jueves, 16 de marzo de 2017

Conócete a ti mismo

Es uno de los más famosos aforismos de la antigüedad griega de todos los tiempos. Significa que la principal necesidad de una persona para acceder a la sabiduría filosófica es el autoconocimiento.
Se encontraba inscrito, según diversos testimonios, en el templo de Apolo, sitio en la ciudad griega de Delfos, lugar de enorme valor mitológico: fue allí donde Apolo mató al monstruo Pitón, donde Zeus colocó el ónfalo, ombligo del mundo, y donde se encuentra el famoso oráculo de Delfos. En griego, la frase se escribe originalmente γνῶθι σαυτόν (gnóthi sautón), que traduce ‘conócete a ti mismo’. Por testimonio de un célebre viajero griego Pausanias, sabemos que la frase estaba inscrita en el pronaos del templo de Apolo.

“Conócete a ti mismo” es una frase que se refiere a la importancia del autoconocimiento para el ser humano.

Debido a que se encontraba inscrita en la entrada del tempo del dios Apolo, en Delfos, es interpretada como el saludo que el dios dirigía a los visitantes de su templo, deseándoles sabiduría. En esta frase se encuentran encerradas o sugeridas algunas de las preguntas más antiguas del pensamiento filosófico: quién soy, de dónde vengo, adónde voy, preguntas por medio de las cuales trata de comprenderse y definirse cada quien. Platón pone esta frase en boca de Sócrates en su diálogo con Alcibíades, un joven ignorante que aspira a la política. Con ella, trata de recordarle que, antes de ser gobernante y mandar sobre el pueblo, su primera tarea como hombre es gobernarse a sí mismo, y no lo conseguirá si antes no se conoce a sí mismo.

Conocerse a sí mismo supone el camino del perfeccionamiento, de hacerse mejor y adquirir conocimiento sobre la propia naturaleza y limitaciones, pues no podemos desarrollar nuestra naturaleza si no sabemos cuál es. De este modo, el autoconocimiento es un paso previo para la asunción de cualquier tarea o labor de importancia que conduzca a la gloria o a la sabiduría.

“Conócete a ti mismo”, entonces, es la obligación de cada individuo: comprenderse, aceptarse, estudiar la propia alma, que es el verdadero objeto de conocimiento de una persona, pues solo así el individuo podrá orientar su propia vida y sus acciones de acuerdo con sus propósitos e intereses.

Otra forma de leer esta frase es considerando el autoconocimiento como un paso fundamental para acceder al conocimiento, a la verdad de las cosas, para alcanzar en la sabiduría el nivel de lo divino, lo profético y lo oracular. La frase, entonces, previene al hombre en relación con el camino cierto de la sabiduría: primero deberás conocerte a ti mismo, para a continuación acceder a grados mayores, más complejos y oscuros, de conocimiento.

Otra interpretación posible de esta frase es la que se hace desde la psicología y la literatura de autoayuda, que entiende que es fundamental que, como personas, seamos capaces de comprendernos, de conocer nuestros sentimientos y entender las razones que nos mueven para no dejarnos arrastrar por otros deseos o pretensiones. En este sentido, es una frase fundamental en la inteligencia emocional.

El aforismo ha sido atribuido a varios sabios griegos antiguos: Heraclito, Quilón de Esparta, Tales de Mileto, Sócrates, Pitágoras, Solón de Atenas. Otras fuentes lo atribuyen a Femonoe, una poetisa griega mítica. En una discusión acerca de la moderación y el autoconocimiento, el poeta romano Juvenal, cita la frase en griego y declara que el precepto desciende "de cælo" (del cielo).

Parece que el origen del adagio se remonta a escritos antiguos de Heraclio, Esquilo, Herodoto y Píndaro; y surge como una invitación a reconocerse mortal y no dios. Sócrates lo eleva a un nivel filosófico como un examen moral de uno mismo ante Dios. Platón lo orienta hacia la verdadera sabiduría en un fantástico sistema de pensamiento.

La sabiduría del conocerse a sí mismo la evoca San Agustín quien le expresa a Dios que el fin de la vida es “conocerte y conocerme”. El hombre se conoce cuando va al fondo de sí mismo y ahí encuentra la imagen de Dios. Por esta senda marcharán muchos medievales en este espíritu humanista de pensar…

En la actualidad cotidiana, en nuestra hiperactiva cultura, poco dada a la reflexión y a la tranquilidad de espíritu,  la máxima griega inspira los numerosos libros de autoayuda que buscan la autoconciencia o en la aceptación de la identidad de sí mismo.


Red

domingo, 12 de marzo de 2017

Joseph Metheny "El Hamburguesero"

Advierto de la extrema dureza de algunas de las declaraciones que pueden leerse en este artículo, Si no está seguro, pulse el botón de atrás de su navegador, ya que  puede "herir susceptibilidades".

Nombre: Joe Roy Metheny
Sobrenombre: "El Hamburguesero", "El Asesino Canibal"
Fecha de nacimiento: 1955
Lugar de los asesinatos: Baltimore, Maryland
País: Estados Unidos
Fecha de los asesinatos: 1976-1995
No. de Víctimas: 4-+10 asesinatos
Tipo de víctimas: Mujeres y 3 Hombres.
Tipo de Asesino: Carnicero, Caníbal, descuartizador.
Modus Operandi: Se acercaba a sus víctimas en bares o debajo de puentes, la mayoría mujeres alcohólicas, prostitutas. Luego las estrangulaba, mutilaba y en ocasiones utilizó la carne para mezclarla con carne de cerdo y preparar hamburguesas que comercializaba.
Captura y condena: Arrestado el 15 de diciembre de 1996.
Informe final: Sentenciado a muerte el 13 de noviembre de 1998, revocada el 24 de julio de 2000. Esta en cadena perpetua. 

“An invitation to die and all the faces, mopeds can’t collide. It’s fascination and it will eat you alive”

Joe Metheny, hombre con obesidad mórbida, una sonrisa degenerada y ojos vacíos que parecían no tener culpa. Le dieron el apodo de “Asesino Caníbalporque durante sus asesinatos en serie, abrió un puesto de hamburguesas a cielo abierto y en ese lugar el vendería carne humana mezclada con puerco. Según se encontraron cabellos, uñas, incluso dientes. Enviaron agentes a revisar el lugar y encontraron una carnicería, cuerpos destazados, cortados, molidos. Dijo que veía a sus víctimas como una fuente carne más que como personas reales.

“Abrí un pequeño puesto de carne. Tenía carne asada y sandwiches de puerco. Eran muy buenos. El cuerpo humano sabe muy parecido al cerdo. Si lo mezclas, nadie puede notar la diferencia”

La mente del asesino era claramente inestable y al momento de su arresto confesó que había matado a otras cinco personas. ¿A qué se debía su furia imparable? Según el hombre rosado “redneck” con barba y acento rural, todo fue porque su mujer se fue de la casa con su hijo de 2 años a otra ciudad. Luego de 6 meses, un amigo de la ex pareja le comentó que su esposa se encontraba sin hogar, trabajando con unos vagabundos preparando crack de un puente al sur de la ciudad. Lleno de ira, Joseph viajó a la ciudad y se dirigió al lugar exacto, no encontró a su esposa pero sí a unos vagabundos que pensó que eran los que trabajaban con ella, y los asesinó a hachazos. Desesperado por conseguir información de su esposa, asesinó a 3 personas más, pronto fue arrestado pero fue liberado por falta de pruebas. 

“No estaban ahí. Pero los dos vagabundos hijos de perra se drogaron cuando estaban ahí. Estaban desmayados en un colchón apestoso y fue cuando me fui, pero ya estaban hechos pedazos”

Al ser liberado trajo a su remolque a 2 prostitutas, a las cuales asesino y corto sus cuerpos por diversión. Las prostitutas Cathy Ann Magaziner y Kimberly Spicer a su tráiler para luego apuñalarlas y estrangularlas hasta morir. Desmembró los cuerpos de las mujeres y guardó la carne para comerlas después. Su declaración no mostró ningún atisbo de culpa. Según Metheny, abrió un pequeño puesto de carne y comenzó a vender la comida humana junto con la de los animales.

Una noche de diciembre en 1996, cuando decidió invitar a una prostituta llamada Rita Kemper al sucio tráiler en el que vivía. No era la primera que entraba al lugar, pero sí la que pudo escapar. Gracias a su llamada la policía arrestó al presunto asesino y descubrió que él era el responsable de distintos asesinatos que se remontan a 1976, 20 años antes de su arresto.

Los detectives no sabían si Metheny estaba delirante o si de verdad había matado a su esposa con su amante o a otras tres personas. Su siguiente víctima, según él, fue otra prostituta a la que le pidió información sobre su esposa. “Actuó como si no supiera nada, así que la golpeé como un demonio y violé su culo, después la maté”. Acto seguido, bajó el puente y mató a otra mujer. Después se dio cuenta de que un hombre que pescaba lo miró; decidió tomar un tubo de metal y abrir su cabeza a golpes. La declaración de Metheny resaltaba el hecho de que le ató piedras a los cuerpos para aventarlos al río Patapsco.

Metheny tiene una mente enferma que lo llevó a asesinar a 3 mujeres y posiblemente a otras que no fueron descubiertas, pero más allá de eso, su desequilibrio es notable a través de sus declaraciones y de sus falsas confesiones que muestran un enojo y violencia atemorizante. Nadie comprendía si el asesino mentía por gusto o si su mente estaba tan desequilibrada que confesaba crímenes pasados.

“Mi ataque de asesinatos comenzó como venganza pero terminó como una pasión por la sangre y el sentido abrumador de poder que uno tiene al tomar la vida de otro”

Metheny se encuentra encerrado de por vida en la prisión luego de que le revocaran su sentencia a pena de muerte en el año 2000. Fue luego de su primer arresto que confesó haber asesinado al menos a 10 personas, pero solo se le pueden atribuir sin lugar a dudas las muertes de Kimberly Spicer, Toni Lynn Ingrassia, y Catherine Magaziner.

Los asesinatos fueron descritos por la policía como “brutales ataques sexuales que parecen indicar una agresión psicótica ante un determinado tipo de mujer”

Metheny hasta el día de hoy no ha tenido remordimientos por sus crímenes pero sí lamenta el hecho de no haber matado a su esposa cuando tuvo la oportunidad.