martes, 26 de junio de 2012

Depresión Posparto

Ser madre es uno de los eventos más maravillosos para cualquier mujer.
Sin embargo aunque tener un bebé es algo muy gratificante para cualquier mamá también ocasiona mucho estrés durante los primeros días o meses. También contribuye el hecho de los cambios hormonales que sufre la mujer durante el embarazo. Estos dejan huellas que causan sentimientos de tristeza, ansiedad, temor y depresión después del parto. En muchas mujeres estos síntomas desaparecen pronto. El problema es cuando estos sentimientos continúan por tiempo prolongado y empeoran.

Durante el embarazo, el cuerpo de una mujer soporta cambios importantes y puede experimentar un considerable malestar o incluso la sensación de estar enferma. Cuando el bebé nace, la mujer se hace responsable del bienestar de una persona vulnerable, que tiene necesidades muy inmediatas de atención y cuidado. Por muy deseado que pueda ser el recién nacido, traerá consigo grandes cambios a la vida de la madre, que a veces pueden resultar estresantes.

Muchas mujeres atraviesan un periodo en el que se sienten cansadas y con un estado de ánimo decaído. Pero suele durar solamente algunos días y pronto las mujeres comienzan a sentirse ellas mismas de nuevo. En otros casos, el nacimiento tiene un efecto más serio y duradero. Se trata de mujeres que se deprimen y se sienten confusas, o muy ansiosas, sin lograr superarlo. Esta reacción se conoce como depresión posparto, y puede ser muy dolorosa, ya que afecta a la mujer misma, su pareja y sus hijos.

Qué es la depresión posparto?

La mayoría de las personas tienden a tener altas expectativas sobre la maternidad y asumir que la madre será capaz de hacer frente al cuidado del bebe de forma natural, fácil y satisfactoria. Por tanto, si de repente la madre se encuentra estresada y comienza a preguntarse si será capaz de manejar la situación (o incluso si desea hacerlo), puede resultarle muy desmoralizante y doloroso. Así, muchas madres se sienten llorosas y desanimadas, ansiosas, o tensas o enfadadas, y no saben qué hacer con esas emociones. Pueden no saber con seguridad la razón por la cual se sienten así, lo cual empeora las cosas, creando sentimientos de culpa o inadecuación.

La depresión posparto es bastante común (entre el 10 y el 20 por ciento de las mujeres). Puede ocurrir justo después del parto, o varios meses después. Puede comenzar muy repentinamente o ir apareciendo lentamente. Afecta a mujeres de todas las edades, tanto primerizas como con hijos. Es posible que una mujer se sienta bien con su primer hijo, pero se deprima con el siguiente, aunque las probabilidades de desarrollar depresión postparto son más altas si una mujer la ha tenido ya antes.

Síntomas típicos. Usted  puede sentirse:
  • Deprimida y llorosa, todo puede parecer una lucha. Se siente mal consigo misma y con lo que hay a su alrededor.
  • Ansiosa y preocupada por su propia salud, el bebé o el resto de la familia. Puede tener miedo de estar sola en casa o de salir a la calle.
  • Irritable y frustrada. Puede enfadarse con sus hijos o sentirse furiosa con su pareja.
  • Exhausta física y mentalmente, incapaz de hacer frente a las numerosas demandas.
  • Culpable por no comportarse como una madre "apropiada" o por sus propias emociones de enfado y depresión.
También puede notar cambios en el modo en que funciona su cuerpo o el modo en que se comporta:
  • Tiene problemas para concentrarse.
  • Sus patrones de sueño pueden estar trastornados. Por ejemplo, puede desear dormir a todas horas, o puede ser difícil quedarse dormida o dormir las suficientes horas.
  • Puede verse afectado su apetito, de manera que pierde interés en la comida o come mucho más de lo habitual.
  • Puede tener la impresión de que su cuerpo funciona lentamente, resultándole difícil tomar incluso decisiones simples; o bien puede sentirse llena de tensión nerviosa y estar constantemente ocupada pero sin lograr hacer mucho.
  • Puede perder interés en el sexo.
Todo esto puede transformarse en un círculo vicioso, al estar más cansada por la falta de sueño y la ansiedad, lo cual la vuelve más irritable. Entonces puede sentirse culpable por cómo se comporta con su familia, lo cual empeora la depresión.

¿Por qué se produce?

Las causas pueden ser diferentes en cada mujer y a veces no se encuentra una razón clara. En momentos particulares de tu vida puedes ser más vulnerable. O bien, ciertos acontecimientos difíciles de tu pasado pueden hacer más probable la aparición de depresión posparto.

Los cambios en los niveles hormonales durante y después del embarazo pueden afectar el estado anímico de una mujer. Muchos factores distintos a los hormonales también pueden afectar el estado de ánimo durante este período:
  • Cambios en el cuerpo a raíz del embarazo y el parto
  • Cambios en las relaciones laborales y sociales
  • Tener menos tiempo y libertad para sí misma
  • Falta de sueño
  • Preocupaciones acerca de su capacidad para ser una buena madre
Entre las causas principales se encuentran:
  • El parto mismo puede haber sido una experiencia decepcionante. Puede  haberla dejado con una sensación de violación o pérdida.
  • El bebé puede ser muy exigente, llorar demasiado o tener algún problema de salud, que haga especialmente estresante cuidarlo.
  • Pueden existir problemas de tipo económico, laborales, familiares, poco apoyo por parte de la pareja, etc.
  • Las experiencias vividas como hijas pueden influir en el modo en que viven su propia maternidad. Recuerdos dolorosos de acontecimientos de la niñez (pérdidas de seres queridos, abuso físico o sexual) pueden reaparecer al hacer frente a la propia maternidad.
  • La sociedad tiene una visión contradictoria de la maternidad; por una parte se percibe con algo hermoso y a la madre como una fuente inagotable de amor y cuidado; por otra parte, se presta poco apoyo a las madres y no se reconoce que la maternidad es una tarea dura, lo cual puede crear frustración e ira en la madre, que, en muchas circunstancias, no tendrá más remedio que llevar a su hijo con ella a todas partes, encontrando difícil estar con un bebé en medios de transporte, tiendas, etc.
  • La sociedad tiende a considerar la maternidad como algo que puede hacerse de manera instintiva, cuando lo cierto es que la falta de experiencia y aprendizaje puede dejar a la madre en un estado de miedo e incertidumbre.
Muchas madres pueden sentirse aisladas. Si ha tenido que dejar el trabajo, puede sentirse resentida y alejada de la vida normal adulta y afectada por la pérdida de ingresos propios.
El efecto de los cambios hormonales tras el parto. Algunos médicos consideran que cambios en los niveles de hormonas pueden ocasionar la depresión postparto.

Tratamiento
  • La depresión posparto tiene cura y con tratamiento desaparece pronto.
  • El tipo de tratamiento va de acuerdo con la severidad del problema.
  • Muchas veces las mujeres en vez de tomar medicamentos, asisten a grupos de apoyo.
  • El problema de tratar la depresión post parto con medicina convencional es que las mujeres que están amamantando a sus hijos deben tener mucho cuidado y consultar a su médico antes de tomar ningún medicamento. Si la situación empeora, la mujer es tratada con medicamentos y con terapia profesional.
  • La psicosis posparto, es un tipo de enfermedad mental bastante serio que puede afectar a las madres primerizas.
  • Generalmente los síntomas aparecen en la madre en los primeros tres meses después del parto.
  • La mujer pierde contacto con la realidad y algunas veces tiene alucinaciones auditivas o ve cosas que no existen.
  • Esta enfermedad mental viene acompañada de insomnio, de enojo y de un comportamiento muy extraño con el bebé.
  • Algunas ocasiones el caso amerita internar la mujer en una institución mental pues la vida del bebé puede correr peligro si ella continua en el hogar.
Sugerencias para otras alternativas para tratar la depresión posparto
  • Dormir lo más que se pueda, tomar una siesta cada vez que el bebé se duerme.
  • Hablar con el esposo, pareja u otro familiar sobre los síntomas que la mujer está experimentando.
  • Tratar de estar siempre acompañada por un familiar que esté dispuesto a ayudar con las labores domésticas y con el bebé.
  • Salir de compras, visitar amistades o simplemente ir a dar una caminata.
  • Pasar tiempos a solas con el esposo o pareja.
  • Hablar con el médico y no tener temor de discutir los síntomas.
  • Sacar el bebé por las mañanas a tomar un baño de sol.
  • Alimentarse nutritivamente con frutas y verduras.
  • Leer un buen libro sobre el cuidado del bebé y su desarrollo.
  • Unirse a un grupo de apoyo para mujeres con depresión posparto.
Usted puede tener mayores probabilidades de experimentar depresión posparto si:
  • Tiene menos de 20 años.
  • Actualmente consume alcohol, sustancias ilegales o fuma (también ocasionan riesgos serios para la salud del bebé).
  • No planeó el embarazo o tuvo sentimientos contradictorios acerca de este.
  • Tuvo depresión, trastorno bipolar o un trastorno de ansiedad antes del embarazo o en un embarazo anterior.
  • Vivió un hecho estresante durante el embarazo o el parto, por ejemplo, una enfermedad, muerte o padecimiento de un ser querido, un parto difícil o de emergencia, un parto prematuro o una enfermedad o anomalía congénita en el bebé.
  • Tiene un familiar cercano que haya experimentado depresión o ansiedad.
  • Tiene una mala relación con la pareja o es soltera.
  • Tiene problemas financieros o de vivienda.
  • Tiene poco apoyo de la familia, de los amigos o del cónyuge o la pareja.
En resumen:
  • Depresión posterior a dar a luz.
  • Puede tratarla un profesional médico
  • Duración media: la recuperación suele durar varios meses
  • Necesita un diagnóstico médico
  • No son necesarias pruebas de laboratorio o resonancias magnéticas
  • Aquellas mujeres que padecen de depresión posparto corren mayor riesgo de desarrollar una depresión grave en el futuro.
  • Los síntomas pueden incluir insomnio, pérdida del apetito, irritabilidad intensa o dificultad para vincularse con el bebé.
  • Si no se trata, la afección puede durar meses o más tiempo. El tratamiento consiste en terapia, antidepresivos o terapia de hormonas.
  • Se debe consultar a un especialista para obtener asesoramiento médico/psicológico o psiquiátrico.



viernes, 22 de junio de 2012

Celos Patológicos

En la primera parte de este Blog tratare los celos patológicos desde el punto de vista de la Terapia Racional Emotiva (Albert Ellis). En primer lugar, conviene distinguir entre los celos normales, que cualquier persona puede sentir en un momento dado sin que suponga un problema y los celos patológicos.

Los celos sanos consisten en una preocupación por la posible pérdida de una persona amada o malestar por la relación real o imaginada que esa persona tiene con alguien más. Quienes sienten este tipo de celos prefieren que sus parejas permanezcan con ellos y no desean que tengan una relación demasiado íntima con nadie más. Esto a veces causa algunos problemas en la pareja pero no son demasiado serios ni producen un malestar intenso a ninguno de los miembros de la pareja.

Por el contrario, los celos patológicos están acompañados de intensos sentimientos de inseguridad, auto-compasión, hostilidad y depresión y suelen ser destructivos para la relación.

La diferencia entre ambos tipos de celos está en que en vez de preferir y desear que su pareja esté sólo con él o ella, las personas con celos patológicos, están exigiendo o demandando que su pareja no debe, bajo ningún concepto, implicarse emocional o sexualmente con otras personas. Al estar utilizando un pensamiento rígido, basado en exigencias absolutistas que no admiten más posibilidad que el cumplimiento de sus deseos, estas personas perciben la posibilidad de una infidelidad como algo terrible (siempre que exijas que algo tiene que ser como tú quieres que sea, en vez de solamente preferirlo, considerarás horrible la mera posibilidad de que no sea así). De este modo, vigilará cada gesto inocente de su pareja hacia otra persona para tratar de prevenir e impedir que llegue a suceder eso que considera tan terrible e insoportable.

 En cambio, cuando una persona utiliza un pensamiento flexible, se dice a sí misma cosas como "Deseo mucho que mi pareja esté sólo conmigo, pero es libre de elegir lo que quiere, y si me deja será doloroso y frustrante pero no será algo terrible, ni insoportable, ni me matará". La persona que piensa de este modo puede estar preocupada, pero no aterrorizada ante la posibilidad del abandono, ni necesitará estar constantemente en guardia por si sucede eso tan temido. En cambio, si está utilizando un pensamiento rígido y dogmático, creerá cosas como: "Mi pareja no puede ni debe dejarme nunca bajo ninguna circunstancia ni tiene derecho a hacerlo porque si lo hace me sentiré fatal y será terrible e insoportable". La persona que piensa de este modo se sentirá muy ansiosa, insegura, deprimida, agresiva y dependiente.

 Por ejemplo, quien piensa que su valor personal u hombría, en el caso de los hombres depende de que su pareja permanezca con él o ella, está creando una relación de dependencia que lo mantendrá continuamente ansioso pensando en lo horrible y humillante que sería que su pareja lo dejara; mientras que si piensa que su valor como persona no tiene nada que ver con eso (es decir, utiliza un pensamiento más realista) entonces se sentirá más relajado en su relación con su pareja.

Creencias irracionales que dan lugar a celos patológicos
Los sentimientos de hostilidad provienen de creencias como: "si mi pareja me deja sufriré mucho; por tanto, no puede dejarme y si lo hace es una persona horrible que merece el castigo". De este modo se ven con derecho a llegar incluso a la violencia. Es decir, quien piensa así, considera que sus deseos son órdenes para los demás y antepone sus propios deseos y bienestar al de su pareja: "como a mí me dolería mucho que me dejaras, no eres libre para hacerlo".
 Entre estas creencias irracionales se encuentran las siguientes:

1. La pareja que yo he elegido debe amarme mucho y en todo momento mientras yo quiera que sea así.

2. Es terrible que mi amor no sea correspondido (como tiene que ser) y eso hace que mi vida sea horrible.

3. No puedo soportar que mi pareja no me quiera tanto como yo a ella/él.

4. Dado que no he logrado que mi pareja me quiera como tendría que haber hecho, soy una persona inadecuada e indigna de amor.

5. Si mi pareja me deja, nunca encontraré a nadie a quien amar y seré infeliz toda mi vida porque no puedo ser feliz sin un/a hombre/mujer.

6. Tengo que estar absolutamente seguro/a en todo momento de que mi pareja me ama, ya que necesito su amor para vivir.

7. Si mi pareja me es infiel, los demás se reirán de mí y pensarán que soy un idiota total y eso no podría soportarlo. Etc...

2 parte

El sentir celos es algo bastante común pero lo que se define como un celoso compulsivo o una persona que está en cierta manera adicta a los celos, es el comportamiento desgastante tanto para el que los sufre como para su pareja y se sale de los límites normales que marcan este sentimiento.

Las personas con celos de este tipo conocidos también como celosos enfermizos no solo son celosos con sus parejas, pueden serlo con sus padres, sus hermanos, sus amigos o con colegas del trabajo. Es un comportamiento que se desarrolla generalmente en la infancia y se incrementa a la edad adulta. Los celos mal llevados al extremo constituyen una patología fuertemente autodestructiva; el sujeto que padece esta enfermedad "vive" en un estado de infelicidad, en función de sus miedos y sospechas de engaño, muchas veces completamente infundados y prácticamente no acepta otra condición de verdad que no sean las evidencias que confirman su inseguridad en la relación. Los celos patológicos pueden manifestarse indistintamente en hombres o mujeres.

Los celos causan mucha angustia e infelicidad y aún provocar el daño al ser objeto del celo, incluso hasta provocar una respuesta física de agresión desmedida terminando, en la reclusión (secuestro), en el asesinato o agresión física. Este nivel de celo es muy difícil de curar y las personas que lo padecen tienen grandes posibilidades de llegar a situaciones extremas si no se someten a un especialista. Debido a la gran cantidad de casos de violencia doméstica causada por los celos.

Tratamiento

La cura está basada en la recuperación de la confianza en la relación de pareja y de la seguridad de si mismo reconociendo el espacio vital que toda pareja debe tener y que no debe ser invadido por el otro. La prevención está relacionada con el aprendizaje durante la infancia de los valores de la tolerancia, el respeto y el reconocimiento de los derechos del otro. Además también pueden prevenirlos una buena comunicación en la pareja. Una vez desarrollados los celos, la terapia psicológica puede ser muy útil si es que no hay una patología subyacente, como el alcoholismo. Si
hay una patología subyacente, la terapia psicológica debe abordarla. En los casos de delirio, el enfoque es farmacológico.



Algunas características son:

1. Desconfía continuamente hasta de su propia sombra, siente un gran odio por los compañeros o compañeras de trabajo de su pareja. Odio a las amigas o amigos de su pareja.

2. Revisa constantemente los objetos personales de su pareja, celular, billetera, libreta de teléfonos, perfiles en las páginas sociales y agendas de trabajo.

3. Tiene una auto estima muy baja y una inseguridad tremenda y falta de confianza en si mismo.

 4. Es una persona altamente dominante que desea controlar todo lo que está a su alrededor.

 5. Sus celos se fundan en lo que se imagina y no en una evidencia real.

 6. Duerme pocas horas pensando en que su pareja les está siendo infiel y cuando su pareja duerme se levanta sin hacer ruido con el afán de buscar alguna evidencia que confirme sus sospechas.

 7. Sufren mucho cuando su pareja entra al baño y se tarda en salir o cuando ésta sale de viaje o se va al trabajo o a estudiar.

 8. No tolera que su pareja no conteste el celular en cualquier momento del día. Se imagina a su pareja en la cama haciendo el amor con otro (a).

 9. Revisa cuidadosamente la ropa de su pareja y la huele tratando de encontrar el aroma de un perfume desconocido.

 10. Revisa el auto de su pareja varias veces al día tratando de comprobar que está en lo cierto y que su pareja efectivamente le es infiel.

Consejos para controlar los celos patológicos

1. Comparte actividades placenteras con los amigos, familiares y colegas en pareja para que ambos se sientan partícipes del mismo círculo.

 2. Practica algún pasatiempo o deporte para alejar tus pensamientos y disipar tus celos fantasmales y cargarte de buena vibra.

 3. Evitar los pensamientos negativos y las fantasías negativas sobre la pareja.


 4. La terapia de pareja funciona muy bien cuando los celos han llegado a un extremo irracional o patológico.

 5. Los ejercicios de relajación, la meditación trascendental y la yoga ayudan a balancear la mente cuerpo y el espíritu. Esto ayuda a la persona a modificar sus pensamientos negativos y transformarlos en positivos.


Conclusion


Los celos patológicos limitan de una manera extrema la vida de la pareja pues el temor es más fuerte que el amor. Los celos pueden llegar a tal extremo que algunas veces contribuyen a actos de violencia doméstica que pueden escalar a extremos peligrosos. La pareja que sufre este tipo de problemas en su relación debe buscar ayuda inmediata. Un Psicologo clinico de pareja a través de unas cuantas sesiones puede ayudar a la persona que sufre de celos patológicos a controlar sus sentimientos y hacerle ver que los celos patológicos no son reales sino que simplemente son fantasías erróneas que la persona que los sufre asume como hechos y que conducen a patrones indeseables entre la pareja.


martes, 19 de junio de 2012

Recursos Psicológicos para Recuparate de una Crisis


La muerte de un ser querido, la ruptura de una relación, la pérdida de un trabajo, una enfermedad seria... Todos estos son ejemplos de situaciones realmente difíciles en la vida de una persona. ¿Cómo hacen las personas para afrontarlas? ¿Cuál es el mejor modo de hacerlo sin que esas situaciones acaben con nosotros? En este blog tratare de dar respuesta a estas preguntas.
El concepto clave es la capacidad de recuperación, pues lo más importante no es lo que nos pase, sino cómo reaccionamos y si somos capaces de recuperarnos. Esta capacidad no es algo extraordinario, pues la mayoría de las personas pueden recuperarse tras vivir situaciones de este tipo, si bien, cuanto más traumático sea el acontecimiento en sí mismo, más se verá afectada una persona y más difícil resultará su recuperación.

Tener una buena capacidad de recuperación no significa no sentir nada o mostrarse indiferente. El dolor emocional y otras emociones negativas son comunes y normales en personas que han vivido acontecimientos de este tipo y el camino hacia la recuperación suele ser difícil y doloroso. La capacidad de recuperación no es un rasgo que una persona tiene o no, sino que implica una serie de conductas, pensamientos y acciones que pueden aprenderse y desarrollarse.

Factores que intervienen en la capacidad de recuperación: recursos psicológicos

 Existen una serie de recursos psicológicos que sirven de ayuda a la hora de afrontar crisis o situaciones traumáticas o estresantes. Los más importantes son los siguientes:

1.- Capacidad para tolerar y manejar emociones intensas

Es la capacidad para sentir sentimientos profundos, como un dolor emocional intenso sin que se produzca una disrupción permanente del equilibrio psicológico. Los sentimientos intensos pueden aterrar a muchas personas porque se sienten abrumadas por ellos y tienen la impresión de que no podrán soportar ese dolor o les destruirá.  Para fortalecer esta capacidad puedes hacer lo siguiente:

 Explora el significado que tiene para ti ese tipo de emociones: ¿por qué las temes? ¿Qué crees que podría pasarte? ¿Qué temes exactamente?
  • Usa metáforas para describir cómo te sientes. Por ejemplo, algunas personas se sienten como si estuvieran en un pozo profundo y oscuro del que no pueden salir; otras como si estuvieran sosteniendo un pesado muro que va a desmoronarse sobre ellos en cualquier momento, etc. Después trata de transformar esta imagen. Por ejemplo, puedes imaginar que te separas del muro poco a poco y lo dejas caer despacio; o puedes imaginar que enciendes una antorcha dentro del pozo o que escuchas la voz de alguna persona llamándote desde fuera, etc. Esto te servirá de práctica para tolerar y neutralizar ciertas emociones. También puedes imaginar que encaras la tormenta, que te dejas llevar por la inundación adonde las aguas deseen llevarte, etc.
  • Busca objetos, lugares o personas que te sirvan de ayuda y consuelo. Por ejemplo, sostener entre tus manos algún objeto (como hacen los niños con los osos de peluche), darte una ducha relajante, etc. Procura que se trate de objetos o lugares seguros y no dañinos (no recurras a alcohol, drogas o sexo para evadirte). b) Capacidad para estar solo sin sentirse solo.
 Significa que una persona es capaz de disfrutar tiempo estando sola sin sentirse vacía y triste. Para desarrollar esta capacidad hacen falta dos cosas:

 1) La persona ha de desarrollar una conciencia de sí misma; esto significa valorarse, conocerse, apreciar ciertos rasgos de su personalidad y aceptarse como es sin despreciarse por aquello que no le gusta de sí misma. También incluye tener diálogos con uno mismo y pasar tiempo a solas. Del mismo modo que para conocer a otra persona necesitas pasar tiempo a solas con ella y mantener largas conversaciones, si deseas conocerte has de hacer igual contigo mismo.  Puede servirte de ayuda escribir o llevar un diario. Si al principio te resulta difícil estar sólo tras vivir un acontecimiento especialmente doloroso, procura que esos periodos de soledad sean cortos y que al principio consistan en hacer alguna actividad a solas que te guste, como escuchar música, ver una película, etc.

 2) El segundo punto es aprender a conectar con imágenes de apoyo mientras estás solo. Es decir, has de crear en tu mente un lugar seguro y de apoyo. Por ejemplo, cuando Esther se sentía mal estando sola pensaba en su abuela fallecida, pues fue una persona que la reconfortó en muchas ocasiones durante su infancia. Al imagina que su abuela la abrazaba se sentía mejor. También puedes imaginar un lugar especial para ti o incluso recurrir a una persona imaginaria (el o la protagonista de alguna novela, por ejemplo). En ese lugar que has creado en tu mente, puedes ser tú mismo, expresar cualquier cosa que desees sin miedo. Después, estando en ese lugar seguro de tu mente,  explora quien eres y quién desearías ser. Lo importante es que te conviertas en tu mejor amigo/a, en una buena compañía en quien confiar en los buenos y en los malos tiempos y seas para ti mismo/a una fuente de calma y fuerza.

 La capacidad para calmarse a uno mismo. Es la capacidad para consolarse a uno mismo sin necesidad de recurrir en exceso a los demás o a apoyos externos. Aunque es bueno buscar el apoyo de los demás, también es importante tener la capacidad de auto-consolarse y calmarse, de modo que recurramos a los demás no porque sin ellos nos hundimos sino como una ayuda para afrontar una situación difícil. Otro motivo para cultivar esta capacidad es que la persona que no puede consolarse a sí misma y tampoco cuenta con nadie a quien recurrir, tenderá más a utilizar modos destructivos de consuelo, como el alcohol o las drogas.


Cuando los psicólogos preguntamos a las personas qué se dicen a sí mismas cuando se sienten mal, vemos que pueden ser despiadadas y crueles consigo mismas cuando sienten emociones que consideran malas o amenazadoras, como ansiedad, rabia, impotencia, etc. Esto es un fallo en la capacidad de auto-consuelo e incrementa las emociones negativas llevando a estados emocionales intolerables que los individuos se ven impulsados a evitar.

Para aprender a consolarte imagina lo que le dirías a un niño para calmarlo y trátate de ese mismo modo. Imagina también que tratas de consolar a una persona que está pasando por lo mismo que tú, ¿qué le dirías? Utiliza también autoafirmaciones como: Cálmate, puedes soportar esto, no va a durar para siempre; los estados emocionales intensos no duran mucho tiempo; podré con esto, lo superaré, etcc) La capacidad para moderar el odio hacia uno mismo ante las autocríticas o la culpa.

Hace referencia a la capacidad para aceptar e integrar las críticas sin un daño importante o permanente al sentido de la propia valía personal. Se relaciona con la capacidad para mantener una autoestima positiva. La persona con un sentido de autoestima más estable será más capaz de integrar las críticas o tolerar el rechazo. Las experiencias que pueden llevar a una persona al auto desprecio varían según cuáles sean las necesidades de cada uno. Por ejemplo, las personas con una gran necesidad de independencia pueden despreciarse a sí mismas cuando se ven en una situación de dependencia o cuando alguien cuestiona su habilidad de cuidar de sí mismas. Las personas que han vivido traumas en su infancia o han soportado rechazos y críticas severos y prolongados pueden vivir en un constante estado de auto desprecio.

Para fortalecer tu capacidad de moderar el auto desprecio has de comenzar por un trabajo de exploración,  analizando cómo viviste las críticas en tu infancia, cómo tus padres te transmitían su disgusto y cómo vives ahora las críticas. Aprende a escuchar lo que te dicen sin generalizar a toda tu persona (fracasar en algo no te convierte en un completo fracaso como persona). Analiza lo que te han dicho, los motivos reales, las intenciones y no lo tomes como algo personal. Recuerda que las opiniones no son hechos, son sólo opiniones.

La vergüenza está a menudo asociada con el autodesprecio. Algunas personas prefieren permanecer con relaciones que detestan porque cambiar la relación les hace sentirse avergonzados. Por tanto, explora el significado de la vergüenza y recuerda que puedes aprender a aceptar ciertos sentimientos de vergüenza sin tener que generalizarlos a toda tu persona y despreciarte por ello.

2.- Capacidad de autoprotección

Se trata de recursos psicológicos que nos ayudan a protegernos de posibles daños. Entre estos recursos se encuentran:

 1. La capacidad para predecir consecuencias. En muchas circunstancias conviene que te pares a pensar acerca de las consecuencias y trates de predecirlas. Para eso has de confiar en tu propio juicio y en tu intuición. Por ejemplo, si una persona no te merece confianza, no deseches esos pensamientos diciendo "son tonterías mías, qué sé yo en realidad"; haz caso de esa corazonada. Analiza también los errores que has cometido en el pasado a la hora de juzgar las situaciones o a los demás tratando de descubrir en qué has fallado y cómo puedes mejorar esa capacidad.

 2. La capacidad para establecer fronteras apropiadas entre tú y los demás. Mantener una frontera adecuada significa no permitir que los demás invadan tu intimidad si no lo deseas, ni te obliguen o empujen a hacer algo que no deseas. Has de ser consciente de que tienes derecho a establecer esas fronteras y de que tienes capacidad para protegerte a ti mismo/a. Una frontera apropiada implica también, por un lado, que no necesitas en exceso la presencia de los demás y, por otro, que no te alejas en exceso de ellos por un temor excesivo. Las personas que tienen problemas para establecer fronteras, pueden oscilar entre la búsqueda desesperada de la cercanía con otra persona, y la huida y distanciamiento.

Si te sientes incompleto o como si fueras a desintegrarte sin la otra persona, no es extraño que también acabes teniendo miedo a esa cercanía. Es decir, si deseas algo (o alguien) tanto que piensas que no tenerlo te destruirá, también temerás tu propio deseo de tenerlo y querrás huir, oscilando entre distancia y cercanía. Trata de buscar un término medio.

Desarrollar la capacidad de recuperación psicológica

Las personas utilizan diferentes estrategias de recuperación. La estrategia que le sirve a una persona puede no servirle a otra. Algunas de las estrategias que aparecen a continuación pueden servirte de ayuda:

 1. Busca el apoyo de los demás. Las buenas relaciones con familiares y/o amigos son importantes. Aceptar el apoyo de esas personas te ayudará a recuperarte. A algunas personas les resulta muy útil implicarse en grupos, realizar actividades sociales, buscar grupos de apoyo , etc.

 2. No veas las crisis como problemas insuperables. No puedes evitar que sucedan ciertas cosas, pero sí puedes cambiar tu modo de responder ante esos sucesos. Intenta mirar al futuro y ver cómo las cosas mejorarán con el tiempo, piensa que no durará para siempre y utiliza frases que desdramaticen como: "es parte de la vida; lo superaré; podría ser aún peor; al menos tengo... (describe cosas valiosas en tu vida)".

 3. Acepta que el cambio es parte de la vida. Es posible que ciertas metas no puedan alcanzarse como resultado de situaciones adversas. Acepta las cosas que no pueden cambiarse y céntrate en aquello que sí puedes cambiar en estos momentos.

 4. Persigue tus metas. Desarrolla metas realistas y divídelas en pequeñas submetas. Pregúntate: ¿qué pequeña meta puedo alcanzar ahora que sé que me ayudará a moverme en la dirección que deseo?

 5. Actúa. Haz todo lo que puedas. En vez de despegarte lo más posible de la situación como si no  fuera contigo o desear que desaparezca, crea planes de acción y actúa.

 6. Busca oportunidades de auto-descubrimiento. Muchas personas descubren que han crecido o han aprendido cosas de sí mismas como resultado de una crisis. Personas que han atravesado tragedias dicen sentirse más fuertes (incluso teniendo sentimientos de vulnerabilidad), una mayor sensación de valía personal, una espiritualidad más desarrollada y un mayor aprecio de la vida.

 7. Alimenta un buen auto-concepto. Confía en tu instinto y capacidad para salir adelante. ¿Qué mejor persona que tú mismo/a para entregarle tu confianza plena?

 8. Mantén una adecuada perspectiva. Incluso en situaciones muy estresantes, trata de considerar la situación desde un punto de vista amplio y desde una perspectiva a largo plazo. No tengas una visión en túnel donde sólo ves lo negativo y un presente negro. Amplía esa visión para ser más realista.

 9. No pierdas el optimismo ni la esperanza. No se trata de que no hagas nada pensando que todo se arreglará como por arte de magia, pero tampoco te vayas al extremo opuesto y lo veas todo con pesimismo y desesperanza. Busca un término medio.

 10. Cuida de ti mismo/a. Presta atención a tus necesidades y sentimientos. Practica actividades que te hagan disfrutar, haz ejercicio, haz una alimentación sana.

 11. Busca recursos de ayuda externos, como grupos de ayuda, libros de autoayuda y superación, recursos en internet, psicoterapia, etc.

 12. Utiliza el humor. Mantener el sentido del humor en situaciones estresantes te ayudará a tomar distancia y no verte tan abrumado por lo que está sucediendo.

 13. Aprende de los demás. Recuerda situaciones parecidas que hayan vivido personas que conoces, ¿qué recursos han utilizado, cómo lo han superado?

14. Otras estrategias. Algunas personas encuentra útil escribir acerca de lo que sienten y piensan y del significado que tiene para ellas lo que les está pasando. La meditación y prácticas espirituales también pueden ayudar a algunas personas.

viernes, 15 de junio de 2012

Encopresis

Se denomina encopresis o incontinencia fecal cuando un niño defeca (mueve sus intestinos) en su ropa interior o en cualquier otro lugar inapropiado.
La Encopresis infantil es la defecación involuntaria que sobreviene al niño mayor de 4 años, sin existir causa orgánica que lo justifique. Se asocia frecuentemente con la enuresis. Frecuentemente sobreviene durante el día, es un signo de perturbación de las primeras etapas de la maduración de la personalidad. 

Se diferencia de la "incontinencia fecal infantil" en que esta última es consciente y su etiología es orgánica (enfermedades metabólicas, malformaciones congénitas, oligofrenia)

La incontinencia puede asociarse con trastornos en la motricidad, crisis epilépticas, anomalías del lenguaje, manipulación de excrementos e, incluso, coprofagia.

Dentro del trastorno denominado Encopresis o incontinencia fecal existen dos tipos bien definidos de la afección: primaria y secundaria. De acuerdo a diversos estudios realizados por los especialistas médicos, el 50% de los casos de niños que presentan esta enfermedad se enmarcan dentro de los parámetros de la llamada Encopresis Primaria  síntoma que demuestra que el control intestinal aún no ha sido aprendido como corresponde.

El otro 50% de los casos corresponden a la llamada Encopresis Secundaria,  la cual por lo general se presenta en niños mayores de 4 años. Refleja un cuadro en el que, si bien el pequeño ha logrado inicialmente el control del esfínter anal,  se produce una regresión que ocasiona que pierda el dominio a nivel intestinal.

En ambos casos, es de vital importancia determinar las posibles causas que han provocado la aparición de este trastorno, que la mayoría de las veces está íntimamente ligado a algún tipo de trauma psicológico que padece el pequeño.

En la actualidad, tras varios estudios e investigaciones, los especialistas han concluido que el síndrome de Encopresis puede llegar a presentarse por determinadas causas que provocan la falta de control de esfínteres por parte del niño.



La encopresis se asocia frecuentemente con el estreñimiento y con la retención fecal. A menudo, la materia fecal dura permanece en el colon y el niño sólo evacua heces suaves o semilíquidas que rodean las heces retenidas. El escape de las heces puede ocurrir durante el día o la noche y rara vez hay causas físicas diferentes al estreñimiento (algunas veces presente desde la lactancia)
Otras causas pueden estar relacionadas o principales factores determinantes para la aparición de esta afección:
  • Falta de educación de los esfínteres.
  • Predisposición física a ineficaz motilidad y funcionamiento intestinal.
  • Tratamientos prolongados con laxantes y supositorios.
  • Fisuras anales.
  • Constipación.
  • Pacientes con constipación que inician dietas para el estreñimiento.
  • Causas de origen emocional.
  • Niños autistas o con severos desórdenes emocionales.
  • Educación de los esfínteres a edad muy temprano.
  • Alteración emocional como el trastorno de oposición desafiante.
  • Trastorno de conducta.
Cualquiera que sea la causa, el niño puede llegar a desarrollar un sentimiento de vergüenza, culpabilidad o pérdida de autoestima conexos y puede tratar de ocultar el descubrimiento del problema.
Los siguientes factores pueden incrementar el riesgo de encopresis:
  • Pertenecer al género masculino
  • Estreñimiento crónico
  • Nivel socioeconómico bajo
Síntoma
En la mayoría de los niños con encopresis, los signos más evidentes son ropa interior sucia y olor. Otros signos y síntomas pueden incluir:
  •  Incapacidad para retener las heces (incontinencia intestinal)
    Defecación en lugares inapropiados (por lo general, en la ropa del niño)
    Comportamiento reservado asociado con las defecaciones
    Estreñimiento y heces duras
    Evacuación ocasional de heces muy grandes que casi obstruyen el inodoro.
    Periodos de constipación (ausencia de movimientos intestinales) que alternan con deposiciones muy prolongadas
    Rasgos de sangre en la cara externa de las heces o en el papel higiénico que se uso para limpiarse después del movimiento intestinal.
    Ropa sucia con material fecal escondida en closets, debajo de la cama u otros lugares
    Orinarse en la cama, probablemente relacionado con la presión de la masa grande y dura de material fecal en el recto; esto ocurre en alrededor del 40% de los casos de encopresis.
    En raros casos, cuando la encopresis está causada por un problema psicológico serio, el niño puede tirar o ensuciar con material fecal los pisos, paredes o muebles.
Diagnóstico
El médico comenzará preguntándole acerca de los hábitos de deposición de su niño, incluidos la frecuencia con que su niño mueve los intestinos, el tamaño de las heces de su niño y si la cara externa de las heces tienen rasgos de sangre. El médico le preguntará sobre la dieta de su hijo, especialmente acerca de los alimentos que tienden a constipar (por ejemplo leche entera, queso, bananas, arroz blanco y pan blanco) y sobre los alimentos con alto contenido en fibras (frutas, verduras, granos integrales) que ayudan a ablandar las heces. Algunos médicos les piden a los padres que mantengan un registro de la dieta y las deposiciones de su hijo para ayudar a encontrar el mejor tratamiento para el niño. El médico también querrá saber acerca de todo periodo inusual de estrés en la vida del niño, tanto en la casa como en la escuela.
Éste examinará a su niño en busca de anomalías físicas en el abdomen, área de los genitales o parte inferior de la columna. Quizá también examine el recto de su niño en busca de fisuras u otras anomalías y quizá también verifique si hay mucha material fecal en el recto.
En la mayoría de los casos, el médico puede diagnosticar encopresis en base a la edad de su hijo, sus antecedentes y síntomas de constipación crónica y los resultados del examen físico. En la mayoría de los casos, no es necesario realizar otros exámenes.
Si el médico cree que el problema puede estar relacionado con anomalías en la parte inferior del tubo digestivo, quizá le ordene un examen con radiografías llamado enema opaco u otro procedimiento llamado biopsia rectal. En una biopsia, se extrae un pequeño trozo de tejido del recto para que pueda ser examinado en un laboratorio. Además, si su hijo muestra signos de hipotiroidismo, su médico quizá ordene análisis de sangre para medir los niveles de la hormona tiroidea.
Observación en psicoterapia y psicoanálisis
También puede haber un interés del niño por conseguir una reacción de sus padres, porque obtiene algo, que habitualmente es su atención. O problemas emocionales, como cambio de colegio, de casa, la separación de los padres o el nacimiento de un hermano pequeño; en definitiva, cualquier factor que altere el entorno del niño.
En el terreno de la analidad, el niño es dueño, amo absoluto, a menos que lo sea su madre. Y el yo y el otro se constituyen en ese terreno de acuerdo a cómo sea investido el niño y sus productos por ambos padres.
Los trastornos de la defecación muestran la lucha que se entabla para sostener la omnipotencia, el dominio de sí mismo y de sus pertenencias, así como la constitución del yo y del objeto. También ponen al descubierto la ligazón entre analidad y narcisismo, así como la internalización de las normas anales como precursoras del Superyó. de estos casos, en los tres tipos de perturbaciones, nos encontramos con secretos familiaresque están incidiendo.
Y el niño presentifica en su cuerpo lo impensable. Impensable de lo transmitido sin palabras, como un paquete cerrado, pero también lo impensable del abandono de una madre o de la caída de un padre. Abandono, caída, que retornan.
Mientras que las encopresis primarias son siempre trastornos en la estructuración psíquica, las encopresis secundarias pueden ser:
  • Simbólicas (remiten a una escena) (son síntomas);
  • Por vacío mental
También hay que tener en cuenta que las diferencias no son siempre nítidas y que hay niños que pueden fluctuar entre las diferentes formas de encopresis. A la vez, hay situaciones que se reiteran, en los tres grupos, con matices diferentes. Abandonos, violencias, secretos, decepciones, humillaciones, duelos no tramitados sufridos por el niño o por las generaciones precedentes inciden en el aquí y ahora. Y, si bien hay un predominio de situaciones de abandono en el primer grupo, de violencia en el segundo y de decepciones y humillaciones en el tercero, la diferencia fundamental parece estar dada por el modo en que estos niños procesan esas situaciones traumáticas.
Tratamiento
El objetivo del tratamiento es prevenir el estreñimiento y estimular los buenos hábitos de defecación. Para eliminar la retención fecal, se utilizan laxantes y algunas veces enemas. Usualmente, se prescribe un ablandador de heces.
Una dieta rica en fibra, incluyendo frutas, verduras, productos de granos integrales y cantidades adecuadas de líquidos, favorece el paso de las heces más blandas y minimiza la molestia causada por las deposiciones. Otra forma de tratar este problema es suministrarle al niño vaselina líquida saborizada en una cantidad suficiente para que el aceite salga del recto. Éste es un excelente tratamiento a corto plazo, pero se debe evitar su uso prolongado debido a la interferencia con la absorción del calcio y la vitamina D.
Los padres deben brindar apoyo y abstenerse de criticar y desanimar a los niños. Los gastroenterólogos pediátricos a menudo educan a los padres y al niño y utilizan la bio retroalimentación en el niño para tratar los casos más difíciles. De igual manera, la psicoterapia puede ayudar al niño a hacer frente a los sentimientos conexos de vergüenza, culpabilidad o pérdida de autoestima. Cuando existe una encopresis sin presencia de estreñimiento, la evaluación psiquiátrica puede ayudar a determinar la causa subyacente.
Si su hijo tiene encopresis a causa de la constipación crónica, aquí te dar un tratamiento  que consiste en los tres siguientes pasos:
 Eliminar de los intestinos la masa grande de material fecal: esto a menudo se realiza con medicamentos (laxantes) por boca, sin embargo a veces es necesario colocar enemas o supositorios rectales.
  • Prevenir la constipación del recto: el niño quizá necesite tomar un ablandador de heces durante seis meses o más, como lactulosa (se vende en diferentes marcas comerciales) o aceite mineral para ayudar a que las deposiciones sean más fáciles y menos molestas. Puede llevar varias semanas o hasta meses de deposiciones regulares hasta que los intestinos agrandados vuelvan a tener su tamaño normal y recuperen su tonicidad muscular normal.
  • Enseñar hábitos normales de defecación: para dejar que los músculos de los intestinos respondan normalmente a la necesidad de defecar, el niño necesitará sentarse en el inodoro durante 10 a 15 minutos regularmente durante el día, inclusive después de cada comida. Su médico quizá le sugiera que trate de motivar a su hijo con un “sistema de fichas y recompensas”. Esto típicamente significa usar una tabla colorida para controlar el progreso de su hijo, con una estrella o calcomanías doradas cada día que su hijo mantuvo limpia su ropa interior. Cuando la tabla está completa, usted puede permitirle a su hijo elegir un pequeño regalo.
  • Si su hijo tiene encopresis debido a problemas neurológicos o de desarrollo que afectan el tubo digestivo, su médico lo derivará a un especialista, como un neurólogo o gastroenterólogo para un tratamiento.
  • Si la encopresis de su hijo parece estar relacionada con problemas psicológicos serios, su médico probablemente lo derivará al psicólogo clínico o a un especialista en desarrollo.
Pronostico
 La mayoría de los niños responden al tratamiento con encopresis y superan el problema, incluidos cambios en la alimentación, la medicación y terapia motivacional.
Cuando la encopresis está relacionada a problemas psicológicos, el tratamiento puede llevar más tiempo.
Prevención
La prevención es suele ser difícil debido a que las causas a menudo no son claras. Como regla general, evite la educación de los esfínteres demasiado temprana o muy coercitiva. Aquí dare puntos clave para ayudar a prevenir la encopresis causada por la constipación crónica, usted puede:
 Evitar por un tiempo alimentar a su niño con alimentos que causen constipación, especialmente bananas, manzanas, arroz blanco, queso y gelatina. Demasiada leche también puede ser un problema, así que pregúntele a su médico acerca de que cantidad de leche se considera adecuada para su hijo.
  • Incremente gradualmente la cantidad de agua y fibra en la dieta de su hijo. Su médico también puede guiarlo acerca de la cantidad de vasos de agua y la cantidad diaria de fibra recomendada para la edad de su hijo.
  • Haga que su hijo se siente en el inodoro durante 10 a 15 minutos dos veces por día, a la misma hora todos los días. Su hijo también debería ir al baño 10 o 15 minutos después de cada comida.
  • Mantenga activo a su hijo. El ejercicio físico ayuda a mover los intestinos para que la defecación se produzca más fácil y rápidamente.
  • Estimule y elogie a su niño por cada día que éste se mantuvo limpio. Nunca castigue, avergüence o culpe a su hijo.
Consulte con su médico antes de colocarle un enema o supositorios rectales a su hijo. Evite el uso de laxantes a diario a menos que sea parte del tratamiento de su hijo.
Recuerde que aún después de que su hijo haya aprendido completamente a controlar esfínteres, pueden ocurrir accidentes ocasionales. Es importante que usted permanezca calmado y despreocupado cuando cambia la ropa sucia de su hijo. Trate de no demostrarle disgusto, decepción o frustración.