Las primeras experiencias traumáticas tienen un efecto significativo en el desarrollo de una persona. Como señala Lecannelier en su libro “El trauma oculto en la infancia”, sufrir traumas durante los primeros de vida puede desencadenar efectos de alto riesgo en la adolescencia, incluyendo abuso de sustancias (alcohol o drogas) y comportamientos de riesgo como violencia, bullying, autolesiones, etc. Además, la acumulación de cuatro o más traumas durante esos primeros años puede ser más perjudicial que enfermedades graves como el cáncer y enfermedades cardiacas.
Esto subraya la importancia de abordar el trauma desde
una edad temprana para prevenir problemas en la adultez. En este artículo,
realizado junto al docente de Ps. Víctor Ojeda, exploraremos el
trauma complejo, específicamente en adultos.
¿Qué es el trauma complejo?
El trauma complejo implica experimentar una serie de
eventos con un alto impacto emocional aversivo, o un evento único que haya sido
manejado en forma inadecuada por el sistema de cuidado, en caso de niños y
niñas.
Lo que caracteriza al hecho de que sea complejo es que
hay un amplio espectro de expresiones sintomáticas del trauma, y que son más
bien características de cada persona. En otras palabras, no todos experimentan
el trauma complejo de la misma manera, ni tampoco se expresa de la misma forma.
En efecto, en algunas personas se caracteriza por
alteraciones en el ánimo, otros por cuadros de ansiedad, otros presentan
disociaciones, problemas de memoria, entre otros. A pesar de que hay algunas
características comunes como por ejemplo el estado de hipervigilancia, donde la
persona está constantemente atenta a su entorno preparada para enfrentar una
situación adversa, no siempre es evidente, ni para la propia persona.
Trauma complejo en adultos
En primera instancia debemos diferenciar lo que
significa tener un trauma complejo en la infancia y en la adultez. Estas
diferencias van desde el tipo de hechos traumáticos, que pueden afectar a cada
uno de ellos, hasta la manera de afrontarlos.
Por ejemplo, las situaciones de violencia y
negligencia en el sistema de cuidado son más factibles en la infancia, mientras
que en la adultez puede ser también hechos de violencia, pero en pareja.
Lo que pasa con el trauma complejo en adultos, es que
depende, entre otras cosas, de las habilidades de autocuidado desarrolladas a
su vez en la propia infancia y adolescencia. Además, los efectos de los cambios
a nivel de sistema nervioso son particularmente relevantes en la infancia y
adolescencia, puesto que ocurren durante el periodo de maduración, en la cual
se van creando las redes neuronales estructurales o básicas que posteriormente
nos ayudan a procesar, entender, sentir y experimentar el mundo (Perry, 2014).
En este sentido, estas experiencias traumáticas
inciden profundamente en la manera en que las personas, por ejemplo en la
adultez, enfrentan el mundo.
Síntomas del trauma complejo en adultos
Existe un amplio espectro sintomático y de
alteraciones en la adultez, de las cuales las más comunes implican:
- Alteraciones en el estado de ánimo.
- Alteraciones en la percepción del perpetrador: cuando el hecho traumático involucra a otro y se justifica al otro en las acciones que ejerce contra la víctima.
- Alteraciones en la percepción de sí mismo: emergen sentimientos de culpa en términos de su propia responsabilidad en los hechos traumáticos.
- Cuadros de ansiedad.
- Dificultades en la autorregulación emocional.
- Hipervigilancia.
- Somatizaciones.
En definitiva, como indicábamos anteriormente, tal vez
una de las distinciones y dificultades que más caracterizan al trauma complejo
es que justamente hay una amplia diversidad de manifestaciones sintomáticas. En
esta línea, las expresiones sintomáticas están más relacionadas con las
estrategias de afrontamiento de la adversidad (el estrés).
Causas del trauma complejo en adultos
En el caso del trauma complejo en adultos, hay que
decir que en muchas ocasiones ocurre que se arrastra desde la infancia. Es
decir, que habiendo experimentado el trauma complejo en la infancia, el cual no
fue abordado o tratado adecuadamente, las consecuencias de las mismas
persistirán en la adultez, con ciertas adaptaciones por supuesto, pero
dependiendo de otras circunstancias, como, por ejemplo, continuar expuesto a un
agente traumatizante.
Esto último, puede afectar y proyectarse por toda la adultez, incluyendo grupos etarios como la adultez mayor.
Ocurre que, si en la infancia fueron expuestos, por ejemplo, a violencia verbal permanente por parte del sistema de cuidado (nótese la profunda contradicción que aparece ahí, el mismo sistema de cuidado es el sistema vulnerador), ya implica una dificultad para concebir lo que es el cuidado en las relaciones que tengan esas personas como adultos, y esto puede mantenerse o profundizar el problema. Por ejemplo, cuando se vinculan afectivamente, como pareja, con alguien que también los violente.
En este sentido, la violencia en los sistemas
familiares, el hostigamiento laboral o mobbing, o vivir en condiciones extremas
(de pobreza o violencia) son condiciones que pueden generar trauma complejo.
Proceso de diagnóstico del trauma complejo
El diagnóstico probablemente va a depender del enfoque
terapéutico desde el que se realice el abordaje, sin embargo, existen algunos
instrumentos en formato de escalas que ayudan a acercarse a las experiencias
traumáticas y permiten definir el nivel de profundidad.
Como es el caso del cuestionario de experiencias
adversas en la infancia y que se aplica también en adultos.
Tratamiento para trauma complejo
El tratamiento para trauma complejo tiene diversas
aristas, sin embargo, lo más relevante es poder realizar un buen proceso
psicoterapéutico.
En este sentido, es importante partir desde la premisa
que las experiencias adversas y traumáticas van creando cambios en las vías de
procesamiento cerebral, y que estas son muy específicas, las cuales se activan
y cambian en la medida que podemos acceder a ellas, y las vías específicas para
acceder a ellas son a través de la comunicación verbal y de la experiencia (Van
der Kolk, 2009).
Por otro lado, los tratamientos farmacológicos son más
bien para reducir los síntomas. Se pueden emplear ansiolíticos, tranquilizantes
mayores, antidepresivos, entre otros. No obstante, si sólo se utiliza este tipo
de tratamiento, el impacto real a largo plazo es bajo si es que no hay un
trabajo psicoterapéutico de la mano.
Asimismo, existen otras técnicas complementarias, pero
altamente eficaces como el EMDR o el Neurofeedback que hoy son tratamientos con
buena evidencia desde su validez y efectividad. Cuando se trata de trauma
complejo es muy relevante trabajar en los eventos y el sistema de significados
asociados al trauma complejo.
Rol de las redes de apoyo
Las redes de apoyo son tremendamente importantes
puesto que, una de las primeras medidas que se deben tomar en casos de trauma
complejo es justamente poder evitar la exposición al agente traumatizante antes
de comenzar el tratamiento propiamente tal, y sin embargo, es muchas veces
bastante difícil de lograr.
Por ejemplo, personas que se encuentran conviviendo
con una pareja agresiva y violenta, y que a su vez hay una dependencia
económica, se les hace difícil poder independizarse, y por consiguiente,
alejarse de esa pareja. Lo mismo ocurre en la infancia cuando un niño o niña
depende completamente de su sistema de cuidado, sus padres, pero que son
extremadamente negligentes en su cuidado, y que lamentablemente, la solución a
veces es peor que el problema (traslado a una residencia infantil).
Aquí es de suma relevancia poder activar las redes de
apoyo, y especialmente contar con personas con quienes hay un vínculo de apego.
Estas personas podrán realizar un acompañamiento y una contención de manera más
efectiva y podrán favorecer los procesos de cambio que emerjan en la
psicoterapia.
En conclusión, el trauma complejo en adultos es bastante común, lamentablemente, y tiene totalmente relación con lo que han pasado en la infancia de niños/as. Frente a ello, es imprescindible asistir a médicos y psicólogos expertos en el área para buscar ayuda. Debemos recordar que cada persona es un mundo y no todos tienen los mismos síntomas y herramientas para afrontar el trauma.
ADIPA
Referencias
- Acevedo, F. L., Guajardo, H., Kushner, D., Barrientos,
C., & Monje, G. (2021). La complejidad del trauma complejo del
desarrollo: una propuesta del modelo de apego & complejidad (MAC). Revista de psicoterapia, 32(120), 105-124.
- Perry, B. D.,
& SERIES, C. (2014). Helping Traumatized Children. A Brief Overview for
Caregivers. Child Trauma Academy.
- Van der Kolk, B. A. (2009). Developmental trauma disorder: towards a rational
diagnosis for chronically traumatized children. Praxis Der
Kinderpsychologie Und Kinderpsychiatrie, 58(8), 572-586.
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