jueves, 12 de agosto de 2021

La Depresión Enmascarada, art. 2

Cuando el cuerpo habla.

Las manifestaciones propias de esta enfermedad, como la tristeza, se ocultan por síntomas físicos poco precisos y preocupaciones hipocondríacas.

Se define como “Máscaras de la depresión” a aquellas manifestaciones de los estados depresivos, en que los síntomas físicos se presentan en un primer plano o, lo que es lo mismo, en las que los síntomas psíquicos están retirados a un segundo plano, es decir quedan enmascarados por las quejas físicas. Son en general, formas leves de depresión, que consultan de manera ambulatoria y que no llegan al especialista en salud mental en primera instancia.

Las manifestaciones más habituales de esta afección, como la tristeza o la melancolía, se ocultan por otros síntomas físicos. Entre ellos, podemos encontrar: cefaleas, dolores musculares y articulares (principalmente en la espalda), parestesias, vértigos, trastornos cardiacos (dolor u opresión en el pecho, taquicardia, aumento de la presión arterial) y problemas digestivos (constricción en la garganta, gastritis, digestión lenta, distención y dolor abdominal, constipación), etc. Cuando la persona que los sufre acude a su médico de atención primaria, el especialista se centra en ellos. Muchos pacientes ni siquiera verbalizan que se sienten especialmente tristes o apáticos. Puesto que su principal queja es física, es habitual que el médico infiera que la alteración psicológica está causada por el problema físico y no al revés.

Hasta un 10% de los pacientes que acuden a atención primaria tienen síntomas de depresión y se estima que pasan desapercibidos hasta un 50% de los casos. Esto supone un innecesario coste sanitario en tratamientos erróneos, a la vez que se impide que el paciente recupere rápido su salud física y psicológica. Por este motivo, se ha bautizado como la “frustradora de especialistas”. Los pacientes deambulan de un médico a otro, a la espera de que alguno dé con el origen de su malestar. Ello hace que el diagnóstico se retrase, así como el inicio del tratamiento adecuado, con peligro de que el trastorno se cronifique.

La depresión enmascarada es una forma de afección silenciosa, pero que puede ser devastadora para la salud emocional y física de la persona. Esta enfermedad es uno de los principales problemas de salud de la sociedad actual.

Por otro lado, cuando un especialista sospecha que detrás de las quejas físicas podría haber una depresión enmascarada, detecta un problema añadido: la resistencia del paciente a aceptar el diagnóstico. Los pacientes que sufren este trastorno, a menudo, no conectan bien con sus sentimientos y emociones. En nuestra sociedad, los síntomas físicos están mejor aceptados, menos estigmatizados, que los psicológicos. Es más sencillo decir que a uno le duele la cabeza, que reconocer que está triste y se siente solo. Por eso, una de las vías que elige la enfermedad para manifestarse, es la física.

Muchos enfermos acuden después de haber sido atendidos sin éxito por diversos médicos. En general, no existen hallazgos suficientes en el examen clínico, ni de laboratorio, los síntomas son poco precisos o vagos, han fracasado los tratamientos médicos y quirúrgicos, y hay una carga de angustia importante, con preocupaciones y elementos hipocondríacos. Esto convierte al paciente en un enfermo problema, que finalmente es derivado al psiquiatra. Si bien el síndrome depresivo de esta forma larvada es leve, casi siempre es posible poner de manifiesto una sintomatología mitigada, la que debe ser investigada activamente, sin esperar que el enfermo la relate espontáneamente. Los psiquiatras saben que, gran parte de las personas que sufren depresión, inician la enfermedad con síntomas físicos, y una vez realizado el diagnóstico correcto, tanto los malestares físicos, como los psicológicos mejoran con el tratamiento.

A las emociones no solo cuesta reconocerlas, sino también verbalizarlas, hablar de ellas. Lo que sería, sin lugar a dudas, el primer paso para nuestra propia curación.

Esconder, callar, disimular emociones o sentimientos, acaba siempre traduciéndose en un malestar físico, y con el tiempo, es muy probable que ese problema original acabe volviéndose crónico.

Hemos de recordar siempre que nuestra salud no necesita sólo de una buena alimentación y algo de ejercicio físico. La salud empieza cada día con nuestro propio bienestar emocional.

En nuestra sociedad, los síntomas físicos están mejor aceptados, menos estigmatizados, que los emocionales. Es más sencillo decir que a uno le duele la cabeza, que reconocer que está triste y se siente solo. Por eso, una de las vías que elige la enfermedad para manifestarse, es la física.

La depresión enmascarada puede ser devastadora para la salud emocional y física de una persona. Esta enfermedad es uno de los principales problemas de salud en la sociedad actual.

Art 1 La Depresión Enmascarada | Psicología Clínica (alex-psicoclinica.blogspot.com)

miércoles, 11 de agosto de 2021

Qué es el 'Breadcrumbing' y por qué puede ser aún peor que el 'Ghosting'

A diferencia de aquellos que desaparecen sin dar explicaciones, otros se limitan a dejar abierto el contacto pero nunca profundizar ni ir más allá. ¿Cómo evitarlo y qué hacer al respecto?

El mundo tan hiperconectado en el que vivimos, no es raro que muchas de nuestras relaciones sociales sean a través de una pantalla. De ahí que el uso de la tecnología para comunicarnos en tiempo real con nuestros contactos y seres queridos se haya vuelto tan eficaz, pero también haya despertado nuevos males contemporáneos, entre los que destacan el FOMO ("fear of missing out" por sus siglas en inglés, el cual se refiere como su nombre indica al temor a ser ignorado por los demás) o el 'ghosting' (que se da cuando alguien con quien tenías relación desaparezca de la noche a la mañana sin avisar ni dar explicaciones). Otro de los fenómenos que más abundan y que tiene que ver con estos dos últimos, pero no es muy conocido o no se le presta mucha atención es el del 'breadcrumbing'. Como su nombre indica, que en inglés puede traducirse por el acto de ir tirando migas de pan, alude al hecho de mantener el contacto con alguien, pero solo lo justo y necesario para que quede patente que sigue ahí, aunque no por mucho tiempo. En este sentido, al que se lo hacen vive en la eterna esperanza de que su relación con la otra persona vaya a más, a pesar de que esto nunca llegue a suceder. Dicho de otro modo: tener a alguien comiendo de tu mano, que está siempre disponible, sin la expectativa de profundizar o de que la relación vaya a más.

“El 'breadcumbing' alimenta el ego a causa de una fuerte inseguridad social o surge cuando algún plan más importante falla y entonces tiras de 'la segunda división de tu agenda'”

La famosa expresión "a ver cuándo tomamos un café" puede ser la antesala de un 'breadcrumbing'; un café que nunca llega. O quizá esa persona que un día, después de semanas, te escribe y se muestra muy amable contigo, quedáis, os contáis todo, te promete que haréis más planes juntos y pocos días después le vuelves a escribir, pero ya no da señales de vida. Se trata, al fin y al cabo, de un fenómeno social que alude directamente a las relaciones líquidas: aquellas que no son sólidas ni buscan nada serio, simplemente pasar el rato o basadas en la inseguridad emocional de quien busca tener a varias personas siempre disponibles para él pero siempre ausentes.

El 'breadcrumbing' se puede trasladar a varios campos relacionales: en el mundo laboral (aquel empleador o jefe que te dice que eres el candidato ideal y que queda poco para que recibas su llamada que te haga entrar en la empresa, aunque nunca llega a suceder) o en el plano de la pareja o las citas (aquel 'crush' con el que aparentemente tenéis muchas cosas en común, pero luego a la hora de la verdad desaparece por temporadas o te ignora). A este respecto, el que lo realiza alimenta su ego a causa de una fuerte inseguridad social o lo practica cuando algún plan más importante falla y entonces tira de 'la segunda división' de su agenda. Si por el contrario te sientes aludido en el otro sentido, has de saber que tienes que enfocarte en buscar a personas que realmente sean honestas y entiendan que toda relación afectiva requiere una responsabilidad, rechazando volver a caer en las redes de este tipo de personas que entienden la sociabilidad humana desde un punto de vista utilitario y cínico.

Los datos

Lo más curioso es que según diversas investigaciones, el 'breadcrumbing' tanto laboral como amoroso se ha incrementado en los últimos años. Una encuesta realizada el pasado mes de noviembre de 2020 halló que hubo un crecimiento del retraso en los procesos de selección de personal global de manera intencional. Por otro lado, un estudio del Pew Research Center halló que el porcentaje de personas que viven en Internet de forma constante en su vida diaria pasó de un 21% en 2015 a un 31% en 2021. Obviamente, la pandemia ha tenido mucho que ver en el número de horas que pasamos delante del ordenador o del teléfono móvil. En concreto, el 44% de las personas de entre 18 a 49 años están "constantemente 'online'", lo que quiere decir que a mayores relaciones digitales entabladas con otras personas, mayor fluidez a la hora de conocer a gente.

"Sería comprensible llegar a evitar a los demás, perdiendo el interés por estrechar un nuevo lazo de amistad, de cariño o laboral"

En 'Psychology Today', asocia este alto uso de las redes sociales con una mayor cantidad de relaciones líquidas, superficiales o utilitarias. "Si casi la mitad de los adultos menores de 50 años están en línea todo el tiempo, podemos suponer que estos comportamientos más evasivos reflejan una cultura transaccional rápida y sigilosa", sostiene. "Podríamos llamarlo como 'gamificación de citas', y es fácil ir dejando migas de pan a alguien sin que tenga consecuencias".

“No te dejes llevar por las malas experiencias que has tenido con otras personas, adquiere un punto de vista crítico con las relaciones y sé independiente”

Mayor soledad y aislamiento

¿Cuáles son las consecuencias que depara para la persona que se acostumbra a que le hagan un 'breadcrumbing'? Lo más llamativo, es que según Walker, genera comportamientos adictivos. A este respecto, alude al factor 'dopamínico' de las redes sociales, siempre presente: cada vez que vemos una nueva notificación, un nuevo 'me gusta' o una nueva respuesta a una conversación dejada atrás en el tiempo, nuestro cuerpo genera una sensación de recompensa. Entonces, bajo el pretexto de volver a obtener esa sensación momentánea de placer, podemos dejar a varias personas en la reserva que a su vez también están esperando un nuevo mensaje por nuestra parte, pero una vez sucede, rechazaremos un contacto más profundo o directo, conformándonos con solo tener su presencia digital de vez en cuando.

A diferencia del 'ghosting', el 'breadcrumbing' puede implicar una mayor sensación de soledad o desamparo. ya que si alguien te ignora directamente es fácil hacerte a la idea de que no va a volver. Sin embargo, si siempre deja la puerta abierta pero nunca aparece, podemos sentirnos más engañados y saboteados. Al final, nunca viviremos nada con esa persona, sino que entraremos en una espiral de la espera continua que de vez en cuando se relaja para luego volverse más palpable e intensa a medida que ya son varios los episodios en los que parece que formas parte de su vida o de sus contactos cuando en realidad no es así.

En un mundo con tantos comportamientos evasivos que aumentan sin cesar, ser un superviviente del 'breadcrumbing' puede conducir al aislamiento cuando nos damos cuenta de que nos han traicionado, manipulado o explotado demasiadas veces. "Sería comprensible llegar a evitar a los demás, perdiendo el interés por estrechar un nuevo lazo de amistad, de cariño o laboral. O también podríamos caer en la trampa de ser tan insensibles, indiferentes o desagradables con los otros como lo han sido con nosotros. Aunque tenemos que hacernos la piel dura, podríamos aislarnos con demasiada facilidad de formas poco sanas. O peor aún, dejar de confiar en los demás".

¿Qué hacer ante el 'breadcumbing'?

El primer paso es reconocerlo y también verbalizarlo a la persona que crees que te lo está haciendo o, al menos, hacerle entender que esa no es una forma correcta de tratarte, pues no tienes por qué estar siempre disponible para esa persona cuando ella nunca lo está para ti. En segundo lugar, valorar otro tipo de conexiones más físicas o sinceras. No somos islas, y aunque puedas experimentar sentimientos de soledad, seguro que hay determinadas personas en tu vida con las que tienes una relación más fuerte o profunda.

Cuida a esas personas como si fueran un tesoro y hazles saber que estás ahí para ellos, pues cuando te sientes tan rechazado la mejor manera de volver a armarte de confianza pasa por rodearte de las personas que te hacen sentir bien y te quieren de verdad. Y, por último, no te dejes llevar por las malas experiencias que has tenido con otras personas, adquiere un punto de vista crítico con las relaciones y la independencia suficiente como para sobreponerte a las circunstancias que puedan surgir. De nuevo, siéntete valorado y agradecido por las personas que están ahí sin condiciones, pues ellas son a las que debes dedicar tiempo y esfuerzo, y no aquellas que parecen quedarse pero una y otra vez se vuelven a marchar.


El Confidencial