión y motivación

Porque lo que antes te llenaba, ya no lo hace. Las aficiones que durante tanto tiempo te han aportado felicidad se sienten grises y aburridas. Te da igual que gane tu equipo favorito, y celebras con indiferencia cualquier éxito personal o de personas cercanas.

Las personas que padecen esta depresión tampoco están muy abiertas a nuevas experiencias, cerrándose en su zona de confort y en ese circuito diario que les aporta seguridad y rutina.

Y quizás sí les interese probar cosas nuevas en el fondo, pero también hay algo dentro de ellas que les retiene a lanzarse.

Lo que podría ser un bajón emocional temporal se convierte en algo a largo plazo que puede durar semanas, meses e incluso años. Esta incapacidad por sentir plenitud no solo afectará a la propia persona, sino a sus relaciones sociales e incluso a los vínculos familiares.

Autocrítica implacable

De cualquier error se forma una montaña, eres capaz de fustigarte durante varios días por esa estupidez que cometiste y te arrepientes de que esa falta de energía no te haya permitido hacer las cosas de manera diferente. Pero aun así, no encuentras fuerzas para ponerle remedio.

La autocrítica se acentúa con la depresión de alto funcionamiento. Y es que pese a poder hacer las cosas perfectas, como siempre, hay pequeños detalles que te rechinan; e incluso puedes creer que tu esfuerzo ha sido insuficiente, pese a que los demás te feliciten por tu trabajo.

Creerás que eres insuficiente, que no eres válido y poco a poco esos pensamientos saboteadores minarán tu autoestima. Dejarás de ser objetivo ante tus propios éxitos y logros para permitir que el sentimiento de frustración siempre esté presente, aunque no hayas cometido ni siquiera un error.

Las cosas pequeñas se magnifican

Esas situaciones cotidianas que antes pasabas por alto, ahora se convierten en otro granito de arena en tu zapato. Gestos, palabras, ruidos e incluso actitudes que podrían ser inofensivas ahora te hacen sentir irritado y molesto.

La depresión de alto funcionamiento reduce el límite de tolerancia ante estas situaciones, haciéndote más sensible a que te generen malestar y, en definitiva, que se te vaya acumulando negatividad en tu interior que estallará tarde o temprano.

Utilización de estrategias propias de afrontamiento

Los síntomas a veces persisten tanto que el propio afectado por la depresión trata de buscar una solución. Es por ello que de forma inconsciente acude a las estrategias de afrontamiento, centrándose primero en el problema, luego en las emociones y por último, la evitación.

Centrarse en el problema suelen utilizarse cuando la situación aún es controlable y se puede remediar, modificando el origen del problema para que este no afecte a la persona. Pero si se vuelve incontrolable y no se puede solucionar, emergen las emociones y se debe lidiar con ellas, por ejemplo, cuando las cosas pequeñas se magnifican.

Por último, las estrategias de evitación se utilizan para evadirse del problema, para darle una patada a la pelota y esperar que en el futuro se solucione. La distracción en otras tareas ayuda a tomar distancia, evitar el estrés de afrontar la situación de frente y crea un hábito que no facilitará la resolución de los problemas.

¿Crees que padeces depresión de alto funcionamiento?

Muchas personas que sufren este tipo de depresión necesitan ayuda y nunca acaban por conseguirla, ya sea porque creen que sus síntomas no son tan graves o porque ni siquiera saben que padecen esta enfermedad.

No es fácil superar sus síntomas, sobre todo cuando han arraigado durante mucho tiempo sin tratarlos. Es por ello que muchas personas que necesitan ayuda para vencer a la depresión de alto funcionamiento se resisten a cambios que rompen su normalidad creada a través de años de rutina.

Si crees que sufres depresión con alta funcionalidad, no te quedes con la duda: acude a un profesional que te ayude a despejar cualquier incógnita, diagnosticarte de forma adecuada y comenzar a trabajar para vivir con más ilusión, motivación y felicidad.


Iratxe López, Doctora en Psicología y Psicóloga Clínica.


lunes, 22 de abril de 2024

TDAH y Problemas del Sueño

El TDAH y los problemas del sueño: por eso siempre estás tan cansado

¿TDAH te cansa? Los trastornos del sueño causados por el TDAH se han pasado por alto por varias razones. Pero estudios recientes confirman que los síntomas del TDAH no desaparecen por la noche. Aquí, comprenderás el vínculo entre el TDAH y el sueño y sus manifestaciones más comunes.

Además, obtendrás un plan para curar tu sueño, permanecer dormido más tiempo y así despertarte más saludable.

TDAH y problemas del sueño

Muchos adultos con TDAH rara vez duermen fácilmente, rara vez duermen profundamente toda la noche y luego rara vez se despiertan sintiéndose renovados.

Más a menudo, la inquietud y el letargo físico y mental del TDAH perturba los patrones de sueño de una persona, y el agotamiento resultante daña la salud y el tratamiento en general.  Esto es ampliamente aceptado como cierto. Pero, como ocurre con la mayor parte de nuestro conocimiento sobre el TDAH en adultos, estamos ahora comenzando a comprender el vínculo más fuerte entre el TDAH y el sueño, que crea dificultades.

¡¡Así como los síntomas del TDAH no desaparecen en la adolescencia, tampoco desaparece por la noche!! En algunas personas continúa perjudicando el funcionamiento de la vida las 24 horas del día.

En los primeros intentos por definir el síndrome, los trastornos del sueño se consideraron como un criterio para el TDAH, pero se eliminaron de la lista de síntomas porque se pensó que la evidencia de ellos era demasiado inespecífica.

A medida que la investigación se ha expandido para incluir a adultos con TDAH, las causas y los efectos de los trastornos del sueño se han vuelto más claros. Por ahora, los problemas del sueño tienden a pasarse por alto o a considerarse como problemas coexistentes con una relación poco clara con el TDAH en sí. A veces los trastornos del sueño se han atribuido incorrectamente a los medicamentos estimulantes que a menudo son los primeros que se utilizan para tratar el TDAH.

 Muchos adultos con TDAH saben que la conexión entre su condición y los problemas del sueño es real: cuando quieren dormir, están despiertos; cuando quieren estar despiertos, están dormidos.

 Los cuatro trastornos del sueño más comunes asociados con el TDAH

Dificultad para conciliar el sueño con TDAH: Aproximadamente tres cuartas partes de todos los adultos con TDAH informan que no pueden «apagar su mente para poder dormirse por la noche». Muchos se describen a sí mismos como «noctámbulos» que obtienen una explosión de energía cuando se pone el sol.

Sueño inquieto: Cuando las personas con TDAH finalmente se duermen, su sueño es inquieto. Dan vueltas y vueltas. Se despiertan ante cualquier ruido en la casa. Son tan irregulares que a veces  los compañeros de cama a menudo optan por dormir en otra. El sueño no es refrescante y se despiertan casi tan cansados como cuando se acostaron.

Despertarse por la noche

Los adultos con TDAH informan que se despiertan múltiples veces. Luego caen en un sueño a medianoche, del cual tienen una dificultad extrema para despertarse. Las personas con esta dificultad suelen ser irritables, incluso combativas cuando se las despierta antes de estar listas. Muchos de ellos dicen que no están completamente alerta hasta el mediodía.

Sueño intrusivo con TDAH

Paul Wender, MD, un veterano investigador del TDAH, relaciona el TDAH con el desempeño basado en intereses. Mientras las personas con TDAH estaban interesadas o desafiadas por lo que estaban haciendo, no demostraron síntomas del trastorno. (Este fenómeno es llamado hiperconcentración por algunos y a menudo se considera un patrón de TDAH). Si, por otro lado, un individuo con TDAH pierde interés en una actividad, su sistema nervioso se desconecta en busca de algo más interesante. A veces, esta desconexión es tan brusca que induce una somnolencia extrema repentina, incluso hasta el punto de quedarse dormido.

Todos hemos visto «intrusión de ondas theta», en el estudiante en la parte de atrás del salón de clases que repentinamente se estrella contra el pupitre, después de «quedarse dormido». Probablemente era alguien con TDAH que estaba perdiendo el conocimiento debido al aburrimiento en lugar de quedarse dormido.

¿Por qué las personas con TDAH tienen problemas para dormir?

Thomas Brown, PhD., un investigador senior en el mundo del TDAH y desarrollador de las escalas  Brown, fue uno de los primeros en prestar seria atención al problema del sueño en niños y adolescentes con TDAH. Él ve las alteraciones del sueño como indicativas de problemas de activación y del estado de alerta en el propio TDAH.

Dos de los cinco grupos de síntomas que surgen de las escalas de Brown, implican activación y excitación:

  • Organización y activación para iniciar actividades laborales.
  • Mantener el estado de alerta, la energía y el esfuerzo.

Brown ve los problemas del sueño como un deterioro de la capacidad para mantener y regular la excitación y el estado de alerta. Recomienda un enfoque doble que enfatiza una mejor higiene del sueño y la supresión de estados de excitación no deseados e inconvenientes mediante el uso de medicamentos con propiedades sedantes.

Otra explicación, la más simple, es que los trastornos del sueño son manifestaciones directas del propio TDAH que siguen actuando incluso mientras dormimos. Al menos el 75 por ciento de los adultos de ambos sexos informan que sus mentes se mueven sin descanso de una preocupación a otra durante varias horas hasta que finalmente se duermen. Incluso entonces, dan vueltas y vueltas, se despiertan con frecuencia y, a veces, apenas duermen.

El hecho de que el 80 por ciento de los adultos con TDAH finalmente caigan en “el sueño que es como caerse muerto” ha llevado a los investigadores a buscar explicaciones. Ninguna teoría por sí sola explica el grave deterioro de la capacidad de despertarse a sí mismo por si solos.

Algunos pacientes con TDAH informan que duermen bien cuando van de campamento o están al aire libre durante períodos prolongados.

Falta de un reloj circadiano

Otra hipótesis es que la falta de un reloj circadiano preciso también puede explicar la dificultad que tienen muchas personas con TDAH para juzgar el paso del tiempo. Sus relojes internos no están «configurados». En consecuencia, solo experimentan dos momentos: «ahora» y «ahora no». Muchos pacientes adultos no usan relojes. Experimentan el tiempo como un concepto abstracto, importante para otras personas, pero que no comprenden. Se necesitarán muchos más estudios para establecer los vínculos entre los ritmos circadianos y el TDAH.

Cómo dormir con TDAH

No importa cómo el especialista explique los problemas del sueño, el remedio generalmente implica algo llamado «higiene del sueño», que considera todas las cosas que fomentan el inicio y el mantenimiento del sueño.

Este conjunto de condiciones está altamente individualizado. Algunas personas necesitan silencio absoluto. Otros necesitan ruido blanco, como un ventilador o una radio, para enmascarar los distractores para dormir. Algunas personas necesitan un refrigerio antes de acostarse, mientras que otras no pueden comer nada justo antes de acostarse.

Algunas reglas de higiene del sueño son universales:

  • Usa la cama solo para dormir o para tener relaciones sexuales, no como un lugar para enfrentar problemas o discutir.
  • Establece una rutina para la hora de dormir y para la hora de acostarse y cúmplase rigurosamente.
  • Evita las siestas durante el día.
  • Métete en la cama para dormir
  • Evita la cafeína a altas horas de la noche.
  • Evita consumir líquidos poco antes de acostarse

Muchas personas con TDAH están en su mejor momento por la noche. Son más enérgicos, piensan con más claridad y son más estables después de que se pone el sol. La casa está en silencio y las distracciones son bajas. Este es su momento más productivo.

Lamentablemente, tienen trabajos y familias a los que deben asistir a la mañana siguiente, tareas que se complican por la falta de sueño.

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