viernes, 23 de junio de 2017

Trastorno Obsesivo Compulsivo

El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) o Obsessive Compulsive Disorder (OCD) es un trastorno de ansiedad caracterizado por pensamientos intrusivos, recurrentes y persistentes, que producen inquietud, aprensión, temor o preocupación y conductas repetitivas, denominadas compulsiones dirigidas a reducir la ansiedad.
Una persona con TOC se da cuenta de que tiene un problema. Normalmente, sus familiares y amigos también se dan cuenta. Los pacientes suelen sentirse culpables de su conducta anormal y sus familiares pueden enfadarse con ellos porque no son capaces de controlar sus compulsiones. Otras veces, en su deseo de ayudarles, pueden aparentar que los síntomas no existen, justificarlos o incluso, colaborar en sus rituales. El TOC es un síndrome psiquiátrico perteneciente al grupo de los desórdenes de ansiedad caracterizado por:
Obsesiones: son ideas, pensamientos, imágenes o impulsos recurrentes y persistentes que son egodistónicos, es decir, que no son experimentados como producidos voluntariamente, sino más bien como pensamientos que invaden la conciencia y que son vividos como repugnantes o sin sentido. El enfermo realiza intentos para ignorarlos o suprimirlos, a veces sin conseguirlo.
Compulsiones: son conductas repetitivas y aparentemente finalistas que se realizan según determinadas reglas de forma estereotipada. La conducta no es un fin en sí misma, sino que está diseñada para producir o evitar algún acontecimiento o situación futura, relacionados con la obsesión en cuestión, por lo que su realización reduce la ansiedad provocada por la última. Sin embargo, o bien la actividad no se halla conectada de forma realista con lo que se pretende impedir o provocar, o bien puede ser claramente excesiva. El acto se realiza con una sensación de compulsión subjetiva junto con un deseo de resistir a la compulsión, por lo menos inicialmente. Por lo general, el individuo reconoce la falta de sentido de la conducta y no obtiene placer en realizar esta actividad, aunque esta disminuye la ansiedad provocada por su obsesión. En las personas que sufren este tipo de desorden, el pensamiento aparece dominado por una idea intrusiva o secuencia de ideas, que buscan apagar con comportamientos rituales, casi siempre muy caprichosos. Son plenamente conscientes de su trastorno, que es vivido como un malestar y puede estar asociado a un sentimiento de culpa o de vergüenza.
Las obsesiones y las compulsiones: son una fuente significativa de malestar para el individuo o interfieren en su funcionamiento social. No debe confundirse con los desórdenes fóbicos.

DSM
A. Se cumple para las obsesiones y las compulsiones:
Las obsesiones se definen por 1, 2, 3 y 4:
1. Pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes que se experimentan en algún momento del trastorno como intrusos e inapropiados, y causan ansiedad o malestar significativos
2. Los pensamientos, impulsos o imágenes no se reducen a simples preocupaciones excesivas sobre problemas de la vida real
3. La persona intenta ignorar o suprimir estos pensamientos, impulsos o imágenes, o bien intenta neutralizarlos mediante otros pensamientos o actos
4. La persona reconoce que estos pensamientos, impulsos o imágenes obsesivos son el producto de su mente (y no vienen impuestos como en la inserción del pensamiento)
Las compulsiones se definen por 1 y 2:
1. Comportamientos (p. ej., lavado de manos, puesta en orden de objetos, comprobaciones) o actos mentales (p. ej., rezar, contar o repetir palabras en silencio) de carácter repetitivo, que el individuo se ve obligado a realizar en respuesta a una obsesión o con arreglo a ciertas reglas que debe seguir estrictamente
2. El objetivo de estos comportamientos u operaciones mentales es la prevención o reducción del malestar o la prevención de algún acontecimiento o situación negativos; sin embargo, estos comportamientos u operaciones mentales o bien no están conectados de forma realista con aquello que pretenden neutralizar o prevenir o bien resultan claramente excesivos
 B. En algún momento del curso del trastorno la persona ha reconocido que estas obsesiones o compulsiones resultan excesivas o irracionales. Nota: Este punto no es aplicable en los niños.
 C. Las obsesiones o compulsiones provocan un malestar clínico significativo, representan una pérdida de tiempo (suponen más de 1 hora al día) o interfieren marcadamente con la rutina diaria del individuo, sus relaciones laborales (o académicas) o su vida social.
D. Si hay otro trastorno, el contenido de las obsesiones o compulsiones no se limita a él (p. ej., preocupaciones por la comida en un trastorno alimentario, arranque de cabellos en la tricotilomanía, inquietud por la propia apariencia en el trastorno dismórfico corporal, preocupación por las drogas en un trastorno por consumo de sustancias, preocupación por estar padeciendo una grave enfermedad en la hipocondría, preocupación por las necesidades o fantasías sexuales en una parafilia o sentimientos repetitivos de culpabilidad en el trastorno depresivo mayor).
E. El trastorno no se debe a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., drogas, fármacos) o de una enfermedad médica.
¿Cuáles son algunas obsesiones comunes?
A continuación, se incluyen algunas obsesiones comunes:
•Miedo a la suciedad o a los gérmenes.
•Disgusto por los desechos corporales o líquidos.
•Preocupación por el orden, la simetría (equilibrio) y la exactitud.
•Preocupación por haber hecho mal una tarea, aun cuando la persona sabe que esto no es verdad.
 •Miedo a tener pensamientos malvados o pecaminosos.
•Pensar sobre determinados sonidos, imágenes, palabras o números todo el tiempo.
•Necesidad de recibir consuelo constante.
•Miedo de dañar a un familiar o a un amigo.
¿Cuáles son algunas compulsiones comunes?
A continuación, se incluyen algunas compulsiones comunes:
 •Limpiarse y asearse, como lavarse las manos, bañarse o lavarse los dientes una y otra vez.
•Controlar los cajones, las cerraduras y los aparatos, para asegurarse de que están cerrados, guardados o apagados.
•Repetir acciones, como entrar y salir por una puerta, sentarse en una silla y pararse, o tocar determinados objetos varias veces.
•Ordenar y arreglar objetos de determinadas maneras.
•Contar hasta una determina cantidad, una y otra vez.
•Guardar periódicos, correos o recipientes cuando ya no se necesitan.
•Buscar consuelo y apoyo constantes.
El trastorno obsesivo-compulsivo estadísticamente es igual de frecuente en varones que en mujeres.
Causas
El descubrimiento de que algunos fármacos son eficaces en el tratamiento del TOC ha cambiado el punto de vista que se tenía de este problema neurológico. Hoy no solo existen terapias eficaces, sino que también hay una gran actividad investigadora sobre las causas que producen este problema neurológico y una búsqueda de nuevos tratamientos.
Teorías sugieren una base biológica para el trastorno, y actualmente una serie de estudios está explorando esta posibilidad. La Tomografía de Emisión Transaxial de Positrón (TETP) y otras técnicas de representación del cerebro han sugerido que pueden existir algunas anormalidades en el lóbulo frontal y en los ganglios basales que influyen en los síntomas del TOC Meta-análisis recientes de los estudios de voxel-based morphometry que comparan personas con TOC y controles sanos han encontrado que las personas con TOC presentan un aumento bilateral del volumen de sustancia gris en los núcleos lenticulares, extendiéndose a los núcleos caudados, mientras que una disminución del volumen de materia gris en los giros frontal medial dorsal/cingulado anterior bilaterales. Esto contrasta con los hallazgos en personas con otros trastornos de ansiedad, que presentan una disminución (en vez de aumento) bilateral del volumen de sustancia gris en los núcleos lenticulares / caudados, mientras que también una disminución del volumen de materia gris en los giros frontal medial dorsal/cingulado anterior bilaterales.
Otros estudios parecen indicar que pueden estar implicadas anormalidades en ciertos neurotransmisores (los mensajeros del cerebro). Uno es la serotonina, que se cree ayuda a regular la disposición de ánimo, la agresión y la impulsividad. También es el encargado de mandar la información de una neurona a otra, proceso que parece ser está "ralentizado" en las personas con TOC Las neuronas que responden a la serotonina se encuentran en todo el cerebro, pero especialmente en los lóbulos frontales y en los ganglios basales.
La concentración cerebral de serotonina es mayor en los varones que en las mujeres  Esto hace que los psicofármacos (como un Inhibidor de la recaptación de serotonina, ISRS) actúen mejor en ellos.
Últimos estudios revelan que, aunque el nivel de serotonina sea mayor en los varones, no es reflejado en el TOC ya que la incidencia de este trastorno no se ha analizado correctamente bajo las bases del IIS. Las investigaciones clínicas y los experimentos que se llevan a cabo han generado información que ha favorecido el uso de tratamientos tanto farmacológicos, como cognitivo-conductuales que pueden beneficiar a la persona con TOC. A un paciente le puede favorecer significativamente una terapia conductista (generalmente aquellos en los que predominan las compulsiones), mientras que otro puede beneficiarse de la farmacoterapia (normalmente recetada a pacientes en los que predomina un trastorno obsesivo incapacitante). Otros pueden usar tanto medicación, como terapia conductista. También hay quien puede empezar con medicación para ganar control sobre sus síntomas y entonces continuar con terapia conductista. El tipo de terapia debe ser decidido por el psiquiatra o psicólogo clínico que diagnostique el trastorno, en cualquier caso. Por lo general, se considera que combinar la terapia con medicamentos es la manera más eficaz de tratar el OCD.
Tratamiento
Están disponibles varios medicamentos para tratar el TOC. A menudo, estos medicamentos también se utilizan para tratar la depresión e incluyen: la clomipramina, la fluoxetina, la sertralina, la paroxetina  y la fluvoxamina. Estos fármacos pueden provocar efectos secundarios, como boca seca, náuseas y somnolencia. A veces, también tienen efectos secundarios sexuales. Es posible que pasen varias semanas antes de que vea una mejoría en su conducta

 Psicofármacos
Diversas pruebas clínicas han demostrado que aquellos medicamentos que afectan la serotonina (neurotransmisor) pueden reducir significativamente los síntomas del TOC. El primero de estos psicofármacos, específicamente aprobado para su uso en el tratamiento del TOC, fue el antidepresivo tricíclico clomipramina. Los psicofármacos de segunda generación, que son los utilizados hoy en día, se llaman Inhibidores  selectivos de la recaptación de Serotonina (ISRS). Algunos de ellos son fluoxetina, fluvoxamina y paroxetina. Otro que ha sido estudiado en pruebas clínicas controladas es sertralina. Estudios extensos han demostrado que estos medicamentos favorecen, al menos ligeramente, a casi el 80% de los pacientes. Y en más de la mitad de los casos, la medicación alivia los síntomas del TOC al disminuir la frecuencia e intensidad de las obsesiones y compulsiones. La mejoría por lo general lleva dos semanas o más.
Si un paciente no responde bien a uno de estos medicamentos, o tiene efectos secundarios inaceptables, otro ISRS puede dar una respuesta mejor. La medicación es útil en el control de los síntomas del TOC pero a menudo, si se deja el medicamento, sobreviene una recaída. De hecho, aun cuando los síntomas han disminuido, la mayoría de las personas necesitará medicarse indefinidamente, quizás con una dosis menor.
Psicoterapia conductual (Exposición con Prevención de Respuesta, EPR)
Un método específico psicológico llamado Exposición y Prevención de Respuesta (EPR) es efectivo para muchas personas con TOC, especialmente en aquellas con rituales conductistas. Mediante este método el paciente se enfrenta, deliberada o voluntariamente, al objeto o idea temida, ya sea directamente o con la imaginación. Al mismo tiempo, el paciente es alentado a evitar sus rituales con apoyo y medios provistos por el terapeuta, y posiblemente por otros que el paciente reclute para asistirle.
El tratamiento se empieza por una compulsión que provoque poca ansiedad en el paciente y una vez superada ésta, se pasa a la siguiente y así paso por paso, guiado por la habilidad del paciente a tolerar ansiedad y controlar los rituales. A medida que progresa el tratamiento, la mayoría de los pacientes gradualmente sienten menos ansiedad causada por los pensamientos obsesivos y pueden resistir los impulsos compulsivos.
Psicoterapia cognitiva
Las obsesiones son pensamientos, fantasías o impulsos intrusos que tienen que ver con estar en peligro o ser agresivo. Otras veces son sensaciones de que algo "malo" va a pasar o de que el malestar no se acabará nunca. En cualquier caso, cuando aparecen en la mente, el paciente trata de darles una explicación, de evitarlas o de anularlas siguiendo algún procedimiento que le calme (lo que llamamos compulsiones).
La terapia cognitiva parte de la idea de que los pensamientos, fantasías o impulsos que invaden la mente no son el problema en sí mismo, ya que todo el mundo los experimenta en algún momento, sobre todo cuando está tenso por algún motivo. El problema aparece cuando el paciente valora como peligrosa la aparición de estos fenómenos en su mente y se siente responsable de lo que ocurra, momento en el que trata de hacer algo que le permita sentirse seguro y no responsable de lo que pase.
Mediante experimentos que el terapeuta diseña para el paciente, se pone a prueba ideas destructivas sobre el poder de los pensamientos, la culpa, la búsqueda de seguridad absoluta, la tendencia al catastrofismo, el perfeccionismo, el autocastigo y la intolerancia al malestar. Esto permite que el paciente no reaccione con la angustia de antes, consiguiendo que las obsesiones y las compulsiones vayan desapareciendo progresivamente.
Psicoterapia de orientación psicoanalítica
El abordaje psicoanalítico es una de las opciones que existen para tratar el TOC. Para esta clase de terapia, el énfasis está puesto en indagar el origen de las ideas obsesivas y las repeticiones compulsivas por medio de las asociaciones propias del paciente, para luego interpretar los mecanismos psíquicos inconscientes que están involucrados en la formación de los síntomas, las ideas obsesivas y las repeticiones compulsivas.
Freud analizó un caso emblemático de un paciente que presentaba un cuadro que él llamó de "neurosis obsesiva", denominado El hombre de las ratas. En este caso se veía que sus compulsiones y obsesiones tenían elementos que se repetían a nivel inconsciente desde la homofonía de palabras o de situaciones relacionadas a la historia familiar del individuo. En el famoso caso de Freud publicado como un caso de neurosis obsesiva se encuentra el análisis y la solución de una serie de síntomas obsesivos de carácter grave.
En la época de su fundación, la posición del psicoanálisis frente a las patologías neuróticas en general y a la neurosis obsesiva en particular constituyó una innovación importante. La teoría freudiana instaló por primera vez el supuesto básico de la "causalidad psíquica" del conflicto inconsciente, en donde el sujeto, en este caso neurótico obsesivo, genera síntomas como satisfacciones sustitutivas a los deseos reprimidos. El yo del neurótico queda avasallado por el conflicto inconsciente entre los mandatos y las reglamentaciones superyoicas  y los deseos inconscientes provenientes del ello. De esta forma, las mociones de deseo inconsciente sólo pueden aflorar mediante formaciones de compromiso, que son las que se expresan en los síntomas obsesivos. El tratamiento psicoanalítico ha demostrado efectividad en casos de neurosis obsesivas
A menudo, las personas que tienen TOC tienen otros tipos de ansiedad, como fobias  o ataques de pánico.
Las personas que tienen TOC también podrían tener depresión, trastorno de déficit de atención con hiperactividad, un trastorno de la alimentación o un trastorno del aprendizaje, como dislexia.
Tener uno o más de estos trastornos puede hacer más difícil el diagnóstico y el tratamiento, por lo que es importante hablar con su médico sobre cualquier síntoma que tenga.

jueves, 22 de junio de 2017

Elizabeth Bàthory: La Condesa Sangrienta

Advierto de la extrema dureza de algunas declaraciones que pueden leerse en este artículo. Si no está seguro, pulse el botón volver atrás de su navegador, ya que puede "herir susceptibilidades"
La condesa Elizabeth Báthory de Ecsed (1560-1614) fue una aristócrata húngara, perteneciente a una de las familias más poderosas de Hungría.

En las oscuras tierras de Transilvania, los cuentos y leyendas de terror acerca de vampiros y hombres lobo se entrecruzan con la horrible existencia real de hombres y mujeres que pasaron a formar parte de la triste historia de los asesinos en serie. Una de ellas, una condesa de alta cuna, conocida con el sobrenombre de “la condesa sangrienta”, ostenta un terrible récord de asesinatos, más de 650, en una macabra búsqueda de la belleza. No en vano, se la considera la peor depredadora que haya tenido la historia del crimen. Su afición a secuestrar y torturar a muchachas de los alrededores, cuya sangre se bebía para conservar la eterna juventud. Al menos eso testificaron quienes siguieron el proceso contra ella en unos tiempos convulsos.

Perversa, enferma, macabra. Todos los calificativos se quedan cortos para la Condesa Sangrienta, Erzébet. Sentía especial atracción por la sangre y no sólo se contentaba de beberla, como es habitual en los llamados asesinos vampíricos. Cometía estos perversos sacrificios y crímenes para bañarse en la sangre de estas muchachas que, según la magia negra que profesaba, le garantizaban belleza y eterna juventud. El canibalismo, todo tipo de tendencias lésbicas y sádicas, así como la promiscuidad sexual a edad muy temprana, entre otras desviaciones, hicieron acto de presencia. Sin embargo, la vampirización de Isabel y fue más temprana, ya que la zona de donde ella procedía siempre tuvo (y tiene) un rico y activo folklore respecto a lo que a estas criaturas se refiere.

A los 15 años fue obligada a casarse con el conde Ferenc Nadasdy, que tenía 26 y se pasaba la vida batallando contra los otomanos. Ferecz era un soldado que pasaba largas temporadas en las constantes guerras que asolaban el país. Sus prácticas crueles con sus enemigos le valieron el apodo de “El héroe negro”. Tuvieron tres hijas y un hijo y vivieron en el castillo Ecsed con la madre de Ferenc, su odiada suegra Úrsula. Una primera muestra de la crueldad de Isabel aparece en la correspondencia que sostuvo con su marido ausente, en la que ambos intercambian ideas sobre las técnicas más apropiadas para castigar a los criados. El caso es que la condesa administró el castillo con mano de hierro y brutales palizas a las sirvientas, a las que golpeaba con un pesado mazo o les pinchaba con agujas debajo de las uñas, por citar algunas de sus diversiones predilectas. Por otro lado, a Isabel le atraían sexualmente las mujeres, pero sus prácticas sádicas, siempre con golpes y sangre, asustaban a las incautas que se prestaban inicialmente a sus requerimientos. Elizabeth empezó a intentar escaparse por diversión, en varias ocasiones en las que vivió alguna que otra aventura, entre ellas, una fugaz con un excéntrico joven conocido como “el vampiro” por su extraño aspecto y vestimentas.

La locura y sadismo de Elizabeth se desencadenó cuando una de sus desdichadas sirvientas le dio un desafortunado tirón de pelos mientras la peinaba. La bofetada que le propinó su señora le provocó una herida. La sangre le salpicó a Elizabeth en la mano quien fue pronto presa de la excitación al creer que la zona de la piel manchada se hizo más tersa y blanca. A la mente de Elizabeth volvieron las tétricas palabras de su nodriza y no dudó en desangrar a la torpe sirvienta y prepararse una bañera con su sangre en la que se sumergió. Ese sería el primero de una larga lista de asesinatos para abastecerse de la sangre suficiente que le daría la eterna juventud. En su paranoica locura no se conformó pues, para no frotarse con toallas que disminuyeran el efecto de la sangre, obligaba a otras sirvientas a lamerle el cuerpo. A estas más les valía no mostrar rechazo ni repugnancia pues el castigo sería peor. Torturarlas hasta la muerte fue una práctica que no dudó en llegar a cabo la condesa.
“A veces, las víctimas más sanas y bellas eran encerradas por años para irles extrayendo pequeñas cantidades de sangre mediante incisiones, a fin de que Elizabeth pudiera bebérsela y conservar su belleza”.

Por más de 10 años, los campesinos del lugar veían el carruaje de la condesa deambular por sus tierras en busca de pobres muchachas engañadas con la promesa de una vida mejor a la dura existencia del campo. Y las que se negaban, eran drogadas y obligadas a la fuerza a acompañar a Elizabeth a un castillo del que a buen seguro nunca más saldrían con vida. La gran cantidad de cadáveres fueron primero enterrados con cuidado en las inmediaciones de la fortaleza pero al final, la Báthory y sus cómplices no tuvieron reparo en dejarlos en los campos sin ningún problema. A pesar de que la población cercana empezó a sospechar de la desaparición constante de muchas de sus hijas, la alta cuna de la que provenía la condesa hizo que ésta pudiera continuar con sus prácticas asesinas de manera impune. Durante un tiempo se mantuvo impune porque elegía a sus víctimas entre las siervas y campesinas, a quienes en esa época aún feudal un noble podía tratar como un objeto, pero las jóvenes muchachas se fueron terminando y la sed de sangre de Elizabeth la llevó a cometer un grave error. No dudó, desesperada por conseguir líquido para sus baños y víctimas para sus sangrientas prácticas, recurrir a chicas de la aristocracia. El rey Matyas no pudo ya hacer oídos sordos a las historias dramáticas que llegaban de su pariente. Los rumores llegaron pronto a la corte, donde la Báthory no contaba con muchas simpatías, y el rey Matyas ordenó investigar el caso al conde Thurzo, un primo de Isabel enemistado con ella. Thurzo y sus soldados entraron en el castillo sin encontrar resistencia y allí estaban a la vista, según dijeron, los cuerpos desangrados, los instrumentos de tortura, el horror.

En el juicio, Isabel se negó a declarar, acogiéndose a sus privilegios nobiliarios. Condenada a cadena perpetua, tapiaron su habitación y allí vivió emparedada durante casi cuatro años, medio muerta de hambre y de frío, alimentándose de la escasa comida que le hacían llegar por una ínfima ventanita, sin más que un destello de luz y aullando a veces por las noches, murió el 21 de agosto de 1614. Nunca mostró arrepentimiento ni llegó a entender por qué la condenaron, "abandonada de todos", según un cronista de la época. Terminaba así la historia de terror de la Condesa Sangrienta a quien sus más de 650 asesinatos y torturas no le sirvieron más que para sembrar el horror. La supuesta belleza que su nodriza le había prometido de poco o nada le sirvió en su tumba.


Compilador de la red.

miércoles, 14 de junio de 2017

Intervención Psicológica a Px con Parkinson

Tratamiento no farmacológico: Intervención sobre las alteraciones psicológicas y conductuales.
Trastornos mentales asociados a la enfermedad del Parkinson: Tras. Ansiedad, ansiedad y fobia social, ataques de pánico, hipocondría, tras. obsesivo-compulsivo, depresión, insomnio, tras. sexuales. Otros cuadros clínicos: Pérdida de Memoria, demencia, pseudodemencia depresiva, parkinsonismo psicógeno, psicosis, suicidio.

Se estima que casi un 80% de los pacientes de Parkinson sufren en algún momento de su enfermedad problemas emocionales de cierta seriedad y que el 40% requerirían atención psiquiátrica o psicológica. Los trastornos afectivos pueden deteriorar la calidad de vida del afectado y su familia de una forma más incapacitante que los problemas motores principales propios de la E.P. Teniendo en cuenta nuestro trabajo diario, es decisivo también contemplar la necesidad de acompañar al afectado y a sus familiares (entorno más cercano), para ir potenciando y entrenando en estrategias de afrontamiento para su nueva etapa vital, mejorando así su autoimagen y fomentando su calidad de vida.

Para lograr la mejora de la calidad de vida del paciente y de los familiares y cuidadores (objetivo final del tratamiento de las demencias) hay que prevenir los SCPD adoptando medidas cognitivas y funcionales en el entorno; detectarlos y diagnosticarlos (más facilidad ante una mayor sensibilización y formación por parte de todos) y tratarlos utilizando intervenciones tanto farmacológicas como psicológicas.

Síntomas conductuales y psicológicos de la demencia (SCPD). Estos se definen como signos y síntomas de alteraciones de la percepción, el contenido del pensamiento, el humor o la conducta que se presentan frecuentemente en pacientes con demencia. Los SCPD pueden clasificarse atendiendo a tres criterios. Por un lado, utilizando el análisis factorial de los resultados obtenidos con el Inventario Neuropsiquiátrico de Cummings (NPI):
  1. Factor I anímico: Ansiedad y depresión.
  2. Factor II de psicosis: Agitación, alucinaciones, delirio e irritabilidad.
  3. Factor III de conducta frontal: Desinhibición y euforia
  4. Apatía y conducta motora aberrante (CMA): No clasificables en ninguno de los anteriores.
Pueden dividirse también en dos grupos:
  • Conductuales: Agresividad (física y verbal), CMA (agitación, hiperactividad, vagabundeo), comportamiento social inapropiado, trastornos del apetito, del sueño y conducta sexual inapropiada.
  • Psicológicos: Ansiedad, depresión, labilidad emocional, desinhibición, apatía, alucinaciones, delirios e identificaciones erróneas.
Demencia asociada a la enfermedad de Parkinson: Alucinaciones visuales, delirios, depresión, alteración del sueño REM

Nota: No todos los trastornos aparecen en todos los pacientes ni siguen un mismo curso en su evolución, pero la proliferación de estudios ha permitido establecer perfiles conductuales para los grandes grupos de demencias

Centrándonos en las intervenciones que exclusivamente guardan relación con el control de los SCPD se hallan las técnicas cognitivo-conductuales, las técnicas de modificación de conducta y las técnicas de comunicación y validación.

La intervención psicológica que conlleva sesiones individuales con el paciente y la aplicación de técnicas fundamentalmente de corte cognitivo-conductual (entrenamiento en técnicas del control de la activación, técnicas de resolución de problemas, reestructuración cognitiva) solo está indicada en algunos casos en los que todavía está preservada la capacidad de introspección. Sus objetivos son incrementar el sentido de autoestima y de control y la reducción de los sentimientos de ansiedad y depresión.

La técnica de validación es una terapia de comunicación desarrollada por Naomi Feil que se basa en una actitud de respeto y empatía hacia el paciente. Pretende que el cuidador se adapte y acepte (valide) la conducta del paciente. Estaría más indicada en fases avanzadas de una demencia. Se tratará más en detalle en el capítulo sobre estilo comunicacional con el paciente. Dentro de la modificación de conducta se han aplicado las denominadas técnicas operantes muy prácticas tanto para desarrollar y mantener conductas adaptativas (p. e. a través del refuerzo verbal de conductas) como para reducir y eliminar aquellas que se consideren disfuncionales (p. e. mediante la retirada de atención). Están ampliamente fundamentadas en las leyes generales del aprendizaje y deben ser aplicadas y supervisadas por un profesional. Dependiendo de la técnica elegida el procedimiento varía, sin embargo todas tienen en común el inicial análisis de la conducta que se quiere modificar obteniendo información detallada de:
  • Antecedentes (¿cuándo? ¿dónde? ¿qué sucede antes?)
  • Conducta (frecuencia, intensidad,…)
  • Consecuentes (¿qué sucede después?)
Para elaborar un buen plan de tratamiento en los SCPD debemos seguir estos pasos orientativos:
  • Definir la conducta más desestabilizadora.
  • Encuadrar la conducta dentro del contexto de la historia natural de la demencia y de las circunstancias físicas, psicológicas y sociales del paciente.
  • Buscar causas precipitantes (dolor, fármacos).
  • Considerar la utilización de estrategias no farmacológicas.
  • Iniciar el tratamiento con fármacos si éstos pueden contribuir al alivio sintomático.
  • Vigilar el cumplimiento de la terapia y los posibles efectos adversos.
  • Evaluar los resultados.
  • Considerar, si es preciso, el cambio de estrategia.
  • Promover siempre el respeto, la dignidad y el afecto.
Resumidamente las pautas más aconsejables para los cuidadores para abordar los principales SCPD son las siguientes:

Ideas delirantes (creencias falsas que se fundamentan en conclusiones incorrectas sobre la realidad y que el paciente mantiene a pesar de la evidencia en contra):

Facilitar que el paciente esté en un espacio conocido y familiar:
  • No debemos seguirle la corriente dándoles la razón en todo, pero tampoco discutir con ellos sobre si es verdad o no.
  • Conviene mantener conversaciones con ideas coherentes, reforzando y favoreciendo este tipo de discurso.
  • Desviar la atención del enfermo hacia aquellas actividades o aficiones que le resultaran agradables antes de enfermar.
  • Si se desorienta, hay que actuar tranquilamente sin dejarle solo.
  • Hay que corregir las deficiencias visuales y auditivas. Si los delirios aparecen por la noche se puede dejar una luz encendida.
  • Si no entiende bien lo que ve o escucha, hay que repetir la información cuantas veces sea necesario. Si está muy suspicaz evitar hablar en voz baja delante de él.
Alucinaciones (impresiones sensoriales o perceptivas como oir, ver, oler, que acontecen sin que exista un estímulo real que las provoque):
  • No alarmarse, reaccionar con tranquilidad para no incrementar el nerviosismo del paciente.
  • No discutir sobre la alucinación. Para el enfermo la percepción es totalmente real y si queremos negarla con lógica puede provocar irritación o, incluso, agresividad.
  • El contacto físico puede ser tranquilizador en unos casos. Podemos acercarnos al paciente siempre dentro de su campo visual, identificándonos y diciéndole en todo momento quien eres. A veces el contacto físico puede generar agresividad si se vive como un acto dominante.
  • Es necesario buscar el motivo que ha desencadenado la alucinación, el momento del día en que se produce así como vigilar los fármacos que está tomando.
Si las alucinaciones no son peligrosas (puede incluso disfrutar con ellas) podemos dejarle tranquilo.
Agitación (estado importante de tensión, con ansiedad que se manifiesta en una hiperactividad de movimientos y conductas molestas):
  • Prioridad: la seguridad del paciente y de las personas que le rodean.
  • Hay que ser muy prudentes al recurrir a medidas de sujeción física. No actuar nunca como si se aplicara un castigo.
  • Distraer y centrar gradualmente su atención en algo placentero, cambiando de ambiente y actividad.
  • Para tranquilizarle podemos imitar su respiración para enlentecerla poco a poco procurando que él también la modifique.
  • Su ambiente debe ser relajado y tranquilo. Mantener al paciente alejado de aquello que le provoque ansiedad o agitación.
  • No se debe poner en contacto con demasiados estímulos. Cuando aparecen de forma simultánea (televisión, radio…) producen excitación y nerviosismo.
  • Conviene suprimir bebidas con cafeína, estimulantes y/o alcohol.
Agresividad (Algunas situaciones de ansiedad o agitación pueden provocar comportamientos agresivos a nivel verbal e incluso físico):
  • No enfrentarse, ni pedir explicaciones, ni gritar o elevar el tono de voz ni sujetar o provocar al enfermo.
  • Adoptar una postura empática y receptiva. La sonrisa puede, a veces, amortiguar una crisis de agresividad.
  • Buscar el contacto visual acercándonos progresivamente, preguntarle qué le pasa y si podemos ayudarle. Nunca debemos realizar gestos bruscos ni tocarle de forma inesperada.
  • Anticipar la reacción agresiva, puede deberse a múltiples factores (dolor, cansancio,)
  • Si está muy agresivo, retirarnos y eliminar los objetos peligrosos. Si la situación se desborda contactar con el Servicio de Urgencias.
  • Explicar que esta agresividad es producto de la enfermedad, no es nada personal.
Ansiedad-depresión (su estado de ánimo es triste; puede mostrar ansiedad y preocupación ante su futuro):
  • Cambiar las circunstancias que hemos notado que desencadenan su angustia.
  • Suprimir excitantes como las bebidas a base de cola o el café.
  • Conseguir un ambiente seguro.
  • Mejorar su autoestima mediante refuerzos positivos y aprobación. La validación del paciente es la mejor terapia para su control emocional.
  • Facilitar un entorno animado donde pueda realizar actividades lúdicas (bailar, escuchar música).
El estado de ánimo del cuidador es muy importante:
  • Alteraciones del sueño (pueden despertarse sin tener conciencia de la hora que es o del lugar donde se encuentran)
  • Procurar que se acueste y levante a la misma hora.
  • Establecer una rutina agradable para ir a la cama (p. e. cena-baño-aseo). El entorno de la habitación debe ser tranquilo, seguro y confortable (luz tenue, silencio).
  • El ejercicio físico regular favorece el sueño. Evitarlo antes de acostarse.
  • No debe ir a la cama con hambre ni tras ingesta excesiva.
Alteraciones de la actividad psicomotora (Incluye la deambulación errante, el seguimiento persistente del cuidador y los actos repetitivos):
  • Conviene tener fácil acceso por dónde camina.
  • El entorno del paciente no debe ser estresante, con una iluminación suave, colores cálidos y música relajante.
  • Eliminar barreras arquitectónicas (p. e. sustituir escalera por rampa) y si es necesario instalar sistemas de alarma y seguridad.
  • Se pueden usar identificadores con sus datos personales (brazaletes, tarjetas).
  • Avisar a los vecinos de la situación.
  • Sin embargo no olvidemos que caminar no es malo; a mayor actividad física dormirá mejor.
  • Distraerlo con otras actividades.
Conducta sexual inapropiada:
  • No alarmarse ni castigarlo. El enfermo no comprende si su comportamiento es adecuado o no.
  • Si tiende a desnudarse se le puede adaptar ropa para que le resulte más difícil quitársela. Actuar siempre con serenidad.
  • Si se masturba en público, intentar llevadlo a otro sitio y ofrecerle una actividad distractora. No hay que enfrentarse ni darle excesiva importancia. El cuidador debe entender que no es responsable, es parte de la enfermedad.
Nuevos instrumentos psicométricos y se vienen usando otros ya conocidos que complementan a las técnicas observacionales y a la entrevista clínica: Escala de Depresión Geriátrica de Yesavage (GDS), Escala de Valoración Psiquiátrica para la Depresión de Hamilton (HDRS), Escala Hospitalaria de Ansiedad y Depresión (Hospital Anxiety And Depresión Scale, HAD), Inventario Neuropsiquiátrico (Neuropsychiatric Inventory, NPI).

Los resultados a nivel científico que se han encontrado en cuanto a su eficacia no son determinantes aunque parecen contribuir positivamente al manejo de los SCPD. Es necesaria la realización de más estudios y diseños metodológicos más rigurosos de los que podamos extraer en un futuro datos concluyentes, en este caso, acercarnos más a una enfermedad como la de Parkinson, definida como algo más que una enfermedad meramente física.

Les comparto el link de una página muy humana, con una práctica guía y valiosa información para los familiares.

https://www.parkinsonblanes.org/psicologia.pdf



Fuente:
www.ocw.um.es/cc.-de-la-salud/intervencion-cognitiva-y-funcional-en-demencias/material-de-clase-1/tratamiento-no-farmacologico-2.pdf

Bibliografía:
Aguilar Barbera, M. (1998). Demencia y enfermedad de Parkinson. En S. López-Pousa Enfermedad de
Alzheimer y otras demencias (pp.459-76). Madrid: Ed Panamericana.
Asociación Psiquiátrica Americana. (APA). (1995). Manual Diagnostico y Estadístico de los Trastornos Mentales,
4 ed (DSM IV). Barcelona: Ed Masson.

martes, 6 de junio de 2017

Psicología Organizacional: Rol y Funciones

Es un área de la psicología que se enfoca al análisis, evaluación, selección, entrevistas y orientación del personal dentro de las organizaciones públicas y/o privadas, del sector productivo, ya sea de manera interna o externa ofreciendo servicios de asesoría y consultoría. Su rol general abarca el estudio, diagnostico, coordinación, intervención, gestión y control del comportamiento humano en las organizaciones, es un profesional que contribuye a la generación de valor mediante la gestión y el desarrollo del talento humano.

Algunas de sus funcionalidades son, análisis de los requerimientos del puesto de trabajo, determinación de factores críticos en el desarrollo del trabajo, aplicación de técnicas de evaluación, descripción de puestos, desarrollo de técnicas de entrevistas, aplicación de tests psicológicos para valorar habilidades y aptitudes, capacitación de personal y elaboración de dinámicas para tomar decisiones en el personal, cursos de motivación, realización de pruebas para tener al personal en el puesto adecuado y su potencial, tener buen trato con el cliente, búsqueda de  técnicas para reclutamiento a los diferentes puestos, entre muchas de sus funciones,  en las últimas décadas se han empleado más psicólogos en los departamentos de recursos humanos.

También se utiliza la denominación de psicología del trabajo y de las organizaciones, ya que puede analizar el comportamiento en entidades civiles o gubernamentales. La finalidad de la disciplina es lograr mejorar el bienestar de los trabajadores, tanto a los individuos como a las organizaciones. Se orienta al funcionamiento de estas entidades mediante un énfasis sobre sus recursos humanos. Al estudiar los vínculos dentro del sistema, puede brindar pautas que mejoren el rendimiento y su efectividad. Esta reside en una combinación del esfuerzo humano por entender el comportamiento del individuo y aplicarlo de forma general al conocimiento de cómo funcionan las empresas, y la conjunción de las personalidades.

Esta es una ciencia aplicada, con un nivel de análisis y metodología bastante compleja. Su metodología funciona de forma cuantitativa y cualitativa, algunos de los métodos de recolección de datos incluyen cuestionarios, encuestas, focus groups, entrevistas y estudios de casos. Las técnicas de análisis tradicionales son las inferencias estadísticas.
Las formas en las que los psicólogos trabajan en las organizaciones son las siguientes:
  • Psicología del personal: Se trata de analizar las habilidades, capacidades, destrezas y necesidades del citado personal para de esta manera aumentar los rendimientos laborales a través de la formación y selección.
  • Desarrollo del personal y su formación: Se pretende conseguir cosas tales como la actualización de las potencialidades humanas que la persona puede hacer más allá de su desarrollo natural.
  • Diagnóstico: Los practicantes profesionales también tienen las cualidades para entender problemas y retos, mediante métodos de análisis que brindan las ciencias sociales en las organizaciones. Aplicar las habilidades cognitivas y conductuales para observar, describir, analizar, diagnosticar y resolver los problemas o conflictos en las interacciones humanas y asegurar un buen clima y desarrollar la cultura organizacional.
  • Diseño: Es también tarea del psicólogo organizacional diseñar soluciones para las empresas, a partir de los diagnósticos previos. Los exámenes psicométricos son soluciones psicológicas para que las empresas puedan contratar personal más capacitado.
  • Asesor de personal: Llevar el control del personal de recursos humanos, así como todo el proceso de reclutamiento y selección, asesoría a clientes y relaciones laborales. Asesorar a la gerencia en lo referente a las negociaciones colectivas, con los trabajadores, así como para la creación y mejora de la imagen empresarial en el entorno social y económico. Asesorar en lo referente a los estilos de liderazgo y el ejercicio de la autoridad, así como las técnicas de negociación con compradores, proveedores y competidores, para el logro de los objetivos organizacionales.
  • Investigación de mercados, publicidad: Es el proceso por el cual se adquiere análisis e información respecto a clientes, competidores, puede ayudar a crear un plan estratégico de la empresa. Las estrategias que implementan los psicólogos en las organizaciones tienen que ver con la empresa en sí, y no es un producto que este se pueda apropiar como profesional independiente. Efectuar estudios sobre las necesidades del consumidor mediante técnicas cualitativas y proponer mejoras en el diseño de los productos, en la prestación de servicios, así como en las estrategias de marketing y de comunicación publicitaria.
  • Evaluación: También es deber del psicólogo medir la efectividad de sus estrategias en los resultados de la empresa. Integrar y aplicar las habilidades cognitivas, sociales y técnicas del personal en el trabajo y en el empleo de las maquinas, para incrementar la productividad, mejorar el clima organizacional, evitar fatigas y prever accidentes o enfermedades ocupacionales.
  • Salud Laboral: Prevención y técnicas de riesgos laborales, es la asesoría y control del personal llevando la supervisión del mismo, esto nos lleva a tener un buen ambiente de trabajo con condiciones de trabajo justas. Investigar, identificar y modificar los elementos o factores físicos y sociopsicológicos, que influyen en el comportamiento humano en el trabajo y que impactan en la eficiencia organizacional, vale decir en el clima, la productividad y la rentabilidad de la organización.
  • Estructuras y procesos de trabajo (desarrollo de R.H.): Se refiere a la realización de un soporte o estructura que se conforma mediante normas, funciones, actividades y responsabilidades que tienen entre los miembros de la organización, así como la administración de R.H.
  • Las relaciones laborales. El desarrollo y conducta organizacional. Se trata de cambiar y adecuar las distintas organizaciones para hacerlas más eficientes y efectivas. Y analizar la influencia que las organizaciones tienen sobre las conductas o los comportamientos de los individuos.
  • Dirección y Management: El psicólogo industrial podría tanto asesorar a la dirección acerca de políticas sociales y de los trabajadores, como proponer unidades de gestión organizacional. Funciones tanto de asesoramiento a la dirección como de mejora de las responsabilidades y actividades gerenciales y de mando. Recomendar políticas y acciones para incentivar, compensar y remunerar al personal, así como asegurar su bienestar, seguridad y salud ocupacional.
En resumen el psicólogo que se desempeña en el ámbito laboral puede funcionar de diversas formas y en distintas áreas de trabajo en la organización, tales como: selección y asesoramiento de personal, desarrollo organizacional, coaching, desarrollo de aprendizaje y liderazgo, manejo del empleo y del talento, desarrollo de ambientes de trabajo favorables, salud y bienestar en el ámbito laboral. La tarea principal del Psicólogo organizacional es desarrollar y potencializar el talento en el capital humano para contribuir a las estrategias empresariales en pro del incremento de la productividad y la mejora del desarrollo organizacional.


Fuentes: Compilador de la red

jueves, 1 de junio de 2017

Fibromialgia y Psicología de la Salud

Intervención psicológica en personas con fibromialgia.
A la fibromialgia (FM), por sus características propias, se le asigna un tipo de tratamiento que no es curativo sino que pretende ser preventivo de unos síntomas y paliativo de otros. Dado que se trata de un trastorno con tan variada sintomatología y con una considerable comorbilidad con otros trastornos.

La opinión de que la FM es un trastorno psiquiátrico no tiene sustento en la evidencia científica, algunos estudios indican que estos pacientes presentan problemas psicosociales y trastornos psiquiátricos, como depresión, ansiedad, somatizaciones, fobias y trastornos de pánico. A menudo tienen estados depresivos, trastornos de ansiedad, trastornos obsesivo-compulsivos y trastornos fóbicos, además pueden presentar concomitantemente afecciones de dependencia de alcohol y medicamentos, e incluso tienen diversos trastornos de personalidad.

También se ha considerado a la fibromialgia como un trastorno de somatización, describiendo en estas pacientes comportamientos típicos de la "histeria" como egocentrismo, histrionismo, labilidad emocional, pobreza y falsedad de afectos, erotización de las relaciones sociales, frigidez, dependencia afectiva e intolerancia al rechazo personal y gasto excesivo de energía para encontrar la aprobación, la atención y la alabanza de los demás. Existen autores que consideran el dolor crónico no lesional como expresión de una depresión subyacente. La alta prevalencia de depresión en la FM ha llevado a algunos autores a hipotetizar que el trastorno afectivo es el mecanismo primario que subyace a la FM. Sin embargo, la depresión no es específica a la FM, ni todos los pacientes con esta enfermedad refieren elevados niveles de depresión.

También se relaciona la FM con la ansiedad. La ansiedad crónica produce tensión muscular y aumento de la receptividad o disminución de la tolerancia al dolor, así como mantenimiento del "sentimiento doloroso", una vez cesado el estímulo nociceptivo. Por otra parte, el dolor puede generar una respuesta de ansiedad patológica y, de hecho, la ansiedad es el factor psicológico que antes y mejor se identifica como respuesta a la experiencia dolorosa.

La FM se ha relacionado igualmente con el síndrome de estrés postraumático. La incidencia del trastorno por estrés postraumático entre los pacientes con FM parece ser alta, pero sólo existe un estudio prospectivo que señale una asociación entre el trauma selectivo y la fibromialgia, y los autores señalan que "los datos actuales en la literatura son insuficientes para indicar si existe una relación causal entre FM y trauma".

Finalmente, la mayoría de las investigaciones señalan que los pacientes con FM tienen significativamente más problemas psicológicos que los grupos de control sanos e incluso que grupos con dolor crónico de etiología orgánica conocida (artritis reumatoide).

Tratamiento

Los tratamientos más empleados en la actualidad son el tratamiento farmacológico, el ejercicio físico y la terapia psicológica. Aunque cada vez con más frecuencia se ofertan formas alternativas de tratamiento. El paciente puede seguir un tratamiento con analgésicos o anti-inflamatorios clásicos o bien incorporar medicamentos moduladores del dolor: antidepresivos y anti-convulsionantes principalmente. El objetivo es mejorar el sueño, la fatiga, la depresión, los espasmos musculares y el dolor. En los casos más graves, pueden combinarse varios de estos fármacos, bajo prescripción médica.

Los tratamientos psicológicos actuales.

El objetivo de la mayoría de los tratamientos psicológicos en la actualidad es ayudar a la persona afectada a controlar los aspectos emocionales como la ansiedad y la depresión, los aspectos cognitivos, y los conductuales y sociales que pudieran estar agravando el cuadro clínico. De igual manera, se persigue con este tipo de tratamiento que el paciente modifique sus creencias sobre la enfermedad y aprenda técnicas de afrontamiento que le permitan responder adecuadamente al dolor y a otras manifestaciones clínicas. En las psicoterapias se pueden incluir varias modalidades, entre las más frecuentemente utilizadas en el tratamiento de la FM: a) la información y la educación y b) la terapia cognitivo-conductual. En varias ocasiones, la información y educación del síndrome forman parte de la condición control con la que se compara otras modalidades terapéuticas o se combinan con esas otras modalidades.

Tratamientos interdisciplinares.

La FM, al estar constituida por múltiples síntomas que afectan a diferentes disciplinas de la salud y al existir múltiples y diversos factores predisponentes, necesita de un enfoque terapéutico integral, que influya sobre los diferentes sistemas implicados. Normalmente los tratamientos combinan la terapia física, la terapia ocupacional y el manejo de medicación opiácea o sedativa junto con programas de TCC y Educación e Información. Algunos autores se cuestionan el diagnóstico de la FM, planteándose que pueda ser un trastorno de la esfera neurológica y no reumatológica.

Propuesta de áreas de intervención en fibromialgia desde la Psicología de la Salud.
  • Estrés y sintomatología asociada. Según distintos autores, el comienzo de la enfermedad coincide con la presencia de eventos vitales. Además, la FM suele asociarse a síntomas que a su vez están asociados al estrés, como cefaleas tensionales, colon irritable, etc. y que pueden agravarse o desencadenarse por él. El padecer una enfermedad como la FM puede percibirse como un estímulo o factor estresante; de hecho, el dolor se considera como un fuerte estresor que a la vez puede ser generador de una serie de estresores. Es por ello que varios tratamientos abordan esta temática.
  • Dolor. Dado que uno de los síntomas distintivos de la fibromialgia es el dolor, éste ha sido uno de los aspectos más estudiados desde la Psicología de la Salud y prácticamente en la mayoría de los tratamientos psicológicos para la FM se incluye alguna técnica para el control del mismo: entrenamiento en relajación, ejercicio aeróbico, reestructuración cognitiva.
  • Enfatizan la importancia que tiene desde el punto de la intervención ocupacional ajustar la actividad a la máxima capacidad de la persona, a sus necesidades específicas y a sus circunstancias particulares. La actividad ha de conservar relevancia y carácter práctico, de forma que los ajustes deben hacerse para motivar a la persona a continuar participando, manteniendo la mejoría y adaptando la tarea al deterioro.
  • Ansiedad y Depresión. La ansiedad puede contribuir al mantenimiento y exacerbación del dolor, manteniendo constante la intensidad de dolor calificándolo como más insoportable. También se han estudiado los círculos viciosos ansiedad-dolor, dónde la ansiedad incrementa la percepción dolorosa, al tiempo que la percepción contribuye al incremento de la ansiedad, facilitando el círculo. En relación a la asociación entre depresión y dolor se encuentra mucha literatura. El dolor y la depresión comparten muchas características comunes y existe evidencia de una mayor tasa de cuadros depresivos en pacientes con dolor crónico.
  • Quejas y funciones cognitivas. Diversos estudios han comprobado la afectación de diversos aspectos del procesamiento de la información, como son la memoria y la atención en los pacientes con FM y dolor crónico, debido, entre otras causas, a que el paciente focaliza toda su atención en su proceso doloroso, provocando así una notable disminución atencional hacia el resto de sus procesos cognitivos. Diversos autores señalan la relación entre el estrés y las disfunciones cognitivas y la percepción de las mismas. Es decir, la percepción hallada en déficits cognitivos se encontraría más relacionada con el distrés emocional, y en especial con la depresión y el catastrofismo que con la objetividad del deterioro. Recientemente, en una revisión sobre el tema, comparando el rendimiento cognitivo de los pacientes con FM con otras patologías de dolor crónico, señalan que diferentes estudios no encuentran diferencias significativas en los rendimientos de ambos grupos de pacientes ni en atención ni en memoria, existiendo únicamente diferencias en las quejas sobre olvidos cotidianos con respecto a sus problemas de memoria.
  • Adaptación social y ocupacional. La repercusión a nivel funcional y ocupacional de los pacientes afectados por FM es tal que en varios estudios, se ha observado que la calidad de vida es significativamente peor que la de otros pacientes con enfermedades graves e incapacitantes, como son la artritis reumatoide o la artrosis degenerativa. Además, los altos niveles de ansiedad y depresión, propios de condiciones de dolor crónico, desencadenan una grave disfunción social y ocupacional.
Nota: Desde el punto de vista ocupacional, el impacto de la FM en el desempeño de las actividades de la vida diaria es muy importante, resultando ser el dolor y la fatiga, seguidos de la debilidad muscular y las alteraciones del sueño, los síntomas más frecuentes que generan mayor interferencia. Además, los pacientes con FM tienen escasa tolerancia al ejercicio físico por lo tanto es frecuente que aparezcan dificultades en la realización de actividades con altos requerimientos físicos (tareas domésticas o trabajo físico). Igualmente, se produce una disminución en las tareas de mayor demanda cognitiva, como las actividades de lectura y concentración.

Los pacientes con FM presentan un patrón de actividad caracterizado por alternar periodos libres de síntomas o con síntomas menos intensos (en los que se intenta retomar gran número de actividades) con periodos de exacerbación de los síntomas, principalmente dolor y fatiga (en los que la persona se ve obligada a descansar). La actuación en este ámbito se dirige a reflexionar sobre el patrón de actividad, a la inclusión de descansos, a la realización de técnicas de relajación y de ejercicio físico moderado, Igualmente, no sólo hay que adoptar estrategias comportamentales, de organización y planificación del tiempo, delegación y disfrute de actividades placenteras, sino también cognitivas, relacionadas con ideas irracionales acerca del desempeño y autoexigencias.

Además de estas áreas no debemos olvidar la intervención en otras áreas que requieren especial atención en las personas con fibromialgia:
  • Afectividad y sexualidad. Como consecuencia de su sintomatología (dolor) y de las consecuencias emocionales asociadas, las personas con fibromialgia experimentan una afectación en su afectividad y en su sexualidad. A veces se produce un rechazo hacia toda experiencia sexual, lo que a su vez produce problemas interpersonales y reacciones emocionales negativas que contribuyen al empeoramiento del cuadro. Una intervención acertada en este ámbito mejorará de manera indirecta la autoestima y la autoeficacia, lo que repercutirá en su calidad de vida.
  • Educación familiar. Las personas con FM necesitan un apoyo adicional en el entorno familiar. Este apoyo pasa necesariamente por una educación familiar adecuada. En numerosas ocasiones, se sienten incomprendidas ante un diagnóstico que "no encuentra una causa", sintiéndose culpables por "sentirse enfermas" sin razón aparente. La sintomatología afecta de manera considerable a su actividad diaria, provocando una importante limitación funcional. Se hace necesario un compromiso, un entendimiento y una colaboración familiar, y eso no es posible sin una fase de información y educación previa.
  • Adhesión terapéutica. Este es un aspecto esencial (al que apenas se le presta atención) en el caso de la FM. En la mayoría de las ocasiones estas pacientes llevan un tratamiento multifacético (no necesariamente multidisciplinar) que combina diversos tratamientos farmacológicos (en ocasiones prescritos por diferentes especialistas: p.e., psiquiatría, reumatología), ejercicio físico y dieta, entre otros. En ocasiones además, a través de entidades privadas o de las propias asociaciones de ayuda mutua, estas pacientes llevan a cabo de manera complementaria terapias alternativas y/o terapias psicológicas. Es de sobra conocido el papel de la Psicología en la promoción de la adhesión terapéutica, y en estos pacientes que "han probado prácticamente de todo" parece que las variables cognitivas y afectivas desempeñan un papel fundamental en dicha adhesión.
  • Formación en salud. Parece fundamental trabajar en formación en salud en los diferentes contextos de interés. Dentro del contexto sanitario se están llevando a cabo diferentes acciones de formación con el objetivo de entender esta enfermedad, desde modelos multicausales y desde un enfoque biopsicosocial, e incorporar tratamientos coherentes a su vez con este enfoque. Igualmente, en el contexto laboral, a través de la Medicina del Trabajo y de los Servicios de Prevención de Riesgos Laborales, se debe tener conocimiento de las características de la FM y de la limitación ocupacional que conlleva.
Los psicólogos clínicos nos hemos centrado en la intervención sobre la enfermedad atendiendo a los aspectos cognitivos y emocionales que influyen en la sintomatología asociada a la FM (dolor, estrés, ansiedad, depresión, limitación funcional…). Queda todavía, otra vía de actuación, más relacionada con la promoción de la salud, y es aquella centrada en el afrontamiento de la enfermedad desde un foco diferente, cuya finalidad será la construcción de fortalezas, virtudes y competencias, aumentando las emociones positivas e incrementando así la calidad de vida y, consecuentemente, aprendiendo una fórmula para afrontar resistentemente la fibromialgia. Además, se busca un aprendizaje completo del proceso de regulación emocional adoptando una actitud distinta hacia las emociones, más encaminada hacia la identificación de éstas, la búsqueda de su función y su aceptación, lo que repercutirá en la disminución del dolor y el afrontamiento adecuado del mismo. Variables como la autoestima, el sentido de coherencia, la capacidad de expresión emocional, el autocontrol emocional, el optimismo, el apoyo social y la asertividad tendrían cabida dentro de este enfoque.

El papel del psicólogo en el tratamiento de la FM es potencialmente muy amplio y se encuentra científicamente fundamentado aunque en la realidad se encuentre todavía muy reducido. El trabajo interdisciplinar y el cambio en la forma de entender los problemas de salud hacia enfoques multicausales, idiosincrásicos y biopsicosociales son condiciones indispensables para que las aportaciones de la Psicología contribuyan de manera eficaz a la mejora de la calidad de vida en las personas afectadas con FM y a la prevención de la misma en personas con factores de riesgo.

No cabe duda de que la fibromialgia debería constituir un punto de reflexión sobre la atención sanitaria. Su sintomatología física (fundamentalmente dolor), la ausencia de patología orgánica, la ausencia de indicadores clínicos en las pruebas objetivas complementarias para el diagnóstico (analíticas, radiológicas…), su alta comorbilidad con otro tipo de trastornos/sintomatología denominados tradicionalmente funcionales, la presencia de alteraciones emocionales (ansiedad y depresión) y la alteración (bien con pruebas objetivas o a nivel de quejas) de funciones cognitivas, como la atención y la memoria, hacen que nuestro modelo actual de salud (lineal, determinista y no holista) no pueda dar respuesta a las características particulares de esta "forma de enfermar”. Además, el principal síntoma del trastorno, el dolor, utilizado para el diagnóstico. Hace que estos pacientes acudan a servicios de medicina general (primaria) o a servicios especializados de reumatología o a unidades de dolor, dónde reciben en algunas de las ocasiones un tratamiento no del todo eficaz a la problemática que presentan. Al cuadro clínico propio de la enfermedad se asocia el peregrinaje hasta su diagnóstico (en torno a los cuatro y seis años), la incertidumbre asociada, y de algunos profesionales, la no respuesta del sistema sanitario a su problema, la incomprensión de la familia, las etiquetas sociales, etc…La FM deja evidencia del papel del psicólogo en el abordaje de este trastorno, y la situación y circunstancias del enfermo de fibromialgia constituyen en sí mismos un campo de actuación propio.



Referencias:

www.infocop.es/view_article.asp?id=2436 Cecilia Peñacoba Puente (Universidad Rey Juan Carlos)

Para saber más

https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/000427.htm