sábado, 16 de marzo de 2019

La Ley de Hielo: una Forma Disfrazada de Abuso Psicológico

La famosa ley del hielo es un recurso muy utilizado por personas que aparentemente gozan de un gran autocontrol y presumen de ser racionales antes que intuitivos. Al mismo tiempo, corresponde no solo a una expresión de violencia pasiva, sino también a un mecanismo disfrazado de abuso psicológico. Esto quiere decir que daña profundamente a la persona sobre la que se aplica.

Se le llama ley del hielo a ese conjunto de comportamientos que tienen por objetivo ignorar al otro. Se da en todo tipo de relaciones: pareja, amigos, padres e hijos, familiares, etc. Implica la existencia de un conflicto previo. Sin embargo, en algunas ocasiones, la víctima de este tipo de conductas ignora dicho conflicto, precisamente porque el otro no se lo ha expresado abiertamente.

A la ley del hielo corresponden acciones como dejar de hablarle a alguien, no tomar en cuenta lo que el otro dice o fingir que no se le escucha; tomar distancia y evitar la compañía de determinada persona, como si estuviera contagiada de algo; pasar por alto las peticiones o necesidades expresas y llevar a cabo cualquier conducta que tenga como objetivo anular o invisibilidad a alguien.

Este tipo de comportamientos son bastante nocivos. No solo denotan inmadurez, mezquindad y falta de inteligencia emocional, sino que también pueden causar graves efectos en el otro. Constituyen un intento por controlar y vejar a los demás y no representan nada positivo para una relación.

La persona a quien otro le aplica la ley del hielo puede llegar a experimentar sentimientos negativos muy intensos. Piensa que Ignorar a alguien es devaluarlo e incluso anularlo. Además, esto se torna más insano cuando todo se da en el marco de un silencio duro y crudo, que la víctima no sabe finalmente interpretar.

Quien es ignorado, eventualmente se sumerge en sentimientos de tristeza que a veces se convierten en depresión. También siente ira, miedo y culpa. Ignorar a una persona es una forma de señalarla con el dedo, de acusarla, pero de manera implícita. Eso es precisamente lo que convierte este mecanismo en una forma enfermiza de afrontar un conflicto.

La víctima de este tipo de comportamientos también suele llenarse de angustia. No termina de saber qué está haciendo mal o por qué exactamente se le trata de este modo. Experimenta la situación como si hubiera perdido el control y esto origina un fuerte estrés. De ahí que se le considere una forma de abuso en la que no hay gritos, ni golpes, pero sí mucha violencia.

Hay estudios que prueban que el sentimiento de estar siendo excluido o ignorado da lugar a algunos cambios en el cerebro. Existe una zona llamada “corteza cingulada anterior”, cuya función es la de detectar los diferentes niveles de dolor en el ser humano. Pues bien, se comprobó que esta zona se activa cuando a alguien le aplican la ley del hielo.

El resultado de esto es que también comienzan a aparecer síntomas físicos. Es usual que se presenten dolores de cabeza y problemas digestivos. También es frecuente la aparición de insomnio y fatiga. Si la situación es muy severa y continuada, surgen problemas más graves, como incremento de la presión arterial, diabetes e incluso enfermedades como el cáncer.

El sistema autoinmune también se ve afectado, principalmente por las altas dosis de estrés que provoca esta situación. Las consecuencias son más graves cuando quien aplica la ley del hielo es una figura de poder, bien sea un maestro, un padre o un director.

A veces la ley del hielo se aplica entre dos personas que se tienen mucho afecto, como los miembros de una pareja, grandes amigos, hermanos, etc. Algunos piensan que al imponer ese régimen el otro va a cambiar algún comportamiento o va a hacer que el otro haga lo que ellos quieren que haga. Lo consideran casi una herramienta educativa. Sin embargo, están muy equivocados. Ignorar al otro como una forma de castigo solo destruye las relaciones.

Como muchas tácticas, en el fondo defensivas y frutos de la inseguridad, esta revela una mala gestión de la comunicación. El silencio es sano cuando hay mucha exaltación y se hace necesario hacer una pausa antes de agravar lo que sucede. Sin embargo, cuando se usa como medio de control o de castigo se convierte en abuso.

Nadie debe permitir pasivamente ser ignorado por otro, al menos no sin tener una explicación de su comportamiento. Tampoco nadie debe intentar resolver un conflicto a través de la ley del hielo. Cuando hay un problema entre dos seres humanos, lo único sano es buscar la manera de dialogar para encontrar soluciones. El silencio y la distancia solo generan más equívocos y, al final, no solucionan absolutamente nada.

Referencia: www.lamenteesmaravillosa.com

lunes, 11 de marzo de 2019

Educar Sin Gritar es Posible

La educación es un reto apasionante para padres, madres, profesionales y lectores, los cuales podrán saborear en los apartados siguientes pequeños entresijos de la gran aventura que es educar.

¿Cómo podemos mejorarla?

Cada caso es un mundo, y cada casa también. Existen infinidad de estrategias para llevar a cabo una mejor educación y su eficacia dependerá de cada familia. Sin embargo, aquí le doy dos claves fundamentales para comenzar a educar sin gritar:
  1. Empatía: La empatía es esencial en las relaciones interpersonales, y qué mejor momento para desarrollarla que en la infancia. En esta edad, los niños son como esponjas con capacidad de absorber tanto lo bueno como lo malo. Basar nuestra crianza en valores éticos y morales les permitirá desarrollarse bajo un estado emocionalmente estable. Los padres son quienes mejor conocen a sus hijos, y también quienes más les quieren. Sería impensable para un padre o madre permitir que su hijo fuese humillado, insultado, amenazado, etc. por otra persona. ¿No es eso exactamente lo que siente cuándo algún familiar le golpea o le grita? Los niños tienen derecho a ser educados sin violencia y ese es también el deber de un padre. Será sencillo trabajar la empatía siempre que seamos capaces de proporcionar un entorno con facilidad para la comunicación, el entendimiento y el apoyo.
  2. La inteligencia emocional: aquellas personas que han sido educadas en hogares donde la comunicación y expresión de emociones se realizaba de forma saludable, presentan mejores actitudes personales y laborales. Los colegios e institutos están comenzando ya a desarrollar técnicas para trabajar esta habilidad, ¿por qué no hacerlo también desde casa? Es imprescindible que un hogar esté habilitado para la expresión de emociones y sentimientos, ya que está es la única forma de que los más pequeños sean capaces de reconocerlas y afrontarlas y que aprendan a regular sus propias emociones, tarea imprescindible en contextos que tendrá que hacer frente en el futuro. Una conversación fluida, libre y basada en la igualdad entre los habitantes de una casa tiene como consecuencia un mayor crecimiento personal.
Consecuencias de gritar a los niños

El constante empleo del grito puede conllevar al deterioro de la autoestima del niño. No se sentirá valorado o querido por sus padres o, por el contrario, puede convertirse en un rebelde, desafiando la autoridad constantemente. Al ser los padres ejemplo para los hijos, una conducta agresiva será adoptada por el pequeño y se acostumbrará a gritar y tener dichos comportamientos violentos. Luego las empleará con los amigos, conocidos o incluso contra los padres.
Los gritos solo causarán estrés en el niño que no será beneficioso para su desarrollo.

“si habláramos a nuestros amigos como hablamos a nuestros hijos, ¿cuántos amigos tendríamos?”

Qué hacer para no utilizar gritos ni amenazas

Como adultos, tenemos que aprender a controlar la ira y poner el freno cuando perdemos el control y gritamos.
  1. Mantén la calma cuando se trata de dar una orden, pues tu niño escucha bien, por eso no debes alzar la voz ni mucho menos gritar. Habla tranquilamente con tu hijo.
  2. Intenta generar respeto. Es probable que el niño obedezca cuando le levantas la voz o gritas. Sin embargo, esto desparece cuando llega la adolescencia porque desaparece el miedo y, entonces, se pierde el respeto. Por ello, es necesario que tu pequeño sepa que eres una autoridad y debe obedecer cuando le ordenes algo tranquilamente.
  3. Habla de manera positiva. En vez de decirle: "no te voy a dejar hacer esto", debes hablar positivo: "eres un buen niño y sé que no te gustaría estar haciendo lo que haces". Cambia el contexto de tus palabras.
  4. Da una explicación válida. Muchos padres cometen el error de decirles a sus hijos: aquí mando yo. Esto no es un argumento, por lo cual es importante dar una buena razón clara y precisa para que tu hijo comprenda y repare lo que está haciendo.
  5. Ponte en el lugar de tu hijo. No te olvides que los niños son niños adultos. Hay que intentar ver las cosas desde el punto de vista del pequeño.
Extras: En tu casa hay reglas

La comunicación es indispensable. Hazle saber a tu hijo que en casa se cumplen reglas y si no lo hace, el castigo aparecerá. La alianza y unión entre la pareja es fundamental.
Elogia a tu hijo

Reconoce cuando actúa bien y corrige con diálogo lo que necesita reforzar. Será menos cansado que pegar cuatro gritos. Canaliza su frustración, ira y rabia con otra actividad. Por ejemplo: salir a jugar al patio, ir por un helado, ayudarte en la cocina con su receta favorita.

Nota: Refuerza de forma positiva aquellas acciones que sean satisfactorias. En muchas familias solo las conductas negativas son señaladas con castigos. Si no se premian a los niños bajo situaciones positivas, creerán que el único modo de tener la atención de sus padres es mediante la realización de un comportamiento negativo. El refuerzo positivo aumenta la autoestima, el auto concepto y las ganas de mejorar, al contrario de los castigos que pueden minar el estado de ánimo de un niño si se dan con demasiada regularidad. Los premios deben ajustarse a la edad y se recomienda que no sean materiales.

Claves de una comunicación positiva con nuestros hijos
  • Mensajes claros y breves.
  • Dirigir las críticas al comportamiento, expresando confianza y amor incondicional hacia la persona. 
  • Sustituir los reproches o los juicios demoledores.
  • Enfocarse juntos en soluciones a los conflictos. 
Límites del derecho de corrección

El derecho a educar con disciplina a los hijos, sin embargo, tiene sus límites. El uso de la violencia nunca puede tener fines educativos. Hay que respetar la integridad física y psíquica de los menores de edad, así como el desarrollo de su personalidad y su dignidad.

La salud no puede quedar comprometida y el castigo corporal no entra dentro de las facultades de un derecho de corrección. Hay que respetar la integridad física y psíquica de los hijos menores de edad, así como el desarrollo de su personalidad y su dignidad

Nota: Los tribunales han negado a los padres la facultad de corregir a sus hijos con actos físicos. Aunque hay matices, estos no cambian el hecho de que los padres no están nunca autorizados a utilizar el castigo corporal. Pero si hay que educar, hay que disciplinar y corregir. Y si la acción es insignificante, el Derecho Penal no intervendría, por aplicación del principio de intervención mínima. Queda permitido un azote como conducta correctiva física de muy leve intensidad, sin lesión alguna y sin utilizar ningún tipo de instrumento. Pero, para los Tribunales, un golpe con algún objeto, si causa lesiones, no puede considerarse insignificante.

¿Verdad que nadie se siente mejor consigo mismo después de levantar la voz? cuando se grita, normalmente nos sentimos más tensionados y enfadados. “le estoy enseñando a mi hijo que para las cosas importantes tiene que gritar y que no podemos comunicarnos de otra forma que no sea desde la falta de respeto. No solo somos su ejemplo, somos su faro y su guía”. Comunicarnos en su mismo plano, fomentar que tomen decisiones y sean responsables, dar pocas órdenes, claras, cara a cara y con voz bajita, tratar de relajarnos cuando nos vemos tensos y recordar que somos los adultos y no podemos culpar a nuestros hijos de que gritemos son algunas claves. La disciplina es, en sentido más positivo, un requisito inolvidable para asegurar un crecimiento equilibrado para un niño sano y preparado.

“si logramos gritar menos nos sentiremos mejor y podremos disfrutar más de nuestra familia y de nuestros hijos. Para eso los tuvimos, para crecer a su lado y ser felices juntos”

Otro motivo importantísimo para intentar educar sin gritar: nuestra propia tranquilidad, nuestra felicidad y nuestro bienestar.

En resumen, debemos basar nuestra técnica educativa en un modelo democrático, libre de antiguas técnicas basadas en el miedo y en la ciega autoridad. No debemos ser tampoco permisivos, es decir, debemos encontrar un equilibrio en el cual seamos representados como padres con capacidad disciplinaria a través de técnicas de escucha, diálogo y apoyo. La educación es un reto apasionante lleno de dudas y, aunque los niños no vienen con un manual de instrucciones bajo el brazo, nadie nos juzgará si echamos una ojeada a libros o artículos como este.

Todos estos consejos antes mencionados no quieren decir que haya que ser permisivo, que sería lo contrario a autoritario. Lo mejor es mantener un estilo democrático.

“la base y el truco siempre está en tratar a los hijos como nos gusta ser tratados por cualquier persona”

¿Cuál va a ser la primera técnica que emplees para mejorar el clima de tu hogar y el futuro de tu hijo?




Fuente: Compilador

miércoles, 27 de febrero de 2019

Terapia de Exposición para Aprender a Superar los Miedos

Para el tratamiento de una fobia específica, se recomienda la psicoterapia, porque no hay pruebas de la eficacia de los fármacos. El método de elección es la terapia de exposición o terapia de confrontación, que se realiza como parte de la terapia cognitivo conductual.
La terapia de exposición o la terapia de confrontación es un método de terapia conductual. Se usa a menudo en el tratamiento de trastornos de ansiedad, especialmente en fobias específicas, en agorafobia, claustrofobia con y sin trastorno de pánico, en fobia social y en trastorno obsesivo compulsivo.

Cómo funciona la terapia de confrontación

Con la técnica de exposición o confrontación, el paciente aprende a exponerse deliberadamente a las situaciones u objetos mediante los cuales se desencadenan sus temores. Inicialmente, el terapeuta le explica al paciente cómo se ha desarrollado su trastorno de ansiedad.

Detectar y enfrentar el miedo

En esta fase preparatoria, se aclarará con mayor rapidez qué situaciones desencadenan la ansiedad y a qué comportamiento de evitación se ha acostumbrado el paciente. Además, en esta fase, se pueden enseñar técnicas de relajación que pueden ayudar al paciente más adelante a abordar los síntomas de ansiedad. A través de una confrontación con el gatillo o desencadenante, el paciente finalmente aprende a lidiar con el estímulo y reducir su ansiedad.

En el siguiente paso, puede tener lugar una confrontación mental, es decir, el paciente imagina el desencadenante de ansiedad y la confrontación con esto. Hoy en día, una “realidad virtual” (VR) generada por computadora se usa cada vez más y con mayor efectividad.

Esto es seguido por la confrontación en vivo, es decir, llevar la confrontación a un escenario real. Es posible abordar la situación que desencadena la ansiedad o el objeto en etapas (entrenamiento de habituación) o completar el estímulo de inmediato (llamado inundación o implosión).

Técnicas de exposición
Existen diversas técnicas de exposición con las cuales realizar el tratamiento para reducir la ansiedad y superar el miedo. Todas tienen el mismo principio que es enfrentar el objeto o situación, sin embargo, en cada técnica se tratan diferentes miedos o trastornos.
  • Exposición in vivo: con esta técnica nos referimos al contacto directo con la fuente del miedo, la situación que se teme o la fobia. Por lo general esta técnica es dirigida por el terapeuta.
  • La exposición interoceptiva: Esta técnica de exposición consiste en confrontar la sensaciones físicas, por ejemplo lo que ocurre al desencadenarse la fobia, que es el típico sudor de manos, sonrojarse, aumento de las pulsaciones, falta de aire, malestar general entre otros.
  • Usar imágenes: En esta terapia de confrontación se emplean imágenes en fotografías, audios, vídeos, diapositivas u otro tipo de formato, es efectivo en el caso del tratamiento para el trastorno obsesivo compulsivo. En ese caso se graban en audio las obsesiones, o se gravan en vídeo y se escuchan o ven durante el día, de esta manera se consigue la exposición funcional cognitiva.
  • Confrontación imaginaria: Esta técnica de exposición consiste en imaginar el enfrentamiento con la fobia, situación que genera conflictos en el paciente, o el causante de la ansiedad o miedo. Para ello se debe evocar, de manera imaginaria, los escenarios, entornos y personajes que puedan facilitar la recreación del miedo, la ansiedad, el trastorno o la problemática.
  • Recreación simulada en la sesión terapéutica: Esta terapia de exposición consiste en exponer al paciente, por ejemplo, con fobia social, para que pueda debatir, iniciar una charla o dar un discurso frente al terapeuta.
  • Uso de juegos o la escritura: Esta técnica consiste en realizar un dibujo o realizar un cuento o escribir sobre una experiencia traumática, sobre el miso o fobia que el paciente padece.
Terapia de exposición para fobias
Para el tratamiento de una fobia específica, los expertos recomiendan la psicoterapia solo porque no hay pruebas de la eficacia de los fármacos. El método de elección es la terapia de exposición o terapia de confrontación, que se realiza como parte de la terapia cognitivo conductual.

El tratamiento ambulatorio suele ser suficiente para el tratamiento de fobias específicas. Si no hay otros trastornos mentales, pocas sesiones de terapia pueden ser suficientes para superar las fobias.

Confrontación con el miedo
La idea de la terapia de exposición es que el paciente, al enfrentar sus temores, puede descartar temores irreales. Junto con el terapeuta, la persona interesada debe buscar las situaciones exactas en la terapia que ha evitado debido a la fobia.

Al principio, el paciente sentirá una gran ansiedad y fuertes síntomas físicos, pero estas sensaciones negativas eventualmente disminuirán si puede soportarlas. Así que el paciente tiene una nueva experiencia. Aprende que el miedo desaparece, que puede soportarlo y controlarlo. El antiguo patrón de miedo se sobrescribe y la ansiedad se reduce al menos a un nivel tolerable.

Superar el miedo aumenta nuestra resistencia y confianza
Por lo general, los pacientes ansiosos evitan la activación de su fobia en la medida de lo posible, lo que a menudo conduce a un deterioro significativo en la vida cotidiana. En la terapia de exposición, el paciente puede experimentar que la situación es soportable y no causa efectos adversos. Entonces se acostumbra a la situación, el miedo disminuye y finalmente desaparece por completo.

La exposición puede tener lugar como una terapia individual o en grupo. El contacto con otras personas afectadas puede tener un efecto muy alentador y motivador, por lo que complementar la terapia individual tiene mucho sentido.

La primera exposición debe ser dirigida idealmente por un terapeuta. A partir de entonces, el paciente también puede hacer frente de forma independiente a los desencadenantes de ansiedad y así fortalecer su confianza en sí mismo. Para superar los miedos, las técnicas de exposición deben ser establecidas por el terapeuta que pueda aplicar la terapia de confrontación adecuada para el paciente, evaluando su edad, síntomas asociados y el contexto general de la fobia o trauma.


Fuente: Menteasombrosa 

lunes, 18 de febrero de 2019

Trauma Psicológico

El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-V) creado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, lo define como una exposición a la muerte, lesión grave o violencia sexual, tanto de manera real como en forma de amenaza. Incluyen en el trauma tanto la experiencia directa, como la presencia, el conocimiento del suceso y la exposición reiterada a detalles repulsivos
¿Qué es el Trauma Psicológico?

El Trauma Psicológico es el resultado de la exposición a un acontecimiento estresante inevitable que sobrepasa los mecanismos de afrontamiento de la persona. Cuando las personas se sienten demasiado sobrepasadas por sus emociones, los recuerdos no pueden transformarse en experiencias narrativas neutras. El terror se convierte en una fobia al recuerdo que impide la integración (síntesis) del acontecimiento traumático y fragmenta los recuerdos traumáticos apartándolos de la consciencia ordinaria, dejándolos organizados en percepciones visuales, preocupaciones somáticas y re-actuaciones conductuales.

¿Cuándo se produce un Trauma Psicológico?

Los sucesos o acontecimientos traumáticos pueden clasificarse en dos categorías:

1.Intencionados: agresiones, relación de violencia en la pareja, terrorismo, secuestro, tortura, muerte de un hijo, abuso sexual y maltrato infantil.
2.No Intencionados: accidentes, catástrofes naturales o muertes repentinas por enfermedad.

Este factor de clasificación es importante e influyente en la percepción por parte de la persona del acontecimiento traumático. La gravedad, duración, proximidad (grado de exposición) y frecuencia del trauma son también variables importantes. Constituyendo además factores de génesis para un Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT).

20 síntomas característicos tras un Evento Traumático: El Trauma Psicológico
  1. Síntomas emocionales, sentimientos como humillación por lo sufrido, culpa pensando que se hizo algo malo para que ocurriera, ira e injusticia por no haber podido evitarlo o por sentir que no debería haber ocurrido.
  2. Pérdida de confianza personal, incluso de confianza hacia la vida, experimentando sentimientos de indefensión y desesperanza.
  3. Irrupción de ideación suicida.
  4. Presencia de ansiedad cognitiva y conductual, a través de rumiaciones y evitaciones.
  5. Presencia de ansiedad fisiológica, experimentando activación física intensa y conductual manifestada en sobresaltos.
  6. Sintomatología depresiva: apatía, pérdida de disfrute, tristeza…
  7. Preocupación constante por el trauma, con tendencia a revivir el suceso (re-experimentaciones o flashbacks).
  8. Sensación de peligro constante.
  9. Comportamientos autodestructivos o peligrosos, elevada impulsividad…
  10. Alta reactividad a estímulos emocionales e inestabilidad afectiva.
  11. Cambio en el sistema de valores, especialmente la confianza en los demás y la creencia en un mundo justo.
  12. Baja autoestima.
  13. Consumo de alcohol u otro tipo de drogas o fármacos.
  14. Problemas en las relaciones interpersonales, aislamiento, modificación de la manera de vincularse con los demás (dependencia emocional).
  15. Percepción de incontrolabilidad y vulnerabilidad recurrentes, experimentando temor a vivir en un mundo que se percibe como peligroso.
  16. Alteraciones en el ritmo y contenido del sueño.
  17. Somatizaciones.
  18. Problemas sexuales.
  19. Problemas con la alimentación (disminución o aumentos considerables del apetito, desregulación de pautas alimentarias o ingestión elevada de alimentos poco saludables).
  20. Alteración de la actividad cotidiana de la persona.
Indicadores de trauma en el infante: pueden ser trastornos del sueño, afecciones gastrointestinales, ansiedad, inquietud, ira, violencia, agresión, depresión y apatía.

Los traumas pueden ser heredados por la madre desde el vientre y estar presentes antes de que la persona tenga memoria racional o consciente. Si la mujer tiende a la angustia, es aprensiva o padece alguna situación durante su embarazo, el bebé puede nacer con un sistema desregulado. “Cuando un bebé tiene problemas físicos, llora mucho, tiene reflujo o no pude dormir, tiene un sistema nervioso desregulado, lo mismo ocurre cuando crece, va a la escuela y presenta trastorno por déficit de atención”.

Principales efectos de un trauma psicológico

Ahora que ya hemos conocido los principales síntomas que presenta un trauma, podemos pasar a hablar de los efectos que origina. Y es que en este caso, podemos encontrar los principales efectos en el individuo:
  1. Trastornos físicos y psicológicos: Uno de los principales efectos de un trauma reside en los diferentes trastornos que puede ocasionar, tanto en el plano físico como en el psicológico.
  2. Estos trastornos, de no tratarse a tiempo y de la mano de un especialista, pueden llegar a hacerse crónicos y potenciar a su vez otra serie de trastornos y fobias.
  3. Problemas de adaptación: La suma de la evitación con los trastornos anteriormente comentados, crean una serie de problemas de adaptación en el individuo, que le impiden llevar una vida normal.
  4. Trastornos crónicos: Es la persistencia de los traumas psicológicos que con el tiempo puede ocasionar una serie de efectos crónicos. Por ello, resulta necesario tratar este tipo de situaciones a tiempo  a través de un especialista en salud mental que pueda ayudar con la terapia adecuada.
Una amenaza contra el bienestar físico y emocional

Se cree que estos padecimientos son psicológicos, pero en realidad son fisiológicos: se quedan en el sistema nervioso y en el cerebro. Quien vive con traumas, considera que su cuerpo no es un lugar seguro donde estar, pero tampoco lo es el mundo, y cuando una persona no se siente segura, no puede aprender ni jugar”.

¿Se puede superar un trauma psicológico?

Una vez que conocemos todos los síntomas y efectos del trauma, nos surge una pregunta clave: ¿es posible superarlo? Y en ese caso, ¿cuál es la mejor vía para hacerlo?.

Lo cierto es que un trauma psicológico puede superarse si se pone el caso en manos de psicólogos profesionales.  Lo más recomendable es que, tras sufrir una experiencia amenazante en la que se haya experimentado un sobresalto emocional, se acuda a un profesional de la salud mental y poder tratar sus posibles efectos cuanto antes.

Red


martes, 12 de febrero de 2019

¿Qué es la Psicosis Reactiva?

La psicosis es una alteración de la percepción, la conducta, las emociones y el pensamiento que pueden llevar a las personas a experimentar una grave desconexión con la realidad.
La psicosis reactiva es un trastorno psicológico poco común en cual se dan periodos de comportamiento psicótico de manera repentina y de poca duración. Estos comportamientos psicóticos pueden llegar a ser desde alucinaciones, delirios o confusión entre otros.

Causas

Aunque las causas de este trastorno no están del todo claras, hay una posible relación genética importante para su desarrollo. Parece ser que es más común que esta condición aparezca en personas que tienen familiares que padecen o han padecido desórdenes psicóticos o del estado de ánimo, como esquizofrenia, trastorno bipolar o depresión.

La psicosis reactiva es un trastorno que no solo se desarrolla por causas biológicas o genéticas, sino también contextuales. Así, un evento traumático como una pérdida trágica o un accidente violento, pueden desencadenar este estado de alteración y desconexión de la realidad.

Además, otras características de la personalidad como unas habilidades de afrontamiento pobres, pueden hacer más propensa a una persona a reaccionar de esta manera desadaptativa  como arma de defensa ante una realidad muy estresante.

Este padecimiento afecta con mayor frecuencia a las personas entre los 20, 30 y 40 años. Las personas que padecen trastornos de personalidad corren un riesgo mayor de sufrir este tipo de psicosis.

Síntomas

La sintomatología abarca desde delirios, alucinaciones o desorientación, hasta comportamiento catatónico y alteraciones de la atención y la memoria.

1.- Delirios: Los delirios conforman una serie de creencias que, aunque el paciente cree firmemente en ellas, no poseen ningún tipo de base lógica, ni pueden ser demostradas de ninguna manera.

A pesar de que existan diversos tipos delirios, en el trastorno psicótico breve predominan los delirios de persecución, de grandeza y los delirios de referencia.

2.- Alucinaciones: Asimismo, otro de los síntomas más comunes dentro de las alteraciones psicóticas son las alucinaciones. En estas, la persona percibe de forma real hechos o imágenes que nunca han tenido lugar y en los que cree por completo no percibiéndolos como alucinaciones.

3.- Pensamiento y lenguaje desorganizado: Mientras dura el episodio de psicosis, la persona abandona cualquier relación lógica de sus pensamientos, apareciendo las ideas de forma caótica y desorganizada.

A raíz de este pensamiento desorganizado, el paciente experimenta alteraciones en los procesos de atención y memoria, así como grandes dificultades en el lenguaje y el habla. Algunos ejemplos de estos síntomas son hablar incesantemente del mismo tema, pasar continuamente de un tema a otro, y presentar un discurso lleno de incoherencias.

4.- Comportamiento catatónico: Dentro del comportamiento catatónico pueden incluirse un gran número de alteraciones motrices. Estas alteraciones incluyen parálisis o inmovilidad, hiperactividad, inquietud o excitación o mutismo. Asimismo, también se incluyen movimientos estereotipados, ecolalia o ecopraxia.

5.- Otros síntomas: Además de todos los síntomas mencionados anteriormente, existen una serie de comportamientos o conductas directamente relacionadas con este tipo de trastorno. Estas señales incluyen:
  • Desorientación.
  • Comportamientos o conductas extrañas.
  • Cambios importantes en los hábitos diarios.
  • Descuidar la higiene y el cuidado personal.
  • Imposibilidad de tomar decisiones.
Los síntomas no se deben al consumo de alcohol ni de otras drogas y duran más de un día, pero menos de un mes.

Existen tres tipos de psicosis reactiva breve:
  1. Psicosis reactiva con un factor externo desencadenante claro: En este tipo de psicosis reactiva existe un factor clave externo que ha desencadenado el trastorno y que puede detectarse con claridad, normalmente un evento estresante o traumático que lleva a la persona afectada a un nivel de ansiedad o estrés elevados.
  2. Psicosis reactiva sin un factor desencadenante obvio: Es el trastorno psicótico breve que aparece sin que aparentemente haya ocurrido un evento estresor o traumático previo.
  3. Psicosis reactiva durante el periodo postparto: Este tipo de psicosis reactiva aparece en mujeres durante las primeras semanas tras haber dado a luz, sin embargo, este subtipo no es un fenómeno especialmente común.
Pruebas y exámenes

Una evaluación psiquiátrica puede confirmar el diagnóstico. Un examen físico y pruebas de laboratorio pueden descartar una enfermedad como la causa de los síntomas.

Tratamiento

Por definición, los síntomas psicóticos desaparecen por sí solos en menos de un mes. En algunos casos, la psicosis reactiva breve puede ser el comienzo de una afección psicótica más crónica, como la esquizofrenia o el trastorno esquizoafectivo. Los fármacos antipsicóticos y/o antidepresivos pueden ayudar a reducir o detener los síntomas

Durante el desarrollo de la psicosis reactiva, los profesionales de la salud suelen evaluar los síntomas para descartar otras causas y además, los pacientes suelen ser supervisados con miras a controlar un posible daño a sí mismos o a los demás y los profesionales pueden acompañar el tratamiento con psicoterapia para conseguir que el paciente comprenda lo que le está sucediendo y pueda manejar los síntomas de manera más eficaz y pueda ayudarle a enfrentar el estrés emocional que desencadenó el problema.

Expectativas (pronóstico)

La mayoría de las personas con este trastorno tiene un buen pronóstico. Se pueden presentar episodios de recaídas en respuesta al estrés.

Posibles complicaciones

Como sucede con todas las enfermedades psicóticas, esta afección puede perturbar gravemente la vida y posiblemente llevar a violencia y suicidio.

Cuándo contactar a un profesional médico

Llame para hacer una cita con un profesional en salud mental si presenta síntomas de este trastorno. Si está preocupado por su propia seguridad o la de otra persona.




Referencias
Psychology Today. Brief Psychotic Disorder
American Psychiatric Association. Schizophrenia spectrum and other psychotic disorders. In: American Psychiatric Association. Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders. 5th ed. Arlington, VA: American Psychiatric Publishing. 2013:87-122.
Freudenriech O, Brown HE, Holt DJ. Psychosis and schizophrenia. In: Stern TA, Fava M, Wilens TE, Rosenbaum JF, eds. Massachusetts General Hospital Comprehensive Clinical Psychiatry. 2nd ed. Philadelphia, PA: Elsevier; 2016:chap 28.

sábado, 26 de enero de 2019

Qué es el Apego Seguro y Cómo Fomentarlo

El apego seguro es la mejor garantía para que los niños tengan una infancia sana y una adultez serena. 
En función de cómo nos vinculemos con nuestros padres o cuidadores vamos a poder establecer mejores relaciones en nuestra etapa adulta. Muchas veces los psicólogos hablamos de apego seguro pero no nos detenemos a explicar la importancia de éste. Si alguna vez te has preguntado qué es el apego seguro, por qué es importante y cómo puedes facilitar la aparición de un apego seguro,  éste es tu artículo. A continuación resolveré cuestiones claves relacionadas con el vínculo afectivo.

¿Qué es el apego seguro?

 El apego es un tipo de vínculo que refleja el lazo afectivo duradero que se establece en el espacio/tiempo entre el bebé y el cuidador. El apego seguro se determina por la presencia de una persona en la vida del niño capaz de mostrarse sensible y atento a las necesidades del niño. Además, el cuidador se muestra empático y  favorece la experimentación de emociones.
El apego seguro o sano se caracteriza por:
  • El niño se esfuerza por mantener la proximidad con su cuidador.
  • Busca el contacto físico y emocional de manera repetida en el tiempo.
  • Se siente más seguro para explorar cuando tiene cerca de su figura de apego.
  • Cuando se separa de su cuidador, el niño siente ansiedad. Además, hace esfuerzos por atraer su atención.
¿Por qué es tan importante fomentar un apego seguro?

Los niños que han sido bien tratados durante el primer año y medio de vida desarrollan una mejor autoestima, confianza y autonomía a lo largo de su vida. Estos niños presentan mejores aptitudes para gestionar sus emociones y más seguridad en ellos mismos.

Además, a nivel social, estos niños mantienen relaciones más saludables. En función de la calidad afectiva que le aporten sus padres, ellos tendrán más posibilidades de llegar a tener una vida plena y equilibrada.

Durante los primeros meses se intenta averiguar su estado mental ante determinadas situaciones como cuando tiene hambre, sueño o se aburre. Algunos ejemplos de frases de sintonización son los siguientes: “¿Tienes hambre verdad?” “ o “Siento que te lo estás pasando bien”.

¿A cuántas personas puede apegarse un niño?

Un bebé tiene la capacidad de vincularse a 4-5 figuras, pero siempre tiene que haber una que prime sobre las otras en cuanto a disponibilidad, accesibilidad y tiempo. Esto es debido, a que para la mente humana es mucho más fácil organizarse con una mente que con cuatro.

El apego emerge entre los 6 y los 18 meses de vida y justo a los 12 meses es cuando más se consolida. A los 18 meses los niños ya han desarrollado estrategias para apegarse.  Es entonces, cuando hablamos de un periodo crítico.

Esto no significa que después no puedan generar apego seguro, pero va a ser más difícil de consolidarse. Por tanto, lo que se recomienda  es que el cuidador pase el máximo de tiempo con el bebé durante mínimo el primer año y medio de vida.

¿Qué dificultades pueden aparecer si los niños no generan un apego seguro?

La característica común de los niños que no han sido capaces de generar un apego seguro es una habilidad muy reducida para responder emocional y socialmente. Pueden presentar comportamientos intimatorios o violentos durante la infancia. Como consecuencia de su reducida habilidad, estos niños pueden generar comportamientos muy dependientes o inadecuadamente independientes. Así pues se van a encontrar con problemas emocionales recurrentes.

Lo contrario de un apego seguro, sería un apego evitativo, inseguro o ambivalente, donde los niños evitan o muestras comportamientos ansiosos frente a las figuras de referencias. Esto impide por ejemplo, que el niño se calme con mayor facilidad frente a situaciones de estrés.

Mostrarán comportamientos de apego no selectivo, se mantendrán simpáticos y confiados hacia nuevas personas. Estos niños además, son más vulnerables a ciertos problemas de ansiedad, rabia o depresión. Usualmente sus resultados escolares se ven gravemente influenciados y pueden presentar baja motivación y dificultades para vincularse con los demás.

7 claves para fomentar un apego seguro duradero

Claves necesarias para fomentar un apego seguro en los niños:
  1. Definir una figura de apego: Tener una figura de referencia, para llegar a tener una base segura interna le dará control sobre el mundo que le rodea. Esto no significa que los otros progenitores o cuidadores queden fuera del cuidado del bebé.
  2. Sintonizar emocionalmente con el niño: El adulto ha de ser capaz de entender los estados mentales del bebé, esto implica tratar de averiguar lo que le ocurre en el menor tiempo posible. Así se podrá dar respuesta a su necesidad y el niño se sentirá reconocido y atendido.
  3. Repetir las experiencias de apego: Aunque es muy importante la calidad de las interacciones con el niño, la cantidad será determinante. La repetición de las experiencias de apego (pasar tiempo con el bebé) van a solidificar las redes neuronales afectivas.
  4. Aceptar al niño tal y como es: La aceptación consiste en diferenciar al niño de su comportamiento. Por ejemplo, nunca digas a tu hijo: - “Eres torpe” al contrario, se puede utilizar:- “Te has caído pero seguro que la próxima vez tienes más cuidado”.
  5. Evitar la sobreprotección: Es normal que ciertos peligros provoquen en los padres emociones como: miedo, ansiedad o enfado. Sin embargo, es importante que el adulto acepte sus propias emociones para no transmitirlas al niño. Por ejemplo, en vez de decir: - "Cuidado, te vas a caer" Permitimos que el niño explore sus límites y capacidades propias.
  6. Poner palabras a lo que el niño siente, piensa o hace: No se trata de imponer el pensamiento del adulto sino de reconocerle como una persona independiente. Recordemos que los niños también tienen: deseos, emociones e intenciones propias. De esta manera le ayudaremos a comprenderse para que pueda llegar a regularse el mismo. Por ejemplo:-"Te noto cansado ¿quieres que nos vayamos ya para casa”
  7. Establecer normas y límites adecuados desde que los niños nacen: Es importante establecer conductas y respuestas consistentes. Adelantar y hacer predecible qué se espera de él y lo que está o no permitido. Por ejemplo, si el niño tiene una rabieta poder atenderlo de la misma forma cada vez.
El apego seguro les da confianza y alas para enfrentar su vida: Normalmente el tipo de apego que se genera entre los padres y los hijos, suele ser un vínculo seguro pero hay que trabajarlo día a día para que se mantenga en el tiempo. Estas pautas te ayudarán a establecer una dinámica saludable en casa y fomentarán la autonomía y seguridad de tus hijos. Para poder establecer una apego seguro lo más importante va a ser atender a los niños sintonizando con sus necesidades emocionales y físicas. Además, el apego seguro se va a construir dentro del amor y unos límites regulares mantenidos en el tiempo.

Si crees que necesitas ayuda para fomentar un apego seguro con tu hijo/a consúlteme y te ayudare con gusto a través de una psicoterapia infantil o familiar. 


Fuente: Psicoemocionat

lunes, 21 de enero de 2019

Estrés ¿Cómo se puede tratar? Sugerencias para su Control.

El estrés puede ser descrito como una situación de sobrecarga o de presión que afecta a una persona y que depende  tanto de las demandas de la situación, como de los recursos de la persona para afrontarla.
Así, se trata de un sentimiento de tensión física o emocional que se produce de manera automática y natural ante situaciones o pensamientos que nos resultan amenazadores, frustrantes o desafiantes.

Un nivel moderado de estrés es normal, ya que el ser humano debe ser capaz de adaptarse a múltiples situaciones. Por ejemplo, frente a una situación peligrosa, es positivo que la persona se ponga en alerta, para poder reaccionar de manera adecuada. Sin embargo, durante este proceso de adaptación, puede ocurrir que la persona no disponga de suficientes recursos para resolver el desafío al que se enfrenta, y la situación le supere, generando niveles de estrés excesivamente altos que pueden desembocar en distintos síntomas o consecuencias perjudiciales.

¿Cómo se puede tratar el estrés?
Es posible manejar de una manera adecuada el estrés para reducir y mitigar su impacto sobre nuestra  salud. ¿Cómo? Por un lado, actuando sobre su causa, y por otro, aumentando nuestra resistencia ante él, mediante herramientas que nos ayuden a aceptar esas circunstancias y mejorar nuestra conducta ante ellas, y con la incorporación de hábitos de vida saludables.

1. Tratamiento psicológico, que se puede abordar desde el punto de vista corporal, cognitivo y del comportamiento:
  • Técnicas corporales para la reducción de la actividad fisiológica: es posible aprender a reducir la sobre activación del organismo mediante el control de las propias reacciones corporales. Para ello, se emplean técnicas como la relajación muscular progresiva, el control de la respiración, la relajación mediante sonidos o la imaginación.
  • Técnicas cognitivas: consisten en modificar los pensamientos, sustituyendo los negativos y exagerados por otros más positivos y realistas.
  • Técnicas conductuales: su fin es modificar los comportamientos de la persona afectada, con el fin de que aprenda a comprender las situaciones de estrés.
  • Medidas higiénico-dietéticas: como llevar una dieta variada y equilibrada, dedicar tiempo a las relaciones sociales y al descanso y practicar ejercicio.
  • Tratamiento farmacológico: consiste en la prescripción de medicamentos como ansiolíticos –que eliminan la ansiedad–, antidepresivos -que tratan de suprimir los síntomas físicos y mentales provocados por el estrés-, o somníferos -para facilitar la conciliación del sueño y el descanso-.
2. Técnicas de autocontrol del estrés:
  • Relajación: permite la desactivación fisiológica del organismo, al tiempo que activa áreas del cerebro relacionadas con la atención y la resistencia al estrés.
  • Meditación y mindfulness: está demostrado que la meditación practicada de manera regular reduce el cortisol y la actividad del sistema nervioso simpático.
  • Yoga, tai chi y pilates: contribuyen a restablecer y mantener el equilibrio físico y psicológico.
  • Musicoterapia: la música también puede ser una herramienta frente a las situaciones de estrés. Mejor de ritmo lento y pausado, sin timbres agudos y sin que evoque recuerdos negativos.
Diez sugerencias para mantener el estrés bajo control que te ayudarán a afrontar con mayor eficacia las dificultades del día a día:
  1. Afronta las situaciones difíciles: En vez de postergarlas o evitarlas, hazles frente, ya que dejarán de angustiarte una vez las identifiques y resuelvas.
  2. Entrénate en la solución de problemas: Aprende a analizarlos de una manera lógica: define el problema, haz una lista con las posibles soluciones y otra de los pros y contras de cada una. Evalúa estas ventajas e inconvenientes y selecciona la alternativa más beneficiosa o menos perjudicial.
  3. Organiza bien tú tiempo: Planifica bien tu agenda del día, sin sobrecargarla de actividades y gestionando los imprevistos con flexibilidad. En caso de falta de tiempo, selecciona las tareas más importantes de acuerdo a las prioridades y, si es necesario, delega. Y, si aun así, la presión es excesiva, aprende a decir “no”.
  4. Te mereces un descanso: Asigna un espacio diario al ocio y a las relaciones personales, de manera que te quede tiempo para descansar y estar con tu familia, y también practicar tus aficiones o salir con amigos. El fin de semana, descansa, y tómate vacaciones de vez en cuando.
  5. Aprende técnicas de autocontrol: Practicar de manera regular actividades como relajación, meditación, mindfulness o yoga te ayudará a neutralizar la activación fisiológica del organismo que produce el estrés y te proporcionará un mayor control de las emociones.
  6. Fomenta las relaciones personales y sociales y apóyate en ellas: Cuando sientas que no sabes cómo resolver un problema, pide ayuda o consejo a las personas en quienes más confías. Y ofrécete para apoyarles tú a ellos también: ayudar a los demás mejora tu propio estado de ánimo y reduce el impacto del estrés.
  7. Cuida tu dieta: Sigue una dieta saludable, variada y equilibrada, que incluya una gran cantidad de frutas y verduras. Mantén horarios regulares y tómate tu tiempo para comer con calma. Evita las bebidas con cafeína o alcohol o, si las consumes, hazlo con moderación.
  8. Haz deporte de manera regular: El ejercicio físico reduce la intensidad del estrés y ayuda a que los episodios duren menos, además de fomentar una sensación de bienestar, siempre que no se haga por obligación. Se recomiendan dos horas y media de actividad aeróbica a la semana como correr, montar en bicicleta o nadar, siempre de acuerdo a tus capacidades.
  9. No restes horas de sueño: Descansado, afrontarás mejor cualquier conflicto o situación amenazante. Así, trata de ir a dormir siempre a la misma hora y descansa siete u ocho horas cada noche.
  10. Recurre a ayuda profesional si es necesario: Si sigues sin ser capaz de manejar el estrés, recurre a la ayuda profesional. Tu médico de cabecera podrá ayudarte a identificar el problema y derivarte a un especialista o terapeuta. Este te enseñará a modificar tus pensamientos y emociones y a desarrollar conductas que te ayuden a afrontar los problemas con una actitud más positiva.

Red