miércoles, 30 de junio de 2021

El Síndrome de Estocolmo: Relaciones de Pareja

Hace referencia a cuando una víctima genera un lazo emocional con su agresor, identificándose con él, incluso sintiéndose responsable o culpable de las agresiones recibidas.

Es un síndrome asociado a situaciones de secuestro, pero en realidad abarca un campo mucho más amplio y es más común de lo que podríamos pensar. Y pude darse en cualquier tipo de relación (en una pareja, en el trabajo, con los hijos, etc.) en la que una persona permite que otra adopte un lugar de poder, control o autoridad sobre ella. 

Una de las características fundamentales es la empatía que la víctima siente hacia su agresor, pudiendo incluso llegar a sentir gratitud hacia él.

¿Qué es el Síndrome de Estocolmo?

El síndrome de Estocolmo es un estado psicológico inconsciente en el cual una persona que padece algún tipo de situación de violencia, ya sea física o mental, llega a desarrollar sentimientos positivos de afecto hacia la persona que ejerce violencia física o mental hacia ella, pudiendo llegar incluso a establecer relaciones sentimentales de complicidad con el agresor. Es importante destacar que es un estado psicológico inconsciente, involuntario, irracional y por ello difícil o imposible de comprender para las personas del entorno de la persona que lo padece, que no entienden cómo la persona sigue con la relación. A menudo, la relación sentimental o amorosa empieza antes de que el abusador muestre su agresividad. Y poco a poco se va convirtiendo  en una relación tóxica en la cual la persona que recibe la hostilidad, queda atrapada, pues a pesar de que existan muchos abusos, prevalece el sentimiento afectivo que convierte la situación en un círculo vicioso difícil de romper.

El síndrome de Estocolmo es mucho más común de lo que se pueda suponer. La gravedad del caso en parte depende de la intensidad del abuso. También se pueden encontrar diferencias culturales en cuanto a la tolerancia o normalización de determinadas conductas abusivas por parte de uno de los dos miembros de la pareja. Y hay que tener en cuenta que la violencia psicológica, indirecta o sutil es menos evidente, pero no pero no por ello menos peligrosa.

¿Cómo saber si una persona sufre este síndrome?

Muchas personas pueden sufrir abusos o maltratos por parte de una o más personas de su entorno o incluso en su relación de pareja, pero no podemos decir que todas ellas sufran el síndrome de Estocolmo por el hecho de mantener esta relación tóxica. La característica fundamental del síndrome, es que la víctima desarrolla sentimientos positivos hacia su agresor, permitiendo el abuso, incluso justificándolo o mostrándose cómplice.

El abusador puede ser una persona carismática que despierta la admiración de su víctima, y suele ser una persona muy persuasiva, que llega a invalidar y convencer a su víctima de que todo lo que hace es por ella, porque la quieren mucho, por su bien o para protegerla.

Es frecuente que esta relación tan intensa genere una dependencia tan grande, que incluso tras terminar con la relación abusiva y controladora a la que la víctima ha sido sometida, ésta siga “amando” a su opresor. Incluso si llega a darse cuenta del abuso que tuvo que soportar, no logra romper el vínculo y sigue intentando justificar y entender a su agresor. Incluso pueden desear mantener o recuperar la relación a pesar de saber que es una relación dañina y tóxica.

Cómo saber si sufres el síndrome de Estocolmo:

  • Tienes sentimientos positivos, como amor, apoyo, o necesidad de defender a la persona que te hace daño.
  • Crees que aquellos que le critican están equivocados.
  • Justificas las conductas de tu abusador, le defiendes o empatizas con él por su pasado traumático.
  • La relación es desigual y se basa en amenazas.
  • Sientes que corres peligro, que existe riesgo de daños o pérdidas.
  • Sientes que necesitas a tu abusador y que no puedes vivir sin él.
  • Te culpas a ti del maltrato.
  • Tienes sensación de falta de control, de no poder cortar la relación aunque quisieras.
  • Aislamiento.
  • Te sientes anulado, perdido o desorientado. Olvidas secuencias de tiempo, dudas de si lo que has vivido es real.
  • Tendencia a recordar las cosas de forma selectiva: minimizando las agresiones y valorando las cosas que te hacen sentir bien.

¿Por qué ocurre?

En este tipo de relación, normalmente, los abusos o las agresiones no empiezan de repente, sino que son precedidos por una serie de mecanismos de control por parte del abusador, de manipulación, aislamiento sistemático, represalias que van apareciendo poco a poco, a veces de forma sutil, provocando en la persona dudas, desorientación, inseguridad, que la llevan a sentir que el otro tiene el control y uno mismo ya no es capaz de controlar nada, sintiéndose incapaz de tomar ninguna decisión.

En la base de este tipo de relación patológica está el miedo y la dependencia. El vínculo emocional que se crea con el maltratador en realidad es una estrategia de supervivencia. Al mostrarse complaciente, tranquila, colaboradora y manifestando aprecio hacia el agresor, la víctima siente, de forma inconsciente, que tiene una posibilidad de evitar un problema.

Existen unas condiciones básicas para que se desarrolle este síndrome:

a- Percepción de amenaza física o psicológica: a través de métodos directos, indirectos o simplemente siendo testigo de una situación violenta.

b- Gestos amables de parte del abusador (que a menudo son estrategias conscientes o inconscientes para manipular a la víctima): regalos, muestras de afecto, contención de una acción violenta que la víctima interpreta como una mejora. Detalles que hacen que la persona crea que su pareja va a acabar cambiando, que puede corregir su comportamiento y que en el fondo la quiere. La víctima tiene tendencia a ver la parte buena de la relación, el lado afectuoso, el deseo, la importancia que le concede su agresor queriéndola mantener a su lado a toda costa. Y esto genera una enorme dependencia emocional.

c- Compasión y empatía: el abusador puede compartir información acerca de su pasado, por ejemplo que fue maltratado, abusado, descuidado, abandonado, etc, y la víctima acaba sintiendo compasión y justificando sus acciones. Pero el hecho de mostrar compasión no suele producir ningún cambio en sus conductas agresivas y lo que acaba ocurriendo es que esta empatía alarga el periodo de tiempo que la víctima será abusada.

d- Aislamiento de la víctima: que poco a poco basa su decisiones en el miedo a una potencial reacción agresiva del abusador. Si el contacto que mantiene la víctima con sus familiares o amigos, es fuente de problemas, acabaran evitando estas relaciones e incluso pueden llegar a mostrarse hostiles con ellos.

e- Falta de autoestima, inseguridad, dependencia: Incapacidad para escapar o dejar la relación: debido a la necesidad de ser amados, o por  dependencia económica, por evitar situaciones legalmente complicadas, por amenazas (como quitarle a los hijos, exponer públicamente problemas de la víctima, amenazas de suicidio) o por el hecho de que la autoestima de la víctima está tan afectada que ha perdido la confianza en sí misma, y posiblemente se sienta totalmente débil, agobiada, incapaz y sin energía, debido al desgaste que provocan las relaciones tóxicas.

En definitiva, se podría decir que en este tipo de relaciones, existe una preocupación constante por posibles problemas que pueden surgir en cualquier momento y por cualquier motivo, que la persona emplea casi toda su energía en sobrevivir el día a día, evitando los conflictos.

¿Cómo lo podemos prevenir?. Recomendaciones.

Para prevenirlo lo más importante es ser conscientes del problema y para ello debemos prestar atención a una serie de situaciones que pueden desencadenar el problema, para poderlas identificarlas desde el principio, ya que el tiempo es un factor clave en el mantenimiento del problema. Cuanto más tiempo haya estado la víctima expuesta a situaciones de abuso, más difícil le será distanciarse del maltratador y recomponer su vida.

Las situaciones que hay que vigilar, son:

  1. Las amenazas (directas o indirectas) en forma de opiniones, comentarios hacia otros, decir que te va a dejar, etc. O muestras de poder, con gestos violentos como golpear una pared.
  2. Uso de la amabilidad, el cariño, el afecto para contrarrestar los efectos negativos de las amenazas. Generando una relación de amor/ odio, muchas veces de intensidad similar: a más agresividad, más pasión, reforzando un vínculo intenso, estableciendo una complicidad y reforzando el mantenimiento de una relación tóxica.
  3. El abusador se muestra vulnerable, se sincera, manipulando la pareja, para que se sienta especial al ser su confidente y provocando compasión y empatía.
  4. La persona controladora intenta cambiarte, aislarte de tu entorno y convertirte en una persona mejor (según su punto de vista). Y se muestra posesiva con la víctima, lo que puede generar en ésta una sensación de ser importante y necesaria.
  5. Sensación de estar atrapado/a, hacer varios intentos de dejar la relación pero acabar volviendo a pesar del sufrimiento, lo que genera ciclos de esperanza y desesperanza, que a la larga suelen acabar en una desesperanza, sufrimiento y preocupación constantes. Y una sensación de inseguridad, incapacidad y falta de controla
  6. Las relaciones abusivas producen una gran cantidad de inversión (emocional, social, familiar, económica, de estilo de vida, etc) y cuanto mayor es esta inversión, mayor es la sensación de pérdida si se acaba la relación, por lo que a más tiempo y recursos invertidos, mayor es la probabilidad de querer mantener lo que tenemos a pesar del sufrimiento.

Ayuda externa: ¿Cómo puedo ayudar a alguien que lo padece?

La solución a este problema requiere la ayuda de un grupo humano de apoyo ya que una de las características del síndrome es la negación del problema por parte de la persona afectada. La consulta a un especialista es una de las primeras acciones que se deberían tener en cuenta, tanto por parte de la persona afectada como por su entorno familiar social en el caso de que la persona se resista a reconocer el problema. Probablemente la relación de pareja empezó de una forma normal y se va convirtiendo en una relación abusiva poco a poco. Llega un momento en el que la víctima sólo intenta sobrevivir. Su autoestima está gravemente afectada y siente que se vendrá abajo si la relación termina. Seguramente ve a sus familiares y amigos como una amenaza para la relación y en consecuencia son una amenaza para su existencia.

Esta situación se vuelve emocionalmente muy dolorosa y difícil para el entorno de la víctima, ya que no pueden entender que ésta siga enamorada o enganchada a la persona que la maltrata. Probablemente la víctima ha tenido que elegir entre la relación de pareja o la familia. Es muy difícil que se dejen ayudar y es poco lo que se puede hacer por ellas, si ellas no llegan a tomar conciencia de la situación y deciden detener el abuso. Es difícil determinar el resultado de la relación con un abusador. Si la relación está en la fase inicial, la persona abusada puede terminar la relación por ella misma. Si la relación se ha alargado un año o más, es más probable que necesite ayuda y un plan de salida para terminar la relación. El matrimonio y los hijos dificultan la salida de la situación.

Consejos para familiares/ amigos cercanos a la víctima:

  1. Intenta mantener la calma: posiblemente la víctima reacciona con rabia y resentimiento hacia sus seres queridos, ya que cualquier contacto con otras personas puede generar un ataque verbal o emocional por parte del maltratador. La conducta de la víctima es totalmente irracional y no tiene ninguna lógica, y todo ello puede hacer que perdamos la paciencia o nos enfademos con ella. Es muy importante tener paciencia,  mantener la calma y demostrar de forma constante que puede contar con nosotros cuando nos necesite.
  2. Muestra comprensión: no discutas ni insistas en querer que la víctima entre en razón, porqué en esta situación la víctima probablemente es incapaz de razonar y cuanto más la presión más la alejarás de ti. Muestra comprensión, no la juzgues. Simplemente muestra que estas a su lado.
  3. Mantén el contacto afectivo: el afecto sano es indispensable para poder superar el síndrome de Estocolmo. Las personas que sufren este problema tienden a encerrarse en sí mismas y a asilarse. Las muestras de cariño, siempre y cuando sean aceptadas y no generen tensión en la persona abusada, pueden resultar muy reconfortantes.
  4. Intenta mantener contactos tradicionales con tu ser querido (por ejemplo celebraciones de cumpleaños, comidas de navidad, etc.): estos encuentros no resultan tan amenazantes para el abusador, y la probabilidad de represalias hacia la víctima es menor. También resulta más tolerable para el maltratador las citas o llamadas predecibles y acordadas, por ejemplo pactar una llamada el domingo por la tarde, o quedar los miércoles para ir de compras. Es mejor establecer citas cuando la víctima está fuera de casa y sin el abusador (siempre que esto sea posible). Y hay que tener mucho cuidado con los mensajes que enviamos a nuestro familiar o las llamadas que le hacemos, pues el maltratador puede leerlos o escucharlos. El objetivo de nuestras citas, llamadas o mensajes, es recordar (de forma indirecta) a la víctima, que estamos ahí.

También te podemos proporcionar apoyo y terapia psicológica si tienes una persona querida que está en esta situación y te sientes frustrado/a, preocupado/a y desorientado/a.


Canvis

jueves, 17 de junio de 2021

La Depresión Enmascarada

La depresión enmascarada, también llamada depresión somatizada, es una forma de depresión silenciosa que puede tener una repercusión importante en la salud emocional y física de la persona.

Se trata de un tipo de depresión donde los síntomas depresivos, similares a los de cualquier otra depresión, quedan en un segundo plano debido a que la persona se centra en los síntomas físicos. Por este motivo, la persona suele visitar a diferentes profesionales buscando un origen físico y no psicológico de su malestar.

La persona suele acudir en primer lugar a Atención Primaria, pero, como no suele expresar ni su tristeza ni su apatía en su motivo de consulta, la intervención médica se centra en su estado físico. Este hecho no sólo dificulta su diagnóstico, sino que, además, cualquier síntoma emocional que pueda expresar posteriormente, se interpreta como una causa de su problema físico.

Esta circunstancia, demora en el tiempo su diagnóstico de depresión y, cuando esto sucede, el paciente suele mostrar cierta resistencia a la hora de aceptar que, lo que realmente padece, es una depresión. Esto es debido a que socialmente se entiende y acepta mejor los problemas de origen físico y a que, una de las características personales que predisponen más a una persona a padecer este tipo de depresión, se encuentra en la dificultad para gestionar y conectar con las emociones.

Este tipo de depresión, se puede dar también en niños y en personas de edad avanzada.

La mayoría de las depresiones en niños y adolescentes, se caracterizan por presentar quejas somáticas y/o cuadros de alteración de conducta (irritabilidad, agresividad, problemas escolares, enuresis nocturna, aislamiento social, alteraciones del sueño y apetito).

En el caso de los ancianos, la depresión tiende a enmascararse debido a los síntomas físicos originados por las limitaciones psicofísicas, enfermedades crónicas, efectos secundarios de la medicación, pero también, debido a quejas de tipo hipocondríaco.

Las manifestaciones somáticas más frecuentes son:

  • Síntomas gastrointestinales: náuseas, vómitos, dolores gástricos, aerofagia, dispepsia funcional.
  • Síntomas neurológicos: parestesias, pérdida de memoria, cefalea, lumbalgia, dolores crónicos, mareos.
  • Síntomas cardio-respiratorios: disnea subjetiva, taquicardia, palpitaciones, dolor torácico.
  • Síntomas dermatológicos: alopecia, prurito, eczemas.
  • Síntomas generales: cansancio, debilidad, fatiga, alteraciones del sueño.
  • Síntomas genitourinarios: disminución de la lívido, impotencia, disuria.

 Tratamiento psicológico

Generalmente, se suele combinar la terapia psicofarmacológica con una psicoterapia. La medicación es insuficiente si la persona no modifica aquellos patrones de pensamiento y de conducta que originan y/o mantienen el estado de depresión. El tipo de intervención psicológica que ofrece mejores resultados es la Terapia Cognitivo-Conductual. Se trata de un proceso psicológico que ayuda a identificar la causa de la depresión y los factores que pudieran estar manteniéndola.

*Es importante que el psicólogo esté especializado en este tipo de intervención.

 Si crees que puedes sufrir una depresión enmascarada contáctame.


Ruiloba Psicología 

lunes, 14 de junio de 2021

Pandemia: Depresión en Niños y Adolescentes

Los adultos manifiestan tristeza profunda y prolongada, pero los niños tienen otras manifestaciones, como irritabilidad, problemas para dormir y aislamiento.

La depresión afecta a más de 300 millones de personas, lo que equivale al 4,4% de la población mundial, según la OMS. Este es un estimado pre pandémico. “Confusión, temor, incertidumbre y los duelos por seres queridos son los estresores sociales más agresivos que están sufriendo las personas”.

La depresión se identifica, principalmente, por los trastornos del ánimo: tristeza que dura más de dos semanas y se acompaña de otros síntomas: dificultad para disfrutar las actividades, falta de energía, insomnio, falta de apetito, ideas de minusvalía y de muerte.

Los síntomas varían entre el niño, el adolescente, el adulto joven o el adulto mayor.

En situaciones infantiles depende mucho de la edad del niño y de la etapa de desarrollo en que se encuentre. En ellos se combinan factores biológicos (pueden ser hereditarios), psicológicos (si el niño es introvertido, tiene dependencia emocional, baja autoestima o dificultad para adaptarse al cambio), ambientales, acoso escolar, difusión familiar o problemas en casa (enfermedades) y socioculturales, como la pobreza.

“Según la OMS, uno de cada 20 niños y adolescentes tendrá un episodio depresivo antes de cumplir los 19 años”, en mi práctica clínica he visto un incremento de casi un 50% de menores de edad con esta patología en consulta externa.

La pandemia se ha convertido en un detonante para la depresión en niños y adolescentes. Estamos viviendo una etapa muy complicada, porque las circunstancias les impiden compartir y jugar con sus compañeros, esto quedó relegado a las redes sociales. Tenemos conflictos emocionales, porque los padres trabajan más que antes y les prestan menos atención, el horario ya no es de una jornada. Los niños absorben los conflictos familiares con una carga de responsabilidad.

Los rasgos que podrían sugerir depresión en los niños son diferentes a los que podemos ver en los adultos. En estos se presenta como marcada y prolongada tristeza, pero en los pequeños se evidencia como aislamiento y trastornos al dormir.

  • Tienen cambios en el estado de ánimo.
  • Tienen cambios en la conducta.
  • Muestran irritabilidad y agresividad.
  • No pueden dormir bien, no pueden conciliar el sueño.
  • Sienten que no pueden hacer sus actividades normales, que no pueden participar de la vida del hogar, que son relegados por la familia.
  • En el caso de los bebés y niños que no manejan el lenguaje verbal, no quieren comer, están enojados, les incomoda estar en casa.

Estas circunstancias pueden predisponer a situaciones de violencia y agresividad, e incluso al consumo de drogas.

El mejor tratamiento para la depresión infantil y juvenil

El hogar es la principal fuente de apoyo para la prevención y el tratamiento de los estados depresivos en el niño.

Es esencial dedicar tiempo. Me refiero a sentarse con ellos, hablar con ellos, jugar con ellos. Necesitan ser, que sus ideas, sus sueños y sus planes sean escuchados. Compartan anécdotas y experiencias. Permita que los niños y adolescentes participen en acciones y en decisiones en casa, que los hagan sentirse útiles.

Estos eventos pueden evitar que el niño entre en estados depresivos, que esté solo, que se encierre, que pase demasiado tiempo frente a los dispositivos electrónicos.

Si usted nota cualquiera de los cambios enumerados en su hijo, la recomendación inmediata es llevarlo al médico para que discrimine si está entrando en un estado depresivo y tome acciones. Mientras más pronto haya atención y se diagnostique, más pronto se podrá tratarlo. El tratamiento hoy es fácil, porque hay medicación, pero recuerde que la medicina no es el tratamiento. La familia es el sitio donde el niño se recuperará de mejor manera y en el menor tiempo posible.

Esto no significa que la depresión se cura ‘de la noche a la mañana’. Tenemos cuadros que se curan, en el mejor de los casos, en tres a seis meses o un año; otros van más allá. Depende del apoyo familiar.

El niño está creciendo y aprendiendo, idealmente a través de la experiencia en el entorno y con los pares, pero también con personas de toda edad con las que pueda jugar, a las que pueda escuchar y de las que pueda aprender.

Ese proceso le permite desarrollar su capacidad emocional, neurológica y adaptativa. Si el niño no tiene esta oportunidad, su mundo se reduce demasiado; y las circunstancias pequeñas, como conflictos caseros o ficticios, como los que ve en las películas, se convierten en sus referentes, los que marcan su estado de ánimo. La ficción de las películas, los videojuegos y las redes sociales puede convertirse, en su mente, en la realidad por la cual miden todo lo demás.

Los niños no deben pasar “pegados” a las pantallas, y sí jugar, leer e incluso vivir su mundo de sueños y fantasías, si eso es lo que necesitan para que su perspectiva se amplíe y para aprender a diferenciar lo real de lo irreal.

La pandemia nos debe dar la oportunidad de rescatar a la familia, y para ello los padres deben, dar tiempo para conversar, y no solo en grupo.

“Primero, converse con cada uno de sus hijos de forma individual. Escúchelo, sepa qué piensa, cómo le va, qué ha mirado, qué perspectivas tiene. Sugiera, aconseje. Que el niño sienta que es valorado. Abrácelo. Hágalo sentir que lo que él está pensando es importante”.

Mientras más pequeño es el niño, mayor cantidad de información del exterior necesita, por eso trate de sacar a los niños pequeños, bien protegidos, al menos por los alrededores de su casa. Disfrute con ellos el tiempo de las comidas, el tiempo antes de acostarse.

Luego, si hay más hijos en la familia, programen actividades, juegos, bailes, pintura, historias que hagan que todos se sientan parte de la familia, y que cada aporte, incluido el del niño, haga que siga creciendo. Que se sienta protegido, pero también sepa que está aprendiendo, y que al enfrentarse a la ficción pueda distinguir entre ella y la realidad, entre lo bueno para él y lo malo.

lunes, 7 de junio de 2021

Grados de Autismo Infantil

Los trastornos del espectro autista, también conocidos como trastornos generalizados del desarrollo, son un grupo de alteraciones de comienzo temprano en la infancia que se caracterizan por una perturbación marcada en varias esferas.

Dentro de este grupo son comunes las alteraciones en la interacción social, en las habilidades comunicativas y en la esfera de los intereses, la conducta y la actividad. De todos los trastornos, probablemente el más conocido es el autismo infantil, que afecta a alrededor de 2 y 5 casos por cada 10.000 niños. Sin embargo, las manifestaciones del autismo no son siempre las mismas, existen diferentes tipos o grados de autismo infantil.

En este sentido, es importante puntualizar que existen diversas clasificaciones sobre el autismo infantil, pero la primera y más conocida en el área científica es la desarrollada por Ángel Riviere, que se sustentó en los estudios de Lorna Wing. Para realizar esta clasificación los autores se basaron en la descripción clínica de 12 áreas del desarrollo e identificaron los distintos tipos de autismo infantil según las manifestaciones de los síntomas y su intensidad.

Grados de autismo infantil

Grado 1. Trastorno autista

Este es el grado más profundo de los trastornos del espectro autista y el más conocido por la mayoría de las personas. Fue descrito desde el año 1941 por Leo Kanner, quien le dio el nombre de Autismo Infantil Precoz, convirtiéndose en el primer trastorno en englobar a todos los niños con características del espectro autista, sin realizar distinción de síntomas o gravedad. Hoy se conoce simplemente como trastorno autista e incluye a los niños con las manifestaciones más profundas.

Para diagnosticar a un niño con un trastorno autista de grado 1 es necesario que no haya desarrollado su lenguaje y tienda a evitar la mirada y aislarse del mundo. También debe presentar movimientos estereotipados que resultan raros y no tienen un objetivo definido. Además, debe manifestar una gran incapacidad para expresar las emociones y mantener una esfera de intereses y actividades muy reducida.

Grado 2. Autismo regresivo

También conocido como trastorno desintegrativo infantil, el autismo regresivo es una alteración del espectro autista que tarda un poco más en aparecer. Esto se debe a que al menos los primeros dos años del niño transcurren de manera normal pero en cierto punto del desarrollo, comienza a perder de manera paulatina las habilidades adquiridas. Este trastorno se debe manifestar antes de los 10 años de edad.

A partir de esta regresión, el niño comienza a manifestar los mismos síntomas que se aprecian en el trastorno autista pero con una intensidad menor. De esta manera, es frecuente que el niño pierda el lenguaje adquirido y su capacidad para comunicarse de forma adecuada con los demás niños y adultos de su entorno. Además, suelen aparecer también conductas repetitivas que incluyen estereotipias motoras y manierismos, a la vez que se comienzan a aislar del mundo que los rodea.

Grado 3. Autismo de alto funcionamiento

Se trata del tipo de autismo más ligero porque no suele manifestar síntomas agudos o profundos, al menos al inicio del trastorno. A diferencia de los otros dos tipos de autismo, en este caso el niño desarrolla un lenguaje aparentemente normal, sus procesos cognitivos también se mantienen dentro de la norma y si cuenta con ayuda, incluso puede matricularse en un colegio normal.

Por lo general, los niños diagnosticados con un autismo de alto funcionamiento se distinguen porque tienen una gran capacidad de memoria; sin embargo, también presentan una rigidez mental acentuada con ideas que rondan la obsesividad y una aguda torpeza motora. Estos síntomas denotan claramente la presencia de un trastorno del espectro autista. Asimismo, suelen manifestar una reducida esfera de intereses y actividades que se caracterizan por la presencia de rituales que resultan muy difíciles de eliminar.

Pero, ¿sabías que el TEA no es una condición homogénea y se puede presentar con diferentes síntomas? Esto hace que, además de entender que tiene diferentes tipos o grados como aquí te comentamos, también es necesario saber la clasificación de funcionamiento que tiene dependiendo de los síntomas o el grado de afección que tenga el niño.

Autismo leve y severo

Cada vez son más los niños que reciben un diagnóstico del espectro autista. Según apuntan las estadísticas, entre el 7 y 8% de los niños en edad escolar padecen este trastorno. En sentido general, se trata de un conjunto de alteraciones que afectan la esfera de los intereses y actividades del niño, así como su capacidad para comunicarse. Sin embargo, al contrario de la creencia popular, todos los niños con autismo no tienen el mismo nivel de funcionamiento cognitivo, psicológico y social.

De hecho, la comunidad científica ha realizado diferentes clasificaciones de los trastornos del espectro autista, que van desde los trastornos de funcionamiento leve y moderado, hasta las alteraciones más severas.

Por lo general, a los niños que padecen un autismo severo se les dificulta lograr cierto grado de independencia, incluso en la vida adulta. Al contrario, los niños que padecen un autismo leve son capaces de desarrollar su vida de forma independiente. Sin embargo, esta no es la única diferencia entre el autismo leve y el severo, existen muchas más.

Funcionamiento cognitivo

Generalmente, los niños con autismo suelen desarrollar destrezas cognitivas en un área particular, como puede ser el arte, la música o las matemáticas. Además, los niños que sufren un autismo leve conservan una inteligencia normal o incluso superior a la media. Por eso, suelen obtener buenas calificaciones en las pruebas de inteligencia, a pesar de que a veces pueden presentar dificultades para enfrentar tareas de la vida cotidiana, sobre todo las que demandan tomar decisiones rápidas o implican un cambio en sus rutinas.

En el autismo severo también se evidencian problemas para adaptarse a los cambios pero, a diferencia del autismo leve, estos niños presentan niveles muy bajos del funcionamiento cognitivo, que a veces limitan o coexisten con una disfunción intelectual. De hecho, no es extraño que obtengan puntuaciones por debajo de los 70 puntos en las pruebas de inteligencia, lo que indica que su coeficiente intelectual es bajo.

Habilidades comunicativas

Uno de los problemas más frecuentes en el autismo son las dificultades en la comunicación. No obstante, quienes padecen un autismo leve son capaces de desarrollar diferentes habilidades verbales, a pesar de que pueden tener algunos problemas en la comunicación funcional. Es decir, estos niños dominan el vocabulario, las conjugaciones y las estructuras gramaticales pero en determinadas situaciones pueden tener dificultades para expresar lo que quieren decir.

Al contrario, en el autismo severo se aprecian serios problemas para aprender las palabras y comprender su significado, así como para usar correctamente las estructuras gramaticales. De hecho, según los informes de Autism Speaks, cerca del 25% de los niños que sufren un autismo severo no logran comunicarse de forma verbal.

Relaciones sociales

Otra de las peculiaridades del trastorno autista son las dificultades para relacionarse con los demás. Sin embargo, en el autismo leve este problema muchas veces pasa desapercibido porque, en realidad, estos niños logran comunicarse, su principal dificultad radica en que no siempre son capaces de captar las sutilezas de la interacción social (como el tono de la voz, el contacto visual, el lenguaje corporal y la empatía).

Los niños con autismo severo no son capaces de relacionarse con los demás porque están sumidos en su propio mundo. De hecho, la mayoría de las veces no son conscientes de lo que dicen o hacen las personas que se encuentran a su alrededor, y a menudo es necesario un gran esfuerzo para llamar su atención.

Comportamiento y movimientos estereotipados

En el imaginario popular se ha extendido la creencia de que los niños con autismo se distinguen por sus conductas repetitivas. Sin embargo, la realidad es diferente ya que, aunque es cierto que en algunos casos aparecen manierismos y movimientos estereotipados muy marcados, en otras ocasiones apenas se notan. De hecho, en el autismo leve no suele haber una conducta repetitiva evidente.

Al contrario, en el autismo severo a los niños les resulta difícil controlar los movimientos estereotipados, aunque estos afecten sus actividades cotidianas o a las personas que lo rodean. De hecho, cuando se sienten frustrados ante un cambio de rutina o se sienten agobiados, pueden ser incapaces de regular su comportamiento e incluso pueden llegar a hacerse daño.

El diagnóstico precoz y el tratamiento adecuado pueden mejorar el pronóstico

El trastorno autista tiene una fuerte determinación genética que influye en el desarrollo de los síntomas y la gravedad de los mismos. No obstante, se ha demostrado que el nivel de funcionamiento del espectro autista puede variar cuando se aplica el tratamiento adecuado y si se implementa de forma temprana. De hecho, un estudio publicado en la revista Pediatrics afirma que una intervención temprana puede mejorar el coeficiente intelectual de las personas con autismo en un promedio de 17,6 puntos. Asimismo, es posible atenuar los problemas de adaptación, las dificultades sociales y los problemas del lenguaje.

Cuándo consultar al médico

Si te preocupa el desarrollo de tu hijo o sospechas que puede tener trastornos del espectro autista, coméntale tus inquietudes al médico. Los síntomas de estos trastornos también pueden estar vinculados con otros trastornos del desarrollo.


Red



lunes, 24 de mayo de 2021

¿Qué Significa Soñar con tu Ex?

El significado de los sueños en la psicología siempre ha sido objeto de estudio por esta misma disciplina. El mundo onírico está lleno de misterios y es que, cuando nos vamos a dormir, es difícil controlar todo lo que nuestra mente ha intentado bloquear a lo largo del día. Es por ello que muchas veces podemos llegar a soñar cosas verdaderamente impensables y que nos dejan con muchas dudas en la cabeza.

Uno de los sueños que más desconcertadas y desconcertados nos deja es soñar con nuestra ex pareja. Puede ser que te preguntes ¿Por qué sueño con mi ex? y ¿Qué significa soñar con mi ex?

No te preocupes si te has despertado agobiado, aturdido o con ganas de verle. Seguramente habrás pasado grandes momentos junto a esa persona. Aparte el terminar una relación es habitual que genere tristeza durante un tiempo, recordarle con algo de nostalgia e incluso soñar que le vuelves a ver o que todavía están juntos, es natural y humano, ya que estas atravesando un proceso de aceptar los cambios que tiene lugar en tu vida.  

Significado de soñar con tu ex

Si en tu sueño aparecía tu ex pareja, puede ser que te preguntes ¿por qué sueño con mi ex? Al terminar una relación, es posible que queden algunos temas o conflictos que te gustaría solucionar puesto que es una experiencia vital en nuestra vida y esa persona ha significado mucho para nosotras o nosotros. Por lo tanto, soñar con nuestro ex no resulta algo extraño.

¿Qué significa soñar con un ex? Podemos interpretarlo de la siguiente manera:

Soñar con tu ex puede tener varios significados, estos pueden estar relacionados con la nostalgia, el proceso de duelo, el conflicto e incluso la inseguridad. Para analizar nuestro sueño, vamos a tener que observar qué factores aparecían en él.

Soñar que estas besando con tu ex

En el caso que hayas conocido a alguien y sueñas que besas a tu ex, representa con ya no estas recibiendo lo que tenias con el/ella. Por otra parte en caso de que no estés con nadie significa que le extrañas, que te gustaría verle o sentirla, aunque el sueño del beso en si tiene otras connotaciones màs de fondo. 

Soñar con tu ex haciendo el amor

Soñar con tu ex marido o tu ex mujer puede tener diferentes significados según la temática del sueño. Si lo que has soñado guarda relación con tener contacto sexual, puede significar que echas de menos tener intimidad con esa persona y una parte de ti busca consumar este deseo. Es normal experimentar sueños eróticos con tu ex puesto que es una persona con la que hemos compartido muchas relaciones sexuales y nuestra mente está acostumbrada a recibir estímulos sensuales que, después de la ruptura, han desaparecido.

Si actualmente tienes pareja y has soñado con tu ex haciendo el amor, es posible que sientas que en tu actual relación te falte algo y por ello tu mente inconscientemente busca satisfacer aquello que siente que te falta.

Qué significa soñar que tu ex está con otra persona

Por otra parte, si en tu sueño tu ex pareja está con otra persona, es posible que tenga un significado algo más complejo: a pesar de que esa persona ya no está con nosotros/as, seguimos manteniendo un lazo inconsciente de pertinencia, lo que hace que sintamos miedo y celos en una situación soñada como es el hecho de que tu ex esté con otra persona. Es importante también valorar los sentimientos que nos produce el sueño al despertar para entender mejor lo que quieren decirnos.

Un consejo terapéutico si estos sueños te atormentan es que aprendas a manejar tus sentimientos en el plano consciente, trabajo con tu psicoterapeuta.

Qué significa soñar que discutes con tu ex

Es un reflejo de las duras vivencias que acabaron con la relación y que de vez en cuando vuelven esos pensamientos. 

Qué significa soñar que vuelves con tu ex

Soñar que tu ex vuelve a ti es una de las imágenes más recurrentes cuando soñamos con nuestra expareja. Este tipo de sueños puede significar muchas cosas dependiendo de la sensación que tengamos al despertar. Puede ser placentera o todo lo contrario; soñar que vuelves con tu ex puede convertirse en una verdadera pesadilla.

Soñar que nuestro ex quiere volver suele ser señal de un deseo oculto que tenemos de volver con él o con ella, pero como eso no ocurre en el mundo real, nuestra mente crea escenarios para que se lleve a cabo aquello que anhelamos. En cualquier caso, debemos prestar atención a nuestras emociones. Según la teoría del psicoanálisis y el significado de los sueños según Sigmund Freud, nuestros sueños tienen como objetivo cumplir y satisfacer los instintos que no han sido logrados durante el día.

Por lo tanto, si nuestro ex aparece de manera recurrente mientras soñamos, es posible que debamos hablar con él o con ella para poder cerrar una herida que nuestra mente mantiene abierta. Intenta hacer las paces y solucionar todo aquello que creas conveniente, practicando la comunicación asertiva y evitando cualquier tipo de conflicto.

Comúnmente no es una señal que quieras volver, simplemente estas en proceso de aceptar que esa fase de tu vida ha terminado y que es momento de pensar en tu futuro.  

Es importante pasar por un proceso de duelo adecuado y superar una ruptura de una manera sana, de lo contrario, es posible que sigamos soñando con nuestra expareja.

Hay que tener en cuenta que soñar con un ex puede tener varias connotaciones dentro del significado de los sueños. Puede indicar nostalgia, un proceso de duelo por la ruptura o el conflicto interno de inseguridad después de haber roto la relación.

Este artículo es meramente informativo, es importante trabajarlo bajo análisis en terapia.

Nota: es importante recordar que la interpretación de los sueños no posee las suficientes bases empíricas como para considerarse una ciencia, todo lo que leerás a continuación son conjeturas basadas en el psicoanálisis y en el significado de los sueños según otras disciplinas.

 

Bibliografía. Frígola, V. B. (2000). Ortega, Freud, el psicoanálisis y la interpretación de los sueños. Revista de Historia de la Psicología, 21(2), 631-658.

lunes, 17 de mayo de 2021

Trastorno Mixto Ansioso Depresivo

El trastorno mixto ansioso depresivo, es uno de los padecimientos mentales que más ha sido debatido en cuanto tomarlo en cuenta o no dentro de la clasificación de los trastornos mentales. Finalmente no ha sido aceptado dentro de esta clasificación y no precisamente porque una persona no pueda presentarlo, sino que es más bien diagnosticado por separado como un trastorno depresivo con rasgos de ansiedad o viceversa. 

El trastorno mixto ansioso depresivo se refiere a aquellos casos en donde las personas no pueden ser diagnosticadas con ansiedad o depresión ya que no cumplen con todos los síntomas, sin embargo muestran tener algunos síntomas de ambas patologías de manera simultánea.

Trastorno mixto ansioso depresivo: síntomas

Es necesario tomar en cuenta que, para que una persona pueda ser diagnosticada con este tipo de trastorno, es necesario que los síntomas que presente, tanto de ansiedad como de depresión sean leves. Otra cuestión a tomar en cuenta es que todos los síntomas que presente la persona le estén repercutiendo en una o más áreas de su vida.

Criterios diagnósticos según el DSM-V

Para que una persona pueda ser diagnosticada con un trastorno ansioso-depresivo, debe de cumplir con algunos de los siguientes síntomas, tomando en cuenta que de tiene que haber estado experimentándolos por al menos 1 mes seguido y un estado de ánimo depresivo. Los síntomas principales son los siguientes:

  1. Encontrarse bastante irritable y molesto la mayor parte del día
  2. Tener una preocupación constante e intensa aún sin tener motivos reales para estar preocupado
  3. Dificultad para concentrarse en cualquier tipo de actividad y para aprender alguna habilidad nueva
  4. Tener problemas de sueño
  5. Experimentar cansancio y fatiga
  6. Tener pensamientos obsesivos negativos casi todo el día
  7. Encontrarse sumamente sensible y con ganas de llorar
  8. Sentimientos de inutilidad y baja autoestima
  9. Preocupación excesiva por lo que va a ocurrir en el futuro y sentir la necesidad de protegerse

Todos estos síntomas provocan en la persona que los padecen un elevado grado de insatisfacción e infelicidad en una o más áreas de su vida.

Causas del trastorno mixto ansioso depresivo

Se ha encontrado que existen diferentes causas que pueden llevar a una persona a padecer un trastorno mixto ansioso depresivo. Este tipo de desequilibrio psicológico puede aparecer en combinación con diversos factores como los ambientes, psicológicos y biológicos. A continuación, explicaremos en que consiste cada uno de ellos.

  1. Factores biológicos. Existen algunos factores biológicos que pueden influir para que una persona pueda padecer de este tipo de trastorno como por ejemplo que exista un desequilibrio en la química del cerebro debido a la deficiencia de algunos neurotransmisores como la serotonina y/o la dopamina. Esto también puede ser hereditario y transmitirse de una generación a otra.
  2. Factores psicológicos. Entre estos factores se encuentra todo lo relacionado a la personalidad del individuo, hay ciertos rasgos o características de la personalidad que son más vulnerables a padecer este tipo de trastorno. Aquí también influye lo que son las propias creencias de la persona, sus pensamientos, ideas y la percepción en general que tiene de la vida.
  3. Factores ambientales. Entre los principales factores ambientales se encuentra el que se haya crecido dentro de una familia disfuncional, haber recibido un tipo de apego inseguro y el haber tenido a lo largo de la vida bastantes dificultades y problemas principalmente de tipo familiar y económico.

¿El trastorno mixto ansioso depresivo se cura?

Las personas que padecen este tipo de trastorno es necesario que se sometan a un tratamiento psicológico. El tratamiento psicológico que ha obtenido los mejores resultados para la cura de este padecimiento es la Terapia Cognitivo Conductual. El objetivo de esta terapia es reducir de manera gradual los síntomas que presenta la persona de ansiedad y de depresión. Para lograrlo, primero que nada se le explica al paciente por medio de la psicoeducación cuál es su diagnóstico y todos los aspectos relacionados con el, como por ejemplo que conozca en que consiste el trastorno que padece, sus causas, síntomas, consecuencias, entre otras cosas. Después se trabaja en disminuir su nivel de activación fisiológica relacionada con la ansiedad, para ello se emplean técnicas de relajación y de respiración. Por otro lado, también se trabaja por medio de la reestructuración cognitiva con aquellos pensamientos negativos que le incitan a actuar o a sentirse de una determinada manera por lo que se modifican para cambiar la percepción de la persona y que éstos se vuelvan más positivos. Otro de los objetivos es que el paciente mejore su estado de ánimo y para ello se trabaja con la activación conductual haciendo que el paciente retome nuevamente aquellas actividades que le resultaban placenteras.

Red

lunes, 3 de mayo de 2021

Las Hermanas Papin: mirada desde el Psicoanálisis y Psicosis, Lacan

El caso de las hermanas Papin ha sido estudiado desde diferentes puntos de vista. Se considera un caso de psicosis paranoica, con algunos rasgos similares al caso Aymee. También es una muestra dramática del retorno de lo reprimido en personas que han sido segregadas sistemáticamente.

El caso de las hermanas Papin impactó profundamente a la sociedad de su tiempo. Ellas fueron dos empleadas del servicio doméstico que asesinaron a las personas para quienes trabajaban. Al comienzo, fue un gran escándalo, la cobertura mediática fue total, pronunciándose aquí y allí frases de indignación y adjetivos de horror y desprecio por las mujeres. También desde el comienzo fueron muchos los criminólogos, psicoanalistas, psicólogos y psiquiatras que fijaron su atención en el caso de las hermanas Papin. Lo sucedido llamaba la atención por los detalles dramáticos. Una vez fueron juzgadas y condenadas, la prensa se olvidó de ellas, pero los estudiosos de la conducta criminal no.

El propio Jacques Lacan, Sartre y Simone de Beauvoir hicieron muchas reflexiones en torno a este caso de psicosis, igual que varios criminólogos y juristas. El escritor Jean Genet creó una obra de teatro para consignar lo sucedido con el escueto nombre de Las criadas. Se considera una de las grandes obras dramáticas del siglo XX. Veamos cómo fue la historia de las hermanas Papin.

Pese a los detalles escabrosos del caso, la historia de las hermanas Papin es una historia, sobre todo, de sufrimiento. Eran tres: Emilia, Christine y Léa. De la mayor, Emilia, se sabe muy poco: solo que fue abandonada en un orfanato. Christine y Léa fueron las protagonistas del crimen. Su padre, Gustave Papin, era alcohólico y agresivo. Su madre, Clèmence Derèe, una mujer que no tenía vocación para la maternidad. Clèmence le entregó a Christine a una cuñada para que ella la criara. Siete años después la saca de allí y la interna en el mismo orfanato en donde estaba la hermana mayor, Emilia. Luego tiene a Lèa, con quien repite el mismo patrón. Cuando Christine cumplió 15 años, su madre la saca de la institución y la pone a trabajar como sirvienta en casas de burgueses. Lo mismo hizo cuando Lèa cumplió 13 años. Las dos hermanas, Christine y Lèa fueron contratadas por los Lancelin, una familia adinerada compuesta por el padre, la madre y una hija única. Las dos chicas se comportaron de manera ejemplar durante los años siguientes. Eran sumisas, atentas y muy trabajadoras. Tanto era así que recibieron el apodo de “Las perlas de los Lancelin” por parte de los vecinos.

El crimen

Las hermanas Papin no salían a divertirse y prácticamente no tenían vida social. Christine protegía a Lèa y esta la seguía siempre. En un momento dado, ambas comienzan a llamar “madre” a la señora Lancelin. Léa era aún menor de edad y por eso fueron a la alcaldía para pedir su emancipación plena de la verdadera madre, Clèmence. Sin embargo, de manera sorprendente, al hacer el trámite no pudieron recordar el nombre de esa madre. El 2 de febrero de 1933 las hermanas Papin mataron a la señora Lancelin y a su hija. Les sacaron los ojos a ambas, estando aún vivas. Luego las golpearon con todo lo que encontraron: martillos, floreros, etc. Después dejaron los cadáveres tirados, limpiaron todos los instrumentos y ellas mismas se bañaron. Enseguida subieron a la habitación, se acostaron y se abrazaron. Así las encontró la policía. Dijeron haber provocado un apagón por una plancha en mal estado. Aparentemente, la señora Lancelin se enfureció, quiso abalanzarse sobre Christine y esto desató el crimen. A juicio de Lacan, cuando ellas mataron a la señora Lancelin, en realidad estaban asesinando a su madre, que siempre las había visto como objetos.

El desenlace

Durante el juicio que se les siguió, las hermanas Papin refirieron maltratos y golpes por parte de la señora Lancelin. Christine fue condenada a muerte; pena que más tarde se cambiaría por la reclusión en un manicomio. Lèa fue condenada a 10 años de cárcel. Clèmence, la madre, fue a visitarlas en la prisión, pero ellas no la reconocían y la llamaban “señora”. El momento de la separación fue muy dramático. Ambas se aferraron a su madre y tuvieron que utilizar la fuerza para separarlas. Christine se negó a comer y murió de inanición un tiempo después. Lèa salió de la cárcel en 1943 y luego fue a vivir con su madre. Murió a los 70 años. Muchos creen que la exclusión social, moral y psicológica a la que fueron sometidas las hermanas Papin retornó en forma del terrible crimen que, para Lacan, era un caso de psicosis paranoica. En la Francia de aquel entonces, donde tuvieron lugar los hechos, se descubrió que las empleadas domésticas era el colectivo con mayor tasa de ingreso en establecimientos psiquiátricos. Una vez internadas, las cifras seguían siendo alarmantes: representaban el 80 % de los casos de suicidio.

"Mi crimen es lo bastante grande para que yo diga lo que es" Christine Papin

Texto: Desde el Psicoanálisis, Lacan.

El psicoanalista francés Jacques Lacan se interesó en el crimen casi desde sus primeras incursiones en el psicoanálisis, aunque sólo lo hizo abiertamente en los años cincuenta, en particular con en su texto “Introducción teórica de las funciones del psicoanálisis en criminología”, que forma parte de lo que se conoce como Escritos 1.

En este trabajo, Lacan nos permite ubicar el valor del crimen y la criminología en el contexto del psicoanálisis, y, esencialmente, posibilita pensar la función del crimen en la clínica. En su texto sobre criminología, pone en evidencia su pregunta sobre la relación del psicoanálisis y la criminología; quizá no podía ser de otro modo, en tanto que como hombre de su época está atento a ciertos crímenes y a ciertos saberes que se discuten, sobre todo, desde el discurso psiquiátrico y jurídico, básicamente. Su interés lo lleva a mantenerse interrogando los fenómenos y las explicaciones que circulan acerca de los mismos. De hecho, podría haber dado algún tipo de interpretación psicoanalítica sobre los crímenes que se mencionaban en la época; sin embargo, su interés va más a fondo, reflexionando sobre el lugar que puede tener el psicoanálisis frente al delito, lo que lo conduce —insisto— mucho más allá de buscar o hacer una interpretación de los crímenes y los discursos que en torno a ellos se generaban. Por el contrario, en tanto que instalado como psicoanalista, hace de los fenómenos una pregunta y avanza, para, de esta manera, en algún sentido, hacer hablar al crimen.

El año en que Lacan se interroga y escribe sobre el crimen es 1950. Se trata de una década en la que el crimen es abordado principalmente por la psiquiatría y el discurso jurídico. Se trata de un momento en que la psiquiatría en Francia contaba con forenses de prestigio que impulsaban la psicopatología del crimen (en su libro Los anormales, Foucault señala que los años cincuenta se encontraban caracterizados por las pericias psiquiátricas y jurídicas en torno al crimen) como explicación determinante. Lacan, en cambio, desde el psicoanálisis, retoma las explicaciones de sus colegas y vuelve a formular las cosas. En particular, hay que destacar que su abordaje permite básicamente pensar al sujeto y su modo de relación con el Otro. Se trata esencialmente de leer el conflicto del sujeto con la ley, haciendo del criminal y del crimen significantes más que cuadros psicopatológicos. Es cierto que Lacan no se convirtió nunca en un criminólogo, pero sí se apasionó en establecer el sentido del crimen para el sujeto y la cultura. Si bien es cierto que es en 1950 cuando Lacan escribe “formalmente” sobre el crimen, su interés data de mucho antes.

Ya en su tesis doctoral De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad, de 1932, se ocupa de analizar el caso Aimee, quien es internada en el hospital de Sainte-Anne en París, después de que en la noche del 18 de abril espera a la actriz Huguette Duflos, quien es ubicada en el delirio de Aimee como su perseguidora, para atacarla con un cuchillo. En ese trabajo, Lacan va a introducir algunas nociones para trabajar con el concepto de “paranoia de autopunición” (autocastigo). También dará cabida a expresiones como la de “complejo fraterno”, en tanto que —enseña—, al golpear a la actriz, ha atacado a un doble en la cadena de perseguidores cuyo prototipo es su hermana Elise, quien tiempo atrás se fue a vivir a la casa que Aimee compartía con su esposo y paulatinamente la fue suplantando.

En ese mismo trabajo doctoral, Lacan también desarrolla la noción de “complejo de intrusión” como elementos presentes en el crimen paranoico. En 1933, a la tesis doctoral de Lacan va agregar algunas reflexiones sobre otro sonado crimen, el de las hermanas Cristine y Lea Papin, bajo el título de “Motivos del crimen paranoico”. Se trata del crimen cometido por dos hermanas que llevaban mucho tiempo trabajando como sirvientas en una casa burguesa compuesta por un abogado, su mujer y su hija. Entre los “bandos”, las patronas y las sirvientas, reina un casi total silencio, una nula y oscura empatía humana. La noche del 2 de febrero una torpeza de las hermanas provoca un apagón, las patronas (la madre y la hija) reclaman de manera elevada la torpeza y las hermanas responden con un ataque repentino, simultáneo y llevado a cabo con furor. Lacan en su tesis nos narra el crimen:

“Cada una se apodera de una adversaria, una le saca vivos los ojos de las órbitas (hecho inaudito, según se ha dicho, en los anales del crimen) y luego la remata. Después, con ayuda de cuanto encuentran a su alcance, un martillo, un jarrón de estaño, un cuchillo de cocina, se ensañan con los cadáveres de sus víctimas, les aplastan la cara y, denudándoles el sexo, acuchillan profundamente los muslos y las nalgas de una para embadurnar con esa misma sangre los muslos y las nalgas de la otra. Lavan en seguida los instrumentos de esos ritos atroces, se purifican ellas mismas, y se acuestan en la misma cama.”

Después del crimen, ya acostadas, intercambian una lacónica fórmula: “buena la hemos hecho”. Lacan se va a interrogar en este trabajo justamente por los motivos del crimen paranoico a partir de este caso. Las hermanas son condenadas por el jurado el 30 de septiembre. Christine recibe de rodillas la noticia de que le van a cortar la cabeza en la plaza principal. Después de retomar el diagnóstico que les es dado a las hermanas sobre su presunta anomalía mental, Lacan psiquiatra propondrá su tesis reconociendo, tanto los fenómenos elementales en el conjunto del delirio y en sus reacciones, como la influencia de las tensiones sociales. De esta manera, señala el Lacan de los años treinta, al hablar de la pulsión agresiva:

“Esta pulsión está teñida a su vez de relatividad social: tiene siempre la intencionalidad de un crimen, casi constantemente la de una venganza, a menudo el sentido de un castigo, es decir, de una sanción emanada de los ideales sociales, y a veces, finalmente, se identifica con el acto acabado de la moralidad, tiene el alcance de una expiación (autocastigo).”

A la distancia en el tiempo de estas afirmaciones del joven Lacan, podemos apreciar que la sociedad con los ideales que la comandan podría bien constituir lo Otro del crimen. Otro que segrega, en particular, a aquellos que no califican para formar parte del discurso del Otro imperante, quedan fuera, excluidos. Como excluidas, en “tensión social”, se encontraban las hermanas Papin. Ante esta exclusión, que es estructural, al quedar parte de la sociedad sin poder ser representado por los significantes de estos tiempos, se genera un retorno feroz de aquellos ubicados en el margen —el criminal es una de las pocas inscripciones posibles—, el retorno entonces aparece desde lo real, por ejemplo, el crimen, pero también el robo, el delito, en una palabra. Podemos ubicar la existencia efectiva de cierta tensión ligada al delito; furor, le llama Lacan en el crimen de las hermanas Papin. Esta tensión resulta con frecuencia explicada por la responsabilidad individual, consignada por peritajes de expertos en delitos (en los campos jurídicos, psicológicos, psiquiátricos y otros), sin tener en cuenta una demanda social de éxito inmediato. Cambian las cosas si pensamos que el delito se vincula a las exigencias del Otro social a pensarlo como un desajuste originado en un individuo patológico.


Red

lunes, 26 de abril de 2021

Niños de Alta Demanda

¿Cómo son y cómo se gestiona su crianza? Son críos muy intensos, movidos y sensibles, con una personalidad arrolladora que a menudo agota y desconcierta a los padres.

Los bebés de alta demanda crecen y sus características cambian. Aquí puedes consultar las más representativas para los niños de alta demanda

«Un término poco conocido que describe a niños de temperamento fuerte, intensos, muy sensibles y también movidos. No tienen ningún problema psicológico, ni tampoco son malos ni consentidos. Son personitas maravillosas, pero con una personalidad agotadora que suele complicar mucho su crianza»

No se trata de etiquetar a los niños con el fin de colgarles un sambenito. Se trata simplemente de conocer por qué se comportan de una determinada manera para que nosotros sepamos cómo actuar. Y también para que nos liberemos de la culpa y entendamos que el comportamiento de nuestro hijo no se debe a que no sepamos educarle. 'Hijos de alta demanda' (Ed. Toromítico).

Los padres de niños muy demandantes suelen sentirse a menudo «cansados, estresados y agobiados». Lo que les funciona un día ya no vale al siguiente. Sus hijos les absorben. No les dan tregua y «encima todo el mundo les da consejos que no piden porque la realidad es que ya lo han probado absolutamente todo sin éxito». Cuando son bebés son muy llorones, solo quieren estar en brazos, sobre todo en los de su madre, reclaman pecho continuamente y apenas duermen. «Es una crianza muy dura, desesperante en muchos aspectos. Son niños absolutamente normales, pero con ellos todo es muchísimo más intenso. No pueden estar solos, no se entretienen con nada, protestan en la cuna, en la hamaca, en la trona, en el coche... Los padres no viven, sobreviven como pueden», coinciden los expertos.

La pelea es continua. Pasa de la risa al llanto en dos segundos. Vive todo con muchísima intensidad, tanto lo bueno como lo malo.

¿Cómo es un niño de alta demanda? ¿Qué lo distingue de otros de su misma edad? «Su comportamiento es muy característico y lo dejan bien claro desde las primeras semanas de vida».

Perona identifica en su libro al menos una docena de rasgos representativos de esta manera de ser, que tanto exaspera a las personas que los rodean.

  1. Tienen problemas de sueño. No necesitan dormir demasiado, por eso les cuesta mucho conciliar el sueño, sobre todo si no está presente un adulto. Tardarán meses, incluso años, en hacerlo del tirón. «Leyre se plantó en el año y medio sin dormir más de media hora seguida. Ni ella, ni nosotros, claro. Parecía que la cuna tuviese pinchos. Solo se dormía a ratos en el pecho o en brazos»,
  2. Dependencia del adulto. Su ansiedad por separación es intensa. «Necesitan mucho contacto físico. Estar cerca de sus padres, que les cojan la mano, que los sujeten en brazos, pecho a todas horas... Agotan a cualquiera. Cuando algunos padres se quejan de que su hijo es muy 'inquieto' y tú lo ves todo tranquilo en su carrito, te dan ganas de decirles 'vosotros no sabéis lo que es un bebé movido de verdad'. Ahora mismo estaría berreando sin consuelo solo por estar metido en la silla»
  3. Poseen un temperamento muy fuerte. «Quieren salirse con la suya a cualquier precio, lo que les lleva a tener grandes berrinches cuando se les niega lo que piden. Suelen ser considerados por su entorno como unos malcriados y caprichosos».
  4. Son impredecibles. «Puede que durante un tiempo te sirva una determinada estrategia para que coma o duerma, pero al día siguiente deja de ser efectiva. Resulta muy estresante».
  5. Son hipersensibles. «Experimentan las emociones con mucha intensidad. Son vulnerables, intuitivos y perspicaces. Les afecta cualquier minucia y no le gustan las malas caras o cualquier pequeña riña» «una actriz de comedia romántica. Es muy melodramática y me preocupa que si no aprende a gestionar la emociones de otra manera, lo va a pasar muy mal».
  6. No saben calmarse solos. Suelen necesitar a un adulto para tranquilizarse porque «les cuesta contenerse y autorregularse».
  7. Se alimentan con frecuencia, sobre todo durante la lactancia. «No lo hacen únicamente por hambre sino porque necesitan el contacto y sentirse protegidos», señalan los expertos en crianza.
  8. Tampoco saben jugar solos. Necesitan un adulto continuamente a su lado para entretenerse. Además, se aburren con facilidad.
  9. Tienen muchísima energía. Son movidos e inquietos. «Parece que no conocen el cansancio y siempre tienen ganas de más. Nada los agota».
  10. Son inteligentes, despiertos y curiosos. «Esta característica es muy evidente desde los primeros meses». Son niños que no pierden detalle de lo que pasa a su alrededor, aprenden deprisa y preguntan mucho.
  11. Son ansiosos y preocupadizos. «En el niño de alta demanda a menudo se dan dos condiciones que le predisponen a la ansiedad: la inteligencia y la sensibilidad. Esto tiene que ver con la agudeza de su sistema sensorial y con su capacidad de análisis, lo que les suele llevar a preocuparse y darle muchas vueltas a las cosas».
  12. Son obstinados, testarudos y repetitivos. La perseverancia es una cualidad muy presente en la mayoría de los niños, pero en el caso de los de alta demanda la llevan «a otro nivel».

Y la pregunta del millón que se hacen los padres ¿Cómo se gestiona la crianza de un niño tan absorbente? «El primer paso es asumirlo. Debemos interiorizar la idea de que no lo estamos haciendo mal y que al niño no le pasa nada malo. Sencillamente y debido a su naturaleza, necesita más atención y cariño. A partir de ahí, el camino es más fácil. Porque no todo es malo. El niño de alta demanda será un adulto muy interesante. Todas esas características que en sus primeros años de vida nos desbordan harán que se convierta en una persona apasionada, inteligente, curiosa, perseverante, sociable y muy cariñosa».