martes, 21 de mayo de 2019

El Duelo Infantil: Un Proceso que Necesita Comprensión

Hablarle a un niño sobre la muerte puede que sea uno de los momentos más difíciles en la vida. Lamentablemente, los niños también se enfrentan al duelo por la pérdida de un ser querido y habitualmente, son los padres los que los ayudan a superar la muerte de sus abuelos y sus mascotas. 
Cabe destacar que los niños pueden llegar a sentir lo mismo por la pérdida de un perrito que por una persona muy querida. Por otro lado, el duelo infantil debe tratarse de una forma muy especial y más concretamente en caso del fallecimiento de los padres o de personas muy cercanas a su entorno: hermanos, tíos, primos, amigos o profesores.

El duelo infantil es una realidad que debe enfrentarse. Ningún niño es demasiado pequeño para darse cuenta de cuándo una persona importante ya no está allí. Los adultos a menudo tratamos de proteger al niño contra el dolor diciéndoles poco o nada sobre lo sucedido, pero por sí mismos, muchos niños no son capaces de entender la realidad de la muerte y los sentimientos que tienen ante una pérdida.

Pueden sentirse confusos, rechazados o abandonados en un momento en que más necesitan consuelo, comprensión y seguridad. Los adultos, que luchan para hacer frente a sus propias reacciones ante la muerte, pueden sentirse totalmente impotentes para hacer frente a los sentimientos de un niño afligido.

Los niños y los jóvenes pueden responder a la pérdida de diversas maneras, incluyendo:

La negación
Una manera de hacer frente a algo que no es comprendido ni aceptado. El niño puede fantasear acerca de la persona fallecida, hablar de él o ella en tiempo presente, o seguir esperando a la persona en cuestión a pesar de saber que él o ella no van a volver.

La culpa
Esto puede ser el resultado de la necesidad de encontrar una razón para la muerte. Algunos niños sienten que ellos han causado la muerte de alguna manera, o se siente culpable por estar vivos. Esta situación provoca un montón de sentimientos difíciles de gestionar.

La ira
Esta puede ser dirigida a los compañeros que no han tenido una pérdida, a la propia persona fallecida, o hacia otros miembros de la familia. Los niños a menudo expresan su ira a través de un comportamiento rebelde y oposicionista.

La idealización
Los niños pueden llegar a idealizar a la persona fallecida, una conducta que puede visualizarse cuando el niño comienza a imitar sus gestos.

El pánico
Ante una situación de pérdida los niños pueden desarrollar miedo de que otras personas que están cerca de ellos pueden morir, o incluso temer por sus propias vidas. Pueden sentirse inseguros y preocuparse en exceso por las personas que tiene a su alrededor.

Las quejas psicosomáticas
Muy a menudo los niños pueden perder el apetito, tener pesadillas y aparentar cansancio la mayor parte del tiempo. Se quejan de dolores de cabeza o malestar estomacal. Algunos niños pueden llegar a quejarse de tener los mismos síntomas mostrados por la persona muerta en la fase final de su enfermedad.

El duelo en los niños
Aunque las respuestas anteriores son muy parecidas a las que pueden mostrar los adultos en situaciones similares, en el duelo infantil hemos de contar con la complicación añadida de un entendimiento menos claro, o incluso inexistente, del proceso de la muerte, así como el hecho de que los niños no siempre tienen las palabras necesarias para expresar sus sentimientos.

Ofrezco para su descarga una extraordinaria Guía para abordar la muerte y el duelo con niños y adolescentes. “Hablemos de duelo”.

https://www.fundacionmlc.org/wp-content/uploads/2018/12/guia-duelo-infantil-fmlc.pdf

Las fases del duelo en niños: Aproximaciones 

Afrontar el duelo en edades tempranas
Por ejemplo, si se trata de un bebé de entre 1 y 3 años, y la persona fallecida no tenía una relación frecuente con él, puede que ni se percate de su ausencia. En cambio, cuando el fallecido es la madre o el padre, el niño llorará constantemente por la sensación de abandono, sin entender qué ocurre. En ese caso, debes tratar de proporcionar el cariño y cuidados que aquella persona ofrecía al bebé y dejar que el tiempo haga su trabajo.

El duelo en niños de 4 a 7 años
Entre los 4 y los 7 años, los niños entienden la muerte como algo casi mágico. En ocasiones, según sus creencias, pueden pensar que el fallecido regresará como un ángel o ser fantástico. Normalmente, hacen muchas preguntas de difícil respuesta, pero se debe contestar tan bien como se pueda. Puede que tengan comportamientos poco habituales en ellos, como hacerse pis en la cama, mostrarse indiferentes ante la pérdida o muy violentos. En ese caso, lo mejor es dejar que expresen lo que sienten, y que descarguen la rabia y tristeza con actividad física, o aquello que les vaya mejor.

El duelo infantil a partir de los 7 años
En esta edad, las etapas de duelo se asemejan mucho más a las de los adultos. Durante la primera fase, de negación, puede que los niños jueguen felices, como si nada. Después, puede que exterioricen su ira y, en la fase de negociación, pueden llegar a sentirse culpables, haciéndose preguntas como: «¿qué hubiese pasado si me hubiera portado mejor el día del accidente de papá?». Quizás, una de las etapas más duras es la de depresión, cuando el niño se sumerge en una tristeza profunda, por lo que hay que prestar mucho apoyo emocional.

Asimismo, es vital que el niño continúe con su rutina habitual, y así alcanzar la fase de aceptación. Por otro lado, al hablar de la muerte con un niño, se debe hacer franqueza, sin maquillar la realidad; pues los niños también necesitan despedirse de sus seres queridos. Tengan la edad que tengan, explicarles qué ha ocurrido y llevarlos al funeral, les ayudará a comprender que esa persona se ha ido definitivamente, algo esencial para superar la pérdida.

Recursos para superar el duelo infantil: cuentos y libros sobre la muerte
Quizás, uno de los mejores recursos para que un niño supere la pérdida de un ser querido sea a través de la literatura, aquella dedicada el duelo infantil: cuentos y libros sobre la muerte donde se cuentan historias sobre la pérdida, el paso del tiempo o el significado de la existencia de forma muy sencilla. Estos les permiten entender que esta es parte de la vida, y cuán positivo es expresar sus emociones y sentimientos. De esta manera, un niño de unos 7 años podrá comprender el auténtico significado de la muerte y que esta es irreversible.

En función de la edad del niño podemos pasar más tiempo con él, animarle a expresar sus emociones, compartir con él las nuestras, corregir conductas inapropiadas, implicarle en actividades familiares, tranquilizar sus miedos… Si los síntomas persisten o no sabemos qué hacer, siempre podemos pedir ayuda a un psicólogo infantil. De hecho, es lo más aconsejable cuando el duelo se complica. Si requieres mi apoyo contáctame. 

“El duelo mal elaborado por el niño puede dejar secuelas en los años posteriores o en la edad adulta”

Fuente: “Hablemos del Duelo” Editado por la Fundación Mario Losantos del Campo, y escrito por la psicóloga infanto-juvenil Patricia Díaz Seoane, se trata de un documento de excepcional valor práctico, tanto para el entorno familiar del menor que sufre una pérdida como para los profesionales que deben enfrentarse a esta situación desde el ámbito escolar, social o sanitario.

martes, 7 de mayo de 2019

Conoce los 12 Signos que Delatan a un Mal Psicólogo

Un mal psicólogo no puede evitar evidenciar que está procediendo mal, y estas son las señales que lo delatan:
1. Más que aconsejarte, te juzga
Si llegas a sentir que estás siendo juzgado o de alguna forma criticado por tu psicólogo, debes estar alerta. 

El practicante de la psicología está allí para intentar comprender tu exposición y ayudarte a resolver, de una manera asertiva y solidaria.

2. Se cree un experto en tu problema
Sin que llegues a explicarle toda tu situación, ya te está confrontando o dándote soluciones que tú sabes que no funcionarán. Incluso interrumpe tu relato, y pretende anexarle detalles de su propia vivencia.

3. Entre la consulta, el psicólogo se refiere en demasía a sí mismo
Sin que se pueda entender cuál es su intención, se olvida que tú eres el consultante y comienza a enumerar sistemáticamente sus logros, vida personal, problemas, etc. Este comportamiento no es de índole profesional, ni supone una buena estrategia para llevar una terapia con el paciente.

4. La comunicación con el terapeuta no es la ideal
Un terapeuta debe tener una educación integral, que le permita mantener una comunicación efectiva con su paciente; donde ambos puedan orientarse en una misma línea de acción a resolver aquellos problemas planteados.

5. El psicólogo traspasa la línea
Este es una de las situaciones que se presentan con cierta regularidad, sobre todo cuando el terapeuta no es un profesional con experiencia.

El psicólogo pierde el norte y pone de manifiesto otro tipo de interés, que quizás no esté alineado con el de su paciente perdiéndose la objetividad profesional. El paciente puede sentir que está manteniendo un dialogo y relación con una persona cercana de su familia más que con un profesional de la salud mental.

 6. No presta la debida atención a su paciente
Se supone que la visita al psicoterapeuta debe ser un espacio para el feedback de las impresiones entre éste y sus pacientes.

Por esta razón, este profesional debe permanecer atento a lo que le indique el consultor,  y dirigir a ello todos sus sentidos. Sin embargo, en muchas ocasiones los psicólogos que no se comportan de manera profesional, pueden distraerse fácilmente, estar pendientes de su teléfono móvil, e incluso interrumpir la sesión para atender alguna cuestión externa.

7. Sientes que no le da la debida importancia a tu planteamiento
Esto es fácilmente detectable, cuando ves señales de menosprecio a tu exposición o que no le presta la debida atención.

Esto puede conllevar a una interpretación errónea y a un diagnóstico equivocado.

8. Hace comentarios indebidos relacionados con otros pacientes
Es de suponerse que la información que un paciente otorga al psicólogo reviste un carácter confidencial y por lo tanto, no debe ser compartida con terceras personas.

Si el psicólogo llega a pretender compartir contigo algún tipo de información ajena, debes cortárselo de inmediato ya que lo mismo puede hacer con tu información.

9. El psicoterapeuta impone su criterio sin admitir opiniones
Si este pretende imponer su punto de vista sin valorar tu opinión u objeciones que puedas tener, pone en grave riesgo la relación médico / paciente,  ya que no le tendrás confianza. Un profesional sabe no solo considerar sus propias opiniones, sino también entender los contextos y la observación personal que el cliente tiene sobre su situación.

10. No delega a otros colegas los casos que no domina
Es una mala praxis peligrosa ya que en el campo de la psicología, existen especializaciones que un psicoterapeuta debe tener como creencia para tratar ciertas afecciones de la mente. Un buen psicólogo puede derivar, en caso de ser necesario, al profesional adecuado para tratar un problema puntual que ya se ha identificado en la consulta.

11. No es puntual
Si un profesional hace caso omiso a el horario de trabajo, está enviando señales claras de una falta de responsabilidad y de respeto para con sus pacientes, esto puede demostrar una falta de profesionalismo, e incluso, de respeto hacia el cliente.

12. Falta de empatía
No sientes que el psicólogo se identifica con tu problema ni te alienta asertivamente para su solución. El profesional de la salud mental no puede asumir el rol de un familiar ni de un compañero, sin embargo, sin empatía, sin la escucha activa y la observación del padecimiento, no se puede establecer una relación de confianza desde donde pueda avanzar el proceso terapéutico.



Fuente:  www.menteasombrosa.com

jueves, 25 de abril de 2019

10 Señales de que tu Hijo Sufrió Abuso en la Guardería

Si tu hijo se volvió retraído, agresivo o tiene pesadillas constantes, es probable que esté sufriendo abuso en la guardería. 
El abuso en la guardería sigue siendo un problema común

El abuso que llegan a sufrir puede ser: físico, sexual, emocional y negligencia. Cualquiera de estos, aunque no son fáciles de detectar, es importante estar atentos a los comportamientos y síntomas físicos del niño. Ante esto es importante mantener una línea de comunicación familiar exitosa para atender el problema lo antes posible.
  1. Moretones inexplicables, rasguños u otras lesiones: El abuso físico es la huella más notable de abuso. Las zonas comunes donde puedes diagnosticar si tu hijo ha sufrido este tipo, son: las muñecas, los brazos, las nalgas, el cuello, los hombros o la parte posterior de las piernas. Muchas veces el niño reacciona de manera inconsciente a movimientos como cuando papá levanta la mano o si alguien intenta tocarlo.
  2. Cambios en el comportamiento: Un niño que ha sufrido abuso en la guardería, puede reaccionar de dos maneras: volverse retraído o agresivo. Un niño que se vuelve tímido o empieza a sentir vergüenza por pequeños errores, puede indicar que ha sufrido regaños excesivos. También están los que hacen lo contrario y empiezan a patear, morder o rasguñar a otros, que utilizan estas medidas para expresar su enojo.
  3. Hambriento y sediento al recoger: Parecerá exagerado, pero es deber de las guarderías, alimentar correctamente al niño, a las horas indicadas. Si notas que cada que lo recoges tiene hambre o mucha sed, es momento de preguntarle a la maestra por qué se da esta situación y exigir que el pequeño reciba la atención necesaria.
  4. Pesadillas recurrentes: Para controlar a los pequeños, los trabajadores de la guardería suelen torturar a los niños mediante el uso de máscaras de miedo y amenazas que pueden tener efectos traumáticos persistentes. Esto se ve reflejado en el sueño interrumpido del crío.
  5. Regresión: Comportamientos como orinarse en la cama, chuparse el dedo, el apego extremo y el llanto exagerado, pueden ser síntomas de abuso verbal o sexual.
  6. Pañales sucios y salpullidos: Es obligación del educador, entregar al niño con el pañal limpio. Si es recurrente que lo recibas con erupciones  causadas por el pañal sucio, es un acto de negligencia que debes reportar inmediatamente. Es su obligación, hacer cambios regulares.
  7. Su hijo es disruptivo en situaciones sociales: El comportamiento de un niño es una manifestación externa de estabilidad y seguridad interior. Por lo tanto, si has notado que tu hijo empieza a desobedecer, a desafiar o a argumentar por todo; en especial, a no controlar sus impulsos sociales, es probable que haya sufrido de abuso en la guardería y su manera de externarlo es a través de estas conductas.
  8. Interés raro en los comportamientos sexuales: El abuso sexual es algo que podemos evitar, si mantenemos buena comunicación con los niños y se habla abiertamente del tema. Generalmente los abusadores sexuales se aprovechan de la confianza e inocencia del niño; por lo tanto, como padres tenemos la obligación de decirle a un niño que sus genitales son un área que nadie puede tocar. Aquellos niños que han sufrido de abuso sexual, generalmente muestran mayor conocimiento sexual del que deberían para su edad. Esto puede ser causa de que el abusador le pasa esa información y que después lo amenaza con no decir nada.
  9.  Miedos repentinos e inexplicables: Un niño maltratado puede ser excepcionalmente pegajoso o reaccionar de una manera temerosa o enojada cuando se le deja en la guardería. En algunos casos, un niño puede fingir una enfermedad, llorar excesivamente o tratar de poner excusas para no ir a la guardería. Preste atención a cómo reacciona su hijo a ciertos lugares, personas o actividades; un miedo excesivo a la guardería.
  10. Síndrome del bebé sacudido: Este síndrome es una forma de abuso infantil que puede provocar daño cerebral permanente o la muerte. Los signos que pueden advertir que un cuidador frustrado a utilizado este método, son:
  • Ojos vidriosos
  • Parece rígido
  • Aparece letárgico
  • Pérdida de apetito
  • Vómito
  • Llorando frecuentemente
  • No se puede enfocar en un objeto
  • Convulsiones



Artículo original: The Carlson Law Firm

viernes, 12 de abril de 2019

Depresión en Niños: Información para Familiares

La depresión ya ha dejado de ser una enfermedad solo de adultos. Actualmente cada vez más hay niños diagnosticados con trastornos depresivos. ¿A qué signos y síntomas debemos estar alerta los padres para actuar precozmente?
¿Qué es la depresión infantil?

Es un trastorno afectivo en el que el niño se percibe triste, inconforme consigo mismo, desganado y presenta cambios evidentes en su comportamiento a nivel familiar, escolar y social, como reflejo de algún evento desagradable en su vida, (pérdidas, separaciones, violencia, etc.); para hablar de que existe un cuadro clínico, las modificaciones en su conducta deben ser persistentes al menos dos semanas consecutivas y reflejarse en actividades tan vitales como comer o dormir.

La depresión en niños puede ser severa y de larga duración y puede interferir en todos los aspectos de su vida diaria, desde el rendimiento escolar hasta sus relaciones con amigos y familiares. La depresión infantil puede desencadenar complicaciones como la auto agresión y en casos extremos, el suicidio.

Causas de la depresión infantil

Se han sugerido varias causas para la depresión infantil:
  1. Causas biológicas: factores hereditarios, bioquímicos, hormonales y neuronales.
  2. Causa estacional: se piensa que la cantidad de luz asociada con los cambios de las estaciones afecta al estado de ánimo de algunos niños, lo que se conoce como trastorno afectivo estacional.
  3. Causas psicológicas: pérdida de seres queridos, malas relaciones entre padres e hijos, problemas de autoestima, etc.
  4. Causas del entorno: la presión a los que los niños están sometidos, el estrés, la tensión, etc.
Síntomas de depresión en los niños

Los síntomas de depresión varían según la personalidad del niño y la etapa de desarrollo en la que se encuentra. La edad juega un papel importante en la detección y tratamiento de este padecimiento, es necesario distinguir cuáles son los rasgos depresivos más comunes y saber que puede darse a partir del periodo preescolar.

Si algunos de estos síntomas están presentes o tienes dudas, consulta al profesional.
  • Estado de ánimo irritable o depresivo
  • Pérdida de interés o placer
  • Aislamiento social
  • Agitación
  • Problemas de conducta/disciplina
  • Autoestima baja
  • Sentimientos de que no vale nada
  • Sentimientos de desesperación
  • Dificultad al concentrarse
  • Llanto frecuente
  • Quejas físicas
  • Subida o bajada de peso
  • Crecimiento y peso no apropiados
  • Cambio en apetito
  • Trastornos en el sueño
  • Cansancio
  • Conducta dirigida a lastimarse a sí mismo
  • Hablar acerca del suicidio o intentarlo
  • Ninguno de estos síntomas, aislados o en grupo, son solamente de depresión.
Nota: Si notaste que alguno de los síntomas se asemeja al comportamiento de tu hijo, no dudes en comentarlo con tu pareja y familia, para que juntos tomen la mejor decisión. Muchas veces, por no querer afrontar el problema o pensar que “ya se le pasará” la depresión infantil se vuelve severa y desencadena complicaciones como la auto agresión y en casos extremos, el suicidio.

Ahora bien, si partimos de la idea de que tu hijo es pequeño y no tiene la posibilidad de decirte que se siente triste, tu atención en la manera en que se comporta será la que te guíe para decidir canalizarlo con quienes pueden apoyarlo. De manera práctica y para ayudarte a identificarla, “como si tu hijo tuviera fiebre todo el tiempo, pero no tiene”, como si de estar involucrado en el juego y la convivencia con familiar, se volviera retraído y perdiera las ganas de reírse de cosas que antes lo hacían feliz o que causan gracia a otros niños de su edad; también si empieza a tener pesadillas o terrores nocturnos exacerbados y notas que sus rutinas de sueño y alimentación están alteradas.

En la lista siguiente se presentan algunos problemas (no todos) que pueden ser difíciles de diferenciar de la depresión porque tienen síntomas en común. En todo caso, un profesional de la salud mental será capaz de descartar estas y otras causas.
  1. Ansiedad: agitación, síntomas físicos
  2. Trastornos de la conducta: problemas de conducta o disciplina ("comportamiento para llamar la atención")
  3. Trastorno por déficit de atención: dificultad de concentración, rendimiento académico bajo, autoestima baja
  4. Problemas/trastornos de aprendizaje: rendimiento académico bajo, dificultad para concentrarse, autoestima baja
  5. Fobia a la escuela: quejas de molestias físicas, agitación, rendimiento académico bajo
  6. Falta de destrezas sociales: aislamiento social, mala conducta, problemas de disciplina
  7. Enfermedades físicas: quejas de molestias físicas, cambio en el apetito, cansancio
  8. Trastornos en hábitos alimenticios: subida o bajada de peso corporal, falta de ganancia de peso /crecimiento adecuado, cambios en el apetito, autoestima baja.
Diagnóstico de la depresión en niños

El comienzo de la depresión puede ser súbito o gradual. A pesar de que un niño puede presentar uno o más síntomas de depresión, generalmente se considera un trastorno depresivo si se observan 4 o más síntomas por un largo período de tiempo.
Tratamiento de la depresión en niños

Dada la existencia de distintos tipos y causas de depresión, se pueden necesitar distintos tratamientos. Por un lado, los sentimientos de fracaso e irritabilidad causados por obtener una mala nota en la escuela por ejemplo, pueden ser una simple señal de la necesidad de mejorar los hábitos de estudio y de prestar más atención en la escuela.Por otro lado, cuando las señales y los síntomas de depresión son persistentes y más severos, se debe buscar la ayuda de un profesional; Psiquiatra y Psicólogo Clínico.

Los tratamientos más utilizados son:
  1. Medicamentos antidepresivos y ansiolíticos.
  2. Tratamientos psicológicos que incluyen terapias conductuales y terapias cognitivas conductuales.
  3. Programas que combinan medicamentos y psicoterapia.
¿Cómo puedes ayudar a un niño con síntomas de depresión?

La siguiente lista de sugerencias puede ayudar a los padres con los síntomas más comunes de la depresión en niños:
  1. Autoestima baja y tendencia a criticarse a sí mismo: elogia al niño frecuentemente con sinceridad; acentúa lo positivo, de una manera comprensiva, pon en tela de juicio las críticas del niño hacia sí  mismo y señálale sus pensamientos negativos cuando ocurran.
  2. Culpabilidad: ayuda al niño a distinguir entre los acontecimientos que él puede controlar y los que están fuera de su alcance: ayúdale a que comience a hablar positivamente de sí mismo.
  3. Estabilidad familiar: mantén una rutina y disminuye los cambios en asuntos familiares; coméntale acerca de los cambios con anticipación para reducir las preocupaciones.
  4. Desesperación e impotencia: pide al niño que escriba o hable de sus sentimientos y que anote sus pensamientos placenteros de 3 a 4 veces al día, para que éstos vayan aumentando en un período de 4 a 6 semanas.
  5. Pérdida de interés y tristeza: prepara una actividad interesante al día; planifica acontecimientos especiales; comenta temas agradables.
  6. Apetito y problemas de peso: no lo obligues a comer; prepara sus comidas favoritas; favorece que la hora de comer sea placentera.
  7. Dificultades para dormir: mantén un horario constante para dormir; participa junto con él en actividades relajantes como leer o escuchar música suave; termina el día con una nota positiva.
  8. Agitación e inquietud: cambia las actividades que causan agitación; enséñale al niño técnicas de relajación; un masaje puede ayudar; estimula el ejercicio y la recreación.
  9. Temores excesivos: reduce las situaciones que causan ansiedad e incertidumbre; apóyalo y tranquilizalo; la planificación puede reducir la incertidumbre.
  10. Comportamiento agresivo e ira: rechaza la conducta destructiva de una manera amable pero firme; da validez a sus emociones y estimula al niño a expresar sus sentimientos de ira apropiadamente; no reacciones con ira; se consistente en sus respuestas a la conducta inadecuada.
  11. Dificultad para pensar y para concentrarse: anima al niño a participar en juegos, actividades, charlas familiares; trabaja con los maestros y los psicólogos escolares para promover el aprendizaje.
  12. Pensamientos suicidas: estate alerta a las señales de suicidio; busca ayuda profesional inmediatamente.
Si la depresión persiste: consulta con un médico para que realice un examen; pide ser derivado o referido al psicólogo clínico y/o a un psiquiatra.

Fuente: FAROS La guía de la salud y el bienestar para tus hijos//y comentarios personales. 
Referencia bibliográfica: Saklofske, D.H.Depresión en los niños. National Association of School Psychologists.

lunes, 1 de abril de 2019

Adolescentes con Enuresis Nocturna

Mojar la cama puede ser estresante a cualquier edad. Pero ¿qué pasa si eres un joven adulto que se lo oculta a sus amigos?

En la adolescencia, solo el 4 por ciento de los chicos y el 2 por ciento de las chicas mojan la cama; la cifra disminuye al 1.5 por ciento y 0.5 por ciento a los dieciocho años. Así que puede apreciar cuán alarmante es ser uno de esos adolescentes que aún experimentan incontinencia urinaria en la noche. En la mayoría de los casos la falta de control de la vejiga ha sido un problema desde el nacimiento, a diferencia de que haya vuelto a surgir después de los seis meses o más de continencia. La primera condición se llama enuresis primaria nocturna; la segunda, enuresis secundaria nocturna.

En la enuresis voluntaria, se da un comportamiento muy diferente al niño/joven que se orina sin darse cuenta, ya que lo hace de manera voluntaria, no padece un problema de eliminación teniendo lugar un exceso de conducta y estaría ligada a desobediencia u oposición. Y en el segundo caso, en la enuresis involuntaria, estaríamos en un déficit de habilidades, relacionada más con factores fisiológicos y de aprendizaje. Por tanto es importante especificar el concepto de enuresis ya como un acto voluntario o involuntario, para establecer los criterios de diagnóstico y de investigación de los trastornos mentales y de comportamiento. Además de ello, es conveniente indicar el tipo de enuresis al que nos referimos

Cómo se evalúa la incontinencia

La causa para la enuresis nocturna depende de muchos factores. Los factores que contribuyen pueden incluir mal control alimenticio con excesivo consumo de cafeína, un patrón de sueño profundo que puede ser parte del desarrollo normal del adolescente, horario inconsistente de sueño y horas limitadas de sueño. Otros factores que influyen pueden ser:
  • Medicamentos
  • Problemas hormonales
  • Problemas de sueño
  • Problemas en la vejiga
  • Cafeína
  • Infecciones de las vías urinarias
  • Diabetes y otros problemas médicos crónicos
  • Historial familiar (Genética)
  • Problemas psicológicos
  • Estrés social
  • Consecuencia de abuso sexual
La enuresis primaria nocturna a menudo sigue un patrón similar. Es útil identificar la edad de la continencia nocturna de ambos padres. Si uno de los padres fue incontinente hasta cierta edad, sus hijos pueden tener un problema similar aproximadamente 40 por ciento de las veces. Si ambos padres tuvieron enuresis primaria nocturna hasta cierta edad, sus hijos pueden tener un 70 por ciento de probabilidad de seguir un patrón similar. La enuresis secundaria en niños mayores o en adolescentes debe sugerir una revisión para determinar si hay infecciones de las vías urinarias, enfermedades médicas importantes, factores de estrés social y el potencial de abuso sexual.

Los médicos no saben exactamente por qué, pero la enuresis afecta al doble de niños y chicos que de niñas y chicas. Se suele dar junto con el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).

Qué pueden hacer los padres para manejar la incontinencia nocturna en adolescentes?

Es muy probable que un adolescente con enuresis nocturna no sufra esta afección para siempre. "La mayoría de los adolescentes 'superan' naturalmente la incontinencia nocturna (también conocida como mojar la cama) y solo un porcentaje muy pequeño sigue teniendo problemas en edades posteriores", Pero, entretanto, la autoestima de tu hijo está en juego; mientras más tiempo tenga que lidiar con la vergüenza de mojar la cama durante la noche, es más probable que comience a sentirse mal consigo mismo. Ponte en contacto con un médico tan pronto como tu hijo te cuente sobre el problema. Es importante que los padres ayuden al adolescente con este problema para que lo acepte y entonces pueda resolverlo, ya que seguramente se sentirá avergonzado y esto altera sus relaciones sociales. Nunca los padres deben reprocharles o gritarles a sus hijos por este problema ya que es una afección que no pueden controlar y necesitan ayuda médica para poder superarlo.

¿Cómo se puede ayudar a un adolescente?

Si eres un adolescente que moja la cama, primero asegúrate de hablar con alguien sobre eso. Puede ser difícil revelarlo, pero no eres la única persona de tu edad que experimenta la incontinencia nocturna.

En primer lugar, intenta pedirles ayuda a tus padres: hay muchos niños que mojan la cama cuyos padres tuvieron el mismo problema en su infancia, por lo que tu mamá o tu papá puede haber pasado por lo mismo cuando tenía tu edad. Aunque no tengan un historial de incontinencia nocturna, un padre u otro adulto de confianza estará más preocupado por ayudarte que por hacerte sentir cohibido.
Guardarte el problema impide que obtengas atención médica si es necesaria (la causa puede ser algo tan simple como una infección urinaria). Además, si un médico no puede encontrar un motivo físico para tu afección, puede darte consejos sobre cómo superar la incontinencia nocturna.

Nota: Si sientes que no puedes compartir tu "secreto" con tus amigos o tienes miedo de que ellos se sientan incómodos con tu afección, habla con tu médico y tus padres sobre estrategias que ayudan a evitar la incontinencia nocturna. Evita tomar bebidas con cafeína antes de acostarte y no te olvides de orinar varias veces antes de irte a dormir. "No le des tanta importancia a mojar la cama" "Enséñale a tu adolescente a cambiar las sábanas y a lavar una carga de ropa". Se aconseja a los padres que se guarden el problema para sí mismos. "Compartir este problema con otros miembros de la familia o con los amigos solo servirá para avergonzar a tu adolescente."

¿Cómo se diagnostica la enuresis?

Si tienes problemas para controlar la orina por la noche, habla con tu médico para aprender sobre la enuresis nocturna y para descartar posibles problemas médicos.

Aparte de hacerte una exploración física, el médico te hará preguntas sobre lo que te preocupa, los síntomas que tienes, tus antecedentes médicos y los de tu familia, los medicamentos que estás tomando y si tienes alergias u otras afecciones. Esto es lo que se conoce como tu historial médico. Es posible que el médico te pregunte por tus patrones de sueño, tus hábitos intestinales y tus síntomas urinarios (como la necesidad urgente de hacer pis o el dolor o ardor al orinar). También es posible que tu médico hable contigo sobre cualquier situación estresante que pueda estar contribuyendo al problema.

La evaluación incluirá probablemente un análisis de orina y un cultivo de orina. En estos análisis, se examina la orina para detectar posibles signos de enfermedades. En la mayoría de las personas con enuresis nocturna, estos análisis son completamente normales.

Cómo se trata la incontinencia nocturna

El tratamiento de la enuresis nocturna se basa en diferenciar la enuresis primaria de la enuresis secundaria nocturna. Cualquier factor que cause una enuresis secundaria nocturna se debe resolver antes de concentrarse en el evento enurético. Un niño/joven que participa activamente en su tratamiento tiene más probabilidades de mejorar su resultado.

Enfoque práctico

Primero es importante educar al niño o joven y a la familia sobre una ingesta alimenticia adecuada. Aunque la restricción total de líquidos no es práctica, es esencial eliminar productos con cafeína y es adecuado recomendar la moderación en el consumo. El niño debe utilizar el baño rutinariamente antes de irse a la cama e inmediatamente después de despertar en la mañana. Puede despertar al adolescente una vez durante la noche para que orine si fuera necesario, pero despertarlo más de una vez en la noche puede alterar su patrón de sueño, lo que puede causar una disminución en el rendimiento escolar del siguiente día.

Modificación del comportamiento

La modificación del comportamiento mediante el uso de una alarma enurética es efectiva en aproximadamente el 70 por ciento de los niños motivados. El dispositivo contiene sensores sensibles a la humedad que causan un zumbido o una vibración. Esta forma de terapia requiere la participación activa de un adulto y el compromiso a largo plazo. La clínica debe proporcionar un fuerte apoyo durante el seguimiento.

Medicamentos

Sólo existen dos medicamentos aprobados para la enuresis nocturna: la imipramina y la desmopresina. La acción exacta de la imipramina no se comprende completamente, pero se ha demostrado su eficiencia en aproximadamente 50 por ciento de los niños enuréticos. La dosis de la imipramina es un poco arbitraria y se debe advertir a la familia sobre la posible toxicidad por sobredosis del medicamento. Se recomienda un ECG de línea de base antes de iniciar la terapia aunque no se han reportado efectos secundarios del corazón con las dosis utilizadas para tratar orinarse en la cama. Además, la familia debe mantener control estricto de la administración del medicamento debido al potencial de una sobredosis.

La desmopresina (DDAVP) es una hormona antidiurética sintética (ADH). Su mecanismo de acción es similar a la ADH y es efectiva para mejorar la enuresis nocturna en aproximadamente 40 a 60 por ciento de los niños. La DDAVP está disponible en aerosol nasal y en píldoras. Cuando se utiliza a largo plazo, el gasto puede ser un problema.


Fuente: Red 

viernes, 22 de marzo de 2019

Agorafobia

La agorafobia es un trastorno de ansiedad que puede aparecer o no asociado con ataques de pánico. Se caracteriza por una gran ansiedad que se da en distintas situaciones, en general en sitios públicos, que se acompañan con conductas de evitación que reducen el malestar.
Aunque agorafobia significa literalmente temor a los espacios abiertos, el término describe más específicamente el miedo a quedar atrapado sin una manera práctica y sencilla de escapar, en caso de que tenga un ataque de ansiedad.

Terapias
  1. Terapia cognitivo-conductual: Terapia verbal que se enfoca en la modificación de las respuestas emocionales, los pensamientos y los comportamientos negativos asociados con los trastornos psicológicos.
  2. Exposición con prevención de respuesta: Terapia verbal que se enfoca en exponer al paciente a experiencias traumáticas o fóbicas en un entorno seguro para reducir los trastornos psicológicos asociados.
  3. Psicoterapia: Tratamiento de los trastornos mentales o de comportamiento mediante la terapia conversacional.
  4. Desensibilización sistemática: Tratamiento psicológico que ayuda a las personas a superar temores al exponerlos gradualmente a aquello que temen.
  5. Técnicas de relajación: Respiración profunda, meditación, yoga, ejercicio rítmico y otras actividades que reducen los síntomas de estrés
Tratamiento

El tratamiento para la agorafobia generalmente comprende psicoterapia y medicamentos. Puede llevar tiempo, pero el tratamiento puede ayudarte a mejorar.

Resumen del tratamiento
  • Enfréntese cada día a las situaciones que le producen miedo, como si fuese un entrenamiento.
  • Empiece por las situaciones que le cuesten menos, para más tarde hacer frente a las que le cuestan más.
  • No olvide que va a sentir algo de miedo, pero su meta es hacer frente a esas sensaciones en vez de dejarse asustar por ellas.
  • Evite depender de otras personas. Puede hacerlo solo o sola. Inténtelo y verá que puede conseguirlo.
El tratamiento cognitivo conductual clásico de la agorafobia se basa en el entrenamiento de las habilidades necesarias para la posterior autoexposición gradual programada del paciente a las situaciones temidas.

En general, un tratamiento contra la agorafobia va a ayudarle a recuperar algo de confianza en sus propias capacidades para así poder recuperar el control de su propia vida. Esto le va a ayudar a volver a experimentar cosas que le gustaba hacer

Medicamentos
  • Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS). Alivian los síntomas de la depresión y la ansiedad.
  • Ansiolítico: Alivia la ansiedad y la tensión. Puede promover el sueño.
  • Sedante: Causa somnolencia, tranquilidad y adormecimiento de los sentidos. Algunos tipos pueden llegar a ser adictivos.
Estrategias de afrontamiento y apoyo

Vivir con agorafobia puede complicar la vida. El tratamiento profesional puede ayudarte a superar este trastorno o controlarlo de manera eficaz para que no te conviertas en prisionero de tus miedos. Puedes tomar estas medidas para encarar la agorafobia y cuidar de ti mismo:
  1. Cumple con tu plan de tratamiento. Toma los medicamentos según se te indique. Asiste a las consultas de terapia. Comunícate periódicamente con tu terapeuta. La constancia puede marcar una gran diferencia, sobre todo en lo que respecta a la práctica de las habilidades y al consumo de los medicamentos.
  2. Intenta no evitar las situaciones que te causan miedo. Es difícil ir a lugares o estar en situaciones que te hacen sentir incómodo o que generan los síntomas de ansiedad. Pero practicar ir a cada vez más lugares puede hacer que sea menos aterrador y que genere menos ansiedad. Tu familia, tus amigos y tu terapeuta pueden ayudarte a hacerlo.
  3. Aprende habilidades para calmarte. Si trabajas junto a tu terapeuta, puedes aprender a calmarte y tranquilizarte. La meditación, el yoga, los masajes y la visualización son técnicas simples de relajación que también pueden ayudarte. Practica estas técnicas cuando no estés ansioso ni preocupado y luego ponlas en acción durante situaciones estresantes.
  4. Evita el alcohol y las drogas recreativas. También limita o evita la cafeína. Estas sustancias pueden empeorar tus síntomas de pánico o de ansiedad.
  5. Cuídate. Duerme lo suficiente, haz actividad física todos los días y sigue una dieta saludable, que contenga muchos vegetales y frutas.
  6. Únete a un grupo de apoyo. Los grupos de apoyo para personas que padecen trastornos de ansiedad pueden ayudarte a ponerte en contacto con otras personas que enfrentan desafíos similares y a compartir experiencias.
Nota: Es importante evaluar y tener en cuenta la posible existencia, simultánea, de más de un problema psicológico, ya que pueden desarrollarse complicaciones en el tratamiento y de ello depende también el tipo de intervención y los resultados del tratamiento aplicado. Los trastornos más frecuentes que pueden convivir junto con la agorafobia son trastornos de ansiedad generalizada o los depresivos. Menos frecuentes son la fobia social y fobia específica. Las mujeres tienen porcentajes más altos de coexistencia de la agorafobia con otros problemas en el caso del trastorno de ansiedad generalizada, trastornos fóbicos y depresión mayor. Sin embargo, en los hombres tienen una mayor incidencia en el abuso de sustancias.


Fuente: Compilador