jueves, 21 de noviembre de 2024

Trauma Complejo en Adultos

Las primeras experiencias traumáticas tienen un efecto significativo en el desarrollo de una persona. Como señala Lecannelier en su libro “El trauma oculto en la infancia”, sufrir traumas durante los primeros de vida puede desencadenar efectos de alto riesgo en la adolescencia, incluyendo abuso de sustancias (alcohol o drogas) y comportamientos de riesgo como violencia, bullying, autolesiones, etc. Además, la acumulación de cuatro o más traumas durante esos primeros años puede ser más perjudicial que enfermedades graves como el cáncer y enfermedades cardiacas.

Esto subraya la importancia de abordar el trauma desde una edad temprana para prevenir problemas en la adultez. En este artículo, realizado junto al docente de Ps. Víctor Ojeda, exploraremos el trauma complejo, específicamente en adultos.

¿Qué es el trauma complejo?

El trauma complejo implica experimentar una serie de eventos con un alto impacto emocional aversivo, o un evento único que haya sido manejado en forma inadecuada por el sistema de cuidado, en caso de niños y niñas.

Lo que caracteriza al hecho de que sea complejo es que hay un amplio espectro de expresiones sintomáticas del trauma, y que son más bien características de cada persona. En otras palabras, no todos experimentan el trauma complejo de la misma manera, ni tampoco se expresa de la misma forma.

En efecto, en algunas personas se caracteriza por alteraciones en el ánimo, otros por cuadros de ansiedad, otros presentan disociaciones, problemas de memoria, entre otros. A pesar de que hay algunas características comunes como por ejemplo el estado de hipervigilancia, donde la persona está constantemente atenta a su entorno preparada para enfrentar una situación adversa, no siempre es evidente, ni para la propia persona.

Trauma complejo en adultos

En primera instancia debemos diferenciar lo que significa tener un trauma complejo en la infancia y en la adultez. Estas diferencias van desde el tipo de hechos traumáticos, que pueden afectar a cada uno de ellos, hasta la manera de afrontarlos.

Por ejemplo, las situaciones de violencia y negligencia en el sistema de cuidado son más factibles en la infancia, mientras que en la adultez puede ser también hechos de violencia, pero en pareja.

Lo que pasa con el trauma complejo en adultos, es que depende, entre otras cosas, de las habilidades de autocuidado desarrolladas a su vez en la propia infancia y adolescencia. Además, los efectos de los cambios a nivel de sistema nervioso son particularmente relevantes en la infancia y adolescencia, puesto que ocurren durante el periodo de maduración, en la cual se van creando las redes neuronales estructurales o básicas que posteriormente nos ayudan a procesar, entender, sentir y experimentar el mundo (Perry, 2014).

En este sentido, estas experiencias traumáticas inciden profundamente en la manera en que las personas, por ejemplo en la adultez, enfrentan el mundo.

Síntomas del trauma complejo en adultos

Existe un amplio espectro sintomático y de alteraciones en la adultez, de las cuales las más comunes implican:

  • Alteraciones en el estado de ánimo.
  • Alteraciones en la percepción del perpetrador: cuando el hecho traumático involucra a otro y se justifica al otro en las acciones que ejerce contra la víctima.
  • Alteraciones en la percepción de sí mismo: emergen sentimientos de culpa en términos de su propia responsabilidad en los hechos traumáticos.
  • Cuadros de ansiedad.
  • Dificultades en la autorregulación emocional.
  • Hipervigilancia.
  • Somatizaciones.

En definitiva, como indicábamos anteriormente, tal vez una de las distinciones y dificultades que más caracterizan al trauma complejo es que justamente hay una amplia diversidad de manifestaciones sintomáticas. En esta línea, las expresiones sintomáticas están más relacionadas con las estrategias de afrontamiento de la adversidad (el estrés).

Causas del trauma complejo en adultos

En el caso del trauma complejo en adultos, hay que decir que en muchas ocasiones ocurre que se arrastra desde la infancia. Es decir, que habiendo experimentado el trauma complejo en la infancia, el cual no fue abordado o tratado adecuadamente, las consecuencias de las mismas persistirán en la adultez, con ciertas adaptaciones por supuesto, pero dependiendo de otras circunstancias, como, por ejemplo, continuar expuesto a un agente traumatizante.

Esto último, puede afectar y proyectarse por toda la adultez, incluyendo grupos etarios como la adultez mayor.

Ocurre que, si en la infancia fueron expuestos, por ejemplo, a violencia verbal permanente por parte del sistema de cuidado (nótese la profunda contradicción que aparece ahí, el mismo sistema de cuidado es el sistema vulnerador), ya implica una dificultad para concebir lo que es el cuidado en las relaciones que tengan esas personas como adultos, y esto puede mantenerse o profundizar el problema. Por ejemplo, cuando se vinculan afectivamente, como pareja, con alguien que también los violente.

En este sentido, la violencia en los sistemas familiares, el hostigamiento laboral o mobbing, o vivir en condiciones extremas (de pobreza o violencia) son condiciones que pueden generar trauma complejo.

Proceso de diagnóstico del trauma complejo

El diagnóstico probablemente va a depender del enfoque terapéutico desde el que se realice el abordaje, sin embargo, existen algunos instrumentos en formato de escalas que ayudan a acercarse a las experiencias traumáticas y permiten definir el nivel de profundidad.

Como es el caso del cuestionario de experiencias adversas en la infancia y que se aplica también en adultos.

Tratamiento para trauma complejo

El tratamiento para trauma complejo tiene diversas aristas, sin embargo, lo más relevante es poder realizar un buen proceso psicoterapéutico.

En este sentido, es importante partir desde la premisa que las experiencias adversas y traumáticas van creando cambios en las vías de procesamiento cerebral, y que estas son muy específicas, las cuales se activan y cambian en la medida que podemos acceder a ellas, y las vías específicas para acceder a ellas son a través de la comunicación verbal y de la experiencia (Van der Kolk, 2009).

Por otro lado, los tratamientos farmacológicos son más bien para reducir los síntomas. Se pueden emplear ansiolíticos, tranquilizantes mayores, antidepresivos, entre otros. No obstante, si sólo se utiliza este tipo de tratamiento, el impacto real a largo plazo es bajo si es que no hay un trabajo psicoterapéutico de la mano.

Asimismo, existen otras técnicas complementarias, pero altamente eficaces como el EMDR o el Neurofeedback que hoy son tratamientos con buena evidencia desde su validez y efectividad. Cuando se trata de trauma complejo es muy relevante trabajar en los eventos y el sistema de significados asociados al trauma complejo.

Rol de las redes de apoyo

Las redes de apoyo son tremendamente importantes puesto que, una de las primeras medidas que se deben tomar en casos de trauma complejo es justamente poder evitar la exposición al agente traumatizante antes de comenzar el tratamiento propiamente tal, y sin embargo, es muchas veces bastante difícil de lograr.

Por ejemplo, personas que se encuentran conviviendo con una pareja agresiva y violenta, y que a su vez hay una dependencia económica, se les hace difícil poder independizarse, y por consiguiente, alejarse de esa pareja. Lo mismo ocurre en la infancia cuando un niño o niña depende completamente de su sistema de cuidado, sus padres, pero que son extremadamente negligentes en su cuidado, y que lamentablemente, la solución a veces es peor que el problema (traslado a una residencia infantil).

Aquí es de suma relevancia poder activar las redes de apoyo, y especialmente contar con personas con quienes hay un vínculo de apego. Estas personas podrán realizar un acompañamiento y una contención de manera más efectiva y podrán favorecer los procesos de cambio que emerjan en la psicoterapia.

En conclusión, el trauma complejo en adultos es bastante común, lamentablemente, y tiene totalmente relación con lo que han pasado en la infancia de niños/as. Frente a ello, es imprescindible asistir a médicos y psicólogos expertos en el área para buscar ayuda. Debemos recordar que cada persona es un mundo y no todos tienen los mismos síntomas y herramientas para afrontar el trauma.

 

ADIPA

Referencias

  • Acevedo, F. L., Guajardo, H., Kushner, D., Barrientos, C., & Monje, G. (2021). La complejidad del trauma complejo del desarrollo: una propuesta del modelo de apego & complejidad (MAC). Revista de psicoterapia, 32(120), 105-124.
  • Perry, B. D., & SERIES, C. (2014). Helping Traumatized Children. A Brief Overview for Caregivers. Child Trauma Academy.
  • Van der Kolk, B. A. (2009). Developmental trauma disorder: towards a rational diagnosis for chronically traumatized children. Praxis Der Kinderpsychologie Und Kinderpsychiatrie, 58(8), 572-586.