miércoles, 13 de diciembre de 2023

Los TCA: Un Problema que va más allá de la Comida

¿Qué son los trastornos de la alimentación?

Los trastornos de la alimentación, también llamados trastornos de la conducta alimentaria, son enfermedades médicas graves con una influencia biológica que se caracterizan por alteraciones graves de las conductas alimentarias. Aunque hay ocasiones en que muchas personas se pueden preocupar por su salud, peso o apariencia, algunas se fijan excesivamente o se obsesionan con la pérdida de peso, el peso o la forma corporal y el control de los alimentos que consumen. Estos pueden ser signos de un trastorno alimentario.



Las personas con trastornos de alimentación no eligieron tenerlos. Estos trastornos pueden afectar la salud física y mental de quien los padece y, en algunos casos, hasta pueden poner en peligro la vida. Sin embargo, con tratamiento, las personas pueden recuperarse por completo de estos trastornos.

¿Quién está en riesgo de tener un trastorno de la alimentación?

Los trastornos de la alimentación pueden afectar a personas de cualquier edad, origen racial y étnico, peso corporal y género. Incluso las personas que parecen ser saludables, como los atletas, pueden tener estos trastornos y estar extremadamente enfermas. Las personas con trastornos de la alimentación pueden tener un bajo peso corporal, un peso normal o sobrepeso. En otras palabras, no se puede saber si alguien tiene un trastorno de la alimentación con solo mirarlo.

La causa exacta de los trastornos de la alimentación no se comprende completamente, pero las investigaciones sugieren que una combinación de factores genéticos, biológicos, conductuales, psicológicos y sociales puede aumentar el riesgo de tener este tipo de trastorno.

¿Cuáles son los tipos más frecuentes de trastornos de la alimentación?

Los trastornos de la alimentación más frecuentes incluyen la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa, el trastorno por atracón y el trastorno por evitación y restricción de la ingesta de alimentos. Cada uno de estos trastornos está asociado con diferentes síntomas, pero a veces coinciden. Las personas que presentan cualquier combinación de estos síntomas pueden tener un trastorno de la alimentación y deben ser evaluadas por un médico u otro proveedor de atención médica.

¿Qué es la anorexia nerviosa?

La anorexia nerviosa es una afección en la que las personas evitan comer, restringen los alimentos severamente o solo comen cantidades muy pequeñas de ciertos alimentos. También pueden pesarse una y otra vez. Incluso cuando están peligrosamente por debajo del peso normal, estas personas pueden verse a sí mismas como si tuvieran sobrepeso.

Hay dos subtipos de anorexia nerviosa: la restrictiva y la de atracón-purgativa.

  1. Restrictiva: Las personas con este subtipo de anorexia nerviosa limitan severamente la cantidad y el tipo de alimentos que consumen.
  2. Atracón-purgativa: Las personas con este subtipo de anorexia nerviosa también se imponen fuertes restricciones en la cantidad y el tipo de alimentos que consumen. Además, pueden tener episodios de atracones y purgas, es decir, ingieren grandes cantidades de alimentos en poco tiempo, seguido por vómitos o por el uso de laxantes o diuréticos para desechar lo que comieron.

Los síntomas de la anorexia nerviosa incluyen:

  • alimentación extremadamente restringida o ejercicio intensivo y excesivo;
  • delgadez extrema (emaciación).
  • intentos constantes para adelgazar y resistencia a mantener un peso normal o saludable.
  • temor intenso de subir de peso.
  • imagen corporal distorsionada o una autoestima sumamente influenciada por las percepciones del peso y la forma del cuerpo.
  • rechazo a aceptar lo grave que es tener un bajo peso corporal.
  • Con el tiempo, la anorexia nerviosa puede originar varias consecuencias graves para la salud, como:
  • pérdida de masa ósea (osteopenia u osteoporosis).
  • anemia leve.
  • desgaste y debilidad muscular.
  • cabello y uñas quebradizos.
  • piel seca y amarillenta.
  • crecimiento de vello fino en todo el cuerpo (lanugo).
  • estreñimiento grave.
  • presión arterial baja.
  • respiración y pulso lentos.
  • daño en la estructura y el funcionamiento del corazón.
  • disminución de la temperatura corporal interna, lo que hace que la persona sienta frío todo el tiempo.
  • letargo, lentitud o cansancio constante.
  • infertilidad.
  • daño cerebral.
  • Insuficiencia multiorgánica.

La anorexia nerviosa puede ser fatal. Tiene una tasa de muerte (mortalidad) extremadamente alta, en comparación con otros trastornos mentales. Las personas con anorexia corren el riesgo de morir por complicaciones médicas asociadas con la inanición (hambre). El suicidio es la segunda causa principal de muerte en las personas diagnosticadas con anorexia nerviosa.

¿Qué es la bulimia nerviosa?

Las personas con bulimia nerviosa tienen episodios recurrentes en los que consumen cantidades inusualmente grandes de comida. Suelen sentir una pérdida de control sobre estos episodios de atracones. A estos atracones les siguen comportamientos para compensar por el exceso de comida, como vómitos forzados, uso exagerado de laxantes o diuréticos, ayunos, ejercicio excesivo, o una combinación de estos. A diferencia de las personas con anorexia nerviosa, las personas con bulimia nerviosa pueden mantener un peso saludable o tener exceso de peso.

Los síntomas y las consecuencias para la salud de la bulimia nerviosa incluyen:

  • dolor e inflamación crónica de la garganta.
  • inflamación de las glándulas salivales en la zona del cuello y la mandíbula.
  • esmalte dental desgastado y mayor sensibilidad y caries en los dientes, como resultado de la exposición al ácido del estómago al vomitar.
  • reflujo ácido y otros problemas gastrointestinales.
  • malestar e irritación intestinal debido al uso inadecuado de laxantes.
  • deshidratación grave por las purgas.
  • desequilibrio de los electrolitos (con niveles demasiados bajos o demasiados altos de sodio, calcio, potasio y otros minerales) lo que pueden originar un accidente cerebrovascular o ataque al corazón.

¿Qué es el trastorno por atracón?

El trastorno por atracón es una afección en la que las personas pierden el control sobre lo que comen y tienen episodios recurrentes de ingerir cantidades inusualmente grandes de alimentos. A diferencia de la bulimia nerviosa, a los episodios de atracones no les siguen purgas, exceso de ejercicio o ayunos. Por esta razón, las personas con el trastorno por atracón a menudo tienen exceso de peso o son obesas.

Los síntomas de este trastorno incluyen:

  • consumir cantidades inusualmente grandes de alimentos en un período corto de tiempo, como, por ejemplo, en dos horas.
  • comer rápidamente durante los episodios de atracones.
  • comer incluso cuando está lleno o no tiene hambre.
  • comer hasta estar tan lleno que se siente incómodo.
  • comer solo o en secreto para evitar sentirse avergonzado.
  • tener sentimientos de angustia, vergüenza o culpa por comer.
  • hacer dietas frecuentes, posiblemente sin perder peso.

¿Qué es el trastorno por evitación y restricción de la ingesta de alimentos?

El trastorno por evitación y restricción de la ingesta de alimentos, anteriormente conocido como trastorno de alimentación selectiva, es una afección en la que las personas limitan la cantidad o el tipo de alimentos que ingieren. A diferencia de la anorexia nerviosa, las personas con este trastorno no tienen una imagen corporal distorsionada ni un temor extremo a aumentar de peso. Este trastorno es más frecuente en la niñez media y por lo general su inicio es más temprano que otros trastornos de la alimentación. Muchos niños pasan por fases de ser quisquillosos a la hora de comer, pero un niño con trastorno por evitación y restricción de la ingesta de alimentos no consume suficientes calorías para crecer y desarrollarse adecuadamente, y un adulto con este trastorno no consume suficientes calorías para mantener las funciones básicas del cuerpo.

Los síntomas de este trastorno incluyen:

  • restricción dramática de los tipos o la cantidad de alimentos consumidos.
  • falta de apetito o de interés en la comida.
  • pérdida drástica de peso.
  • malestar estomacal, dolor abdominal u otros problemas gastrointestinales sin otra causa conocida.
  • selección limitada de alimentos favoritos que se va haciendo aún más limitada ("comer de forma quisquillosa" que empeora progresivamente).

¿Cómo se tratan los trastornos de la alimentación?

Es posible tratar con éxito los trastornos de la alimentación. La detección y el tratamiento temprano son importantes para una recuperación total. Las personas con trastornos de alimentación tienen un mayor riesgo de suicidio y de complicaciones médicas.

Los miembros de la familia pueden desempeñar un papel fundamental en el tratamiento, ya que pueden alentar a la persona con problemas de alimentación o de imagen corporal a que busque ayuda. Los familiares también pueden brindar apoyo durante el tratamiento y pueden ser grandes aliados tanto para la persona como para el proveedor de atención médica. Existen investigaciones que sugieren que la incorporación de la familia al tratamiento para los trastornos de la alimentación puede mejorar los resultados del tratamiento, especialmente para los adolescentes.

Los planes de tratamiento para los trastornos de la alimentación incluyen psicoterapia, atención y controles médicos, asesoramiento nutricional, medicamentos o una combinación de estos enfoques. Los objetivos habituales del tratamiento incluyen:

  1. restaurar una nutrición adecuada.
  2. alcanzar un peso saludable.
  3. reducir el exceso de ejercicio.
  4. detener los comportamientos de atracones y purgas.

Las personas con trastornos de la alimentación también pueden tener otros trastornos mentales (como depresión o ansiedad) o problemas con el consumo de sustancias. Es fundamental tratar cualquier afección concurrente como parte del plan de tratamiento.

Las formas específicas de psicoterapia ("terapia de diálogo") y los enfoques cognitivo-conductuales pueden tratar eficazmente ciertos trastornos de la alimentación. Para obtener información general, visite la página web en inglés del NIMH sobre las psicoterapias.

Las investigaciones también sugieren que los medicamentos pueden ayudar a tratar algunos trastornos de la alimentación y la ansiedad o la depresión concurrente relacionada con estos. La información sobre los medicamentos cambia con frecuencia, así que hable con su proveedor de atención médica. Visite el sitio web en inglés de la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) para obtener las últimas advertencias, guías de medicamentos para pacientes y medicamentos aprobados por la FDA.

¿Dónde puedo obtener ayuda?

Si no está seguro dónde obtener ayuda, puede empezar con su proveedor de atención médica, quien puede referirlo a un profesional de salud mental competente, como un psiquiatra o psicólogo, que tenga experiencia en el tratamiento de trastornos de la alimentación.

martes, 12 de diciembre de 2023

Lupus y Depresión

 Muchas personas que padecen lupus acaban sufriendo depresión. El origen podría estar en el propio sistema inmunitario, el cual, ataca al sistema nervioso central y al funcionamiento normal del cerebro: lo analizamos.

El lupus y la depresión guardan una relación muy estrecha. Tanto es así que, en algunos casos, este trastorno del estado del ánimo es la primera manifestación de dicha enfermedad autoinmune. Irritabilidad, baja energía, desánimo, frustración, negatividad… Llega un momento en que los factores psicológicos se superponen con los físicos; la persona llega al límite de sus fuerzas.

Si tuviéramos que hablar de una enfermedad invisible sería el lupus eritematoso sistémico. Esta condición, en la que el sistema inmunitario acaba atacando al propio cuerpo, afecta a unos cinco millones de personas en todo el mundo. No son muchas si las comparamos con todas las que viven en el planeta, es cierto. A día de hoy está dentro del grupo de los 8000 tipos de enfermedades menos frecuentes.

Aun así, el impacto en la vida de quien lo padece es inmenso. El lupus puede dejar lesiones irreversibles; dada su complejidad, los pacientes no saben qué es lo próximo que les puede suceder: problemas cardíacos, pulmonares, dolores articulares, alteraciones en la piel, problemas digestivos… A los problemas orgánicos, se le añaden además los mentales.

Es importante tenerlo presente. Así, a la hora de ofrecer una asistencia adecuada y efectiva al paciente con lupus debe tenerse en cuenta que el riesgo de depresión es alto dentro del cuadro clínico.

¿Cuáles son los síntomas del lupus y la depresión?

Cerca del 60 % de las personas con enfermedades crónicas desarrollan en algún momento depresión. En el caso del lupus, las manifestaciones más comunes son las siguientes:

  • Baja autoestima.
  • Sentimientos de inutilidad, de indefensión.
  • Baja energía, sensación de agotamiento constante.
  • Sensación de inseguridad constante y baja autoeficacia.
  • Sentimientos de culpabilidad.
  • Problemas para tomar decisiones.
  • Fallos de memoria.
  • Imposibilidad de disfrutar de las actividades que antes eran placenteras.
  • Ideas suicidas.

Más allá de estas características, hay un hecho evidente: las personas con lupus no siempre reciben un adecuado diagnóstico en esta área. Se asume que ese cansancio, ese desánimo y esos problemas de concentración son consecuencia misma de la propia enfermedad autoinmune. De ahí, que no todos los pacientes acaben recibiendo atención en el área mental.

¿Por qué el lupus y los trastornos depresivos están relacionados?

Hay quien piensa que basta con recibir un diagnóstico médico, como es el referente a las enfermedades crónicas, para derivar en un trastorno psicológico. Tengámoslo claro, no es que la persona se desanime y sienta que el mundo se le viene encima. En el caso del lupus, es la propia condición orgánica la que genera en muchos casos esas alteraciones del estado de ánimo -causa orgánica-.

Por término medio, el lupus y la depresión afectan en mayor grado a mujeres de entre 15 y 40 años.

Esta enfermedad autoinmune impacta también al sistema nervioso central. Una parte de los pacientes afectados por lupus puede experimentar alteraciones de la memoria, convulsiones y brotes psicóticos.

El lupus y la depresión se relacionan porque la propia enfermedad tiene un impacto neuropsiquiátrico en muchos casos.

Por otro lado, también ha podido verse que hay varios medicamentos (como los corticoides) que se utilizan para tratar el lupus que tienen el efecto de alterar el estado de ánimo.

Asimismo, hay un factor que se está estudiando en los últimos años. Investigaciones como la llevada a cabo por la doctora Andrea L. Roberts, de la Universidad de Michigan, barajan la posibilidad de que, en ciertos casos, la propia depresión pueda ser un factor de riesgo más para la aparición del lupus.

En esa investigación, de las 195.000 mujeres evaluadas a lo largo de 20 años, 145 casos desarrollaron lupus tras sufrir un trastorno depresivo. Es decir, no es que este trastorno sea un desencadenante, sería un factor de riesgo más.

Cómo manejar el estrés cuando usted tiene lupus

Vivir con lupus puede ser estresante. Y el estrés puede desencadenar los síntomas del lupus o empeorarlos. Sin embargo, usted puede tomar medidas para manejar el estrés y proteger su salud.

Siga estas recomendaciones para manejar el estrés cuando tiene lupus:

  • Identifique las señales y fuentes de su estrés
  • El primer paso para manejar el estrés es reconocer sus síntomas. Cuando usted está estresado, podría sentirse:
  • Preocupado
  • Enojado
  • Incapaz de concentrarse
  • También podría tener síntomas físicos, como dolores de cabeza o problemas para dormir. O podría notar que los síntomas del lupus empeoran.

Ahora, piense qué está causando su estrés. Por ejemplo, ¿se siente estresado en su trabajo o durante sus visitas al médico? Trate de mantener registro por escrito de sus síntomas de estrés y sus fuentes. De esa forma, podrá estar más consciente sobre qué le causa estrés y podrá crear un plan para controlarlo.

Planee con antelación

  • Planear con antelación las situaciones estresantes (o incluso las tareas cotidianas) puede ayudarle a sentirse calmado y preparado. Intente poner en práctica estas estrategias:
  • Si usted tiene un día ocupado por delante, planee cosas la noche anterior, como por ejemplo qué ropa usará, qué comerá a la hora del almuerzo y cómo se transportará de un lugar a otro
  • Si usted siente que las visitas al médico son estresantes, antes de ir escriba todas las preguntas que tenga
  • Si usted está nervioso por una reunión laboral o una conversación difícil con un amigo o un ser querido, trate de planear con antelación lo que dirá
  • Si tiene problemas para recordar sus planes, escríbalos en la herramienta de notas de su teléfono o computadora portátil. De esa forma, tendrá una cosa menos de qué preocuparse

Programe tiempo para relajarse

Cuando usted está estresado y presionado por el tiempo para realizar alguna tarea, relajarse puede no ser una prioridad. ¡Pero tomar tiempo para descansar puede darle más energía para todas las cosas que están en su lista! Intente poner en práctica estas recomendaciones:

  • Planee descansos para recuperar su energía. Trate de programar un descanso de 20 minutos durante su día de trabajo, o designe un día cada fin de semana para simplemente relajarse.
  • Defina límites. Está bien no aceptar invitaciones. Todas las personas necesitan tiempo de tranquilidad.
  • Sea honesto con sus amigos y familiares. Si necesita cancelar un plan o un compromiso para cuidar su salud, las personas que lo estiman entenderán.
  • Una vez que haya reservado tiempo para relajarse, se dará cuenta que lo mejor que puede hacer, ¡es no hacer nada! O puede intentar hacer actividades como:
  • Leer, ver su programa de televisión favorito o escuchar música relajante
  • Practicar yoga o meditación para aclarar su mente
  • Dibujar, escribir o hacer otra actividad creativa

Desarrolle rutinas saludables

Un estilo de vida saludable puede ayudarle a reducir los niveles de estrés y controlar los síntomas del lupus. Desarrolle estos hábitos saludables:

  1. Duerma lo suficiente. Dormir es clave para mantener bajo control los síntomas del estrés y del lupus.
  2. Manténgase activo. La actividad física puede ayudar a reducir el estrés, ¡y usted puede comenzar a sentir los beneficios inmediatamente!
  3. Aliméntese de forma saludable. Cuando su cuerpo obtiene todos los nutrientes que necesita, usted puede manejar su estrés más fácilmente.

Cuide su salud mental

El estrés puede aumentar su riesgo de problemas de salud mental, como la depresión y la ansiedad. Estos problemas afectan a muchas personas con lupus. Más de una de cada tres personas con lupus tiene ansiedad, y alrededor de una de cada cuatro personas con lupus tiene depresión.

La buena noticia es que hay tratamientos que pueden ayudar. Si usted piensa que podría tener depresión o ansiedad, consulte con su médico y hagan un plan de tratamiento.

Obtenga ayuda

El estrés puede hacerlo sentir abrumado y aislado. Pero recuerde que usted no está solo, y que hay personas que lo pueden ayudar. Intente poner en práctica estas recomendaciones para encontrar apoyo:

  1. Consulte con su equipo de cuidado de salud sobre formas de manejar su estrés, o sobre cómo obtener tratamiento de salud mental o programar una cita con su psicoterapeuta. 
  2. Contacte a sus amigos y familiares. Hablar y pasar tiempo con seres queridos puede ser un gran alivio para el estrés
  3. Hable con otras personas. De esa forma, usted puede compartir sus experiencias con personas que también tienen lupus

¿Cómo se trata?

Puesto que el lupus y la depresión van de la mano, es esencial que los profesionales de la salud no descuiden el aspecto mental. Hay áreas de psicología especializadas en la asistencia a pacientes con enfermedades crónicas a las que siempre es adecuado recurrir.

Por otro lado, es esencial que el paciente conozca su enfermedad. El lupus no tiene cura, pero existen tratamientos que pueden facilitar una mejor calidad de vida y reducir el impacto de los brotes.

Siempre es recomendable estar en contacto con grupos de ayuda. Conocer a personas que viven su misma realidad sirve de apoyo y facilita la adquisición de nuevas habilidades de afrontamiento.


Fuente: La Mente es Maravillosa.  Lupus Fundación de América.