jueves, 25 de enero de 2018

Trastorno por Estrés Postraumatico en el Secuestro

Cuando hablamos de los efectos psicológicos que lleva consigo el secuestro y la desaparición forzada, los diferentes estudios muestran que la experiencia del secuestro tiene características muy particulares y dependen de múltiples factores. 
TEPT Se origina tras haber sufrido u observado un acontecimiento altamente traumático (atentado, violación, asalto, secuestro, accidente, etc.), en el que está en juego la vida de las personas. Donde las imágenes de la situación traumática vuelven a re-experimentarse una y otra vez (flashback), en contra de la propia voluntad, a pesar del paso del tiempo, imaginándolo con detalles, acompañado de intensas reacciones de ansiedad (preocupación, miedo intenso, falta de control, alta activación fisiológica, evitación de situaciones relacionadas, etc.) Todo ello genera un fuerte estrés, agotamiento y emociones intensas.

Se estima que, sin importar edad o sexo, tres de cada 10 víctimas o testigos directos de un hecho violento que causa horror extremo, como el caso de violación, tortura, secuestro, desastres naturales o accidentes, pueden sufrir Síndrome de Estrés Postraumático, un cuadro que incluye alteraciones físicas y psicológicas que impiden la reintegración social de la persona.

El estrés postraumático en el secuestro, se caracteriza porque se concede mucha importancia a estas imágenes y a la ansiedad que provocan. Se desarrollan muchos pensamientos relacionados con el acontecimiento traumático y con sus consecuencias. El mundo se percibe como altamente peligroso. Tras el trauma, el pensamiento, no sólo provoca más ansiedad, sino que tiende a generar sentimientos de culpa, por aquello que se hizo, por lo que no se hizo, etc.

Bajo el estrés agudo inicial que se produce tras el trauma (en el primer mes), así como el estrés postraumático, también son frecuentes los sentimientos de indefensión e impotencia, las reacciones de ira, los sentimientos de hostilidad, de rabia, y las imágenes de agresión contra el agente que ha generado el daño, o se considera que lo ha generado. Este estado de estrés se caracteriza por un intenso estado emocional en el que predominan la ansiedad, la culpa, la ira, la rabia, la hostilidad, a veces la vergüenza, y con mucha frecuencia la tristeza e incluso la depresión (el trastorno de estrés postraumático tiene una alta co-morbilidad con el trastorno depresivo, entre un 60-80% de personas lo presentan). Dicho estado emocional produce un fuerte malestar psicológico, alta activación fisiológica y problemas de conducta a la hora de readaptarse a las distintas facetas de la vida cotidiana.

Características

Los individuos que padecen TEPT sufren una angustia emocional, mental y física extrema cuando se ven expuestos a situaciones que les recuerdan el suceso traumático.

Algunos de ellos vuelven a vivir el trauma repetidas veces en forma de pesadillas o recuerdos perturbadores cuando están despiertos, y pueden experimentar también los siguientes problemas:
  • Problemas al dormir.
  • Depresión.
  • Sensación de estar distantes o paralizados emocionalmente.
  • Sensación de inquietud, de “estar en guardia”.
  • Mayor facilidad para sobresaltarse.
  • Pérdida de interés en las cosas que solía disfrutar.
  • Dificultades para demostrar cariño.
  • Sensación de irritación, mayor agresividad que antes del suceso traumático, que puede manifestarse incluso violentamente.
  • Evitar ciertos lugares o situaciones que despiertan recuerdos desagradables.
Síntomas

A continuación se enumeran los síntomas más comunes del PTSD. Sin embargo, cada individuo puede experimentarlos de una forma diferente. Los síntomas pueden incluir:
  • Irritabilidad.
  • Reacciones violentas.
  • Dificultades para trabajar o mantener relaciones sociales.
  • Imágenes recurrentes que no pueden evitarse
  • Las personas acosadas por estos recuerdos, sea en forma de imágenes, sonidos, olores o sentimientos, por lo general creen que el suceso traumático está volviendo a ocurrir.
  • Pérdida de contacto con la realidad.
  • Vivencia recurrente del suceso traumático que puede durar unos segundos, horas o, muy raramente, días enteros.
Nota: El trastorno por estrés postraumático puede ser agudo (si los síntomas duran menos de 3 meses) o crónico (si los síntomas duran 3 meses o más) y si es de inicio demorado (6 meses después)

Riesgos posteriores al trauma

Las personas con estrés postraumático tienen mayor riesgo de tener conductas impulsivas, suicidio y homicidio. Personas que durante el secuestro fueron violadas, pueden llegar a tener un riesgo mayor de desarrollar problemas psicológicos (quiebre psicótico) y suicidio.

El proceso de superación puede tardar varios años, hasta que la víctima pueda salir de su casa o del trabajo sin sentir miedo, pero dependerá mucho de su personalidad y fortaleza mental, además del grado de agresión que haya sufrido.

Para una víctima, lo más difícil de superar, es dejar de pensar que va a volver a pasar. La víctima de un secuestro puede generar ansiedad, miedo, obsesiones, dificultades para dormir, comer, salir y desarrollar sus actividades cotidianas, puede llegar a tener delirios de persecución o llegar al suicidio.

Tratamiento

Entre más rápido comience un tratamiento, más rápido será su recuperación, tanto para la víctima como para sus seres cercanos, ya que existen terapias familiares que abordan la problemática tanto para quienes sufren el secuestro de un ser querido, como para aquellos que logran ser liberados.

En situaciones más graves, el medicamento nos apoya, porque bajamos la ansiedad del individuo, entonces podemos empezar a hacer dinámicas de distención por parte del paciente, para que empiece a liberar sus ansiedades, para que empiece a liberar sus miedos y para que empiece a desechar todo aquello que pensó, que sintió y se imaginó.

En psicología clínica, habrá que trabajar y abordar específicamente lo que el paciente traiga como material en relación al evento traumático. Permitir que el paciente hablara sobre aquellas vivencias que lo traumatizaron, los sueños, temores y fantasías que manifiesta posterior al evento para de esta manera poderlo ayudar eventualmente a rescatar/reparar una parte de lo que siente que ha perdido y su dificultad para confiar en otros, intentando que retome eventualmente su vida social, laboral, familiar y de pareja, si no como solía hacerlo, de la mejor manera posible.

Pronóstico

En casos de estrés postraumático es difícil de determinar ya que varía significativamente de paciente a paciente. Las personas que no reciben ayuda se recuperan gradualmente en un periodo de años. Varias personas que reciben la atención médica y psicológica adecuada se recuperan completamente (o casi por completo).

La familia

Cuando un miembro de la familia tiene estrés postraumático, la familia entera puede estar afectada. Pueden experimentar “shock”, temor y dolor por su preocupación por la víctima. Los familiares pueden presentar algunos síntomas parecidos y algunos miembros se les pueden dificultar la comunicación con la persona con estrés postraumático. Puede haber dificultades del sueño o abuso de sustancias en los familiares. En el secuestro, la víctima queda con sentimientos de culpa por lo que se pagó para salvar su vida. Sienten que la familia está en problemas económicos por su culpa.

Ya en libertad, las personas que se han visto sometidas a este tipo de situaciones comienzan a presentar algunos síntomas específicos como:

Evitación de estímulos o situaciones asociadas al acontecimiento traumático e intento deliberado para evitar los pensamientos o sentimientos que puedan provocar ese recuerdo, distanciamiento de las demás personas y pérdida de interés por actividades que anteriormente resultaban atractivas y también de la capacidad de sentir emociones como la intimidad o ternura, re-experimentación del suceso traumático, lo que hace que el individuo tenga que luchar contra pensamientos de tipo recurrente, repetitivo, o sueños angustiantes, síntomas de incremento de la activación emocional, con dificultades para concentrarse, hipervigilancia, trastornos del sueño, entre otros. Pueden además presentarse un conjunto de problemas asociados al trastorno del estrés postraumático, como: depresión, ansiedad u otros trastornos comportamentales, las personas suelen manifestar reacciones emocionales dolorosas, tristeza, ira, ansiedad; pueden manifestar síntomas de regresión y dependencia, aislamiento o incremento de la apatía.

La anterior descripción de la sintomatología que puede llegar a padecer un sujeto posterior al afrontamiento de una vivencia traumática, tal como el secuestro, evidencia claramente que la etapa posterior a la liberación no es fácil de afrontar a pesar de la libertad. Se hace claro por qué se entiende el después como una etapa en la que el plagiado a pesar de la libertad física se siente aún secuestrado.

"En algunos casos se presenta también el `Síndrome del Sobreviviente, la tríada típica compuesta por cefaleas frecuentes, pesadillas recurrentes y estados de tristeza más o menos periódicos".

Otra manifestación anímica que puede darse, también posterior a la liberación, es una euforia desmesurada, que produce la sensación en la persona liberada de querer aprovechar la vida de mejor manera, de recuperar tiempo perdido. Esta etapa " es también un espacio de negación de la realidad, de todos los padecimientos del cautiverio y de las dificultades y contradicciones de la vida familiar y laboral. Por lo tanto, en este lapso las huellas dejadas por el secuestro no se manifiestan".  Esta etapa de manía comienza a cesar y da paso a los recuerdos que permiten la apertura de una elaboración objetiva, en la que se hace necesario el acompañamiento emocional al individuo.

Conclusión

El Estrés Postraumático en el secuestro se presenta como "un trastorno provocado por una respuesta retardada a una situación que ha representado para un sujeto una grave amenaza, o una experiencia psicológica desastrosa que se sale del marco de sus experiencias habituales".

Las personas que han permanecido secuestradas adquieren un profundo sentido de la vida, reconocen un gran valor en su comportamiento y en lo que hicieron tanto por ellos como por su familia. Generalmente, esto está acompañado de un incremento en sus creencias religiosas y espirituales en su relación con los demás y consigo mismo. Cuando una persona y su familia viven el secuestro, se pone a prueba su identidad, y eso contribuye a que puedan estructurarla aún más y a que desarrollen nuevas construcciones de significados alrededor de sí mismos, de su familia, del trabajo, de las relaciones interpersonales, de sus prioridades, de la libertad y del secuestro en sí.

Finalmente, el secuestro además de todos sus efectos psicológicos, también trae consecuencias a nivel de grandes pérdidas económicas, afecciones en el desempeño laboral y profesional, en el protagonismo familiar y social, obligando a la persona y a su familia a modificar su estilo de vida.




Bibliografía:
DSM-IV Breviario
Centro de Criminología y Victimología: Afanador, Rostros del secuestro. (1ª. Ed.). Bogotá: Planeta Colombiana Editorial S.A.
Medline Plus: Posttraumatic Stress Disorder
Estudio sobre el estrés postraumático de la Universidad Complutense de Madrid.
Artículo de Secuestro en México. Periódico El Universal.
Ramírez, M. (2008) Dos caras del Secuestro