jueves, 9 de febrero de 2017

Perfil Psicológico de Donald Trump

El ejercicio psicológico de quien desea estar al frente de un país, debe representar un equilibrio emocional que figure y dé confianza a su sociedad. Depresión, ansiedad, desorden bipolar, narcisismo, son enfermedades y trastornos de la personalidad que cualquiera puede padecer a lo largo de su vida. Incluidos los presidentes de gobierno (o los candidatos al cargo).
El psiquiatra Jonathan Davidson y su equipo tras la elaboración de un estudio para la Duke University Medical Center (Carolina del Norte, EE UU), en el que analizan la salud mental de los 37 primeros presidentes (1776-1974) de los Estados Unidos y en el que determinan que la mitad de ellos padecía alguna anomalía mental. Así, James Madison, John Quincy Adams, Franklin Pierce, Abraham Lincoln y Calvin Coolidge sufrieron depresión. Mientras que Thomas Jefferson y Theodore Roosevelt mostraban signos de ansiedad y desorden bipolar, respectivamente.

La cuestión realmente interesante pasa por indagar si la ansiedad, la depresión, un grado extremo de narcisismo o cualquier otra patología psicológica son compatibles con el ejercicio de las funciones que exige un cargo como el de presidente del gobierno, ya sea porque se desencadene durante su ejercicio o venga de antes.

Donald Trump el actual presidente de los EUA presenta unos rasgos narcisistas muy marcados. Muestra esta voluntad de posicionarse como una figura a admirar. Megalómano, misógino, tendencia a la manipulación, racista, autoritario, prepotente y arrogante, intolerante, agresivo, fanático de sus ideas, carece de empatía, extrovertido, con ansias de poder. Trump no es un psicópata, es un buen vendedor.

"Un presidente del Gobierno con una tendencia demasiado marcada hacia el narcisismo es incapaz de entender genuinamente las necesidades de aquellos a los que gobierna. Probablemente será implacable con la oposición política y social. Posiblemente será muy mediático y dará jugosos titulares, pero no será un buen presidente del gobierno." Manuel Armayones, Doctor en Psicología y subdirector docente de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universidad Oberta de Catalunya).

Se ejecutarán con dificultad en sus obligaciones. Este trastorno de la personalidad sí puede afectar el desempeño del deber ser y la asertividad en las decisiones, este tipo de personalidad narcisista sí puede afectar las funciones cognitivas de una persona, es decir, puede afectar la estructura que te permite realizar diferentes funciones a nivel de pensamiento, las cuales van desde el conocimiento, la comprensión, el saber actuar o aplicar, analizar, sintetizar y tener la capacidad de valorar.

Otros especialistas dicen “Donald Trump hace frente a estos ataques respondiendo con socarronería e incluso, a veces, con agresividad. En este caso, un toque narcisista se convierte en virtud. Junto con la asertividad y la autoconfianza, son necesarios para sostener un proyecto persona o político". No tiene por qué invalidar una carrera política. Porque el problema, no es la patología (depresión, altos niveles de ansiedad, una cardiopatía, un párkinson o diabetes, enfermedades que en muchos casos también implican altos niveles de ansiedad y sufrimiento), sino hasta qué punto dicho cuadro puede afectar al desempeño de las obligaciones que comporta.

Un grupo de especialistas de Harvard comandados el especialista John D. Gartner expusieron sus conclusiones. “Trump es peligroso mentalmente enfermo y temperamentalmente incapaz de ser presidente".

El también profesor de la Escuela de Medicina John Hopkins, indicó que el magnate republicano también padece "narcisismo maligno". “Hemos visto lo suficiente el comportamiento en público de Donald Trump, por lo que podemos hacer este diagnóstico”, señala Gartner a U.S. News.

Ver la entrevista a Robert J. Sternberg es uno de los psicólogos más reputados del panorama internacional. (Universidad de Yale) http://www.onemagazine.es/internacional-politica-donald-trum-experto-psicologia

Se abre el debate.

Rasgos de Personalidad Trump: Narcisista, antisocial, maquiavélico, megalómano, paranoico, que borda en la locura.

Megalómano, niño grande, egocéntrico, estafador, charlatán, sucesor de Hitler, último fascista, enfermo mental… La lista de definiciones y calificativos que ha acumulado Donald Trump también marca una época. Nunca un presidente electo de Estados Unidos había sido vituperado y sentenciado, no ya antes de los cien días de gobierno que marca la costumbre política, sino meses antes de acomodarse en la Casa Blanca. Claro que tampoco ninguno había acumulado tantos méritos. En correspondencia con los insultos que ha proferido a hispanos e inmigrantes de toda condición y origen, mujeres y rivales políticos de distinta naturaleza, con un comportamiento tan soberbio como infantil, tan fanfarrón como simplón, el proceso electoral que ha vivido Estados Unidos ya está consagrado como el más desagradable y zafio de la historia reciente. Trump es el presidente con el rechazo expreso de la mitad de un país más dividido y enfrentado.

Citando a Juan Ramón Sánchez médico psiquiatra y profesor de la UNAM “Lo primero que hay que hacer con tipo como Trump es no enojarse, las reacciones viscerales de sus adversarios lo fortalecen. Lo desnuda más la burla que la injuria. El ridículo puede ser su peor escenario. En el momento que el pierda confianza se apagara su energía. Pero no será fácil vencerlo. Va a seguir pontificando en tanto que tenga súbditos que quieran escucharlo. Su pasión es ganar, no tanto por el poder, (que no le viene mal) si no por alcanzar la gloria”.


Fuentes