lunes, 4 de enero de 2016

Anuptafobia: Temor a la solteria

¿Tienes miedo a quedarte soltero(a)? Si estar soltera te produce un miedo continuo e irracional es probable que estés sufriendo un ataque de anuptofobia, el raro "trastorno" que ataca a los solteros(as) que actualmente es similar la proporción entre varones y mujeres que la padecen.

La anuptafobia “Síndrome de Susanita”, el personaje de Mafalda, cuyo único fin en la vida era casarse y tener hijos, es el temor irracional a perder a la pareja o que la soltería se prolongue por siempre, lo que puede llevar a elegir mal tus compañías, incluso a permanecer en una relación que no te hace feliz. Sostener una pareja durante muchos años no significa necesariamente que todo ande bien. Contar con alguien en quien confiar y que te acompañe en tu crecimiento enriquece la vida, por lo que debes ser prolija al momento de elegir.

Este temor está regulado, no solo por la herencia cultural y el entorno social, sino también por la educación y el nivel de desarrollo personal de cada individuo. Otra de sus características es que se obsesionan con la obtención de una pareja o con el riesgo de perderla. Lo peor, es que todo les parece válido con tal de no caer en el bando de los solteros. Pero a pesar de los cambios de la idiosincrasia en la sociedad, esta fobia persiste.

Los anuptafóbicos evaden sus angustias con largas jornadas laborales, colmando su vida de títulos académicos, o dedicándose de forma extrema al servicio familiar. No obstante, la decepción por sentir que no tienen un plan de vida y que ninguna persona está interesada en ellos es constante, y puede llevar a desarrollar depresiones severas, debido a la idea de haber ‘fracasado’ en la vida sentimental.

Es frecuente en las personas que padecen este temor, que busquen en su pareja una figura materna o paterna de la que se sientan dependientes. También es muy habitual que se casen o formen pareja con personas de las que no están realmente enamoradas por temor a no tener otras oportunidades, un error que además de ser injusto con la otra persona, puede ocasionar ser infeliz por el resto de la vida.

En el caso de las mujeres, este síndrome suele ocurrir a partir de los 30 años, cuando el “reloj biológico” apremia a algunas hacia la maternidad. Y todas tienen un perfil muy parecido, con una baja autoestima, celosas y dependientes, que normalmente se juntan con hombres a los que en realidad no quieren, e incluso empalman unas relaciones con otras en poco tiempo.

Con el paso de los años y de las relaciones estas mujeres sufren un deterioro mental importante, llegando incluso a no saber mantener una relación y reflejar un conformismo extremo hacia todos los aspectos que rodean a su pareja, e incluso a tener miedo de quejarse por una posible mala reacción a sus opiniones.

Estas mujeres son incapaces de elegir buenos compañeros, sostener relaciones amorosas constructivas y felices o poner fin a situaciones de maltrato en la pareja. La búsqueda y la vida con un compañero y todo lo que tenga que ver con el universo de los dos, ocupa el lugar más importante de sus vidas, desplazando sus logros y deseos relacionados con otras áreas de desarrollo personal.

La mujer actualmente tiene todo tipo de posibilidades siendo soltera, no sólo de desarrollo social y laboral, sino que puede ser madre sin ser prejuiciada.

“Los hombres solteros no son condenados, casi se le ve como si fuera un mérito: “No lo cazaron”. La edad del hombre juega a favor, más experiencia, posición económica y prestigio, no tienen el reloj biológico y su identidad va más por lo profesional que por la familia que hayan construido” y “mujeres que todo lo centran en conseguir una pareja, que cuando alguien se casa se deprimen; a veces temen ir a reuniones donde se reúne gente que hace tiempo no ven por temor a que les pregunten por su estado civil. Sienten que el balance de su vida es negativo porque no han formado pareja y la desesperación por encontrarla las pone en desventaja porque se vinculan mal con ellos,  las mujeres no ponen límites a los hombres con los que se relacionan, (les toleran cualquier falta de compromiso, de respeto, de interés) por miedo a perderlo. Son excesivamente complacientes y esto hace que el hombre termine sintiendo que no hay alguien del otro lado. La relación termina por ser aburrida”.

El deseo natural de tener una pareja se vuelve patológico cuando la persona encumbra esta aspiración a un rango de exigencia tan grande que anula su capacidad de disfrutar de un encuentro espontáneo. Aunque los tiempos han cambiado, “el temor a la soltería pervive en muchas personas y hoy en día, se admite que esa aversión a la soledad sentimental también la padecen los hombres”.

Existe Anuptafobia cuando se pasa de, simplemente dejar que ocurra, a planificar sistemáticamente para que se produzca recurriendo a todo tipo de artimañas y tecnologías, y cuando tener pareja se convierte en el objetivo prioritario de la persona.

Los casos de anuptafobia pueden ser de leves a graves. Muchas personas esperan y planifican para el día en que encuentren la pareja perfecta con quien compartir su vida, y en ausencia de esta perfección, podrían actuar en formas que son irracionales. Pueden elegir pareja rápidamente casarse sin tiempo para considerar las consecuencias.

Alternativamente, podrían permanecer en relaciones destructivas, donde la promesa de matrimonio o compromiso de por vida es real, porque temen lo que pasaría si de repente se encuentran solos. Esta es quizás la forma más grave y puede conducir a una mujer o un hombre que no quiere liberarse a sí mismo de una relación inherentemente abusiva por el miedo a estar solo supera el miedo al abuso.

La segunda forma, miedo a estar casado con la persona equivocada, podría expresarse en una incapacidad para comprometerse. Una persona puede ser capaz de ofrecer un cierto nivel de compromiso con el otro, pero seguiremos buscando el hombre o la mujer ideal para venir adelante. En cuanto al tema del matrimonio, esta persona sería generalmente inflexible o dudosa porque el miedo le lleva a preocuparse de hacer compromisos para toda la vida con la pareja equivocada.

Síntomas

Los síntomas de esta fobia pueden variar significativamente. Algunas personas podrían evitar las bodas, porque se desarrollan sentimientos de pánico cuando ellos asisten, mientras que otros podrían estar muy interesados ​​en asistir a bodas u otros eventos sociales con la esperanza de conocer a un compañero de vida.

Provienen de entornos tóxicos:   La anuptofobia suele agravarse  en personas mayores de 30 años, tímidas y generalmente  con una baja autoestima, celosas y  emocionalmente dependientes. Viven  rodeadas de parientes y amigos intrusivos e imprudentes    que les hacen sentir que no casarse es señal de  fracaso. Librarse del peso de  las expectativas familiares es necesario para salir de la fobia a la soltería. 
Obsesión por conocer “a alguien”: son  personas que siempre están presionando por  oportunidades para conocer gente nueva:  van a cuanta fiesta se les invite, frecuentan bares solos, se van de crucero por el caribe con personas de estado ‘disponible, etc..
Idealización: estos obsesivos  idealizan  a quienes  están comprometidos y creen que por el simple hecho de vivir en pareja su vida es más plena o mejor, cuando deben ver que no hay relaciones ideales y que toda pareja tiene altibajos. 
Inestabilidad emocional:   individuos que pocas veces han tenido una relación sana y estable,  y en aquellos ‘picaflores’   que van  de una relación a otra porque su desesperación por no quedarse solos les lleva a elegir a  cualquiera.
Saboteadores:   temen escoger a la persona inadecuada, que no colme todas sus expectativas. Eligen personas problemáticas y sabotean sus opciones buenas.

Según la autora del libro “Si el otro cambiara”, pueden existir tres casos que ponen en evidencia este trastorno emocional:
  • Si tu novio te dice que quiere estar solo por un tiempo. La verdad es que esto tiene una sola interpretación: quiere terminar contigo. Te lo dice como puede y trata de ser lo menos hiriente contigo, pero tú estás convencida de que la relación puede mejorar y no paras hasta conseguir que dé un paso al costado.
  • Aparentemente todo está bien, pero ninguno habla. Te preguntas si son felices, si todavía tienen cosas en común y notas que carecen de proyectos juntos y que pasan más tiempo discutiendo que riendo. En este caso, ¿serías capaz de plantear un diálogo sincero para saber qué está pasando, o no lo haces por miedo a que escarbar demasiado pueda desembocar en una ruptura?
  • Agresiones y violencia. Aguantas que te diga mil pesadeces disfrazadas de chiste, que te ponga en ridículo frente a los demás contando intimidades o tus defectos y te deja plantada dándote excusas baratas. Te prohíbe hacer actividades que te gustan o te fuerza a hacer cosas que no quieres. Ni hablar si te levanta la voz o te pega, pero no te quejas.
Tratamiento

Hay una variedad de tratamientos para anuptafobia, incluyendo ayudar a la persona que no ve la vida de soltero como un castigo o como un mal. La terapia y otros tratamientos, en este caso, una combinación de psicoterapia y la desensibilización puede ser más eficaz porque erradicar el deseo de no quedarse soltera puede llevar algo de trabajo.

Sin embargo, no todas las personas que sufren de formas leves de esta enfermedad requieren terapia. La terapia es por lo general sólo es realmente necesario cuando el miedo de estar sola es tan intensa que hace que la gente a tomar decisiones de vida muy pobres o se sienten incapaces de comprometerse. Se podría decir que hay muchas personas que sufren del miedo de terminar solo, pero siempre y cuando este temor no abruma el sentido común, que pueden ser más de una condición humana que una enfermedad mental. En este sentido, tanto la familia como los amigos son importantes para ayudarle en el proceso de recuperación.

El temor a la soltería está condicionado por los valores, la educación y el contexto sociocultural en los que está inmersa una persona. Un sujeto que ha logrado su desarrollo y madurez tiene que tener capacidad para enfrentar momentos de soledad sin aislarse, viviendo su soltería  con armonía y rodeado de otros afectos como familia y amigos.

Recomendaciones

Las personas con este temor a la soledad, deben “trabajar su forma de vincularse; ver qué le pasa con el temor a la pérdida, con el deseo de conformar”. Deben tener en cuenta su autoestima, y pensarse como una “persona sustentable” que no requiere de otra para desarrollarse social y económicamente.

¡Celebre la soltería!


sábado, 2 de enero de 2016

Sugerencias a Padres y Maestros para el TDAH

Siempre hacemos referencia a la importancia de que exista una relación fluida y positiva entre los padres de afectados por TDAH y el centro escolar al que acuden. Debemos pararnos a pensar en qué puntos radica la importancia de estas relaciones, qué tipos se pueden establecer, cuáles son las necesidades o los tipos de participación que existen.
Es obvio que el objetivo principal es el desarrollo integral y armónico de los niños, y eso debe ser una labor compartida entre la familia y el centro escolar, siendo el objetivo común que ambos ambientes tengan presentes como final a alcanzar a través del trabajo cooperativo.

La educación es un camino que se anda durante toda la vida; al principio es en la familia donde recae toda la responsabilidad, y a medida que los alumnos empiezan a participar en el proceso de escolarización, es la escuela la que empieza a compartir esta labor. Es indiscutible que son necesarias ambas partes para conseguir un pleno desarrollo del alumno, por ello la escuela debe conocer y aceptar la importancia que tiene que las familias formen parte de la dinámica escolar, existiendo una relación cordial entre ellos.

¿Qué pueden hacer los padres para ayudar al niño o adolescente con TDAH?

Confirmar el diagnóstico de TDAH por medio de profesionales de la salud (pediatras, psicólogos clínicos, psiquiatras infantiles, neuropediatras, neuropsicólogos) con experiencia y capacitación en este trastorno.
  • Buscar una evaluación profesional y un tratamiento personalizado. • Iniciar el tratamiento con profesionales que tengan adecuada formación en el TDAH.
  • Buscar información adecuada sobre el trastorno, práctica, realista y que se fundamente en datos científi cos. Podrá obtenerla de los profesionales que le atiendan o de las asociaciones de TDAH.
  • Implicar a los familiares más cercanos en la educación del TDAH.
  • Aprender a manejar las propias emociones negativas (enfado, culpa, amargura) y mantener una actitud positiva.
  • Procurar dar a su hijo un refuerzo positivo inmediato y frecuente.
  • Emplear recompensas duraderas y eficaces.
  • Utilizar la recompensa antes que el castigo.
  • Mejorar la autoestima del niño o del adolescente, utilizar mensajes positivos.
  • Hacer tangibles los pensamientos y la solución de problemas.
  • Simplificar las reglas de la casa o lugar donde se encuentren.
  • Ayudar a su hijo a hacer las cosas paso a paso.
  • Asegurarse de que sus instrucciones son comprendidas.
  • Enseñarle a ser organizado y fomentar sus habilidades sociales.
  • Ser indulgente.
Centrarse en los aspectos positivos para educar sobre la disciplina también puede:
  • Motivar al niño, puesto que se le muestran las consecuencias claras de la mejora de la conducta.
  • Ayudar a los padres/cuidadores y profesores a afrontar más eficazmente las situaciones estresantes.
  • Marcar mejor los límites entre buen y mal comportamiento.
  • Reducir la tensión en casa o en el aula.
  • Apoyar el uso de los sistemas de recompensa que ya se aplican para el buen comportamiento.
De la disciplina:

Ya sea en el colegio o en casa donde se plantee la necesidad de disciplina, puede ser útil determinar los pasos que han dado lugar al conflicto, la gestión eficaz y las ventajas de un sistema de recompensas:

1. No actuar en los momentos de ira. Esperar a que las emociones estén controladas para aplicar la disciplina.
2. Mantener la serenidad. Al hablar con calma es más probable que el niño preste atención y la mantenga.
3. Ser conciso. Al hablar demasiado, es posible que el niño “desconecte” y deje de escuchar. Escoger detenidamente unas pocas palabras para explicarse.
4. Explicar con claridad que el comportamiento en cuestión es inaceptable. El niño tiene que comprender claramente lo que ha hecho y por qué su comportamiento es inaceptable.
5. Decir lo que se espera del niño. Mantener el contacto visual y hablar con claridad y firmeza.
6. Pedir al niño que repita las expectativas que se le acaban de explicar. Al pedir al niño que exprese verbalmente cómo debería comportarse se refuerza la acción.
7. Explicar las consecuencias de no responder a las expectativas. Procurar que las consecuencias resulten lógicas y asegurarse de que el niño entienda todo lo que implican. Las consecuencias pueden incluir imponer restricciones a la libertad de movimientos del niño o ponerle más deberes para casa.
8. Explicar las recompensas que lleva implícito el cumplimiento de las expectativas. Reforzar el tipo de recompensa que el niño podría recibir si la conducta no se repite y se porta bien.
9. Tiempo muerto. Después de explicar el motivo del conflicto o la necesidad de disciplina, concluir la conversación o la actividad y dejar algún “tiempo muerto”. De este modo se puede ayudar al niño a que reflexione sobre los sentimientos o creencias que pueden haber contribuido a la situación.
10. Aplicar un sistema de recompensas. Si el niño no repite el comportamiento que hizo necesaria la disciplina, aplicar de inmediato el sistema de recompensas y explicar las razones para ello. Es importante que el niño entienda el porqué de la recompensa.
11. Castigar sólo la mala conducta, no castigar la personalidad del niño
12. No imponer castigos desproporcionados. Después de pasar por alto varias veces la mala conducta, no castigar al niño por todo en conjunto, sino sólo por el último mal comportamiento, de lo contrario el niño puede pensar que se le está tratando injustamente y reaccionará contra un castigo excesivo.

Motive su aprendizaje
  • Concéntrese en el esfuerzo, no en las calificaciones. Si el niño mejora, felicítele. Aunque no haya llegado al nivel exigido, está en el camino.
  • Cree en su hijo un hábito de estudio. Debe tener un lugar y un horario estable. Regule sus tiempos de trabajo con los de descanso. No disminuya sus exigencias de estudio o trabajo, adáptelas a las necesidades del niño.
  • Estimule sus habilidades naturales. Las actividades extraescolares deben adecuarse a sus habilidades para potenciar su autoestima.
  • Mantenga un contacto estrecho con el profesor de su hijo y fomente una relación positiva. Son un equipo con el mismo objetivo. Muéstrese comprensivo y colaborador con los profesores.
¿Cómo lograr que su hijo obedezca?
  • Simplifique las reglas de la casa o lugar donde se encuentre.
  • Ayude al niño a hacer las cosas paso a paso. Si le dice “recoge tu cuarto”, no sabrá a qué se refiere exactamente y se perderá en el camino. Mejor, dígale: “ve a tu habitación, coloca los juguetes en su caja, guarda la ropa en el armario y haz la cama”.
  • Asegúrese de que sus instrucciones son comprendidas. No le grite las cosas desde otra habitación. Mírele a los ojos a su altura, hable con voz clara y calmada, con oraciones cortas y simples. Pídale que lo repita en voz alta.
  • Utilice un sistema de puntos sencillo con las principales normas que quiere que cumpla y dele un punto o una ficha cada vez que lo realice. Pacte un premio con una cantidad de puntos y sea constante en esta técnica.
Enséñele a ser organizado
  • Utilice listas con normas que estén a la vista y sean llamativas.
  • Coloque horarios y calendarios en los lugares que frecuente su hijo.
  • Cree rutinas diarias. Un horario estable ayudará al niño a anticiparse a las actividades y podrá amoldarse a los cambios internamente.
  • Use alarmas y relojes grandes y sencillos por toda la casa.
  • Intente que haya un sitio fijo para cada cosa. Le ayudará si, en algunas cajas o lugares, coloca un cartel con la palabra o la imagen necesaria.
  • Regálele una agenda. Es una agenda para organizarse y recordar cosas positivas. Intente que, en esta agenda, no se reflejen aspectos negativos del niño.
  • Actuar como modelo de ejemplo es fundamental.
Fomente sus habilidades sociales
  • Observe a su hijo mientras juega con otros niños. Esto le ayudará a ver dónde falla y dónde tiene éxito.
  • Diseñe un sistema de señales para usar con su hijo en distintas situaciones sociales. A través de la señal le llamará la atención sobre un comportamiento inadecuado sin avergonzarle ante los demás.
  • Involucre a su hijo en actividades de grupo, siempre considerando sus intereses y habilidades. Las actividades fuera del colegio le ayudarán a no ser rechazado por una reputación negativa.
  • Implíquelo en una actividad deportiva de actuación individual (natación, baile, etc.)
  • Recuerde que usted es un ejemplo para su hijo. 
Lo que usted debe evitar  
  • No exponga a su hijo a situaciones demasiado competitivas.
  • No desanime al niño a establecer relaciones con amigos que sean un año o dos más pequeños.
  • No regañe ni reprima al niño cuando exprese dificultades para relacionarse con los demás. Si lo expresa de modo inadecuado, a través de palabras o gestos, escuche su frustración y dele alternativas de comunicación. Ayúdele a poner en palabras lo que siente.
El ocio compartido
  • Pase tiempo con su hijo entre semana y el fin de semana.
  • Trate de mantener un horario y acuérdelo con su hijo, aceptando sus sugerencias.
  • Planifique actividades culturales, educativas y en la naturaleza.
  • Deje que su hijo le ayude a cocinar. Involúcrele en la lista de la compra.
  • Tómese un “tiempo fuera”. Cuando su hijo esté muy inquieto y no pueda con él, lléveselo a dar un paseo.
  • Reserve un tiempo de calma para el final del día. Lean juntos o estén en la habitación con luz tenue, escuchando música tranquila y charlando.
¿Qué puede hacerse desde la escuela para ayudar al niño o adolescente con TDAH?
  • Lo primero que hay que recordar y tener muy en cuenta de los niños con TDAH: es muy distinto que no quieran a que no puedan.
  • Tiene que haber una relacion positiva entre el alumno y el profesor, sólo así será posible una notable mejoría académica y social del niño. El no tener la disposición para conseguir esto hace que automáticamente se vaya generando un círculo vicioso con continuos castigos, desmotivación, incomprensión, etc.
  • Necesitan más que ningún otro niño apoyos positivos, elogios y animos.
  • Las intervenciones que se lleven a cabo desde la escuela deben contemplar las siguientes estrategias:
  • Utilizar técnicas de modificación de conducta: reforzamiento positivo, sistemas de economía de fi chas, modelado, extinción, coste de respuesta, técnica del tiempo- fuera, sobrecorrección, etc.
  • Enseñar al niño o adolescente técnicas de entrenamiento en autocontrol, resolución de problemas, entrenamiento en habilidades sociales o técnicas de relajación.
  • Definir claramente y de forma conjunta con el niño o adolescente los objetivos a corto y largo plazo, tanto los que refieren a los contenidos curriculares como a su comportamiento en la escuela.
  • Adecuar el entorno y controlar el nivel de distractores en el aula, situando al niño o adolescente en un lugar donde pueda ser supervisado fácilmente y alejado de los estímulos que le puedan distraer.
  • Ajustar las tareas y expectativas a las características del niño o adolescente reduciendo o simplifi cando las instrucciones que se le dan para llevar a cabo las tareas, mediante instrucciones breves, simples y claras.
  • Adecuar las formas de evaluación, modificando la forma de administrar y evaluar las pruebas y exámenes.
  • Complementar, por parte del docente, las instrucciones orales con instrucciones y recordatorios visuales.
  • Ofrecer al niño o adolescente sistemas de ayuda para el control diario de sus tareas y el cumplimiento de trabajos a corto y largo plazo (control de la agenda, recordatorios, etc.).
  •  Procurar un adecuado nivel de motivación en el alumno ofreciendo retroalimentación frecuente sobre sus mejoras en el comportamiento y su esfuerzo.
Un ambiente adecuado para el aprendizaje
  • Siéntale en primera fila: Al estar más cerca de la pizarra y del profesor se distraerá menos y le será más fácil mantener la atención. Evita apartarle o aislarle en un rincón de la clase porque puede afectar negativamente a su autoestima y puede favorecer conflictos con sus compañeros.
  • Sentarlos entre niños con buen comportamiento.
  • Mejor que no trabaje solo. Mejor que trabaje en parejas porque en grupos suelen despistarse más.
  • Haganle participar en clase, sobre todo cuando levanta la mano. Para ellos es más importante que para los demás que alguien les preste atención, cuando levantan la mano sólo quieren que sepan que han trabajado, que han estudiado. Les gusta que se lo reconozcan. No se olviden de reforzar la conducta del niño porque se está portando como debe, es más, para llegar a portarse como se debe él está haciendo un mayor esfuerzo.
  • Evita ponerle en evidencia: Procura no hacer diferencias entre estudiantes con TDAH y sin él, puesto que esto podría causar rechazo por parte de los compañeros. Por supuesto, evita siempre usar el sarcasmo o la crítica.
  • Si se lo observa distraído atraer su atención en forma sutil evitando la exposición frente a sus compañeros.
  • Muestren interés cuando está trabajando correctamente en su mesa. Acérquense a su sitio, obsérvenle y anímenle a que siga trabajando.
  • El contacto visual es importante para captar su atención: para hablar con el niño/a, hay que acercarse a él/ella y mirarlo/a a los ojos.
  • Dar las instrucciones claras y sencillas  y pedirle que las repita.
  • Dividirle las tareas extensas y enumerarle los pasos a seguir para su realización.
  • Acostumbrarlo a que revise sus trabajos y exámenes para corregir los errores antes de entregarlos.
  • Establecer rutinas, horarios. Ayudarlo a planificar el tiempo, usando calendarios, agendas.
  • Si las instrucciones que damos siempre son verbales, se distraerán más fácilmente: combine con instrucciones visuales y auditivas ayudará a captar su atención. Utiliza materiales audiovisuales. El empleo de medios diferentes (vídeo, proyector, audio…) facilita que los alumnos en general, y especialmente los que tienen TDAH presten más atención. Puedes combinarlo con trabajos en grupo para incentivar el compañerismo.
  • Control de la agenda: Este control debes realizarlo a diario, para asegurarte de que han apuntado todas las tareas, y también que han metido en su mochila todos los materiales necesarios para realizarlas. En el caso de adolescentes, hay que realizar este control de una forma más sutil, para no dañar su autoestima.
  • Reforzar los comportamientos positivos en clase, decirles que lo están haciendo bien, repetírselo.  Si se dan premios hay que hacerlo al momento. Para que el refuerzo de una conducta sea efectivo, es importante que tanto premios como castigos sean justo después de las conductas que queremos cambiar. Reforzar o castigar una conducta al día siguiente, ¡no sirve de nada!
  • Reforzar positivamente aquellas conductas deseadas, más que castigar las no deseadas. Establecer contratos de comportamiento positivo incluyendo conductas que estén a su alcance.
  • Valorar sus logros.
  • Comprueba el rendimiento: Debes estar pendiente del comportamiento de los alumnos para detectar posibles muestras de frustración. Proporciona más explicaciones a estos alumnos para que comprendan el contenido de la lección y sean capaces de realizar las tareas y resolver los problemas.
  • Facilita que corrijan sus propios errores: Explica en cada tarea cómo identificar y corregir los errores, y proporciona un tiempo razonable para que puedan revisar su trabajo. Recuérdales elementos especialmente complicados o excepciones que deben tener en cuenta.
  • No retener en el mismo grado: Cuando se les retiene los niños se vuelven más agresivos y las niñas más depresivas.
  • Centrarse durante las 2 primeras semanas del curso en el comportamiento más que en la materia que se va a dar.
  • No limites el tiempo de los exámenes: Los exámenes con tiempo limitado pueden perjudicar notablemente a los niños con TDAH, debido a la presión del examen y del tiempo, es posible que no lo puedan completar satisfactoriamente. Puede ser de gran ayuda que permitas que los niños con TDAH dispongan de más tiempo o puedes facilitar para ellos otro formato de evaluación, a través del cual les resulte más sencillo demostrar su conocimiento.
  • Estar pendiente de los momentos brillantes, porque estos niños tienen mucho más talento y capacidad de lo que aparentan. Están llenos de creatividad, acción y espontaneidad.
  • Mayor libertad de movimientos, ejercicio físico, más descansos, clases más interactivas. Cuanto más se puedan mover, mejor aprenderán. Permitir cierta libertad de movimientos, con rupturas de ritmo, actividades dirigidas a un cierto cambio de postura, o mediante pequeñas tareas o responsabilidades, facilita una descarga física adaptativa y evita otros movimientos más disruptivos: ej. pedirle que vaya a por material, que borre la pizarra, etc.
  • Ordenar el pupitre: Reserva 5 minutos al día para que los alumnos organicen sus pupitres y mochilas, para que tengan los materiales necesarios a mano, y sea más fácil pasar de una asignatura a otra, evitando distracciones.
  • Planificar las asignaturas que necesitan más concentración hacia las primeras horas de la mañana, cuando la capacidad atencional es mejor y alternar asignaturas fáciles y difíciles
  • Involucrarlo activamente durante las exposiciones para evitar que se distraiga.
  • Más que modificaciones en el aula, lo que se pide a los profesores son segundos en cada una de sus asignaturas, el tiempo necesario para supervisar, repetir, recordar, prevenir, animar, incentivar, premiar, aprobar, alimentar.
  • "Mirar a los ojos, y estimular" Cualquier niño que esté motivado tiene ganas de aprender, y esto sirve para todos los niños, tengan o no DAH.
Hay que identificar y adelantarse a las situaciones que puedan ser un problema. Enseñar al niño a identificar sus síntomas.


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domingo, 27 de diciembre de 2015

Perder a tu Bebé: Dar a Luz a un Niño sin Vida

Cuando pierdes a tu bebé, es un golpe muy fuerte no sólo para tu cuerpo sino también para tu mente. Tus sueños de ser madre y de tener pronto a tu bebé entre tus brazos se desmoronan de un momento a otro. ¿Cómo puedes superar este momento? Empieza por comprender los cambios emocionales que vas a enfrentar, eso te ayudará a sobrellevarlos mejor.
"Cuando un padre se presenta ante la muerte de un hijo, es un dolor inexplicable. Al principio no vemos salida y tampoco discernimos lo que ha sucedido, el camino del día a día es duro y es una lucha constante"

Querida amiga es normal que estés triste por haber perdido a tu bebé. Tu cuerpo y tu mente se estaban preparando para ser mamá, y te cuesta retomar tu vida como antes. Aunque no vayas a ser mamá en este momento, tú ya no eres la misma. Ese embarazo que no terminó con éxito te cambiará la visión de la vida.

Date tiempo para comprender lo que ha pasado y sanarte, tanto física como mentalmente. Después de esta pérdida de tu embarazo, tus sentimientos estarán confundidos por un tiempo.

Al principio empezarás por negarlo todo y te costará entenderlo. Es difícil hacerte a la idea de que ya no hay un bebé creciendo en tu vientre. Y mientras más avanzado haya sido el embarazo, más fuerte será el impacto para ti y más tiempo necesitarás para recuperarte. Pero poco a poco lo irás comprendiendo.

Cuando finalmente te das cuenta de la pérdida de tu embarazo, tu mente tendrá muchas maneras de enfrentarla. Puedes sentir rabia contigo, con tu pareja, con el doctor o institución, con todos, con Dios. Puedes hasta cuestionar tu fe y pensar que es una injusticia o un castigo. También puedes sentir culpa, pensando que no te cuidaste lo suficiente, que pudiste hacerle daño a tu bebé sin querer o que no estás tan sana como pensabas.

Al dolor familiar se suma el desconocimiento de las causas en muchos casos: La relación de pareja puede verse afectada porque se ha dañado la ilusión y el proyecto vital familiar. Muchas parejas lamentan la falta de atención especializada en los hospitales. Trámites burocráticos como la autopsia o el registro civil agravan el dolor. "Perder a un hijo te obliga a tomar decisiones muy duras en muy poco tiempo".

Tal vez te sirva saber que perder un bebé es muy común. Según datos casi el 50% de los embarazos se interrumpen antes de tiempo. Lo que pasa es que muchas mujeres ni siquiera sabían que estaban embarazadas. Y después de saberlo, todavía el 15% de las mujeres pierde a su bebé antes de las 20 semanas. Como ves, no eres la primera y tampoco serás la última.

La Organización Mundial de la Salud calcula que se producen más de 3,2 millones de nacimientos de bebés sin vida en todo el mundo, el 98% de ellos en países en desarrollo. A pesar de que existen diferentes definiciones, este organismo los define como el alumbramiento de bebés muertos por encima de los 500 gramos de peso o superada la semana 22 de gestación.

Sin embargo, aunque le pase a muchas mujeres, tus sentimientos e ilusiones también cuentan y es normal que sientas dolor y pena y que hasta llegues a sentirte deprimida por haber perdido a tu bebé. Para eso, busca maneras de dejar salir tu tristeza.

La recuperación física de la madre no es muy diferente de la de cualquier alumbramiento "les duele tanto el alma que se quejan poco de los dolores del cuerpo". Por eso, algunos padres recurren a los grupos de duelo o a psicólogos especializados "aunque lo normal es que pasado el duelo, durante un año aproximadamente, se recuperen y no desarrollen ninguna patología que requiera tratamiento".

Los tiempos a solas pueden servir para hacer el duelo, o puedes buscar la compañía de tu pareja, tu familia o tus amigos. Ellos quieren ayudarte, especialmente tu pareja quien también se está reponiendo (finalmente él también iba a ser padre), pero probablemente no saben qué hacer. Diles qué necesitas, así sea una compañía silenciosa, una conversación de desahogo o un abrazo. No temas pedirlo, son caricias milagrosas para el alma.

Así, poco a poco, llegarás a la aceptación, un paso importante para continuar con tu vida. Pero ten en cuenta que aceptar no significa necesariamente olvidar. Probablemente el recuerdo de tu bebé esperado volverá de vez en cuando a tu mente. Es normal que suceda, siempre y cuando esos pensamientos no te estanquen.

El duelo, no se cura, se asimila la pérdida. Nunca vas a poder olvidar a ese hijo que ha fallecido, pero si aprender a convivir con la tristeza. Es un mito quien dice que “mientras más joven el bebé, menos intenso es el dolor que debes sentir”. No hay mejor tiempo, ni menos dolor. Perder un hijo es una tragedia terrible cuando ésta pase. Se trata fundamentalmente de que los padres conecten con la vida y se pregunten ¿qué es lo que tengo que hacer? Si se contestan esas preguntas, están conectando con el verbo acción. Pero si esta sintomatología persiste con el tiempo, y sobre todo por su intensidad y magnitud impiden a estas personas llevar una vida con normalidad, cuando aparecen los casos de irritabilidad, enfado, culpa, los problemas en las relaciones de pareja, en el trabajo, la adopción de conductas de riesgo o se presentan síntomas depresivos, de ansiedad etc. Cuando aparecen manifestaciones que llaman la atención. Por ejemplo: “parece como si no le afectara”, “lo elaboró demasiado rápido”, “ni lo/a nombra”, etc. Si no puedes llevar tu vida cotidiana con normalidad, lo mejor sería pedir ayuda a un profesional que te ayude a elaborar el duelo y a seguir con tu vida.

El dolor nunca se va por completo. Sin embargo, eventualmente, aprendemos las habilidades necesarias que nos ayudan a sobrellevar la pérdida y el dolor. El luto y el dolor implican mucho trabajo. Es físicamente extenuante y mentalmente agotante. Pero hay que comparar el dolor con un préstamo. Debemos pagar el préstamo algún día. Entre más tardemos en hacerlo, más altos serán los intereses y las multas. Acepta y abraza la profundidad de tu dolor como la reacción normal de la experiencia más difícil que una persona puede vivir.

Para ayudar a quien está atravesando un proceso de duelo, la idea sería poder ponerse a disposición de quien lo protagoniza y acompañarlo según sus necesidades y condiciones.

Algunas personas necesitan conversar acerca de lo sucedido, otras no pueden hacerlo hasta que no haya avanzado en las etapas del duelo. Hay quienes necesitan compañía permanente y quienes lo viven como un camino solitario. Es necesario respetar la singularidad de cada uno para poder acompañar y ayudar de verdad. “a veces la muerte de un hijo es el evento más solitario y más aislante en la vida de una persona”.

La mayoría de las mujeres que pierden a su bebé, después logran tener embarazos exitosos. Habla con tu médico sobre tus posibilidades. Puede que éste no sea el momento, pero es muy probable que puedas ser madre en el futuro.

Lo ideal sería recibir la ayuda psicológica 'in situ', inmediatamente después de conocer la noticia "el momento más duro de todo el proceso". Darles la noticia con tacto, dejarles despedirse del cadáver en el paritorio, acelerar los trámites de la autopsia o entregarles los resultados en mano, son algunas de las cuestiones de la burocracia hospitalaria que podrían aliviar el dolor en estas ocasiones. "No recibir una buena atención te hace más daño".

Cuando la ecografía confirma que no existe latido fetal, es necesario provocar el parto sin esperar mucho tiempo para evitar complicaciones a la madre "el feto muerto puede liberar sustancias inflamatorias y existe riesgo de infección o de alteraciones en la coagulación"Así que, aunque inducido en el 98% de los casos, suele tratarse de un parto vaginal normal, con epidural, contracciones y dolor físico y psicológico.

Recuerda tú derecho de padre a ver a tu hijo y tener unos minutos de soledad para despedirte de él, muchas familias arrastran la pena de no haber podido despedirse del bebé.

Es verdad que el segundo embarazo ayuda a todas las mujeres que han pasado por esto a seguir adelante, al pensar en la ilusión de un nuevo bebé, te ayudará a salir adelante después de ésta pérdida de tu embarazo y sanará tu cuerpo y tu mente hasta que llegue el momento nuevamente. Solo se cautelosa al aventurarte en un embarazo para el que no estés preparada demasiado pronto después de la muerte de tu amado hijo.

Permite que los momentos de tranquilidad te acerquen más al amor a tu hijo y la aceptación, descubre los regalos de su paso por tu vida que te ha dejado.

Algunas sugerencias de ayuda:
  • NO cronificar el sufrimiento
  • Atención a la pareja inmediata
  • No descuidar a los otros hijos (En el caso de tener más hijos). Es importante el trato del caso a los hermanos según su edad.
  • La pareja y los hermanos también lloran (familia).
  • Ver al niño después del parto les da la oportunidad de despedirse de él y suele ser un motivo de alivio para las familias.
  • Algunas parejas encuentran ayuda en la posibilidad de ponerle nombre a su hijo, aunque legalmente sólo podrán inscribirlo en el registro civil si el bebé ha sobrevivido 24 horas al parto. Muchas de ellas tienen que hacer frente a la dolorosa terminología legal en el certificado de defunción que menciona al bebé como 'feto de...' si no ha transcurrido ese tiempo.
  • Es necesario expresar lo que se siente. El dolor es normal y no hay nada malo en ello, aunque a veces la presión familiar les lleva a callar.
  • Cada persona vive su propio proceso de duelo y encuentra formas diferentes para expresarlo; si siente que lo necesita, busque ayuda psicológica especializada. El tiempo de recuperación también varía en cada caso.
  • También en estos partos la madre tiene derecho a la baja por maternidad que, según recoge la Seguridad Social, pueden disfrutar "todos los alumbramientos que tengan lugar tras más de 180 días de vida fetal, con independencia de que el feto nazca vivo o muerto".
  • Hacerle la autopsia al niño puede determinar las causas de la muerte (aunque no en todos los casos) y mejorar el control de futuros embarazos. Después de la necropsia, la familia tiene derecho a disponer del cuerpo y enterrarlo o incinerarlo como desee (en algunos centros también existe la posibilidad de que lo donen para investigación). Aunque, algunos centros les dan a escoger entre la autopsia o llevarse el cuerpo.

martes, 8 de diciembre de 2015

Perfil Psicológico del Secuestrador

Tratar de comprender el perfil psicológico de un secuestrador supone hacer abstracción momentánea de las razones y justificaciones que el plagiario tiene para explicar su conducta. Los secuestradores dan cuenta de su comportamiento aduciendo razones políticas, venganzas y por una situación económica precaria. Razones que independiente de su validez esconden también un modo de ser con ciertas características.
Los factores que determinan la personalidad del secuestrador se forman y consolidan a través de la vida. Se trata de experiencias primarias internalizadas, propias e intransferibles que determinan el comportamiento general del secuestrador y explicarían, en parte, su tendencia a la trasgresión de las normas sociales que regulan la comunidad donde habitan. Estas experiencias primarias son de carácter inconsciente, lo cual indica que el plagiario no puede recordarlas. Posiblemente las sienten como una compulsión a obrar y las justifiquen con razones válidas para sí mismos que si hace conscientes.

Por extraño que parezca, no son muy diferentes al ciudadano promedio del país. Su edad oscila entre los 22 y los 35 años pero en general los secuestradores no rebasan los 31 años, son personas que están casadas y además tiene alrededor de tres hijos. Con antecedentes delictivos principalmente en los delitos patrimoniales. Proviene de una familia disfuncional, muchas veces es adicto a las drogas. Su ocupación más frecuente es la de comerciante informal o chofer y sueña con integrarse a un sector socioeconómico superior al que pertenece. Es el "genoma" del secuestrador.

Llama la atención en énfasis que hacen en calificar siempre a los secuestradores como inmaduros y limitados en su capacidad de discernimiento y toma de decisiones y en considerar que tienen una pobre preparación intelectual.  También hay delincuentes comunes por ausencia de rasgos definidos, más se caracterizan por la indisciplina, en consumo de drogas, las discusiones permanentes y por la violencia física y psicológica que ejercen contra los secuestrados, originada en el mero placer sádico de hacerlo. El secuestrador se caracteriza por su capacidad calculadora, no son tan agresivos como los homicidas, pueden estallar, pero no perder el control. Por su parte, las mujeres homicidas son más emocionales, pero también más explosivas. “Agreden de manera exagerada porque tienen ese potencial, pueden ser más verbales, pero también muy impulsivas. Tienen alteraciones cognitivas intensas, de reacción extrema, después de que aguantaron muchos años de agresiones”.

El secuestrador tiene rasgos sociopáticos, son impersonales, no se conectan fácilmente con los otros y siempre buscan su beneficio.  Además de recibir dinero o de explotar de alguna manera a sus víctimas, estos delincuentes suelen elegir dicha forma de extorsión porque les hace sentir poder: controlar a otras personas es algo que casi siempre anhelan. En la mayoría de los casos, los captores disfrutan de la influencia física y psicológica que ejercen sobre el retenido o su círculo cercano, dándoles una sensación de dominio sobre el entorno.

La personalidad de los secuestradores se asocia con la falta de empatía, es decir la incapacidad de ponerse en el lugar del otro. En general son delincuentes que han sufrido cierto tipo de abuso en algún momento de su vida, buscando con este comportamiento recuperar el control alguna vez perdido.

Los secuestradores intelectuales presentan rasgos narcisistas predominantes. Los que se encuentran limitados para formarse juicios objetivos sobre la realidad de su entorno, viven una vida de fantasías exaltadas,  sienten un deseo intenso de ser admirados y universalmente amados, sueñan con ser el centro de adoración de los demás y ver al mundo entero rendido a sus pies por hazañas grandiosas que construyen en sus ensueños. Creen que la comunidad se va a poner en pie de guerra para respaldarlos en sus demandas y, necesariamente, sufren una desilusión cuando sus perentorios llamados no producen la respuesta esperada. Estas fantasías grandilocuentes hacen que en la vida cotidiana sean torpes y estén orientados más bien hacia el fracaso.

Otro motivo que puede llevar a este acto criminal es el placer de engañar al mundo exterior: los secuestradores son personas que suelen aparentar llevar una vida normal, siendo agradables con su entorno. Este peligroso disfraz les permite salirse con la suya, sin recibir ningún tipo de sospechas.
Los secuestradores se caracterizan por su frialdad, alta peligrosidad, insensibilidad, agresividad, egocentrismo, indiferencia afectiva y la manifestación de conductas antisociales. Al disponer totalmente de la libertad, la integridad y la vida misma de la víctima, el delincuente exhibe violencia, con objeto de demostrar su fuerza y su decisión de destruir, frente a la desprotección de la víctima. Son personas capaces de ejecutar a sus víctimas sin ningún -o muy pocos- reatos de conciencia. Con su actitud buscan deshumanizar psicológicamente a los secuestrados, y distanciarse de los afectos y penalidades inherentes a la situación de cautiverio. Pero lo anterior no implica que desdeñen las necesidades del secuestrado. Por el contrario, este tipo de secuestrador es un maestro de la introspección psicológica, captan intuitivamente todas aquellas debilidades del secuestrado que pueden utilizar a su favor, y que les garantiza su control y la obtención del beneficio del rescate. Los afectos del secuestrado, su angustia, sus súplicas, los ruegos de los familiares, son contemplados por estos secuestradores, pero de un modo alejado e impreciso, sus propias emociones están ligadas al cálculo racional que hace para garantizar el éxito del plagio. Después que el secuestrado ha concluido,  el plagiado deja de existir en su memoria, no queda perturbado por la acción que llevó a cabo, ni por la posible secuela que la experiencia haya dejado en la persona liberada. El secuestrador deliberado presenta bastantes elementos de psicopatología, particularmente la falta de afecto y un desconocimiento de que la reciprocidad es necesaria en las relaciones con los demás.

Son manipuladores (tienden a dar vuelta la situación), mentirosos, promiscuos, impulsivos. Necesitan ser activos, tendencia a la hiperagresividad, ausencia de remordimiento, no aprenden de las experiencias pasadas, son refractarios al castigo (no escarmientan), no hay afectos, tienen incapacidad de amar, tienen poco poder de atención y concentración. La mayoría de los secuestradores tenían hiperconservada la esfera intelectual: “Memoria, Percepción y Juicio de la realidad”.

Comúnmente eran individuos orientados en tiempo y espacio, con un excelente funcionamiento de las facultades mentales. Por lo general desde los quince años en adelante presentaban antecedentes de características antisociales (robos, huidas, deserción escolar, etc.).

La característica principal del secuestrador es su amoralidad. La personalidad es anómala porque posee una desarmonía intrapsíquicacongénita, posee un inestable equilibrio psíquico sin perder el contacto con la realidad, posee episódicamente reacciones desequilibradas, afectivas, caracterológicas y temperamentales; esto lleva ineludiblemente a un desajuste social. Su conducta violenta no procede de una crisis sino que sus planes tienen un arreglo perfecto y no duda en usar los medios más brutales.

Generalmente acude a la mentira y él mismo las cree. Es teatral, falso y carente de una auténtica afectividad. Muchos secuestradores se caracterizaba por el contraste entre sus súbitos arranques de ira y sus restantes comportamientos, más bien tranquilo y lento.

Los secuestradores que están relacionados con la delincuencia organizada prefieren a los comerciantes y estudiantes como víctimas.

Existen en el país tres tipos de secuestros: los de alto impacto, los vinculados a la delincuencia organizada y los coyunturales o exprés.

Los de alto impacto son ejecutados por grupos armados de corte radical, para obtener recursos económicos y financiar proyectos político-ideológicos y de desestabilización. Estos plagios se ejecutan con un alto grado de sofisticación tanto en la planeación como en los procesos de cautiverio y negociación. Los montos cobrados por rescate son millonarios y exigidos siempre en dólares. Hace ya casi un lustro que no se sabe de un secuestro de este tipo en el país.

Los secuestros vinculados con la delincuencia organizada son perpetrados por bandas de delincuentes para obtener recursos económicos. Las bandas están integradas por ex convictos y delincuentes, que han evolucionado a secuestradores partiendo de delitos menores. Así como por policías y ex policías de corporaciones federales, estatales y municipales.

Los exprés y coyunturales son aquellos que están relacionados con el robo y la extorsión, así como con venganzas personales y de tipo pasional.

En su evolución criminal, el primer nivel que escalan en la pirámide de la delincuencia es el del robo a transeúntes. El siguiente paso hacia arriba es el robo a casa habitación. Después se dedican al robo de vehículos y de carga para más adelante dedicarse al robo de transportes de valores y bancos.

Después de esta última actividad se asocian con secuestradores, ex convictos, policías o ex policías y forman parte de alguna banda de plagiarios. Algunos de ellos terminan por formar y dirigir sus propias organizaciones.

En cada uno de los niveles de su evolución criminal, los delincuentes van adquiriendo la necesidad de ejercer mayores niveles de violencia y de utilizar armas más poderosas, por lo que su nivel de peligrosidad va creciendo. Muchas veces esta carrera delincuencial es impulsada por el consumo de drogas.

La conducta delictiva “no es por generación espontánea”, sino que surge por diversos factores asociados a la situación sociodemográfica, lo mismo que los motivos de incidencia y reincidencia.

Al cruzar variables como edad, sexo y escolaridad, determinaron que existe una tendencia mayor a delinquir en la etapa productiva, es decir, entre los 18 y 40 años de edad, y si un preso se adapta al medio penitenciario y adopta conductas para sobrevivir, entonces está lejos de la readaptación social.