miércoles, 27 de noviembre de 2024

No, el Amor No Lo Puede Todo, y Está Bien.

Hemos escuchado muchas veces eso de que "el amor todo lo puede", "el amor siempre vence"... pero la realidad es que la verdadera víctima de esos pensamientos es uno mismo. Es importante saber cuándo una relación llega a su fin, por mucho amor que sintamos. Las relaciones deberían ser algo bonito y satisfactorio, pero llega un momento en el que pueden dejar de serlo y convertirse en una fuente de sufrimiento.

El amor es algo maravilloso. Todos tenemos esa película favorita donde los protagonistas se juran amor eterno y luchan contra un sinfín de obstáculos con tal de seguir con el amor de su vida y ser felices para siempre. Pero en realidad, en la vida diaria, el amor no es así. Aunque el amor sea el “ingrediente principal” de una relación, se necesita para mantener más en una pareja.

En el ámbito de las relaciones de pareja, el amor, aunque esencial, no siempre garantiza la estabilidad. Pasada la fase inicial de ‘luna de miel’, hará falta algo más que un fuerte sentimiento para mantenerse juntos. Muchas parejas enfrentan desafíos que el amor por sí solo no puede superar. A pesar de una fuerte conexión emocional, las diferencias personales y los objetivos de vida divergentes pueden llevar a la separación, incluso cuando el afecto es profundo.

“¿Por qué una pareja que se quiere mucho de repente va y lo deja? Se supone que estaban super bien, que eran súper felices y que todo era genial”, plantea. “Bueno, pues porque, aunque nos cueste a veces entenderlo, la realidad es que el amor no puede con todo”, Ni siquiera considera sano que el amor sea el único pilar que sostenga toda la relación.

Uno de los principales factores que contribuyen a estas separaciones es la evolución natural de las prioridades y deseos personales. “Probablemente, aunque se quisieran mucho, había muchas cosas en las que o no se entendían, o no acababan de funcionar o no buscaban lo mismo”. Con el tiempo, las parejas pueden descubrir que sus metas ya no están alineadas, tanto en el ámbito profesional o personal, lo que puede llevar a una ruptura.

Una pareja que “se quiere un montón” y llevan juntos desde los 20 años. “De repente, tienen 35 y uno quiere tener hijos, pero el otro no”, relata. Este puede ser un punto crucial en la continuación de una relación. “O una pareja que, después de no sé cuántos años, de repente uno quiera viajar por el mundo y el otro quiera estar en casa”.

Es decir, que, aunque el amor puede fortalecerse con el tiempo, las metas individuales pueden no coincidir. “Es muy probable que este tipo de parejas se quieran mucho más cuando llevan diez años juntos”, expresa, “pero cuando llevan todos esos años juntos, por mucho que se quieran quizá ya no buscan lo mismo que el día 1″.

La cuestión de si el amor es suficiente para mantener una relación exitosa es compleja. Sabaté subraya que, aunque el amor es necesario, no siempre basta para que una relación prospere. “El amor es súper importante y es el ingrediente principal de una relación, pero cuando lo demás no va por el mismo camino es difícil. Y tampoco sería sano que el amor sostuviera toda la relación”, concluye. La clave, según ella, radica en la capacidad de las parejas para alinear sus objetivos y deseos personales a lo largo del tiempo.

Algunos tienen claro que estas cuestiones deben zanjarse “desde el principio” para evitar este tipo de encontronazos, pero otros apuntan que esto no es suficiente porque “la gente cambia”, al igual que sus deseos. “Las cosas no son para siempre y vamos cambiando y evolucionando como seres individuales”, expresan algunos de sus seguidores.

Por eso es bueno que el amor no lo pueda todo, que no nos convierta en totalmente acríticos, ni nos haga tomar decisiones precipitadas. Que podamos darnos cuenta de que además de la pasión y la atracción, se necesitan más elementos para cimentar una relación sana, en la que nos sintamos plenamente comprendidos, valorados y cuidados. Y que con esa persona que tan locos nos volvía puede ser que no sea factible construir un vínculo profundo. O no se den las circunstancias favorables. Ahí, en favorecer esta clase de relaciones sanas reside la famosa fuerza que da el amor completo, aquel que se basa en el respeto mutuo, intimidad y compromiso, pero también en la dedicación – que es distinta al esfuerzo -. Que no está exento de conflictos, negociaciones, cesiones, decepciones y demás, porque cualquier proceso vital conlleva su cuota de malestar, no nos engañemos; la cuestión reside en que la valoración global de la relación sea satisfactoria y que el bienestar que nos aporta supere con creces los problemas.

Ese tipo de relaciones se conocen comúnmente como relaciones tóxicas y son mucho más frecuentes de lo que creemos. Una relación bajo una perspectiva de este tipo puede ir minando tu autoestima por permitir que el otro imponga límites en tu vida. Hacer bromas pesadas que causen malestar en el otro, ser frío emocionalmente o manipular bajo la consigna de “es lo mejor para ti” entran en esta categoría.

Pues bien, si te has identificado, calma. Lo importante es que ahora lo sabes y podemos dar marcha atrás.

Las parejas se enamoran desde un amor ciego, desde el delirio y ahí todo va bien, hasta que eso desaparece y comienza la aventura del amor maduro y consciente. Entonces se establece un vínculo relacional entre ambos que ha de crecer de manera saludable para, en el caso de que así lo decidan, formar una familia y convertir esa relación en un vínculo de sangre.

Pero a veces ese vínculo se convierte en un vínculo tóxico. Esto se da cuando la pareja no fluye, aunque haya amor. Muy probablemente se deba a que alguno de ellos o ambos arrastran asuntos individuales y sistémicos, que no les deja fluir en el amor o en la sexualidad. Es por ello por lo que primero hay que ver la mochila de cada uno, vaciarla para que luego vayan ligeros a la relación desde su esencia, desde su SER. Sin cargas.

Muchas de estas frases me las dicen parejas que vienen a consulta. Se quieren, se aman, la relación en determinados momentos es maravillosa, pero a la vez se hacen mucho daño. Porque sólo con el amor no es suficiente para que una pareja funcione, de la misma manera que el amor NO todo lo puede.

Yo les pregunto, ¿l@ quieres? Si me contestan sí, les digo ¿estás dispuestos a cambiar cosas a nivel individual para que la pareja fluya? Si me dicen que SI con determinación, no si me dicen que vamos a intentarlo, es cuando podemos hacer un proceso terapéutico tanto a nivel individual como en pareja.

Y para terminar te dejo con dos frases del maestro budista Thich Nhat Hanh:

  • Si tu amor no puede hacer que la otra persona sufra menos, «no es verdadero amor»
  • Si por amar haces llorar a la otra persona, todos los días…» Eso no es verdadero amor”

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