lunes, 24 de octubre de 2022

Trauma Psicológico

El trauma psicológico es una respuesta a un evento que una persona encuentra altamente estresante. Algunos ejemplos incluyen estar en una zona de guerra, un desastre natural o un accidente. El trauma puede causar una amplia gama de síntomas físicos y emocionales.

No todos los que experimentan un evento estresante desarrollarán trauma. También hay varios tipos de trauma. Algunas personas desarrollarán síntomas que se resuelven después de unas pocas semanas, mientras que otras tendrán efectos más a largo plazo.

Con el tratamiento, es posible abordar la causa raíz del trauma y encontrar formas constructivas de manejar los síntomas.

El trauma puede tener efectos prolongados en el bienestar de la persona. Si los síntomas persisten y no disminuyen en gravedad, puede indicar que el trauma se ha convertido en un trastorno de salud mental llamado trastorno de estrés postraumático (TEPT).

 Hay varios tipos de trauma, incluyendo:

  • Trauma agudo: resulta de un solo evento estresante o peligroso.
  • Trauma crónico: resulta de la exposición repetida y prolongada a eventos altamente estresantes. Los ejemplos incluyen casos de abuso infantil, intimidación o violencia doméstica.
  • Trauma complejo: resulta de la exposición a múltiples eventos traumáticos.
  • El trauma secundario, o trauma vicario, es otra forma de trauma. Con esta forma de trauma, una persona desarrolla síntomas de trauma por el contacto cercano con alguien que ha experimentado un evento traumático.
  • Los miembros de la familia, los profesionales de la salud mental y otras personas que cuidan a quienes han experimentado un evento traumático corren el riesgo de sufrir un trauma indirecto. Los síntomas a menudo reflejan los del trastorno de estrés postraumático.

 Trauma en la niñez

Las investigaciones indican que los niños son especialmente vulnerables a los traumas porque sus cerebros todavía están en desarrollo. Los niños experimentan un estado elevado de estrés durante acontecimientos terribles, y sus cuerpos liberan hormonas relacionadas con el estrés y el miedo. Este tipo de trauma del desarrollo puede interrumpir el desarrollo normal del cerebro. Como resultado, el trauma, especialmente el trauma continuo, puede afectar significativamente el desarrollo emocional, la salud mental, la salud física y el comportamiento a largo plazo del niño.

Cuando buscar ayuda

Las personas que experimentan síntomas persistentes o graves de trauma deben buscar ayuda de un profesional de salud mental. Es especialmente importante buscar ayuda si los síntomas del trauma interfieren con el funcionamiento diario o las relaciones con otras personas.

Incluso aquellos con síntomas leves pueden sentirse mejor después de haber hablado con alguien.

La sensación de miedo e impotencia puede persistir hasta la edad adulta. Deja a la persona en un riesgo significativamente mayor de los efectos de un trauma futuro.

Tratamiento

Varios tratamientos pueden ayudar a las personas con trauma a sobrellevar sus síntomas y mejorar su calidad de vida.

Terapia

La terapia es un tratamiento de primera línea para el trauma. Idealmente, la persona trabajará con un terapeuta informado sobre el trauma o enfocado en el trauma. Los tipos de terapia de los que una persona con trauma podría beneficiarse incluyen:

  • Terapia cognitivo conductual

La terapia cognitivo-conductual (TCC) ayuda a las personas a cambiar sus patrones de pensamiento para poder influir en sus comportamientos y emociones. La evidencia apoya la TCC como el enfoque más efectivo para el trastorno de estrés postraumático.

  • Desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares

La desensibilización y reprocesamiento del movimiento ocular, es otra terapia común de trauma.

Durante la desensibilización y reprocesamiento del movimiento ocular, los individuos reviven brevemente experiencias traumáticas específicas mientras el terapeuta dirige sus movimientos oculares. Esto tiene como objetivo ayudar a las personas a procesar e integrar recuerdos traumáticos.

Varios ensayos controlados aleatorios han demostrado que la desensibilización y reprocesamiento del movimiento ocular es un tratamiento efectivo para el trastorno de estrés postraumático.

  • Terapias somáticas

Algunos terapeutas usan técnicas somáticas o corporales para ayudar a la mente y al cuerpo a procesar el trauma.

Una revisión de la literatura en el Psychotherapy and Counselling Journal of Australia encontró que las terapias basadas en el cuerpo podrían ayudar a una variedad de personas. Estas terapias incluyen:

  • Experiencia somática: este enfoque implica que un terapeuta ayude a una persona a revivir recuerdos traumáticos en un espacio seguro.
  • Psicoterapia sensoriomotora: este tipo de terapia combina la psicoterapia con técnicas basadas en el cuerpo para convertir recuerdos traumáticos en fuentes de fortaleza.
  • Estimulación del punto de acupuntura: esto implica que un especialista aplique presión a puntos específicos del cuerpo, lo que induce un estado de relajación.
  • Terapias de contacto: otras terapias de contacto incluyen el Reiki, el tacto curativo y la terapia de tacto terapéutico.

En la actualidad, no hay suficiente evidencia para probar la efectividad de las terapias somáticas como la hay para la terapia cognitivo conductual y la desensibilización y reprocesamiento del movimiento ocular. Los investigadores señalan que más información sobre estos métodos ayudará a determinar cómo funcionan.

Medicamentos

La medicación sola no puede curar el trauma o el trastorno de estrés postraumático, pero puede ayudar a una persona a manejar síntomas como ansiedad, depresión y trastornos del sueño. Una persona debe hablar con su médico sobre sus opciones.

La mayoría de las personas experimentarán un evento traumático en algún momento de su vida. Algunas podrían experimentar síntomas de shock y angustia, y la mayoría se recuperará en un corto tiempo. Una minoría experimentará efectos traumáticos a largo plazo, como el desarrollo del estrés postraumático. La terapia y el autocuidado pueden ayudar a las personas con síntomas persistentes de trauma a manejar estos síntomas y mejorar su calidad de vida.

 

 

 

Traducción al español por HolaDoctor.

Edición en español por Stella Miranda el 27 de agosto de 2021.

Versión original en inglés actualizada el 3 de junio de 2020.

Última revisión médica en inglés realizada el 3 de junio de 2020.

lunes, 10 de octubre de 2022

12 Razones para Acudir a Terapia Psicológica

En ocasiones la vida nos presenta desafíos y aunque en muchos casos somos capaces de afrontarlos solos, en otros momentos estos pueden llegar a dominarnos y hacer que parezca imposible avanzar. Momento en el que debemos plantearnos la posibilidad de acudir a terapia psicológica. 

No obstante, no siempre tiene que ocurrir un evento estresante o un gran cambio vital para recurrir a la ayuda de un psicólogo. Sino existen infinidad de motivos o situaciones en las que la psicología puede facilitarnos las cosas.

 ¿Por qué recurrir a la psicología?

La terapia psicológica consiste en mucho más que es estar sentado en un sillón contando tus problemas. En la actualidad, todavía existen una gran cantidad de conceptos erróneos sobre lo que realmente significa acudir a terapia psicológica o hablar con un profesional de la psicología.

Por desgracia, aún existen muchas personas que perciben el hecho acudir a terapia y de la necesidad de hablar son las propias emociones como algo vergonzoso o que hace débil a la persona. Estos mismos estigmas son, a menudo, el principal motivo por el cual las personas no se deciden a ir a terapia psicológica.

Pero la realidad de la psicología es bien diferente, la terapia psicológica es un recurso increíblemente eficaz que puede facilitarnos las cosas a la hora de manejar todo tipo de situaciones. Desde pérdidas de seres queridos o dificultades en la pareja, hasta situaciones emocionales complejas o, incluso, problemas para dormir.

12 razones para acudir a terapia psicológica

Aunque algunas parecen más obvias, otras nos ayudarán a reflexionar acerca de cuándo puede ser un buen momento para levantar el teléfono y decidirnos a realizar los cambios necesarios en nuestra vida.

1. Hemos sufrido una pérdida

Esta puede parecer el momento más obvio para recurrir a la ayuda de un psicoterapeuta, pero no todo el mundo lo ve igual. Pero la verdad es que, aunque la muerte es una parte inevitable de la vida, eso no la hace más fácil de afrontar y el duelo por la pérdida de un ser querido puede llegar a ser muy difícil de superar.

Un duelo que no se ha sabido llevar puede convertirse en un duelo patológico, el cual puede conducir a problemas emocionales más largos e intensos. Un profesional en terapia psicológica puede ayudarnos a encontrar la forma más apropiada de manejar las emociones que aparecen como respuesta a la muerte de un ser querido.

2. Nos estamos enfrentando a un cambio en nuestra vida

Los grandes cambios vitales, como la maternidad y la paternidad, iniciar una nueva etapa de la vida en un lugar nuevo o el mero hecho de comenzar un nuevo trabajo o una nueva carrera pueden resultar estresantes o difíciles de manejar.

En las sesiones de terapia psicológica, se puede trabajar el desarrollo de habilidades y estrategias que nos ayuden a reducir o controlar los eventos estresantes o los cambios vitales. Además, la terapia resulta sumamente útil para identificar nuevos objetivos y desarrollar un plan para lograrlos.

3. Aprender a manejar emociones

En ciertos momentos, podemos experimentar emociones negativas o angustiosas que no siempre sabemos manejar. No es necesario que ocurran grandes desgracias o cambios, muchas veces las presiones diarias ejercen un ligero efecto sobre nuestro estado de ánimo que, si se acumula, puede derivar en sentimientos o pensamientos negativos.

Antes de que esto ocurra, es muy recomendable acudir a la consulta de un profesional en psicología que nos ayuda a explorar y manejar estos sentimientos contra los que estamos luchando.

4. Evitar pensamientos negativos o dañinos

Aunque a primera vista pueda parecernos algo extremo, las situaciones emocionales complicadas que quedan por resolver pueden acabar por convertirse en problemas o trastornos emocionales graves. Estos ocurren porque las emociones negativas conducen a pensamientos negativos o dañinos que, de no ser tratados con la ayuda de un profesional, pueden acabar mucho peor.

5. Superar un temor

Tanto si se trata de una fobia como de un temor menos intenso, los miedos pueden llegar a interferir significativamente en nuestro día a día o impedirnos hacer cosas que realmente nos gustaría experimentar.

Con la ayuda de un psicólogo o psicóloga experimentado, podemos comenzar a superar nuestros miedos y llevar a cabo todo aquello que deseemos.

6. Recuperar la motivación por aquello que antes nos hacía sentir bien

La pérdida de la motivación en aquellos aspectos de la vida o situaciones que antes nos hacían sentir bien es un indicador de que algo nos está pasando. Si antes nos encantaba salir y estar con más gente, pero últimamente nos estamos alejando de nuestro entorno social puede que, en realidad, estemos experimentando algo más profundo.

7. Evitar tener que recurrir a otras alternativas que pueden ser dañinas

Algunas situaciones vitales pueden llevarnos a tal extremo emocional que algunas personas se sienten en la necesidad de recurrir al alcohol o las drogas como forma de lidiar con aquello que está sucediendo en su vida.

Acudir a terapia psicológica a tiempo, puede ayudarnos a evitar el tener que recurrir a estas alternativas que pueden llegar a convertirse en una adicción o en un trastorno por consumo de sustancias. Aun así, en el caso de haber comenzado a consumir, acudir a terapia también nos ayudará a salir de dicha situación.

8. Nos sentimos solos

Paradójicamente, en una era en la que estamos más conectados que nunca con el resto del mundo, la soledad es uno de los sentimientos que afecta a mayor número de personas. La terapia psicológica, tanto individual como grupal, nos puede ayudar a lidiar con estos sentimientos y cambiar esta situación de soledad.

9. Mejorar nuestra relación sentimental o de pareja

Las relaciones de pareja, sin importar de qué tipo sean estas, implican un trabajo duro en el que no siempre obtenemos los resultados que queremos. En estos casos, la terapia puede ayudarnos a explorar mejores maneras de comunicarnos con nuestra pareja, así como nos ofrece las herramientas necesarias para resolver aquellos posibles problemas que puedan aparecer.

10. Aprender a tomar el control (o aceptar que no lo tenemos)

Bajo ciertas circunstancias, podemos experimentar esa desagradable sensación de que hemos perdido el control de nuestra vida. Tanto si poseemos ese control y lo hemos perdido, como si en realidad no está en nuestras manos, la terapia psicológica nos ofrecerá las técnicas y recursos necesarios para afrontar esta situación.

11. Dormir mejor

La experimentación de estados emocionales intensos, estrés o las preocupaciones del día a día, pueden alterar nuestros patrones de sueño, impidiendo que descansemos bien, favoreciendo el insomnio y, por lo tanto, haciendo que nos sintamos más cansados y de peor humor.

La terapia psicológica nos puede ayudar a manejar estas emociones y evitar que estas afecten a nuestro descanso.

12. Simplemente hablar con alguien

Finalmente, y haciendo hincapié en todo lo que hemos dicho anteriormente, no es necesario tener que esperar a que algo malo nos ocurra para acudir a terapia psicológica. En ciertos momentos, solamente necesitamos a alguien que nos escuche, alguien que no nos juzgue y para ello, nada mejor que un buen profesional en psicología.


Psic. y Mente 

miércoles, 28 de septiembre de 2022

Ataque de Pánico

 Descripción general

Un ataque de pánico es un episodio repentino de miedo intenso que provoca reacciones físicas graves cuando no existe ningún peligro real o causa aparente. Los ataques de pánico pueden provocar mucho miedo. Cuando se presenta un ataque de pánico, puedes sentir que estás perdiendo el control, que estás teniendo un ataque cardíaco o, incluso, que vas a morir.

Muchas personas tienen solo uno o dos ataques de pánico en toda su vida, y el problema quizás desaparece cuando se resuelve una situación estresante. Sin embargo, si tienes ataques de pánico inesperados y recurrentes, y pasas mucho tiempo con miedo constante de sufrir otro ataque, es probable que tengas una afección llamada «trastorno de pánico».

A pesar de que los ataques de pánico en sí mismos no ponen en riesgo la vida, pueden provocar mucho miedo y afectar, de manera significativa, tu calidad de vida. Sin embargo, el tratamiento puede ser muy eficaz.

Síntomas

Los ataques de pánico suelen comenzar de forma súbita, sin advertencia. Pueden aparecer en cualquier momento: cuando estás conduciendo, en un centro comercial, cuando estás profundamente dormido o en medio de una reunión de negocios. Puedes tener ataques de pánico ocasionales o con frecuencia 

Los ataques de pánico tienen muchas variantes, pero los síntomas suelen alcanzar su punto máximo en cuestión de minutos. Después de que el ataque de pánico desaparece, puedes sentirte fatigado y exhausto.

Los ataques de pánico suelen comprender alguno de estos signos o síntomas:

  • Sensación de peligro o fatalidad inminente
  • Miedo a perder el control o a la muerte
  • Taquicardia y palpitaciones
  • Sudor
  • Temblores o sacudidas
  • Falta de aliento u opresión en la garganta
  • Escalofríos
  • Sofocos
  • Náuseas
  • Calambres abdominales
  • Dolor en el pecho
  • Dolor de cabeza
  • Mareos, sensación de desvanecimiento o desmayos
  • Sensación de entumecimiento u hormigueo
  • Sentimientos de irrealidad o desconexión

Uno de los peores aspectos de los ataques de pánico es el miedo intenso a que se repitan. Ese miedo puede ser tan fuerte que puede hacerte evitar determinadas situaciones en las que podrían ocurrir.

Cuando debes consultar con un médico

Si tienes síntomas de ataque de pánico, busca ayuda médica lo más rápido posible. Si bien los ataques de pánico son sumamente incómodos, no son peligrosos. Sin embargo, son difíciles de controlar por cuenta propia y pueden empeorar si no se tratan.

Los síntomas de los ataques de pánico pueden ser similares a los de otros problemas de salud graves, como un ataque cardíaco, por lo que es importante que el proveedor de atención médica te evalúe si no estás seguro de qué está causando tus síntomas.

Causas

Se desconoce la causa de los ataques de pánico o del trastorno de pánico, pero estos factores pueden influir:

  • La genética
  • Un alto nivel de estrés
  • Un carácter que es más sensible al estrés y proclive a las emociones negativas
  • Ciertos cambios en la manera en que funcionan las partes del cerebro

Los ataques de pánico pueden aparecer de forma repentina y sin previo aviso la primera vez, pero con el paso del tiempo, generalmente se desencadenan a causa de ciertas situaciones.

Algunas investigaciones sugieren que la reacción natural de nuestro cuerpo de luchar o huir ante el peligro está relacionada con los ataques de pánico. Por ejemplo, si un oso pardo te persiguiera, tu cuerpo reaccionaría de forma instintiva. La frecuencia cardíaca y la respiración se acelerarían ya que tu cuerpo se prepara para una situación potencialmente fatal. Muchas de las mismas reacciones suceden en un ataque de pánico. Pero se desconoce por qué ocurren los ataques de pánico cuando no hay un peligro evidente. 

Factores de riesgo

Los síntomas del trastorno de pánico suelen comenzar al final de la adolescencia o a principios de la adultez y afectan a las mujeres más que a los hombres.

Los factores que aumentan el riesgo de padecer ataques o trastorno de pánico comprenden los siguientes:

  • Antecedentes familiares de ataques de pánico o trastorno de pánico
  • Factores de estrés importante en la vida, como la muerte o una enfermedad grave de un ser querido
  • Un suceso traumático, como una agresión sexual o un accidente grave
  • Cambios importantes en la vida, como un divorcio o la incorporación de un bebé a la familia
  • El consumo de tabaco o cafeína en exceso
  • Antecedentes de maltrato físico o abuso sexual en la niñez

Complicaciones

Si no se tratan, los ataques y el trastorno de pánico pueden afectar casi todas las áreas de tu vida. Es posible que tengas tanto miedo de tener más ataques de pánico que vivas en un estado constante de miedo, lo que arruina la calidad de vida.

Los ataques de pánico pueden provocar o estar relacionados con las siguientes complicaciones:

  • Manifestación de fobias específicas, como miedo a conducir o salir de tu casa
  • Atención médica frecuente por preocupaciones de salud y otras enfermedades
  • Rechazo de situaciones sociales
  • Problemas en la casa y en la escuela
  • Depresión, trastorno de ansiedad y otros trastornos psiquiátricos
  • Riesgo elevado de suicidio o pensamientos suicidas
  • Consumo inadecuado de alcohol u otras sustancias

Problemas económicos

Para algunas personas, el trastorno de pánico puede comprender la agorafobia, que consiste en evitar los lugares o situaciones que provocan ansiedad por miedo a no ser capaz de escapar u obtener ayuda si sufres un ataque de pánico. O puedes volverte dependiente de otras personas para que te acompañen si sales de tu casa.

Prevención

  • No existe una manera segura de evitar los ataques de pánico o el trastorno de pánico. Sin embargo, estas recomendaciones pueden ayudar.
  • Busca tratamiento para los ataques de pánico cuanto antes para ayudar a evitar que empeoren o se vuelvan más frecuentes.
  • Cumple con el plan de tratamiento para ayudar a evitar las recaídas o el agravamiento de los síntomas de los ataques de pánico.
  • Haz actividad física regularmente, ya que puede contribuir a protegerte de la ansiedad.

 Diagnóstico

El médico de atención primaria determinará si tienes ataques de pánico, trastorno de pánico u otro trastorno, como problemas de corazón o tiroides, con síntomas que parecen ataques de pánico.

Para determinar un diagnóstico, es posible que debas hacer lo siguiente:

Un examen físico completo

Análisis de sangre para verificar la tiroides y otras enfermedades posibles y análisis del corazón, como un electrocardiograma (ECG o EKG)

Una evaluación psicológica para hablar de tus síntomas, temores o preocupaciones, situaciones estresantes, problemas en tus relaciones, situaciones que puedes estar evitando y antecedentes familiares

Puedes llenar una autoevaluación o un cuestionario psicológico. Es posible que te pregunten acerca del consumo de alcohol u otras sustancias.

Criterios para el diagnóstico del trastorno de pánico

No todas las personas que sufren ataques de pánico tienen un trastorno de pánico. Para el diagnóstico del trastorno de pánico, Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders DSM-5 (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, DSM-5), publicado por American Psychiatric Association (Asociación Estadounidense de Psiquiatría), enumera los siguientes puntos:

Tienes ataques de pánico frecuentes inesperados.

Después de al menos uno de los ataques, hubo un período de un mes o más de preocupación continua por la posibilidad de sufrir otro ataque; sentiste miedo constante de las consecuencias de un ataque, como perder el control, padecer un ataque cardíaco o "volverte loco", o cambiaste tu comportamiento de manera significativa, por ejemplo, evitar situaciones que crees que pueden desencadenar un ataque de pánico.

Tus ataques de pánico no se deben al consumo de medicamentos u otras sustancias, a una enfermedad ni a otro trastorno relacionado con la salud mental, como fobia social o trastorno obsesivo compulsivo.

Si sufres ataques de pánico, pero no te han diagnosticado trastorno de pánico, todavía puedes beneficiarte con un tratamiento. Si los ataques de pánico no se tratan, pueden empeorar y convertirse en un trastorno de pánico o fobias.

Tratamiento

El tratamiento puede contribuir a reducir la intensidad y la frecuencia de los ataques de pánico y a mejorar tus actividades en la vida diaria. Las opciones de tratamiento principales son psicoterapia y medicamentos. Te pueden recomendar un tratamiento o los dos, según tu preferencia, tu historia clínica, la gravedad del trastorno de pánico y el acceso a los terapeutas especializados en el tratamiento de los trastornos de pánico.

Psicoterapia

La psicoterapia, también llamada terapia de conversación, se considera una primera opción de tratamiento efectivo para los ataques de pánico y los trastornos de pánico. La psicoterapia puede ayudarte a comprender los ataques de pánico y trastornos de pánico, y puede servir para que aprendas a controlarlos.

La terapia cognitiva conductual es una forma de psicoterapia que puede ayudarte a comprender, a través de tu propia experiencia, que los síntomas de pánico no son peligrosos. Tu terapeuta te ayudará a recrear poco a poco los síntomas de un ataque de pánico de una manera repetitiva y segura. Una vez que las sensaciones físicas de pánico ya no se perciben como amenazantes, los ataques comienzan a resolverse. Un tratamiento exitoso también puede ayudarte a superar los miedos a situaciones que has evitado debido a los ataques de pánico.

Notar los resultados del tratamiento puede llevar tiempo y esfuerzo. Puede que empieces a ver que los síntomas de los ataques de pánico disminuyen al cabo de algunas semanas, y los síntomas en general se reducen de manera notable o desaparecen tras varios meses. Puedes programar consultas de mantenimiento ocasionales a fin de asegurar que tus ataques de pánico sigan controlados o para tratar la reaparición de estos.

Medicamentos

Los medicamentos pueden ayudar a disminuir los síntomas de los ataques de pánico, así como los de la depresión si es un problema para ti. Varios tipos de medicamentos han demostrado ser efectivos para el control de los síntomas de los ataques de pánico, entre ellos los siguientes:

  1. Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS). Los antidepresivos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, que generalmente son seguros y conllevan un bajo riesgo de efectos secundarios graves, se suelen recomendar como la primera opción de medicamentos para tratar los ataques de pánico. Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (Food and Drug Administration, FDA) para el tratamiento del trastorno de pánico comprenden la fluoxetina (Prozac), la paroxetina (Paxil, Pexeva) y la sertralina (Zoloft).
  2. Inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina (IRSN). Estos medicamentos son otra clase de antidepresivos. El IRSN venlafaxina (Effexor XR) cuenta con la aprobación de FDA para el tratamiento del trastorno de pánico.
  3. Benzodiazepinas. Estos sedantes son depresores del sistema nervioso central. Las benzodiazepinas aprobadas por la FDA para el tratamiento del trastorno de pánico incluyen el alprazolam (Xanax) y el clonazepam (Klonopin). Las benzodiazepinas se utilizan, por lo general, únicamente a corto plazo, dado que pueden crear adicción y causar dependencia física o mental. Estos medicamentos no son una buena opción si has tenido problemas con el consumo de alcohol o de drogas. Además, pueden interactuar con otros medicamentos y causar efectos secundarios peligrosos.

Si un medicamento no funciona bien para ti, es posible que el médico recomiende cambiar a otro medicamento o combinar algunos medicamentos para aumentar la efectividad. Ten en cuenta que es posible que la mejoría en los síntomas se note recién después de varias semanas de haber iniciado el tratamiento con medicamentos.

Todos los medicamentos conllevan un riesgo de efectos secundarios, y algunos pueden no ser recomendables en algunas situaciones, como durante el embarazo. Consulta con el médico acerca de los efectos secundarios y riesgos posibles.


Mayoclinic

jueves, 15 de septiembre de 2022

Salud mental en niños: ¿Qué es la ansiedad infantil?

Decidimos que un niño tiene ansiedad infantil cuando no afronta de forma sana ni supera con éxito los miedos y dificultades propias de su edad. Cuando se queda enroscado en ellos sin avanzar, aparecen conductas poco propias o se presentan episodios de miedo, preocupación o irritabilidad, que acaban afectando a la salud mental del niño.

Muchos padres y madres hemos expresado que “mi hijo es muy nervioso” en alguna ocasión. Hay momentos en los cuales los niños pueden manifestar comportamientos cercanos a la ansiedad, pero no hay que alarmarse: la ansiedad es una emoción básica, una respuesta adaptativa que experimenta la mayoría de las personas en situaciones en las que nos sentimos amenazados o poco cómodos.

La alerta hay que ponerla cuando el niño o niña muestra signos de nerviosismo en exceso, repite conductas extrañas o cuando se inquieta por asuntos nimios. En ese caso, es posible que sufra ansiedad infantil. La ansiedad infantil es un desorden frecuente en niños y adolescentes: entre un 9 y un 21% lo sufren en algún grado. Así pues, nos encontramos ante un problema bastante común. Hay que apuntar que, además, en el último año y medio debido a la pandemia por Covid-19, 1 de cada 4 niños ha sufrido síntomas de depresión o ansiedad en algún momento; y el 70% de los padres afirma notar un cambio negativo en el comportamiento de sus hijos.

¿Qué hacer para calmar la ansiedad en los niños?

La ansiedad en los niños es una situación que puede ser difícil de controlar para los padres. Esto se debe a que ante la reacción natural de protegerlos para que se sientan mejor, muchas veces se puede provocar que la ansiedad de los niños aumente de manera accidental.

La clave para calmar la ansiedad en los niños no es intentar protegerlos en exceso, sino enseñarles la manera en que ellos mismos pueden ser capaces de enfrentar el problema cuando se presente. Si los niños desarrollan la habilidad para lidiar con la ansiedad, el impacto de la ansiedad en ellos se hará eventualmente más reducido.

En contra, cuando los padres intentan proteger a los niños de las situaciones incómodas alejándolos de esa misma situación, a nivel inconsciente los niños asocian el miedo y la angustia como métodos eficaces para enfrentarse a las dificultades, por lo que crecerán huyendo de las situaciones que los hacen sentirse ansiosos.

Por ello, lo que se recomienda hacer cuando un niño siente ansiedad es comunicarles que no le ocurrirá nada, que hay que poner solución, incluso cuando si se siente incómodo. Esto no quiere decir que se deban hacer falsas promesas de que nada malo puede ocurrir, pero sí que se le puede transmitir al niño la idea de que cuenta con la capacidad de enfrentarse sus miedos.

Por otro lado, es recomendable mostrar empatía hacia el niño en todo momento, sin que esto implique estar a favor de sus miedos. Por ejemplo, si un niño tiene miedo a ponerse una vacuna, podemos transmitirle que comprendemos sus razones detrás del miedo, a la vez que le ofrecemos apoyo para superarlo.

En resumen, lo esencial al tratar la ansiedad en niños es mostrarles que la ansiedad es una emoción normal, que hay que aprender a lidiar con ella y que no tiene que representar un problema muy grande.

¿Cómo detectar si un niño sufre ansiedad? Síntomas de la ansiedad infantil.

Aunque para diagnosticar si un niño sufre ansiedad infantil es necesario contar con apoyo profesional, existen ciertos indicios que permiten detectarla.

Normalmente, los síntomas que reflejan que un niño padece ansiedad son la preocupación o la tensión sostenidas en el tiempo, con una duración de al menos seis meses. Esta preocupación puede producirse sin tener una causa aparente.

Cabe destacar que un niño puede ser consciente de que la ansiedad que le generan sus preocupaciones es exagerada, pero incluso así puede ser incapaz de controlarla. Es ahí cuando necesita la ayuda de sus padres y/o la ayuda de un psicólogo infantil.

Los más frecuentes síntomas de ansiedad en niños son los siguientes:

  • Fatiga.
  • Irritabilidad.
  • Problemas para concentrarse.
  • Insomnio o sueño insatisfactorio.
  • Alteraciones del apetito.
  • Ataques de ira.
  • Despertar agitado.
  • Patrones de conducta insolentes, hostiles y desobedientes.
  • Malestar estomacal.
  • Tensión muscular.
  • Problemas para respirar.
  • Dolor de cabeza.
  • Sudoración.

¿Qué podemos hacer para aliviar la ansiedad en nuestros hijos?

Si detectamos que nuestro hijo tiene problemas de ansiedad, las siguientes recomendaciones pueden ayudar a aliviar los síntomas.

Crear rutinas para ayudarles en el sueño

Una de las mayores problemáticas de los niños con ansiedad se presenta en el momento de ir a dormir. Por ello, enfocar los esfuerzos en ayudarlos a conciliar mejor el sueño puede aliviarlos mucho. Leer cuentos antes de dormir puede ser una buena estrategia, puesto que esto les permite relajarse a través de las historias.

Si desarrollan el hábito de dormir después de que les lean un cuento, les resultará naturalmente más sencillo dormir.

Aprender y hablar de inteligencia emocional

Hablar a los niños sobre inteligencia emocional les permitirá identificar mejor sus emociones, con lo cual también serán capaces de gestionarlas mejor. Si adquieren mayor inteligencia emocional, reaccionarán de una forma más positiva cuando experimenten ansiedad.

Animarlos y acompañarles a que sean más activos

Es un error intentar sobreproteger a los niños cuando padecen de ansiedad. Para proporcionarles un auténtico alivio de los síntomas, es necesario enseñarles que ellos mismos pueden ser capaces de controlar sus emociones. De esta forma, aprenderán a valerse por sí mismos sin depender emocionalmente de terceras personas.

Valorarles y ser un buen modelo a seguir

Para evitar empeorar los síntomas, en todo momento debe transmitirse a los niños la idea de que la ansiedad es una emoción normal que todos pueden experimentar alguna vez y que no afectará al aprecio que sus seres queridos tienen por ellos.

Asimismo, actuar como un ejemplo de cómo enfrentar la ansiedad motivará a los niños a copiar dicha actitud modelo, lo que puede no sólo ayudarles a aliviar los síntomas, sino incluso a superar los problemas de ansiedad.

Tratamiento psicológico para trabajar la ansiedad en niños

Los tratamientos psicológicos para trabajar la ansiedad en niños tienen como objetivo permitir que el niño tenga una vida normal y pueda sentirse mejor. El tratamiento que se aplicará variará de acuerdo a la gravedad del caso, pero en la mayoría de situaciones se recurre a la psicoterapia, el uso de algunos fármacos o la combinación de ambos tratamientos.

La psicoterapia que más suele utilizarse es la terapia cognitiva del comportamiento (TCC). La TCC se enfoca en otorgar a los niños las siguientes capacidades:

  • Retomar y comprender visiones disfuncionales del comportamiento de terceras personas o experiencias pasadas que generan estrés.
  • Gestionar el estrés para poder relajarse cuando se presenta.
  • No pensar que los problemas leves empeorarán.
  • Sustitución de los pensamientos que desencadenan la ansiedad por otros más positivos.

Conclusiones

La ansiedad es una afección común que todas las personas pueden experimentar, incluso los niños. Es un deber importante de los padres orientar a sus hijos para que sean capaces de aprender a enfrentar estas emociones difíciles desde la infancia, de manera que su vida y su salud mental no se vean negativamente afectadas.

Trastornos de Personalidad

 Descripción general

Un trastorno de personalidad es un tipo de trastorno mental en el cual tienes un patrón de pensamiento, desempeño y comportamiento marcado y poco saludable. Una persona con trastorno de personalidad tiene problemas para percibir y relacionarse con las situaciones y las personas. Esto causa problemas y limitaciones importantes en las relaciones, las actividades sociales, el trabajo y la escuela.

En algunos casos, es posible que no te des cuenta de que tienes un trastorno de personalidad porque tu manera de pensar y comportarte te parece natural. Y es posible que culpes a los demás por los problemas que tienes.

Los trastornos de personalidad generalmente comienzan en la adolescencia o la adultez temprana. Existen muchos tipos de trastorno de personalidad. Algunos tipos se vuelven menos obvios en el transcurso de la mediana edad.

Síntomas

Los tipos de trastornos de la personalidad se dividen en tres grupos, sobre la base de características y síntomas similares. Muchas personas que presentan un trastorno de la personalidad también tienen signos y síntomas de, al menos, un trastorno de la personalidad más. No es necesario que se manifiesten todos los signos y síntomas enumerados para que se diagnostique un trastorno.

Trastornos de la personalidad del grupo A

Los trastornos de la personalidad pertenecientes al grupo A se caracterizan por pensamientos o comportamientos excéntricos o extraños. Incluyen el trastorno paranoide de la personalidad, trastorno esquizoide de la personalidad y trastorno esquizotípico de la personalidad.

Trastorno paranoide de la personalidad

  • Desconfianza y sospecha generalizadas hacia los demás y sus motivos
  • Creencia injustificada de que los demás intentan dañarte o engañarte
  • Sospecha injustificada de la lealtad o la fiabilidad de los demás
  • Vacilación al confiar en los demás debido al temor no razonable de que usarán la información en tu contra
  • Percepción de comentarios inocentes o situaciones no intimidantes como si fuesen insultos o ataques personales
  • Reacción hostil o de furia a los insultos o desaires percibidos
  • Tendencia a guardar rencor
  • Sospecha injustificada y recurrente de que el cónyuge o la pareja sexual es infiel

Trastorno esquizoide de la personalidad

  • Falta de interés en las relaciones sociales o personales; preferencia por la soledad
  • Amplitud limitada de las emociones
  • Incapacidad para disfrutar la mayoría de las actividades
  • Incapacidad para captar las señales sociales normales
  • Aparentar ser distante o indiferente
  • Poco interés o interés nulo en las relaciones sexuales
  • Trastorno esquizotípico de la personalidad
  • Vestimenta, pensamientos, creencias, discurso o conductas peculiares
  • Experiencias perceptivas extrañas, como escuchar que alguien susurra tu nombre
  • Falta de expresión emocional o respuestas emotivas inadecuadas
  • Ansiedad social y falta de relaciones cercanas o incomodidad con dichas relaciones
  • Respuesta indiferente, inadecuada o suspicaz a los demás
  • «Pensamiento mágico» (creer que puedes ejercer influencia en personas y acontecimientos con el pensamiento)
  • Creencia de que determinados incidentes o acontecimientos casuales tienen mensajes ocultos exclusivos para ti

Trastornos de la personalidad del grupo B

Los trastornos de la personalidad pertenecientes al grupo B se caracterizan por pensamientos o comportamientos dramáticos, excesivamente emotivos o impredecibles. Incluyen el trastorno de personalidad antisocial, trastorno límite de la personalidad, el trastorno histriónico de la personalidad y trastorno narcisista de la personalidad.

Trastorno de personalidad antisocial

  • Indiferencia hacia las necesidades o los sentimientos de los demás
  • Mentiras, robos, uso de apodos, estafas constantes
  • Problemas legales recurrentes
  • Violación constante de los derechos de los demás
  • Comportamiento agresivo, a menudo violento
  • Indiferencia hacia la seguridad propia y de los demás
  • Conducta impulsiva
  • Irresponsabilidad constante
  • Falta de remordimiento por el comportamiento

Trastorno límite de la personalidad

  • Conducta impulsiva y riesgosa, como tener relaciones sexuales sin protección, involucrarse en apuestas o tener atracones
  • Imagen personal inestable o frágil
  • Relaciones inestables e intensas
  • Cambios en el estado de ánimo, a menudo como reacción al estrés interpersonal
  • Conductas suicidas o amenazas de autolesión
  • Temor intenso a estar solo o a ser abandonado
  • Sentimientos de vacío continuos
  • Ataques de ira frecuentes e intensos
  • Paranoia intermitente relacionada con el estrés

Trastorno histriónico de la personalidad

  • Búsqueda constante de atención
  • Excesivamente exaltado, drástico o provocativo en el plano sexual, con el objetivo de captar la atención
  • Discurso espectacular con opiniones fuertes, pero con pocos hechos o detalles para respaldarlas
  • Fácilmente influenciable
  • Emociones poco profundas que cambian rápidamente
  • Preocupación excesiva por la apariencia física
  • Pensamiento de que las relaciones con los demás son más cercanas que lo que en realidad son

Trastorno narcisista de la personalidad

  • Creencia de que eres especial y más importante que los demás
  • Fantasías sobre el poder, el éxito y la atracción
  • Incapacidad para reconocer las necesidades y los sentimientos de los demás
  • Exageración de logros o talentos
  • Expectativa de elogios y admiración constantes
  • Arrogancia
  • Expectativas no razonables de favores y ventajas, a menudo aprovechándose de los demás
  • Envidia hacia los demás o creencia de que los demás te envidian

Trastornos de la personalidad del grupo C

Los trastornos de la personalidad pertenecientes al grupo C se caracterizan por pensamientos o comportamientos de ansiedad o temor. Incluyen el trastorno de la personalidad por evitación, el trastorno de la personalidad dependiente y el trastorno de la personalidad obsesivo-compulsiva.

Trastorno de la personalidad por evitación

  • Sensibilidad excesiva a las críticas y al rechazo
  • Sentimiento de ser inadecuado, inferior o desagradable
  • Evasión de las actividades laborales que implican contacto interpersonal
  • Inhibición, timidez y aislamiento en el plano social; evitar las actividades nuevas o reunirse con extraños
  • Timidez extrema en situaciones sociales y en las relaciones personales
  • Temor a la desaprobación, a pasar vergüenza o a hacer el ridículo

Trastorno de la personalidad dependiente

  • Dependencia excesiva de los demás y sentir la necesidad de que alguien te cuide
  • Conducta sumisa o apegada hacia los demás
  • Temor a tener que cuidarte o defenderte tú mismo si te dejan solo
  • Falta de confianza en ti mismo, necesidad de consejos excesivos y de la confirmación de los demás para tomar incluso decisiones de poca importancia
  • Dificultad para iniciar o llevar a cabo proyectos solo debido a la falta de confianza en ti mismo
  • Dificultad para expresar desacuerdo con los demás, por temor a la desaprobación
  • Tolerancia hacia tratos abusivos o inadecuados, incluso cuando existen otras opciones
  • Necesidad urgente de comenzar una nueva relación cuando ha terminado otra

Trastorno de la personalidad obsesivo-compulsiva

  • Preocupación por los detalles, el orden y las normas
  • Perfeccionismo extremo, que genera disfunción y angustia cuando no se logra la perfección, por ejemplo, sentirse incapaz de finalizar un proyecto porque no se pueden cumplir las propias normas estrictas
  • Deseo de controlar a las personas, las tareas y las situaciones; incapacidad para delegar tareas
  • Negarse a reunirse con amigos o a hacer actividades placenteras debido a un compromiso excesivo con el trabajo o con un proyecto
  • Incapacidad para desechar objetos rotos o inútiles
  • Rigurosidad y obstinación
  • Inflexibilidad en cuanto a la moral, la ética o los valores
  • Estricto, control mezquino del presupuesto y los gastos

*El trastorno de la personalidad obsesivo-compulsiva no es lo mismo que el trastorno obsesivo-compulsivo, un tipo de trastorno de ansiedad.*

Cuando consultar con el médico

Si tienes algún signo o síntoma de algún trastorno de la personalidad, consulta al médico o a otro profesional de atención primaria o especialista en salud mental. Los trastornos de la personalidad, si no se tratan, pueden provocar problemas considerables en tu vida que posiblemente empeoren si no recibes tratamiento.

Causas

La personalidad es la combinación de pensamientos, emociones y conductas que nos hacen únicos. Es el modo en el que ves, comprendes y te relacionas con el mundo exterior, así como el modo en el que te ves a ti mismo. La personalidad se forma durante la infancia y en ella incide la interacción de lo siguiente:

  • Los genes. Es posible que determinados rasgos de la personalidad se transmitan de padres a hijos mediante los genes heredados. A veces, estos rasgos se llaman tu temperamento.
  • El entorno. Esto incluye los alrededores en los que creces, los eventos que tuvieron lugar y las relaciones con familiares y otras personas.

Se piensa que los trastornos de la personalidad son provocados por una combinación de estas influencias genéticas y del entorno. Es posible que los genes te hagan vulnerable a desarrollar un trastorno de la personalidad, y una situación de la vida puede desencadenar el desarrollo.

Factores de riesgo

Si bien no se conoce la causa precisa de los trastornos de la personalidad, ciertos factores parecen aumentar el riesgo de desarrollar o desencadenar estos trastornos, entre ellos, los siguientes:

  • Antecedentes familiares de trastornos de personalidad u otras enfermedades mentales
  • Vida familiar abusiva, inestable o caótica durante la niñez
  • Diagnóstico de trastorno de la conducta en la niñez
  • Variaciones en la química y en la estructura del cerebro

Complicaciones

Los trastornos de la personalidad pueden alterar significativamente tanto la vida de la persona afectada como la de las personas que se preocupan por esta. Los trastornos de la personalidad pueden provocar problemas con las relaciones, el trabajo o la escuela, y pueden derivar en el aislamiento social o el consumo abusivo de drogas o alcohol.