jueves, 26 de diciembre de 2019

Características de una Relación Sana

¿Sabes lo que es una relación patológica pero no sabes si tu relación es sana? Descubre los rasgos que hacen de la relación de pareja una relación saludable.
Estamos más que informados sobre lo que es una relación patológica, pero ¿y cómo sabemos si lo que tenemos es una relación sana? A continuación os explico algunas pistas acerca de la salud de una relación de pareja.

"Confianza, libertad, respeto, superación del miedo, son algunos de los aspectos que debemos considerar para tener una relación sana y duradera"

El primer paso para tener una relación de pareja sana es: escuchar nuestro propio criterio, qué necesito yo en una relación de pareja y valorar si lo que me aporta el compañero/a es suficiente.

¿Qué otros rasgos caracterizan una relación de pareja sana?

1. Cada miembro de la pareja se responsabiliza de su propia felicidad y no deja ésta en manos de la pareja. Para que puedas tener una relación de pareja sana primero te tienes que querer y valorar a ti mismo/a. Si te infravaloras, culpas o dependes de tu pareja, la relación no podrá ser de igual a igual, uno de los dos miembros de la pareja llevará el peso de la relación y eso la convierte en una relación patológica.

2. Una buena comunicación y el equilibrio son clave. La escucha activa y la empatía son rasgos fundamentales para que se dé una relación de pareja sana. Es importante comprender el punto de vista del otro aunque no estemos de acuerdo, además de intentar comprender por qué actúa de la manera que lo hace. En este punto es importante ser flexibles, tolerantes y tener como objetivo la búsqueda de acuerdos para lograr estar en "el mismo bando".

3. La asertividad y la sinceridad son puntos importantes. Muchas veces en las relaciones de pareja se tiende a creer que si la otra persona te conoce, sabrá lo que piensas. Ése es uno de los grandes errores en las relaciones. Nadie puede saber en qué estás pensando al 100% o qué opinas sobre las cosas. Si algo te molesta, dilo, no esperes a que el otro lo adivine. Muchas veces este tipo de pensamiento genera graves discusiones y dinámicas. Eso sí, hay que intentar defender la propia opinión y criterio sin ofender ni despreciar a la otra persona. Se puede ser sincero/a sin herir.

4. La confianza es un elemento indispensable. Es imposible tener una relación sana si no confías en tu pareja. Es importantísimo creer en el otro aceptando como es y apoyarte en él cuando lo necesites. Del mismo modo, tú también tienes que ser su muleta cuando esté cojo. Darle el voto de confianza y creer es uno de los mejores signos de salud en la relación. Aquí evidentemente englobamos el tema de los celos. Es inevitable sentir algo de celos, pero hay que confiar en que la persona no te va a traicionar para poder llevar una buena relación; si no estás vendiendo la piel antes de matar al oso.

5. Vivir el presente y tener la mirada puesta en el momento actual. De nada sirve centrarse en los errores pasados. Una relación sana no es necesariamente aquella en la que no se discute ni ha habido graves problemas. Por poner un ejemplo, se puede tener una relación sana habiendo habido una infidelidad; eso sí, para ello es importantísimo haber recuperado la confianza en el otro y haber perdonado. En las relaciones sanas no hay reproches del pasado ni se vive permanentemente con el miedo de cuándo me va a volver a fallar la otra persona. Se confía en el otro y se vive el presente juntos.

6. Ten expectativas realistas con respecto a tu pareja. Si tu pareja es un despiste, no pretendas que recuerde al pie de la letra todo lo que tú sí que recuerdas. Intenta comprender cómo es la otra persona y adecuarte a lo que te puede proporcionar. Es importante valorar si lo que le pides que dé en la relación te lo puede proporcionar. El objetivo no es construirse una pareja a "medida" con lo que te has encontrado por el camino, sino aceptar cómo es tu pareja y pedirle lo que necesitas siempre y cuando no sea exigirle demasiado. Una cosa es amoldarse al otro y otra cosa muy diferente es cambiar quien es.

7. Cada uno de los miembros tiene que cuidar su individualidad. Éste punto es muy pero que muy importante. Es fundamental que cada miembro de la pareja sienta que puede ser feliz independientemente del otro. No es bueno ni darse por completo ni esperar que el otro lo dé todo por uno mismo. Si no sabes hacer algo, aprende en lugar de esperar que sea tu pareja quien te resuelva la papeleta. Así, también es importante cuidar las relaciones sociales, la familia, los hobbies propios... es decir, todo aquello que te da identidad como ser independiente de forma paralela a cuidar de la relación de pareja.

8. Las dos personas valoran la relación y quieren estar en ella porque quieren y no porque lo necesitan. Es decir, una relación sana es aquella que no implica codependencia. No se está con el otro por necesidad sino por placer. En otras palabras: el otro no te aporta lo que te falta. Tú eres un ser completo independientemente de tu pareja pero sí que te aporta un plus de felicidad.

Una vez dicho esto toca plantearse qué puntos cumples y qué puntos no. Si hay alguno que no lo cumplas, ponte manos a la obra. Si hay varios o no sabes cómo arreglarlo, consulta con un psicólogo/a. Te puedo ayudar a resolver estos problemas.





Fuente: MundoPsicólogos. Encarni Muñoz 

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