jueves, 22 de agosto de 2024

Terapia de Pareja: 5 Ejercicios para Mejorar Tu Relación

En la terapia de pareja realizar ejercicios cuando la relación está en crisis o está pasando por un mal momento va a ser muy positivo ya que, a través del terapeuta, la pareja aprenderá a solucionar estos conflictos de una manera civilizada sin necesidad de discutir.
Todas las parejas tienen conflictos, pero cuando estas situaciones pasan a diario al final acaban desgastando la relación y llega un momento en el que todo es motivo de discusión y no se llega a un punto de entendimiento nunca. Con los ejercicios en la terapia de pareja el terapeuta les enseñará a lidiar con estas situaciones y a saber actuar en cada momento sin necesidad de convertir cada problema en un conflicto, cuando hay muchas formas de solucionar las cosas y no todo tiene la misma importancia.

Ejercicios para Matrimonios

Muchas veces, la rutina, los niños, la falta de intimidad, la falta de tiempo, nos impide llevar una relación matrimonial de película. Por ello, acudir a terapia de pareja puede ser la solución a estos problemas.

Sugerencias...

1.- Dedicar un tiempo al día a hablar con tu pareja y demostrar tus sentimientos

Muchas veces la rutina del día a día va a ser un impedimento para poder comunicarte con tu pareja. Por ello, debes esforzarte y dedicarle aunque sea un rato a estar con tu pareja, a preguntarle como está, que tal el día, a darle un abrazo, a ver una película juntos…en definitiva dedicarse unos minutos al día a ustedes. El desahogarte con tu pareja tras un largo día de trabajo es muy positivo, y el buscar ese momento del día debe ser algo mutuo, no solo de uno de los miembros.  El no hacer esto puede llegar a generar distancia emocional entre ambos, algo que luego puede acabar siendo un problema más grave.

2.- Decir mutuamente algunas cosas buenas que verdaderamente aprecias y valoras

En terapia de pareja este ejercicio es muy importante, aprender a valorar lo que hace cada miembro de la pareja va a servir como refuerzo para ambos.  El decirle a nuestra pareja qué es lo que aprecias y valoras de él/ella es satisfactorio tanto para él/ella. Muchas veces, pensamos que hacemos las cosas por obligación y que la otra persona no valora nada de lo que hacemos por ella, pero esto sucede porque no hay comunicación y preferimos quedarnos con lo malo antes que con lo bueno. El saber lo que piensa cada uno es algo positivo ya que, nos ayudará a reforzar todo aquello que hacemos mal y a valorar todo lo bueno que sucede en la relación que a veces, ni apreciamos.

3.- Contar en 15 o 20 minutos cómo se  conocieron, por qué están juntos y cuáles fueron sus mejores momentos hasta la fecha.

En terapia de pareja este ejercicio muchas veces es divertido a la vez que productivo, recordar cómo se conocieron y revivir momentos que para los dos han sido bonitos y agradables puede servir como antecedente de querer resolver los problemas que vives con tu pareja en la actualidad. Resumir en 15 minutos una relación es algo bastante complicado, por ello, en este ejercicio ambos sabrán cuáles han sido los momentos más bonitos para cada uno y saber qué es lo que ha marcado un antes y un después en la relación.

4.- Decir qué sentimos y por qué, cuando nos enfadamos con nuestra pareja.

Cuando existe un conflicto en una pareja, el instinto natural es echarle la culpa al otro de todo lo que pasa, en vez de pararnos a pensar cómo nos sentimos y por qué nos molestan las cosas. Aprender a escucharse es fundamental en la terapia de pareja. Los ejercicios que se realizan con los terapeutas van ayudarte a saber reaccionar cuando hay una discusión y, a saber que decir y cómo decirlo. Esto suele ser lo que siempre falla en las parejas, el no escuchar la versión de la otra persona y quedarte únicamente con lo que piensas tú. El tener empatía cuando hay un enfado o discusión es fundamental, por ello, en la terapia de pareja este ejercicio es muy importante y ponerlo en práctica cada vez que haya un conflicto,  sería lo más adecuado.

5.- Enumerar los problemas de pareja y proponer cada uno una solución.

Cuando una pareja tiene problemas lo sabe, es decir, si discutes cada día con tu pareja por motivos que ya ni ni les van ni les vienen quiere decir que existe un problema anterior que les ha llevado a tener esta situación tan insoportable. Antes de llegar a este punto, es importante identificar el problema en el momento en el que sucede, el dejar pasar las cosas y creer que se olvidan es un error que muchas parejas cometen. Muchas veces por orgullo o por desidia, se evitan solucionar problemas pasados pero a la larga se van a convertir en un obstáculo entre ustedes. En terapia de pareja haremos ejercicios a través de los cuales, podamos identificar cuál es el detonante de los problemas de la relación y a su vez qué soluciones pondrías a este problema y cómo vas a evitar que vuelva a suceder.

Estos solo son algunos de los ejercicios de pareja que se desarrollarán en cada una de nuestras terapias. Cada pareja recibirá un tratamiento personalizado y como terapeuta haré un seguimiento exhaustivo de los avances que experimente la relación.




Fuente: Psico Master/ Psicólogos Barcelona / Psic. Alexandro A R

martes, 20 de agosto de 2024

Convivir con una Persona Adicta

Convivir con una persona que tiene problemas de adicción puede ser una experiencia abrumadora y desafiante. Como pareja, te enfrentas a una serie de emociones y dificultades que pueden afectar tu bienestar emocional y tu relación en general. En este post, quiero explorar contigo las emociones que surgen al convivir con una persona adicta, destacando la importancia del apoyo psicológico en este proceso.

El desafío emocional de la convivencia

Cuando tu pareja lucha contra una adicción, es común que experimentes una amplia gama de emociones. La confusión, la frustración, la tristeza y la ira pueden aparecer de forma intermitente en tu vida cotidiana. Te encuentras tratando de entender por qué tu ser querido no puede superar su adicción, y es posible que te sientas impotente ante su comportamiento autodestructivo. Es fundamental reconocer que estas emociones son normales y comprender que no estás solo/a en este proceso.

La convivencia con una persona con problemas de adicción puede ser extremadamente complicada. A menudo, te enfrentas a situaciones difíciles, como mentiras, manipulaciones y violaciones de la confianza. La rutina diaria puede volverse caótica, y es posible que te sientas atrapado/a en un ciclo de crisis y recaídas. Es importante recordar que no eres responsable de las acciones de tu pareja y que no puedes controlar su adicción. Sin embargo, puedes aprender a establecer límites saludables y cuidar de ti mismo/a durante este proceso.

Algunos de los problemas de convivencia más habituales son los siguientes:

  1. Desconfianza: La adicción a menudo conlleva comportamientos deshonestos y manipuladores, lo que puede minar la confianza en la relación.
  2. Inestabilidad emocional: La persona adicta puede experimentar cambios de humor bruscos, lo cual puede generar tensión y estrés en el entorno familiar.
  3. Negligencia de responsabilidades: La adicción puede hacer que la persona descuide sus responsabilidades cotidianas, como el trabajo, las finanzas o el cuidado de los hijos, lo que puede recaer sobre ti como pareja.
  4. Codependencia: En algunos casos, puedes desarrollar una dinámica codependiente, en la que te sientes responsable de cuidar y controlar a la persona adicta, descuidando tus propias necesidades.

Límites saludables en la relación:

Es fundamental establecer límites a la persona adicta, y estos límites no significa que la vayas a abandonar. Sino que necesitas protegerte a ti mismo/a y necesitas fomentar un ambiente más saludable. Además, en muchas ocasiones esos límites alientan a la persona adicta a buscar ayuda y asumir su responsabilidad en el proceso de su recuperación.

Esos límites van a ocasionar numerosos beneficios, algunos de ellos son los siguientes:

  • Protección personal: Establecer límites saludables te permite protegerte a ti mismo/a emocional y físicamente. La adicción puede generar comportamientos perjudiciales, manipuladores o incluso violentos. Al establecer límites, te aseguras de mantener tu propia seguridad y bienestar.
  • Promover la responsabilidad: Al establecer límites, estás fomentando la responsabilidad de la persona adicta sobre sus propias acciones y elecciones. Le estás enviando un mensaje claro de que sus comportamientos adictivos tienen consecuencias y que deben asumir la responsabilidad de sus acciones.
  • Evitar la codependencia: La codependencia es una dinámica en la cual la persona que convive con alguien adicto se centra en satisfacer las necesidades de la persona adicta, descuidando sus propias necesidades y bienestar. Establecer límites ayuda a evitar esta dinámica codependiente y promueve un equilibrio más saludable en la relación.
  • Estimular la búsqueda de ayuda: Al establecer límites, puedes motivar a la persona adicta a buscar ayuda y tratamiento para su adicción. Al establecer consecuencias claras por cruzar los límites establecidos, puedes crear una motivación adicional para que busquen cambios positivos en su vida.
  • Mantener la salud de la relación: Establecer límites puede ayudar a preservar la salud de la relación a largo plazo. Al comunicar claramente tus expectativas y necesidades, se fomenta una comunicación más abierta y honesta. Esto puede conducir a una relación más equilibrada y a una mayor confianza una vez que la persona adicta busca ayuda y recibe tratamiento.
  • Aprende a decir «no»: Establece límites claros sobre lo que estás dispuesto/a a tolerar y lo que no. Aprende a decir «no» cuando la situación se vuelve perjudicial para ti y busca tu propio bienestar emocional.
  • Establece límites de comportamiento: Define las conductas inaceptables y comunica claramente las consecuencias que habrá si se cruzan esos límites. Esto puede incluir la necesidad de buscar tratamiento, asistir a terapia o establecer acuerdos específicos.
  • Cuida de ti mismo/a: Es importante priorizar tu propio cuidado y bienestar. Mantén tus propias rutinas y actividades, y busca apoyo en amigos, familiares o grupos de apoyo para compartir tus emociones y recibir orientación.
  • Busca apoyo profesional: La terapia individual puede ser de gran ayuda para fortalecerte emocionalmente y aprender estrategias para lidiar con los desafíos de convivir con una persona adicta. Un terapeuta te brindará un espacio seguro para procesar tus emociones y te ayudará a establecer límites saludables.

Recuerda que establecer límites no implica ser insensible o abandonar a la persona adicta, sino proteger tu propio bienestar y fomentar un ambiente más saludable para ambos. Puede ser útil buscar apoyo profesional, como la terapia de pareja o individual, para aprender estrategias específicas y recibir orientación durante este proceso.

La importancia del acompañamiento psicológico

Enfrentar los desafíos emocionales y las dificultades asociadas con la convivencia con una persona adicta puede resultar abrumador. Es por eso que el apoyo psicológico se vuelve esencial en este viaje. Un profesional de la psicología puede brindarte un espacio seguro para expresar tus emociones, explorar tus preocupaciones y encontrar estrategias efectivas para lidiar con la situación. A través de la terapia, puedes fortalecer tu resiliencia emocional, adquirir herramientas de comunicación y establecer límites saludables en tu relación.

La terapia individual puede ser especialmente beneficiosa cuando convives con una persona con problemas de adicción. Un terapeuta te ayudará a comprender tus propias emociones y reacciones, y te proporcionará técnicas de afrontamiento para lidiar con el estrés y la ansiedad. Además, trabajar en tu propio bienestar emocional puede fortalecerte para establecer límites saludables y fomentar una comunicación abierta y honesta con tu pareja adicta. No dudes en escribirme para solicitar información.

Por psicologia_adharamonzo

lunes, 19 de agosto de 2024

Trastorno de la Personalidad Narcisista

Consideraciones 

En el mundo de la psicología clínica, nos encontramos con una variedad de trastornos de la personalidad que afectan significativamente la vida de quienes los padecen y de quienes los rodean. 

Uno de los trastornos más complejos y desafiantes de tratar es el Trastorno de la Personalidad Narcisista (TPN). Como psicólogo clínico especializado en trauma, apego y abuso narcisista, he tenido la oportunidad de trabajar con individuos que conviven con este trastorno y de observar cerca las devastadoras consecuencias que puede tener en sus vidas y relaciones, así como las graves consecuencias emocionales y psicológicas en aquellas personas que rozan y las acompañan en la vida.

En este artículo, exploraremos qué es el trastorno de la personalidad narcisista, sus síntomas principales, causas subyacentes, tipos de narcisistas, así como las consecuencias tanto para quienes lo sufren como para las personas con las que se relacionan con ell@s.

El trastorno de la personalidad narcisista se caracteriza por un patrón general de grandiosidad, necesidad de admiración excesiva y falta de empatía hacia los demás. Las personas con este trastorno tienden a sobrevalorarse a sí mismos, buscan constantemente la validación externa y tener dificultades para relacionarse de manera saludable con los demás, pero detrás de esta fachada de autoconfianza y superioridad, se esconde una profunda inseguridad y fragilidad emocional y falta de definición… sana de la identidad por traumas y vivencias infantiles.

Algunos de los síntomas más comunes del Trastorno de la Personalidad Narcisista incluyen:

  • Grandiosidad y sentido exagerado de importancia propia.
  • Necesidad constante de admiración y validación.
  • Falta de empatía hacia los sentimientos y necesidades de los demás.
  • Envidia y actitudes competitivas hacia los demás.
  • Tendencia a explotar a los demás en beneficio propio.
  • Dificultad para aceptar críticas o rechazo.

Estos síntomas pueden manifestarse de diferentes maneras en función de la personalidad y el contexto de cada individuo.

Las causas exactas del Trastorno de la Personalidad Narcisista no están completamente claras, pero se cree que una combinación de factores genéticos, biológicos, ambientales y psicológicos puede contribuir a su desarrollo. En algunos casos, experiencias traumáticas en la infancia, como abuso emocional o negligencia, pueden desempeñar un papel importante en la configuración de patrones narcisistas de personalidad.

Dentro del espectro del Trastorno de la Personalidad Narcisista, podemos encontrar dos tipos principales: los narcisistas activos y narcisistas pasivos. Los narcisistas activos tienden a mostrar su grandiosidad de manera más evidente, buscando constantemente la admiración y el reconocimiento externo.

Por otro lado, los narcisistas pasivos suelen manifestar su trastorno a través de una actitud victimista, manipulativa y de necesidad constante de atención.

Ambos tipos de narcisistas comparten la falta de empatía y la tendencia a priorizarse a sí mismos por encima de los demás, pero su forma de expresar estas características puede diferir significativamente desde lo obvio a lo sutil, pero ambos tienen en común la infravaloración, sumisión y coacción… más o menos visible de sus relaciones.

Lo primero que hay que decir es que desafortunadamente, los narcisistas raramente acuden a terapia salvo para intentar invalidar las vivencias de las otras personas y entrar en el juego de la victimización y en consecuencia activar la culpa en sus relaciones cercanas.

En consecuencia, el Trastorno de la Personalidad Narcisista puede tener consecuencias devastadoras tanto para quienes lo padecen como para las personas con las que se relacionan. Para el individuo con NPT, las consecuencias pueden incluir sentimientos de vacío emocional, inestabilidad en las relaciones interpersonales, dificultades en el ámbito laboral y una profunda sensación de insatisfacción constante a pesar de sus logros aparentes.

Además, la falta de empatía y la tendencia a explotar a los demás pueden llevar a un aislamiento social ya una incapacidad para establecer vínculos a auténticos y significativos con el consecuente detrimento y deterioro de las relaciones cercanas y/o regulares.

Por otro lado, las personas que mantienen relaciones con individuos narcisistas pueden experimentar un profundo impacto en su bienestar emocional y psicológico. La constante necesidad de validación y la falta de empatía del narcisista pueden llevar a un desgaste emocional significativo en sus relaciones, provocando sentimientos de frustración, confusión, baja autoestima y estrés postraumático en quienes están cerca de ellos.

Además, la manipulación y la explotación emocional pueden dejar cicatrices profundas en las personas que han sido objeto del comportamiento narcisista.

En conclusión, el Trastorno de la Personalidad Narcisista es un trastorno complejo que afecta no solo a quienes lo padecen, sino también a las personas que los rodean. Desde la psicología clínica, es fundamental abordar este trastorno con comprensión, empatía y un enfoque terapéutico integral que permita a los individuos narcisistas explorar y trabajar en sus patrones de pensamiento y comportamiento dañinos.

Asimismo, es crucial brindar apoyo y orientación a las personas que se relacionan con narcisistas para ayudarlos a establecer límites saludables, fortalecer su autoestima y sanar las heridas emocionales causadas por estas relaciones. Solo a través de un enfoque holístico y colaborativo podemos comenzar a abordar de manera efectiva el impacto del Trastorno de la Personalidad Narcisista en la vida de quienes lo sufren y en la sociedad en su conjunto.

La recuperación requiere tiempo, tenacidad y un acompañamiento terapéutico especializado, pero es posible y cuando antes se comience sin duda mejor. Recuerda que no estás sol@ y no te lo estás inventando, es real y cada día te degrada y te devasta más. Comienza tu recuperación, sin duda te lo agradecerás.


Gabinete de Psicología 

miércoles, 14 de agosto de 2024

¿Cómo Dejar de Pensar Tanto?

¿Cómo dejar de pensar tanto?

¿Te has sentido atrapado en un interminable laberinto de pensamientos? ¿Te gustaría saber cómo dejar de pensar tanto? En este artículo, te proporcionaremos información valiosa y consejos prácticos respaldados por la psicología para ayudarte a liberar tu mente de ese constante flujo de pensamientos. Si alguna vez te has preguntado por qué piensas demasiado, cuáles son las causas y las consecuencias de pensar en exceso y cómo la terapia y la psicología pueden ser una solución efectiva, sigue leyendo.

¿Cómo dejar de pensar tanto?

Si estás aquí, es probable que estés lidiando con una mente que no se detiene. La rumiación constante puede agotarte y causarte ansiedad. No te preocupes, estás en el lugar adecuado. A lo largo de este artículo, exploraremos por qué pensamos demasiado, las causas de este problema, sus consecuencias y, lo más importante, te ofreceremos siete consejos efectivos respaldados por la psicología para liberarte de esa carga mental.

Por qué pensamos demasiado

Para comprender cómo dejar de pensar tanto, primero debemos explorar por qué nuestros pensamientos a menudo se vuelven incontrolables. La respuesta radica en nuestra naturaleza humana. Somos seres pensantes y nuestra mente nunca se detiene por completo. Sin embargo, algunas personas experimentan un aumento en la intensidad y frecuencia de sus pensamientos, lo que puede ser atribuido a diversos factores, como el perfeccionismo, la ansiedad, el estrés y más.

Causas de pensar demasiado

  1. Perfeccionismo: las personas perfeccionistas tienden a pensar demasiado en sus acciones y decisiones, buscando constantemente la aprobación de los demás.
  2. Ansiedad: la ansiedad puede alimentar el exceso de pensamientos, creando preocupaciones exageradas sobre el futuro.
  3. Estrés: el estrés crónico puede provocar una sobreactividad mental, ya que el cerebro busca soluciones a los problemas percibidos.
  4. Traumas pasados: las experiencias traumáticas a menudo generan pensamientos recurrentes relacionados con el evento traumático.
  5. Depresión: la depresión puede llevar a un pensamiento excesivamente negativo y autocrítico.

Consecuencias de pensar demasiado

Pensar en exceso puede tener un impacto significativo en tu vida. Las consecuencias pueden ser perjudiciales para tu bienestar emocional, mental y físico. Algunas de las consecuencias incluyen:

  1. Ansiedad: el pensamiento excesivo está estrechamente relacionado con la ansiedad, lo que puede aumentar tus niveles de estrés y preocupación.
  2. Depresión: la rumiación constante puede contribuir a la depresión, ya que te atrapa en un ciclo de pensamientos negativos.
  3. Irritabilidad: los pensamientos incesantes pueden agotarte, lo que puede llevarte a la irritabilidad y la falta de paciencia.
  4. Dificultad para tomar decisiones: el exceso de pensamiento puede paralizarte, dificultando la toma de decisiones.
  5. Falta de concentración: la mente ocupada puede hacer que te cueste concentrarte en tareas cotidianas.
  6. Insomnio: los pensamientos intrusivos pueden mantenernos despiertos por la noche, contribuyendo al insomnio.
  7. Fatiga: la actividad mental constante puede agotarte, lo que a menudo se manifiesta en fatiga física.
  8. Problemas de salud: el estrés y la ansiedad relacionados con el pensamiento excesivo pueden tener efectos negativos en tu salud física a largo plazo.

La relación entre pensar demasiado y la ansiedad

La relación entre el pensamiento excesivo y la ansiedad es innegable. La ansiedad a menudo alimenta los pensamientos negativos y preocupantes, creando un círculo vicioso. La buena noticia es que puedes romper este ciclo y aprender a manejar tu ansiedad al abordar tus pensamientos.

Consejos para dejar de pensar tanto

Aquí es donde entra en juego la solución que todos estamos buscando: cómo dejar de pensar tanto. A continuación, encontrarás siete consejos respaldados por la psicología para ayudarte a recuperar el control de tus pensamientos:

1. Practica la atención plena (Mindfulness)

La atención plena es una técnica que te ayuda a vivir en el presente, liberándote de la rumiación constante. Aprender a enfocarte en el momento presente puede ser un primer paso crucial para detener el exceso de pensamiento.

2. Identifica y cuestiona tus pensamientos

Reconoce y cuestiona tus pensamientos negativos. ¿Son realmente ciertos? A menudo, nuestros pensamientos no se basan en hechos concretos ni objetivos.

3. Establece límites de tiempo para pensar

Dedica un tiempo específico para pensar en tus preocupaciones. Esto evita que los pensamientos intrusivos te abrumen durante todo el día.

4. Prueba la técnica del "Stop"

Cuando te encuentres pensando en exceso, detén tu pensamiento con un firme "¡STOP!" y redirige tu atención a otra cosa.

5. Escribe tus pensamientos

Llevar un diario de pensamientos te ayuda a liberar tu mente de las preocupaciones y a ganar perspectiva sobre tus pensamientos recurrentes.

6. Habla con un profesional de la salud mental

La terapia puede ser una herramienta valiosa para abordar el pensamiento excesivo. Un terapeuta puede ayudarte a comprender y cambiar tus patrones de pensamiento.

7. Ejercicio físico y relajación

El ejercicio regular y las técnicas de relajación, como la meditación, pueden ayudarte a liberar tensiones y reducir la actividad mental.

Cómo la psicología te puede ayudar a dejar de pensar tanto

Ahora, profundicemos en el papel crucial que la terapia y la psicología desempeñan en el proceso de dejar de pensar en exceso. La terapia proporciona un espacio seguro donde puedes explorar en profundidad las raíces de tu rumiación y aprender estrategias efectivas para abordarla.

Terapia cognitivo-conductual (TCC)

La Terapia cognitivo-conductual es una forma probada de tratamiento que se centra en la identificación y cambio de patrones de pensamiento negativos. Un terapeuta de TCC te ayudará a desafiar pensamientos irracionales y reemplazarlos por pensamientos más realistas y saludables.

Terapia de aceptación y compromiso (ACT)

La terapia de aceptación y compromiso se enfoca en aceptar tus pensamientos y emociones sin juicio y, al mismo tiempo, comprometerte en acciones que estén alineadas con tus valores. Esto te permite vivir una vida más significativa, a pesar de la rumiación constante.

Terapia de Mindfulness

La terapia de Mindfulness se centra en cultivar la atención plena y la conciencia de tus pensamientos sin juzgar. A través de la práctica del Mindfulness, aprendes a observar tus pensamientos sin ser arrastrado por ellos, lo que reduce la intensidad de la rumiación.

Terapia psicodinámica

La terapia psicodinámica explora las influencias del pasado en tus patrones de pensamiento actuales. Trabaja en la comprensión de las raíces profundas de tus pensamientos recurrentes, permitiéndote liberarte de su poder.

Terapia online y autocuidado

Además de la terapia tradicional, las opciones de terapia online y el autocuidado son herramientas valiosas en el proceso de dejar de pensar tanto. La tecnología actual permite el acceso a psicólogos online, y el autocuidado, como la meditación y el ejercicio, puede complementar tu tratamiento.

Recuerda que la terapia puede proporcionarte las herramientas necesarias para abordar la rumiación de manera efectiva y cambiar tus patrones de pensamiento a largo plazo. Tu bienestar mental está en tus manos, y puedes liberarte de la carga del pensamiento excesivo.

Therapyside

miércoles, 7 de agosto de 2024

"El Hombre de las Ratas"

La causa de los síntomas de la Neurosis Obsesiva. 

Sigmund Freud fue prácticamente el primero en estudiar la neurosis obsesiva y su causa. Hay quienes opinan que la neurosis obsesiva es el gran invento de Freud con relación a los trastornos psicopatológicos, neurosis que aun hoy sigue vigente en los tratados de psiquiatría contemporáneos bajo el nombre de Trastorno obsesivo compulsivo, el famoso TOC, que en la clínica de hoy se ha vuelto un diagnóstico casi que viral, es decir, se diagnostica frecuentemente, ya que su sintomatología responde a la ansiedad y la angustia que padece el sujeto contemporáneo.

La neurosis obsesiva es un trastorno psicológico caracterizado por la presencia de obsesiones (pensamientos, imágenes o impulsos recurrentes e intrusivos) y/o comportamientos compulsivos (conductas repetitivas y rituales) que el individuo siente una necesidad imperiosa de realizar, es decir que el sujeto se ve obligado a realizar dichos rituales muy a su pesar, para poder responder con ellos a sus pensamientos intrusivos de carácter irracional. Estas obsesiones y comportamientos compulsivos son en gran medida desagradables para el sujeto y causan malestar significativo o interfieren con su capacidad para llevar a cabo sus actividades cotidianas. Los comportamientos compulsivos suelen ser rituales de limpieza, conteo, verificación o arreglo de objetos, entre otros. Es importante mencionar que las obsesiones y comportamientos compulsivos son diferentes de los hábitos y preferencias personales; aquellos son excesivos e incontrolables, además de causar mucho malestar.

En el texto «Análisis de un caso de neurosis obsesiva» (1909), Sigmund Freud describe los síntomas de dicha neurosis en un paciente conocido como «El hombre de las ratas», y lo más interesante de este caso, es la causa de los síntomas que Freud encuentra en este paciente. En efecto, Freud encuentra en este caso lo que encuentra en todos los casos de neurosis: un conflicto entre deseos inconscientes reprimidos y las normas socialmente aceptadas, pero lo singular en este caso es un conflicto entre un deseo reprimido de carácter hostil y sexual, y la conciencia moral del sujeto, de tal manera que sus obsesiones se constituyen en una forma de defensa contra un deseo reprimido: el haber deseado la muerte de su padre luego de una discusión que tuvo con él a raíz de que su familia le había preparado un matrimonio de conveniencia con una joven de buena familia a la que no amaba. Esto le colocaba en la posición de seguir los pasos de su padre, quien se había casado con una mujer rica habiendo dejado a una novia pobre que amaba; tenía que decidir entre dejar a su amada o rebelarse contra la autoridad paterna. La forma de resolver estos sentimientos enfrentados fue enfermar. “Su enfermedad le evitó tener que optar por una u otra opción y a la vez en los síntomas de la neurosis volcó toda la hostilidad reprimida hacia los dos componentes de su dilema vital: su padre y su novia” (Castaño Recio, s.f.).

El nombre de este paciente era Ernst Lanzer, un joven de 29 años que le contó a Freud que desde niño se veía asaltado por ideas obsesivas que le hacían sufrir. Tenía el temor constante de cortarse el cuello con una navaja de afeitar, pero, sobre todo, confesó que el motivo principal de la consulta era el temor a que les ocurriera algo malo a su padre y a una joven mujer de la que está enamorado. Lanzer también le contó a Freud que de pequeño una bella joven lo deja tocar su vientre y sus genitales, lo cual le produjo mucho placer; desde entonces deseaba ver mujeres desnudas, pero al pensar en ello inevitablemente sentía temor, pensando que estaba haciendo algo malo y como consecuencia de ello le iba a ocurrir alguna desgracia a su padre. Estos pensamientos se mantenían en el sujeto en la actualidad, a pesar de que el padre había fallecido hacía ya varios años. Freud analiza el proceso patológico de este sujeto diciendo que hay un deseo sexual (ver a una mujer desnuda), una consecuencia penosa (su padre puede morir) y una serie de acciones encaminadas a evitar la desgracia (Castaño Recio, s.f.).

Freud invitó a su paciente a buscar en su memoria recuerdos sobre una posible hostilidad hacia su padre, y él recordó un episodio, cuando a la edad de doce años, estaba enamorado de una jovencita, pero no era correspondido. Eso le hizo pensar que, si su padre moría, quizás la joven se fijaría en él. Había deseado la muerte de su padre, para conseguir un fin erótico, lo que lo hizo sentirse muy culpable.

El hombre de las ratas, entonces, reprime ese sentimiento que es considerados inaceptable por el yo y que responde a la muy frecuente ambivalencia de sentimientos (amor y odio) que experimentan los hijos en sus relaciones afectivas con sus padres. Es decir, es más que frecuente y normal que los hijos deseen la muerte de sus seres queridos (madre, padre, hermanos, etc.) a raíz de un disgusto que hayan podido tener con ellos, y como se trata de un deseo indecoroso, pecaminoso, pues se lo reprime, para defenderse de la angustia que dicho deseo le provoca aparecen los pensamientos obsesivos acompañados de los rituales compulsivos.

Así pues, este conflicto psíquico entre un deseo indebido y la moral del sujeto provoca una ansiedad interna que luego se manifiesta como síntomas obsesivos. Esta explicación que da Freud y que es válida para todos los casos de neurosis, fue muy influyente para el tratamiento posterior de esta condición psicológica conocida como neurosis obsesiva.

 

Por Hernando Bernal

lunes, 5 de agosto de 2024

30 Reflexiones sobre " La Insoportable Levedad del Ser" Milan Kundera

Puede que La insoportable levedad del ser sea uno de los libros más especiales que he tenido entre las manos.

Una libertad que tan sólo la conduce a la insoportable levedad del ser, se convierten de simple anécdota en reflexión sobre problemas filosóficos que, afectan a cada uno directamente, cada día. Aquí te dejo algunas de ellas:

1. El amor no se manifiesta en el deseo de acostarse con alguien (este deseo se produce en relación con una cantidad innumerable de mujeres), sino en el deseo de dormir junto a alguien (este deseo se produce en relación con una única mujer).

2. La persona que desea abandonar el lugar en donde vive no es feliz.

3. No hay nada más pesado que la compasión. Ni siquiera el propio dolor es tan pesado como el dolor sentido con alguien, por alguien, para alguien, multiplicado por la imaginación, prolongado en mil ecos.

4. Cualquier colegial puede hacer experimentos durante la clase de física y comprobar si determinada hipótesis científica es cierta. Pero el hombre, dado que vive sólo una vida, nunca tiene la posibilidad de comprobar una hipótesis mediante un experimento y por eso nunca llega a averiguar si debía haber prestado oído a su sentimiento o no.

5. Aquel que no piensa en el cuerpo se convierte más fácilmente en su víctima.

6. Si la maternidad es el Sacrificio personificado, entonces el sino de la hija significa una Culpa que nunca es posible expiar.

7. El libro era para Teresa la contraseña de una hermandad secreta. Para defenderse del mundo de zafiedad que la rodeaba, tenía una sola arma: los libros que le prestaban en la biblioteca municipal; sobre todo las novelas: había leído muchísimas, desde Fielding hasta Thomas Mann. Le brindaban la posibilidad de una huida imaginaria de una vida que no la satisfacía, pero también tenían importancia para ella en tanto que objetos: le gustaba pasear por la calle llevándolos bajo el brazo. Tenían para ella el mismo significado que un bastón elegante para un dandy del siglo pasado. La diferenciaban de los demás.

8. ¿Pero un acontecimiento no es tanto más significativo y privilegiado cuantas más casualidades sean necesarias para producirlo? Sólo la casualidad puede aparecer ante nosotros como un mensaje. Lo que ocurre necesariamente, lo esperado, lo que se repite todos los días, es mudo. Sólo la casualidad nos habla. Tratamos de leer en ella como leen las gitanas las figuras formadas por el poso del café en el fondo de la taza. No es la necesidad, sino la casualidad, la que está llena de encantos.

9. Sin saberlo, el hombre compone su vida de acuerdo con las leyes de la belleza aun en los momentos de más profunda desesperación.

10. Lo que diferencia a la persona que ha cursado estudios de un autodidacta no es el nivel de conocimientos, sino cierto grado de vitalidad y confianza en sí mismo.

11. El sueño no es sólo un mensaje (eventualmente un mensaje cifrado), sino también una actividad estética, un juego de la imaginación que representa un valor en sí mismo. El sueño es una prueba de que la fantasía, la ensoñación referida a lo que no ha sucedido, es una de las más profundas necesidades del hombre.

12. Aquel que quiere permanentemente «llegar más alto» tiene que contar con que algún día le invadirá el vértigo. ¿Qué es el vértigo? ¿El miedo a la caída? ¿Pero por qué también nos da vértigo en un mirador provisto de una valla segura? El vértigo es algo diferente del miedo a la caída. El vértigo significa que la profundidad que se abre ante nosotros nos atrae, nos seduce, despierta en nosotros el deseo de caer, del cual nos defendemos espantados.

13. ¿Qué te pasa? —dijo. — Nada. — ¿Qué quieres que haga por ti? — Quiero que seas viejo. Diez años mayor. ¡Veinte años mayor! Quería decir: Quiero que seas débil. Quiero que seas tan débil como yo.

14. Es precisamente el débil quien tiene que ser fuerte y saber marcharse cuando el fuerte es demasiado débil para ser capaz de hacerle daño al débil.

15. Traición significa abandonar las propias filas. Traición significa abandonar las propias filas e ir hacia lo desconocido. El deseo de traicionar la invadió de nuevo: de traicionar su propia traición. La primera traición es irreparable. Produce una reacción en cadena de nuevas traiciones, cada una de las cuales nos distancia más y más del lugar de la traición original.

16. Hay cosas que sólo pueden hacerse con violencia. El amor físico es impensable sin violencia.

17. Amar significa renunciar a la fuerza.

18. En cuanto hay alguien que observe nuestra actuación, nos adaptamos, queriendo o sin querer, a los ojos que nos miran y ya nada de lo que hacemos es verdad.

19. El amor, cuando se hace público, aumenta de peso, se convierte en una carga.

20. Si una tumba está cubierta por una lápida, el muerto ya nunca podrá salir. Pero si el muerto nunca sale, ¿no da lo mismo que esté cubierto de tierra o de piedra? No da lo mismo: Cuando cubrimos la tumba con una piedra, significa que no queremos que el muerto regrese. La pesada lápida le dice al muerto: «¡Quédate donde estás!».

21. Las preguntas verdaderamente serias son aquéllas que pueden ser formuladas hasta por un niño. Sólo las preguntas más ingenuas son verdaderamente serias. Son preguntas que no tienen respuesta. Una pregunta que no tiene respuesta es una barrera que no puede atravesarse. Dicho de otro modo: precisamente las preguntas que no tienen respuesta son las que determinan las posibilidades del ser humano, son las que trazan las fronteras de la existencia del hombre.

22. ¿Qué es la coquetería? Podría decirse que es un comportamiento que pretende poner en conocimiento de otra persona que un acercamiento sexual es posible, de tal modo que esta posibilidad no aparezca nunca como seguridad. Dicho de otro modo: la coquetería es una promesa de coito sin garantía.

23. Los amores son como los imperios: cuando desaparece la idea sobre la cual han sido construidos, perecen ellos también.

24. Los que crearon estos regímenes criminales no fueron los criminales, sino los entusiastas, convencidos de que habían descubierto el único camino que conduce al paraíso. Lo defendieron valerosamente y para ello ejecutaron a mucha gente. Más tarde se llegó a la conclusión generalizada de que no existía paraíso alguno, de modo que los entusiastas resultaron ser asesinos. La cuestión fundamental no es: ¿sabían o no sabían?, sino: ¿es inocente el hombre cuando no sabe?, ¿un idiota que ocupa el trono está libre de toda culpa sólo por ser idiota? Edipo no sabía que dormía con su propia madre y, sin embargo, cuando comprendió de qué se trataba, no se sintió inocente. Fue incapaz de soportar la visión de lo que había causado con su desconocimiento, se perforó los ojos y se marchó de Tebas ciego.

25. Si es posible dividir a las personas de acuerdo con alguna categoría, es de acuerdo con estos profundos anhelos que las orientan hacia tal o cual actividad a la que dedican toda su vida.

26. Parece como si existiera en el cerebro una región totalmente específica, que podría denominarse memoria poética y que registrara aquello que nos ha conmovido, encantado, que ha hecho hermosa nuestra vida.

27. ¿Acaso no es cierto que el autor no puede hablar más que de sí mismo?

28. El momento de la defecación es una demostración cotidiana de lo inaceptable de la Creación. Una de dos: o la mierda es aceptable (¡y entonces no cerremos la puerta del water!), o hemos sido creados de un modo inaceptable.

29. Es posible que no seamos capaces de amar precisamente porque deseamos ser amados, porque queremos que el otro nos dé algo (amor), en lugar de aproximarnos a él sin exigencias y querer sólo su mera presencia.

30. La misión es una idiotez. No tengo ninguna misión. Nadie tiene ninguna misión. Y es un gran alivio sentir que eres libre, que no tienes una misión.

Biblioterapeuta.WorlPress.com


lunes, 22 de julio de 2024

Ataques de Pánico y el Trastorno de Pánico

Diagnóstico

El médico de atención primaria determinará si tienes ataques de pánico, trastorno de pánico u otro trastorno, como problemas de corazón o tiroides, con síntomas que parecen ataques de pánico


Para determinar un diagnóstico, es posible que debas hacer lo siguiente:

Un examen físico completo

Análisis de sangre para verificar la tiroides y otras enfermedades posibles y análisis del corazón, como un electrocardiograma (ECG o EKG)

Una evaluación psicológica para hablar de tus síntomas, temores o preocupaciones, situaciones estresantes, problemas en tus relaciones, situaciones que puedes estar evitando y antecedentes familiares

Puedes llenar una autoevaluación o un cuestionario psicológico. Es posible que te pregunten acerca del consumo de alcohol u otras sustancias.

Criterios para el diagnóstico del trastorno de pánico

No todas las personas que sufren ataques de pánico tienen un trastorno de pánico. Para el diagnóstico del trastorno de pánico, Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders DSM-5 (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, DSM-5), publicado por American Psychiatric Association (Asociación Estadounidense de Psiquiatría), enumera los siguientes puntos:

Tienes ataques de pánico frecuentes inesperados.

Después de al menos uno de los ataques, hubo un período de un mes o más de preocupación continua por la posibilidad de sufrir otro ataque; sentiste miedo constante de las consecuencias de un ataque, como perder el control, padecer un ataque cardíaco o "volverte loco", o cambiaste tu comportamiento de manera significativa, por ejemplo, evitar situaciones que crees que pueden desencadenar un ataque de pánico.

Tus ataques de pánico no se deben al consumo de medicamentos u otras sustancias, a una enfermedad ni a otro trastorno relacionado con la salud mental, como fobia social o trastorno obsesivo compulsivo.

Si sufres ataques de pánico, pero no te han diagnosticado trastorno de pánico, todavía puedes beneficiarte con un tratamiento. Si los ataques de pánico no se tratan, pueden empeorar y convertirse en un trastorno de pánico o fobias.

Tratamiento

El tratamiento puede contribuir a reducir la intensidad y la frecuencia de los ataques de pánico y a mejorar tus actividades en la vida diaria. Las opciones de tratamiento principales son psicoterapia y medicamentos. Te pueden recomendar un tratamiento o los dos, según tu preferencia, tu historia clínica, la gravedad del trastorno de pánico y el acceso a los terapeutas especializados en el tratamiento de los trastornos de pánico.

Psicoterapia

La psicoterapia, también llamada terapia de conversación, se considera una primera opción de tratamiento efectivo para los ataques de pánico y los trastornos de pánico. La psicoterapia puede ayudarte a comprender los ataques de pánico y trastornos de pánico, y puede servir para que aprendas a controlarlos.

La terapia cognitiva conductual es una forma de psicoterapia que puede ayudarte a comprender, a través de tu propia experiencia, que los síntomas de pánico no son peligrosos. Tu terapeuta te ayudará a recrear poco a poco los síntomas de un ataque de pánico de una manera repetitiva y segura. Una vez que las sensaciones físicas de pánico ya no se perciben como amenazantes, los ataques comienzan a resolverse. Un tratamiento exitoso también puede ayudarte a superar los miedos a situaciones que has evitado debido a los ataques de pánico.

Notar los resultados del tratamiento puede llevar tiempo y esfuerzo. Puede que empieces a ver que los síntomas de los ataques de pánico disminuyen al cabo de algunas semanas, y los síntomas en general se reducen de manera notable o desaparecen tras varios meses. Puedes programar consultas de mantenimiento ocasionales a fin de asegurar que tus ataques de pánico sigan controlados o para tratar la reaparición de estos.

Medicamentos

Los medicamentos pueden ayudar a disminuir los síntomas de los ataques de pánico, así como los de la depresión si es un problema para ti. Varios tipos de medicamentos han demostrado ser efectivos para el control de los síntomas de los ataques de pánico, entre ellos los siguientes:

  1. Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS). Los antidepresivos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, que generalmente son seguros y conllevan un bajo riesgo de efectos secundarios graves, se suelen recomendar como la primera opción de medicamentos para tratar los ataques de pánico. Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (Food and Drug Administration, FDA) para el tratamiento del trastorno de pánico comprenden la fluoxetina (Prozac), la paroxetina (Paxil, Pexeva) y la sertralina (Zoloft).
  2. Inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina (IRSN). Estos medicamentos son otra clase de antidepresivos. El IRSN venlafaxina (Effexor XR) cuenta con la aprobación de FDA para el tratamiento del trastorno de pánico.
  3. Benzodiazepinas. Estos sedantes son depresores del sistema nervioso central. Las benzodiazepinas aprobadas por la FDA para el tratamiento del trastorno de pánico incluyen el alprazolam (Xanax) y el clonazepam (Klonopin). Las benzodiazepinas se utilizan, por lo general, únicamente a corto plazo, dado que pueden crear adicción y causar dependencia física o mental. Estos medicamentos no son una buena opción si has tenido problemas con el consumo de alcohol o de drogas. Además, pueden interactuar con otros medicamentos y causar efectos secundarios peligrosos.

Si un medicamento no funciona bien para ti, es posible que el médico recomiende cambiar a otro medicamento o combinar algunos medicamentos para aumentar la efectividad. Ten en cuenta que es posible que la mejoría en los síntomas se note recién después de varias semanas de haber iniciado el tratamiento con medicamentos.

Todos los medicamentos conllevan un riesgo de efectos secundarios, y algunos pueden no ser recomendables en algunas situaciones, como durante el embarazo. Consulta con el médico acerca de los efectos secundarios y riesgos posibles.

Mayo Clinic 


jueves, 18 de julio de 2024

Cómo Mejorar tu Relación de Pareja en el Día a Día

Se propone seis claves para mantener la complicidad, la pasión y el cariño a lo largo de los años.

Las relaciones de pareja sufren un desgaste con el tiempo que no siempre se puede evitar, pero que, en la mayoría de los casos, puede repararse. Lo más importante, en este sentido, es prestar atención a los síntomas, ya que cuanto antes los detectemos y actuemos para mejorar la relación, más probabilidades tendremos de evitar que escale el conflicto.

«Después de unos años, comienza a haber un malestar en la pareja que los lleva a estar desconectados y plantearse si hay cosas que pueden hacer para estar mejor. Es el malestar de la convivencia, de sentir que el otro se encuentra muy lejos, no sentirle disponible emocionalmente y cada uno irse a un espacio solitario a intentar sobrevivir a esa situación con una consiguiente sensación de soledad y de no encontrar sentido»

Lo que tenemos que hacer en el día a día para que la pareja supere estos problemas:

Apertura emocional

Cuando una pareja lleva cierto tiempo conviviendo, hay cosas que pueden empezar a darse por sentadas, lleva a que se lleguen a descuidar aspectos fundamentales como la comunicación y el hecho de expresar lo que sentimos. Por eso, la importancia, como principal tarea para regar la planta de la relación, de mostrarnos disponibles a nivel emocional para la otra persona.

¿Qué significa esto? En gran medida, implica no cerrarnos y evitar estar a la defensiva si surge una discusión. «No entrar en reproches, intentar hablar no de lo que ha pasado, sino de las dificultades que tenemos en el momento actual. Si no, esas conversaciones se pueden convertir en un campo de batalla de antiguos rencores».

«Hay que hablar de los problemas actuales que tenemos y hacerlo con una comunicación clara y directa. A veces cuesta trabajo, porque tenemos como hábito pensar que si hablamos de lo que necesitamos vamos a volvernos vulnerables o débiles. Esto es una mentira. En la vulnerabilidad es donde nos encontramos».

Decir lo que necesitamos

Muchas veces, evitamos pedir cosas para no sobrecargar a nuestra pareja con nuestras demandas, o bien, hablamos en tono pasivo agresivo o indirecto. En el momento en el que nos hacemos conscientes de que tenemos estas conductas, tenemos que esforzarnos por modificarlas.

«Cuando yo no tengo una comunicación clara, el otro lo puede sentir como un reproche. Muchas veces, pensamos que el otro tiene que saber lo que nosotros necesitamos, pero lo importante es que nosotros seamos capaces de pedirlo. Si quiero que mi pareja me acompañe al mercado, lo tengo que decir. Y si el otro me dice que ya ha quedado para ir a pasear en bicicleta, tenemos que negociar. Una comunicación clara de las necesidades permite esa negociación, mientras que no ser claro y esperar que el otro sepa lo que a mí me hace falta va a dar lugar a equívocos, distanciamientos y suspicacias».

Revisar periódicamente el reparto de tareas domésticas

El equilibrio en las tareas que cada miembro de la pareja desempeña en el hogar es uno de los puntos de conflicto más frecuentes una vez que la relación pasa a la etapa de la convivencia. En este sentido, solemos reproducir las dinámicas domésticas que hemos visto en nuestras familias de origen.

«¿Cómo se rompe esta inercia en el reparto de tareas? Teniendo en cuenta que nuestra pareja no tiene por qué ser como la de nuestros padres. Tendremos que negociar en base a lo que cada uno de los dos considera que necesita la familia» Esta negociación tiene que estar siempre abierta, porque lo que en un momento ha funcionado puede dejar de ser suficiente a medida que el tiempo pasa y la vida familiar se va modificando. «No es lo mismo, para una pareja, organizar su semana con un hijo que con dos o con tres».

Besarse

¿Hace cuánto que no besas a tu pareja? Un beso de verdad, no uno de saludo. Este es un aspecto que en muchos casos se va dejando de lado con los años, pero mantener esos pequeños gestos tiene más relevancia de lo que podríamos pensar. «El afecto es importantísimo. La sexualidad no es el acto sexual, es cogernos la mano, abrazarnos cuando estamos viendo la tele, hablar desde lo positivo, decirnos te quiero y expresar lo bien que nos sentimos juntos».

«Esto hace al cuidado de la pareja, las cosas que nos unieron y nos hicieron estar bien juntos, mantenerlas a lo largo del tiempo en la medida de lo posible. Si algo funciona mal en la sexualidad, hay que poder hablarlo desde las necesidades y no desde los reproches. Hablar claramente de lo que nos está pasando, de la necesidad que tengo de estar cerca de ti o de por qué no estoy disponible para ti. No dejar que eso se enquiste».

Cocinar juntos

Compartir momentos en los que solo participen los miembros de la pareja, sin los hijos, los amigos o la familia, no es algo que podamos relegar al terreno de lo ocasional. Tenemos que priorizar el poder hacer actividades juntos de forma semanal o mensual, «Lo fundamental para que las relaciones perduren es que se dediquen tiempo solo para la pareja: para salir a cenar, para tomarse vacaciones o fines de semana juntos, tiempos donde puedan encontrarse fuera de las rutinas diarias que queman tanto».

«Es muy importante hacerlo desde el principio de la pareja, porque si no, dejamos abandonada la relación. Tenemos que poder hacer esto una vez a la semana o al mes. Puede ser una salida gastando dinero, pero también puede ser cocinar juntos o montar en bicicleta los sábados mientras los niños están en sus actividades»

Sobre todo, cuando se ha instalado esta desconexión entre los dos, «empezar a ser cómplices de nuevo en pequeñas actividades que nos gusten a los dos, aunque cada uno luego tenga sus momentos de esparcimiento privado, nos va a ayudar a encontrar nuevas formas de estar juntos. Compartir esos pequeños momentos y volver a retomar el cenar juntos cuando hay tiempo, hacer pequeños viajes, salidas al campo u otras actividades en común que nos gusten es fundamental».

Practicar la gratitud

Cuando nos enfocamos constantemente en lo negativo y en lo que falta, es posible que se instaure una dinámica de críticas constantes de la que será difícil salir. Por eso es importante mostrar gratitud en la pareja en el día a día. Esto no significa que no podamos intentar corregir los aspectos con los que no estamos satisfechos e intentar mejorar juntos. De lo que se trata es de encontrar la forma más adecuada de hacerlo, manteniendo la capacidad de agradecer al otro todo lo que hace por nosotros y por la familia que hemos construido.

«Es muy importante tener momentos de cogernos la mano, mirarnos a los ojos, reconocer las cosas que hemos compartido, lo que hemos sacado adelante y recordar los momentos buenos que hemos tenido. La relación es como un diamante que ha quedado escondido debajo de todo lo negativo, entonces podemos volver a encontrarlo y seguirlo puliendo con la madurez que dan los años».

Cuando pedir ayuda

Si hemos llegado a un punto de la relación en el que solo nos comunicamos de manera negativa, es momento de pedir ayuda profesional. «Cuando estoy constantemente criticando al otro es porque hemos entrado en una lucha de poder y buscamos tener la razón en este conflicto que se nos plantea. Si el conflicto es hacer las cosas de la casa, yo quiero convencerle de que no es suficiente lo que hace y el otro quiere convencerme a mí de que yo soy una obsesiva de la limpieza. A la hora de romper este ciclo negativo, yo recomendaría ir a terapia, porque muchas veces es difícil salir de estas dinámicas solos, porque no somos conscientes de ellas, aunque tengamos buena voluntad e intentemos muchas cosas para salir de esto».

«Desde luego, cuando se empieza a notar esto, es mejor pedir la ayuda de un profesional que estar acumulando malestar hasta que llegue un momento en el que ya no nos reconozcamos en la relación con la persona que elegimos. Para salir de estas dinámicas del reproche, hay que hacer un ejercicio de reflexión. Parar y pensar en qué es lo que nos está generando malestar. En el momento en el que estoy enojada, si empiezo a hablar, lo voy a hacer desde el reproche. Pero si me he tomado el tiempo para pensar en lo que necesito del otro, voy a hacer un análisis mucho más racional y no tan emocional, y vamos a poder comunicarnos sobre lo que realmente necesitamos».

 

Laura Miyara La Voz De La Salud