lunes, 24 de febrero de 2020

¿Qué hago si un Familiar tiene Depresión?

Convivir con una persona deprimida, es una situación muy estresante y que si no se gestiona de manera correcta, al final, acaba pasando factura a quien lo padece.

Normalmente la familia o entorno más cercano de una persona que tiene depresión, por distintos motivos, también sufre y muchas veces se acercan a nosotros para saber cómo abordar la situación y qué hacer. Te dejo algunos consejos para enfrentar la situación:

1. Dejar de creer que la depresión es sinónimo de tristeza
La tristeza es una emoción absolutamente normal que uno experimenta cuando pasa alguna cosa que le entristece: que pierda tu equipo de fútbol, que tengas problemas en el trabajo o que su hija tenga un novio que no te gusta. Tampoco es una depresión el hecho de tener problemas de adaptabilidad, es decir, que ocurran cosas en la vida que producen un estrés o ansiedad constantes que le hagan a uno ser más infeliz.

2. Desterrar el mito de que la depresión es una enfermedad exclusivamente de manifestación mental
En la depresión una dimensión es la del estado del ánimo, pero también se pueden dar otras manifestaciones o cuadros concomitantes, como el trastorno del sueño, fatiga, problemas de concentración, problemas en la alimentación, etc. Creer que la depresión es presentar un estado de ánimo deprimido (tristeza) provoca que se pasen por alto otras señales cognitivas o físicas que también llevan a diagnosticar esta grave condición. La depresión es multidimensional.

3. Evitar críticas y reproches por "no poner de su parte"
Cambiar el estado de ánimo de una persona que se siente triste puede ser una cuestión de actitud. Sin embargo, cuando se padece una depresión, la voluntad del paciente de mejorar o hacer otras cosas queda absolutamente anulada. Por tanto, hay que darse cuenta de que, al igual que existen problemas físicos que necesitan de tratamiento, también existen problemas psicológicos que deben ser tratados.

Si el familiar percibe que el paciente con depresión no desea mejorar, no debe reprochárselo o intentar ayudarle con expresiones como “anímate, que solo es un mal momento”, “debes poner algo de tu parte”, “sé positivo” no pienses tanto” o “no sé de qué te quejas si no te falta de nada…”. Hacer ese tipo de comentario, además de no tener respuesta, puede ser perjudicial, ya que el paciente se puede sentir culpable por no ser capaz de salir y sentirse mejor.

4. La importancia de estar en contacto continuo con el paciente y felicitar sus avances
Si de verdad queremos ayudar al paciente, es clave reservar tiempo para acompañarlo y, sobre todo, apostar por la empatía (intentar entender lo que siente la otra persona). Solo así tendremos más pistas sobre lo que quiere el enfermo: si necesita un hombro sobre el que llorar, si quiere distraerse, si necesita silencio o si necesita que le hablemos.

Respecto a la conversación con empatía, es importante que no caigamos en el error de darle más argumentos para verlo todo negro. Llegado el caso, los expertos proponen intentar desviar la conversación hacia otros temas, pero de forma sutil, con frases del estilo: “entiendo que ahora veas todo negativo pero, si te parece, podemos hablar de otros cosas, por ejemplo…”.

5. Promueve el tratamiento
Las personas con depresión pueden no reconocer o estar conscientes de su depresión. Quizás no reconozcan los signos y síntomas de la depresión, por lo que pueden pensar que lo que sienten es normal. Muy a menudo, las personas, producto de la presión social y familiar, sienten vergüenza de su depresión y creen erróneamente (por lo que se dice) que pueden superarla solo con la fuerza de voluntad. Pero la depresión rara vez mejora sin tratamiento, e incluso puede empeorar. Con el enfoque de tratamiento adecuado, la persona que quieres puede mejorar.

Para ayudar a esa persona, puedes hacer lo siguiente:
  • Habla con esa persona sobre lo que has notado y por qué estás preocupado.
  • Explícale que la depresión es una enfermedad, no un defecto ni una debilidad personal, y que generalmente mejora con el tratamiento.
  • Sugiérele que busque ayuda de un profesional: un médico o un psicólogo
  • Ofrécele tu ayuda para preparar una lista de preguntas con el fin de discutirlas en una primera cita con el profesional.
  • Exprésale tu disposición a ayudar organizando las citas médicas, acompañándolo a estas y asistiendo a las sesiones de terapia familiar.
Una vez, esta persona inicia una terapia psicológica, tú, como pareja o familiar, sería bueno, que siguieras las siguientes indicaciones, para facilitarte las cosas:
  1. Entender el problema: Debes informarte acerca de que es la depresión, como funciona y como la voluntad no lo es todo, existen muchos otros factores que influyen en el desarrollo y curso de este trastorno.
  2. Controlar los impulsos de ira y los enfados: Si estás enfadado, porque la otra persona ha hecho o no ha hecho tal o cual cosa, no le digas lo que estas deseando decirle. Ten autocontrol y quédate con tu frustración y tu rabia, ya que esa reacción tuya, no hará, sino empeorar la situación y hacer sentir peor a la persona que está deprimida.
  3. Observa que pensamientos te invaden: Estos son los generadores de rabia e impotencia, “No se esfuerza lo suficiente”, “No quiere superar la depresión”, “Lo que debe hacer es…”, etc. El control y la validez de estos pensamientos en ti, dependerá, del poder que tú les otorgues. Cuestiónate la veracidad y utilidad de los mismos.
  4. Retirada de atención: De manera contraria, no prestes excesiva atención a los comportamientos depresivos. No refuerces su llanto, ni le preguntes que le pasa a cada instante. No lo acuses, ni lo mires mal, simplemente actúa de manera natural y refuérzale cuando el ánimo esté mejor.
  5. Evita los sermones: No intentes hacerle razonar, ni exigirle un cambio de actitud, será inútil y te consumirá mucha energía. No se producirá una iluminación de repente en su cabeza, ni mejorará, por mucho que le digamos que su actitud no es constructiva.
  6. Propón actividades: Para participar en esta área, debes estar en contacto directo, con el psicólogo que dirige el tratamiento, de cara a elegir las actividades de manera correcta y paulatina.
  7. Trátalo con naturalidad: No lo trates como un enfermo o un loco, ni te obsesiones con como lo estará pasando, o que puedes hacer tú para ayudarle. Lo mejor, es que te vea de manera relajada y espontánea.
  8. Riesgo de suicidio: Si el profesional te indica que existe riesgo de suicidio, créetelo. No mires a otro lado, o no le des importancia. Se trata de “eliminar la posibilidad”. En algunos casos, bastará con controlar, que la persona realice sus pautas terapéuticas y tome su medicación, en otros más graves, esta persona no podrá quedarse sola. Puedes hacer turnos con otro familiar o persona de confianza o bien contratar a alguien especializado en cuidar personas enfermas. El caso, es no menospreciar esta información,  si así os lo hace saber el terapeuta.
Recuerda
  • Si bien es cierto, que el entorno donde el deprimido se desenvuelve, es importante, no lo es todo.
  • La persona deprimida, no es culpable de su depresión, pero si es responsable de recuperarse de ella.
  • No eres culpable, de que tú pareja o familiar no salga adelante. En última instancia, el trabajo de salir del pozo es solo suyo.
  • Es importante, que esta persona pida ayuda profesional cuanto antes, para poder comenzar a trabajar, todas aquellas cuestiones que están reforzando el trastorno depresivo.
Si la enfermedad que padece tu ser querido es grave o potencialmente mortal, ponte en contacto con un médico, un hospital o con los servicios médicos de urgencia… a veces, en casa, no se cuenta con las herramientas adecuadas para contener o atender una crisis potencialmente peligrosa.

Si tienes más consultas o dudas comunícate conmigo, con gusto te ayudare.



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