sábado, 9 de marzo de 2013

Como Aplicar Limites a tu Hijo


En la actualidad no es un tema menor el de los padres de no saber cómo corregir las conductas de los pequeños. Una forma sencilla de corrección si el niño es menor de 5 años es la siguiente:
1) Se debe establecer la regla o conducta deseada

2) Nos encargamos de que el niño la cumpla

Esto es muy simple, si un niño tiene que bañarse le digo: “Juan anda a bañarte” si no responde a nuestra petición nos acercamos lo alzamos o lo tomamos de la mano y lo llevamos nosotros mismos al baño.

No debemos repetir reiteradamente la conducta deseada (“anda a bañarte”) hasta el cansancio y cuando lo repetimos tantas veces y no hace caso, nos enojamos, le gritamos y lo llevamos de mala manera.

Se siguen los 2 pasos y  lo llevamos pero con una sonrisa, que sea un momento placentero para ambos. Sin enojos.

Si el pequeño ya es más grande de 5 años ya podemos incorporar las consecuencias. En esta etapa ya está formado su superyó de lo que está bien y lo que está mal, sabe que si no va a bañarse cuando la mamá se lo repite varias veces está teniendo una conducta errónea. Por tanto en esta etapa hacia adelante usamos los siguientes pasos sencillos:

1) Establecemos la regla o la conducta deseada

2) Aviso las consecuencias en caso de no cumplirla

3) Si no cumple aparece la consecuencia (debemos ser consistentes con lo que decimos y si lo decimos, lo cumplimos) y me encargo de que cumpla con la conducta y si es necesario hasta podemos volver a los pasos de los niños chiquitos de tomarlos de la mano y llevarlos.

Una de las grandes dudas de padres y madres en la educación y socialización de sus hijos e hijas es referente a los límites que deben imponerles en sus actitudes y comportamientos. 

Los limites debes estar muy claros desde muy pequeños, por que ponerlos en la adolescencia o a los 18 años de edad no sirve para nada. Los niños desde que nacen deben de aprender a diferenciar entre el bien y el mal,  y que no tiene por qué tener todo aquello que desean y que existe una correlación entre un premio y un comportamiento adecuado. Una buena educación familiar es la base de todo bien estar. Si comenzamos a establecer límites desde casi el nacimiento del niño, conseguiremos que nuestro hijo tenga claro qué puede hacer y qué no, que se sienta protegido por sus padres, que tenga un buen nivel de autoestima, que sea autónomo, ya que podrá realizar tareas ajustadas a su momento evolutivo, etc. En definitiva, estaremos ayudando a que crezca y tenga un desarrollo adecuado a su edad. Los límites son las prohibiciones que les ponemos a los niños. Son imprescindibles para su desarrollo y evolución, ya que les aportan seguridad y protección.


Una disciplina eficaz a la hora de aplicar los límites a nuestros hijos es lo más importante. Si nosotros presentamos una buena regla, nuestro hijo estará dispuesto a cumplirla porque lo que quieren ellos es agradarnos. No nos encontramos preparados para establecer los límites. Nos falta habilidad para hacerlo. Hablamos demasiado, exageramos en la emoción, y en muchos casos, nos equivocamos en nuestra forma de expresar con claridad y con demasiada autoridad. Cuando necesitamos decir a nuestros hijos que deben hacer algo y "ahora" (recoger los juguetes, irse a la cama, etc.), debemos tener en cuenta algunos consejos básicos, por ejemplo:

Debemos tener objetividad

Es frecuente oír de nosotros mismos y de otros padres expresiones como "Pórtate bien", "Sé bueno", o "no hagas eso" Las expresiones significan diferentes cosas para diferentes personas. Nuestros hijos nos entenderán mejor si hacemos nuestras normas de una forma más concreta. Un límite bien especificado dice a un niño exactamente lo que debe estar hecho. "Habla bajito en una biblioteca "; "Da de comer al perro ahora": "Agarra mi mano para cruzar la calle". Esta es una forma que puede aumentar substancialmente la relación de complicidad de su hijo.

Ofrezca opciones

En muchos casos podemos dar a nuestros hijos una oportunidad limitada de decidir cómo cumplir sus "órdenes". La libertad de oportunidad hace que un niño sienta una sensación de poder y control, reduciendo las resistencias. Por ejemplo: "Es la hora del baño. ¿Lo quieres tomar con la ducha o en la bañera llena?"; "Es la hora de vestirse. ¿Quieres elegir un traje, o lo hago yo? Esta es una forma más fácil y rápida de decir a un niño exactamente lo que hacer.

Sean firmes

En cuestiones realmente importantes, cuando existe una resistencia a la obediencia, nosotros necesitamos aplicar el límite con firmeza. Un límite firme dice a un niño que él debe parar con dicho comportamiento y obedecer a tus deseos inmediatamente. Por ejemplo: "Vayas a su habitación ahora" o "¡Pare!, los juguetes no son para tirar". Los límites firmes son mejor aplicados con una voz segura, sin gritos, y una seria mirada en el rostro. Los límites más suaves suponen que el niño tiene una opción de obedecer o no. Ejemplos de ligeros límites: "¿Por qué no lleva tus juguetes fuera de aquí?"; "Debes hacer las tareas de la escuela ahora"; " Venga a casa ahora, ¿vale?" e "Yo realmente deseo que te limpies". Esos límites son apropiados para momentos cuando se quiere que el niño actúe en un cierto camino. De cualquier modo, para esas pocas obligaciones "debe estar hecho", serás mejor cómplice de su hijo si les aplica un firme comando. La firmeza está entre lo ligero y lo autoritario.

Acentúa lo positivo

Los niños son más receptivos en "hacer" a lo que les ordenan. Directivas cómo el "no" o "pare" dicen a un niño que es inaceptable pero no explica qué comportamiento le gustaría en cambio. En general, es mejor decir a un niño lo que debe hacer ("Habla bajo") antes de lo que no debe hacer ("No grite"). Padres autoritarios dan más órdenes "no", mientras los demás están propensos a aplicar el orden con el "hacer".

Se mantengan al margen

Cuándo decimos "quiero que te vayas a la cama ahora mismo", estamos creando una lucha de poder personal con nuestros hijos. Una buena estrategia es hacer constar la regla de una forma impersonal. Por ejemplo: "Son las 8, hora de acostarse" y le enseña el reloj. En este caso, algunos conflictos y sentimientos estarán entre el niño y el reloj.

Explica el porqué

Cuando una persona entiende el motivo de una regla, como una forma de prevenir situaciones peligrosas para sí mismo y para otros, se sentirá mas animado a obedecerla. De este modo, lo mejor cuando se aplica un límite, es explicar al niño por qué tiene que obedecer. Entendiendo la razón para el orden ayuda a los niños a que desarrollen valores internos de conducta o comportamiento- una conciencia. Antes de dar una larga explicación que puede distraer a los niños, manifieste la razón en pocas palabras. Por ejemplo: "No muerdas a las personas. Eso les hará daño"; "Si tiras los juguetes de otros niños, ellos se sentirán tristes porque les gustaría jugar aún con ellos".

Sugiera una alternativa

Siempre que apliques un límite al comportamiento de un niño, intente indicar una alternativa aceptable. Por hacerlo sonará menos negativo y su hijo se sentirá menos desaventajado. ejemplo sería decir "No te puedo dar un caramelo antes de la cena, pero te puedo dar un helado de chocolate después". Por ofrecerle alternativas, le estás enseñando que sus sentimientos y deseos son aceptables. Este es un camino de expresión más correcto.

Sea seriamente consistente

Una regla puntual para una efectiva puesta del límite es evitar una regla repetitiva. Una rutina flexible (acostarse a las 8 una noche, a las 8 y media en la próxima, y a las 9 en otra noche) invita a una resistencia y se torna imposible de cumplir. Rutinas y reglas importantes en la familia deberían ser efectivas día tras día, aunque estés cansado o indispuesto. Si das a tu hijo la oportunidad de dar vueltas a sus reglas, ellos seguramente intentarán resistir.

Desaprueba la conducta, no el niño

Es necesario que dejemos claro para nuestros hijos que nuestra desaprobación está relacionada a su comportamiento y no directamente a ellos. No les estamos rechazando. Lejos de decir "Niño malo" (desaprobación del niño). Deberíamos decir "No muerdas" (desaprobación de la conducta). En lugar de decir "realmente no puedo controlarte cuando actúas de esta forma", deberíamos decir, "Estas latas no están para tirar. Deben quedar en el estante del almacén".

Controla las emociones

Los investigadores señalan que cuando los padres están muy enojados castigan más seriamente y son más propensos a ser verbalmente y/o físicamente abusivos a sus niños. Hay épocas en que necesitamos llevar con más calma y contar hasta diez antes de reaccionar. La disciplina es básicamente enseñar al niño cómo debe comportarse. No se puede enseñar con eficacia si usted es extremamente emocional. Delante de un mal comportamiento, lo mejor es llevar un minuto de calma uno mismo, y después preguntar con calma, "¿que sucedió aquí?". Todos los niños necesitan que sus padres establezcan las guías de consulta para el comportamiento aceptable. Cuanto más expertos hacemos en fijar los límites, mayor es la cooperación que recibiremos de nuestros niños y menor la necesidad de aplicar consecuencias desagradables para que se cumplan los límites. El resultado es una atmósfera casera más agradable para los padres y los hijos.

jueves, 7 de marzo de 2013

Ser Pesimista


A lo largo de la vida todas las personas tienen sus propias dosis cotidianas de mala suerte, desengaños y fracasos. Algunas personas simplemente dejan ir estas vivencias mientras que otras las acumulan y se vuelven pesimistas.
El pesimismo es el resultado del miedo a lo desconocido, es pensar que las cosas no saldrán bien sin siquiera saber o intentarlo, es esperar lo peor de todo lo que hacemos, es no dejar nada al azahar en la vida, pues siempre se creé en el peor desenlace. El pesimismo es también lo que nos impide llegar al a felicidad y lograr adaptarnos a nuevos cambios. El pesimismo nace de las premisas negativas, el miedo y la inseguridad en los actos. El optimista se responsabiliza de sus acciones y el pesimista espera que el mundo cambie, que la situación mejore. Los pesimistas cargan de pensamientos negativos su mente y distorsionan la visión de su mundo en algo oscuro y sombrío; son extremistas ante las adversidades, se basan en experiencias negativas para deprimirse etc.

Los pesimistas creen que probablemente nunca resolverán sus problemas, y su ponen que sus problemas son consecuencia de sus propios fracasos y defectos personales que tienen por imposibles cambiar. Para el pesimista no existe la fe ni la esperanza del buen futuro.

Todos tenemos un mal día, hemos perdido a personas que amamos o no hemos alcanzado las metas que nos proponíamos. Sin embargo, no todos van quejándose por el mundo de su mala suerte. ¿Por qué? Simplemente debido a que no han acumulado estas dosis de desengaño (que, por demás, van incluidas en la vida, lo queramos o no). Estas personas han sufrido pero han optado por continuar adelante extrayendo lo positivo de la experiencia y esto les ha hecho aún más fuertes. Al contrario, quienes se empeñan en ver el lado negativo de las cosas asumen el papel de víctimas y se convierten en “pesimistas tenaces”.

Lo cierto es que no se nace pesimista, esta es una forma de enfrentar la vida que se aprende a lo largo del tiempo, quizás porque nos resulta mucho más fácil sentarnos a llorar las penas que enfrentarlas y salir adelante buscando nuevas opciones. De hecho, no es casual que, de todas las personas que he conocido, aquellas que han tenido una vida más fácil son las más pesimistas. Y es que cuando creemos que tenemos derecho a todo y no alcanzamos algo, es muy fácil caer en la depresión. Debemos recordar que la resiliencia es una competencia que se va formando a lo largo de la vida pero solo después de haber sufrido varios golpes y haber encontrado alternativas para reponerse de ellos.

Las personas pesimistas se amarran a la desgracia y con ello coartan su futuro, se dejan condicionar y atemorizar por las experiencias negativas viendo siempre el vaso medio vacío. Paul Watzlawick en su libro "El arte de amargarse la vida" retoma estos temas desde una deliciosa perspectiva irónica con la cual pretende que cada persona reconozca su forma errónea de afrontar las situaciones negativas de la vida:

- Créate problemas. Si no tienes suficiente con tus propias dificultades, asume los problemas de los demás. Simplemente llénate la vida de problemas, sin importar si son reales o no. La clave para lograrlo es brindarle importancia a cada pequeña cosa que sucede a tu alrededor.

- Solo tú tienes razón. Lo que digan los otros simplemente no es importante porque no comprenden cómo te sientes. Desecha cada consejo que te den porque de seguro no merece la pena.

- El presente no merece ser vivido. Posterga continuamente los placeres que puedes darte aquí y ahora y aplica la regla mejor mal conocido que bueno por conocer. La clave para lograrlo está en torturarte permanentemente pensando en todas las cosas negativas que te podrían suceder dentro de unos cuantos años.

- Vive obsesionado. Elige una situación negativa y tráela a tu memoria una y otra vez hasta que se convierta en un recuerdo imborrable. De seguro los problemas del día a día pasarán desapercibidos.

- Nunca te perdones. Piensa que eres un incapaz y aplícate todos los adjetivos negativos que te vengan a la mente. Solo tú tienes la culpa de todo.

Sin lugar a dudas este contrasentido te ha resultado muy fuerte. Pues lo cierto es que pensamos de esta forma muchas más veces de lo que sería sano y muchas más de lo que nos atrevemos a reconocer.

Afortunadamente, existen algunas pautas que podemos seguir para dejar de ser pesimistas:

1. Identifica los pensamientos que te hacen sentir mal y anótalos en un papel. Reflexiona sobre su causa, intenta deslindar por qué piensas así. Pregúntate hasta qué punto estos pensamientos se corresponden con la realidad. De seguro te sorprenderás al darte cuenta que este tipo de pensamientos no tiene una base lógica.

2. Reflexiona sobre cómo este tipo de pensamientos pesimistas determina tu estado emocional y tu comportamiento. ¿Qué haces cuando eres optimista? Confróntalo con tu productividad cuando eres pesimista. ¿Cómo se resienten tus relaciones interpersonales cuando te manifiestas de forma pesimista?

3. Conoce tus límites y tus responsabilidades. Borra la palabra culpa de tu diccionario y cámbiala por el vocablo responsabilidad. 

4. Aprende a escuchar de forma empática a los demás. No compitas con tus amigos para hacerles ver que tus problemas son mayores, en lugar de eso, escucha sus dificultades e intenta aprender sus estrategias para lidiar con las mismas.

5. Ante cada pensamiento negativo y pesimista, busca una idea positiva que te haga sentir bien.

Te invito ver mi blog sobre "Ser una persona Positiva".

Recuerda que el pensamiento positivo afecta todo lo que haces, impregna de elevadas vibraciones de optimismo todo lo que te rodea. Una mente positiva atrae lo positivo y rechaza lo negativo. Usa dos palabras mágicas: Puedo y Quiero, puedo ser mejor y quiero ser mejor.

lunes, 4 de marzo de 2013

Problemas de Pareja

Aquí comparto con ustedes algunas sugerencias para ayudarle a solucionar algún conflicto con su pareja.

Todas las parejas hemos atravesado por problemas a lo largo de nuestra relación, pero ello no ha significado que se tenga que disolver la relación o que sea una situación difícil de resolver, la clave para que las parejas, puedan llevar una buena relación es afrontar los problemas de manera razonable; si usted es de esas personas que cuando tiene una crisis de pareja reacciona mal o no asimila bien la situación, en este curso encontrará unas pautas para que usted aprenda a manejarlos de una mejor manera.
Para llegar a entender esta situación primero debemos ver cuál es el motivo que los ha llevado a tener problemas de pareja, estos pueden ser causados por el estrés de la convivencia, las dificultades económicas y el problema emocional o sentimental de alguno de los dos, sea cualquiera de estos puntos el causante debe aprender a solucionarlos buscando el equilibrio y la armonía.

Cuando usted tenga un problema con su pareja, no discuta con la otra persona en un estado  de ira, o rabia o con los ánimos muy alterados, es preferible  calmarse y esperar que todo ese mal momento pase, ya cuando usted sienta que ha pasado la ira y el enojo, siente a su pareja al lado y conversen sobre el tema, las discusiones o problemas con sentimientos alterados e irritados solo les llevará a herirse más y a acrecentar el problema.

Nunca mezcle el tema de conflicto actual con los temas de conflictos pasados, ya que en vez de hablar del tema que en ese momento les ha generado un problema, terminarán hablando y discutiendo  por otras cosas y no le darán la solución al problema actual.

Aprenda a escuchar, trate de mantener los labios pegados para no cortar las opiniones de su pareja, respete sus ideas y el momento que tiene para plantear su punto de vista, debe usted hacer lo que quisiera que su pareja haga con usted, que le escuche, entienda, comprenda y puedan solucionar el problema.

Actúe y vea las soluciones desde un punto de vista de justicia, no eche la culpa a la otra persona por el problema, ni se desligue por completo de él, asuma su parte y negocie en la forma más justa posible, tomen las decisiones de común acuerdo, viendo siempre la solución al problema y a no herirse.

Si desea solucionar un problema de pareja y quiere tener una convivencia armónica, aprenda a ceder de manera que no se sienta que usted es el perdedor, si no que llegue a sentirse como parte de su pareja.

Si son una pareja que tienen hijos, no los involucren en sus problemas, traten de mantenerlos al margen para que no salgan dañados, las parejas de casados es como cuando se está en el enamoramiento, pelean un día y al otro vuelven, el matrimonio es igual se puede pelear un día y al otro momento estar bien, entonces no tiene sentido hacerles conocer los problemas.

Te recomiendo que practiques el enfatizar los puntos en los que ambos están de acuerdo. De esta manera conseguiremos evitar una discusión desagradable y aprenderás a crear mecanismos para resolver tus problemas de pareja y llegar a entendimientos sobre cualquier materia. Siempre es mejor prestar atención en las cosas que los unen, porque eso les permitirá enfrentar con una perspectiva común, aquellas cosas en las que no coinciden. No sólo verás que puedes solucionar tus conflictos de pareja, sino que también accederás a un nivel de intimidad con tu pareja mucho más estimulante.

No se olvide que la comunicación en la pareja es fundamental para sobrellevar y afrontar los problemas, no dañe su relación con acciones que no han sido bien pensadas y dirigidas por la ira del momento, en lo posible nunca permita que llegue la noche y usted continúe disgustado con su pareja.

Muchas parejas siguen juntas por situaciones que son ajenas a la relación de pareja, entre las más comunes están: Los hijos, la manutención, la falta de un trabajo, el qué dirán, temor a ser la o el divorciado, miedo a no encontrar otra pareja, la edad, costumbre, etc…

Si existieran problemas más serios y profundos en una relación de pareja, ustedes deben acudir a una terapia de pareja. A muchos nos cuesta aceptar que cuando tenemos un problema con nuestra pareja hemos de buscar ayuda. Ir a consulta con el psicólogo no es algo fuera de lo normal y de hecho será una terapia muy beneficiosa. Cuanto antes se puedan detectar los problemas de pareja que podamos estar teniendo, se podrá tener una solución a los conflictos efectiva. Vivir insatisfecho con una relación, conlleva a muchos desajustes emocionales, sociales,  psicológicos y sexuales por ejemplo: La depresión, ansiedad, frustración, alteraciones del sueño y apetito, cambio de peso, agitación o retardación psíquica y motora, sentimientos de inutilidad, fracaso y culpa, baja autoestima, problemas de integración laboral, familiar, problemas de concentración, pensamiento irreal, muerte e intentos suicidas, etc…

La aceptación libera mucho más que la negación y tenemos que aprender a vivir en paz con aquellas cosas que se escapan a nuestro control. Así que utiliza estas estrategias y disfruta del proceso, seguramente te encontrarás con más problemas solucionables que aquellos que no lo son.

El amor no impide las crisis, pero sí puede convertirse en el principal elemento de apoyo, para buscarles una solución.

domingo, 3 de marzo de 2013

La Depresión en Mujeres y Hombres Parte 2


La depresión es una enfermedad que afecta, hace sufrir e incapacita, tanto al hombre como a la mujer. Sin embargo, la manera de vivirla y manifestarla, puede ser diferente para ambos sexos.

La Depresión en las Mujeres


A pesar de que los síntomas internos de la depresión, son los mismos para los hombres que para las mujeres, cada uno de ellos puede vivirlos y manifestarlos, de una manera diferente.


Existen determinados factores que contribuyen a la aparición de ciertos tipos de depresión específicos de las mujeres, como las fluctuaciones hormonales o presiones sociales y culturales que recaen especialmente en el sexo femenino.

 Además, la forma de reaccionar antes el estrés y los problemas puede ser diferente en ambos sexos y dar lugar también a diferentes trastornos psicológicos cuando esas reacciones no son adaptativas.

La mujer deprimida:

Se pone triste y apática, tiende a culparse a sí misma de todo, su autoestima disminuye, evita cualquier conflicto, aun aquellos que son necesarios, generalmente tiende a dormir mucho, puede refugiarse en la comida.

La mujer es más propensa a deprimirse, porque: Los cambios hormonales pueden contribuir a la depresión y culturalmente las mujeres se enfrentan a factores como:  mayor discriminación, abuso físico y emocional, exceso de responsabilidades y de roles, al tener que atender el hogar y el trabajo fuera de casa, etc.

Causas biológicas y hormonales de depresión en mujeres

 Depresión premenstrual. Las fluctuaciones hormonales durante el ciclo menstrual pueden dar lugar a problemas de depresión en algunas mujeres, con síntomas como irritabilidad, fatiga, tristeza, labilidad emocional.

 Depresión postparto. Muchas mujeres experimentan un “bajón” tras el parto. Por lo general, es una respuesta normal, debido al estrés al que han sido sometidas, pero en algunas los síntomas son lo bastante severos como para considerarse un trastorno del estado de ánimo.

 Embarazo. Los numerosos cambios hormonales que se producen durante el embarazo pueden contribuir a la aparición de una depresión, sobre todo en mujeres con cierta predisposición. Otros problemas, como los abortos, embarazos no deseados o infertilidad, pueden acabar desencadenando también depresión en algunos casos.

 Menopausia. Durante la menopausia y la etapa anterior a la ella, llamada peri menopausia  se producen fuertes fluctuaciones hormonales en las mujeres. Las mujeres que han padecido depresión en el pasado, tienen un mayor riesgo de deprimirse durante esta etapa de sus vidas.

Causas psicológicas y psicosociales de depresión en mujeres

 Estrés. Hombres y mujeres reaccionan ante el estrés de formas diferentes. Las mujeres tienden a buscar el apoyo de los demás; este apoyo hace que generen una mayor cantidad de oxitocina, una hormona que las protege del estrés y la depresión. No obstante, cuando no encuentran el apoyo que necesitan, pueden sentirse aún más deprimidas. En las mujeres, además, se activa más el sistema límbico (centro de las emociones) cuando están sometidas a estrés y permanece activado más tiempo que en los hombres. Es decir, su forma de reaccionar ante el estrés es más emocional, lo que puede contribuir a la depresión. Por otra parte, según las investigaciones realizadas, las mujeres padecen mayores niveles de estrés que los hombres debido a que, además de sus responsabilidades laborales, suelen tener mayores responsabilidades familiares que los hombres.

 Rumiación. Cuando las mujeres están estresadas, tienen una mayor predisposición a darle vueltas mentalmente a sus problemas, pensamientos negativos, causas de su depresión, etc. lo cual contribuye a mantener la depresión. Los hombres, por el contrario, tienden más a intentar distraerse y no pensar en sus problemas. Lo ideal sería una postura intermedia, en la que pensaras lo suficiente en tus problemas como para tener claro qué está pasando y qué puedes hacer para remediarlo, y luego intentaras distraerte y no darle vueltas a las cosas de manera excesiva o cuando no te llevan a ninguna parte.

 La imagen corporal. Las fuertes presiones sociales sobre las mujeres y la importancia que la sociedad concede a la belleza física, la apariencia corporal, la delgadez, la juventud, etc., es motivo de descontento, frustración e incluso odio hacia sí mismas para muchas mujeres, llegando incluso a poder desencadenar síntomas depresivos. Desgraciadamente, esta presión no solo no está disminuyendo, sino que se está extendiendo también hacia los hombres.

La Depresión en los Hombres

Normalmente tiende a considerarse que la depresión es más frecuente en las mujeres. No obstante, si tenemos en cuenta que los criterios para definir la depresión se han centrado más en las mujeres y que los hombres tienden a reaccionar de formas diferentes, es posible que no esté tan claro que la depresión sea más frecuente en el sexo femenino.

 Cuando están deprimidos, muchos hombres tienden a negar sus sentimientos de impotencia y tristeza y a reaccionar con ira, enfado, frustración o agitación, beben más de la cuenta, trabajan de forma compulsiva, realizan conductas de riesgo o tienen estallidos de ira. Esto hace que la depresión en los hombres se pase por alto con frecuencia, sobre todo cuando se trata de hombres que no suelen expresar lo que sienten con facilidad, sobre todo sus sentimientos de depresión.

 Tampoco es raro que los hombres se centren más en los síntomas físicos que acompañan a la depresión, como problemas para dormir, dolores de espalda o de cabeza o problemas sexuales, lo que hace que ni ellos mismos reconozcan que están deprimidos. No obstante, los hombres deprimidos tienen 4 veces más probabilidades de suicidarse que las mujeres deprimidas. Por este motivo es muy importante reconocer y tratar la depresión.

Síntomas de depresión en hombres

 A pesar de que los síntomas internos de la depresión, son los mismos para los hombres que para las mujeres, cada uno de ellos puede vivirlos y manifestarlos, de una manera diferente.

Aunque el hombre, cuando está deprimido, también puede estar triste y decaído, con frecuencia:

Se pone irritable, se enoja con facilidad, tiende a culpar a los demás de sus problemas, crea conflictos con facilidad, duerme poco, no buscan ayuda, tienden a recurrir:

Al alcohol, las drogas, la Tv o el trabajo como una manera de "auto-medicarse" y enmascarar la depresión y no acepta que está deprimido. Porque ve la depresión como una debilidad y se avergüenza, teme que haya repercusiones en su trabajo, si sus jefes o compañeros se enteran.

 Un hombre puede desarrollar los síntomas más típicos de la depresión, con tristeza, falta de energía y pérdida de interés en amigos, familiares o actividades que antes le agradaban. No obstante, entre los hombres se da con más frecuencia que entre las mujeres un patrón de depresión caracterizado por lo siguiente:

 Esconder sus emociones. Tiende a ocultar, incluso ante sí mismo, sus sentimientos de tristeza, impotencia o baja autoestima, enmascarándolos con otras conductas, como conductas de riesgo, beber alcohol, etc  y mostrar un ego inflado para contrarrestar su baja autoestima.

 Síntomas físicos. En los hombres puede darse con más frecuencia un tipo de depresión en la que predominan los síntomas físicos, como dolor de cabeza, dolor de espalda, problemas digestivos, disfunciones sexuales, problemas de sueño, que no responden a los tratamientos típicos para estos trastornos.

Ira. Se sienten inquietos, agitados, enfadados, agresivos, se irritan con facilidad, pueden tener estallidos agresivos, se ven muy afectados por la crítica de los demás y están malhumorados y sin sentido del humor. Algunos hombres se vuelven excesivamente controladores con sus seres queridos. También tienden a culpar a los demás de sus problemas y crear conflictos.

 Conducta imprudente. Pueden empezar a mostrar conductas de riesgo como un modo de escape, como realizar deportes especialmente peligrosos, conducir a demasiada velocidad, implicarse en sexo no seguro, beber demasiado, recurrir a las drogas, o al juego compulsivo.

Principales causas de depresión en hombres

 Las causas de depresión en hombres pueden ser muy variadas y no necesariamente diferentes de las causas de depresión en mujeres. No obstante, al igual que entre las mujeres existen ciertas causas específicas de ellas (como las causas hormonales o ciertas presiones sociales), entre los hombres, existe una causa de depresión que es específica de su sexo: la disfunción eréctil.

Disfunción eréctil como causa de depresión en hombres

 La disfunción eréctil o impotencia en los hombres no solo puede ser una causa de depresión, sino que también puede producirse como efecto secundario de los fármacos antidepresivos o en algunos casos, puede ser una consecuencia del estado de ánimo deprimido.

 Los hombres con problemas sexuales tienen el doble de probabilidades de estar deprimidos que los hombres sin este tipo de problemas. Además, cuando un hombre tiene algún tipo de problema sexual suele sentirse avergonzado, no habla del tema y no busca ayuda, porque tiende a pensar que es un reflejo de su falta de masculinidad en vez de verlo sencillamente como un problema que puede tratarse y solucionarse.

 No obstante, si no hace nada, puede acabar con dos problemas en vez de uno: la disfunción sexual y la depresión que aparece como consecuencia.


La Depresión en Mujeres y Hombres Parte 1


La depresión es una enfermedad que afecta, hace sufrir e incapacita, tanto al hombre como a la mujer. Sin embargo, la manera de vivirla y manifestarla, puede ser diferente para ambos sexos.
Aunque a la hora de establecer un diagnóstico se define la depresión de la misma forma para ambos sexos, lo cierto es que mujeres y hombres experimentan la depresión de formas diferentes y las causas suelen ser también distintas para ambos sexos.

 Por supuesto, todos los síntomas de los que hablamos aquí pueden aparecer en ambos sexos, aunque sean más frecuentes en uno u otro sexo. Así, una mujer deprimida también puede sentirse irritable, frustrada y enfada, aunque este patrón se dé más en hombres.

 Por otra parte, los síntomas de la depresión pueden varias en la misma persona según el día, de manera que un día predomina la apatía y la tristeza y otro día la agresividad y la frustración.

 Por lo general, las mujeres tienden a vivir la depresión de un modo más interiorizado, mientras que los hombres exteriorizan más sus síntomas. Por ejemplo, mientras que las mujeres tienen más posibilidades de sentirse tristes, decaídas y con ganas de llorar, los hombres tienen más probabilidades de reaccionar con ira, irritabilidad y frustración. Los hombres tienden a sentirse también más agitados e inquietos, mientras que las mujeres se sienten más abatidas y con falta de energía.

 A la hora de tratar de afrontar la depresión, ellas tienden a recurrir más a sus amigos y seres queridos o al amor (desean encontrar alguien que las ame y las ayude), mientras que ellos recurren más al alcohol, a la televisión, los deportes o el sexo.

 Mientras que las mujeres se culpan más a sí mismas y su autoestima tiende a disminuir, los hombres tienden a culpar a los demás y su autoestima puede estar inflada, como un modo de contrarrestar los sentimientos de poca valía personal que suelen acompañar a la depresión.

 Los hombres sienten una mayor necesidad de tener el control a toda costa y tienen una mayor predisposición a crear conflictos, mientras que las mujeres tienden a evitar los conflictos a toda costa y se vuelven más dependientes, asustadas y ansiosas. Sin embargo, dado que el hombre niega y enmascara la depresión, no se sabe con seguridad, si el hombre se deprime menos que las mujeres o simplemente no buscan ayuda y por lo tanto no se tienen datos al respecto.

La situación empeora, porque muchos hombres se niegan a hablar de sus sentimientos y no se dan cuenta de que los síntomas físicos que padecen (dolor crónico, de cabeza y trastornos digestivos) pueden estar relacionados con la depresión.

 El trastorno afectivo estacional es más frecuente en las mujeres, así como la depresión atípica. En la depresión atípica se produce un aumento de las horas de sueño, más ganas de comer, sobre todo carbohidratos y un aumento de peso.

 El hipotiroidismo es más frecuente en las mujeres y dado que suele cursar con síntoma de depresión, es otro motivo de la aparición de este trastorno en mujeres.

No importa si eres hombre o mujer.

Si la mayor parte del día o frecuentemente estás más irritable, desesperado, estresado, triste, desganado, fatigado, con insomnio, con hipersomnia, cansado, has perdido el interés a las cosas que antes te causaban placer, sientes molestias en algunas partes de tu cuerpo, apatía, sentimientos de inutilidad y o de culpa, pensamientos inapropiados, perdida o aumento de peso, problemas de concentración, de decisión, o pensamientos recurrentes de muerte o ideas suicidas, etc. Puedes estar viviendo un cuadro depresivo.

Revisa los artículos sobre Síntomas y consecuencias del estrés y depresión, para analizar si tus síntomas coinciden con los de dichas enfermedades.

Si tú no has notado ningún cambio, pero la gente te lo dice, tómalo muy en cuenta, ya que ellos pueden estar viendo cosas que tú no notas.

Si crees que tienes una depresión, consulta a tu médico, porque muchos de dichos síntomas puedes estar causados por enfermedades físicas o por alguna medicina que estés tomando.

Si estás deprimido y tu depresión es ligera y tiene poco tiempo, puedes tratar de salir adelante tu solo.

Si llevas mucho tiempo o es una depresión moderada o severa, definitivamente necesitas ayuda psicológica  y/o un psiquiatra.