miércoles, 14 de junio de 2017

Intervención Psicológica a Px con Parkinson

Tratamiento no farmacológico: Intervención sobre las alteraciones psicológicas y conductuales.
Trastornos mentales asociados a la enfermedad del Parkinson: Tras. Ansiedad, ansiedad y fobia social, ataques de pánico, hipocondría, tras. obsesivo-compulsivo, depresión, insomnio, tras. sexuales. Otros cuadros clínicos: Pérdida de Memoria, demencia, pseudodemencia depresiva, parkinsonismo psicógeno, psicosis, suicidio.

Se estima que casi un 80% de los pacientes de Parkinson sufren en algún momento de su enfermedad problemas emocionales de cierta seriedad y que el 40% requerirían atención psiquiátrica o psicológica. Los trastornos afectivos pueden deteriorar la calidad de vida del afectado y su familia de una forma más incapacitante que los problemas motores principales propios de la E.P. Teniendo en cuenta nuestro trabajo diario, es decisivo también contemplar la necesidad de acompañar al afectado y a sus familiares (entorno más cercano), para ir potenciando y entrenando en estrategias de afrontamiento para su nueva etapa vital, mejorando así su autoimagen y fomentando su calidad de vida.

Para lograr la mejora de la calidad de vida del paciente y de los familiares y cuidadores (objetivo final del tratamiento de las demencias) hay que prevenir los SCPD adoptando medidas cognitivas y funcionales en el entorno; detectarlos y diagnosticarlos (más facilidad ante una mayor sensibilización y formación por parte de todos) y tratarlos utilizando intervenciones tanto farmacológicas como psicológicas.

Síntomas conductuales y psicológicos de la demencia (SCPD). Estos se definen como signos y síntomas de alteraciones de la percepción, el contenido del pensamiento, el humor o la conducta que se presentan frecuentemente en pacientes con demencia. Los SCPD pueden clasificarse atendiendo a tres criterios. Por un lado, utilizando el análisis factorial de los resultados obtenidos con el Inventario Neuropsiquiátrico de Cummings (NPI):
  1. Factor I anímico: Ansiedad y depresión.
  2. Factor II de psicosis: Agitación, alucinaciones, delirio e irritabilidad.
  3. Factor III de conducta frontal: Desinhibición y euforia
  4. Apatía y conducta motora aberrante (CMA): No clasificables en ninguno de los anteriores.
Pueden dividirse también en dos grupos:
  • Conductuales: Agresividad (física y verbal), CMA (agitación, hiperactividad, vagabundeo), comportamiento social inapropiado, trastornos del apetito, del sueño y conducta sexual inapropiada.
  • Psicológicos: Ansiedad, depresión, labilidad emocional, desinhibición, apatía, alucinaciones, delirios e identificaciones erróneas.
Demencia asociada a la enfermedad de Parkinson: Alucinaciones visuales, delirios, depresión, alteración del sueño REM

Nota: No todos los trastornos aparecen en todos los pacientes ni siguen un mismo curso en su evolución, pero la proliferación de estudios ha permitido establecer perfiles conductuales para los grandes grupos de demencias

Centrándonos en las intervenciones que exclusivamente guardan relación con el control de los SCPD se hallan las técnicas cognitivo-conductuales, las técnicas de modificación de conducta y las técnicas de comunicación y validación.

La intervención psicológica que conlleva sesiones individuales con el paciente y la aplicación de técnicas fundamentalmente de corte cognitivo-conductual (entrenamiento en técnicas del control de la activación, técnicas de resolución de problemas, reestructuración cognitiva) solo está indicada en algunos casos en los que todavía está preservada la capacidad de introspección. Sus objetivos son incrementar el sentido de autoestima y de control y la reducción de los sentimientos de ansiedad y depresión.

La técnica de validación es una terapia de comunicación desarrollada por Naomi Feil que se basa en una actitud de respeto y empatía hacia el paciente. Pretende que el cuidador se adapte y acepte (valide) la conducta del paciente. Estaría más indicada en fases avanzadas de una demencia. Se tratará más en detalle en el capítulo sobre estilo comunicacional con el paciente. Dentro de la modificación de conducta se han aplicado las denominadas técnicas operantes muy prácticas tanto para desarrollar y mantener conductas adaptativas (p. e. a través del refuerzo verbal de conductas) como para reducir y eliminar aquellas que se consideren disfuncionales (p. e. mediante la retirada de atención). Están ampliamente fundamentadas en las leyes generales del aprendizaje y deben ser aplicadas y supervisadas por un profesional. Dependiendo de la técnica elegida el procedimiento varía, sin embargo todas tienen en común el inicial análisis de la conducta que se quiere modificar obteniendo información detallada de:
  • Antecedentes (¿cuándo? ¿dónde? ¿qué sucede antes?)
  • Conducta (frecuencia, intensidad,…)
  • Consecuentes (¿qué sucede después?)
Para elaborar un buen plan de tratamiento en los SCPD debemos seguir estos pasos orientativos:
  • Definir la conducta más desestabilizadora.
  • Encuadrar la conducta dentro del contexto de la historia natural de la demencia y de las circunstancias físicas, psicológicas y sociales del paciente.
  • Buscar causas precipitantes (dolor, fármacos).
  • Considerar la utilización de estrategias no farmacológicas.
  • Iniciar el tratamiento con fármacos si éstos pueden contribuir al alivio sintomático.
  • Vigilar el cumplimiento de la terapia y los posibles efectos adversos.
  • Evaluar los resultados.
  • Considerar, si es preciso, el cambio de estrategia.
  • Promover siempre el respeto, la dignidad y el afecto.
Resumidamente las pautas más aconsejables para los cuidadores para abordar los principales SCPD son las siguientes:

Ideas delirantes (creencias falsas que se fundamentan en conclusiones incorrectas sobre la realidad y que el paciente mantiene a pesar de la evidencia en contra):

Facilitar que el paciente esté en un espacio conocido y familiar:
  • No debemos seguirle la corriente dándoles la razón en todo, pero tampoco discutir con ellos sobre si es verdad o no.
  • Conviene mantener conversaciones con ideas coherentes, reforzando y favoreciendo este tipo de discurso.
  • Desviar la atención del enfermo hacia aquellas actividades o aficiones que le resultaran agradables antes de enfermar.
  • Si se desorienta, hay que actuar tranquilamente sin dejarle solo.
  • Hay que corregir las deficiencias visuales y auditivas. Si los delirios aparecen por la noche se puede dejar una luz encendida.
  • Si no entiende bien lo que ve o escucha, hay que repetir la información cuantas veces sea necesario. Si está muy suspicaz evitar hablar en voz baja delante de él.
Alucinaciones (impresiones sensoriales o perceptivas como oir, ver, oler, que acontecen sin que exista un estímulo real que las provoque):
  • No alarmarse, reaccionar con tranquilidad para no incrementar el nerviosismo del paciente.
  • No discutir sobre la alucinación. Para el enfermo la percepción es totalmente real y si queremos negarla con lógica puede provocar irritación o, incluso, agresividad.
  • El contacto físico puede ser tranquilizador en unos casos. Podemos acercarnos al paciente siempre dentro de su campo visual, identificándonos y diciéndole en todo momento quien eres. A veces el contacto físico puede generar agresividad si se vive como un acto dominante.
  • Es necesario buscar el motivo que ha desencadenado la alucinación, el momento del día en que se produce así como vigilar los fármacos que está tomando.
Si las alucinaciones no son peligrosas (puede incluso disfrutar con ellas) podemos dejarle tranquilo.
Agitación (estado importante de tensión, con ansiedad que se manifiesta en una hiperactividad de movimientos y conductas molestas):
  • Prioridad: la seguridad del paciente y de las personas que le rodean.
  • Hay que ser muy prudentes al recurrir a medidas de sujeción física. No actuar nunca como si se aplicara un castigo.
  • Distraer y centrar gradualmente su atención en algo placentero, cambiando de ambiente y actividad.
  • Para tranquilizarle podemos imitar su respiración para enlentecerla poco a poco procurando que él también la modifique.
  • Su ambiente debe ser relajado y tranquilo. Mantener al paciente alejado de aquello que le provoque ansiedad o agitación.
  • No se debe poner en contacto con demasiados estímulos. Cuando aparecen de forma simultánea (televisión, radio…) producen excitación y nerviosismo.
  • Conviene suprimir bebidas con cafeína, estimulantes y/o alcohol.
Agresividad (Algunas situaciones de ansiedad o agitación pueden provocar comportamientos agresivos a nivel verbal e incluso físico):
  • No enfrentarse, ni pedir explicaciones, ni gritar o elevar el tono de voz ni sujetar o provocar al enfermo.
  • Adoptar una postura empática y receptiva. La sonrisa puede, a veces, amortiguar una crisis de agresividad.
  • Buscar el contacto visual acercándonos progresivamente, preguntarle qué le pasa y si podemos ayudarle. Nunca debemos realizar gestos bruscos ni tocarle de forma inesperada.
  • Anticipar la reacción agresiva, puede deberse a múltiples factores (dolor, cansancio,)
  • Si está muy agresivo, retirarnos y eliminar los objetos peligrosos. Si la situación se desborda contactar con el Servicio de Urgencias.
  • Explicar que esta agresividad es producto de la enfermedad, no es nada personal.
Ansiedad-depresión (su estado de ánimo es triste; puede mostrar ansiedad y preocupación ante su futuro):
  • Cambiar las circunstancias que hemos notado que desencadenan su angustia.
  • Suprimir excitantes como las bebidas a base de cola o el café.
  • Conseguir un ambiente seguro.
  • Mejorar su autoestima mediante refuerzos positivos y aprobación. La validación del paciente es la mejor terapia para su control emocional.
  • Facilitar un entorno animado donde pueda realizar actividades lúdicas (bailar, escuchar música).
El estado de ánimo del cuidador es muy importante:
  • Alteraciones del sueño (pueden despertarse sin tener conciencia de la hora que es o del lugar donde se encuentran)
  • Procurar que se acueste y levante a la misma hora.
  • Establecer una rutina agradable para ir a la cama (p. e. cena-baño-aseo). El entorno de la habitación debe ser tranquilo, seguro y confortable (luz tenue, silencio).
  • El ejercicio físico regular favorece el sueño. Evitarlo antes de acostarse.
  • No debe ir a la cama con hambre ni tras ingesta excesiva.
Alteraciones de la actividad psicomotora (Incluye la deambulación errante, el seguimiento persistente del cuidador y los actos repetitivos):
  • Conviene tener fácil acceso por dónde camina.
  • El entorno del paciente no debe ser estresante, con una iluminación suave, colores cálidos y música relajante.
  • Eliminar barreras arquitectónicas (p. e. sustituir escalera por rampa) y si es necesario instalar sistemas de alarma y seguridad.
  • Se pueden usar identificadores con sus datos personales (brazaletes, tarjetas).
  • Avisar a los vecinos de la situación.
  • Sin embargo no olvidemos que caminar no es malo; a mayor actividad física dormirá mejor.
  • Distraerlo con otras actividades.
Conducta sexual inapropiada:
  • No alarmarse ni castigarlo. El enfermo no comprende si su comportamiento es adecuado o no.
  • Si tiende a desnudarse se le puede adaptar ropa para que le resulte más difícil quitársela. Actuar siempre con serenidad.
  • Si se masturba en público, intentar llevadlo a otro sitio y ofrecerle una actividad distractora. No hay que enfrentarse ni darle excesiva importancia. El cuidador debe entender que no es responsable, es parte de la enfermedad.
Nuevos instrumentos psicométricos y se vienen usando otros ya conocidos que complementan a las técnicas observacionales y a la entrevista clínica: Escala de Depresión Geriátrica de Yesavage (GDS), Escala de Valoración Psiquiátrica para la Depresión de Hamilton (HDRS), Escala Hospitalaria de Ansiedad y Depresión (Hospital Anxiety And Depresión Scale, HAD), Inventario Neuropsiquiátrico (Neuropsychiatric Inventory, NPI).

Los resultados a nivel científico que se han encontrado en cuanto a su eficacia no son determinantes aunque parecen contribuir positivamente al manejo de los SCPD. Es necesaria la realización de más estudios y diseños metodológicos más rigurosos de los que podamos extraer en un futuro datos concluyentes, en este caso, acercarnos más a una enfermedad como la de Parkinson, definida como algo más que una enfermedad meramente física.

Les comparto el link de una página muy humana, con una práctica guía y valiosa información para los familiares.

https://www.parkinsonblanes.org/psicologia.pdf



Fuente:
www.ocw.um.es/cc.-de-la-salud/intervencion-cognitiva-y-funcional-en-demencias/material-de-clase-1/tratamiento-no-farmacologico-2.pdf

Bibliografía:
Aguilar Barbera, M. (1998). Demencia y enfermedad de Parkinson. En S. López-Pousa Enfermedad de
Alzheimer y otras demencias (pp.459-76). Madrid: Ed Panamericana.
Asociación Psiquiátrica Americana. (APA). (1995). Manual Diagnostico y Estadístico de los Trastornos Mentales,
4 ed (DSM IV). Barcelona: Ed Masson.

martes, 6 de junio de 2017

Psicología Organizacional: Rol y Funciones

Es un área de la psicología que se enfoca al análisis, evaluación, selección, entrevistas y orientación del personal dentro de las organizaciones públicas y/o privadas, del sector productivo, ya sea de manera interna o externa ofreciendo servicios de asesoría y consultoría. Su rol general abarca el estudio, diagnostico, coordinación, intervención, gestión y control del comportamiento humano en las organizaciones, es un profesional que contribuye a la generación de valor mediante la gestión y el desarrollo del talento humano.

Algunas de sus funcionalidades son, análisis de los requerimientos del puesto de trabajo, determinación de factores críticos en el desarrollo del trabajo, aplicación de técnicas de evaluación, descripción de puestos, desarrollo de técnicas de entrevistas, aplicación de tests psicológicos para valorar habilidades y aptitudes, capacitación de personal y elaboración de dinámicas para tomar decisiones en el personal, cursos de motivación, realización de pruebas para tener al personal en el puesto adecuado y su potencial, tener buen trato con el cliente, búsqueda de  técnicas para reclutamiento a los diferentes puestos, entre muchas de sus funciones,  en las últimas décadas se han empleado más psicólogos en los departamentos de recursos humanos.

También se utiliza la denominación de psicología del trabajo y de las organizaciones, ya que puede analizar el comportamiento en entidades civiles o gubernamentales. La finalidad de la disciplina es lograr mejorar el bienestar de los trabajadores, tanto a los individuos como a las organizaciones. Se orienta al funcionamiento de estas entidades mediante un énfasis sobre sus recursos humanos. Al estudiar los vínculos dentro del sistema, puede brindar pautas que mejoren el rendimiento y su efectividad. Esta reside en una combinación del esfuerzo humano por entender el comportamiento del individuo y aplicarlo de forma general al conocimiento de cómo funcionan las empresas, y la conjunción de las personalidades.

Esta es una ciencia aplicada, con un nivel de análisis y metodología bastante compleja. Su metodología funciona de forma cuantitativa y cualitativa, algunos de los métodos de recolección de datos incluyen cuestionarios, encuestas, focus groups, entrevistas y estudios de casos. Las técnicas de análisis tradicionales son las inferencias estadísticas.
Las formas en las que los psicólogos trabajan en las organizaciones son las siguientes:
  • Psicología del personal: Se trata de analizar las habilidades, capacidades, destrezas y necesidades del citado personal para de esta manera aumentar los rendimientos laborales a través de la formación y selección.
  • Desarrollo del personal y su formación: Se pretende conseguir cosas tales como la actualización de las potencialidades humanas que la persona puede hacer más allá de su desarrollo natural.
  • Diagnóstico: Los practicantes profesionales también tienen las cualidades para entender problemas y retos, mediante métodos de análisis que brindan las ciencias sociales en las organizaciones. Aplicar las habilidades cognitivas y conductuales para observar, describir, analizar, diagnosticar y resolver los problemas o conflictos en las interacciones humanas y asegurar un buen clima y desarrollar la cultura organizacional.
  • Diseño: Es también tarea del psicólogo organizacional diseñar soluciones para las empresas, a partir de los diagnósticos previos. Los exámenes psicométricos son soluciones psicológicas para que las empresas puedan contratar personal más capacitado.
  • Asesor de personal: Llevar el control del personal de recursos humanos, así como todo el proceso de reclutamiento y selección, asesoría a clientes y relaciones laborales. Asesorar a la gerencia en lo referente a las negociaciones colectivas, con los trabajadores, así como para la creación y mejora de la imagen empresarial en el entorno social y económico. Asesorar en lo referente a los estilos de liderazgo y el ejercicio de la autoridad, así como las técnicas de negociación con compradores, proveedores y competidores, para el logro de los objetivos organizacionales.
  • Investigación de mercados, publicidad: Es el proceso por el cual se adquiere análisis e información respecto a clientes, competidores, puede ayudar a crear un plan estratégico de la empresa. Las estrategias que implementan los psicólogos en las organizaciones tienen que ver con la empresa en sí, y no es un producto que este se pueda apropiar como profesional independiente. Efectuar estudios sobre las necesidades del consumidor mediante técnicas cualitativas y proponer mejoras en el diseño de los productos, en la prestación de servicios, así como en las estrategias de marketing y de comunicación publicitaria.
  • Evaluación: También es deber del psicólogo medir la efectividad de sus estrategias en los resultados de la empresa. Integrar y aplicar las habilidades cognitivas, sociales y técnicas del personal en el trabajo y en el empleo de las maquinas, para incrementar la productividad, mejorar el clima organizacional, evitar fatigas y prever accidentes o enfermedades ocupacionales.
  • Salud Laboral: Prevención y técnicas de riesgos laborales, es la asesoría y control del personal llevando la supervisión del mismo, esto nos lleva a tener un buen ambiente de trabajo con condiciones de trabajo justas. Investigar, identificar y modificar los elementos o factores físicos y sociopsicológicos, que influyen en el comportamiento humano en el trabajo y que impactan en la eficiencia organizacional, vale decir en el clima, la productividad y la rentabilidad de la organización.
  • Estructuras y procesos de trabajo (desarrollo de R.H.): Se refiere a la realización de un soporte o estructura que se conforma mediante normas, funciones, actividades y responsabilidades que tienen entre los miembros de la organización, así como la administración de R.H.
  • Las relaciones laborales. El desarrollo y conducta organizacional. Se trata de cambiar y adecuar las distintas organizaciones para hacerlas más eficientes y efectivas. Y analizar la influencia que las organizaciones tienen sobre las conductas o los comportamientos de los individuos.
  • Dirección y Management: El psicólogo industrial podría tanto asesorar a la dirección acerca de políticas sociales y de los trabajadores, como proponer unidades de gestión organizacional. Funciones tanto de asesoramiento a la dirección como de mejora de las responsabilidades y actividades gerenciales y de mando. Recomendar políticas y acciones para incentivar, compensar y remunerar al personal, así como asegurar su bienestar, seguridad y salud ocupacional.
En resumen el psicólogo que se desempeña en el ámbito laboral puede funcionar de diversas formas y en distintas áreas de trabajo en la organización, tales como: selección y asesoramiento de personal, desarrollo organizacional, coaching, desarrollo de aprendizaje y liderazgo, manejo del empleo y del talento, desarrollo de ambientes de trabajo favorables, salud y bienestar en el ámbito laboral. La tarea principal del Psicólogo organizacional es desarrollar y potencializar el talento en el capital humano para contribuir a las estrategias empresariales en pro del incremento de la productividad y la mejora del desarrollo organizacional.


Fuentes: Compilador de la red

jueves, 1 de junio de 2017

Fibromialgia y Psicología de la Salud

Intervención psicológica en personas con fibromialgia.
A la fibromialgia (FM), por sus características propias, se le asigna un tipo de tratamiento que no es curativo sino que pretende ser preventivo de unos síntomas y paliativo de otros. Dado que se trata de un trastorno con tan variada sintomatología y con una considerable comorbilidad con otros trastornos.

La opinión de que la FM es un trastorno psiquiátrico no tiene sustento en la evidencia científica, algunos estudios indican que estos pacientes presentan problemas psicosociales y trastornos psiquiátricos, como depresión, ansiedad, somatizaciones, fobias y trastornos de pánico. A menudo tienen estados depresivos, trastornos de ansiedad, trastornos obsesivo-compulsivos y trastornos fóbicos, además pueden presentar concomitantemente afecciones de dependencia de alcohol y medicamentos, e incluso tienen diversos trastornos de personalidad.

También se ha considerado a la fibromialgia como un trastorno de somatización, describiendo en estas pacientes comportamientos típicos de la "histeria" como egocentrismo, histrionismo, labilidad emocional, pobreza y falsedad de afectos, erotización de las relaciones sociales, frigidez, dependencia afectiva e intolerancia al rechazo personal y gasto excesivo de energía para encontrar la aprobación, la atención y la alabanza de los demás. Existen autores que consideran el dolor crónico no lesional como expresión de una depresión subyacente. La alta prevalencia de depresión en la FM ha llevado a algunos autores a hipotetizar que el trastorno afectivo es el mecanismo primario que subyace a la FM. Sin embargo, la depresión no es específica a la FM, ni todos los pacientes con esta enfermedad refieren elevados niveles de depresión.

También se relaciona la FM con la ansiedad. La ansiedad crónica produce tensión muscular y aumento de la receptividad o disminución de la tolerancia al dolor, así como mantenimiento del "sentimiento doloroso", una vez cesado el estímulo nociceptivo. Por otra parte, el dolor puede generar una respuesta de ansiedad patológica y, de hecho, la ansiedad es el factor psicológico que antes y mejor se identifica como respuesta a la experiencia dolorosa.

La FM se ha relacionado igualmente con el síndrome de estrés postraumático. La incidencia del trastorno por estrés postraumático entre los pacientes con FM parece ser alta, pero sólo existe un estudio prospectivo que señale una asociación entre el trauma selectivo y la fibromialgia, y los autores señalan que "los datos actuales en la literatura son insuficientes para indicar si existe una relación causal entre FM y trauma".

Finalmente, la mayoría de las investigaciones señalan que los pacientes con FM tienen significativamente más problemas psicológicos que los grupos de control sanos e incluso que grupos con dolor crónico de etiología orgánica conocida (artritis reumatoide).

Tratamiento

Los tratamientos más empleados en la actualidad son el tratamiento farmacológico, el ejercicio físico y la terapia psicológica. Aunque cada vez con más frecuencia se ofertan formas alternativas de tratamiento. El paciente puede seguir un tratamiento con analgésicos o anti-inflamatorios clásicos o bien incorporar medicamentos moduladores del dolor: antidepresivos y anti-convulsionantes principalmente. El objetivo es mejorar el sueño, la fatiga, la depresión, los espasmos musculares y el dolor. En los casos más graves, pueden combinarse varios de estos fármacos, bajo prescripción médica.

Los tratamientos psicológicos actuales.

El objetivo de la mayoría de los tratamientos psicológicos en la actualidad es ayudar a la persona afectada a controlar los aspectos emocionales como la ansiedad y la depresión, los aspectos cognitivos, y los conductuales y sociales que pudieran estar agravando el cuadro clínico. De igual manera, se persigue con este tipo de tratamiento que el paciente modifique sus creencias sobre la enfermedad y aprenda técnicas de afrontamiento que le permitan responder adecuadamente al dolor y a otras manifestaciones clínicas. En las psicoterapias se pueden incluir varias modalidades, entre las más frecuentemente utilizadas en el tratamiento de la FM: a) la información y la educación y b) la terapia cognitivo-conductual. En varias ocasiones, la información y educación del síndrome forman parte de la condición control con la que se compara otras modalidades terapéuticas o se combinan con esas otras modalidades.

Tratamientos interdisciplinares.

La FM, al estar constituida por múltiples síntomas que afectan a diferentes disciplinas de la salud y al existir múltiples y diversos factores predisponentes, necesita de un enfoque terapéutico integral, que influya sobre los diferentes sistemas implicados. Normalmente los tratamientos combinan la terapia física, la terapia ocupacional y el manejo de medicación opiácea o sedativa junto con programas de TCC y Educación e Información. Algunos autores se cuestionan el diagnóstico de la FM, planteándose que pueda ser un trastorno de la esfera neurológica y no reumatológica.

Propuesta de áreas de intervención en fibromialgia desde la Psicología de la Salud.
  • Estrés y sintomatología asociada. Según distintos autores, el comienzo de la enfermedad coincide con la presencia de eventos vitales. Además, la FM suele asociarse a síntomas que a su vez están asociados al estrés, como cefaleas tensionales, colon irritable, etc. y que pueden agravarse o desencadenarse por él. El padecer una enfermedad como la FM puede percibirse como un estímulo o factor estresante; de hecho, el dolor se considera como un fuerte estresor que a la vez puede ser generador de una serie de estresores. Es por ello que varios tratamientos abordan esta temática.
  • Dolor. Dado que uno de los síntomas distintivos de la fibromialgia es el dolor, éste ha sido uno de los aspectos más estudiados desde la Psicología de la Salud y prácticamente en la mayoría de los tratamientos psicológicos para la FM se incluye alguna técnica para el control del mismo: entrenamiento en relajación, ejercicio aeróbico, reestructuración cognitiva.
  • Enfatizan la importancia que tiene desde el punto de la intervención ocupacional ajustar la actividad a la máxima capacidad de la persona, a sus necesidades específicas y a sus circunstancias particulares. La actividad ha de conservar relevancia y carácter práctico, de forma que los ajustes deben hacerse para motivar a la persona a continuar participando, manteniendo la mejoría y adaptando la tarea al deterioro.
  • Ansiedad y Depresión. La ansiedad puede contribuir al mantenimiento y exacerbación del dolor, manteniendo constante la intensidad de dolor calificándolo como más insoportable. También se han estudiado los círculos viciosos ansiedad-dolor, dónde la ansiedad incrementa la percepción dolorosa, al tiempo que la percepción contribuye al incremento de la ansiedad, facilitando el círculo. En relación a la asociación entre depresión y dolor se encuentra mucha literatura. El dolor y la depresión comparten muchas características comunes y existe evidencia de una mayor tasa de cuadros depresivos en pacientes con dolor crónico.
  • Quejas y funciones cognitivas. Diversos estudios han comprobado la afectación de diversos aspectos del procesamiento de la información, como son la memoria y la atención en los pacientes con FM y dolor crónico, debido, entre otras causas, a que el paciente focaliza toda su atención en su proceso doloroso, provocando así una notable disminución atencional hacia el resto de sus procesos cognitivos. Diversos autores señalan la relación entre el estrés y las disfunciones cognitivas y la percepción de las mismas. Es decir, la percepción hallada en déficits cognitivos se encontraría más relacionada con el distrés emocional, y en especial con la depresión y el catastrofismo que con la objetividad del deterioro. Recientemente, en una revisión sobre el tema, comparando el rendimiento cognitivo de los pacientes con FM con otras patologías de dolor crónico, señalan que diferentes estudios no encuentran diferencias significativas en los rendimientos de ambos grupos de pacientes ni en atención ni en memoria, existiendo únicamente diferencias en las quejas sobre olvidos cotidianos con respecto a sus problemas de memoria.
  • Adaptación social y ocupacional. La repercusión a nivel funcional y ocupacional de los pacientes afectados por FM es tal que en varios estudios, se ha observado que la calidad de vida es significativamente peor que la de otros pacientes con enfermedades graves e incapacitantes, como son la artritis reumatoide o la artrosis degenerativa. Además, los altos niveles de ansiedad y depresión, propios de condiciones de dolor crónico, desencadenan una grave disfunción social y ocupacional.
Nota: Desde el punto de vista ocupacional, el impacto de la FM en el desempeño de las actividades de la vida diaria es muy importante, resultando ser el dolor y la fatiga, seguidos de la debilidad muscular y las alteraciones del sueño, los síntomas más frecuentes que generan mayor interferencia. Además, los pacientes con FM tienen escasa tolerancia al ejercicio físico por lo tanto es frecuente que aparezcan dificultades en la realización de actividades con altos requerimientos físicos (tareas domésticas o trabajo físico). Igualmente, se produce una disminución en las tareas de mayor demanda cognitiva, como las actividades de lectura y concentración.

Los pacientes con FM presentan un patrón de actividad caracterizado por alternar periodos libres de síntomas o con síntomas menos intensos (en los que se intenta retomar gran número de actividades) con periodos de exacerbación de los síntomas, principalmente dolor y fatiga (en los que la persona se ve obligada a descansar). La actuación en este ámbito se dirige a reflexionar sobre el patrón de actividad, a la inclusión de descansos, a la realización de técnicas de relajación y de ejercicio físico moderado, Igualmente, no sólo hay que adoptar estrategias comportamentales, de organización y planificación del tiempo, delegación y disfrute de actividades placenteras, sino también cognitivas, relacionadas con ideas irracionales acerca del desempeño y autoexigencias.

Además de estas áreas no debemos olvidar la intervención en otras áreas que requieren especial atención en las personas con fibromialgia:
  • Afectividad y sexualidad. Como consecuencia de su sintomatología (dolor) y de las consecuencias emocionales asociadas, las personas con fibromialgia experimentan una afectación en su afectividad y en su sexualidad. A veces se produce un rechazo hacia toda experiencia sexual, lo que a su vez produce problemas interpersonales y reacciones emocionales negativas que contribuyen al empeoramiento del cuadro. Una intervención acertada en este ámbito mejorará de manera indirecta la autoestima y la autoeficacia, lo que repercutirá en su calidad de vida.
  • Educación familiar. Las personas con FM necesitan un apoyo adicional en el entorno familiar. Este apoyo pasa necesariamente por una educación familiar adecuada. En numerosas ocasiones, se sienten incomprendidas ante un diagnóstico que "no encuentra una causa", sintiéndose culpables por "sentirse enfermas" sin razón aparente. La sintomatología afecta de manera considerable a su actividad diaria, provocando una importante limitación funcional. Se hace necesario un compromiso, un entendimiento y una colaboración familiar, y eso no es posible sin una fase de información y educación previa.
  • Adhesión terapéutica. Este es un aspecto esencial (al que apenas se le presta atención) en el caso de la FM. En la mayoría de las ocasiones estas pacientes llevan un tratamiento multifacético (no necesariamente multidisciplinar) que combina diversos tratamientos farmacológicos (en ocasiones prescritos por diferentes especialistas: p.e., psiquiatría, reumatología), ejercicio físico y dieta, entre otros. En ocasiones además, a través de entidades privadas o de las propias asociaciones de ayuda mutua, estas pacientes llevan a cabo de manera complementaria terapias alternativas y/o terapias psicológicas. Es de sobra conocido el papel de la Psicología en la promoción de la adhesión terapéutica, y en estos pacientes que "han probado prácticamente de todo" parece que las variables cognitivas y afectivas desempeñan un papel fundamental en dicha adhesión.
  • Formación en salud. Parece fundamental trabajar en formación en salud en los diferentes contextos de interés. Dentro del contexto sanitario se están llevando a cabo diferentes acciones de formación con el objetivo de entender esta enfermedad, desde modelos multicausales y desde un enfoque biopsicosocial, e incorporar tratamientos coherentes a su vez con este enfoque. Igualmente, en el contexto laboral, a través de la Medicina del Trabajo y de los Servicios de Prevención de Riesgos Laborales, se debe tener conocimiento de las características de la FM y de la limitación ocupacional que conlleva.
Los psicólogos clínicos nos hemos centrado en la intervención sobre la enfermedad atendiendo a los aspectos cognitivos y emocionales que influyen en la sintomatología asociada a la FM (dolor, estrés, ansiedad, depresión, limitación funcional…). Queda todavía, otra vía de actuación, más relacionada con la promoción de la salud, y es aquella centrada en el afrontamiento de la enfermedad desde un foco diferente, cuya finalidad será la construcción de fortalezas, virtudes y competencias, aumentando las emociones positivas e incrementando así la calidad de vida y, consecuentemente, aprendiendo una fórmula para afrontar resistentemente la fibromialgia. Además, se busca un aprendizaje completo del proceso de regulación emocional adoptando una actitud distinta hacia las emociones, más encaminada hacia la identificación de éstas, la búsqueda de su función y su aceptación, lo que repercutirá en la disminución del dolor y el afrontamiento adecuado del mismo. Variables como la autoestima, el sentido de coherencia, la capacidad de expresión emocional, el autocontrol emocional, el optimismo, el apoyo social y la asertividad tendrían cabida dentro de este enfoque.

El papel del psicólogo en el tratamiento de la FM es potencialmente muy amplio y se encuentra científicamente fundamentado aunque en la realidad se encuentre todavía muy reducido. El trabajo interdisciplinar y el cambio en la forma de entender los problemas de salud hacia enfoques multicausales, idiosincrásicos y biopsicosociales son condiciones indispensables para que las aportaciones de la Psicología contribuyan de manera eficaz a la mejora de la calidad de vida en las personas afectadas con FM y a la prevención de la misma en personas con factores de riesgo.

No cabe duda de que la fibromialgia debería constituir un punto de reflexión sobre la atención sanitaria. Su sintomatología física (fundamentalmente dolor), la ausencia de patología orgánica, la ausencia de indicadores clínicos en las pruebas objetivas complementarias para el diagnóstico (analíticas, radiológicas…), su alta comorbilidad con otro tipo de trastornos/sintomatología denominados tradicionalmente funcionales, la presencia de alteraciones emocionales (ansiedad y depresión) y la alteración (bien con pruebas objetivas o a nivel de quejas) de funciones cognitivas, como la atención y la memoria, hacen que nuestro modelo actual de salud (lineal, determinista y no holista) no pueda dar respuesta a las características particulares de esta "forma de enfermar”. Además, el principal síntoma del trastorno, el dolor, utilizado para el diagnóstico. Hace que estos pacientes acudan a servicios de medicina general (primaria) o a servicios especializados de reumatología o a unidades de dolor, dónde reciben en algunas de las ocasiones un tratamiento no del todo eficaz a la problemática que presentan. Al cuadro clínico propio de la enfermedad se asocia el peregrinaje hasta su diagnóstico (en torno a los cuatro y seis años), la incertidumbre asociada, y de algunos profesionales, la no respuesta del sistema sanitario a su problema, la incomprensión de la familia, las etiquetas sociales, etc…La FM deja evidencia del papel del psicólogo en el abordaje de este trastorno, y la situación y circunstancias del enfermo de fibromialgia constituyen en sí mismos un campo de actuación propio.



Referencias:

www.infocop.es/view_article.asp?id=2436 Cecilia Peñacoba Puente (Universidad Rey Juan Carlos)

Para saber más

https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/000427.htm

lunes, 29 de mayo de 2017

Rechazo Sexual

Las personas que están en matrimonios o relaciones estables a largo plazo se sienten generalmente rechazados por sus parejas en algún momento de la relación. Aun cuando muchas de estas situaciones son bastante leves, cuando ocurren durante largos periodos de tiempo se pueden volver bastante dolorosas. De hecho, el ser rechazado constantemente por tu pareja puede dañar tu autoestima y tu salud mental, además de poner en peligro tu relación.
"Desear sexualmente a una persona que nos rechazó una vez se puede explicar y justificar, pero dedicar esfuerzo, tiempo o energía a un empeño tan inútil es la peor inversión que podemos hacer en nuestra vida"

Una razón por la cual incluso los rechazos más pequeños pueden doler es que nuestro cerebro está programado para responder al rechazo de la misma manera que responde al dolor físico. Los rechazos por parte de tu pareja tienen un impacto incluso mayor ya que provienen de la persona que mejor conoces, la que te conoce más, y quien debería amarte por quien eres. Por lo tanto, sus rechazos se sienten como una declaración más sustancial relacionada con tu atracción y tu temperamento, y pueden tener un impacto devastador en tu autoestima y la imagen que tienes de ti misma.

Consecuencias a largo plazo de las parejas que han sido rechazadas tienen altas probabilidades de volverse emocionalmente introvertidos, distantes y poco comprometidos. Adicionalmente, pueden desarrollar sentimientos de rabia y resentimiento hacia la pareja, y en algunos casos tener un cuadro depresivo.

Caricias, besos, masajes, buen diálogo, comprensión y entendimiento por ambas partes, suelen resolver muchos de los conflictos, “aguantar” los rechazos sólo mermará tu felicidad.

La comunicación sexual, hace parte de todo el sistema comunicativo de la pareja. Evite la rutina, este abierto al amor y a la expresión de este por parte de su pareja, e intente cosas nuevas, masajes, caricias y coqueteos que reaviven la llama, y que permitan la sana expresión de los sentimientos de uno y otro miembro de la pareja.

Cuando el problema es solo a nivel sexual, es muy importante entender el punto de vista de la pareja, que sus necesidades, sentimientos y forma de ver las cosas son distinta a la mía y se ubica sobre puntos diferentes. Si no se siente satisfecha, háblelo con su pareja, dígale que es lo que le molesta o le incomoda, sacar el tema de la manera más clara y asertiva posible, es la única manera de comenzar un diálogo que potencie el cambio y que haga que tu pareja se dé cuenta del daño emocional que su comportamiento provoca en ti.

La seguridad en el plano sexual nos ayuda a experimentar los encuentros de una forma mucho mejor, haciendo además que nuestra pareja se sienta cómoda y que el sexo sea mucho más placentero para ambos, los dos deben comprometerse a poner de su parte para superar los problemas o situaciones difíciles que se encuentren en el camino. La comunicación es la base para entenderse y expresar sus sentimientos, no lo dejen a un lado.

Afrontar adecuadamente el rechazo implica trabajar dos cosas: cómo te sientes y qué piensas. A veces, el rechazo es un duro baño de realidad. Pero, si lo enfocas bien, puede ayudarte a orientarte en una dirección que resultará perfecta para tus aptitudes, tu personalidad y todas las virtudes que te definen como persona.

A la final sentirse deseado y amado es una sensación placentera para ambos sexos.

Pequeñas y significativas sugerencias:

1. Dile lo que necesitas. Expresa cómo te sientes y lo que te genera los rechazos de tu pareja. Hazlo con claridad y sin juzgar, ya que algunas personas no se dan cuenta de su comportamiento. Dale el beneficio de la duda.

2. Muestra el impacto emocional que el rechazo ha tenido en ti. Usa declaraciones en primera persona  y dale espacio a tu pareja para que responda.

3. Haz una petición clara. Expresa lo que quieres y cómo lo quieres para superar ese sentimiento. De esta manera podrán encontrar soluciones juntos.

4. Pregunta por sugerencias. Si tu pareja se pone a la defensiva o se resiste al cambio, pídele que te expliquen las cosas y cómo la ve ella, así como el origen de su comportamiento.

5. Discute cosas específicas. No asumas que todos los cambios tiene que realizarlos tu pareja, tú también pon de tu parte, sobre todo cuando se trata en la intimidad.

6. Evite la rutina, este abierto al amor y a la expresión de este por parte de su pareja, e intente cosas nuevas, masajes, caricias y coqueteos que reaviven la llama, y que permitan la sana expresión de los sentimientos de uno y otro miembro de la pareja.

7. Para aumentar tu autoestima sexual comienza por dejar a un lado los complejos con tu apariencia física, cuidar tu imagen íntima, pues es un aspecto fundamental en el sexo, toma la iniciativa, probar nuevas posturas, apostar por algo nuevo y experimentar todo aquello que te genera placer, lee, infórmate, pregunta, revisa, etc. Creer que nuestra vida sexual puede ser mejor y trabajar para ello es fundamental para mejorar nuestra autoestima al rechazo sexual y beneficiar la relación de pareja. Factores que son fundamentales para la construcción de relaciones íntimas sanas y de calidad.

Nota: No empañemos nuestra autoestima por la valoración que haga la persona que nos rechazó sexualmente. Y, sobre todo, alejemos inmediatamente cualquier sentimiento de culpa.

Si hay perdida del deseo sexual por parte de tu pareja hagan cita con su médico de confianza, pasar al profesional de la salud mental podrá ayudarte a reparar tu libido y mejorar la relación sexual y de pareja.

Analicen constantemente los cambios. Un día a la semana platiquen sobre el comportamiento y los cambios que prometieron hacer cada día. Debe ser un trabajo de los dos para superar con éxito el rechazo. Todo con respeto, dignidad y necesidad imperiosa para la higiene mental.

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martes, 23 de mayo de 2017

Ritual de la Felicidad

Para algunos la felicidad es el camino, para otros la meta; pero sea cual sea la vía correcta cada quien procura un método para conseguirla. Aunque no lo creas, la felicidad es mucho más fácil de encontrar de lo que piensas.
  • La importancia de madrugar: nadie puede aprovechar las oportunidades de la vida desde las sabanas de la cama, por ello madrugar es uno de los rituales necesario para poner en orden nuestras ideas y nuestra vida. La clave de madrugar está dentro de los hábitos de esas personas que han encontrado no solo la felicidad en su vida, sino también el éxito.
  • Visualiza tú día: visualizar aquello que deseas para hoy. Visualiza un día relajado, un día donde nada te va a afectar demasiado, donde nadie te va a hacer daño y dónde vas a ser feliz. Un día en el que te vas a sentir orgulloso de ti misma. ¿Lo intentamos?.
  • Alimentación sana: difícilmente se puede ser feliz en un cuerpo enfermo. En este sentido la alimentación es una de las claves para mantener una buena salud y por ello debemos poner de nuestra parte para tener una dieta equilibrada. Aliméntate bien, eleva tus dosis de verduras, de fruta fresca, de líquidos, de jugos naturales... deja a un lado la comida precocinada y disfruta de tu propio arte en la cocina y de esos platos tan sencillos pero tan saludables.
  • Aprender a ser responsables de nosotros mismos cada día. Para lograrlo, debemos iniciar sencillas acciones cotidianas con las cuales dejar de depender de los demás para alcanzar ese preciado bienestar.
  • Piensa en qué puedes hacer hoy para alcanzar tus sueños: Encuentra valor en ti y pon medios para alcanzar tus sueños.
  • Desactiva tus miedos: Este tipo de ideas y de actitudes limitantes vetan nuestra capacidad para ser felices de forma auténtica. Para desactivarlos hay que identificarlos  primero. Sal de la zona de confort. Reflexiona sobre ello e intenta ponerlo en práctica, iniciar el cambio.
  • Regálate tiempo: bien sea para relajarnos, organizar ideas y tomar el impulso necesario para continuar con ánimo cualquier plan. Solo para ti misma (0) para hacer aquello que te gusta, aunque sea simplemente estando sola con tus pensamientos. Es algo básico que debemos hacer cada día.
  • Sonríe un poco más: No te cuesta nada y  te ayuda a relativizar problemas y a ver las cosas desde otra perspectiva.
  • Identificar emociones y pensamientos negativos: este ritual tiene que ver con poner nombre a cada emoción; tristeza, miedo, ira. Es la única forma de que el cerebro identifique lo que está experimentando y lo pueda canalizar en lugar de reprimirlo
  • Establecer objetivos para alcanzar metas: ningún sueño importante se cumple de un día para otro. Por ello, todos los días podemos trabajar un poco para lograr aquello que deseamos; ahorrar para el viaje que queremos, escribir un capítulo de nuestro trabajo de grado, ir al gimnasio, son pequeñas acciones que hacen la diferencia.
  • Déjate querer y ama: Ama a los tuyos, a tu familia, a tu pareja, a tus amigos, a tus padres o hijos, e incluso a tus mascotas. Todos ellos forman parte de tu corazón y son lo mejor que tienes. Recuérdalo cada día y déjate querer, demuéstrales también lo importante que son para ti.
  • Rituales: Establecer un nuevo ritual, con frecuencia, puede ser difícil, pero mantenerlo es relativamente fácil. Elije cualquier cosa que te haga feliz y se constante. 
  • Haz lo que ames y ama lo que haces: Aquello que de verdad te hará feliz: hacer lo que verdaderamente te dicta tu corazón. Si ya lo estás haciendo, entonces agradécelo y haz lo posible por no perderlo. 
  • Dar tiempo al tiempo. Permanentemente sentimos la presión del tiempo, lo que en cierta medida contribuye a aumentar los porcentajes de depresión que sufrimos actualmente. Simplificar nuestra vida, no  significa que tengamos que sacrificar nuestro éxito.
Nadie ha dicho que vivir sea una tarea sencilla. Pero intentando tomar una actitud positiva y motivadora  ante las adversidades, cuando éstas logran superarse, el sentimiento de felicidad es todavía mayor. La felicidad involucra nuestra capacidad de superar obstáculos. Como decía Viktor Frankl: “Lo que necesitamos no es vivir sin tensiones, sino la fortaleza para alcanzar las metas situadas al otro lado de ellas. Lo que necesitamos no es librarnos de las dificultades a toda costa, sino encontrar un significado propio a la vida que nos merezca la pena”.

La felicidad se construye de muchas acciones y pensamientos, que una vez que aprendemos a identificar, nos preparan para disfrutar de este maravilloso regalo de la vida. Ésta no debe considerarse como una meta, sino como un estilo de vida en el que se intenta disfrutar de los pequeños (y grandes) momentos de alegría que nos da el día a día.

Nuestra capacidad para obtener felicidad es un don de la naturaleza.

martes, 16 de mayo de 2017

Diez Cosas que los Padres Pueden Hacer para Prevenir el Suicidio

A medida que los niños se convierten en adolescentes, es más difícil para los padres saber cómo se sienten y qué están pensando. ¿Cuándo los cambios de temperamento se convierten en algo en algo de preocupación?
Es importante saber qué factores pueden poner al adolescente en riesgo del suicidio. Invierta algo de su tiempo en leer estas 10 formas de ayudar a prevenir que una tragedia ocurra. Entre más sepa, estará mejor preparado para entender qué puede poner en riesgo a su niño.

1. No permita que la depresión o la ansiedad de un adolescente aumente sin control.
Tal vez su hijo simplemente esté teniendo un mal día, pero podría ser algo más si dura más de una par de semanas.

Realidad: Nueve de cada diez adolescentes que se quitan la vida habían sido previamente diagnosticados con un trastorno psiquiátrico, más de la mitad de ellos con un trastorno del estado de ánimo como la depresión o la ansiedad.

Las personas deprimidas suelen aislarse, cuando en secreto están llorando para que se les rescate. Muchas veces sienten demasiada vergüenza para comunicar su tristeza a otros, incluidos a mamá y papá. Los hombres en particular pueden intentar ocultar sus emociones debido a la creencia errónea de que exhibir vulnerabilidad es una muestra de debilidad.

No esperemos a que los jóvenes vengan a nosotros con sus problemas. Toque a su puerta, siéntese en la cama y dígale, “Te noto triste. ¿Hay algo de lo que te gustaría hablar? Tal vez te puedo ayudar”.

2. Escuche a su hijo adolescente, incluso cuando no está hablando.
No todos, pero la mayoría de los menores que están pensando en el suicidio (a lo que se le llama ideación suicida) transmiten su estado mental atormentado por medio de conductas conflictivas. Los estudios han descubierto que un rasgo común de las familias destrozadas por el suicidio de un hijo o una hija es la mala comunicación entre los padres y el hijo. Sin embargo, existen por los general tres o más factores o circunstancias que están presentes al mismo tiempo en la vida del niño cuando él o ella están pensando en quitarse la vida.

Estas incluyen, pero no se limitan a las siguientes:
  • Pérdida mayor (por ejemplo, rompimiento de una relación o muerte)
  • Abuso de sustancias
  • Presión social o parte de pares
  • Acceso a las armas de fuego
  • Humillación pública
  • Una enfermedad crónica
  • Agresividad o falta de reflexividad
  • Historial de suicidio en la familia
Si su instinto le dice que un adolescente podría ser un peligro para sí mismo, preste atención a sus instintos y no permita que se quede solo. En este caso, es mejor exagerar que restarle importancia. Lea: Como comunicarse con su adolescente.

3. Nunca ignore las amenazas de suicido como un melodrama típico de los adolescentes.
Cualquier declaración escrita o verbal que diga "Me quiero morir" o "Ya no me importa nada" debe considerarse con seriedad. Con frecuencia, los menores que intentan suicidarse les dijeron a sus padres en repetidas ocasiones que pretendían matarse. La mayoría de la investigación sustenta que las personas que amenazan abiertamente con el suicidio, en realidad no intentan hacerlo y que la amenaza es sólo un llamado desesperado pidiendo ayuda. Aunque esto es cierto en muchos casos, ¿qué padre o madre se arriesgaría a equivocarse?

Cualquiera de estas otras llamada de auxilio requieren de su atención y acción inmediata y de pedir ayuda a un profesional lo más pronto posible:
  • “Nada me importa”.
  • “Me pregunto cuántas personas vendrían a mi funeral”.
  • “A veces quisiera solo dormirme y no volver a despertar”.
  • “Todos estarían mejor sin mí".
  • “No tendrás que preocuparte por mí por mucho tiempo”.
Cuando un adolescente empieza a hacer comentarios poco disimulados como esos o directamente admite que está pensando en suicidarse, intente no sobresaltarse (“¡¿Qué, estás loco?!”) ni menospreciar (“¡Qué cosa más ridícula dices!”). Sobre todo, no le diga, “¡No lo dices en serio!”; aunque es probable que usted esté en lo correcto. Esté dispuesto a escuchar sin juzgar a lo que realmente está diciendo, que es: “Necesito tu amor y atención porque siento muchísimo dolor y no puedo con esto yo solo”.

Ver a un hijo tan perturbado podría romperle el corazón a cualquier padre. Sin embargo, el enfoque inmediato debe ser consolarlo; después podrá expresar lo que usted siente. En voz calmada puede decir, “Entiendo. Realmente has de sentir mucho dolor por dentro".

4. Busque ayuda profesional de inmediato.
Si la conducta de su hijo adolescente le tiene preocupado, no espere a comunicarse con el pediatra. Contacte a un proveedor de salud mental en su localidad que trabaje con niños para que le haga una evaluación a su niño lo más pronto posible para que su hijo o hija puedan empezar a recibir terapia o asesoramiento si no corren el riesgo de hacerse daño a sí mismos. Sin embargo, llame a la línea telefónica de ayuda o grupo de apoyo en su comunidad o vaya a la sala de urgencias si usted cree que su niño está considerando seriamente el suicidio o puede hacerse daño a sí mismo. 

5. Comparta sus sentimientos.
Hágale saber a su hijo que no está solo y que todos nos sentimos tristes o deprimidos a veces, incluso las mamás y los papás. Sin minimizar su angustia, reconfórtelo diciéndole que esos malos momentos no durarán para siempre. Dígale que las cosas realmente van a mejorar y que usted puede ayudarle durante la terapia y otros tratamientos para que las cosas mejoren para él o ella.

6. Anímelo para que no se aísle de la familia y los amigos.
La mayoría de veces es mejor estar con otras personas que estar solo. Pero no lo obligue si dice que no.

7. Recomiende el ejercicio.
La actividad física tan simple como caminar o tan vigorosa como levantar pesas, puede aminorar la depresión leve a moderada.

Existen varias teorías que explican por qué:
  • Hacer ejercicio hace que una glándula del cerebro libere endorfinas, una sustancia que se cree que mejora el estado de ánimo y reduce el dolor. Las endorfinas también reducen la cantidad de cortisol en la circulación. El cortisol que es una hormona que se ha vinculado con la depresión.
  • El ejercicio distrae a las personas de sus problemas y les hace sentir mejor de sí mismos.
  • Los expertos recomiendan ejercitarse de treinta a cuarenta minutos al día, de dos a cinco días a la semana.
  • Cualquier forma de ejercicio funciona; lo que es importante es que los jóvenes disfruten la actividad y lo hagan de forma constante.
8. Anime a su hijo para que no se exija demasiado por ahora.
Hasta que la terapia comience a hacer efecto, es probable que no sea momento para asumir responsabilidades que podrían resultar abrumadoras. Sugiera que divida las tareas grandes en tareas más pequeñas y manejables siempre que sea posible y que participe en sus actividades que disfrute y que le causen menos estrés. El objetivo es volver a fomentar la confianza y la autoestima.

9. Recuérdele a un adolescente que esté bajo tratamiento que no espere resultados inmediatos.
La terapia conversacional o los medicamentos suelen tomar tiempo para mejorar el estado de ánimo, por lo que no debe sentirse desilusionado ni culparse si no se siente mejor de inmediato.

10. Si usted tiene armas de fuego en el hogar, guárdelas en un lugar seguro o cámbielas a otro lugar hasta que la crisis pase.

Realidad: Suicido con armas de fuego entre los jóvenes estadounidense alcanzó su mayor cifra en 12 años en el 2013, en los cuales la mayoría de las muertes involucraban un arma de fuego que pertenecía a un miembro de la familia, de acuerdo con un informe del Centro Brady para Prevenir Violencia con Armas de Fuego. Cualquiera de estas muertes podrían haber sido evitadas si el arma de fuego no estuviera disponible.

Si sospecha que su hijo o hija es suicida, sería una buena medida mantener el alcohol y los medicamentos bajo llave; incluso las medicinas de venta libre.


Fuente: Committee on Psychosocial Aspects of Child and Family Health (Copyright © 2015 American Academy of Pediatrics)