viernes, 27 de septiembre de 2019

Mujeres de 35 años para Arriba

El cumplir 35 años demuestra que ya no hay tiempo que perder, que ya se dieron cuenta que el: “y vivieron felices para siempre...” era un cuento y que la tortura de saber que no vives con un príncipe azul te vale un cuerno, pues ya aprendiste a amar con la cabeza y la complicidad de la experiencia.
A los 35 años tú decides con quien SÍ y con quien NO estar, se dan el lujo mandar al diablo con educación compromisos que no les importan y de ir a buscar en donde saben que esta, lo que sea que necesitan "lo que sea."

El desafío es rico: empiezan experiencias más intensas, comienza una clase de segunda adolescencia pues la irreverencia es un placer que nos podemos dar pero con sentido, mucho sentido.

A los 35 años suele aparecer un sentimiento inmenso y notable: la aceptación. Se conocen ya más que nadie, ya sabe quién es y nadie va a venir a contarle un cuento chino. Terminó la búsqueda donde no hay y, si aún no terminó, hay que decidirse a pagar un buen psicólogo clínico, que flojera seguirse azotando, pues ya sabes que no se trata de conformarse con quien se es, sino de aprender qué se quiere y cómo se lo quiere.

A los 35 aparece esa gloriosa e impune sensación de poder decirle a la gente lo primero que se te viene a la cabeza (guardando las formas, claro, para no andar ofendiendo por todos lados), pero tienes el poder de desahogar de tu alma lo que se te pegue en gana con audacia.

Tienes mil y una historias privadas que te causan sonrisas inesperadas que te hacen adquirir ese brillo que dan las travesuras cuando de niña, pero ahora con la sensualidad de una mujer en potencia.
A los 35:
  1. Sabes lo que eres y con experiencia lo que no eres.
  2. Sabes con certeza que color de labios te hace ver de 100 cuando quieres lograr algo.
  3. Tal vez no sabes TODO lo que quieres... pero con certeza sabes lo que No quieres ya.
  4. Se te ha desarrollado un potente radar para detectar a las personas ¨mal intencionadas¨...y con tranquilidad sabes que el qué dirán, son solo percepciones internas dañadas de los demás.
  5. Sabes con quien no te da la gana estar.
  6. Y sabes voltear sutilmente el mundo para "estar" con esas personas que te hacen el día.
  7. Aprendes a no esperar.
  8. Por lo tanto tienes menos expectativas y vives más ligera.
  9. Te amargas menos.
  10. Te disfrutas más.
  11. Sabes carcajearte de ti misma.
  12. Pierdes el miedo al ridículo y la música se siente más.
  13. Aprendes que la seguridad NADIE te la puede dar más que tú y te conviertes en tu mejor aliada.
  14. Sabes con certeza, que cuando te pones chillona no estas deprimida, tu regla está por llegar y te da risa descubrirte llorando en un comercial de croquetas.
  15. Te sientes hermosa, cuando te ves de re ojo en un cristal de alguna tienda.
  16. Te dan risa cosas que antes te causaban llanto.
  17. Empiezas a utilizar palabras que antes no sabías que existían.
  18. Los amigos empiezan a ser más amigos que antes y pagas lo que sea por una tarde de carcajadas de esas que te hacen doler el estómago.
  19. Los pesado-amigos quedan en evidencia y tienes la nobleza de alejarte sin daños.
  20. Las dietas dejan de ser una obsesión, pero buscas nutrirte mejor.
  21. No puedes creer que te hayas peinado como lo hiciste en tus 20´s.
  22. Tienes mil y una historias secretas por contar.
  23. Una buena conversación importa más que el sexo y en realidad la disfrutas con una buena copa de vino.
  24. Te importa más francamente tu cerebro que tu trasero.
  25. La pareja es más un cómplice que obligación.
  26. Los desayunos con amigas de corazón pasan a ser tu mejor terapia.
  27. Le empiezas a tener un cariño especial a tu celulitis pues sabes lo que significa.
  28. Por muchos factores aprendiste ya a valorar tu menstruación.
  29. Te cuesta acordarte de cosas que viviste con un ex por el que antes te cortabas las venas.
  30. Sabes defender la integridad de quien no se encuentra en la mesa... porque sea verdad o no no te gustaría que se hiciera lo mismo contigo.
  31. Tienes más tolerancia a la frustración, total mañana será otro día...
  32. Aprendes a alejarte de la gente negativa.
  33. Te vuelves menos demandante pero más puntual.
  34. Tienes la astucia de un zorro.
  35. Tus ojos aprenden a ver de una manera diferente a los niños y a los ancianos.
  36. Sabes que un beso bien dado provoca que se te cierren los ojos sin querer... Hasta un orgasmo.
  37. Te das cuenta que ninguna vida es perfecta y como sabes que todos tienen problemas, aprendes a preferir los tuyos.
  38. Tienes la sensibilidad de una niña de 19 pero con la experiencia y habilidad de una mujer madura.
  39. Aprendes a agradecer más y más seguido.
  40. Y a estar más viva que nunca pues si hay suerte, solo resta por vivir la mitad de lo que hemos vivido.
Así que, si has llegado hasta aquí, disfrútate, quiérete, alégrate y sobre todo agradécete por ser tu mejor compañera de viaje.



Fuente: Red

miércoles, 25 de septiembre de 2019

Estrés Tóxico

Qué es el estrés tóxico y cómo afecta el desarrollo cerebral de algunos niños y su salud cuando son adultos
Hay tres tipos distintos de respuesta ante el estrés: positiva, tolerable y tóxica, según el efecto que esa reacción tiene sobre nuestro cuerpo.

Aprender a lidiar con las contrariedades de la vida forma parte de nuestro desarrollo, pero hay que tener precaución con las respuestas que se adoptan.
Algunas, si se dan durante la infancia de manera continuada, pueden tener consecuencias para toda la vida. El estrés es una respuesta fisiológica ante una situación de adversidad y cuando se produce desencadena cambios químicos en nuestro cuerpo que afectan a nuestro sistema inmunológico, endócrino y neurológico.

El Centro del desarrollo del niño de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, cita tres tipos distintos de respuesta ante el estrés: positiva, tolerable y tóxica, según el efecto que esa reacción tiene sobre nuestro cuerpo. Si bien las dos primeras forman parte del desarrollo normal del niño, la tercera es dañina.

¿Cuándo el estrés es tóxico?

La respuesta tóxica ante el estrés puede ocurrir cuando un niño experimenta una adversidad que es fuerte, frecuente y prolongada en el tiempo sin el apoyo adecuado de un adulto, como puede ser la negligencia, el abuso físico o emocional, la exposición a la violencia, a la adicción a las drogas y a problemas mentales o las cargas asumidas por la pobreza.

"Los adultos que sufrieron estrés tóxico en la infancia experimentan más enfermedades físicas."

Una madre con una profunda depresión que no puede cuidar de su bebé o unos padres alcohólicos o adictos a las drogas que no se ocupan de sus hijos pueden causar en el niño un estado permanente de estrés considerado tóxico, que puede tener repercusiones de por vida aunque quizás no se manifiesten hasta la edad adulta.

Cuanto más adversas son esas experiencias en la infancia, mayor es la probabilidad de tener retrasos en el desarrollo y problemas de salud más tarde, como cardiopatías, diabetes, abuso de drogas y depresión, además de pocas habilidades de adaptación. Ante el estrés, el cuerpo y el cerebro se ponen en situación de alerta: se produce adrenalina, aumentan las palpitaciones y se secretan más hormonas, como el cortisol. Cuando baja la alarma pasado un cierto tiempo, o en el caso de un niño después de que un adulto le consuele, la respuesta ante el estrés se atenúa y el cuerpo vuelve a su estado natural. Pero si ese consuelo no llega, esa respuesta se mantiene constantemente activa, incluso cuando ya no existe un peligro aparente.

"En las personas que sufrieron estrés tóxico en la infancia las áreas del cerebro dedicadas al aprendizaje y al razonamiento tienen conexiones neuronales más débiles y escasas."

Menos conexiones neuronales

Este tipo de respuesta prolongada al estrés se considera tóxica porque puede "sobresaturar" el cerebro del niño e interrumpir el desarrollo de su arquitectura, particularmente durante los períodos más sensibles del desarrollo temprano.

"En las áreas del cerebro dedicadas al aprendizaje y al razonamiento, las conexiones neuronales que conforman la arquitectura cerebral son más débiles y más escasas", según el Centro del desarrollo del niño de la Universidad de Harvard.

"La ciencia demuestra que la activación prolongada de las hormonas del estrés en la infancia puede disminuir las conexiones neuronales en estas importantes zonas del cerebro, precisamente en un momento en que se deberían estar formando conexiones nuevas".

Más enfermedades de pequeños y de grandes

El estrés tóxico resulta en una desregulación del sistema inmunológico que aumenta el riesgo y la frecuencia de las infecciones en los niños, dice en su estudio sobre esta condición Hillary Franke, pediatra del Center for Integrative Medicine de la Universidad de Arizona.

La activación prolongada de las hormonas del estrés en la infancia puede disminuir las conexiones neuronales en el cerebro.

El estrés tóxico juega un papel en el desarrollo de los trastornos depresivos, los problemas de comportamiento, el trastorno de estrés post traumático y la psicosis.

En el caso de los adultos, si sufrieron estrés tóxico en la infancia también experimentan más enfermedades físicas y presentan peores resultados en el estado de salud, como más casos de alcoholismo, enfermedades de obstrucción pulmonar crónica, depresión, cáncer, obesidad, más intentos de suicidio, cardiopatías "y una miríada de otras patologías", dice Franke en el estudio de 2014.

Si bien es imposible erradicar las fuentes de estrés, como la pobreza, el abuso o la negligencia, sí es posible apoyar a las familias para establecer dentro de lo posible relaciones seguras y estables con un adulto que cuide del niño.

Las investigaciones hechas hasta ahora muestran que establecer una relación de apoyo estable con adultos involucrados en el bienestar del niño a una edad tan temprana como sea posible puede prevenir o revertir los efectos dañinos del estrés tóxico.



Fuente: BBC Mundo

martes, 17 de septiembre de 2019

TDA-H Y Abusos de Sustancias

Los niños y adolescentes con el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) tienen más probabilidades que otros niños de fumar, beber o consumir drogas.
Sin embargo, sólo porque un niño sufra de TDAH no garantiza que él o ella sufrirán de problemas de alcohol o drogas  durante la adolescencia. La clave para los padres es ser conscientes de la relación entre los dos, establecer medidas de prevención en casa y buscar ayuda profesional si se sospecha de un problema de drogas.

Trastorno por uso de sustancias (TUS)

En las últimas décadas se ha mostrado gran interés en el estudio de la relación entre Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad y el uso o abuso de substancias ilícitas.

Las substancias psicoactivas de uso más extendido entre la población de 15 a 64 años son el alcohol y el tabaco. En cuanto a las drogas ilícitas, las más extendidas son el cannabis y la cocaína en polvo, cuyo consumo entre la población juvenil ha aumentado considerablemente en los últimos años. Estas drogas se consumen en muchas ocasiones combinadas con otras substancias (alcohol, tabaco, éxtasis) con fines recreativos y socializantes. 

La edad de mayor riesgo para el inicio de consumo de substancias es la adolescencia. El adolescente es especialmente vulnerable ya que el consumo de estas substancias va asociado con una serie de necesidades propias de esta etapa: afirmación de la identidad, miedo a la evaluación negativa por parte de los demás, oposición a las normas de los adultos, sobre adaptación a las normas del grupo de amigos, la necesidad de afrontar altibajos emocionales.

Nota: En pacientes con trastorno por déficit de atención e hiperactividad en comorbilidad con el trastorno por consumo de sustancias, resulta fundamental contar con un diagnóstico oportuno con el fin de administrar un tratamiento adecuado.

Relación entre TDAH y drogas

Estudios realizados sobre la comorbilidad con TUS han revelado tasas de abuso y dependencia de sustancias más elevadas en sujetos con TDAH que en población general. En un estudio se halló que el 52% de pacientes diagnosticados de TDAH en la infancia, presentaban un TUS a lo largo de la vida, mientras que en población sin TDAH, este porcentaje era del 27%. Asimismo, entre un 32 a 53% de los adultos diagnosticados de TDAH, presentaron de forma comórbida un trastorno por consumo de alcohol y entre un 8-32% un trastorno por consumo de otras drogas. Por otra parte, en estudios realizados con pacientes que consultan por problemas derivados del consumo de alcohol, cocaína o heroína, se ha encontrado una mayor prevalencia del TDAH respecto a la población general.

Se estima que entre el 31% y el 75 % de pacientes con trastorno por dependencia al alcohol presentan criterios DSM-IV- DSM-5 de TDAH en la infancia, y hasta un 35% de pacientes cocainómanos presentan un TDAH. Asimismo, en un estudio realizado con pacientes en tratamiento de mantenimiento con metadona por dependencia a heroína, se halló que el 17 % cumplían criterios de TDAH.

Este y otros estudios más recientes sugieren que las personas que padecen TDAH se inician en el consumo de substancias más temprano y la tendencia a evolucionar hacia el abuso es más rápida que en las personas que no lo padecen.

En los pacientes adultos que acuden al especialista por TDAH se ha encontrado que entre un 17% a 45% muestran un abuso o dependencia del alcohol y un abuso o dependencia de otras drogas entre el 9% a 30%. (Entre el 30 y el 40 por ciento de las personas adultas con TDAH son consumidores habituales de alcohol u otras drogas y pueden presentar trastornos de conducta adictiva con más frecuencia que el resto de la población).

Cada vez se objetiva una mayor correlación entre adultos con diagnóstico de TDAH y abuso o dependencia de estas sustancias. Esta relación no es extraña desde el punto de vista del consumo de drogas como una automedicación, lo que significa que los usuarios de sustancias las consumen buscando una regulación del malestar cuando no reciben el abordaje terapéutico que necesitan, a modo de una medicación que les evite el sufrimiento.

Este resultado pone de manifiesto que la presencia de un trastorno de conducta incrementa el riesgo de drogodependencias en los pacientes con TDAH.

¿Por qué existe relación entre el TDAH y drogas?

Al haber tantos casos de TDAH con comorbilidad con Trastorno por Uso de Substancias y viceversa, se han sugerido varias hipótesis que expliquen esta relación:
  1. Las características propias del TDAH, como la impulsividad o los problemas sociales que conlleva, podrían predisponer al consumo de drogas. Una de las consecuencias de la impulsividad es la falta de medida en cuanto al riesgo que conllevan las decisiones tomadas y las actuaciones. Por lo tanto, los adolescentes con TDAH podrían tener menos miedo a la hora de probar las drogas y hacerlo a una edad más temprana.
  2. Otra hipótesis que se baraja es la de la automedicación, que sugiere que los pacientes con alteraciones psicopatológicas como el TDAH, inician el consumo de sustancias al hallar alivio a sus síntomas con ellas, aunque posteriormente sufrirían todas las consecuencias negativas de las drogodependencias.
  3. También se han planteado las hipótesis de identificación de genes relacionados con ambos trastornos y de la predisposición genética común entre los dos trastornos.
  4. La impulsividad, falta de juicio y problemas escolares que pueden estar ligados con el TDAH y pueden aumentar el riesgo para iniciar el uso de sustancias.
  5. Podría haber un vínculo genético entre el TDAH y la vulnerabilidad para desarrollar un trastorno por sustancias de abuso.
  6. Los individuos con TDAH podrían probar los psicofármacos para auto medicarse.
Tratamiento farmacológico del TDAH con patología dual

Existe un gran volumen de investigación centrada en el tratamiento psicofarmacológico del TDAH en la infancia. Los estudios centrados en evaluar la evolución los niños con TDAH han permitido obtener importantes datos clínicos sobre el beneficio del tratamiento con psicoestimulantes como el metilfenidato. Éste es el tratamiento de primera elección en el TDAH tanto de niños como en adultos.

Frecuencia de comorbilidad psiquiátrica en adultos con TDAH.
  • Trastornos por consumo de alcohol 32 - 53 %
  • Trastornos por otras drogodependencias 8 - 32 %
  • Trastorno por ansiedad generalizada 24 - 43 %
  • Trastorno distímico 19 - 37 %
  • Trastorno depresivo mayor 16 - 31 %
  • Trastorno de la personalidad antisocial 7 - 18 %
  • Trastorno obsesivo compulsivo 2 - 14 %
Lo que los padres pueden hacer:
  1. Preste mucha atención a cualquier cambio de comportamiento, incluso si cree que podría atribuirse al TDAH de su hijo.
  2. Hable con su hijo adolescente sobre lo que es un comportamiento seguro y aceptable. Sea usted mismo un buen ejemplo y no consuma bebidas alcohólicas, tabaco o drogas ilegales.
  3. Preste atención a los amigos de su hijo. Si su hijo está saliendo con alguien que está metido en drogas, es muy probable que su hijo también pueda estar expuesto a las drogas.
  4. Hable con su niño acerca de la importancia de tomar todos los medicamentos, incluidos los estimulantes, exactamente como son prescritos. Discuta los efectos secundarios y otras inquietudes con el médico de su hijo.
  5. Compartir, vender o distribuir medicamentos estimulantes es ilegal siempre y es peligroso. Mantenga una estrecha vigilancia sobre los medicamentos para el TDAH de su adolescente debido a que el abuso de drogas de prescripción entre los adolescentes sigue en aumento. Asegúrese de que el niño entienda que no debe darle su medicamento a nadie.
  6. No guarde el medicamento en un lugar público como en el baño o la cocina o en cualquier otro lugar donde la gente lo pueda ver. Asegúrese de que mantenerlo bajo llave y vigilado. Enseñe también a sus hijos a ser responsables por su medicamento. Ayúdale a que aprenda a manejar su TDAH y a ser responsable por su afección y a estar informado sobre los altos riesgo que corre de ciertos problemas.
+ Recomendaciones
  1. Apoyo, cariño y un entorno seguro son tres claves que ayudan en el paso de la infancia a la adolescencia. La buena comunicación con el adolescente es fundamental, así como saber ponerse en su lugar, descubrir qué es lo que piensa y ayudarle a reflexionar sobre las situaciones y comportamientos.
  2. Hablar en casa sobre las drogas de forma honesta, sin dramatizar y sin ser muy catastrofista. Utilizar un tono sencillo y evitar interrogarles insistentemente sobre si consume o va a consumir. Es mejor entablar una conversación donde él pueda expresar su opinión sin acosarle.
  3. Antes de hablar sobre las drogas debes informarte bien, tanto sobre el consumo, el efecto y las consecuencias, para que lo que le transmitas no sean los típicos clichés que se oyen y que no le aportan ninguna credibilidad a tu argumentación.
  4. No esperar a la adolescencia para hablar sobre las drogas. La pre-adolescencia es una etapa muy importante en la que ya podemos ir dando explicaciones y consejos para que vaya formando su opinión y postura respecto a las drogas.
  5. Convertir las drogas en un tema tabú en el entorno familiar no va a reducir las posibilidades de que los adolescentes se enfrenten a la droga en algún momento, así que es mejor buscar la forma de hablar del tema de forma cómoda para todos.
  6. Es importante ser coherente con lo que se dice y se hace. Si lo que decimos al adolescente no va acompañado de una conducta coherente, se pierde credibilidad. Esto puede llegar a ser más importante que los propios consejos o la información que le facilites.
Conclusión: Se aboga por una máxima racionalización de los diagnósticos fiables y multidisciplinarios por profesionales expertos, así como por plantear alternativas terapéuticas efectivas, biológicas, psicológicas y educacionales, para dotar desde la infancia el máximo bienestar posible a estos niños y evitar una vulnerabilidad adquirida para el desarrollo de dificultades psicológicas o trastorno mentales en la adolescencia y, consecuentemente, disminuir la actual prevalencia de consumo de drogas y adicciones en personas adultas que padecen TDAH. La comorbilidad de TDAH y abuso de sustancias requiere un tratamiento multimodal.

“La prevención contra el abuso de las drogas empieza con los padres”


Compilador 

viernes, 6 de septiembre de 2019

Cáncer Infantil: Impacto en la Familia

En este artículo hablaremos del impacto del cáncer infantil sobre la familia, y de qué se puede hacer para reducir sus efectos.
Estadísticas del cáncer infantil

Llamamos cáncer infantil a un grupo heterogéneo de enfermedades, en conjunto poco frecuente. Su proceso es el similar al de los tumores que pueden tener los adultos: el crecimiento descontrolado de células. Se considera cáncer infantil el que afecta a las personas menores de 18 años (es decir, incluye los adolescentes).

En España se diagnostican de cáncer cerca de 1.400 niños (de 0 a 14 años) cada año. Las estadísticas no se ponen de acuerdo sobre si el cáncer es la primera causa de muerte en niños y adolescentes, o es la segunda (por detrás de los accidentes). Donde sí hay consenso es en que se encuentra entre las dos primeras.

Los tipos más frecuentes de cáncer infantil son las leucemias (28% de los diagnósticos), los tumores del sistema nervioso central (25%, que son tumores cerebrales y de la médula espinal) y los linfomas (12% de los diagnósticos). En conjunto entre el 75% y el 80% de niños con cáncer se curan, y este porcentaje va en aumento.

Cómo afecta la enfermedad al niño

El impacto psicológico de un niño cuando le dicen que tiene cáncer depende, en parte, de su edad. Cuanto mayor es un niño más completo puede ser el concepto que tiene de la enfermedad.

Los niños menores de 2 años no son conscientes de la enfermedad y de su significado. Pero la separación de los padres, sobre todo en el hospital, les provoca ansiedad.
Cuando tienen entre 2 y 7 años entienden el concepto de enfermedad y de gravedad. Pueden pensar que el cáncer es un castigo por su mal comportamiento.
Entre los 7 y los 12 años conocen mejor la enfermedad y se les puede dar información general.
A partir de los 12 años la comprensión es prácticamente total y la reacción al afrontar el diagnóstico o el tratamiento suele ser similar a la que tienen los adultos.

El tratamiento puede estar marcado por hospitalizaciones frecuentes y procedimientos médicos. En algunos momentos los niños pueden tener sensación de abandono por parte de los padres (sobre todo los más pequeños). Las largas estancias hospitalarias suponen que se aparte de la escuela y de sus amigos, con las consiguientes pérdidas de horas lectivas y de relaciones sociales. Los tratamientos se convierten en una fuente de estrés, ya que pueden provocar dolor y dar sensación de incertidumbre: el niño no sabe qué vendrá después de cada cosa.

A veces tiene que someterse a un aislamiento total para evitar infecciones. Es el caso del trasplante de médula ósea (en el tratamiento de la leucemia). Eso significa que tiene que estar en una burbuja, con un contacto con el exterior sólo visual, y auditivo a través de un teléfono.

Los efectos secundarios del tratamiento pueden ser temporales (caída del cabello, vómitos, fatiga) o permanentes (amputaciones, esterilidad o problemas de crecimiento). Algunos de estos efectos explican que las personas que han superado un cáncer infantil sigan teniendo problemas de salud en la edad adulta.

El impacto en los padres y madres

El impacto del cáncer infantil en los padres y madres suele ser especialmente intenso. Viven muy de cerca el tratamiento y sus efectos secundarios y, además, deben asumir que no hay garantías de que el niño se cure. Esta incertidumbre la pueden vivir con impotencia. Muchos de ellos tienen sintomatología ansiosa o depresiva importante, pero no siempre lo dicen porque piensan que su sufrimiento es un tema menor al lado de la enfermedad de su hijo.

Además hay que reorganizar horarios y dinámicas familiares, pasar muchas noches en el hospital. Esto altera la vida diaria y puede dificultar la actividad laboral y social. Las madres suelen asumir más responsabilidad que los padres, y sus síntomas de ansiedad y de depresión son más intensos que los de ellos.

La relación conyugal puede verse deteriorada, incluso llegando al divorcio. Pero esto sólo ocurre si esta relación ya se encontraba deteriorada antes del diagnóstico. Pueden discutir por la asunción de responsabilidades o por las diferentes opciones de tratamiento que tiene su hijo (sobre todo si tienen poco tiempo para tomar la decisión).

Algunos padres se sienten culpables. Pueden relacionar la enfermedad con alguna ocasión en la que no dieron importancia a alguna queja de dolor del hijo. Otra reacción habitual es la sobreprotección: impedir al niño que realice actividades para las que el cáncer no es una limitación, como deportes o comer ciertos alimentos. Algunos estudios apuntan a que el niño se muestra más ansioso si ve que sus padres están ansiosos. Por el contrario, los padres que, dentro de la dificultad, afrontan la situación con serenidad, pueden transmitir esa serenidad a su hijo.

El impacto en los hermanos

La respuesta de un niño o adolescente cuando su hermano tiene cáncer es muy variable: desde la sobreprotección y la asunción de un rol adulto para sustituir la ausencia de los padres en otros hermanos de la familia, hasta los celos al comprobar que los padres están más pendientes del hermano que tiene cáncer.

Los hermanos también se pueden sentir culpables por estar sanos o si, a raíz de alguna discusión, desearon que al niño que ahora tiene cáncer que le pasara algo negativo. Otras reacciones de los hermanos pueden ser el miedo por si también tendrán cáncer, o un sentimiento de desatención por parte de los padres, que los puede llevar a conductas de llamada de atención.

Cosas que podemos hacer

Decíamos que una de las principales fuentes de ansiedad para los niños es el hospital. Se trata de un ambiente desconocido, con normas rígidas, personas extraña -con bata blanca– y procedimientos dolorosos. Una técnica para reducir esta ansiedad es dar un paseo por el hospital, con los padres y los médicos, para que vea como es. Se le puede dejar una bata, unos guantes y una jeringa de juguete para que “haga de médico”. Decorar la habitación del hospital con fotos contribuye a hacer el ambiente más familiar.

La información también juega un papel clave, para el niño y para los padres. Los padres afirman “no estás preparado para algo así“. Saber com irá el tratamiento, cuánto durará, etc, ayuda a calmar la ansiedad. Igualmente es importante garantizar el apoyo emocional a lo largo de toda la enfermedad, tanto para el niño como para sus familiares.

Para reducir los efectos del cáncer infantil sobre el rendimiento académico conviene hablar con la escuela. Explicar que habrá ausencias y que cuando vuelva a clase puede no rendir del todo. El personal docente también tendrá que estar pendiente de cómo interactúan sus compañeros con el niño con cáncer.

Hay asociaciones y fundaciones que ayudan a familias con niños con cáncer…

Cosas que no deberíamos hacer

Es importante que el niño no vea los padres discutiendo con el personal sanitario. El niño pequeño no sabe si puede confiar en los desconocidos. Por lo tanto mirará a los padres para saber qué debe hacer. Si ve que los padres confían en el médico, él sabrá que también puede hacerlo. Verlos discutir haría aumentar su desconfianza.

También conviene evitar condicionar la curación a la conducta. Esto es válido para los niños con cáncer y para sus hermanos. Alguna vez he visto adultos diciéndole a un niño “Si no te portas bien tu hermano no se curará“. En primer lugar es una atribución falsa. En segundo lugar, el hecho de que deba portarse bien no implica que tengamos que poner sobre los hombros la responsabilidad de la curación o de la muerte.

Es probable que el niño pregunte cosas, sobre todo a partir de cierta edad: ¿Por qué me pasa esto? Me voy a morir? La recomendación es de no ocultarle información. El niño sabrá que pasa algo por más que intentemos esconderlo. Y si no tiene respuestas, utilizará su imaginación para llenar el vacío.

Es mejor responder con sinceridad y con un lenguaje adaptado a su edad. No hay ninguna explicación a por qué le pasa: es algo que se veces sucede. Pero no es porque él haya hecho nada malo o alguien tenga la culpa. Y la respuesta a si se morirá también debe ser sincera: No lo sabemos. Pero sí sabemos que la mayoría de niños se curan y que pase lo que pase estaremos a su lado. 



Fuente:  Psico-oncología: Psicología en Cáncer

jueves, 29 de agosto de 2019

¿Cómo Mejorar una Relación de Pareja?

Hay tres pilares fundamentales de cualquier relación: confianza, comunicación y respeto. Con esos tres elementos puedes lograr una convivencia armónica y buscar solución a los problemas como un equipo.
Ahora bien, por más tiempo que lleven juntos y por más que digan conocerse el uno al otro, la rutina está ahí como el óxido que penetra profundamente. De manera que la diversión, la constancia y la innovación son vitales para mantener viva la chispa del amor.

Y cuando llegan los problemas, los malentendidos, volvemos al punto de la comunicación. ¡No te calles lo que sientes por muy insignificante que te parezca! Los grandes conflictos empiezan por detalles muy pequeños. En los conflictos se ponen a prueba nuestra capacidad de diálogo y negociación. ¡Pero ojo! Tolerar no quiere decir aguantar y ceder no implica que siempre ceda la misma persona. Ambos deben estar comprometidos en la resolución de los problemas porque la relación es un tema que les compete a los dos.

¿Qué puedo hacer para mejorar mi relación?
  1. Aprende a manejar tu irritabilidad. A todos nos pasa, hay momentos buenos y malos, pero hay otros que nos sobrepasan por completo y nos hace irritables. Quiere estar solo(a), no quieres hablar con nadie; está bien, no pasa nada, tienes derecho de hacerlo, pero que tu pareja no sea el blanco para desquitarte, no tiene caso que inicies una discusión si sabes perfectamente que ella/él no tiene la culpa. Sé prudente, date tu espacio, relájate y habla cuando ya te encuentres tranquilo(a).
  2. Evita las actitudes destructivas. En una relación se tiene la idea errónea de que es posible cambiar la personalidad de la pareja. Cada uno tiene defectos y en ocasiones podemos ser ofensivos. Es momento que te replantees tu forma de decir las cosas en determinadas circunstancias. No seas impulsivo. Escucha la opinión que tiene de ti tu pareja, si te dice que estás mal en determinada actitud o comportamiento, quizá puedas cambiarlo, inténtalo. Ahora, si tú te vas de rosas por el camino e ignoras lo que te dice tu pareja, estás dando a entender que eres inflexible y no te importa mejorar la vida que tienen en común.
  3. Habla, no importa de qué. Una ventaja que trae consigo vivir en pareja es hablar de cualquier tema. Aprovecha los momentos de conversación, saca toda inquietud o punto de vista que tengas; obviamente hablando con tranquilidad. También se vale decir "no" sin sentirte culpable. Ambos conforman un equipo, no lo olviden.
  4. Nunca dejen de ser amables. La amabilidad no solo aplicó en la fase de conquista. Podrán llevar mucho tiempo juntos, años incluso, pero esta cualidad es la que siempre debe prevalecer. Es válido demostrar el amor que sientes por tu pareja de manera verbal o no verbal, es una llama que sugiere seguir por el buen camino.
  5. Respeto. Se mencionó en un principio, entonces, aprende a respetar el espacio, tiempo y puntos de vista que tiene tu pareja. Se vale pasar momentos con los amigos sin la necesidad de llevar a tu pareja contigo. Confía, respeta, ello ayudará a incrementar la autoestima. Al igual, valora virtudes y logros de tu pareja. Corre si tu pareja no valora los tuyos y lo que haces.
  6. Diviértete y sal en busca de retos. Este factor es muy importante, ya que ayuda a salir de la rutina; por tanto, es necesario siempre estar en la búsqueda de cosas diferentes, actividades divertidas y que en especial, sean una gratificación para ti.
  7. No tienes que ventilarlo todo. Seguramente has escuchado aquello de "Los trapos sucios se lavan en casa". Discutieron, pero llegaron a conclusiones, propuestas y acuerdos; dan el tema por terminado. Para todos es muy molesto que un tema que solo concierne a dos se ventile con toda la familia, y que además, pese a haberse zanjado, se vuelva a sacar a la luz. Si tú no estás de acuerdo con algún detalle de ese tema, discrepa: es mejor que lo hables a su tiempo antes de que inicien nuevamente una discusión por lo mismo.
  8. Sé confiable. El amor y la confianza van de la mano. La confianza se manifiesta en todo momento: citas, compromisos, puntualidad, secretos, apoyo, etc. Provoca que una pareja se complemente y se entienda.
  9. No es un juego, no tiene por qué haber competencia. Son uno solo, no hace falta sacar a relucir quién es más inteligente que otro; quién sufre más; quién es más rápido; quién gana más. Tu relación no se asemeja en nada al mundo de los negocios, deportes y trabajo; de ser así, solo es algo humillante y desgastante. ¿En dónde está el apoyo?
  10. Perdónate. Es importante entender que nadie es perfecto, "tampoco somos monedita de oro para caerle bien a todos". Cada ser es único, cometemos errores; que mejor si nos damos cuenta y los corregimos. Olvídate de aquellas frases destructivas: "No sirvo para nada" "Soy un desastre" "Te amargo la vida". Si te consta que no aportas nada en tu relación ¿Qué haces ahí? Comprende que en una relación siempre hay subidas y bajadas, y no a la primera te tienes que rendir y victimizar


Fuente: Psico.mx pagina amiga y colaborador. 

jueves, 22 de agosto de 2019

La Amante de un Casado

(Sus razones, personalidad, objetivos)

El autoengaño y la justificación del hombre casado como víctima son elementos comunes en las personas que deciden implicarse en un triángulo amoroso.
"Las causas de la infidelidad son lógicas: cuando una o las dos personas dejan de amarse, lo cual es derivado por la falta de afecto, por una baja autoestima o por la llegada de los hijos. También son motivos las disfunciones sexuales, o bien, por una adicción compulsiva al sexo, entre otros factores".

En México los triángulos amorosos más comunes surgen entre un hombre casado y una mujer soltera. Sin embargo, las cifras ubican a las mujeres prácticamente en igualdad de condiciones. Según un estudio sobre infidelidad en personas casadas, realizado por el Instituto de Psiquiatría Ramón de la Fuente, el 90% de los hombres y el 70% de las mujeres han sido infieles, por lo menos una vez en su vida. En términos generales, las causas aducidas para cometer adulterio son insatisfacción sexual, poco tiempo destinado a la pareja y mucho al trabajo, y en algunos casos, por venganza.

Los hombres vinculan la infidelidad al refuerzo de su virilidad, porque culturalmente se les ha dicho que mientras más mujeres tengan, más hombres parecerán. Algunos estudios indican que mientras ellos lo hacen para refrendar su hombría y buscar placer, las mujeres desean cariño, comprensión y afecto.

¿Y qué pasa con la amante que entra en este triángulo amoroso?

La persona amante dice ser, sobre todo al principio, inconsciente en cuanto a saber dónde se mete. En ciertos casos, las personas amantes desconocen el estado civil de casada de la persona infiel porque simplemente lo omiten. Se trata de personas enamoradas, que actúan en contra de sus creencias y valores (saben que están engañando a una tercera persona), pero que continúan en la relación porque se sienten correspondidas y utilizan el autoengaño como mecanismo de defensa. Este mecanismo de defensa se evidencia cuando, de forma unánime, ninguna de las personas amantes experimenta esa triangulación como tal. De hecho, sorprende que en estas parejas se hable de fidelidad, se discuta sobre ello e incluso lleguen a un posible pacto de fidelidad, cuando ambas partes a su vez, mantienen relaciones extra, ya sea con el cónyuge oficial, o en el caso de las personas amantes, con otras personas, aunque la finalidad de dichas relaciones extra, sea por variadas razones.

La mujer/amante justifica las mentiras de su pareja porque la identifica como 'víctima' de una relación de pareja asfixiante, insatisfactoria y sin futuro. Ella se ve a sí misma como una redentora, que se también se salva a sí misma a través de esa relación. La amante es por lo general, una mujer vulnerable, que no se siente plenamente satisfecha con su trabajo y/o sus relaciones interpersonales y, por tanto, encuentra en ese triángulo amoroso una tabla de salvación para su propia crisis existencial.
Una vez superada la primera etapa de enamoramiento y satisfacción sexual mutua, viene el proceso de 'oficializar' la relación, lo cual es fuente de mucha frustración porque se registran muy pocos casos exitosos de relaciones extramatrimoniales que culminan como relaciones oficiales y/o públicamente aceptadas (con o sin matrimonio).

No poder oficializar la relación es fuente de muchísima frustración, rabia, ansiedad y en gran medida, motivo de consulta psicológica. No se pretende poner fin a la relación y esta clandestinidad no parece constituir un problema.

Asistimos a un cuadro de dependencia emocional hacia la persona casada, que insiste en mantener una relación asimétrica y en intensificar el cuadro ansioso - evitante. Llega un momento en que la relación se torna tóxica porque es un círculo vicioso de discusiones, pasión y reencuentros, sin que llegue a oficializarse como relación, de cara a los amigos y familiares. "Las personas amantes se entregan por completo como si fuera una relación amorosa oficial mientras que las personas infieles parecen inscribirse dentro de una orientación más narcisista por recibir aquello que les falta. Podría decirse que quieren tenerlo todo".

La amante desconoce o niega la dominación a la que la están sometiendo porque las reglas las impone la persona casada y no le da margen de maniobra. La amante se va adaptando a estas reglas sin percibir cómo se va modificando su carácter y su autonomía. Estamos ante una persona con una inseguridad notable (baja autoestima) que pone su energía en aquella relación, a pesar de que es consciente de que no cuenta con la valoración ni el reconocimiento que desearía.

"el tipo de dominación “amorosa” hegemónica masculina es perfecta porque no es impuesta por la fuerza bruta física, al contrario, es todo un entramado manipulador mental y afectivo que permite a las personas someterse voluntariamente, pensándose sujetos libres. Se trata de una dominación psicopolítica fundamentada en nuevas formas de poder. Como afirma André Rauch (2009) decir “te amo” en los hombres encierra sutilmente al otro en una red tejida por la fascinación, favoreciendo su sumisión y docilidad."

La relación extramatrimonial es, en suma, un ejemplo de trastorno narcisista: porque tanto la persona infiel como su amante se mueven por el principio de placer inmediato y no por el de realidad, que implicaría empatía con las personas afectadas.



Fuente: Psico.mx 

miércoles, 14 de agosto de 2019

Un Asesino Serial Mata algo de sí Mismo en cada Crimen

Al investigar a más de 370 internos de alta peligrosidad, Ostrosky llegó a la conclusión que la mente de un asesino serial se va organizando diferente, y por este motivo el psicópata nace y se hace. 
En nuestra sociedad, un asesino serial puede pasar desapercibido debido a que no presenta características físicas esenciales. Lo que los distingue es su historia de vida.

De acuerdo con Feggy Ostrosky, directora del Laboratorio de Neuropsicología y Psicofisiología de la Facultad de Psicología, un asesino serial mata algo de sí mismo en cada crimen y corresponde a un perfil de psicopatía, es decir, sufre de un trastorno de personalidad. Además, escogen un mismo tipo de víctima, agregó la autora del libro Mentes Asesinas. 

Por ejemplo, Raúl Osiel Marroquín Reyes, conocido como el Mata Gays, eligió aniquilar a homosexuales. Un caso más es Juana Barraza Samperio, conocida popularmente como la Mata Viejitas, acusada de quitarle la vida al menos a 18 mujeres de la tercera edad y de intento de homicidio a otras dos, atacaba a este sector porque en su infancia sufrió violencia por parte de su madre. Otro ejemplo es el Caníbal de la Guerrero, acusado de exterminar a por lo menos tres mujeres, todas con el mismo perfil, solteras con el mismo físico, pelo negro y peinadas de raya en medio.

Así, el asesino serial también lleva una doble vida. Es el caso de la ya mencionada Mata Viejitas, quien por un lado llevaba mariachis a una vecina de la tercera edad y la llamaba mamita, y por otro asesinó a 18 ancianas, agregó la investigadora. Otro ejemplo es Luis Alfredo Garavito, quien asesinó a más de 300 niños, y en una entrevista mencionó que le gustaría poner un orfanatorio o Casa Hogar para niños.

En el cerebro

Al investigar a más de 370 internos de alta peligrosidad, Ostrosky llegó a la conclusión que la mente de un asesino serial se va organizando diferente, y por este motivo el psicópata nace y se hace.

“Mi laboratorio ha realizado estudios de resonancia magnética funcional, de electroencefalografía cuantitativa, de potenciales relacionados a eventos, de genética y sobre los estilos de crianza”, aseguró.

Desde el aspecto genético es importante enfatizar que no existen genes del bien y del mal, los genes regulan la producción de enzimas que a su vez regulan la cantidad de neurotransmisores cerebrales.

Por ejemplo, modificando cromosomas específicos puede producirse un ratón asesino. Al cambiar las enzimas que regulan neurotransmisores cerebrales específicos, incluyendo la dopamina, la serotonina, la noradrenalina, se puede modificar y alterar cómo se responde al medio ambiente y reaccionar de manera violenta ante estímulos no amenazantes. Y aunque la agresión es inherente al ser humano y parte de nuestra biología, la violencia se aprende.

Si crecemos y nos desarrollamos en un medio ambiente en donde no nos enseñan a regular los estados emocionales, y más bien se nos fomenta a odiar y ser hostiles, en un momento dado podemos llevar a cabo estos sentimientos hostiles.

En cuanto al cerebro, las áreas que producen emociones no son las mismas que las regulan. Por ejemplo, en el sistema límbico se encuentran toda la parte afectiva, y la amígdala es la encargada del miedo. Y en una situación de temor, enojo o frustración puedes agredir a una persona.

De esta forma, la amígdala debe comunicarse con los lóbulos prefrontales, sobre todo con la zona orbifrontral, encargada de asignar emociones a la toma de decisiones. Si no existe una buena comunicación entre estas áreas, emergen individuos muy violentos capaces de asesinar sin razones aparentes.

Afortunadamente, no existen muchos asesinos, o por lo menos no los han detectado, porque apresarlos es muy difícil, frecuentemente no existe un patrón que relacionen al asesino con sus víctimas.