lunes, 30 de marzo de 2020

¿Qué es EMDR? Descubre los Ocho Pasos de su Técnica

El trauma, según la técnica EMDR, tiene mucho que aportarnos, por eso vamos a mencionar la terapia EMDR y sus fases principales.
¿En qué se basa la terapia EMDR?

Al vivir un suceso traumático o situaciones desagradables e intensas, el procesamiento del trauma puede no hacerse correctamente y quedar bloqueado. Al no archivar correctamente la información de este suceso en la red de recuerdos que corresponde, la información se fragmenta en el sistema nervioso de forma que se puede activar automáticamente llegando a condicionar la conducta y afectar a la vida de la persona.

Con la estimulación del mecanismo se logra que el hecho enredado se integre en los recuerdos saludablemente, como ya hemos dicho.

¿Qué es y para qué se usa terapia EMDR?

La técnica EMDR se usa para ayudar a los pacientes a procesar sucesos traumáticos que han sucedido en su vida, pero también para superar fobias o mejorar el rendimiento en ciertos aspectos de su vida. Hay muchos traumas que se podrían superar con la terapia, por lo que es bueno ponerse en manos de un profesional que decida que esta es la mejor técnica en cada caso concreto.

El concepto es complejo, pero se basa en la estimulación bilateral, mediante la cual se estimulan los dos hemisferios del cerebro con movimientos oculares, sonidos o golpecitos para que le vengan a la memoria del paciente otras partes del evento traumático o recuerdo. Lo que se busca con el proceso EMDR es que los hemisferios se hablen entre sí y procesar la información para reducir el problema emocional. Hace algo similar como la fase REM del suelo en que se afrontan estados de estrés de forma adaptativa creando conexiones entre experiencias pasadas para resolver problemas.

Ahora que sabemos que es EMDR, es importante descubrir cuáles son las principales técnicas y conocer más en profundidad las ocho fases por las que va a pasar todo paciente en la técnica EMDR.

¿Cuáles son las técnicas que usa EMDR?

Hay tres tipos de técnicas o tres tipos de estimulación bilateral que se usan en EMDR Y que se aplicarán según cada paciente, y son:
  1. Movimientos oculares sacádicos horizontales. Son un conjunto de movimientos que el terapeuta hace con los dedos en el campo visual del paciente. Este último tiene que seguir los dedos del terapeuta con la mirada sin mover la cabeza y haciendo un total de hasta 40 movimientos en cada realización. Es la técnica que mejor funciona en EMDR.
  2. Estimulación auditiva bilateral. En esta se usan tonos o música bilateralizada que se escucha con auriculares. El terapeuta cuenta con un dispositivo que le permite controlar los sonidos, velocidad e intensidad.
  3. Tapping. El terapeuta golpea con suavidad las rodillas del paciente alternando derecha e izquierda y con alternaciones las manos de la persona que se encuentran apoyadas en su rodilla.
Es el terapeuta EMDR el que debe averiguar cuál es la mejor técnica en cada caso, y aunque la primera suele ser más exitosa, puede que en otros casos se requiera de otra.

Es de destacar que esta terapia se puede combinar con otras terapias y técnicas, por lo que le dota todavía de mayor eficacia y se adapta a las necesidades de los pacientes. Por tanto, se puede valorar la posibilidad de utilizar la terapia sola o con otras técnicas.

¿Cómo es una sesión EMDR?

Hay varios pasos por los que se pasan en una sesión de esta terapia que debemos mencionar porque es interesante que la persona sepa a qué se va a exponer en ella.

Una sesión EMDR se desenvolvería así:
  • En primer lugar, se pide a la persona que se concentre en el recuerdo que le está creando mayor malestar.
  • Posteriormente, se provoca el movimiento del paciente de uno al otro lado con la estimulación visual, táctil o auditiva.
  • Posteriormente, se le pide al paciente que indique lo que le viene la mente: sonidos, imágenes, sensaciones y demás.
  • Se repite el proceso hasta que desaparecen las sensaciones, emociones o pensamientos negativos.
  • El recuerdo traumático del pasado se conecta y procesa con recursos más adaptativos de la actualidad. Así, el paciente puede procesar de nuevo el suceso con una lectura emocional más sana que permite que la conducta complicada se vaya.
Los 8 pasos de la técnica EMDR

La terapia se basa en 8 fases bien estructuradas que debemos saber identificar correctamente, y que son la base principal de una técnica que está teniendo mucho éxito desde sus inicios y se han tratado a muchas personas con ella. Las mencionamos a continuación.

1.- Diseño del plan

Es una fase inicial en que se registra el historial clínico de cada paciente, se recogen recuerdos para procesar con la terapia correspondiente y sensaciones físicas. Puede ser una creencia, olor o sensación, el detalle que se considere. También se va a establecer un acuerdo sobre los objetivos terapéuticos que se trabajen en las sesiones.

2.- Preparación del paciente

El terapeuta se dedica a explicar al paciente en qué consiste el método indicando la teoría y fundamento en que se basa. También despeja dudas, cuenta las expectativas de éxito y todo cuanto sea necesario para que este se familiarice con el método que se va a utilizar con él. La clave es descubrir que el paciente es el idóneo para esta terapia y tiene confianza con el terapeuta.

Se hace el consentimiento informado que es donde se explica el proceso, además de conocer las condiciones médicas actuales de la persona y si toma algunos medicamentos.

3.- La evaluación

Mediante este punto se identifica el recuerdo que se quiere procesar. Una vez que se sabe cuál es, se pedirá al paciente una imagen que represente este recuerdo para empezar a trabajar en él. Se inicia verbalizando emociones y sentimientos negativos y después se hace una declaración positiva que se usará en la fase de instalación.

Para medir el recuerdo se debe acceder con una estructura y hacer una medición de los principales elementos del recuerdo. Se debe medir cada línea base de este recuerdo con las emociones, cogniciones y sensaciones físicas al examinarlo.

En esta fase 3 se van a registrar las puntuaciones iniciales de VoC (validez de la cognición positiva) y SUD (grado de perturbación que está sintiendo cuando piensa en esa imagen).

4.- La desensibilización

Es en la que surgen nuevas emociones perturbadoras, síntomas físicos o recuerdos. Hay que centrarse y atender. Se trabaja la estimulación bilateral. Si el proceso se bloquea aquí, se puede recurrir a otras estrategias y procedimientos más avanzados.

En esta fase es cuando se accede al momento del trauma en que está la peor parte del recuerdo y se ha de valorar el nivel de perturbación. El paciente ha de hacer una libre asociación con el set de estimulación bilateral. Tiene que agotar las asociaciones y situaciones que se conectan con el recuerdo. Debe hacerse hasta que no se sienta perturbación al recordar la escena correspondiente.

5.- Instalación de la cognición positiva

En esta fase se busca reforzar la declaración positiva, no la negativa. Lo que se pretende es que el paciente asuma y refuerce el hecho de tener control de la situación que lo estaba bloqueando. Se sigue usando la estimulación bilateral hasta que el paciente crea que se puede manejar la situación. La creencia positiva debe verse como verdad absoluta.

Se van a hacer sets cortos de estimulación comprobando por medio de una escala del 1 al 7 cómo se siente. Y debe seguir pensando en la situación y repitiendo la cognición positiva. Se busca llegar a una puntuación mínima de 6.

6.- Examen corporal

En esta fase se busca liberar la tensión residual física. Se debe recordar el suceso traumático con la cognición positiva. Hay que buscar en el cuerpo posibles dolores o sensaciones desagradables que se procesan para eliminar la tensión. Suele resolverse fácilmente y con eficacia, pero puede que haya nueva información y otras experiencias complicadas que podrían llevar a nuevos caminos.

Si aparece una sensación de pinchazo, malestar o molestia en el cuerpo en esta fase se debe volver a la fase de desensibilización. Si está bien se hace un set de movimientos oculares para reforzar la buena sensación.

7.- Cierre de la sesión

En esta se busca que paciente recupere un estado de equilibrio, incluso si no se ha completado el reprocesamiento. El paciente recogerá en un diario situaciones, recuerdos, pensamientos, y más que puedan darse en un futuro para procesarlos de la misma forma que se hace. El paciente aprenderá a relajarse y contener las emociones.

Se cierra la sesión y se valora hasta la siguiente sesión. Lo que se busca con esta fase es asegurar la estabilidad del paciente y orientarlo al finalizar cada sesión de reprocesamiento.

8.- La re-evaluación

Al principio de la siguiente sesión se vuelve a acceder al target de la sesión anterior para valorar si tiene todavía perturbaciones residuales y si se mantienen los resultados. Lo que se valora es la eficacia de la terapia en anteriores sesiones.

En esta fase es importante ver que se abordan todos los aspectos del plan de tratamiento.

Consideraciones finales

La terapia no se sabe nunca cuánto va a durar con precisión, ya que los traumas no son iguales ni lo son los pacientes, lo que hace que dependa de muchas variables. Suele ser más corta que otras terapias que se usan para lo mismo. Los pasos no suelen ser estancos, por lo que algunos efectos de cada uno de ellos pueden aparecer en las diferentes partes de la sesión. Cada persona tiene sus tiempos.

Hay muchos estudios recientes que han sido publicados en revistas científicas especializadas que consideran que EMDR es un tratamiento eficaz para las víctimas de trastorno de estrés postraumático.

El tratamiento EMDR se usa no solo en eventos traumáticos y traumas sino también en ansiedad, pánico, trastornos de estrés post traumáticos, adicciones, problemas psicosomáticos, control de impulsos, duelos patológicos y más. Por eso, hay muchos casos en que se debe considerar como una buena solución.

De cualquier manera, es bueno valorar si es la más indicada esta técnica psicoterapéutica basada en movimientos oculares, estimulación auditiva y táctil para solventar problemas emocionales. Sobre todo los sucedidos por experiencias traumáticas del pasado.

Los traumas son heridas psicológicas que vienen de acontecimientos con cierta gravedad o cambios que se perciben como amenazas cuya intensidad y calidad de daño no dependen de la gravedad, sino en sí de la persona que los padece, el apoyo emocional y circunstancias con que cuenta.

El terapeuta EMDR es el encargado de orientar al paciente para que pueda solucionar sus problemas emocionales con esta terapia de la forma más satisfactoria posible, por eso aconsejamos contar con verdaderos profesionales en terapia EMDR que ayuden a la persona en la situación concreta buscando la mejor forma de llegar las 8 fases de la terapia.



Fuente: Hernández Psicólogos. publicado por Alejandra Hernández


jueves, 19 de marzo de 2020

Decálogo para la Gestión Psicológica del Covid-19

Es normal sentirse triste, estresado, confundido, asustado o enfadado ante una situación de emergencia. De modo que es muy lógico, e incluso saludable, que muchas personas sientan en algún momento miedo debido a la expansión del brote de Covid-19, que nos enfrenta a una situación desconocida y amenazadora. 
Otra cosa es que ese miedo se instale en el estado de ánimo, nos angustie y acabe por convertirse en un fenómeno que interfiera en nuestra capacidad de gestionar la situación con eficacia o, peor aún, que se contagie y se extienda hasta suponer un problema añadido en la ya compleja situación sanitaria.

Gestión del miedo y la ansiedad al contagio del Covid-19

Estar bien informado

Siempre hay que buscar la información de fuentes válidas y contrastadas, siendo necesario acudir a fuentes fiables.

Evitar la sobreinformación

Es suficiente con la información recogida de las fuentes oficiales, no siendo conveniente estar continuamente buscando y leyendo información al respecto. Esto en vez de provocar una respuesta positiva en la persona va a generar un aumento de la sensación de riesgo. Hay que evitar por ello tanto la sobreinformación como el alarmismo o sensacionalismo que puedan trasmitirse en algunos medios. NO te infoxiques.

Informa bien a los demás

Es fundamental no hablar permanentemente del tema y evitar difundir rumores o informaciones falsas. Para ello, lo mejor es compartir información que realmente sea relevante. Así mismo debemos de tener cuidado con las noticias que pueden circular en las redes que no están contrastadas, y evitar ser también nosotros propagadores de las mismas.

Informar adecuadamente a los más pequeños

Hay que informar a los niños de manera veraz, adecuando la información a su desarrollo evolutivo y capacidad de comprensión .Es fundamental estar atento a sus dudas y preocupaciones e ir respondiendo a sus preguntas a medida que aparecen, con explicaciones claras, sin mentirles pero sin abrumarles tampoco con mucha información.

Confía en los sanitarios  (ciencia)

A medida que se vaya aportando información contrastada desde el ámbito sanitario se seguirán las pautas que se vayan aconsejando, de manera que iremos adecuando nuestras conductas a lo que científicamente se valore conveniente para nuestra prevención. No deben de tomarse precauciones innecesarias que conlleva el crecimiento del miedo y la angustia por parte de quien se excede en medidas innecesarias.

Es importante seguir las recomendaciones y medidas de prevención que determinen las autoridades sanitarias para protegerse de un posible contagio. Pero sólo esas. Tomar más precauciones de las que los médicos consideran justificadas por la evidencia científica no nos dará mayor protección frente al virus y, en cambio, alimenta el miedo y la angustia, “tanto en uno mismo como en las personas del entorno”.

Cuídate. Estar atento a los posibles síntomas

Si se tiene fiebre, tos y dificultad para respirar o dudas sobre la posibilidad de haberse contagiado, es importante contactar con las autoridades sanitarias y seguir sus instrucciones para recibir atención médica. Pero cuidarse no significa sobreprotegerse y hacer consultas médicas superfluas a los servicios de atención médica, que ya van bastante colapsados. Por otra parte, como ocurre ante cualquier otra enfermedad infecciosa, una buena manera de protegerse es extremar los hábitos de vida saludables para mantener lo mejor posible nuestro sistema inmunitario y nuestra salud en general. Mantener estos hábitos es especialmente importante si uno ha de quedarse en casa por haber estado en contacto con algún infectado. “Si debes permanecer recluido en casa, debes cuidar la dieta y las horas de sueño, pero también practicar ejercicio y mantener el contacto por teléfono o mensajes con amigos y familiares, porque la vida social es importante”.

Un poco de humor viene bien

Cierto grado de humor ayuda a que el miedo se mantenga a raya. Todos hemos compartido en estos días algunos de los mensajes que han aparecido en la red y que ayudan a tener una visión más distendida de la situación. En este sentido, las redes sociales sí que pueden resultar de gran ayuda.

Acepta tus sentimientos

La Psicología explica que el miedo es una respuesta adaptativa que nos ayuda a mantenernos alerta y a tomar las medidas necesarias para minimizar riesgos, ya sea por la vía de evitar el peligro o de buscar la manera de afrontarlo. Por eso instan a no rechazarlo ni taparlo. “Reconoce tus sentimientos y acéptalos; y si hace falta, compártelos con las personas más próximas”. Reconocer los sentimientos de angustia y miedo que provoca, pero trabajar para que no resulte invalidante para la persona.

Adaptar tus hábitos

Aunque tengas que permanecer en cuarentena, es importante que sigas manteniendo las rutinas y hábitos lo más posible, por ejemplo, mantener unos horarios de sueño, cuidar la alimentación, hacer ejercicio, mantenerse en contacto con las personas del entorno social y familiar a través del teléfono, ya que la continuidad de las relaciones sociales va a facilitar el tiempo que tenemos que estar recluidos. Seguir las recomendaciones con respecto a las distancias personales, y evitar reuniones en el número de asistentes que se vaya señalando por las autoridades sanitarias. Y en todo lo que sea posible mantener al máximo las rutinas y vida normalizada, siempre compatibles con las recomendaciones sanitarias.

Nosotros los psicólogos explicamos que el miedo es una respuesta adaptativa que nos ayuda a mantenernos alerta y a tomar las medidas necesarias para minimizar riesgos, ya sea por la vía de evitar el peligro o de buscar la manera de afrontarlo. Por eso instamos a no rechazarlo ni taparlo.

Echa mano de tus capacidades de afrontamiento y tu experiencia

Todos contamos con experiencias previas en las que nos hemos tenido que enfrentar a situaciones de ansiedad o miedo, y hemos contado con recursos para superarlas, por lo que hay que poner en marcha esas capacidades para poder afrontar de manera positiva esta nueva situación. Tira de experiencia “Repasa las habilidades que ya has aplicado en el pasado para afrontar y manejar otras circunstancias adversas que se te han presentado en la vida; utilizar esas habilidades te ayudará a controlar también tus emociones ante este desafío”.

Compartir nuestros sentimientos y acudir a un profesional de la psicología clínica cuando sea necesario Es bueno compartir y hacer visibles nuestros sentimientos, hablarlo con el entorno y en caso de que la angustia sea elevada o no encontremos las capacidades de afrontamiento adecuadas, sería conveniente abordarlo con un profesional de la psicología, a fin de poder encauzar esa angustia, así como evitar “el contagio” a nuestro entorno.



Fuente: Red

miércoles, 11 de marzo de 2020

Psicopatología de Vincent Van Gogh

Cientos de médicos y psiquiatras han tratado a definir las condiciones médicas de Van Gogh durante los años. Los siguientes son algunos de los diagnósticos mentales y físicos más probables.
En cuanto a la patología mental de Vincent van Gogh, distintos autores han propuesto variados diagnósticos, entre ellos: síndrome de Menier (Arenberg y Yasuda), intoxicación digitálica (Lee), intoxicación por consumo de serpentina (Bonkowsky y Gachet), intoxicación con absenta (numerosos), epilepsia (Evensen, Navratil y Doiteau), psicosis epiléptica (Birnbaum, Meige y Minkowski), epilepsia temporal (Müller y Gastaut), estado crepuscular (Riese y Steiner), psicosis maníaco-depresiva (Perry), esquizofrenia (Jaspers, Schilder, Kerschbaumer, Rose, Bychowshy), neurolúes (Springer y Wilkie), neurastenia (Fels y Uhde), psicopatía (Bolten), tumor cerebral (Bader), demencia frontotemporal (Miller), trastorno esquizoafectivo (Heerlein)  Porfiria Aguda Intermitente una enfermedad hepática, hereditaria y síndrome de Asperger o autismo (Fitzgerald).

Un análisis pormenorizado de la correspondencia entre Vincent y Theo, así como la revisión de los estudios llevados a cabo sobre los trastornos psicopatológicos de Vincent nos han permitido trazar su perfil psicopatológico: sufrió varios episodios depresivos; mostró ideas paranoides y síntomas positivos de la esquizofrenia; no mostró síntomas negativos de la esquizofrenia; sufrió episodios de epilepsia psicomotora, tal como se puede deducir de sus pérdidas de memoria, de sus alucinaciones, migrañas, miedos, ansiedad y trastornos del ritmo cardíaco; sufrió de saturnismo por intoxicación crónica de plomo; mostró síntomas de la enfermedad de Ménière: vértigos, mareos, náuseas, tinnitus; sufrió del síndrome de tener que sustituir a su hermano mayor fallecido e idealizado; tuvo relaciones de tipo simbiótico con su hermano Theo.

Muchos piensan que van Gogh era bipolar (maníaco-depresivo), por las oscilaciones que presentaba en su productividad artística y epistolar. Además, numerosos autores coinciden en que los individuos creativos y los pacientes bipolares tendrían rasgos de personalidad comunes, compartiendo el holismo, la universalidad, la irritabilidad, la originalidad y el esoterismo, mientras que en las crisis creativas ambos suelen experimentar ideofugalidad y alteraciones del sueño, entre otras variables, epilepsia o, incluso, sífilis.

La Asociación Psiquiátrica Estadounidense explica que la psicosis puede definirse como una "grave incapacidad para interpretar la realidad", y está relacionada con la esquizofrenia, los desórdenes bipolares e, incluso, la depresión.

Los investigadores aseguran que los relatos de Van Gogh en las cartas analizadas muestran episodios recurrentes de alucinaciones y delirio correspondientes a la psicosis.

El 29 de julio de 1890, Van Gogh murió de un disparo. La teoría más difundida es que el autor de "La Noche Estrellada" se suicidó. Probablemente abrumado por la soledad, la difícil situación que atravesaba su hermano Theo, cuyo hijo estaba muy enfermo y enfrentaba una mala situación económica, Van Gogh sale a caminar en dirección a los campos que retratara con singular maestría, disparándose un tiro en el pecho, muriendo tras 48 horas de agonía. Se despidió de Theo con la frase: “La miseria no terminará jamás”.

¿Qué evidencias forenses hay para relacionar a Van Gogh con esta arma? Y aunque las hubiera, ¿qué dice esto de quién apretó el gatillo? Esas son las dos grandes preguntas y yo no veo ninguna respuesta posible.

Y aunque las cartas reveladas por el museo Van Gogh no pongan un punto final a la discusión, permiten acercarse de manera más profunda a la mente de uno de los pintores más importantes del siglo XIX.

En esa misma época Friedrich Nietzsche afirmaba: “Siempre hay algo de demencia en el amor, pero también siempre hay algo de razón en la demencia”.


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lunes, 24 de febrero de 2020

¿Qué hago si un Familiar tiene Depresión?

Convivir con una persona deprimida, es una situación muy estresante y que si no se gestiona de manera correcta, al final, acaba pasando factura a quien lo padece.

Normalmente la familia o entorno más cercano de una persona que tiene depresión, por distintos motivos, también sufre y muchas veces se acercan a nosotros para saber cómo abordar la situación y qué hacer. Te dejo algunos consejos para enfrentar la situación:

1. Dejar de creer que la depresión es sinónimo de tristeza
La tristeza es una emoción absolutamente normal que uno experimenta cuando pasa alguna cosa que le entristece: que pierda tu equipo de fútbol, que tengas problemas en el trabajo o que su hija tenga un novio que no te gusta. Tampoco es una depresión el hecho de tener problemas de adaptabilidad, es decir, que ocurran cosas en la vida que producen un estrés o ansiedad constantes que le hagan a uno ser más infeliz.

2. Desterrar el mito de que la depresión es una enfermedad exclusivamente de manifestación mental
En la depresión una dimensión es la del estado del ánimo, pero también se pueden dar otras manifestaciones o cuadros concomitantes, como el trastorno del sueño, fatiga, problemas de concentración, problemas en la alimentación, etc. Creer que la depresión es presentar un estado de ánimo deprimido (tristeza) provoca que se pasen por alto otras señales cognitivas o físicas que también llevan a diagnosticar esta grave condición. La depresión es multidimensional.

3. Evitar críticas y reproches por "no poner de su parte"
Cambiar el estado de ánimo de una persona que se siente triste puede ser una cuestión de actitud. Sin embargo, cuando se padece una depresión, la voluntad del paciente de mejorar o hacer otras cosas queda absolutamente anulada. Por tanto, hay que darse cuenta de que, al igual que existen problemas físicos que necesitan de tratamiento, también existen problemas psicológicos que deben ser tratados.

Si el familiar percibe que el paciente con depresión no desea mejorar, no debe reprochárselo o intentar ayudarle con expresiones como “anímate, que solo es un mal momento”, “debes poner algo de tu parte”, “sé positivo” no pienses tanto” o “no sé de qué te quejas si no te falta de nada…”. Hacer ese tipo de comentario, además de no tener respuesta, puede ser perjudicial, ya que el paciente se puede sentir culpable por no ser capaz de salir y sentirse mejor.

4. La importancia de estar en contacto continuo con el paciente y felicitar sus avances
Si de verdad queremos ayudar al paciente, es clave reservar tiempo para acompañarlo y, sobre todo, apostar por la empatía (intentar entender lo que siente la otra persona). Solo así tendremos más pistas sobre lo que quiere el enfermo: si necesita un hombro sobre el que llorar, si quiere distraerse, si necesita silencio o si necesita que le hablemos.

Respecto a la conversación con empatía, es importante que no caigamos en el error de darle más argumentos para verlo todo negro. Llegado el caso, los expertos proponen intentar desviar la conversación hacia otros temas, pero de forma sutil, con frases del estilo: “entiendo que ahora veas todo negativo pero, si te parece, podemos hablar de otros cosas, por ejemplo…”.

5. Promueve el tratamiento
Las personas con depresión pueden no reconocer o estar conscientes de su depresión. Quizás no reconozcan los signos y síntomas de la depresión, por lo que pueden pensar que lo que sienten es normal. Muy a menudo, las personas, producto de la presión social y familiar, sienten vergüenza de su depresión y creen erróneamente (por lo que se dice) que pueden superarla solo con la fuerza de voluntad. Pero la depresión rara vez mejora sin tratamiento, e incluso puede empeorar. Con el enfoque de tratamiento adecuado, la persona que quieres puede mejorar.

Para ayudar a esa persona, puedes hacer lo siguiente:
  • Habla con esa persona sobre lo que has notado y por qué estás preocupado.
  • Explícale que la depresión es una enfermedad, no un defecto ni una debilidad personal, y que generalmente mejora con el tratamiento.
  • Sugiérele que busque ayuda de un profesional: un médico o un psicólogo
  • Ofrécele tu ayuda para preparar una lista de preguntas con el fin de discutirlas en una primera cita con el profesional.
  • Exprésale tu disposición a ayudar organizando las citas médicas, acompañándolo a estas y asistiendo a las sesiones de terapia familiar.
Una vez, esta persona inicia una terapia psicológica, tú, como pareja o familiar, sería bueno, que siguieras las siguientes indicaciones, para facilitarte las cosas:
  1. Entender el problema: Debes informarte acerca de que es la depresión, como funciona y como la voluntad no lo es todo, existen muchos otros factores que influyen en el desarrollo y curso de este trastorno.
  2. Controlar los impulsos de ira y los enfados: Si estás enfadado, porque la otra persona ha hecho o no ha hecho tal o cual cosa, no le digas lo que estas deseando decirle. Ten autocontrol y quédate con tu frustración y tu rabia, ya que esa reacción tuya, no hará, sino empeorar la situación y hacer sentir peor a la persona que está deprimida.
  3. Observa que pensamientos te invaden: Estos son los generadores de rabia e impotencia, “No se esfuerza lo suficiente”, “No quiere superar la depresión”, “Lo que debe hacer es…”, etc. El control y la validez de estos pensamientos en ti, dependerá, del poder que tú les otorgues. Cuestiónate la veracidad y utilidad de los mismos.
  4. Retirada de atención: De manera contraria, no prestes excesiva atención a los comportamientos depresivos. No refuerces su llanto, ni le preguntes que le pasa a cada instante. No lo acuses, ni lo mires mal, simplemente actúa de manera natural y refuérzale cuando el ánimo esté mejor.
  5. Evita los sermones: No intentes hacerle razonar, ni exigirle un cambio de actitud, será inútil y te consumirá mucha energía. No se producirá una iluminación de repente en su cabeza, ni mejorará, por mucho que le digamos que su actitud no es constructiva.
  6. Propón actividades: Para participar en esta área, debes estar en contacto directo, con el psicólogo que dirige el tratamiento, de cara a elegir las actividades de manera correcta y paulatina.
  7. Trátalo con naturalidad: No lo trates como un enfermo o un loco, ni te obsesiones con como lo estará pasando, o que puedes hacer tú para ayudarle. Lo mejor, es que te vea de manera relajada y espontánea.
  8. Riesgo de suicidio: Si el profesional te indica que existe riesgo de suicidio, créetelo. No mires a otro lado, o no le des importancia. Se trata de “eliminar la posibilidad”. En algunos casos, bastará con controlar, que la persona realice sus pautas terapéuticas y tome su medicación, en otros más graves, esta persona no podrá quedarse sola. Puedes hacer turnos con otro familiar o persona de confianza o bien contratar a alguien especializado en cuidar personas enfermas. El caso, es no menospreciar esta información,  si así os lo hace saber el terapeuta.
Recuerda
  • Si bien es cierto, que el entorno donde el deprimido se desenvuelve, es importante, no lo es todo.
  • La persona deprimida, no es culpable de su depresión, pero si es responsable de recuperarse de ella.
  • No eres culpable, de que tú pareja o familiar no salga adelante. En última instancia, el trabajo de salir del pozo es solo suyo.
  • Es importante, que esta persona pida ayuda profesional cuanto antes, para poder comenzar a trabajar, todas aquellas cuestiones que están reforzando el trastorno depresivo.
Si la enfermedad que padece tu ser querido es grave o potencialmente mortal, ponte en contacto con un médico, un hospital o con los servicios médicos de urgencia… a veces, en casa, no se cuenta con las herramientas adecuadas para contener o atender una crisis potencialmente peligrosa.

Si tienes más consultas o dudas comunícate conmigo, con gusto te ayudare.



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martes, 18 de febrero de 2020

Dependencia Emocional

La dependencia emocional es un patrón psicológico que incluye, necesidad de que otros asuman la responsabilidad en las principales parcelas de su vida, temor a la separación de las personas, dificultades para tomar decisiones por sí mismos, dificultades para expresar el desacuerdo con los demás debido al temor a la pérdida de apoyo o aprobación, se siente incómodo o desamparado cuando está solo debido a sus temores exagerados a ser incapaz de cuidar de sí mismo y preocupación no realista por el miedo a que le abandonen y tenga que cuidar de sí mismo.
Las personas con dependencia emocional suelen tener o iniciar relaciones poco sanas y tienen sentimientos excesivos y poco adaptativos de temor a que la relación se acabe en algún momento. Es común que estas personas no piensen en sus necesidades, que se anulen a sí mismos a favor de su pareja, familia o amistades y tienden ser muy sensibles a la aprobación de sus actos por parte de estas personas.

Esta vinculación afectiva tan excesiva se correlaciona con trastornos de apego. En el fondo de una dependencia emocional elevada, se encuentra una baja autoestima y un alto grado de inseguridad. También hay un gran miedo a estar emocionalmente solo, lo que repercute en la calidad de la pareja ya que lo que mantiene el vínculo de pareja es un miedo persistente a que la relación se acabe.
Se puede identificar a las personas con dependencia emocional por conductas (síntomas) como:
  • Baja autoestima y autodesprecio.
  • Buscan relaciones de pareja teniendo poco criterio, les falta ser más asertivos.
  • Tienen tendencia a depresión o ansiedad.
  • No asuman responsabilidades.
  • Dificultad en la toma de decisiones.
  • Inseguridades
  • Pueden tener problemas para hacer cosas por si solas.
  • Dispuesto a obedecer y ser subordinados de forma desproporcionada.
  • Poco adaptativa a nuevos entornos o situaciones.
  • Temor al rechazo y dificultad para dar su opinión. (Necesidad de agradar)
  • Dificultad para iniciar proyectos por su cuenta.
  • Falta de confianza en su propio juicio y capacidades.
  • Dispuestos hacer tareas no deseables por mantener la relación de dependencia.
  • Posición inferior en las relaciones
  • Puede soportar maltrato físico o verbal que puede dar pie al maltrato de género, pensando que la persona con dependencia emocional consiente cosas incondicionalmente.
  • La soledad les hace sentir muy incómodos.
  • No tienen la capacidad de salir de una relación toxica.
  • Sensación de vacío, solo pueden llenar este vacío con otra persona.
  • Autoanulación, no suele pensar en sus necesidades.
Todo esto no significa que una persona dependiente no haga cosas por sí mismo, lo que ocurre es que necesita el apoyo o la aprobación de otra persona para reforzar su autoeficacia.

Dependencia emocional en la pareja

En la relación de pareja es necesario cierto nivel de dependencia. Si hay una independencia total, no tenemos una relación equilibrada y nos puede llevar a la falta de objetivos comunes.

Para que una pareja funcione adecuadamente, es importante un cierto grado de dependencia emocional sana, pues si se funciona de forma completamente independiente la relación puede terminar siendo disfuncional. Sin embargo, si uno de los dos cónyuges tiene un alto grado de dependencia, se convierte en una relación desequilibrada, pues la persona dependiente puede sentirse inferior a su pareja sentimental y está dispuesta a obedecer a todo. Incluso podemos citar que, las personas con alto grado de dependencia emocional, eligen parejas explotadoras, narcisistas, manipuladoras, poco empáticas y poco afectuosas, que creen poseer habilidades fuera de lo común y que parecen muy seguros de sí mismos.

Estas relaciones desequilibradas se pueden tornar poco saludables con el paso del tiempo, ya que puede pasar que la persona dominante incremente su autoridad hasta tal punto que anule o maltrate al dependiente. Cuando la relación llega a un punto de maltrato físico o psicológico, el dependiente soporta desprecios, humillaciones y está dispuesto a obedecer a todo lo que propone su pareja por el miedo a ser abandonado. La persona afectada es capaz de reconocer el maltrato, pero no tiene la capacidad de terminar la relación por estar “enganchada” emocionalmente a su pareja. La dependencia puede conducir a una situación extrema de círculo vicioso, es decir, en un momento dado la relación termina rompiéndose pero al poco tiempo el dependiente intentará a recuperar su expareja incondicionalmente. Si la expareja genera expectativas de reconciliación, el dependiente emocional reinicia la relación como si no hubiera pasado nada. Para el dependiente esta situación afecta de forma negativa a su autoestima, y a su salud física y/o mental, pasando por síntomas de ansiedad, depresión o pensamientos obsesivos. Pese al malestar y al sufrimiento que la relación les cause se sienten incapaces de dejarla.

¿Cómo se puede identificar a un dependiente emocional?

Todas las personas tienen cierto nivel de dependencia afectiva y no hay que olvidar que para relacionarse hay que tener un cierto grado de dependencia sana, si no, la relación termina siendo disfuncional y terminamos funcionando de forma individualista. El problema existe cuando una persona se deja controlar por esta necesidad de aprobación.

¿Cómo identificar si tengo un rasgo elevado de dependencia emocional?

Hay algunas características en las que podemos fijarnos para evaluar si somos propensos a establecer relaciones de dependencia, por ejemplo:
  • Tendencia a anular nuestros propios deseos al favor de la otra persona.
  • Necesidad de involucrar a la otra persona en todas nuestras actividades o pedir su opinión ante cualquier decisión.
  • Si nuestra felicidad se centra en nuestra pareja.
  • Si nos resulta complicado defender una opinión opuesta a la opinión de la otra persona.
  • Tener un miedo constante a perder a esta persona.
  • Sensación de malestar y sentimientos de culpabilidad cuando vamos a la contra de la otra persona.
  • Dejarnos manipular con facilidad por esta persona.
  • Tendencia hacia el aislamiento social.
  • Sensación que las relaciones se convierten en una ‘montaña rusa’ de emociones.
  • Los dependientes emocionales, muchas veces, no son capaces de darse cuenta de los efectos que su dependencia tiene en su vida diaria. Estas personas tienen la tendencia a buscar una pareja con unas características muy concretas, como:
  • Una autoestima elevada, ya que compensa la falta de autoestima de la persona dependiente.
  • Un rasgo de manipulador, dominante o posesivo. Exigen cosas a su pareja, pero no aplican estas mismas normas a ellos mismos.
  • Un rasgo narcisista de personalidad.
  • Personas frías y distantes.
  • Hacia el exterior tienen encanto y sentido del humor.
  • Algunas consecuencias de la dependencia emocional;
  • La identidad se ve afectada caracterizándose por un yo débil.
  • Puede ser la causa de depresión, ansiedad, agorafobia, fobia social, etc.
  • Falta de autosuficiencia emocional.
  • Falta de opinión propia e inseguridad.
  • Vulnerable por ser manipulado.
  • Sensación de inferioridad.
  • Dificultades en el entorno laboral, etc.
Cómo combatir la dependencia emocional

El primer paso es conocer y aceptar nuestros rasgos de personalidad y hacernos conscientes que esta situación emocional no es sana a largo plazo. Si reconoces que puedes ser una persona emocionalmente dependiente, te aconsejamos redactar una lista de aquellas cosas que haces por amor o cariño y que no te perjudican como persona y otro listado de aquellas cosas que haces o aguantas por el rasgo de dependencia emocional y si influyen muy negativamente en tu salud y bienestar. Valora si has dejado de lado otras relaciones o amistades importantes, si has cambiado tus actividades de forma drástica al favor de la otra persona, etc. También debes pensar si estas siendo tratado correctamente en esta relación o has experimentado sufrimiento.

¿Piensas que necesitas ayuda profesional para romper un enganche emocional o realizar un cambio vital en tu vida?

Nosotros  los psicólogos utilizamos varios enfoques para ayudar a personas que se encuentran en una relación de dependencia. Es muy importante, reconocer y trabajar el rasgo dependiente, afirmando nuestra autoestima y reduciendo nuestra dependencia de los demás, por ejemplo teniendo siempre presente nuestros logros y éxitos, responsabilizarnos de nuestros actos, trabajar el sentirse bien solo/a y aprender a tener una dependencia equilibrada en nuestras relaciones en general.

Te ofrezco tratar el rasgo de dependencia emocional y mejorar los problemas derivados de una relación con dependencia y enganches emocionales de forma más breve y eficaz.





Psicología y Psiquiatría