miércoles, 20 de noviembre de 2019

El Estigma de ir al Psicólogo

¿Por qué el estigma de ir al psicólogo? ¿De dónde viene el prejuicio acerca de ir al psicólogo? ¿Acaso sigue siendo un tabú? Éstas y más, son preguntas que me sorprende tener que hacerlas en pleno siglo XXI.

Asistir a una terapia psicológica era una novedad en el siglo pasado. Hoy por hoy no tendría por qué serlo. Ahora conocemos para qué sirve y sus grandes beneficios para la salud.

El estigma de la enfermedad

El estigma de ir al psicólogo está íntimamente relacionado con las creencias que tenemos sobre la enfermedad mental. Ésta última suele estar negativamente asociada a las etiquetas que la sociedad ha colocado a las personas con graves dificultades emocionales, cognitivas y conductuales a lo largo de la historia. Sin embargo, hoy conocemos cuáles son las causas de la mayoría de enfermedades psiquiátricas o psicológicas. Mucho tienen que ver con la genética, el entorno, la crianza, la vivencia de situaciones estresantes o traumáticas, entre otros factores. Entonces, muchos se preguntarán ¿Por qué el estigma? Si ningún ser humano escoge padecer de estos desórdenes, menos aún, sufrir sus consecuencias.

El estigma de ir al psicólogo nace a partir de los estereotipos que como sociedad hemos contribuido a construir. Por lo general, se tratan de estereotipos negativos, con un trasfondo de rechazo y de discriminación hacia aquellos que parecen no tener su vida bajo control. Ello está relacionado a la preconcepción de que estas personas son de alguna manera inferiores o simplemente diferentes al resto de la población concebida como “normal.” No obstante, cabe recalcar que la normalidad es un simple sinónimo de común y lo “anormal” debería entenderse como poco común.

Lidiar con los problemas

Más allá de lo que signifique la enfermedad mental para cada persona, lo que encuentro más importante es cómo cada uno lidia con ello y sus conflictos. Existen muchos individuos capaces de solucionar sus problemas y manejar situaciones complejas con la mínima necesidad de un apoyo externo. Hay quienes necesitan una guía y orientación para el mismo propósito y aquellos que necesitan un tratamiento formal para resolver los conflictos y trastornos que los aquejan.

Cabe señalar en este punto que no sólo las personas con un trastorno psiquiátrico o psicológico como la esquizofrenia o la depresión deben acudir al psicólogo. Las personas que gozan de una aparente salud mental, también son proclives a experimentar problemas personales a nivel emocional o en su comportamiento, problemas de pareja, conflictos familiares y a vivir situaciones de alto estrés o traumáticas. Ninguna persona, por más recursiva y equilibrada que sea en su día a día, está exenta de vivir episodios de crisis o atravesar problemas vitales.

La respuesta que se necesita

Las etiquetas, los estereotipos y el estigma de ir al psicólogo, reducen las posibilidades de que una persona en necesidad busque el apoyo que necesita. Es por ello, que encuentro importante responsabilizarnos como comunidad, de parar la discriminación de quienes acuden a un servicio psicológico y fomentar una cultura tolerante, flexible y comprensiva de los problemas que nos aquejan como sociedad. Tal vez así, muchas personas podrían resolver con mayor facilidad sus conflictos. Un primer paso para lograrlo, es educarnos sobre qué es la psicoterapia, para qué sirve ir al psicólogo y conocer sus beneficios.

El estigma se fundamenta en una mezcla de ignorancia y de predisposición a tener motivos para discriminar a ciertos grupos de personas. Sin embargo, el estigma de la psicoterapia se ha desvaneciendo hasta casi desaparecer en buena parte de los países. El motivo es que, como todo estigma, solo se fundamentaba en creencias equivocadas acerca de este tipo de intervenciones en pacientes, y el paso del tiempo ha ido dejando al descubierto este mito por todos los beneficios de acudir a terapia o estar en un proceso psicoterapéutico.


Psicología Clínica 

jueves, 31 de octubre de 2019

Cuando le Gritas a un Niño, estás Haciendo un Grave Daño.

Cuando les gritas, les estás haciendo un grave daño. Lo intentamos. Una y otra vez. El ensayo y error es nuestro método.
Elevar la voz de forma continuada tiene un impacto en el cerebro humano y en el desarrollo neurológico del niño.

Lo que dicen las investigaciones

La Universidad de Pittsburgh y la Universidad de Michigan han colaborado en un estudio conjunto, publicado por la revista Child Development, en el que han hecho un seguimiento del comportamiento de casi mil familias compuestas por padre, madre e hijos de entre 13 y 14 años. De él se extrae que el 45% de las madres y el 42% de los padres admitieron haber gritado y en algún caso insultado a sus hijos. Los investigadores comprobaron los efectos de esa violencia verbal sobre los niños y encontraron que habían desarrollado diversos problemas de conducta en el año sucesivo comparado con los niños que no habían recibido gritos. Los problemas iban desde discusiones con compañeros, dificultades en el rendimiento escolar, mentiras a los padres, peleas en el colegio, hasta robos en tiendas y síntomas de tristeza repentina y depresión.

Gritarles es una pérdida de tiempo  
                
De acuerdo a un estudio, gritarle a los hijos adolescentes puede desencadenar serios problemas de comportamiento, así como síntomas de depresión. Mientras tanto, los expertos afirman que gritar a los niños puede ser tan negativo como golpearlos físicamente. Joseph Shrand, instructor de psiquiatría de la Escuela de Medicina de Harvard, afirma que los niños que reciben gritos de parte de sus padres escuchan menos las directivas. En el cerebro de los niños a quienes se les grita se activa el sistema límbico, lo que desencadena una respuesta de lucha o huida.

Cuando le gritas a un niño afectas su salud

Una investigación demuestra que sin importar el contexto, gritar a los niños los vuelve más agresivos; los asusta y les quita seguridad en sí mismos.

Si los gritos vienen acompañados de insultos, la carga negativa será mucho peor, y ello puede afectar la salud emocional del niño a corto y largo plazo. Cuando gritas a un niño estás dañando su autoestima, logrando que sean vulnerables en un futuro a cualquier tipo de abuso emocional y físico.

Cuando pido las cosas con calma, mis hijos no sólo escucharán, sino que tratarán de complacerme..
Es decir, es mejor decir “Hijo, sé que lo haces muy bien. ¿Podrías apilar esos cubos?”. En vez de decir “Eres un desordenado. ¡Ordena ya eso!”

Prueba con estas tres palabras “¿Te puedo ayudar?” 

En una posición en la que quedes a su altura y puedas ver a tu hijo a los ojos, puedes repetir estas palabras cuando sientas que tu hijo ha perdido el control. Le estás diciendo que quieres ayudarlo a controlar sus emociones, o a atarse los cordones, o a hacer que funcione algo.

Le estás diciendo que lo entiendes, que tú estás ahí para comprender lo que está pasando y que puede contar contigo. Así siga enojado y frustrado, él sabrá que cuenta con tu apoyo. Al rato podrás ver cómo viene a tí aceptando tu ayuda. La misma no siempre consistirá en que tú hagas las cosas por él. Sino que esa ayuda se trata de decirle que puedes impulsarlo a lidiar con sus sentimientos, los cuales aún no sabe aún muy bien cómo manejar.

Otras formas de ayudar, sin gritar

Además de ofrecer esas mágicas palabras que reconfortarán a tu hijo, puedes probar con otras alternativas. Lo que sí debes tener por seguro que gritar e insultar jamás debe ser el camino.
  • Dile que lo comprendes, y que quieres ayudarlo
  • Deja ver su mal comportamiento, pero hablando con calma
  • Habla con tu hijo cuando ambos estén calmados
  • No amenaces ni castigues, pero sí muestra las consecuencias
  • Si es muy pequeño, distraerlo con algo más; gritarle no servirá absolutamente de nada.
Sugerencias

En momentos en los que nos sentimos desbordados y estamos a punto de perder el control, tenemos que aplicar estrategias de autocontrol, tales como:
  1. Reconocer que gritar es perder el control, por lo que tenemos que parar, mantener la calma y reflexionar,
  2. Detectar los pensamientos hostiles que alimentan el enfado, Entender, empatizar con el niño y se requiere paciencia y cercanía.
  3. Busca distracciones: disminuir la activación fisiológica de la ira Buscar la forma de canalizar la energía hacia un fin más productivo, por ejemplo realizando alguna actividad.
  4. Si es difícil para ti aplicar esas estrategias y el grito se convierte en un patrón habitual de relación con tus hijos es el momento de pedir ayuda psicológica.
Si ya has gritado demasiado o simplemente no puedes dejar de hacerlo, puedes recurrir a la mejor estrategia sanadora: el perdón. Pedir perdón a nuestros hijos es algo que la nueva generación de padres tenemos la suerte de estar inculcando. No te avergüences de pedir perdón. Si les has gritado, discúlpate desde el corazón, y explícales que tú también tienes errores. Pero no dejes de marcarles los suyos. El cerebro de un niño es tan moldeable como su corazón. Enséñale con tu ejemplo. Abraza tus emociones para que ellos abracen las suyas y sean libres. Y que la única vez que tengas que gritarles es para decirles ¡Te amo!

Educar sin gritos es lo mejor para nuestros hijos.  Disciplinar, corregir pero sin lastimar, guiar y enseñar sin recurrir al grito es la manera eficaz de cuidar su mundo emocional, de atender su autoestima, de enseñarles que existe un tipo de comunicación que no duele, esa que sabe entender y conectar con sus auténticas necesidades. No es fácil, cuesta, especialmente cuando hemos sido educados de esa forma. Pero se puede modificar conductas que reconocemos que son dañinas para nuestros hijos. No podemos dramatizar si es puntual, pero hay que trabajar para tener estrategias alternativas a estos y sobre todo hay que educar en el respeto y el ejemplo es una de las formas más coherentes de educar.

En definitiva, ejercer la parentalidad con disciplina pero con amor requiere de un trabajo diario.



Fuente: Compilador 

martes, 15 de octubre de 2019

Si Estás Pensando en el Suicidio Ahora

Si estás pensando en el suicidio ahora
Por favor espera y tómate unos minutos para leer esto.
Yo no sé quién eres, sólo sé que eres alguien que siente un dolor profundo, y que no se ve capaz de hacerle frente por más tiempo.

También sé que en este momento estás leyendo esto, y eso es bueno.

Asumo que estás aquí porque estás muy preocupado y has considerado terminar con tu vida. Si fuera posible, preferiría estar contigo en este momento, a tu lado, y hablar cara a cara, pero como no es posible, deberemos conformarnos con la comunicación escrita.

No voy a discutir contigo acerca de si deberías suicidarte o no, pero si estás conmigo todavía espero que signifique que te sientes un poco inseguro acerca de tus pensamientos.

Sentirse inseguro ante pensamientos de muerte es normal. De hecho mientras que tú deseas morir, al mismo tiempo es posible que una parte de ti todavía quiera vivir.

Espera antes de tomar una decisión tan importante, tienes todo el tiempo que desees.

Muchas personas piensan en el suicidio porque les parece que no les queda otra salida, que no pueden soportar más el dolor. Como te ocurre a ti ahora. No creas por ello que eres una mala persona por pensar así, o que está loco o eres débil. El suicidio NO SE ELIGE, sucede cuando el dolor que sentimos es mayor que nuestros recursos para afrontarlo.

Así, el suicidio no es ni algo correcto ni incorrecto, ni un defecto del carácter o de la moral, es un DESEQUILIBRIO entre el dolor y los recursos para vencerlo.

Se pueden vencer los pensamientos suicidas si:
  • Encontramos la manera de reducir el dolor.
  • Aumentamos nuestros recursos para hacerle frente.
  • O ambas cosas.
No hay remedios mágicos pero también ES VERDAD QUE:
  • El suicidio es a menudo la solución permanente de un problema pasajero.
  • Cuando estamos deprimidos tenemos una visión de las cosas muy estrecha y poco objetiva. Con el paso de los días las cosas podrían cambiar completamente.
  • La mayoría de las personas que han contemplado alguna vez el suicidio, posteriormente se alegran de estar vivas. En realidad no querían poner fin a su vida, sólo querían evitar la pena y el dolor.
Ahora voy a decirte unas cuantas cosas que deberías considerar:
  1. El paso más importante es hablar con alguien. Las personas que como tú se plantean el suicidio no deberían intentar arreglárselas a solas. Tienes que buscar ayuda ahora.
  2. Hablar con la familia o con algún amigo o compañero puede aportar un gran alivio al dolor que sentimos. Sentirnos acompañados y apoyados aumenta nuestra capacidad para afrontar las cosas.
  3. El tiempo es un factor muy importante y de eso no te falta, es tu aliado. Espera antes de actuar.
  4. Consulta lo más rápidamente posible a un médico. Si una persona está pasando por un periodo de abatimiento, tristeza y desánimo, es posible que sufra una depresión. Este es un estado médico que puede ser tratado con medicamentos o con sesiones de terapia.



Plan prevención suicidio Eixample Dreta

viernes, 11 de octubre de 2019

Técnicas para la Liberación de la Emoción

Aunque existen muchas técnicas para liberar las emociones igualmente efectivas, elegimos explicar éstas porque nos parecen de las más sencillas de utilizar y aprender. Se pueden utilizar para soltar las emociones que estés sintiendo en el momento o para eliminar cualquier dolor y malestar físico o mental que experimentes.
El tapping
La técnica es una simplificación de la empleada en EFT (Emocional Freedom Techniques) manteniendo su efectividad y consta de los siguientes pasos:

1. Lleva la atención de tu mente a un punto concreto de tu cuerpo donde percibes tensión. Esta tensión puede ser tanto emocional o muscular.
2. Hazte muy consciente de todas las características del malestar y puntúa su intensidad. 0, no te molesta. 10, lo máximo que puedes aguantar.
3. Comienza a dar toques con tus dedos índice y pulgar, como en la imagen, mientras te dices: “aunque tengo este malestar, permito que se vaya”.
4. Respira hondo.
5. Vuelve a puntuar el malestar.
6. Repite los pasos 3, 4 y 5 hasta que desaparezca.

Las preguntas
Esta técnica es original del Método Sedona y se compone de los siguientes pasos:
1. Lleva la atención de tu mente a un punto concreto de tu cuerpo donde percibes tensión. Esta tensión puede ser tanto emocional o muscular.
2. Hazte muy consciente de todas las características del malestar y puntúa su intensidad. 0, no te molesta. 10, lo máximo que puedes aguantar.
3. Intento contestar “sí o no” a las siguientes preguntas lo más rápido posible. Da igual si mi respuesta es un “sí” o un “no”. Lo que pretendo con esto es distraer a la mente para que no bloquee la liberación:
a. ¿Puedo dejar que se vaya esta molestia?
b. ¿Quiero que se vaya esta molestia?
c. .¿Ahora?

4. Respira hondo.
5. Vuelve a puntuar el malestar.
6. Repite los pasos 3, 4 y 5 hasta que desaparezca.
Si tienes la impresión de que la molestia no disminuye, antes de hacer las preguntas aprieta firmemente la mano en un puño y al expirar mira tu mano mientras la abres. De este modo reforzarás el efecto de distracción de tu mente.

La visualización

En PNL definen como “submodalidad” cada una de las cualidades que diferenciamos en lo detectado por los diferentes canales de percepción, que referidas al canal visual tendríamos: el color, el brillo, el tamaño, el movimiento, ángulo de visión, forma, etc.; para el canal auditivo: tempo, tono, volumen, ritmo, timbre, origen, etc. y para el kinestésico (tacto, olfato, gusto): la presión, localización, extensión, temperatura, movimiento, etc. Al modificar estas submodalidades estamos forzando que el subconsciente genere un cambio interno en lo que percibimos, acorde a lo que imaginamos. Por ejemplo: si libero “la aguja que me causa el pinchazo” el dolor debe desaparecer.

Pasos:

1. Lleva la atención de tu mente a un punto concreto de tu cuerpo donde percibes tensión. Esta tensión puede ser tanto emocional o muscular.
2. Hazte muy consciente de todas las características del malestar y puntúa su intensidad. 0, no te molesta. 10, lo máximo que puedes aguantar.
3. Imagina el objeto, o ser, que te causa el síntoma físico o la emoción. Puede ser cualquier cosa, desde un nudo hasta un camión de bomberos, deja libre tu imaginación. Cuando lo tengas claro cógelo con las manos y te dices: "me permito quitar esto de mi cuerpo"; y  lánzalo lejos.
4. Respira hondo.
5. Vuelve a puntuar el malestar.
6. Repite los pasos 3, 4 y 5 hasta que desaparezca.
Para que funcione esta técnica tienes que sentir que el “objeto” o “ser” es real y que responde a tus movimientos. Si no te lo “crees” es que no estás contactando bien con la emoción o tienes resistencias a liberar. En ese caso intenta centrarte más o probar con otra técnica.

La respiración completa 

El cuerpo posee un sistema innato de liberación de la tensión que no es otro que la respiración. El problema estriba en que hemos aprendido a controlar la respiración, de modo que la bloqueamos para no sentir con toda intensidad las emociones. Esto lo podemos observar en los niños que endurecen la "barriga" y contienen la respiración para no tener miedo. Por tanto, para saltar esa "programación" no deseable hay que realizar conscientemente el proceso de respirar para logra que se active la respuesta natural de relajación.

Pasos:

1. Lleva la atención de tu mente a un punto concreto de tu cuerpo donde percibes tensión. Esta tensión puede ser tanto emocional o muscular.
2. Hazte muy consciente de todas las características del malestar y puntúa su intensidad. 0, no te molesta. 10, lo máximo que puedes aguantar.
3. Inspira empezando por el abdomen y acabando por el pecho de modo que llegues a un punto en el que sientas la necesidad de espirar. De este modo provocas la primera respuesta automática de relajación del cuerpo.
4. Vacía totalmente los pulmones encogiendo el abdomen y el pecho, hasta que llegue la necesidad de inspirar, disparando la segunda respuesta de relajación.
5. Permite que el cuerpo inspire con libertad 3 o 4 veces y puntúa.
6. Repite los pasos 3, 4 y 5 hasta que desaparezca.

Tensar y soltar
Otra forma de soltar el malestar físico-emocional es emplear la musculatura de tu cuerpo, de modo similar al ejercicio físico o la relajación Jacobson. En nuestro caso la técnica se basa en tensar todo lo que se pueda los músculos de la zona en la que encuentras las sensaciones desagradables para cansarlos y que finalmente, al no tener más energía, se relajen. Es importante ir soltando el aire de los pulmones mientras mantienes la tensión con el objetivo de agotarlos antes.

Pasos:

1. Lleva la atención de tu mente a un punto concreto de tu cuerpo donde percibes tensión. Esta tensión puede ser tanto emocional o muscular.
2. Hazte muy consciente de todas las características del malestar y puntúa su intensidad. 0, no te molesta. 10, lo máximo que puedes aguantar.
3. Tensa los músculos de la zona en la que encuentras las sensaciones desagradables y, desde ese punto, continúa aumentando la tensión de todo el cuerpo, mientras sueltas el aire, hasta que no puedas más (empleando el sentido común guiño).
4. Permite que el cuerpo inspire con libertad 3 o 4 veces haciéndote consciente de los cambios y puntúa.
5. Repite los pasos 3 y 4 hasta que desaparezca el malestar.

El teatro como liberación 

El teatro para Aristóteles era un medio de provocar una catarsis en los espectadores a través de su identificación con los personajes, que expresaban emociones intensas para lograr ese objetivo.
Nuestras vidas son parecidas a un teatro en el que desempeñamos el papel que nuestras familias y la sociedad nos han encomendado, generalmente dramatizando nuestras vivencias arrastradas por las indicaciones de un director de escena invisible.
Aprovechando esta metáfora, introducimos cuatro métodos de liberación extraídos de la técnica teatral: el movimiento, la risa, el grito y el llanto.

Temblar
Otra forma de soltar el malestar físico-emocional es permitir los movimientos que quiere realizar la musculatura de tu cuerpo. El temblor es el método que tiene el cuerpo de liberar la tensión muscular profunda, pero no se lo permitimos por la educación que nos han dado.

Pasos:

1. Lleva la atención de tu mente a un punto concreto de tu cuerpo donde percibes tensión. Esta tensión puede ser tanto emocional o muscular.
2. Hazte muy consciente de todas las características del malestar y puntúa su intensidad. 0, no te molesta. 10, lo máximo que puedes aguantar.
3. Capta la sensación de movimiento y exagérala si hace falta en un primer momento. Luego, déjate llevar hasta que tu cuerpo pare. Si los movimientos de las piernas son fuertes prueba a hacerlo tumbado.
4. Permite que el cuerpo inspire con libertad 3 o 4 veces haciéndote consciente de los cambios y puntúa.
5. Repite los pasos 3 y 4 hasta que desaparezca el malestar.

Reír
Reír es un acto psicofísico que involucra gran cantidad de músculos y una respiración profunda. En el fondo es el mismo sistema de relajación que la técnica de tensar y soltar, pero con la ventaja de tener asociada una emoción positiva a la risa, lo que facilita el dejarse llevar.
Pasos:
1. Lleva la atención de tu mente a un punto concreto de tu cuerpo donde percibes tensión. Esta tensión puede ser tanto emocional o muscular.
2. Hazte muy consciente de todas las características del malestar y puntúa su intensidad. 0, no te molesta. 10, lo máximo que puedes aguantar.
3. Comienza a reír a carcajadas forzándolo al principio. Luego, déjate llevar hasta que tu cuerpo pare.
4. Permite que el cuerpo inspire con libertad 3 o 4 veces haciéndote consciente de los cambios y puntúa.
5. Repite los pasos 3 y 4 hasta que desaparezca el malestar.

Gritar
Gritar es la expresión humana asociada a la rabia y no está muy bien vista. La necesidad de gritar indica una carga emocional fuerte que si no es liberada explotará sin avisar. Para hacerlo controladamente no necesitas más que un cojín o trapo para mitigar el sonido, hinchar bien los pulmones, buscar una buena posición de la garganta para no forzarla y dejarse llevar hasta quedar sin aliento.

Pasos:

1. Lleva la atención de tu mente a un punto concreto de tu cuerpo donde percibes tensión. Esta tensión puede ser tanto emocional o muscular.
2. Hazte muy consciente de todas las características del malestar y puntúa su intensidad. 0, no te molesta. 10, lo máximo que puedes aguantar.
3. Relaja la garganta. Toma aire y grita vaciando completamente los pulmones.
4. Permite que el cuerpo inspire con libertad 3 o 4 veces haciéndote consciente de los cambios y puntúa.
5. Repite los pasos 3 y 4 hasta que desaparezca el malestar.

Llorar
La emoción de la pena o tristeza se exterioriza con el llanto. Las lágrimas son el primer paso pero el lloro permite una liberación mucho más profunda. Podemos emplear este sistema natural del cuerpo para vaciar las emociones de pesar que nos embargan.

Pasos:

1. Lleva la atención de tu mente a un punto concreto de tu cuerpo donde percibes tensión. Esta tensión puede ser tanto emocional o muscular.
2. Hazte muy consciente de todas las características del malestar y puntúa su intensidad. 0, no te molesta. 10, lo máximo que puedes aguantar.
3. Llena bien los pulmones y exagera el llanto hasta quedar sin aliento.
4. Permite que el cuerpo inspire con libertad 3 o 4 veces haciéndote consciente de los cambios y puntúa.
5. Repite los pasos 3 y 4 hasta que desaparezca el malestar.

El escenario mágico
El objetivo de la técnica es desbloquear los procesos de pensamiento negativo del cerebro. Estos procesos suele darse después de experimentar vivencias con fuerte carga emocional, que mantienen al cerebro buscando soluciones al problema dentro de unos límites de pensamiento que se lo impiden.
Imaginar cómo solucionar el problema como si dispusiésemos de poderes mágicos facilita que el cerebro subconsciente explore nuevas "soluciones" y relaje poco a poco su estado de estrés gracias a los breves estados de ilusión que se dan cada vez que "la magia funciona".

Pasos:

1. Imagina que eres un/a mago/a o dios/a.
2. Visualiza o recuerda la situación de conflicto como si la estuvieses contemplando en una pantalla de cine.
3. Para la película y entra en ella con los personajes congelados en el tiempo.
4. Arregla mágicamente todos los detalles del problema (sí todo tiene solución, eres un/a mago/a o dios/a). No te preocupes por lo que se te ocurra, porque repetirás el proceso varias veces y las soluciones irán cambiando.
5. Respira profundamente, sal de la película y observa como fluye la película con los cambios.
6. Repite los pasos 2 al 6, exagerando la situación un poco más cada vez, hasta que sientas que no es un problema.


Fuente: www.libertademocional.es/index.php/tecnicas-de-libertad-emocional/tecnicas-para-la-liberacion-de-la-emocion

miércoles, 9 de octubre de 2019

Arritmia Cardíaca

Diagnóstico

Para diagnosticar una arritmia cardíaca, tu médico revisará los síntomas que presentas y tus antecedentes médicos, y llevará a cabo un examen físico. El médico puede realizar un análisis o preguntarte acerca de las enfermedades que pueden provocarte la arritmia, tales como enfermedad cardíaca o un problema en la glándula tiroides. 
También puede realizar unas pruebas de monitoreo cardíaco que son específicas para detectar las arritmias. Estas pueden incluir:
  1. Electrocardiograma (ECG): durante un ECG, los sensores (electrodos) que pueden detectar la actividad eléctrica del corazón se encuentran pegados a tu pecho y, algunas veces, a tus extremidades. Un ECG mide el tiempo y la duración de cada fase eléctrica en los latidos cardíacos.
  2. Monitor Holter: este dispositivo de ECG portátil puede ser utilizado durante un día o más para registrar la actividad del corazón mientras llevas a cabo tu rutina diaria.
  3. Monitor de eventos: Para las arritmias esporádicas, debes mantener este dispositivo de ECG portátil encendido y pegado a tu cuerpo, y presionar un botón cuando experimentas los síntomas. Este dispositivo le permite a tu médico controlar tu ritmo cardíaco al momento de los síntomas.
  4. Ecocardiograma: en esta prueba no invasiva, un dispositivo portátil (transductor) ubicado en tu pecho utiliza ondas sonoras para producir imágenes sobre el tamaño, la estructura y el movimiento del corazón.
  5. Registrador de bucle implantable: este dispositivo detecta los ritmos cardíacos anormales y se implanta debajo de la piel en la zona del pecho.
Si tu médico no detecta ninguna arritmia durante la realización de estas pruebas, puede tratar de provocarte la arritmia con otras pruebas, las cuales pueden incluir:
  • Prueba de esfuerzo: algunas arritmias son provocadas o empeoran con la realización de ejercicios. Durante la prueba de esfuerzo, se te pedirá que hagas ejercicios en una cinta o en una bicicleta fija mientras se monitorea la actividad cardíaca. Si los doctores te evalúan para determinar si una enfermedad de las arterias coronarias puede ser la que provoca la arritmia y tienes dificultades para realizar ejercicio, tu médico puede administrarte un medicamento para estimular el corazón de manera similar a la estimulación que recibe por el ejercicio.
  • Prueba de la mesa inclinada: tu médico te puede recomendar esta prueba si has experimentado episodios de desmayo. La frecuencia cardíaca y la presión arterial se monitorean mientras te encuentras acostado sobre una mesa. Luego, se inclina la mesa como si estuvieras parado. Los médicos observan cómo el corazón y el sistema nervioso que lo controla responden al cambio de ángulo.
  • Mapeo y análisis electrofisiológico: en esta prueba, los médicos hacen pasar unos tubos flexibles y delgados (catéteres) con electrodos en las puntas a través de los vasos sanguíneos hasta que lleguen a varias áreas del corazón. Una vez que se encuentran en el lugar, los electrodos pueden realizar un mapeo de la propagación de los impulsos eléctricos en el corazón.
Además, tu cardiólogo puede utilizar los electrodos para estimular el corazón y hacer que lata a frecuencias que pueden provocar, o detener, una arritmia. Esto le permite a tu médico observar la ubicación de la arritmia y qué es lo que puede causarla.

Tratamiento

Si padeces de arritmia, puede que sea necesario llevar a cabo un tratamiento. Generalmente, se solicita tratamiento solamente si la arritmia provoca síntomas importantes o si genera riesgos de padecer una arritmia más grave o una complicación de la arritmia.

Tratar los latidos cardíacos lentos

Si los latidos cardíacos lentos (bradicardias) no tienen una causa que pueda ser corregida, los médicos generalmente los tratan con un marcapasos, ya que no existen medicamentos que puedan acelerar el corazón de manera segura.

Un marcapasos es un dispositivo pequeño que a menudo se implanta cerca de la clavícula. Uno o más cables con electrodos en las puntas se extienden desde el marcapasos a través de los vasos sanguíneos hasta la parte interna del corazón. Si tu frecuencia cardíaca es demasiado lenta o se detiene, el marcapasos envía impulsos eléctricos que estimulan al corazón para que lata a una frecuencia estable.

Tratar los latidos cardíacos acelerados

Para los latidos cardíacos acelerados (taquicardias), los tratamientos pueden incluir uno o más de los siguientes tratamientos:
  • Maniobras vagales: puedes frenar una arritmia que comienza arriba de la mitad inferior del corazón (taquicardia supraventricular) mediante la utilización de maniobras particulares que incluyen mantener la respiración y presionar, sumergir la cara en agua helada o toser. Estas maniobras afectan al sistema nervioso que controla los latidos cardíacos (nervios vagos) lo que, a menudo, hace que la velocidad de la frecuencia cardíaca disminuya. Sin embargo, las maniobras vagales no funcionan para todos los tipos de arritmia.
  • Medicamentos: para muchos tipos de taquicardia, se te debe recetar un medicamento para controlar la frecuencia cardíaca o para que se restablezca el ritmo cardíaco normal. Es muy importante ingerir cualquier medicamento antiarrítmico exactamente como te lo indicó tu médico para minimizar las complicaciones.
  • Si padeces de fibrilación auricular, tu médico puede recetarte medicamentos anticoagulantes para ayudarte a evitar la formación de peligrosos coágulos de sangre.
  • Cardioversión: si padeces de un cierto tipo de arritmia como fibrilación auricular, tu médico puede utilizar cardioversión, la cual se puede realizar como un procedimiento o por medio de la administración de medicamentos.
En el procedimiento, se administra una descarga eléctrica al corazón por medio de paletas o parches que se aplican en el pecho. La corriente afecta los impulsos eléctricos en el corazón y puede restablecer el ritmo cardíaco normal.
  • Ablación con catéter: en este procedimiento, tu médico hace pasar uno o más catéteres por los vasos sanguíneos hasta llegar al corazón. Los electrodos ubicados en las puntas del catéter puede utilizar calor, frío extremo o energía de radiofrecuencia para cortar (extirpar) un área pequeña de tejido cardíaco y crear un bloqueo eléctrico a lo largo de la vía que provoca la arritmia.
Dispositivos implantables. Marcapasos, desfibrilador

El tratamiento de las arritmias cardíacas también puede incluir el uso de un dispositivo implantable:
  • Marcapasos: un marcapasos es un dispositivo implantable que ayuda a controlar los ritmos cardíacos anormales. Por medio de un procedimiento quirúrgico menor, se coloca un dispositivo pequeño debajo de la piel, cerca de la clavícula. Un cable aislado se extiende desde el dispositivo hasta el corazón, donde se sujeta de manera permanente. Si el marcapasos detecta una frecuencia cardíaca anormal, comienza a emitir impulsos eléctricos que estimulan el corazón para que lata a una frecuencia normal.
  • Desfibrilador cardioversor implantable (DCI): tu médico puede recomendarte este dispositivo si tienes un alto riesgo de desarrollar latidos cardíacos peligrosamente irregulares o acelerados en la mitad inferior del corazón (taquicardia ventricular o fibrilación ventricular). Tu médico también te puede recomendar un DCI si has sufrido un paro cardíaco repentino o si padeces de ciertas enfermedades cardíacas que aumenten el riesgo de sufrir un paro cardíaco repentino.
Un DCI es una unidad alimentada por una batería que se implanta debajo de la piel, cerca de la clavícula (similar a un marcapasos). Uno o más cables con electrodos en las puntas van desde el DCI a través de las venas hasta el corazón. El DCI monitorea de manera constante tu ritmo cardíaco.
Si este dispositivo detecta un ritmo cardíaco anormal, comienza a enviar una descarga de energía alta o baja para restablecer el ritmo cardíaco normal. Un DCI no previene la presencia de ritmo cardíaco anormal pero sí lo trata en caso de que ocurra.

Tratamientos quirúrgicos

En algunos casos, la cirugía puede ser el tratamiento recomendado para las arritmias cardíacas:
Procedimiento de laberinto: en el procedimiento de laberinto, un cirujano realiza una serie de incisiones quirúrgicas en el tejido cardíaco en la mitad superior del corazón (aurículas) para crear un patrón o un laberinto de tejido de cicatriz. Debido a que este tejido de cicatriz no conduce la electricidad, lo que hace es intervenir los impulsos eléctricos aislados que causan algunos tipos de arritmia.

El procedimiento es efectivo pero, como requiere de una cirugía, generalmente se reserva para personas que no responden a otros tratamientos o para aquellos se someten a cirugías de corazón por otros motivos.

Cirugía de derivación coronaria: si padeces una enfermedad grave de las arterias coronarias además de arritmias, tu médico puede realizarte una cirugía de derivación coronaria. Este procedimiento puede mejorar el flujo sanguíneo hacia el corazón.

Tu médico te puede sugerir que, además de otros tratamientos, realices cambios en tu estilo de vida, los cuales harán que tu corazón se mantenga tan saludable como sea posible.
Estos cambios en el estilo de vida pueden incluir:
  1. Ingerir alimentos saludables para el corazón: sigue una dieta saludable, baja en sal y grasas sólidas y rica en frutas, vegetales y granos enteros.
  2. Hacer ejercicios regularmente: realiza ejercicios diariamente y aumenta tu actividad física.
  3. Dejar de fumar: si fumas y no puedes dejar de hacerlo por ti mismo, consulta con tu médico acerca de algunas estrategias o programas que te ayuden a dejar el hábito de fumar.
  4. Mantener un peso saludable: el sobrepeso incrementa el riesgo de desarrollar una enfermedad cardíaca.
  5. Mantener la presión arterial y los niveles de colesterol bajo control: realiza cambios en tu estilo de vida e ingiere los medicamentos tal como te lo haya indicado el médico para corregir la presión arterial alta (hipertensión) o el colesterol alto.
  6. Beber alcohol con moderación: si bebes alcohol, hazlo con moderación. Para los adultos sanos, esto significa que las mujeres de todas las edades y los hombres mayores de 65 años pueden beber hasta una copa por día, y los hombres de 65 años o menores pueden beber hasta dos copas por día.
  7. Continuar con atención médica de seguimiento: ingiere tus medicamentos tal como te lo indicó el médico y programa consultas de seguimiento con tu médico de manera periódica. Consulta con tu médico si los síntomas empeoran.
Medicina alternativa

Se encuentra en proceso una investigación acerca de la efectividad de varias formas de terapias médicas alternativas y complementarias para el tratamiento de la arritmia. Algunos tipos de terapias alternativas y complementarias pueden ser de gran ayuda para reducir el estrés, tales como:
  • Yoga
  • Meditación
  • Técnicas de relajación
Algunos estudios han demostrado que la acupuntura puede ayudar a reducir las frecuencias cardíacas irregulares en ciertas arritmias pero se requiere de mayor investigación. Aún no está claro el rol de los ácidos grasos omega 3, un nutriente que se encuentra principalmente en el pescado, en la prevención y el tratamiento de las arritmias. Sin embargo, parece que esta sustancia puede ser de gran ayuda en la prevención y el tratamiento de algunas arritmias.

Prepararse para la consulta

Si consideras que puedes padecer de una arritmia cardíaca, realiza una consulta con tu médico de cabecera. Si la arritmia se descubre a tiempo, el tratamiento puede ser más fácil y más efectivo. Sin embargo, puede suceder que en algún momento seas derivado a un médico capacitado en enfermedades cardíacas (cardiólogo).

Si la arritmia cardíaca persiste más de algunos minutos o se presenta acompañada de desmayos, falta de aire o dolor en el pecho, llama al 911 o a tu número de emergencias local o busca a alguien que te lleve a la sala de emergencias más cercana.

Debido a que las consultas son cortas y a menudo hay mucho para analizar, es bueno estar preparado para la consulta. A continuación, presentamos información para ayudarte a que te prepares para la consulta y para que sepas qué debes esperar de tu médico.

Lo que puedes hacer
  • Ten en cuenta las restricciones que debes cumplir antes de la consulta: a la hora de realizar una consulta, asegúrate de preguntar si hay algo que necesitas hacer previamente, como limitar tu dieta. Puede que necesites hacerlo si el médico ordena la realización de pruebas de sangre.
  • Anota todos los síntomas que experimentes, incluso los que no parezcan estar relacionados con la arritmia cardíaca.
  • Anota información personal importante, que incluye los antecedentes familiares de enfermedad cardíaca, accidente cerebrovascular, presión arterial alta o diabetes y todos los casos importantes de estrés y cambios recientes en tu vida.
  • Realiza una lista de todos los medicamentos, vitaminas y suplementos que ingieres.
  • Asiste con un miembro de la familia o un amigo, si es posible. Algunas veces, puede resultar difícil recordar toda la información que te brindan en una consulta. La persona que te acompaña puede recordar alguna información que te hayas olvidado o no hayas escuchado.
Escribe preguntas para hacerle a tu médico

El tiempo que tienes para hablar con tu médico es limitado. Por este motivo, elaborar una lista de preguntas te ayudará a aprovechar al máximo el tiempo que tienes para estar con él. Enumera tus preguntas desde la más importante a la menos importante, en caso de que el tiempo se acabe. Para las arritmias cardíacas, algunas preguntas básicas para hacerle a tu médico son:
  1. ¿Cuál es la causa más probable de mis síntomas?
  2. ¿Existen otras causas que provoquen estos síntomas?
  3. ¿Qué tipo de pruebas necesitaré? ¿Necesito hacer algo para prepararme para esas pruebas?
  4. ¿Cuál es el tratamiento más adecuado?
  5. ¿Debería evitar algún tipo de alimentos o bebidas? ¿Hay algo que debería agregar a mi dieta?
  6. ¿Cuál es un nivel adecuado de actividad física?
  7. ¿Con qué frecuencia tengo que realizarme un examen para detectar una enfermedad cardíaca u otras complicaciones de arritmia?
  8. Padezco de otras enfermedades de salud, ¿cuál es la mejor manera de controlar todas las enfermedades juntas?
  9. ¿Existe alguna alternativa genérica para el medicamento que me receta?
  10. ¿Hay algún folleto u otro material impreso que pueda llevarme a casa? ¿Qué sitios web puedo visitar?
Qué esperar de tu médico

Probablemente, tu médico te hará algunas preguntas. Estar listo para responderlas te hará ahorrar tiempo y poder utilizarlo para tratar todos los puntos en los que quieras enfocarte. Tu médico puede preguntarte:
  1. ¿Cuándo fue la primera vez que experimentaste los síntomas?
  2. ¿Los síntomas fueron constantes o aparecían y desaparecían?
  3. ¿Qué tan graves son tus síntomas?
  4. ¿Existe algo que haga que los síntomas mejoren?
  5. ¿Qué hace que los síntomas empeoren, en caso de que exista algo?
  6. ¿Tienes antecedentes familiares de arritmia?
Fuente:Red/ para pacientes con AC