miércoles, 11 de noviembre de 2015

El Desenamoramiento

Hay algunos colegas que afirman rotundamente que el desenamoramiento comienza en un periodo que se puede extender entre los seis meses o los dos años después de iniciada la relación. Esto no indica que las personas no se amen sino que pasan a otro estadío de la vida en pareja. No obstante, esta no es una teoría aceptada por todos.
Más allá del momento en que se produce el desenamoramiento, hay muchas personas que se preguntan cómo detectarlo. En este sentido podría afirmarse que cuando comienzan a aparecer conflictos, problemas sexuales o las manifestaciones amorosas comienzan a hacerse menos usuales, éste es un indicador de que “las cosas ya no andan bien”.

Reconocer cuando se termina el amor es un tema importante en una relación de pareja, pero en muchas ocasiones nosotros mismos nos negamos a reconocer que hemos dejado de querer a la otra persona e incluso podemos negar las manifestaciones evidentes del desenamoramiento. El hecho de que no aceptemos normalmente la pérdida del amor y la crisis de pareja puede deberse a razones que no hacemos conscientes,  si bien en la mayoría de los casos el amor se extingue por causas que conocemos muy bien, que son racionales y que se encuentran perfectamente definidas y en los casos extremos, estas razones conllevan a la separación.

El fin del amor puede depender de una convivencia monótona y aburrida, de expectativas no confirmadas, de que el tiempo es insuficiente para compartir con el otro y brindarse placer mutuamente, de las ofensas de la pareja o de personas cercanas a la misma, de que se evidenció un flechazo amoroso hacia otra persona, la existencia del maltrato físico o psicológico, la desconfianza e infidelidad, el abuso de sustancias adictivas, las enfermedades biológicas o psicológicas, los caracteres inestables o la inmadurez de la personalidad. Cuando estas razones se hacen permanentes en el tiempo, indiscutiblemente, conllevan a la pérdida del romanticismo y al rompimiento de los lazos amorosos que unen a la pareja, dando paso a las expresiones voluntarias o involuntarias de desenamoramiento.

Los síntomas más comunes del desenamoramiento:
  • Pérdida de la alegría que significaba la llegada de la pareja.
  • Disminución de las fantasías placenteras con la pareja y, la aparición de escenas agradables con terceras personas.
  • Ausencia de actos de cariño, elogios, regalos.
  • Desatención de las necesidades espirituales, sexuales, económicas, domésticas o físicas de la otra persona.
  • Evitación del contacto corporal con la pareja.
  • Intercambio de los recuerdos agradables de la pareja por experiencias negativas.
  • Desgaste de la comunicación, pudiendo aparecer recriminaciones, ofensas, conflictos.
  • Valoración negativa de las cualidades físicas y psicológicas del amante.
  • Intolerancia ante los errores irrelevantes de la pareja.
  • Evitación del tiempo para compartir con la pareja.
  • Rechazo sexual que se expresa en la falta de iniciativa o cooperación, reducción del deseo erótico, llegando incluso a la disfunción eréctil o a la anorgasmia.
  • Las manifestaciones de amor son remplazadas por expresiones de aburrimiento, ansiedad, depresión, indiferencia o tristeza.
  • Omisión del atractivo personal para agradar al otro.
  • Infidelidad fantaseada o actuada.
Por supuesto, no siempre la ausencia de expresiones de cariño indica que falta el amor, pues en algunos casos, el estrés, la tristeza patológica, la existencia de alguna afectación emocional o la presencia de algún evento particular conducen a la omisión de los gestos de cariño sin que esto signifique necesariamente que está iniciando el proceso de desenamoramiento.

El desenamoramiento es un proceso que no siempre transcurre de manera lineal pero es importante conocer sus síntomas a tiempo en aras de revertir el proceso o no hacerlo más doloroso para ambos miembros de la pareja.

En muchas ocasiones el desenamoramiento viene en dosis lentas. Esto significa que el amor se va apagando de a poco y en su lugar se instaura el cariño. En estos casos, es muy difícil romper una relación porque no se experimentan sentimientos negativos hacia la otra persona sino que simplemente perdimos la pasión. “el amor no es solo pasión sino también compromiso para con el otro”.

Las relaciones humanas son muy complicadas. En muchas ocasiones decidimos romper una relación de pareja por motivos prácticos y no por desamor o en otras ocasiones porque estamos confundidos. En ocasiones la inteligencia no está en solucionar un problema sino en saber abandonar a tiempo antes de hacernos más daño, lo más importante es la sinceridad.

El amor no está exento de dudas. No obstante, es importante que la otra persona sea capaz de respetar nuestra individualidad. Eso significa que no debemos plegarnos a los deseos del otro si no son los nuestros. El amor se trata de llegar a un punto medio que satisfaga a ambos.

Es importante deslindar el "amor pasional" del "amor maduro". Es decir, muchas personas desean que el amor de los primeros tiempos se mantenga para toda la vida pero desgraciadamente, este primer periodo pasa con el tiempo y va dejando paso a un sentimiento de amor más sosegado. Precisamente, este "amor sosegado" se caracteriza por el cariño, el respeto mutuo, la responsabilidad y por supuesto, la atracción sexual.

Son muchos los casos de parejas que, aunque ya no sienten más la pasión y el amor de una vez, les une el cariño y las experiencias compartidas. Algunos deciden mantener la relación de por vida y otros simplemente necesitan buscar nuevas emociones. La decisión dependerá de cada persona. No obstante, si lo que se ha apagado entre ustedes es la pasión y el deseo sexual, existen muchísimas formas de reavivarlo, sobre todo si ambos ponen de su parte.

No se puede afirmar rotundamente que después del desenamoramiento no hay una segunda oportunidad. Eso sí, siempre que ambos hayan aprendido de sus errores y enfrenten la relación desde una perspectiva diversa. Es importante no dejarse engañar por mitos irreales pero a la misma vez es esencial no renunciar al placer de ser feliz.

Autora Jennifer Delgado Suárez  (Rincón de la Psicología)

                           “el amor hace pasar el tiempo y el tiempo hace pasar al amor”

Nota: Las relaciones de pareja son complejas y cambiantes, por lo que muchas veces pueden entrar en crisis. Las grandes relaciones no se construyen evitando los conflictos, sino enfrentando los problemas de manera correcta, esto lleva al crecimiento y madurez de las personas y la relación.



martes, 10 de noviembre de 2015

Consecuencias Psicológicas de las Desapariciones Forzadas

La desaparición forzada es un crimen atroz que subsiste a nivel mundial y que priva de la libertad de una o varias personas mediante cualquier forma (aprehensión, detención o secuestro), seguida del ocultamiento, o la negativa a reconocer dicha privación de libertad o de dar cualquier información sobre la suerte o el paradero de esa persona, privándola así de los recursos y las garantías legales. Constituye una violación de los derechos humanos cuando los hechos son cometidos por el Estado a través de sus agentes o a través de personas o grupos que actúen con su autorización o apoyo. Se considera un crimen de lesa humanidad cuando los hechos son cometidos de forma generalizada o sistemática.
Existe literatura referente a las consecuencias psicológicas que se generan en los familiares de personas que han sido objeto de desapariciones forzadas.

Cuando una familia pierde un miembro, ya sea por muerte natural, enfermedad, accidente vial, muerte violenta, etc. los familiares entran en un proceso natural de duelo, en el cual el doliente pasa por una serie de etapas entre las que pueden estar el estado de shock, la negación, la ira o el enojo, el pacto, la depresión y finalmente la aceptación, este proceso lleva a los familiares a superar y asimilar finalmente la pérdida del ser amado. 

Sin embargo en el fenómeno de desaparición forzada, como es el caso del denominado “levantón”, la situación es diferente, en estos casos los familiares sufren un proceso de duelo interrumpido o un dolor suspendido.

Como pérdida o separación súbita e inesperada de un ser querido, la reacción ante la desaparición forzada suele definirse como duelo, proceso en el cual los familiares no solo enfrentan una serie de etapas, como lo haríamos ante una muerte natural, sino que además la impunidad, el terror, el miedo, la mentira, la incertidumbre, el silencio, el olvido, el ocultamiento, la tortura y la violación de todo derecho humano, que rondan la desaparición y posible muerte de la víctima, dificultan su recuperación. Ya no es solo una perdida repentina, una agonía dolorosa ó una muerte traumática, es la soledad angustiosa, el espacio clandestino, la detención injusta, ilegitima, ilegal, el encubrimiento del victimario, la transgresión del derecho y la furtividad del hecho.

La soledad, la ira, la culpa, la incertidumbre, la desesperanza, el resentimiento, el sentirse perseguidos, dejan secuelas graves a nivel psicológico. Como producto de lo anterior la familia, base de la sociedad, se desestabiliza, se desmembrana, se desorienta, y entonces el único apoyo real y firme con el que contaban se pierde.

El tiempo se estanca y las posibilidades de superación del trauma son mínimas en razón de no lograr ni si quiera realizar los rituales establecidos para el duelo por el contexto cultural propio, que encausan en dolor y permiten asumir la pérdida.

Por otra parte, Díaz, plantea que la figura del “desaparacedor”, “este es un ser caprichoso que tiene el saber sobre el destino del desaparecido, lo que deja a los dolientes a su voluntad y sumidos en la impotencia y el desvalimiento de enfrentarse a otro sin límites”.

Díaz plantea que una desaparición forzada conlleva a un estado de angustia como reacción de peligro de la pérdida del ser amado, que lleva a los familiares a una situación de desamparo físico y psíquico. El sujeto confrontado con la desaparición forzosa de alguien a quien ama queda sometido radicalmente al “desaparecedor”. La angustia lo sume en una situación de desvalimiento afianzada en la falta de un saber sobre el destino del ser amado.

“la indagación yerma y la búsqueda infructuosa lleva a una alteración de nuestra cotidianidad a nivel físico, emocional, afectivo, espiritual y social: se altera el sueño, se pierde el apetito y como consecuencia se pierde peso, hay fatiga, tensión, nerviosismo, aumento en la morbilidad, llanto, sensación de cansancio, ansiedad, depresión tristeza, ira, culpa, confusión, desesperanza, apatía, sensación de incomprensión, aislamiento y hasta cambio de amigos, trabajo y de rol, la vida pierde sentido, se reniega de Dios, se debilita la fe”.

Este proceso trasciende el concepto de duelo, pues lo único en lo que se relacionan la muerte y la desaparición son el dolor, pero en la desaparición no hay un cuerpo, no hay un nombre, no hay una tumba, no hubo misa ni funeral, no hay certidumbre.

Sin un cuerpo para enterrar no se marca la línea que separa a los vivos de los muertos. La incertidumbre ante la muerte parece detener el tiempo y congelar el espacio.

El daño producido por  la desaparición forzada no se limita exclusivamente a la víctima, sino que se extiende también a su familia, e inclusive a la sociedad entera. El insondable daño psicosocial se da a partir del grado de poder que normalmente tiene el victimario, lo que produce en los individuos uno profundos sentimientos de impotencia, miedo, indefensión y culpa ante la posibilidad casi inexistente de encontrar a su familiar, o peor aún, de ser víctimas directas también.

Ante la negación de la práctica, los altos niveles de impunidad y la estigmatización de las víctimas se produce una escalada de pérdida de confianza en las instituciones y el Estado mismo, así como la eliminación de valores básicos para la convivencia. Se evidencia una violencia estructural y cultural fuertemente enraizada que lleva a que paulatinamente a la falta de acción social frente a la violación de los derechos humanos, así como la asimilación de las acciones físicas violentas como válidas.

En la desaparición forzada no hay huellas, ni cuerpo, ni explicación legítima sobre lo sucedido. Lo anterior se traduce en agudos cuadros depresivos y desestructuración emocional, sentimientos de angustia y desesperanza. En negación y en rechazo consciente de esta posibilidad.

En un duelo normal la pérdida tiene una temporalidad, es momentánea, mientras que en la desaparición forzada se convierte en permanente donde se cronifica la rabia, el dolor, el sufrimiento, el odio, mostrando alteraciones de los proyectos vitales y daños a la integridad  de los familiares. La desaparición forzada se contextualiza entonces no sólo en un castigo para la víctima, sino para toda su familia.

La salud de las personas víctimas de desaparición forzada, pero especialmente sus familiares presentan afectaciones visibles en su salud, tanto en trastornos psicosomáticos (síntomas físicos incrementados o evidenciados por la afectación psicológica), como en trastornos mentales, o ambos.  Esto se agrava si además los familiares tienen que padecer nuevos hostigamientos.

La desaparición forzada se ve atravesada por una sensación de ansia permanente como resultado de saber colindante la posibilidad de pérdida definitiva del familiar o ser querido, lo que conlleva una permanente circunstancia de abandono psíquico y físico, en medio de un desamparo adjunto del conocer o  no  la suerte  sobre el lugar y  final de su familiar, así que también depende del agresor, lo que lo hace mayormente vulnerable, pues por quien siente mayor irá es quien sabe la verdad de lo que  sucedió.

El daño trasciende el concepto de elaboración de duelo, quebranta al ser humano, elimina la ilusión y afecta notoriamente el proyecto de vida. (Compilador).

*El Congreso de la Unión, debería avalar una ley en materia de desapariciones forzadas, que contemple la responsabilidad a causa de la acción de funcionarios públicos o privados, que cuenten con la complacencia del Estado. También planteó la necesidad de desarrollar un Programa Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas. Planteó que el país no cuenta con políticas públicas integrales para prevenir, investigar, sancionar y reparar el daño a las víctimas de desapariciones forzadas. Asimismo, dijo, hace falta coordinación entre los distintos órdenes de gobierno y las áreas de procuración de justicia, las cuales tienen carencias en materia de capacitación para atender casos de desapariciones forzadas en los que se mezclan la participación del crimen organizado, la corrupción y la actuación inadecuada de las fuerzas de seguridad. Fuente*:(https://guerrero.quadratin.com.mx/Debilidad-del-Estado-las-desapariciones-forzadas-ONU/).







jueves, 29 de octubre de 2015

Psicoanalisis breve en Cuentos Populares

El Lenguaje Simbólico en los Cuentos Populares
Los cuentos populares son alimentos para el alma del niño, estimulan su fantasía y cumplen una función terapéutica.
  • Porque reflejan sus experiencias, pensamientos y sentimientos.
  • Porque le ayudan a superar sus ataduras emocionales por medio de un lenguaje simbólico, haciendo hincapié en todas las etapas -periodos o fases- por las que atraviesa a lo largo de su infancia.
Analicemos brevemente algunos cuentos populares como:

1.- Hansel y Gretel.
2.- Blanca Nieves.
3.- Caperucita Roja.
4.- La bella y la bestia.
5.- La cenicienta.
6.- Piel de asno.
7.- Las mil y unas noches.

Cuando el niño lee o escucha un cuento popular, pone en juego el poder de su fantasía y en el mejor de los casos, logra reconocerse a sí mismo en el personaje central, en sus peripecias y en la solución de sus dificultades, en virtud de que el tema de los cuentos le permiten trabajar con los conflictos de su fuero interno. El psicoanalista Bruno Bettelheim ha manifestado que en el campo de la literatura infantil no existe otra cosa más enriquecedora que los viejos cuentos populares, no sólo por su forma literaria y su belleza estética, sino también porque son comprensibles para el niño, cosa que ninguna otra forma de arte es capaz de conseguir. Bettelheim, en su Psicoanálisis de los cuentos de hadas, afirma que: “A través de los siglos al ser repetidos una y otra vez, los cuentos se han ido refinando y han llegado a transmitir, al mismo tiempo, sentidos evidentes y ocultos; han llegado a dirigirse simultáneamente a todos los niveles de la personalidad humana y a expresarse de un modo que alcanza la mente no educada del niño, así como la del adulto sofisticado. Aplicando el modelo psicoanalítico de personalidad humana, los cuentos aportan importantes mensajes al consciente, preconsciente e inconsciente, sea cual sea el nivel de funcionamiento de cada uno en aquel instante. Al hacer referencia a los problemas humanos universales, especialmente aquellos que preocupan a la mente del niño, estas historias hablan a su pequeño yo en formación y estimulan su desarrollo, mientras que, al mismo tiempo, liberan al preconsciente y al inconsciente de sus pulsiones. A medida que las historias se van descifrando, dan crédito consciente y cuerpo a las pulsiones del ello y muestran los distintos modos de satisfacerlas, de acuerdo con las exigencias del yo y del super-yo”.

No cabe duda de que casi todos los cuentos que provienen de la tradición oral abordan el mismo tema: la sublimación de los conflictos emocionales y los problemas existenciales que aquejan a los niños. No es extraño que las niñas, que son víctimas de abusos sexuales, asocien a sus violadores con los personajes “malditos” de los cuentos populares, cuyos protagonistas (lobos, ogros, gnomos, brujas y otros) se tornan en individuos del mundo real.

Si bien existen libros pedagógicos que ayudan a desarrollar las funciones cognoscitivas del niño, existen también libros que ayudan a superar los traumas psicológicos por medio de la ficción y el lenguaje simbólico, que representa cosas que no están al alcance del entendimiento humano. Ya Carl G. Jung, en “El hombre y sus símbolos”, dice: “usamos constantemente términos simbólicos para representar conceptos que no podemos definir o comprender del todo. Esta es una de las razones por las cuales todas las religiones emplean lenguaje simbólico o imágenes. Pero esta utilización consciente de los símbolos es sólo un aspecto de un hecho psicológico de gran importancia: el hombre también produce símbolos inconscientes y espontáneamente en forma de sueños”.

La tesis de Betellheim parte de la base de que todos los cuentos populares reflejan la evolución física, psíquica, intelectual y social del niño; por ejemplo, el fracaso del egocentrismo, la soledad y falta de afecto, la satisfacción del deseo (casa de chocolate) y el triunfo sobre el peligro (la bruja) está simbolizado en el cuento “Hansel y Gretel”; el complejo de Edipo en “Blancanieves”; la pubertad en “Caperucita roja”; la rivalidad entre hermanos en “La Cenicienta”; el temor sexual en “La Bella y la Bestia” y el incesto en “Piel de asno”, un tema tabú del que todos saben algo, pero del que pocos se atreven a hablar. El rey y la reina simbolizan a los padres, la flor al desarrollo sexual y la casa a la seguridad y armonía en el hogar. El árbol simboliza la vida, el crecimiento o la maduración física y psíquica del individuo. Así como el perro simboliza la fidelidad, las aves simbolizan la libertad y la ayuda; esto ocurre en el cuento de “La Cenicienta”, cuando su madrastra echa ante ella un montón de guisantes buenos y malos y le dice que los separe. Aunque parece una tarea imposible, Cenicienta comienza, pacientemente, a separarlos y, de pronto, las palomas (los ratones, según otras versiones) acuden a ayudarla. Asimismo, la rama que Cenicienta planta en la tumba de su madre, se convierte en un árbol, en cuyas ramas vive un pájaro que, cada vez que Cenicienta llora, le concede sus deseos; por lo tanto, el árbol y el pájaro simbolizan el espíritu o la rencarnación de la madre de Cenicienta.

En el cuento de “Blancanieves”, justo cuando ésta yace en el ataúd de vidrio, que simboliza su muerte espiritual, tres pájaros acuden a llorar junto a los siete enanitos; la lechuza (pájaro de la muerte y la sabiduría), el cuervo (pájaro de Odín, jefe de las fuerzas oscuras) y la paloma (pájaro de Afrodita, de la inocencia y el amor). Los tres pájaros, aparte de constituir piezas claves en la trama del cuento, simbolizan un número mágico que también aparece en otros cuentos. El genio en “Las mil y una noches” concede tres deseos a Aladino; tres son las dificultades o pruebas que deben vencer los héroes de los cuentos fantásticos para liberar a la mujer amada y coronar su triunfo; tres veces la madrastra de Blancanieves visita la casa de los siete enanitos. “En su primera visita, disfrazada de una vieja buhonera, intenta estrangular a la hijastra con un corsé dramatizando su deseo de contrarrestar la pubescencia en proceso de la joven. Blancanieves, medio muerta, es reavivada por los enanos, y el espejo informa a la reina malvada del hecho. En la segunda visita la madrastra le da un peine envenenado, que igualmente la deja 'como muerta'. El envenenar los cabellos parece ser otro signo de la culpa que la madrastra le achaca a Blancanieves por crecer. Esto es confirmado por la tercera visita, después de que los enanos nuevamente procuran salvarla. Esta vez la madrastra, disfrazada de campesina, le ofrece una manzana. La bruja come de la mitad blanca para demostrar su inofensividad, pero cuando Blancanieves la recoge y come de la mitad roja, se desmaya con la manzana atorada en la garganta”.

El siete es otro de los números mágicos en los cuentos populares. Ahí tenemos a los siete enanitos en el cuento de “Blancanieves”, quien se convierte en una niña hermosa a los siete años. Siete son los colores primarios, siete los días de la semana, siete los planetas de la antigüedad, siete las virtudes, siete los pecados capitales, siete los misterios, siete las maravillas del mundo y según el mito de creación, el séptimo día es sagrado y de descanso.

Los animales salvajes simbolizan los conflictos no resueltos y los instintos de agresión. La víbora y el elefante, por su forma, pueden simbolizar la masculinidad, mientras que la manzana (los senos de la madre) es un viejo símbolo del amor y el matrimonio, pero también del peligro y el pecado. En la Biblia se dice que Adán y Eva incurren en el pecado por comer la fruta (manzana) del árbol de la ciencia del bien y del mal. La madrastra de Blancanieves, asaltada por los celos y la envidia, le procura la muerte con una manzana envenenada. De otro lado, el color rojo o colorado de la manzana -simbolismo extensamente repetido en ritos primitivos de la pubertad- representa la menstruación, la culminación de la etapa latente y la maduración sexual; lo mismo que la caperuza roja es un atributo de la primera menstruación de Caperucita roja, quien, aparte de sentirse acosada por la sexualidad masculina, es capaz de concebir y ser madre desde el punto de vista biológico.

El complejo de Edipo, ese conjunto de sentimientos amorosos y hostiles que cada niño siente en relación con sus padres, está simbolizado en varios cuentos populares. Ahora bien, ¿qué es el complejo de Edipo? Según refiere una de las tragedias griegas, un oráculo había predicho que Edipo, hijo del rey de Tebas, mataría a su padre y se casaría con su propia madre, profecía que se cumplió fatalmente. Los psicólogos -a partir de Freud- designan con este nombre la atracción que el niño -alrededor de los 4-6 años de edad- experimenta por el progenitor del sexo contrario.

En los cuentos populares, de un modo general, el conflicto de Edipo está representado por el héroe que mata al dragón para liberar a la princesa; un hecho que simboliza la rivalidad inconsciente que el niño experimenta contra el padre (dragón) y el amor desmedido que siente por la madre (princesa). El conflicto de Electra, a su vez, está representado por Cenicienta y Blancanieves, quienes, en procura de liberar el amor sojuzgado del padre, se enfrentan a la crueldad de la madrastra, figura que, desde el principio, encarna el peligro y la maldad. Empero, valga aclarar que el complejo de Edipo, en algunas versiones adaptadas para los niños, es apenas una sugerencia sutil, debido a que un mensaje más directo podría provocarles angustias y ahondar sus conflictos emocionales.

El tema de la envidia y la rivalidad entre hermanos está simbolizado en el cuento de “La Cenicienta”, quien no sólo es presa del trato inhumano de su madrastra, sino también del odio y la envidia de sus hermanastras. Otros símbolos constituyen el zapato de cristal (en la versión antigua era una zapatilla de cuero suave), que Cenicienta pierde al salir de la fiesta, en la ceniza (símbolo del desprecio y la humillación), en el árbol que planta en la tumba de su madre y en el príncipe que la revive y la toma por esposa.

El narcisismo de la madrastra de Blancanieves está simbolizado por el espejo mágico y la madurez sexual por el corpiño, el anillo y la manzana. Si la combinación del color rojo, blanco y negro es símbolo de belleza, entonces el “Príncipe sapo” y “la Bestia” son símbolos de la agresividad inconsciente de la personalidad humana.

El incesto, al menos como intento, aparece expuesto en “Piel de asno”. Todo comienza con un rey todopoderoso, amado y respetado por su pueblo, y una reina que, sintiendo acercarse su última hora, le dice al rey: “Cuando te vuelvas a casar, júrame que lo harás con una princesa que sea más bella y mejor formada que yo.” El rey le jura que así lo hará. Sin embargo, al cabo de un tiempo, no resiste a la tentación de pensar en la princesa -su hija-, quien no sólo es bella y admirablemente bien formada, sino que sobrepasa en mucho a la reina -su madre- en donaire y encantos. De modo que el rey, seducido por la juventud y belleza de su hija, decide tomarla en matrimonio. La princesa, consternada por la actitud de su padre, le ruega no obligarla a cometer un crimen. Mas el rey no desiste en su propósito y manda a preparar la boda. La princesa pide ayuda a la Hada de las Lilas -su madrina-, quien, para salvarla del dolor y el infortunio, le aconseja pedirle al rey la piel de un asno. Entonces el rey, obsesionado por casarse con su hija, no le niega su deseo y deja matar a su asno preferido. La princesa se disfraza con la piel del animal y huye del palacio sin ser reconocida. El rey moviliza a sus guardias y mosqueteros para dar con el paradero de la princesa, quien se convierte en fugitiva y llega hasta tierras lejanas, donde contrae matrimonio con un príncipe que la pone a salvo del incesto y la conducta perversa de su padre.

La relación de las niñas con su sexualidad está reflejada en varios cuentos. Pero quizás el más representativo sea “La Bella y la Bestia”. La versión más conocida de esta historia cuenta cómo la Bella, la menor de cuatro hermanas, se convierte en la favorita de su padre, debido a su bondad desinteresada y su actitud cariñosa. No obstante, lo que desconoce la Bella es que, al pedir una rosa blanca, pone en peligro la vida de su padre y las relaciones ideales con él, pues la rosa blanca es robada en el jardín encantado de la Bestia, quien, llena de cólera, le impone el castigo de que en el lapso de tres meses debe entregarle a su hija menor, a cambio de poner a salvo su vida. Así es como la Bella se ve obligada a vivir con la Bestia, hasta el día en que, redimido por el amor, vuelve a su condición humana trocado en un hermoso príncipe. De entrada, el cuento simboliza la animalidad integrada en la condición humana, pues en muchísimos mitos y cuentos populares se habla de un príncipe convertido por arte de hechicería en un animal salvaje o en un monstruo, que es redimido por el beso y el amor de una doncella; un proceso que, según el psiquiatra Von Franz, simboliza la forma en que el animus se hace consciente. En muchos mitos, el amante de una mujer es una figura misteriosa y desconocida que ella nunca debe ver y al que sólo puede encontrar en la oscuridad. De lo contrario, si enciende una luz y revela su identidad, corre el riesgo de no redimirlo de su condición monstruosa.

Cabe añadir que en los cuentos populares, como en gran parte de los cuentos de la literatura infantil moderna, existe una dicotomía entre los personajes, cuyos atributos representan la bondad o la maldad, dependiendo del rol que se les asigna en la trama del cuento. Las fuerzas del bien están simbolizadas por el protagonista central y los personajes secundarios -el príncipe, las hadas, las palomas y los magos-, entretanto las fuerzas tenebrosas del mal están simbolizadas por los personajes -humanos y animales- que representan la insensatez, la astucia y el peligro, como es el caso del lobo feroz, los gnomos, las brujas y los ogros.

Disfruta tu lectura de cuentos Infantiles tal y como la sientas...


martes, 13 de octubre de 2015

Tratamiento para el Síndrome de Asperger

El tratamiento idóneo sería una conjugación de terapias donde se aborden los síntomas esenciales del sindrome, no existe un camino preestablecido en el tratamiento y cada profesional deberá valorar cuál es la mejor estrategia para cada caso.
En el síndrome de asperger esta comorbilidad va a ocurrir con tras. afectivos, ansiosos, psicóticos, obsesivos y atencionales, dificultando de manera notable el diagnóstico del cuadro. Por este motivo delimitar claramente el trastorno ayudará no solo al diagnosticar adecuadamente sino a que el niño reciba tratamiento adecuado permitiendo que su pronóstico sea lo más positivo posible. 

El tratamiento más eficaz es aquel que construye, basándose en los intereses del niño, un programa predecible donde se le enseñan diferentes tareas que logren atraer su atención. Generalmente incluye:
  • La capacitación en habilidades sociales.
  • La terapia cognitiva conductual dirigida a manejar las emociones y disminuir los intereses obsesivos y las rutinas repetitivas.
  • Terapia de lenguaje.
  • La terapia ocupacional o física.
  • Intervencion educativas especializadas. 
  • La capacitación y apoyo para los padres en aras de enseñarles las técnicas más eficaces que deben emplear en el hogar.
  • Los medicamentos (ISRS), los antipsicóticos y los estimulantes se pueden usar para tratar problemas como ansiedad, depresión, problemas para prestar atención y agresión.
Con un tratamiento eficaz, los niños con AS pueden aprender a lidiar con sus discapacidades, pero aún pueden encontrar que las situaciones sociales y las relaciones personales exigen gran esfuerzo.

Un plan de tratamiento solamente se puede establecer cuando existe un trabajo conjunto entre padres, educadores y médicos. Sin embargo, hay que considerar algunas reglas de protección para un niño con Síndrome Asperger y que necesitan ser cumplidas.

Tampoco creo que centrarse en la curación sea beneficioso ni para los padres ni para los niños. Los niños con Asperger no están enfermos, tan solo son diferentes, en la misma forma en que todos somos diferentes y tenemos nuestras peculiaridades.

Hay numerosas opciones que buscar como tratamiento para el Asperger. La mayoría de los niños se han beneficiado de las recientes intervenciones especializadas que se centran en manejar el comportamiento y en entrenar las habilidades sociales. Muchos niños con Asperger pueden aprender las reglas no escritas de la socialización y la comunicación cuanto se les enseña de una manera explícita y por repetición. No viene naturalmente a ellos. Pero estos niños tienden a tener excelentes habilidades cognitivas de modo que pueden aprender estas habilidades sociales bastante bien con el profesor adecuado (puede ser en la escuela pero más frecuentemente en casa, con familiares y amigos).

Los niños con síndrome de Aspergen también pueden aprender cómo hablar a un ritmo más natural, igual que cómo interpretar las técnicas de comunicación usadas por los demás como los gestos, el contacto visual, el tono de voz, el humor y el sarcasmo. La terapia del comportamiento describe numerosas técnicas que se centran en frenar los problemas de comportamiento como interrumpir, obsesionarse, colapsarse o tener arrebatos violentos.

Un aspecto de muchos niños con Asperger es que tienen probabilidad de tener propensión a la ansiedad o la depresión. A menudo esto puede ocurrir en la adolescencia, cuando están en realidad empezando a notar las diferencias entre sus compañeros de clase y sus pares, o sus iguales. Algunas medicaciones pueden mejorar comportamientos específicos, como la ansiedad, la depresión o la hiperactividad. 

Es tratamientos del Asperger a menudo implica un equipo de profesionales que puede incluir un especialista de patologías del lenguaje, un psicólogo clínico, un trabajador social, un psiquiatra o un especialista en pediatría, además del médico de atención primaria del niño. Con frecuencia los niños con Asperger tienen éxito en las escuelas convencionales, con la ayuda de los profesores y de instructores de educación especial. De cualquier modo asegúrate de que el profesor de tu hijo entiende cual es el mejor modo de aprendizaje para él y que situaciones pueden ser problemáticas. En los niños con Asperger una gran inteligencia y unas buenas habilidades verbales pueden ocultar áreas de deficiencias reales, de modo que los profesores no se den cuenta de que las técnicas especiales de enseñanza, un servicio de apoyo y atención extra, son realmente necesarias.

Para resumir este artículo me gustaría decir que hay definitivamente un número importante de tratamientos para el Asperger que pueden usarse para ayudar a mejorar la calidad de vida de los niños y sus familias. Los tratamientos para gestionar mejor el comportamiento, el entrenamiento de las habilidades sociales, la terapia de dicción y lenguaje y un adecuado tratamiento con medicina psicofarmacológica o alternativa pueden ser efectivamente muy útiles. Tanto en el área escolar como la familiar juegan un papel crucial en la coordinación y organización de estos tratamientos.

“El mejor tratamiento para las personas con Asperger es la comprensión social” (Peter Szatmar)

La sociedad tiene que entender por qué estas personas se comportan de una manera determinada, por qué tienen problemas para las relaciones sociales, por qué tienen intereses especiales, etcétera. Tenemos que acomodar nuestro entorno para hacer que encajen y facilitar su vida. Nosotros tenemos que cambiar mucho más que ellos.

Fuentes:
Attwood, T. El síndrome de Asperger, una guía para la familia. Ed. Paidós. 2000.
Caballo E, Simón MA.Manual de psicología clínica infantil y del adolescente. Ed. Pirámide, 2004.
Gillberg C, Gillberg IC.Asperger syndrome: some epidemiological considerations. A research note. J Child. Psychol Psychiatry 1989; 30: 6318.
http://alex-psicoclinica.blogspot.mx/2012/08/el-sindrome-de-asperger.html
Guiainfantil.com/salud/Asperger/tratamiento.htm
Riinconpsicologia.com/2011/11/el-sindrome-de-asperger-causas-sintomas.html

martes, 6 de octubre de 2015

Hipoglucemia Reactiva

Es la disminución de la cantidad normal de glucosa en la sangre.
La hipoglucemia, por sí misma, entre la profesión médica se acepta sólo en condiciones diabéticas cuando el diabético sufre una bajada de glucosa. Si, por el contrario, ésta ocurre en una persona no diabética entonces se le llama hipoglucemia reactiva. Cuando un paciente llega a la consulta médica y expone los anteriores síntomas, sin ser diabético, en muchos casos no se hace el análisis bioquímico pertinente que podría evitar un falso diagnóstico. Los errores más frecuentes son el de diagnosticar de crisis de ansiedad o de trastorno de ansiedad generalizada. El médico prescribe la toma de ansiolíticos/antidepresivos y, en ocasiones, acudir a psicoterapia.

En algunos de estos casos, puede haber un origen físico de los síntomas (hipoglucemia), o una causa psicológica o bien puede ocurrir que ambas causas, físicas y psicológicas, se estén retroalimentando.

Hay dos tipos de hipoglucemia no diabética:
  • Hipoglucemia reactiva, que ocurre pocas horas después de comer
  • Hipoglucemia basal o en ayunas, que puede estar relacionada con una enfermedad
Los síntomas de la hipoglucemia se pueden dividir en dos grupos sintomáticos, los relacionados con el aporte insuficiente de glucosa al cerebro o neuroglucopenia y los síntomas adrenérgicos que dependen de la activación del sistema nervioso vegetativo y de la secreción de catecolaminas.

1. Síntomas neuroglucopénicosSemiología somática: cefalea, diplopia, convulsiones, hemiplejía, arreflexia, afasia, acinesia. 

Semiología psíquica: amnesia, dificultad de concentración, excitación, ansiedad, alteraciones del comportamiento, síntomas obsesivos-compulsivos, histrionismo, depresión, psicosis con alucinaciones, ataques de violencia, intentos de suicidio, delirium, estupor, coma y demencia. En general, los comportamientos agresivos dominan en los casos de hipoglucemia ligera, mientras que la apatía es más propia de la hipoglucemia severa.

2. Síntomas adrenérgicos. Pueden aparecer por una caída rápida de la glucemia incluso con valores normales o sólo levemente disminuidos: ansiedad, nerviosismo, temblor, sudoración, sensación de hambre, palpitaciones, irritabilidad, palidez, náuseas y debilidad.

Los síntomas generalmente incluyen:
  • Hambriento
  • Tembloroso
  • Somnoliento
  • Ansioso
  • Mareado
  • Confundido o nervioso
  • Sudoroso
  • Irritable
  • Algunas personas tienen dificultad para hablar y también se sienten débiles.
¿Cómo se diagnostica la hipoglucemia no diabética?

Su médico puede diagnosticar la hipoglucemia no diabética al examinar sus síntomas, hacerle un examen físico, analizar su riesgo de diabetes y medirle el nivel de glucosa en la sangre. Su médico también determinará si se siente mejor después de comer o beber para elevarle la glucosa a un nivel normal.

Un aspecto importante del diagnóstico es medir el nivel de glucosa en la sangre para ver si está realmente bajo (de 55 mg/dL o menos) cuando usted tiene síntomas. Su médico revisará su nivel de glucosa y posiblemente pida otras pruebas. Un medidor personal de glucosa no es suficientemente exacto para el diagnóstico. 

Para la hipoglucemia de ayuno, se le mide la glucosa cada ciertas horas mientras ayuna durante varios días. Para la hipoglucemia reactiva, es posible que se le haga una prueba llamada prueba de tolerancia a alimentos mixtos (mixed-meal tolerance test o MMTT).

Para la prueba MMTT, primero toma una bebida especial que contiene proteínas, grasas y azúcar. La bebida eleva su nivel de glucosa en la sangre, lo que hace que el cuerpo produzca más insulina. Luego se le mide el nivel de glucosa varias veces durante las siguientes cinco horas.

Ambas pruebas determinan si el nivel de glucosa en la sangre baja demasiado. Es posible que su médico también le haga un análisis de sangre para determinar el nivel de insulina u otras sustancias.

Si se lleva a cabo el test (Test de Tolerancia de la Glucosa) es importante también tener en cuenta la dieta del paciente; los horarios de comida; historia familiar de migrañas, alergias, diabetes, epilepsia, depresión, desequilibrios sufridos en el pasado como hepatitis, problemas de vesícula, náuseas durante el embarazo y posibles deficiencias nutricionales.

Los síntomas de hipoglucemia reactiva en niños son también los mismos que anteriormente. La hipoglucemia severa puede afectar el funcionamiento cognitivo de niños pequeños. Comer procesados ​​y refinados resultado alimentos en el hambre retrasada y puede llevar a deficiencias nutricionales, y cause hipoglucemia en los niños. Los síntomas de la hipoglucemia en los niños deben ser tomadas en serio y trata a tiempo.

Tratamiento:

1. Alimentación: Una dieta equilibrada es fundamental para prevenir, controlar y combatir la hipoglucemia reactiva. Es importante que consultes con un nutricionista.

Tu dieta ha de ser baja en carbohidratos de rápida absorción y refinados, moderada en grasas y que contenga proteínas, frutas y vegetales.

Consejos importantes:
  • Médicos recomiendan una dieta con mucha proteína y pocos carbohidratos, pero no se ha demostrado que este tipo de alimentación sea beneficiosa para la hipoglucemia.
  • Haz de cinco a seis comidas al día, dejando tres horas entre ellas. Las comidas más fuertes han de ser el desayuno y la comida.
  • No te saltes las comidas.
  • Evita el azúcar y los alimentos que contienen azúcar (especialmente con el estómago vacío). Una alternativa muy saludable es sustituir el azúcar por la estevia, un edulcorante natural sin calorías con propiedades muy interesantes (antioxidante, reforzador del sistema inmunitario, antialérgico, etc.
  • Sustituir el pan blanco, por el pan de centeno. Tiene muy buen sabor, es mucho más digestivo y aporta más nutrientes que las harinas refinadas.
  • Evita en lo posible el alcohol, fumar, la cafeína, la teína y las bebidas gaseosas.
  • Bebe zumos de fruta sin azúcar añadida. Cuidado con los zumos envasados.
2. Ejercicio: El ejercicio es fundamental para nuestra salud. Sin embargo, el exceso de ejercicio puede disminuir el nivel de glucosa. Así pues, se recomienda seguir una rutina de ejercicio suave. Se sabe que éste ayuda a mantener unos niveles óptimos hormonales, además de ayudar a que la glucosa entre mejor en las células aumentando la energía, sin requerir insulina. Buenas opciones de ejercicio son: caminar, nadar, ir en bicicleta, yoga, taichí. Es importante hacer algo de ejercicio suave diariamente con sesiones de media hora de duración.

3. Psicoterapia: En ocasiones, el problema no es sólo debido a factores fisiológicos, sino que también hay aspectos psicológicos que pueden haber iniciado, agravado o mantenido la situación. Por ejemplo, personalidad ansiosa, situaciones de estrés continuado, asuntos por resolver, trastornos de ansiedad, duelo, etc. La psicoterapia puede ayudarte de forma paralela para solucionar tus problemas.

4. Suplementos vitamínicos. 

En conclusión, es importante tener en cuenta que no todos los casos de ansiedad y ataques de pánico son debidos a desequilibrios emocionales. En algunos casos el problema puede radicar en un desequilibrio de la glucosa. Muchos casos de ataques de pánico han sido exitosamente resueltos de forma muy sencilla: equilibrando los niveles de glucosa de la sangre con una buena alimentación, nutrientes y ejercicio.

jueves, 1 de octubre de 2015

Trastorno Identidad Disociativa: Síntomas

El trastorno de identidad disociativo o de personalidad múltiple es el trastorno caracterizado por la existencia de dos o más identidades o estados de la personalidad que controlan el comportamiento del individuo de modo alternante. Es una situación grave, crónica y potencialmente invalidante o mortal.
Síntomas

El TID se manifiesta a través de numerosos síntomas: La característica común de las diferentes formas de manifestarse es que existen 2 o más identidades o personalidades diferentes en una persona. En un trastorno de identidad disociativo aparecen de media entre 8 y 10 identidades parciales. De estas, al menos 2 asumen en reiteradas ocasiones el control del comportamiento.

La persona que asume la gran parte de la vida cotidiana en un trastorno de identidad disociativo se denomina host y las personalidades parciales alters.

Los síntomas pueden ser similares a los de la ansiedad, de las alteraciones de la personalidad, de la esquizofrenia y de los trastornos afectivos o de la epilepsia. La mayoría de las personas sufre síntomas de depresión, ansiedad (dificultad para respirar, pulso acelerado, palpitaciones), fobias, ataques de pánico, disfunciones sexuales, alteraciones del apetito, estrés postraumático y síntomas que simulan los de las enfermedades físicas. Pueden estar preocupadas por el suicidio y son frecuentes los intentos, así como los episodios de automutilación. Muchas personas con trastorno de identidad disociativo abusan del alcohol o de las drogas en algún momento de su vida.

El cambio de personalidades y la ausencia de consciencia del propio comportamiento en las otras personalidades hacen a menudo caótica la vida de una persona con este trastorno. Como las personalidades con frecuencia interactúan entre ellas, la persona dice oír conversaciones internas y las voces de otras personalidades. 

El trastorno de identidad disociativo con lleva vacíos de memoria (amnesia) El host solo es consciente en parte de las otras personalidades, de manera que tampoco recuerda sus actos. Muchos afectados no saben, en ocasiones, cómo han llegado al lugar en que se encuentran, quien es la persona a la que han saludado o quien ha escrito la lista de la compra que hay en su mesa.

Las diferentes identidades características de un trastorno de identidad disociativo se diferencian, casi siempre, con claridad. Tienen nombres, gustos y comportamientos diferentes. También muestran diferencias psicológicas. Así, por ejemplo, una personalidad parcial puede ser alérgica a una sustancia y la otra no. Las particularidades del carácter de los alters son, a menudo, opuestas a las del host. La medida en que las diferentes identidades cooperan mutuamente en un trastorno de identidad disociativo (es decir, tienen acceso mutuo a los recuerdos y acciones y pueden coordinar el cambio de las personalidades parciales) es diferente en cada afectado.

Las personas con TID frecuentemente oyen hablar a otros de lo que ellas han hecho pero que no recuerdan. Otras pueden mencionar cambios en su comportamiento que ellas tampoco recuerdan. Pueden descubrir objetos, productos o manuscritos con los que no contaban o que no reconocen. A menudo se refieren a sí mismas como “nosotros”, “él” o “ella”. Mientras que, en general, las personas no pueden recordar mucho acerca de sus primeros cinco años de vida, la persona con un trastorno de identidad disociativo no recuerda tampoco lo ocurrido entre sus 6 y 11 años.

Dado que el trastorno de identidad disociativo tiende a parecerse a otras alteraciones psíquicas, es típico que los pacientes refieran haber sido diagnosticados de tres o más cuadros psiquiátricos distintos y de haber seguido un tratamiento anterior sin éxito. Como grupo, estos pacientes están muy preocupados acerca de temas como el control, tanto el propio como el control sobre los demás.

Hay varios signos característicos del trastorno de la personalidad disociativo:
  1. Síntomas diferentes que ocurren en distintos momentos.
  2. Una capacidad fluctuante para asumir sus funciones, desde la eficacia en el trabajo y en la casa hasta la inhabilidad.
  3. Intensos dolores de cabeza y otros síntomas físicos.
  4. Distorsiones y errores en el tiempo y amnesia.
  5. Despersonalización y desrealización (sentimiento de estar separado de uno mismo y experimentar su medio como irreal).
Otros síntomas incluyen intentos de suicidio y lesiones, tales como cortes y quemaduras, infligidas por la misma persona. Muchos de los afectados del trastorno de personalidades múltiples manifiestan también indicios del trastorno de estrés postraumático, afección mental que sufren los que han sobrevivido a un suceso aterrador. Suelen tener pesadillas y se asustan fácilmente, tienen angustia, toxicomanía, trastornos alimentarios. Además, es común que estos pacientes puedan desarrollar depresión y cambios de humor o comportamiento psicótico y tendencias suicidas en casos severos.

La mayoría de los pacientes con trastornos disociativos expresan solamente un subgrupo de sus síntomas que predominan en su estado actual. Sin embargo, generalmente  son  capaces  de  describir todo  el síndrome en  una evaluación psiquiátrica  completa.  La  conciencia acerca  de  posibles  tipos de aplicaciones en  un escenario  clínico  puede  ayudar  a  los  clínicos a captar  el posible diagnóstico.  Sin  embargo,  la  expresión  parcial  del  síndrome  puede llevar fácilmente al   clínico   a   un   diagnóstico   alternativo   dependiendo   de   la preponderancia de un grupo de síntomas como depresión  doble, trastorno conversivo, características del trastorno límite, psicosis disociativa aguda, trastorno bipolar del  estado  de  ánimo (no es común la comorbilidad), dependencia de sustancia, disfunción sexual, intentos suicidad repetitivos, automutilación, fuga disociativa, posesión, crisis disociativa no psicótica, TOC, TDAH, TEP, y esquizofrenia.

En general los pacientes a veces presentan un importante conjunto de síntomas que pueden recordar a otros trastornos neurológicos y psiquiátricos.