sábado, 24 de agosto de 2013

Inteligencia Social

Innovación, comunicarnos, colaborar, prospectiva, expedito, ubicuo, new media, social media, redes sociales, cultura digital, son las palabras claves del nuevo lenguaje.

La Inteligencia Social es la parte de nuestra inteligencia que se utiliza para relacionarnos con efectividad con la gente que nos rodea.

Es una habilidad innata de todos los seres humanos pero que es necesario desarrollar para lograr una mejor convivencia y una buena calidad de vida. Digamos que la inteligencia social es la capacidad de optimizar al máximo nuestra relación con la gente, sacando lo mejor de ellos, generando el mínimo nivel de rechazo y consiguiendo los mejores resultados de ellos.

Cuando nacemos, nuestra supervivencia depende principalmente del trato y el cuidado que nos brinda nuestra madre; no solamente necesitamos alimentos y atención, también tenemos una gran necesidad de afecto y proximidad y esa primera forma de relación será la que condicionará en gran parte nuestras relaciones futuras.

Algunas herramientas para tener una buena Inteligencia Social son:
  • La empatía.
  • El liderazgo.
  • La inteligencia verbal.
  • La inteligencia emocional
  • La asertividad.
  • Saber escuchar y prestar atención.
  • Ser bueno analizando el lenguaje no verbal de la gente.
  • Ser bueno psicoanalizando a la gente y leer entre líneas cuando nos hablan.
  • Gestionar bien el contacto físico.

La Inteligencia Social es, con mucho, la habilidad más útil para tener éxito en la vida. Si tenemos éxito al tratar a la gente que nos rodea, tendremos éxito en las relaciones profesionales, los amigos, los negocios, las parejas sexuales, la familia, etc. Y pocas cosas pueden valorar una mujer más que el hecho de estar con un hombre socialmente brillante.

La inteligencia social es la que nos permite tener en cuenta al otro y no guiarnos solamente por nuestro interés personal; es la que disminuye nuestro afán de poder, la que nos hace más solidarios y la que nos hace más fácil la integración a un grupo.

Tener inteligencia social eleva la autoestima porque hace sentir a la persona más querida y segura y le permite darse cuenta de cómo se sienten los demás y comprenderlos.

Aunque ser sociable sea parte de nuestra naturaleza, no todos logran la habilidad para convivir pacíficamente, para sentirse bien en un grupo o para tener relaciones personales armoniosas.

Las personas con inteligencia social tienen capacidad de empatía, pueden ponerse en el lugar del otro y ver las cosas desde su perspectiva; son capaces de aceptar otros puntos de vista y de involucrarse emocionalmente.

Las personas socialmente inteligentes tienen mayores posibilidades de alcanzar unas excelentes relaciones humanas, desde pequeños parecen disfrutar con sus amigos, en general no encuentran dificultades para compartir y son capaces de aceptar las diferencias sin dramatizar o crear polémicas.

Estas personas son capaces de interrelacionarse con gente de diferentes culturas, edades y clases sociales y tienen la habilidad para lograr que los demás se sientan bien en su compañía y muy posiblemente son personas que más fácilmente logran sentirse felices porque suelen ser positivas y atraer una buena energía.

La inteligencia social lleva a participar activamente en todos los sectores de la sociedad, laboral, recreativo, cultural, deportivo, político o educacional; permite interesarse no sólo por el propio trabajo sino también por el progreso de la empresa donde se prestan servicios; sentirse bien en el lugar donde se habita; tener curiosidad por el pasado personal y por la historia del país donde se vive; trabajar en equipo; colaborar para mejorar el mundo; ser solidario; ver a los otros como hermanos y no como enemigos; destacarse en lo que se sabe hacer para contribuir al proyecto común valorando la participación de los demás y no creerse imprescindible.

La inteligencia social desarrolla el sentido de comunidad y de pertenencia y hace posible identificarse con el entorno.

Para poder desarrollar la inteligencia emocional hay que sentirse parte del todo y no un individuo separado; preocuparse por los que están alrededor tanto como por sí mismo, sentirse responsables y estar disponibles cuando es necesario.

La inteligencia emocional es poder darse cuenta de lo que le está haciendo falta al otro, percibir su estado de ánimo más allá de las palabras y tener el tacto suficiente como para no introducir en la comunicación con él cuestiones que puedan crearle molestias.

La inteligencia social es poder compartir momentos gratos e intentar hacer felices a los demás; lograr ser bien recibido en todas partes, tener buen trato y llevarse bien con todos.

Se actúa con inteligencia social cuando se aprende a escuchar, cuando se deja de criticar y se aceptan a los demás como son porque se puede entender lo que piensan y sienten.

La inteligencia emocional reduce la brecha generacional porque une a la gente y no permite discriminar; hace que la persona se pueda poner a la altura de cualquier interlocutor, sea quien sea, con respeto y sin prejuicio alguno y pueda aprender de él.

La inteligencia emocional armoniza los vínculos familiares y hace posible mantener relaciones de pareja estables.

miércoles, 21 de agosto de 2013

Psicosis Infantil

Psicosis se refiere a los trastornos graves de personalidad que llevan asociadas alteraciones de la conciencia y de la personalidad. Dentro de la psicosis en la infancia y adolescencia: ente sus variables tenemos el Autismo, Esquizofrenia y la Psicosis Simbiótica.
La mayor parte de estos niños, a pesar de la diversidad de su adaptación a las obligaciones familiares y escolares, se convierten en adultos con dificultades para hallar su lugar en la sociedad. Sus realizaciones son nulas o trágicas y sus relaciones con los demás son también difíciles.

Algunas de las características que es posible generalizar y atender en el caso de las psicosis infantiles son:

Que se relacionan con una mayor importancia de los factores congénitos o hereditarios en comparación con la esquizofrenia del adulto. Algunos estudios permiten pensar que incluso la importancia del factor genético es mayor de generación en generación de los portadores, es decir, mientras más generaciones de esquizofrenia se presenten más grave y más prematura será la esquizofrenia.

Muchos problemas médicos pueden causar psicosis, como:
  • Alcohol y ciertas drogas ilícitas, tanto durante su consumo como durante la abstinencia
  • Enfermedades cerebrales, como el mal de Parkinson, la enfermedad de Huntington y ciertos trastornos cromosómicos
  • Tumores o quistes cerebrales
  • Demencia (que incluye el mal de Alzheimer)
  • VIH y otras infecciones que afectan el cerebro
  • Algunos fármacos de venta con receta, como esteroides y estimulantes
  • Algunos tipos de epilepsia
  • Accidente cerebrovascular
La psicosis (o síntomas psicóticos) también se puede encontrar en:
  • La mayoria de las personas con esquizofrenia
  • Algunas personas con trastorno bipolar (depresivo o maníaco) o depresión grave
  • Algunos trastornos de la personalidad
En las psicosis infantiles la conducta premórbida estaría fuertemente asociada con el pronóstico del trastorno. Esto quiere decir que si bien los niños psicóticos pueden presentar, antes de la psicosis, problemas de aprendizaje, de comportamiento o afectivo distintos. En la medida en que fueran menores estas disfunciones anteriores a la crisis psicótica, mejor será el pronóstico posterior.

Las psicosis infantiles son mucho menos frecuentes que las psicosis del adulto, se piensa que solamente el 0,1% al 1% de las esquizofrenias son producidas antes de los diez años de edad.

La idea de que la esquizofrenia infantil está relacionada, en mayor medida que la adulta, a importantes causas genéticas que afectan el desarrollo de la capa embrionaria ectodérmica, sugiere pensar que existen algunas anomalías físicas menores, que se presentan, aunque no en todos, en algunos de los casos.

Los síntomas psicóticos pueden abarcar:
  • Pensamiento y discurso desorganizados
  • Creencias falsas que no están basadas en la realidad (delirios), especialmente miedos o sospechas infundadas
  • Ver, escuchar o sentir cosas que no existen (alucinaciones)
  • Pensamientos que "saltan" entre temas que no tienen relación (pensamiento desordenado) 
Síntomas psicóticos

1. Alteraciones en las relaciones. Excesiva ansiedad sin causa aparente.

2. Preocupación excesiva hacia objetos singulares o características de los mismos. Restricciones de su uso, suelen ir acompañados por conductas obsesivas y fóbicas.

3. Resistencia a los cambios. En los autistas es muy fuerte; en los esquizofrénicos depende. Lucha por la constancia en el medio.

4. Experiencias perceptivas anormales. Tanto a nivel auditivo, visual. La percepción no es proporcional a los estímulos.

5. Pérdida del lenguaje. Depende de la edad en la que se haya instaurado la enfermedad.

En Esquizofrenia infantil se instaura +/- 4 años. El niño a esta edad ya tiene un dominio básico del lenguaje.

En los dos, hay un progresivo empobrecimiento de las palabras interactivas, suelen ir asociado con Ecolalia (reproducción articulatoria, una o varias veces de signos verbales constituido por sílabas, palabras o incluso frases cortas sin atender a su función semántica ni pragmática y sin que la repetición tenga ningún objeto), e inversiones pronominales (esquiz.: yo, el) (autismo: yo, tu).

6. Deformación en el comportamiento motor. Retraso general de todas las adquisiciones. Depende de la edad en que aparece. Desarmonía (característico en enfermos mentales; también es característica de algunos trastornos de personalidad). Niños que andan torpemente y ej. A nivel manual es un “manitas”.

7. Desconocimiento de su identidad. No sabe quién es y no reconoce su propia imagen del cuerpo. De esta sintomatología participan tanto la Esquizofrenia como el Autismo, aunque en cada caso adquieren características específicas.

8.
  • Niños poco sociables, tímidos, sin amigos e inhibidos.
  • Conductas raras e inexplicables como el levantarse durante la noche a bañarse o evitar comer por temor a envenenarse.
  • Baja del rendimiento escolar de forma sorpresiva e inexplicable.
  • Alucinaciones, delirios o conductas agresivas.
  • Torpeza en los movimientos, repetición excesiva del mismo tema con dificultad para hilar frases o crear palabras.
  • Depresiones severas o intentos de suicidio.
¿Cómo podría comportarse un niño psicótico?

Los niños psicóticos manifiestan marcadas diferencias en sus conductas con las de los niños que no sufren el trastorno. Son niños que lejos de disfrutar del juego y de relacionarse con otros niños, toman marcada distancia de ellos, no participan del juego. Podrían manifestarse más preocupados de aislarse de los otros niños en algún rincón, o a manifestar conductas de terror frente a las espantosas imágenes de sus alucinaciones.

El niño psicótico se comporta, permanentemente, de forma "estrafalaria" y desconcertante, pueden describirse como:

Aislamiento: presenta una clara falta de comunicación respecto al entorno. Ya desde los primeros meses, se observa una falta de contacto ocular, hay ausencia de sonrisa (propia ya del 3er mes), ausencia del miedo frente a personas o situaciones extrañas (ya presente en el 8º mes). Rechaza, generalmente, el contacto físico, con frecuencia su tono muscular es hipotónico (tono bajo), sus gestos son extraños, poco habituales, el niño se muestra como absorto o "embobado" en sus propios movimientos o gestos. Explora el entorno con formas especiales como el olfateo (de cosas, personas,...), se observan trastornos en el lenguaje, muy diversos según el grado. El niño psicótico adquiere el lenguaje más tarde de lo normal, de forma incompleta e inadecuada; también se ve afectada la entonación. Hay trastornos de las funciones intelectuales, aunque son difíciles de detectar, ya que parece variar según la población y los modos de atención y no hay apenas posibilidad de comunicación con el especialista infantil encargado de evaluarlo. Presenta una increíble capacidad retentiva (de memorizar), su esquema corporal está muy alterado. Es característica la necesidad de realizar determinados rituales al acostarse, salir, (el romper esa secuencia le hará "descontrolarse") pueden darse ideas delirantes (de tipo persecutorio,...), alucinaciones (auditivas, por ej.) muy difíciles de constatar. Trastornos en el sueño (insomnio). Trastornos en la alimentación, retraso en el control de los esfínteres, etc. O con síntomas atípicos donde los niños pueden ser inteligentes, su lenguaje suele estar bien desarrollado, utilizan en apariencia el mismo sistema simbólico que los demás, pero, innegablemente, son diferentes. Hay formas particulares de psicosis infantiles tardías.

Me gustaría destacar que el pronóstico del tratamiento de este trastorno, al igual que el de la mayoría de los trastornos mentales graves, está asociado a su detección precoz e intervención temprana. Lo anterior debería ser suficiente fundamento como para evaluaciones preventivas durante el desarrollo del niño. Especialmente de aquellos que dejan ver algunas conductas que los padres perciben como extrañas o alarmantes. Consultar, en todos los casos, es mucho más beneficioso que enfrentar los costos y sufrimiento que estas enfermedades implican cuando no son tratadas con anticipación. El abordaje de la medicación, intervenciones oportunas de especialista y la comprensión y manejo de la familia son importantes.

En el diagnóstico será fundamental discriminar si se trata de éste u otro trastorno que puede desarrollarse con síntomas similares. Cuanto antes se intervenga, más se podrá evitar el deterioro que implica sufrir este tipo de trastornos. El tratamiento básicamente es farmacológico, prescrito por el psiquiatra infantil, pero no es curativo (es paliativo de los síntomas). El tratamiento depende de la causa de la psicosis. Con frecuencia, se necesita cuidado hospitalario para garantizar la seguridad del paciente.

Los fármacos antipsicóticos, que reducen las alucinaciones y los delirios y que mejoran el pensamiento y el comportamiento, pueden ayudar, si la causa es un trastorno médico o psiquiátrico. Su educación deberá ser especializada. La psicoterapia con el niño y con la familia puede ayudar mucho.

Consulte con el médico o con un profesional en salud mental si usted o un miembro de su familia está perdiendo contacto con la realidad. Si existe alguna preocupación con relación a la seguridad o si encuentra o reconoce síntomas descritos en su hijo (a).

lunes, 19 de agosto de 2013

Amor Materno

Cuando un niño nace la madre es fuente de satisfacción y seguridad y al crecer tiene la experiencia de ser amado solamente por ser su hijo, porque el amor de la madre es incondicional. El amor materno, representa el anhelo más profundo de todo ser humano, o sea ser amado sin condiciones, la más alta expresión de amor generoso y altruista. Es la importancia para el bebé del amor y cuidado maternos, sobre todo en los primeros años de vida.

“No, esta de hecho de besos, de miradas, de caricias. Cada beso que se da añade en él un fulgor de luna o de sol”.

En 1974, un profesor de ginecología norteamericano realizó un experimento para demostrar que el amor maternal es un sentimiento innato.

Atendió a una señora en estado grave, completamente decidida a entregar a su bebé después de nacer, porque de ningún modo y por ninguna circunstancia quería quedarse con su hijo.

En estos casos, el bebé es separado de la madre ni bien nace, sin que tenga oportunidad de verlo y es entregado a los padres adoptivos sin que la madre sepa su destino.

Para realizar el experimento, el ginecólogo, después del parto, le dijo a la madre que no había encontrado todavía padres adoptivos adecuados según sus deseos, por lo que debía quedarse con su hijo unos pocos días más.

El bebé permaneció junto a su madre más horas de lo que habitualmente se procedía en esa época en las clínicas y su madre tuvo oportunidad de acariciarlo, tocarlo y mirarlo a los ojos.

Cuatro días después, el profesor entró a la habitación de esta señora, para informarle que ya habían llegado los padres adoptivos perfectos para su hijo. Sin embargo, ocurrió algo inesperado, la madre del niño se negó rotundamente a entregarlo.

El experimento había sido todo un éxito, el ginecólogo comprobó su hipótesis de que el contacto íntimo con el hijo durante los primeros días después del nacimiento modifica los sentimientos de la mujer que de un rechazo extremo se transforma en un amor ilimitado.

No obstante, este médico continuó observando con discreción la conducta de esta señora durante seis años, pudiendo confirmar el profundo amor que continuaba sintiendo por su hijo.

Este milagro de la naturaleza en el reino animal tiene un efecto más profundo en los humanos formando un lazo espiritual sólido entre madre e hijo.

Una vez despertado el instinto maternal, permanece firme mucho tiempo, siempre orientado hacia el bienestar del hijo, tanto en los seres humanos como en los animales.

Esto no significa que el amor maternal humano sea exactamente igual al de los animales, pero sí tienen poder sobre los seres humanos las fuerzas instintivas que provocan en los animales sentimientos de fidelidad y dedicación hacia sus crías.

En los humanos influyen sobre los instintos los valores éticos, morales, combinándose las fuerzas anímicas y espirituales con lo puramente instintivo.

Hace más de cuarenta años, los niños prematuros eran colocados en incubadoras inmediatamente después de nacer en condiciones controladas de extremo confort, pero sin que la madre tuviera oportunidad de establecer el mínimo contacto con su hijo.

El resultado de este proceso y fue aterrador; alrededor del 39 % de los niños prematuros puestos en incubadora, eran cruelmente maltratados por sus padres, no recibían los cuidados necesarios, los dejaban solos mucho tiempo, no atendían su llanto ni trataban de calmarlos y no recibían muestra alguna de afecto; solamente se los alimentaba adecuadamente y se los aseaba en forma correcta.

Las fuerzas morales son las que diferencian el amor maternal humano del de los animales, sin embargo no alcanzan si no se ha establecido el vínculo madre hijo al nacer, para hacer de ese niño un adulto física y psicológicamente sano.

En el libro “Amor Maternal” de Sue  Gerhardtes, es un libro esencial para madres y padres y aborda temas tan importantes como la influencia del afecto en el desarrollo mental y emocional del bebé, por qué el amor es esencial para el desarrollo del cerebro en los primeros años de vida, y de qué manera las interacciones entre los bebés y sus progenitores tienen consecuencias importantes y duraderas.

El punto de vista de Erich Fromm es uno de los más prolíficos en este sentido, por lo cual es un autor significativo y de referencia ya que define en su libro “El arte de Amar” 5 tipos de amor, los cuales los diferenciamos por el objeto de deseo, los “amores” a los que les da la mayor preponderancia son: 
1.- Amor Fraternal; 2.- Amor Materno; 3.- Amor Erótico; 4.- Amor a si Mismo; 5.- Amor a Dios.

Fromm menciona lo siguiente en su libro:

“El Amor no es esencialmente una relación con una persona especifica; es una actitud, una orientación del carácter que determina el tipo de relación de una persona con el mundo como totalidad, no como un –objeto- amoroso. Sin embargo la mayoría de la gente supone que el amor está constituido por el objeto, no por la facultad”

El amor materno tiene para Fromm dos aspectos a los cuales no dejare de tomar en cuenta los cuales son; en un primer aspecto, el cuidado y la responsabilidad de la conservación dela vida absolutamente necesarios para un desarrollo absoluto, el otro aspecto está más del lado de la actitud que se inculca en el niño de amor por la vida, el hecho de que es bueno vivir.

Freud sobre el Amor materno: es un amor incondicional. “El hijo no necesita nada para lograrlo y tampoco puede hacer nada para conseguirlo cuando no existe”.