martes, 3 de noviembre de 2020

¿Tengo Depresión?

Algunos días puede que te resulte imposible levantarte de la cama, mientras que otros días puedes sentirte más capaz de llevar a cabo tus tareas diarias normales.

Vivir con depresión puede ser increíblemente difícil, tanto para los que sufren como para los que los rodean. Debido a la naturaleza de la afección, sin embargo, la búsqueda de ayuda a menudo puede retrasarse.

¿Tengo depresión?

Para algunos, un obstáculo para ellos que buscan ayuda es entender si realmente tienen o no depresión. 

Antes de entrar en los síntomas de la depresión, es importante señalar que si usted está luchando con sus emociones y se siente incapaz de hacer frente - podría valer la pena buscar apoyo. Eres digno de ayuda, no importa cuán trivial percibas que sean tus problemas.

Hablar con un profesional, ya sea tu médico de cabecera o un psicólogo clínico, puede ayudarte a entender lo que necesitas. Esto puede ir desde consejos de autoayuda y ejercicios de respiración, hasta psicoterapia y/o medicamentos. Cada uno es diferente y necesitará diferentes niveles de apoyo.

¿Cómo se siente la depresión?

Si tienes depresión, es probable que tengas al menos cinco de los siguientes síntomas.

 Usted puede sentir:

  • Inútil
  • Como la vida no vale la pena vivir
  • Constantemente ansioso, lloro y preocupado
  • Como si no se puede concentrar
  • Indeciso
  • Irritable e intolerante de los demás
  • Usted no está recibiendo suficiente disfrute de la vida
  • Tienes una falta de autoestima
  • Usted tiene una culpa excesiva e inapropiada
  • No tienes motivación ni interés en las cosas que solías disfrutar

Usted puede experimentar:

  • Cambios en los patrones de sueño - noches rotas o dormir en exceso
  • Cambios en los patrones de alimentación - pérdida de apetito o comer en exceso
  • Cansancio y pérdida de energía
  • Dolores de cabeza persistentes y/o malestares estomacales
  • Dolor crónico
  • Un patrón de habla más lento de lo habitual
  • Pérdida de la libido
  • Para las mujeres, los cambios en el ciclo menstrual

También puede:

  • Descuidar las aficiones e intereses
  • Aislarse de amigos y familiares
  • Participar en menos actividades sociales
  • Notar su productividad cayendo en el trabajo

En algunas circunstancias, es posible que ni siquiera note que ha desarrollado depresión, especialmente si ha sido un proceso gradual durante un número de semanas o meses. A veces se necesita un amigo, un familiar o un compañero para señalar que usted puede tener un problema.

¿Por qué nos deprimimos?

A veces es evidente al instante cuál es la causa, pero otras veces no hay una razón obvia por la que te sientas tan deprimido. Podría ser que hayas perdido algo o alguien, o que se desaleje de la decepción o la frustración. Por lo general, habrá más de una razón por la que usted sufre de depresión, y estas razones difieren de persona a persona.

Las razones comunes detrás del desarrollo de la depresión incluyen:

  1. Eventos angustiosos de la vida Los acontecimientos angustiosos de la vida pueden afectarnos. El divorcio, los problemas familiares o la pérdida de un trabajo son momentos trascendentales en nuestras vidas que pueden alterar nuestro estado de ánimo.
  2. Duelo Perder a alguien que está cerca de ti puede aumentar el riesgo. No siempre es sólo la pérdida lo que causa depresión, es la forma en que lo lidiamos. Si no lloras o expresas tus sentimientos adecuadamente, pueden acumularse y contribuir a la depresión.
  3. Experiencias infantiles Sus experiencias de la infancia pueden afectarle en la vida adulta. Si te maltrataron física o emocionalmente, o no te enseñaron a enfrentar los problemas que entran en tu vida, podría llevarte a tener problemas a medida que creces.
  4. Ira Enojo congelado es un término que está estrechamente relacionado con la depresión. Es posible que hayas pasado por algo que te hizo enojar, pero en ese momento no podías expresar tus sentimientos correctamente. Este tipo de ira se suprime; entonces puede acumularse y convertirse en una causa de depresión.
  5. Circunstancias Sentir que estás solo, estresado, agotado físicamente y/o no tienes a nadie con quien hablar puede contribuir a la afección.
  6.  Alcohol Beber mucho de forma regular puede hacerte más susceptible a desarrollar depresión.
  7. Enfermedad física Algunos tipos de enfermedades físicas pueden alterar el funcionamiento del cerebro y causar depresión. Tales condiciones incluyen:

  • Problemas hormonales, por ejemplo, una tiroides hipoactiva
  • Infecciones virales, por ejemplo, fiebre glandular o gripe (prevalente en personas más jóvenes)
  • Enfermedades dolorosas o duraderas, por ejemplo, artritis
  • Enfermedades potencialmente mortales, por ejemplo, enfermedades cardíacas y cáncer.

Tipos de depresión

Hay varios "tipos" diferentes de depresión, incluyendo:

  1. Depresión leve - Cuando los síntomas de la depresión tienen un impacto limitado en la vida diaria. Generalmente, los enfermos de depresión leve experimentarán un estado de ánimo y espíritu bajos persistentes. Puede que les resulte difícil motivarse a hacer cosas que normalmente disfrutan.
  2. Depresión mayor (clínica) - Una forma más grave que puede conducir al ingreso hospitalario. Los síntomas serán más prominentes e interferirán con la vida diaria. Pueden afectar los hábitos alimenticios, el sueño y otras actividades diarias. Algunos enfermos pueden sentirse suicidas y que la vida ya no vale la pena vivir.
  3. Trastorno bipolar - Una forma de depresión maníaca caracterizada por  oscilaciones altos y bajos extremos. Por ejemplo, cuando un período de hiperactividad en el que los enfermos están excitados y la planificación de tareas demasiado ambiciosas es seguida por un período de depresión severa.
  4. Depresión posnatal - Una afección que puede desarrollarse en hombres y mujeres después del parto.
  5. Trastorno afectivo estacional (SAD) - Una forma que está estrechamente relacionada con la duración de los días. Suele ocurrir en los meses de otoño e invierno cuando los días son más cortos. Los síntomas tienden a aliviar cuando los días se vuelven más brillantes y más largos.

 Cuándo obtener ayuda para la depresión

Si experimenta síntomas de depresión durante la mayor parte del día, todos los días, durante más de dos semanas, debe buscar ayuda de su médico de cabecera. Si tus sentimientos comienzan a afectar muchas partes de tu vida, esto es una señal de que es posible que necesites apoyo profesional.

Las partes de tu vida en las que la depresión puede tener un impacto negativo incluyen, pero no se limitan a:

  • Relaciones
  • Trabajo
  • Intereses
  • Sensación general de felicidad y disfrute

Los pensamientos de suicidio y autolesiones también son señales de advertencia de que su afección está empeorando. Si usted experimenta estos, usted debe buscar para buscar apoyo profesional.

Independientemente de lo que tu cabeza te diga, no estás solo, mereces ser escuchado y siempre hay alguien dispuesto a escuchar. Para muchos, ser tratados para la depresión puede parecer una tarea imposible, pero cuanto antes se busque ayuda, mejor. En algunos casos, la enfermedad puede desaparecer sin tratamiento. Sin embargo, esto no siempre es así y existe el peligro de que vivir con la afección ponga una tensión emocional y física significativa en su salud y bienestar. Por lo tanto, muchas personas con depresión optan por el tratamiento. Estos dependerán de la naturaleza de la depresión y de sus circunstancias personales.

Lo importante es recordar que tienes opciones. El soporte está disponible y no siempre será así. No estás solo en esto.


Counselling Directory UK

viernes, 23 de octubre de 2020

Las 5 Heridas de la Infancia

Lo que vivimos en nuestra infancia influye mucho en lo que somos en la edad adulta. Hoy te digo cuáles son, secuelas y cómo curarlas.

Los problemas vividos en la infancia vaticinan cómo será nuestra calidad de vida cuando seamos adultos. Además, estos pueden influir significativamente en cómo nuestros niños de hoy actuarán mañana y en cómo nosotros, por otro lado, afrontaremos las adversidades.

Así, de alguna forma, a partir de estas 5 heridas emocionales o experiencias dolorosas de la infancia, conformaremos una parte de nuestra personalidad. Veamos a continuación cuáles son nuestras heridas definidas por Lisa Bourbeau.

1- El miedo al abandono

La soledad es el peor enemigo de quien vivió el abandono en su infancia. Habrá una constante vigilancia hacia esta carencia, lo que ocasionará que quien la haya padecido abandone a sus parejas y a sus proyectos de forma temprana, por temor a ser ella la abandonada. Sería algo así como “te dejo antes de que tú me dejes a mí”, “nadie me apoya, no estoy dispuesto a soportar esto”, “si te vas, no vuelvas…”.

Las personas que han tenido experiencias de abandono en la infancia, tendrán que trabajar su miedo a la soledad, su temor a ser rechazadas y las barreras invisibles al contacto físico.

La herida causada por el abandono no es fácil de curar. Así, tú mismo serás consciente de que ha comenzado a cicatrizar cuando el temor a los momentos de soledad desaparezca y en ellos empiece a fluir un diálogo interior positivo y esperanzador.

2- El miedo al rechazo

Es una herida muy profunda, pues implica el rechazo de nuestro interior. Con interior nos referimos a nuestras vivencias, a nuestros pensamientos y a nuestros sentimientos.

En su aparición pueden influir múltiples factores, tales como el rechazo de los progenitores o de la familia. Genera pensamientos de rechazo, de no ser deseado y de descalificación hacia uno mismo.

La persona que padece esta dolorosa experiencia no se siente merecedora de afecto ni de comprensión y se aísla en su vacío interior por el miedo de ser rechazado. Es probable que, si hemos sufrido esto en nuestra infancia, seamos personas huidizas. Por lo que debemos de trabajar nuestros temores, nuestros miedos internos y esas situaciones que nos generan pánico.

Si es tu caso, ocúpate de tu lugar, de arriesgar y de tomar decisiones por ti mismo. Cada vez te molestará menos que la gente se aleje y no te tomarás como algo personal que se olviden de ti en algún momento.

3- La humillación

Esta herida se genera cuando en su momento sentimos que los demás nos desaprueban y nos critican. Podemos generar estos problemas en nuestros niños diciéndoles que son torpes, malos o unos pesados, así como aireando sus problemas ante los demás; esto destruye la autoestima infantil.

El tipo de personalidad que se genera con frecuencia es una personalidad dependiente. Además, podemos haber aprendido a ser “tiranos” y egoístas como un mecanismo de defensa, e incluso a humillar a los demás como escudo protector.

Haber sufrido este tipo de experiencias requiere que trabajemos nuestra independencia, nuestra libertad, la comprensión de nuestras necesidades y temores, así como nuestras prioridades.

4- La traición o el miedo a confiar

Surge cuando el niño se ha sentido traicionado por alguno de sus padres principalmente, no cumpliendo sus promesas. Esto genera una desconfianza que se puede transformar en envidia y otros sentimientos negativos, por no sentirse merecedor de lo prometido y de lo que otros tienen.

Haber padecido estos problemas en la infancia construye personas controladoras y que quieren tenerlo todo atado y reatado. Si has padecido estos problemas en la infancia, es probable que sientas la necesidad de ejercer cierto control sobre los demás, lo que frecuentemente se justifica con un carácter fuerte.

Estas personas suelen confirmar sus errores por su forma de actuar. Requiere trabajar la paciencia, la tolerancia y el saber vivir, así como aprender a estar solo y a delegar responsabilidades.

5- La injusticia

Se origina en un entorno en el que los cuidadores principales son fríos y autoritarios. En la infancia, una exigencia en demasía y que sobrepase los límites generará sentimientos de ineficacia y de inutilidad, tanto en la niñez como en la edad adulta.

Son 5 formas de adaptarnos en la infancia a situaciones de dolor que nos llevaron a defendernos y tomar decisiones para dejar de sentir el dolor.

¿Cómo saber cuál es mi herida?

Preguntas para reconocer tu patrón de dolor.

1. ¿La soledad te aterra y sueles aguantar relaciones por no estar sola?

2. ¿Sueles sentir incapacidad para poner límites y decir claramente lo que necesitas?

3. ¿Sueles hacerte dependiente de las personas?

4. ¿Muchos momentos descalificas o sobredimensionas las circunstancias?

5. ¿Terminas sintiendo que las personas no te quieren y no te valoran?

Más de 4 son abandono:

1. ¿Cuándo eras niño tenías problemas de vías respiratorias como asma, rinitis frecuentes y problemas en la piel?

2. ¿Fuiste un niño (a) y un adulto solitario, callado y que sentía o siente que no es parte de su familia o de la raza humana?

3. ¿Frecuentemente experimentas sentimientos de rechazo a ti mismo dudando de tu capacidad o sintiendo miedo a ser rechazado?

4. ¿Tienes una relación de enojo muy fuerte con el progenitor de tu mismo sexo?

5. ¿La parte intelectual, la música, los videojuegos y todas las actividades en solitario te llaman?

Si tienes 4 de estas preguntas positivas tu herida es rechazo:

1. ¿De pronto te das cuenta que eres súper complaciente e incondicional con los otros?

2. ¿Tu infancia, tu cuerpo, tu sexualidad te avergüenzan?

3. ¿Te cuesta trabajo ver y llenar tus propias necesidades?

4. ¿Tienes sobrepeso?

5. ¿Sueles ser la ambulancia, paño de lágrimas y rescatadora de muchos?

Más de 4 humillación:

1. ¿Sueles ser perfeccionista, estricto, rígido y cuadrado como tu mamá o papá?

2. ¿No sabes pedir ayuda?

3. ¿Te cuesta ser espontáneo y hacer cosas divertidas?

4. ¿El orden, la estructura, la disciplina es lo tuyo?

5. ¿Eres muy sensible pero no permites salir a tus emociones?

Más de 4 es injusticia:

1. ¿No sabes o te cuesta confiar aunque la confianza esté probada?

2. ¿Siempre tienes altas expectativas de todo y de todos?

3. ¿Eres un organizador de vidas, vas de prisa y haces varias cosas a la vez?

4. ¿Sueles sentir que siempre tienes la razón?

5. ¿Eres mental, intuitiva y odias la mentira?

Los 5 retos de las 5 heridas

1. Restablecer al verdadero yo.

2. Desahogar el dolor.

3. Fortalecer al Adulto como el protector principal.

4. Dejar de reforzar el sistema. Sistema Obsoleto.

5. Saciar el hambre que quedó pendiente.

Si tu herida es rechazo

  • Yo capaz y puedo hacerlo.
  • Soy aceptado y parte de.
  • Soy importante.
  • Yo pertenezco y me hago presente.

Abandono

  • Soy valiosa.
  • Puedo cuidar de mi misma.
  • Pongo sanos límites.
  • Tengo vida e identidad propia.
  • Puedo tener relaciones libres.

Humillación

  • Primero lo que yo necesito.
  • Respeto y acepto mi cuerpo.
  • Pongo sanos límites a mi madre.
  • Me siento orgullosa de….
  • Expreso lo que siento y necesito.

Traición

  • Yo elijo en quien confiar y suelto.
  • Yo controlo mi mente y mis impulsos antes que la vida de otros.
  • Tengo altas expectativas pero soy flexible y realista.
  • Respeto el ritmo de los otros.
  • Se recibir y a veces me equivoco.

Injusticia

  • Me permito ser flexible y espontáneo.
  • Puedo equivocarme y respetarme.
  • Disfruto de lo que hago.
  • Mis emociones las permito y cultivo.
  • No soy siempre bueno ni siempre en control.

Consecuencias de vivir heridos

  • No vivir intimidad.
  • Sentirnos vacíos constantemente.
  • Generar historias repetitivas.
  • Negar y no llenar mis verdaderas necesidades.
  • Sobrevivir sin vivir la verdadera vida.

Las consecuencias directas en la conducta de quien lo padece será la rigidez, pues estas personas intentan ser muy importantes y adquirir un gran poder. Además, es probable se haya creado un fanatismo por el orden y el perfeccionismo, así como la incapacidad para tomar decisiones con seguridad. Requiere trabajar la desconfianza y la rigidez mental, generando la mayor flexibilidad posible y permitiéndose confiar en los demás. Ahora que ya conocemos las cinco heridas del alma que pueden afectar a nuestro bienestar, a nuestra salud y a nuestra capacidad para desarrollarnos como personas, podemos comenzar a sanarlas.


Red



martes, 13 de octubre de 2020

Diagnóstico del TLP en los Adolescentes

El TLP sigue siendo un diagnóstico muy controvertido en la adolescencia, a pesar de que el Manual de Diagnóstico y Estadística de Trastornos Mentales (DSM-IV) de la Asociación Psiquiátrica Americana, que cubre todos los trastornos de salud mental, permite el diagnóstico del TLP en adolescentes. El DSM-IV es el manual de médicos, psiquiatras, psicólogos, terapeutas y trabajadores sociales utilizado para diagnosticar esta enfermedad.

Los médicos esgrimen dos principales razones para no hacer el diagnóstico en los adolescentes. En primer lugar, los especialistas dicen que es difícil distinguir entre los síntomas del TLP en los jóvenes y el comportamiento de un adolescente normal. En segundo lugar, señalan que la personalidad de los jóvenes no se ha desarrollado plenamente y que alguien que diagnostique TLP en esa etapa, significa estigmatizar injustamente al adolescente. La mayoría de los médicos esperan hasta que las personas cumplan dieciocho años antes de hacer el diagnóstico.

Otros médicos que tratan a adolescentes informan a los padres que ellos simplemente no pueden diagnosticar a un joven con Trastorno Límite de Personalidad o que los niños al crecer mejorarán su conducta. Todavía otros médicos comentan que no quieren decirles nada a los padres acerca del TLP por temor de que se molesten, y que un diagnóstico de Trastorno Bipolar o de Trastorno de Hiperactividad y Déficit de Atención (THDA) se “verá mejor” porque son mucho más fáciles de tratar.

Pero aquí está el problema de no hacer el diagnóstico tan pronto como sea clínicamente evidente. El TLP es un trastorno psiquiátrico grave y complejo. Si no recibe tratamiento, una persona con TLP tiene una probabilidad de uno de cada diez de cometer suicidio. Las personas que sufren de TLP pueden sentirse profundamente miserables, tanto que preferían morir antes que tolerar su sufrimiento. Esquivar o equivocarse en el diagnóstico del TLP es como si otra cosa prolongara el sufrimiento de los niños y sus familias. Esto puede contribuir a un ciclo de múltiples hospitalizaciones y a veces probar medicamentos innecesarios o injustificados.

Dos cosas son absolutamente claras. En primer lugar, los adultos con TLP casi siempre reconocen que sus síntomas y sufrimiento comenzaron en la niñez o adolescencia. En segundo lugar, algunos adolescentes tienen síntomas que son tan consistentes con el TLP que sería inmoral no hacer este diagnóstico y tratarlos en consecuencia.

Los médicos que no están dispuestos a hacer este diagnóstico en adolescentes lo hacen una vez que se enfrentan a las investigaciones recientes, que han determinado que las condiciones necesarias para el desarrollo del TLP se encuentran en los genes del bebé, en el temperamento de los niños pequeños después del nacimiento y en el entorno en el que el niño es criado.

El TLP en adolescentes por lo general se distingue por las siguientes cinco características:

• Los adolescentes con TLP a menudo presentan una desregulación en el comportamiento. Es común que se lesionen ellos mismos, con frecuencia cortándose, para tratar de mejorar la regulación de sus emociones. Otras formas de autolesiones incluyen el quemarse con cerillos, encendedores y metales calientes, marcarse, picarse las cicatrices, perforarse (piercing) extensivamente en todo el cuerpo, golpearse la cabeza y golpear paredes. Los adolescentes con TLP suelen decir que las autolesiones quitan el dolor emocional y lo transforman en dolor físico o que cuando ellos se sienten emocionalmente paralizados o muertos las autolesiones les hace sentirse vivos o por lo menos sienten “algo”. Algunos investigadores están tratando de ver si las autolesiones liberan opiáceos naturales del cerebro que puedan proporcionar un sentido temporal de bienestar.

La impulsividad es otro problema del comportamiento de los adolescentes con TLP. Los padres a menudo describen al adolescente como si estuviera actuando “sin pensar”. Esto incluye la promiscuidad sexual y el abuso de sustancias.

• Los adolescentes con TLP normalmente sufren por problemas en sus relaciones interpersonales con profundos temores de abandono, conduciéndolos a tener relaciones caóticas para tratar de lidiar con este temor.

• Con frecuencia tienen dificultad para regular sus emociones y durante sus citas para tratamiento presentan problemas para controlar su ira, o muestran estados de ánimo muy reactivos. Pueden parecer perfectamente felices en un momento y volverse rápidamente explosivos, profundamente tristes o agitados para inmediatamente volver a parecer con una tranquilidad absoluta.

• A menudo hay una desregulación cognitiva tal que el adolescente con TLP puede tener creencias paranoicas e irracionales. Una creencia común es que no se les ama, o que van a ser abandonados, a pesar de no tener evidencia alguna que apoye estos pensamientos. Esta creencia puede resultar tan agotadora que los adolescentes llegan a creer que terminarán solos para el resto de sus vidas.

• Por último, hay una auto desregulación donde los adolescentes suelen confundirse acerca de su propia identidad, sus sentimientos y valores. Aunque los adolescentes normales a veces comparten estas características, los adolescentes con TLP y sus familias reconocen que a veces son tan carentes de un sentido de sí mismos que toman las características de las personas a su alrededor, casi apropiándose de sus identidades. Los adolescentes con TLP a veces también sienten una profunda soledad, vacío o aburrimiento.

Además, adolescentes con TLP suelen tener relaciones inestables con sus padres y con sus amigos “cercanos”. Sienten mucho coraje, la mayoría de las veces como respuesta a problemas en las relaciones. Describen sentimientos de vacío y temores de ser abandonados o mal entendidos por las personas que más aman. A menudo reconocen que sienten las cosas más profundamente y por más tiempo que la mayoría de sus compañeros. Se puede diagnosticar el TLP en adolescentes cuando los rasgos adversos o autodestructivos son persistentes, penetrantes y que empeoran con el tiempo.

Por naturaleza, la personalidad de los adolescentes aún está en desarrollo y cambia con el tiempo. Los síntomas mencionados, junto con una impulsividad autodestructiva, como tener encuentros sexuales irresponsables, desenfreno al comer, abuso de sustancias, conducción temeraria y las autolesiones no son características de un adolescente normal en desarrollo. Fuente:  “Borderline Personality Disorder in Adolescents” Blaise A. Aguirre, Fair Winds Press, 2007.

Solo un tercio recibe tratamiento

Rebeldía, irritabilidad y miedo son rasgos propios de la adolescencia, si bien cuando se unen a reacciones impulsivas, aislamiento, abuso de sustancias tóxicas y falta de confianza en uno mismo pueden ser signos de la presencia de un trastorno límite de la personalidad (TLP). Sin embargo, y como consecuencia de que estos signos suelen confundirse con la personalidad propia de la adolescencia, sólo un tercio de los afectados recibe un tratamiento adecuado. El TLP no ha sido tratado “bien” por la comunidad médica. El tratamiento adecuado, y que permite tenga una vida normal durante la edad adulta, consiste en realizar una atención continuada, psicoterapia y rehabilitación psicológica intensa, tanto al paciente como a su propia familia, la cual juega un papel “muy importante” en el desarrollo, mantenimiento y evolución del trastorno y necesita también mucha ayuda y asesoramiento porque son jóvenes “muy difíciles de manejar”.

Además, y especialmente al comienzo de la terapia, se requiere también tratamiento farmacológico con el fin de controlar y mejorar el estado anímico, reducir la ansiedad y producir una estabilización emocional para que el paciente no reaccione de forma explosiva.

Cuanto antes se detecta este trastorno mejor es el tratamiento, el cual requiere un tiempo y necesita realizarse en un vinculo afectivo a través del equipo terapéutico que ayuda al paciente a fomentar el autoconocimiento de las emociones, de la identidad, la autoimagen y, además, le enseña habilidades para regular las emociones, controlar la conducta y mejorar las habilidades sociales. Esto produce un aumento de la consistencia de la personalidad, mejora de la autoimagen y una maduración.

miércoles, 7 de octubre de 2020

Trata a tus Hijos como te Gustaría ser Tratado y no te Equivocarás.

Trata a tus hijos como a ti mismo te gustaría ser tratado. Apaga sus miedos, pon nombre a esas emociones que ellos no saben expresar, regálales tiempo, enciende sus sueños y hazles sentir como lo que son, las personas más valiosas de tu mundo.

Resulta curioso como a día de hoy, muchas madres y padres ven la crianza con un poco de miedo. Leen manuales de educación, se instruyen en las últimas teorías y buscan respuesta a cada problema en Internet o en esos amigos -padres o no- que se alzan como auténticos gurús en temas de crianza. Esos papás se olvidan en cierto modo de escuchar algo mucho más valioso que todo esto: a su instinto natural.

Un niño no quiere gritos ni entiende de reproches, tu hijo merece ser tratado con el arte de escucha, la paciencia y la grandeza del afecto. Porque a los niños no hay que “domarlos” hay que amarlos.

El instinto de una madre o la capacidad natural de un padre a la hora de intuir las necesidades de sus propios hijos es sin duda la mejor estrategia a la hora de educarlos. Los niños llegan al mundo con una bondad innata, así que merecen ser tratados con respeto para salvaguardar esta nobleza de corazón, atendiendo con naturalidad y sin miedo cada acontecimiento que nos traiga el día a día.

Un niño debe ser tratado con afecto y sin miedos

Hay madres y padres que temen fracasar en su papel como progenitores. Piensan que puede ser una tragedia no poder darles la mejor fiesta de cumpleaños, no encontrarles plaza en el mejor colegio o no poder comprarles la misma ropa de marca que llevan sus amigos en el cole. Aspiran, de algún modo, a ofrecerles a sus niños aquello que ellos mismos no tuvieron.

Queda claro que cada uno es libre a la hora de elegir cómo educar a un hijo, pero a menudo se nos olvida cómo son los niños y todo lo que acontece en su interior. Nos aferramos en pensar en todo lo que debemos ofrecerles sin descubrir primero qué necesitan realmente: a nosotros mismos.

Un niño no es un adulto en miniatura, es una persona que necesita entender el mundo a través de ti y con tu ayuda.

Un niño actúa siempre por necesidades y no por manipulación o malicia como los adultos. Hemos de ser intuitivos ante esas demandas.

Un niño debe, por encima de todo, ser tratado con afecto. Nuestros hijos no necesitan pues ropas de marca o juguetes electrónicos con los que jugar en soledad. Necesitan tu tiempo, tu ejemplo, tus abrazos de buenas noches y tu mano a la que entrelazarse para cruzar la calle.

La crianza autorregulada: comprender y acompañar

La crianza autorregulada se nutre directamente de las teorías del apego formuladas en su día por el psiquiatra Wilhelm Reich. Ahora bien, a día de hoy vuelven a estar de actualidad porque ensalzan una serie de conceptos clave mediante los cuales, conectar mucho mejor con la infancia, con sus tiempos, con sus necesidades.

Una madre es más eficaz que nunca cuando confía en su instinto, cuando lee en los ojos de su hijo aquello que de verdad necesita.

Lo interesante de este enfoque es que se entiende la autorregulación como sinónimo de vida, de la necesidad de tomar contacto primero con nuestra propia complejidad personal para entender que también el niño tiene sus necesidades, sus propios conflictos generados, a veces, por una sociedad que no comprende la infancia ni al infante.

Claves de la crianza autorregulada

La crianza autorregulada nos dice que un niño que ha sido tratado con respeto en su infancia y que además, ha visto cómo sus padres eran respetuosos con todos aquellos que les rodeaban, será un adulto respetuoso.

Ahora bien, pero… ¿de qué manera alcanzamos tal logro? ¿Cómo nos enseña la crianza autorregulada a dar adultos felices al mundo?

Un niño debe sentirse comprendido y acompañado en todo momento. Si aparece la frustración esa criatura deja de sentirse adaptada, integrada. Hay que educar con un apego saludable basado en el amor y la cercanía. De este modo, poco a poco, ese niño se sentirá seguro para dirigir sus pasos hacia la independencia. La voz de un niño debe ser escuchada en todo momento, porque también ellos deben ser tenidos en cuenta cuando ríen y cuando lloran, cuando demandan o cuando sugieren. La crianza autorregulada también nos habla de tiempos, de no iniciar el aprendizaje intelectual hasta los 7 años, para propiciar así un primer tiempo de descubrimientos a través del juego.

La interacción con sus entornos a través de los cinco sentidos y de las relaciones con sus iguales mediante la alegría, también nos ofrece un modo interesante de favorecer su desarrollo psicosocial. No obstante, y sea como sea el enfoque con el que elijamos criar a nuestros hijos, no debemos olvidar algo tan sencillo como tratarlos con esa fórmula mágica certera e infalible: el amor.

Te invito a reflexionar sobre ello.



Red

martes, 29 de septiembre de 2020

Tipos de Terapia y Técnicas Recomendadas para el Tratamiento del Trastorno Límite de Personalidad

El Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) es una enfermedad compleja tanto en su diagnóstico, como en su tratamiento. En gran medida, esto se debe a que los estudios de esta enfermedad son más recientes que los de otras enfermedades.

A pesar de lo reciente, es posible afirmar que existen en la actualidad tipos de terapia y técnicas recomendadas para el tratamiento del Trastorno Límite de la Personalidad. Lo primero que podemos decir del tratamiento de esta enfermedad es que en muchas ocasiones incluye un componente psicofármacos (medicación), que suelen utilizarse para controlar algunos de los síntomas del Trastorno Límite como podría ser la depresión. En cualquier caso, se necesitará de un proceso de terapia, ya que es la única forma de tratar efectivamente el Trastorno Límite.

Además, en todos los casos, puede llegar a ser una enfermedad confusa, por lo cual debe ser el psicólogo o psiquiatra quien la diagnostique a través de un proceso de terapia y quien determine el tratamiento que más se ajusta a la persona que recibirá el tratamiento.

Los tipos de psicoterapia que se utilizan y han demostrado su efectividad para el tratamiento del TLP son:

Terapia Cognitiva-Conductual (TCC) para el tratamiento del Trastorno Límite

La Terapia Cognitiva-Conductual (TCC) surge, como su nombre indica, como un derivado natural de los hallazgos de la psicología cognitiva y la psicología conductual. Y coge como puntos principales de intervención: la cognición y el comportamiento humano. Es la manera de entender cómo piensa uno acerca de sí mismo, de otras personas y del mundo que le rodea, y cómo lo que cada uno hace afecta a sus propios pensamientos y sentimientos. Se centra en el individuo, en las características y habilidades de la persona.

Esta terapia puede ayudar al tratamiento de las personas con Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) a identificar y cambiar los comportamientos que hay ocultos en la percepción de sí mismo y de los demás, así como los problemas de la interacción con los demás. Se centra en modificar los comportamientos y pensamientos que gestionan el problema psicológico que se quiere tratar. También a reducir los síntomas de cambios de estado de ánimo y de ansiedad, y reducir el número de comportamientos suicidas o de conductas autodestructivas.

Terapia Dialéctica-Conductual (TDC) para el tratamiento del Trastorno Límite de Personalidad

La Terapia Dialéctica-Conductual (TDC) fue desarrollada con el objetivo de atender las conductas autolesivas y suicidas de personas con TLP, debido a la gran reactividad emocional y falta de regulación. Se centra en el concepto de conciencia o reconocimiento, y en estar atento a las situaciones actuales.

La TDC enseña habilidades para controlar las emociones intensas, reduce los comportamientos autodestructivos y mejora las relaciones y la motivación. También, aumenta las capacidades relativas a la regulación emocional y el centrarse en el aquí y ahora. La diferencia de esta terapia en comparación con la Terapia Cognitiva-Conductual es que esta se acerca a un enfoque basado en el comportamiento. Busca un equilibrio entre el cambio y la aceptación de las creencias y comportamientos. Incluye terapia grupal e individual diseñada únicamente para tratar el Trastorno Límite de la Personalidad.

Terapia Centrada en Esquemas para el tratamiento del Trastorno Límite de Personalidad

La Terapia Centrada en Esquemas surge como una alternativa para afrontar los trastornos psicológicos crónicos consolidados, considerados difíciles de tratar (incluido el TLP).

Es una psicoterapia integradora que combina los elementos de la Terapia Cognitiva-Conductual con otras formas de psicoterapia que se enfocan en cambiar los esquemas o la forma en que las personas se ven a sí mismas, promoviendo una forma de vida positiva y saludable. Se puede realizar individualmente o en grupo. La característica más destacada es que ofrece, tanto al terapeuta como al paciente, un marco integrador que le sirve para organizar y comprender patrones profundos y auto derrotistas de pensamiento, conducta, sentimiento y de relaciones con los demás, denominados “esquemas disfuncionales tempranos”.

Este enfoque se basa en la idea de que el Trastorno Límite de la Personalidad se deriva de una imagen propia disfuncional, posiblemente causada por experiencias negativas durante la niñez, que afecta la forma en que las personas reaccionan a su entorno, interactúan con otros y lidian con los problemas o con el estrés en su vida adulta.

Terapia Basada en la Mentalización (TBM) para el tratamiento del Trastorno Límite de Personalidad

La Terapia Basada en la Mentalización (TBM) está sustentada sobre todo en la teoría del apego y desarrollada para el abordaje del TLP. Coloca a la mentalización en el centro del tratamiento. Tiene como objetivo estimular la mentalización en las relaciones de afecto: sesiones de familia, de grupo y sesiones individuales de psicoterapia, ya que ésta puede perderse y es necesario mantenerla.

Se centra en optimizar y favorecer el uso de la capacidad de mentalización, basada en la relación del paciente con otros miembros de su familia, en su capacidad para mentalizar su propia experiencia y de los demás, y en particular en situaciones en las cuales esta capacidad falla. Implica poder dar sentido a las emociones y sentimientos del paciente. Queda demostrado que las historias que cuentan los pacientes con TLP reflejan que prevalece el afecto inseguro, más concretamente, del estilo desorganizado. No obstante, a través de esta mayor conexión entre sentimientos y pensamientos, se consigue un comportamiento propio más adecuado, así como unas relaciones más satisfactorias con los demás.

Terapia de Grupo para el tratamiento del Trastorno Límite de Personalidad

La Terapia de Grupo es un espacio de encuentro, en el que los asistentes comparten sus experiencias, sus pensamientos y sus emociones con el fin de proseguir con el proceso tanto personal como social que han iniciado.

La Terapia de Grupo ha demostrado grandes mejoras en el tratamiento psicológico. Sin embargo, en el caso del Trastorno Límite de la Personalidad, debe ser un profesional de la Salud Mental el que dicte si el paciente debe entrar en una terapia de grupo, ya que será necesario antes comenzar con un proceso de terapia individual. La mejor manera de comenzar la terapia grupal es a partir de una base de confianza entre los asistentes. No obstante, este es el momento en el que los miembros pueden sentir dudas sobre los beneficios que pueden obtener del grupo. Es ahí cuando comienza el trabajo, reuniendo problemas y respuestas a esos problemas. Finalmente, se producen unos avances que se comparten entre todos los miembros del grupo.

Técnicas recomendadas para el tratamiento del Trastorno Límite de la Personalidad

Dentro las técnicas recomendadas para el Trastorno Límite de Personalidad, destaca la técnica EMDR y el mindfulness, así como el uso de otras terapias como psicodrama, musicoterapia y arte terapia en pacientes con esta patología.

EMDR para el tratamiento del Trastorno Límite de Personalidad

El EMDR consiste en que el propio paciente pueda comprender por lo que ha pasado, aceptar las situaciones desagradables y traumáticas, y poder procesar estas experiencias para superarlas, a través de procedimientos estructurados como movimientos oculares u otras formas de estimulación. El objetivo de la técnica EMDR es que el paciente de TLP pueda procesar la información sobre aquello que le ocurre, llevándolo a una “resolución adaptativa”. Esto significa, reducir los síntomas, cambiar sus creencias y mejorar en su vida cotidiana.

Mindfulness para el tratamiento del Trastorno Límite de Personalidad

El mindfulness es una práctica que nos ayuda a tomar conciencia de las facetas de nuestra experiencia en el momento presente “el aquí y el ahora”. Se utiliza principalmente en la Terapia Dialéctica-Conductual (TDC) para ayudar al paciente a regular sus emociones de manera más efectiva.

También ayuda a la persona a aumentar el control de la atención, puesto que uno de los problemas más relevantes desde el ámbito cognitivo en los afectados de TLP es la atención dividida y las preocupaciones. Asimismo, se incrementa la conciencia de la experiencia privada con su ser interior, la disminución de las acciones impulsivas y se fomenta la autovalidación.

Psicodrama para el tratamiento del Trastorno Límite de Personalidad

El psicodrama establece que todos somos artistas a la vez que protagonistas de nuestras vidas. La espontaneidad puede ser el camino a la adaptación y bienestar del paciente. En este método de psicoterapia, los pacientes interpretan/actúan los acontecimientos históricos y psicológicos relevantes de su vida en vez de simplemente hablar sobre ellos. Hay que tener en cuenta que los pacientes con un Trastorno Límite de la Personalidad son bastante vulnerables emocionalmente, por lo cual es preferible realizar varias entrevistas preliminares con estos pacientes con el fin de determinar el momento en el que sería factible cualquier tipo de intervención.

Musicoterapia para el tratamiento del Trastorno Límite de Personalidad

La musicoterapia consiste en usar la música y sus elementos (sonido, ritmo, melodía y armonía) para facilitar la comunicación, el aprendizaje, el movimiento y las necesidades de todo tipo (emocionales, sociales, mentales, etc). Esta terapia conecta con el cerebro de la persona, y ayuda a mejorar los síntomas característicos del Trastorno Límite de la Personalidad como la ansiedad o la depresión. Se puede realizar mediante la improvisación o composición de una pieza nueva, recreación de una pieza musical ya compuesta o escucha de música ya creada. Es necesaria ya que previene el aislamiento del paciente y mejora sus capacidades sociales y de autoestima.

Arte terapia para el tratamiento del Trastorno Límite de Personalidad

La arte terapia utiliza las artes plásticas como medio de comunicación: para recuperar o mejorar la salud mental y sanar trastornos psicológicos, miedos, bloqueos personales, traumas del pasado u otro tipo de trastornos. Las razones por las que esta terapia se usa cada vez más entre profesionales se deben a que genera un espacio de salud y bienestar en los pacientes, produce un auténtico conocimiento de la persona consigo misma, es un impulso para saber expresarnos y exteriorizar lo que pensamos, provoca un autoconocimiento de tu persona y permite corregir los comportamientos inadecuados.

En definitiva, saber a ciencia cierta cuáles son los tipos de terapia y técnicas más recomendados para tratar el Trastorno Límite de la Personalidad no es una tarea sencilla. Sin embargo, se ha establecido que la Terapia dialéctica conductual (TDC) y el resto de terapias psicodinámicas aquí nombradas son las más eficaces.  De igual forma, hay que recordar que no todas las técnicas son apropiadas para todos los casos de Trastorno Límite, puesto que dentro de esta enfermedad existen diferentes perfiles y además, se debe tener el cuenta el contexto de cada caso; de ahí que sea tan importante siempre contar con un profesional y si es especializado en Trastorno Límite, mucho mejor aún


Fuente: 

AMAI TLP, es la Asociación Madrileña de Ayuda e Investigación al Trastorno Límite de la Personalidad.

viernes, 18 de septiembre de 2020

Trastorno Depresivo Recurrente

Aspectos esenciales.

  1. Episodio depresivo formal en paciente que había tenido otro anteriormente. 
  2. Puede presentar rasgos de episodio depresivo leve, moderado o grave.
  3. Sin antecedentes de episodios independientes de elevación del estado de ánimo o aumento de energía (manía).
  4. Es la regla más que la excepción cuando se habla de depresión.
  5. El tratamiento debe considerar psicoterapia y fármacos antidepresivos por tiempo prolongado.
  6. Los pacientes inicial y correctamente diagnosticados con trastorno depresivo pueden eventualmente cambiar el diagnóstico a trastorno bipolar o esquizofrenia.
Caso clínico 

Paciente de 55 años consulta por cuadro
 de 1 mes de evolución de ánimo bajo, insomnio de conciliación, anorexia, labilidad emocional y dificultad para realizar labores habituales. Refiere haber tenido depresión tratada con fluoxetina hace 5 años.

Definición

Se define como:

  • Un episodio depresivo previo leve, moderado o grave, con una duración mínima de dos semanas y separado del episodio actual por, al menos, dos meses libres de cualquier alteración significativa del estado de ánimo.
  • No debe cumplir criterios de manía o hipomanía, sin embargo, puede haber breves episodios de elevación leve del estado de ánimo y actividad excesiva (hipomanía) inmediatamente después de un episodio depresivo, secundario al tratamiento antidepresivo.
  • El episodio no debe ser atribuible al consumo de sustancias psicoactivas o algún trastorno mental orgánico.
  • El primer episodio puede producirse a cualquier edad, desde la infancia a la edad tardía; el inicio puede ser tanto agudo como insidioso, y la duración varía de pocas semanas a muchos meses.

Nota: El  Trastorno depresivo recurrente se define en el CIE 10 siendo similar al Trastorno depresivo mayor recidivante del DSM IV que se define como ≥ 2 episodios depresivos mayores (deben estar separados por un intervalo de al menos 2 meses), sin episodios maníacos, mixtos o hipomaníacos.

En el DSM V este diagnóstico correspondería a la Depresión Mayor Unipolar o Trastorno Depresivo Mayor que de define como una historia de ≥ 1 episodio depresivo mayor, sin historia de manía o hipomanía.

Etiología-epidemiología-fisiopatología

La depresión es muy prevalente en todo el mundo y la prevalencia va en alza. Las encuestas comunitarias de adultos que viven en 10 países (Brasil, Canadá, Chile, República Checa, Alemania, Japón, México, Países Bajos, Turquía y Estados Unidos) encontraron que la prevalencia de la depresión mayor durante toda la vida varió de 3 por ciento en Japón a 17 por ciento en los Estados Unidos, con la mayoría de las tasas en el rango de 8 a 12 por ciento.

El trastorno depresivo recurrente es común, si se considera que el 50% de los cuadros depresivos presenta un nuevo episodio depresivo, riesgo que aumenta progresivamente a mayor número de episodios previos (existe hasta un 90% de probabilidades de tener un cuarto episodio depresivo, si anteriormente se ha tenido tres).  El riesgo de recurrencia es también mayor en los primeros meses después de la recuperación de un episodio depresivo mayor y posteriormente disminuye progresivamente a medida que aumenta la duración de la recuperación.

Esta enfermedad se relaciona con enfermedad coronaria, diabetes mellitus y accidente cerebrovascular, y con peores resultados en enfermedades médicas generales comórbidas, también con mayor mortalidad por todas las causas, suicidio terminado, muerte homicida y muerte accidental.

La patogenia es multifactorial, entre los factores asociados a la recurrencia se encuentran: Historia previa de recurrencia, síntomas depresivos residuales, historia de maltrato, episodio previo con criterios de síntomas severos, baja autoestima, aparición temprana de trastornos del ánimo,  trastornos de personalidad, abuso de sustancias, acontecimientos vitales estresantes, nivel educacional bajo y escasa red social de apoyo.

Desde la neurobiología se informa que existe una estructura cerebral alterada con un funcionamiento alterado de varios neurotransmisores: monoaminas (serotonina, norepinefrina, y dopamina), GABA y glutamato. También se ha asociado un aumento en la liberación de hormona liberadora de corticotropina, numerosos cambios neuroanatómicos (corteza frontal) y alteraciones en el ritmo circadiano.

Diagnóstico

  1. El diagnóstico es clínico, basado en una buena historia clínica, examen físico y exámenes complementarios, necesarios para descartar alguna causa médica.
  2. Descartar causa orgánica (Cáncer, enfermedades cardiovasculares, diabetes, menopausia, abuso de sustancias, causas hormonales, déficits nutricionales, etc)
  3. Descartar trastorno bipolar.
  4. Siempre indagar en ideación o intento suicida.

Los nuevos episodios tienen características similares a los episodios anteriores. Al igual que en cualquier episodio depresivo, este puede ser leve, moderado o grave, tener factores gatillantes, puede asociar sintomatología psicótica o ideación/intento suicida, elementos que deben ser evaluados a través de una buena anamnesis.

Criterios diagnósticos DSM V: Depresión Mayor Unipolar (trastorno depresivo mayor).

Historia de uno o más episodios depresivos mayores, sin episodios de manía o hipomanía.

Un episodio depresivo mayor se define por:

A. ≥ 5 de los siguientes síntomas han estado presentes por dos semanas, al menos uno de ellos debe ser estado de ánimo depresivo o pérdida de interés o placer:

  • Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día, casi todos los días, reportado por el paciente o por otros cercanos.
  • Marcada disminución del interés o placer en todas o casi todas las actividades, la mayor parte del día casi cada día.
  • Pérdida significativa de peso sin hacer régimen o aumento de peso o disminución o aumento del apetito casi cada día.
  • Insomnio o hipersomnia casi todos los días.
  • Agitación o retardo psicomotor casi cada día.
  • Fatiga o pérdida de energía casi todos los días.
  • Sentimientos de inutilidad o culpa excesivos o inapropiados casi cada día.
  • Disminución en la capacidad de concentrarse casi cada día.
  • Pensamientos recurrentes de muerte, ideación suicida recurrente sin plan específico o intento de suicidio o plan para suicidio.

B. Los síntomas provocan malestar clínicamente significativo o deterioro en las áreas social, laboral u otras importantes para el funcionamiento.

C. El episodio no es atribuible a los efectos fisiológicos de una sustancia o condición médica.

D. La aparición del episodio depresivo mayor no se explica mejor por un trastorno esquizoafectivo, esquizofrenia, trastorno delirante u otro trastorno de tipo esquizofrénico no especificado.

E. No ha tenido episodios de manía o hipomanía.

Especificar: con ansiedad; con características mixtas, con características melancólicas, con características atípicas, con rasgos psicóticos, con catatonia, con inicio periparto, con patrón estacional y también el nivel de severidad.

Tratamiento

El manejo se realiza con fármacos antidepresivos y psicoterapia, que no difieren al manejo del primer episodio depresivo salvo que, dado el mayor riesgo de recurrencia, este debe ser prolongado (segundo episodio: tratamiento farmacológico de 12 meses de duración a partir de la remisión; tercer episodio: considerar manejo farmacológico de mantención).

El tratamiento inicial de una depresión mayor unipolar depende de su severidad. El tratamiento de continuación se administra para preservar y mejorar la remisión y prevenir la recaída del episodio de presentación. La remisión representa un período de tiempo (por ejemplo, de dos a ocho meses) con síntomas depresivos mínimos o inexistentes. El tratamiento de mantenimiento se utiliza después de la recuperación para prevenir la recurrencia de nuevos episodios depresivos. La recuperación ocurre cuando los pacientes permanecen bien durante un período de tiempo que excede el intervalo utilizado para definir la remisión.

  1. Depresión Mayor Unipolar Leve o Moderada: Farmacoterapia + psicoterapia es de primera elección.  Dentro de los fármacos la elección depende de las comorbilidades, la respuesta a tratamientos previos y el perfil de reacciones adversas. La psicoterapia más ampliamente estudiada para el tratamiento de la depresión mayor unipolar es la terapia cognitivo-conductual (TCC). Otras opciones razonables incluyen la psicoterapia interpersonal y la terapia cognitiva basada en la atención plena.
  2. Depresión Mayor Unipolar Severa. (conducta o ideación suicida con un plan específico, rasgos psicóticos, catatonia, falta de juicio que coloca al paciente en o a otros en riesgo de sufrir daño, problemas de funcionalidad grosera): Farmacoterapia + psicoterapia es de primera elección.
  3.  En casos de ideación suicida grave es necesaria la hospitalización.

Otras opciones para el tratamiento de pacientes con depresión mayor unipolar incluyen quetiapina, ejercicio, terapia electroconvulsiva y estimulación magnética transcraneal repetitiva.

Para los pacientes con depresión mayor unipolar que responden a la fase aguda y la fase de continuación de la terapia y están en riesgo de recurrencia, se recomienda la terapia de mantenimiento en lugar de interrumpir el tratamiento. El tratamiento de mantenimiento típicamente consiste en el mismo régimen usado durante las fases aguda y de continuación.

Resistencia a tratamiento se define a episodios depresivos mayores que no responden satisfactoriamente después de dos ensayos de monoterapia con antidepresivos. Aún así, la definición no ha sido estandarizada y la depresión resistente al tratamiento puede ser vista como un continuo.

 Seguimiento

El manejo de la depresión recurrente está a cargo del psiquiatra, el médico general participa de la sospecha diagnóstica y del tratamiento inicial, luego de lo cual debe derivar rápidamente.


Bibliografía

Guía clínica AUGE. Depresión en personas de 15 años y más. Serie Guías Clínicas MINSAL, 2013.

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José Carlos Mingote Adán; Macarena Gálvez Herrer; Pablo del Pino Cuadrado; Mª Dolores Gutiérrez García. El paciente que padece un trastorno depresivo en el trabajo. Med. segur. trab. vol.55 no.214 Madrid ene./mar. 2009

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